NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.

HOLA DE NUEVO.

EN ESTE VIAJE LOS LLEVARÉ A UNA HISTORIA DIFERENTE, CON AVENTURAS, CONFLICTOS ROMANCE… UNA HISTORIA MUY DESDE EL FONDO DE MI IMAGINACIÓN. NO ES LA PRIMERA DE ESTE GÉNERO NI SERÁ LA ÚLTIMA, PERO ESPERO QUE SEA UNA DE LAS MÁS ENTRETENIDAS.

ABRAZO ENORME.

Capitulo 9

La pacífica noche transcurría con sólo los sonidos de los grillos y el agua que caía sobre sus cuerpos.

Kagome rasguñando la desesperación por dos motivos, Sesshomaru podría descubrirla en cualquier momento, y su corazón no paraba de latir por tenerlo tan cerca…Le comenzaba a gustar, y de eso se estaba dando cuenta en ese momento.

Fingía acomodarse bajo las aguas y lo miraba de reojo. Por todos los dioses, era precioso. Más que Inuyasha, si eso fuese posible.

Inuyasha…

El día de su boda con Kikyo se verá hermoso, muy guapo de eso estaba segura.

Cada vez que pensaba en su amor secreto aparecía en su mente la imagen de su prima Kikyo y enseguida cambiaba de pensamiento.

Sesshomaru se verá espectacular.

Asombrada de pensar en el mayor de los Taisho, se preguntaba cómo podía ser que de a poco le fuese gustando este otro youkai…Por qué no un hombre? Por qué no un simple soldado. Por qué los Taisho? Pensar que si todo salía mal…Sería juzgada por traición…

Sesshomaru la despabiló

-"Aprovecharé para meditar…Usted debería hacer lo mismo, necesitaremos de todos nuestros sentidos alerta, cuando regresen los ryu"

Kagome asentía mientras los dos se veían a los ojos

Los rostros ilegibles de ambos.

El Inu regresaba a su posición inicial bajo las aguas, ahora sentado en loto. La luna, malvada luna, lo bañaba junto con la cascada otorgándole un brillo sensual y místico.

La Miko se llenaba los ojos de la bella imagen. En su mente se repetía, "Suplanté a Souta…Yo no te traicioné…Yo lo hice para honrar el pacto, también para salvar a Inuyasha…Y también te salvé a ti"

Souta avanzaba firmemente hacia el Oeste.

Solo.

A pesar de las sugerencias de Hidoriko de que llevase un par de sacerdotisas con él.

Cabalgaba su caballo blanco sin detenerse. El pacto sería honrado a como diera lugar.

Sabía que sus soldados ya estaban en el frente, pero sin su Señor, Kohaku y Miroku se habrían encargado de guiarlos hasta su llegada. De todos modos si el heredero de Hiten no se presentaba, el acuerdo no estaría completo.

-Flash Back-

Luego de varias horas de discusión en Hakurei, finalmente el Señor del Este comprendió. Comprendió al recordar el espíritu indomable de su gemela. La demás Miko de Hakurei, llevaban ese mismo espíritu, en mayor o menor medida. Pero la herencia Higurashi era marcada en cada una de ellas. Si bien no todas las sacerdotisas eran Higurashi, las que llevaban aunque fuese una traza de línea de sangre, eran muy notorias. La mezcla con otras sangres no había logrado diluir esa esencia poderosa y luchadora.

Ese fuego en la mirada y el crepitar de su poder. De pronto el joven Lord, comprendió, sintió que se erizaba su piel de orgullo, de emoción. Su sangre destilaba poder por donde fuera que iba. Ya no eran las delicadas mujeres que había que defender del ataque youkai, eran auténticas guerreras y podrían formar una formidable joya para la legendaria estirpe del Este aunque prefirió guardarlo en secreto por el momento.

Estos tiempos de guerra así lo ameritaban. Acordó con las Miko del templo que se entrenarían como siempre y aún más. Que cuando la guerra terminara, él cambiaría las cosas para ellas. Saldrían a la luz como las más poderosas a la vista de todos, estarían en palacio y en todo el Este. Tendrían derecho a sus vidas, cada una buscaría su camino a su gusto. Serían libres. Y cuando fuese necesario, defender el Este como un ejército.

También eso lo permitiría.

Las Miko estaban felices, exultantes, besaban las manos de su Señor. No es como si sufrieran en el templo. Pero tenían derechos como seres humanos, y durante siglos, solo se las recluyó en el monte, y mientras más poderosas eran, a más temprana edad.

El poder de la sangre de Midoriko, se convertía en un problema y no un orgullo para las familias de sacerdotisas potentes. Se las veía como cebos para atraer youkai a las aldeas, por ello y más, se las llevaba entre gallos y medianoche hacia el monte, ocultas en los carruajes o a caballo muy cubiertas o disfrazadas… Las mujeres Higurashi habían sido tratadas como una maldición. Ya era tiempo de cambiar eso. Ahora Souta lo comprendía muy bien.

Tenía una mina de oro en Hakurei, eran el legado de su ancestro, nunca más se las trataría como una molestia. Serían honradas como se lo merecían.

Él vería que así fuera…

-Fin Flash Back-

Kohaku se mantenía alerta a los sucesos de la cascada. Estaba a una distancia considerable, para no ser detectado por el Daiyoukai. Su experiencia como exterminador lo capacitaba para realizar diversas tareas, entre ellas el espionaje y no ser descubierto. Observaba la extraña escena ayudado por un catalejo chino que su padre le regalara cuando cumplió los 10 años. Su corazón se salía por su boca el ver a su prima semi desnuda tomando un baño a la luz de la luna con el mismísimo Señor del Oeste.

Repetía en sus pensamientos

"Qué mierda estás haciendo Kagome?"

"Acaso perdiste la cabeza"?

"No, esa la perderemos cuando Sesshomaru se dé cuenta"

"Kami ten piedad"

-Flash Back-

Inuyasha se había puesto de inmediato en viaje de regreso al campamento. Había dejado a Kikyo en palacio pero Sango insistió en acompañarlo.

-"Si Sesshomaru no lo hace…Mataré yo mismo a Kagome"

Sango en la espalda del mestizo estaba muy enojada con él. Como si no supiera que Kagome lo había hecho por él, para ayudarle a pesar de que amaba a Kikyo y no a la joven Miko.

-"Como si no supieras por qué lo hizo"

Inuyasha sintió esas palabras como una puñalada. Sabía que era cierto. Pero no pudo hacer nada con ese mestizo corazón, que había elegido a la mayor de las primas casi sin darse cuenta él.

-"Kagome merece alguien mejor, mucho mejor que yo"

-"En eso estamos de acuerdo"

Y de pronto, se toparon con la aldea.

Inuyasha se detuvo en un momento, para que la exterminadora descansara. Buscó un lugar para acomodarse por la noche y luego continuar en la madrugada. Sango no se quejaba pero él sabía que estaba agotada.

Una vez aseados se fueron al comedor a procurarse alimentos y algo para beber.

Servidos en su mesa, y ya cenando las voces animadas les llamaron la atención.

Un grupo de personas que salían del lugar se congregaron y comenzaron a saludar muy respetuosamente

-"Lord Higurashi, tanto tiempo! Bienvenido otra vez"

Sango e Inuyasha se miraron con los ojos muy abiertos

-"Qué mierda hace Kagome aquí ahora?"

-"No tengo idea"

Apartándose miraron hacia la puerta.

La sorpresa provocaba que el ramen cayera al plato desde la boca del hanyou. Y Sango tosiera ahogada con el arroz frito.

Inuyasha se puso de pie de inmediato. Su rabia lo movía a tomar del brazo a la Miko y arrastrarla a la mesa.

-"Qué haces aquí?"

-"A qué te refieres? Vine a cumplir con el pacto y a reunirme con mis hombres"

Souta abrazaba a Inuyasha y le propinaba un par de golpes en la espalda

-"Sango Chan, come más lento, siempre vas a ahogarte si continúas atragantándote"

Los dos estaban desubicados completamente, qué le sucedía a Kagome?

Una vez sentado el Señor del Este hizo señas para que le trajeran alimentos. Inuyasha aprovechó para interrogarlo otra vez pero no pudo evitar verlo a los ojos…

-"Oh por Kami…"

El sacerdote lo miró

-"Kami qué tiene que ver con mi almuerzo?"

Los brillantes ojos avellana del gemelo de su amiga entrañable, el verdadero Souta estaba allí.

Kami si tenía que ver, al parecer se empeñaba en proteger a la sacerdotisa, Inuyasha y Sango ahora tenían la tarea de acomodar las cosas para evitar que la Miko fuese descubierta.

El mestizo de Occidente le colocaba una mano en el hombro al monje a modo de bienvenida.

Sango tenía su boca cubierta con la mano.

-"Claro que tiene que ver, Kami te ha traído a nosotros, Souta San"

La exterminadora e Inuyasha se miraban un tanto nerviosos, ahora tendrían que pensar bien, los pasos a seguir.

Por el momento les quedaba retener al verdadero Souta, prepararlo y así asegurar la protección del secreto de Kagome.

Cómo? Tendrían la noche para pensarlo.

En cuanto a Kagome, dependía de ella, no ser descubierta de ahora en más.