NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.
HOLA DE NUEVO.
EN ESTE VIAJE LOS LLEVARÉ A UNA HISTORIA DIFERENTE, CON AVENTURAS, CONFLICTOS ROMANCE… UNA HISTORIA MUY DESDE EL FONDO DE MI IMAGINACIÓN. NO ES LA PRIMERA DE ESTE GÉNERO NI SERÁ LA ÚLTIMA, PERO ESPERO QUE SEA UNA DE LAS MÁS ENTRETENIDAS.
ABRAZO ENORME.
Capitulo 14
Kumazawa se acercaba a Souta.
-"Souta Sama"
El joven se giraba, pero no conocía al soldado oso. Sin embargo no podía arruinar lo logrado por su grupo
-"Ah, me sorprendiste…Kuma…"
Al ver sus características de plantígrado atinó a llamarlo simplemente oso
El soldado sonrió, pero al ver al monje desde más cerca, sintió una diferencia en las reacciones de su cuerpo. Los vellos de su brazo se erizaron.
Sus ojos se llenaron de Souta mojado en el agua fría. Su atractivo cambió a un atractivo masculino y poderoso, pero… Distinto.
Este no era el macho delicado que estaba acostumbrado a adorar.
Tal vez el cansancio del viaje lo habría alterado un poco.
-"Usted se encuentra bien?"
-"Mmm? Perfectamente por qué?"
Souta ahora se sentía incómodo, se habrá dado cuenta el soldado oso?
Pero el oso estaba dispuesto a continuar y aclarar sus dudas
-" Me refiero a lo de esta tarde con Lord Taisho, no te lastimó verdad?"
El joven abría los ojos grandes ¿Qué responder a eso? ¿Qué había sucedido?
En lo que Higurashi se acercaba al Kuma para preguntar acerca de aquello, Bankotsu hizo su aparición repentina
-"Souta Kun por fin te encuentro alejado de Sesshomaru para conversar un rato"
¿Alejado de Taisho? ¿Qué?
-"Banko, cómo estás?"
Se abrazaron y golpearon sus espaldas.
-"Tenemos que volver a beber a la taberna!"
-"Esta madrugada partiremos al palacio, en otra ocasión será"
-"Vaya, te ves bien! Estos días parecías una niña delicada, llegamos a preocuparnos con Kouga y los lobos…Además Sesshomaru parecía tu sombra a veces"
Sombra… De nuevo ¿Qué?
Los primeros rayos de sol aparecían en el horizonte iluminando al macho humano frente a los youkai, incluido Sesshomaru que se iba acercando
-"Apresúrese Lord Higurashi, es hora de partir"
El astro rey alumbraba al humano y lo teñía de dorado, brillaba cual joya y sus ojos que buscaban los de Taisho mostraban el profundo y refulgente color avellana, que hipnotizaba a los que lo estaban mirando.
Pero Sesshomaru buscaba el profundo azul al que estaba acostumbrado en vano
La bestia se relamía interesada, pero luego…
"Que no eran azules como la noche?"
"Hn."
El joven se apresuraba a secarse y al pararse frente al Inu liberó su aroma.
Mientras mantenía su mirada firme en la dorada del Inu.
-"Mis respetos Taisho Sama y a ustedes compañeros aliados."
-"Higurashi Souta, Señor Cardinal del Este y Gobernante de la Casa de las Almas"
Extendiendo su mano al macho Daiyoukai.
Inuyasha observaba muy interesado junto a Danaka.
-"Inuya…"
-"Shhh"
Y ambos contenían la respiración.
Sesshomaru miró en detalle la fisionomía del monje. Nunca lo había tenido tan cerca y tan al descubierto como ahora…Pero…
Extendiendo su brazo tomó el antebrazo del humano y lo estrechó
-"Taisho Sesshomaru, Señor Cardinal del Oeste y Gobernante de la Casa de la Luna"
El reiki de Souta le picaba agresivamente la piel Pero Sesshomaru no soltaba al monje.
Buscaba ese no sé qué que le había quitado el sueño por tres semanas y …
Nada.
No lo entendía
No sentía nada, solo el inmenso poder crepitando en el aire lo llamaba a desafiar a otro macho poderoso, parecido a la otra vez, pero no sabía por qué, era diferente.
Fijando los dorados ojos en los del monje, perdiéndose en su brillo y su color marrón cristalino.
Hoy no estaban oscuros, no lo arrastraban al abismo insondable…
Lo dejó ir.
-"Alístense todos, ya partimos"
A velocidad youkai el campamento fue desmantelado y el claro quedó impecable. En un tris comenzaron su regreso al palacio de la Luna.
Higurashi cambió su atuendo al de comandante de su ejército, caminaba sereno, seguro y muy varonil.
Encabezaba su ejército de sagrados, montando sobre su caballo, con su cabello en alto y su armadura de General…
Sesshomaru observaba y afinaba los ojos, General? Dónde estaba su armadura de Capitán?
Altivo y atractivo en extremo el sacerdote sí que era un espécimen para admirar.
Extraño, tan extraño, que a veces le hacía considerar llevar una bitácora acerca del monje exclusivamente.
Pero por qué le parecía tan insulso ahora?
Y esa esencia, roble, menta y océano, olía a puro macho, no le gustan los machos.
Para peor su imaginación volaba con los comentarios de Inuyasha de esa madrugada.
Espadas con espadas y espadas con vainas…
Sesshomaru sacudía la cabeza para no pensar.
"A este Sesshomaru no le gustan los machos"
Mientras se ponían en marcha, el Lord se abstraía en su mente
"Este Sesshomaru ES espada"
Pero la bestia no lo dejaba pensar en paz
"Pero, si Higurashi fuese vaina?"
"CÁLLATE SHIMARU!"
"Hn."
Y se fue a recostar en un rincón.
El Daiyoukai no quería pensar en nada, mucho menos en otro macho, monje, horrible pensamiento…
Esa tarde cuando lo había tenido entre sus garras…
No se había sentido incómodo molestándolo, intentando importunarlo…Tocándolo…
No quería pensar… No quería imaginarlo como vaina.
Inuyasha dijo que Higurashi es espada. Frunciendo el seño mientras la distancia con el Oeste se acortaba. Su rostro no demostraba absolutamente nada, pero sus ojos mostraban el mismo infierno
"Este Sesshomaru jamás será vaina"
Y asintiendo para sí mismo continuó su viaje en su nube hacia palacio.
Cerca de él, Kohaku iba en la espalda de Kleinez y Sango en la de Inuyasha. Estaba sonrojado e incómodo por ir en la espalda de otro hombre y le reprochaba a su hermana
-"Por qué dejaste a Kirara en casa?"
-"Íbamos a la guerra! No quise que le suceda nada"
-"Ella sabe cuidarse sola!"
-"No me importa!"
Kleinez y el hanyou revoleaban los ojos hartos de la discusión
-"Ya cállense! O regresarán caminando, los esperaré dentro de siete días con agua en los portales de palacio"
Sacándose la lengua y mirando hacia vistas opuestas los hermanos continuaban el viaje.
-"Siete días? Tan lejos estamos?"
-"Sep"
A sus velocidades el recorrido estuvo completo en seis horas.
El palacio de la Luna se vislumbraba al fin.
Imponente y majestuoso, con sus guardias y estandartes, las flores de sakura, sus jardines increíbles…
Souta se regocijaba al recordar tan lindos momentos vividos en el palacio cuando venían a entrenar con Kagome.
Ya frente al domo del palacio Sesshomaru elevó su youki para que los guardias lo bajen y permitan el ingreso de la tropa, pero él, la traspasó e ingresó sin problemas a pesar del chisporroteo furioso, detrás de él por supuesto, el domo descendió permitiendo el avance de los aliados.
En la explanada esperaban Jaken, Kikyo, Miroku y demás allegados al Oeste. Por supuesto, la bellísima Irasue y a su lado Rin, encabezaban la recepción
La princesa de los lobos del Norte, Ayame, prometida del príncipe de la Casa del Sol, Kouga Ookami, estaba de visita protocolar acompañando a su abuelo.
El acuerdo entre los aliados no tenía descanso. Pronto se realizaría una reunión extraordinaria en la que el mismo Hiten Higurashi era el invitado especial, debido a la cercanía con Inu No Taisho que siempre tuvo, y de la que todo el mundo sabía. Nadie conocía la mente del General perro como él, y Danaka.
Todas opiniones y todos sus consejos eran tomados muy en cuenta ya que se lo conocía por su sabiduría y sensatez.
Ya frente a la explanaba los Orientales sagrados desmontaban y se formaban para presentar sus respetos a la Dama del palacio del Cielo.
Una vez que Sesshomaru reverenció levemente a su madre y posó su mano sobre la cabeza de Rin, Souta, Kouga , Kelinez y demás reverenciaron a Irasue y a la jovencita.
Luego de ser bienvenidos por ellas, Souta se dirigió hacia su primo y le estrechó el antebrazo.
Miroku aterrado buscaba los azules ojos, pero se encontró con los avellana de su primo.
El cambio había sido efectuado al parecer sin problemas, pero…
Una sola cosa preocupaba sobremanera a Miroku, en todo esto…
Kagome y mil veces Kagome.
Intentaba mantener la calma mientras veía a Souta y los demás. Necesitaba asegurarse de que Sesshomaru no supiera nada y no corriera riesgo la alianza, el sagrado pacto.
Por intentar honrarlo, se lo había puesto en riesgo aún más.
El poderoso monje estaba aún muy enojado con toda la situación, pero mucho más con su hermana, Kikyo.
Él sabía que ella se había aprovechado del amor de Kagome hacia Inuyasha, para lograr llegar al Oeste y estar junto a él, en el campo de batalla.
Kikyo sabía que su prima era la más poderosa y con ella en el frente, nada malo le sucedería a su amor. Utilizó el verdadero poder de la joven en beneficio propio y de su prometido.
El joven Houshi se sentía dolido por el egoísmo sin fin de su hermana.
Inuyasha y él estaban realmente decepcionados de su proceder. Comprendían sus motivos, pero no sus métodos.
Kikyo debería trabajar desesperadamente para corregir todos sus hechos y evitar a como diera lugar de que Kagome sufriera de manera alguna. Esa era la condición que Inuyasha le impuso para continuar su relación, y la condición de su hermano para no exponerla ante el patriarca del Este.
Para Sango no era mucho mejor la situación.
-Flash Back-
Muy serios Inuyasha y Miroku estaban sentados en el despacho de Sesshomaru
Los ojos brillantes de oro del mestizo incendiaban el rostro avergonzado de la Miko.
-"Juro, que en toda mi vida y han sido centurias…Jamás imaginé que tu, Kikyo, fueses tan egoísta e inconsciente como para sacrificar a tu prima y poner en semejante riesgo el tratado ancestral que firmaran tu abuelo y mi padre…"
La joven avergonzada y llorosa temblaba en su sitio
-"Inuyasha, yo…"
-"Guárdatelo, comprendo tus motivos…Sin embargo no tus métodos…"
-"…"
-"Tardaré un tiempo en recobrar mi confianza en ti. Ojalá y pudiera arrancarme estos sentimientos que tengo"
-"No seas tan duro con ella…Yo también pude detenerla…Pero Kagome es muy obstinada! Tú lo sabes!"
-"Cállate, Sango! Qué obstinada ni que nada! Debiste detenerla! Ahora está condenada!"
Los gritos de su amado y la furia en esos ojos violeta, desgarraron su alma.
Sango lloró desesperada, amaba a su prima más que a una hermana, si la tuviera, y sabía de la gravedad de la situación en la que ahora se encontraba.
Tenía que orar a Kami Sama, para que nadie se diera cuenta, especialmente el Señor del Oeste, Sesshomaru Taisho.
Inuyasha resoplaba como derrotado
-"En cuanto a ustedes, niñas…Trabajarán sin descanso y tan duro como sea necesario para resguardar la seguridad y la integridad de Kagome. Kikyo, velarás y harás lo necesario para corregir todo este sin sentido que has causado"
-"Pero estabas solo, a merced de los ryu! Yo recuerdo como te encontré cuando llegamos! La espada de Kokuryu estaba en tu cuello! Si no hubiésemos llegado habrían muerto! TODOS USTEDES!"
-"Eso es verdad, pero hubiese sido el destino, un honorable destino. Alguna cosa hubiéramos intentado con Sesshomaru, no nos creas tan débiles mujer. Pero lo que has hecho ahora, no quedará sin consecuencias, y todas caerán sobre Kagome! Y eso es lo terrible, porque ella actuó por amor, tú actuaste… No, ustedes actuaron por egoísmo"
Las mujeres se avergonzaban cada vez más y se abrazaban lloriqueando
-"Lo haré, haré lo que sea por salvarla"
-"Tú, Sango te convertirás en la sombra de Kagome una vez que esté en el Oeste"
-"E-en el Oeste?"
-"Si, lamentablemente tendrá que comparecer ante la reunión como co-regente de la Casa Cardinal del Este, ojalá solo fuese una suprema sacerdotisa…Todo esto jamás hubiese sucedido"
Sango suspiró y le dijo
-"Ella entrenó su poder hasta superar el de Souta y el de la misma Midoriko para olvidar el dolor que hería su alma"
Inuyasha la veía a los ojos
-"Lo sé, y por eso, llegado el momento, yo también deberé expiar mis culpas"
-Fin Flash Back-
Ya despierta y sentada a la mesa para el desayuno en el templo, Kagome bostezaba y trataba de ajustar sus ojos a la brillante luz.
Era inútil.
Su intenso brillo, provocaba el lagrimeo constante de sus ojos cansados por el viento y el viaje. Mejor era cerrarlos y mantenerse serena. Esperando a que alguien le hable para recién abrirlos.
-"Okaerinasai moichirò, Kagome sama"
La joven fue abriendo paulatinamente sus ojos y parpadeaba para encontrarse con el sonriente y apacible rostro de la Suprema Sacerdotisa Hidoriko y los vivaces ojos curiosos de todas las Miko que desayunaban con ella.
Sus rostros muy agradables, transmitían mucha paz.
-"Muchas gracias, Hidoriko Sama"
-"Mm. Come y después hablaremos"
Las jóvenes intentaban preguntarle acerca del frente de batalla, cómo eran los Ryu, cuánto poder tenían y el ejército aliado, si entrenaban mucho y demás.
Pero la gran Miko del templo, necesitaba hablar con Kagome primero que nadie.
-"Ya basta! Terminen de desayunar y cada una a sus quehaceres. Dejemos que Lady Higurashi termine de comer algo y luego podremos preguntarle"
-"Hai"
-"Si, si"
-"Oh qué emoción!"
Y así, las sacerdotisas iban terminando y saliendo hacia la explanada a entrenar y luego a sus habitaciones y el templo en general para asearlo y prepararse para el entrenamiento de energías.
Y esta vez con el agregado de la Miko más poderosa después de Midoriko, Higurashi Kagome.
Estaban emocionadas, al fin sentirían su verdadero poder!
Pero Hidoriko estaba más preocupada por otros detalles, como el comentario de la sanadora acerca de los balbuceos en sueños de la Segunda Regente del Este.
-Flash Back-
Muy entrada la madrugada, Hidoriko se asomó al cuarto de Kagome. Encontró a la sanadora colocándole paños fríos en la frente
-"Krisstal San, acaso Lady Kagome tiene fiebre?"
-"Hidoriko Sama…Mm. Algo así, está caliente, pero no alcanza para ser febril"
Caminando hasta sentarse en el futón a su lado y poniendo una mano en su frente, preocupada la sacerdotisa continuaba.
-"Debe estar agotada… Por qué habrá llegado en este estado? Ni que estuviera huyendo"
La joven sanadora youkai suspiraba.
-"Pareciera que así fue."
-"Por qué lo dices? Ella dijo alguna cosa?"
Levantándose para dejar la palangana con agua en una repisa y acomodar la ropa de cama de la joven, la bella doctora suspiró mientras respondía
-"Solamente dijo una cosa"
La Miko miraba preocupada a la sanadora
-"Una cosa?"
-"Si… Sesshomaru Sama"
Los ojos de la Miko se abrieron e instintivamente se echó para atrás.
-"Cómo que Sesshomaru Sama?! Acaso huía de él? Se habrán dado cuenta!"
-"No lo sé, solo suspiró pacíficamente…Más se asemejó a un suspiro romántico, aunque yo de eso no entiendo nada"
La sacerdotisa se puso de pie y caminó hacia la ventana, afuera el frío y la lluvia comenzaban a mostrar sus caras.
-"Krisstal San…Onegai…"
-"Si, Miko Sama…"
-"No le cuentes esto a nadie"
Los ojos irisados de la sanadora se fijaban en los ojos café de la sacerdotisa
-"Tú sabes que así será"
-"Lo sé, por eso me atrevo a pedírtelo"
La Miko confiaba plenamente en su amiga del alma.
Krisstal era la única youkai habitante del templo. Ella había sido salvada de las garras de los Ryu, cuando la traición se llevó a cabo.
Oriunda del Sur, fue encontrada malherida junto a su familia, en su aldea cercana al palacio que fuera de los felinos antes del ataque de los reptiles.
Maltratados por ser leales al Señor original del Sur, habían sido atacados y sobrevivieron de milagro.
Una carreta que pasó por el lugar, llena de humanos sagrados se detuvo a ayudar.
Los abuelos de Hidoriko eran médicos, al menos el abuelo, la abuela debía fingir ignorancia o por ser mujer, la tildarían de bruja. La pareja se detuvo y trabajaron curando las heridas de todos para después invitarlos a ir con ellos hacia el Este. No podían dejarlos allí.
En Oriente serían bien tratados a pesar de ser youkai, en las tierras de los Higurashi estarían a salvo, una vez que el poblado los conociera y tratara con ellos.
Tiempo después, Krisstal, sintió el llamado de la sanación. Deseaba poder salvar vidas, como habían salvado la suya y la de su familia, por lo que aprendió de los abuelos de Hidoriko, todo lo que ellos sabían, y aún más. Concurrió a cuanto templo y sanatorio encontró y allí permaneció hasta que terminó sus estudios, recibió un pergamino firmado por Higurashi Hiten, proclamándola como ciudadana libre y súbdito de la Casa de las Almas, protegida del Este y como médico muy capaz, acreditada para sanar tanto a humanos como a youkai.
Luego de nacer Hidoriko y Krisstal volverse tan apegada a su familia, cuando el momento de enviar a la joven sagrada a Hakurei llegó, ella decidió irse con su amiga y enseñar el arte de la sanación a las mujeres que desearan convertirse en médico, y permanecer allí hasta que ya no fuese necesaria.
El templo era una célula vital del funcionamiento del cuerpo del Este. Ahora que Souta sabía de sus actividades marciales y de guerra, podían fluir con naturalidad, pero antes debían saber qué sucedió en el Oeste con la avanzada de los dragones. Ahora Kagome estaba en casa, ahora podrían comenzar a acomodarse para los eventos venideros
-Fin Flash back-
Kagome estaba acomodando su zapato para comenzar a tirar con el arco.
Krisstal se le acercó y se presentó
-"Lady Kagome… Cómo se encuentra hoy?"
La joven miró a la hermosa youkai y que la veía sin parpadear.
-"Mucho mejor gracias por preguntar…"
-"…?..."
-"Oh, Krisstal, soy Krisstal, la sanadora principal, soy doctora y enseño también aquí en Hakurei"
-"Ah! Krisstal San, arigatò por ayudarme"
Kagome reverenció profundamente a la joven. Ésta incómoda la tomó de las manos para enderezarla.
El poder inmenso le picó fuertemente las manos, fue sólo una molestia pero enseguida las retiró para no quemarse.
-"OH! Lo siento, Krisstal San!"
-"No, no se preocupe, estoy acostumbrada! Jaja además, sanar a los sagrados es mi trabajo. Me han quemado de todas las formas imaginables"
La sonrisa dulce de la doctora llevaba a Kagome a sonreír también.
Hidoriko aprovechando el momento afable, se acercó a la Segunda Señora de la Casa de las Almas
-"Kagome Sama…Me permitirías una palabras?"
La joven Miko observó la sonrisa tímida de su pariente lejana y supo que estaba más que preocupada
-"Si, por supuesto."
Y así, caminaron hacia el jardín de rocas y arena
-"Tú me dirás Hidoriko Sama…"
La poderosa Miko acomodó sus ropas y elevó su rostro para encontrarse frente a frente con el hermoso rostro de Kagome.
Sus brillantes ojos azules la arrastraban hacia el infinito…
Pero debía preguntar
-"Kagome Sama…De qué o por qué estabas huyendo?"
Kagome se quedó en una pieza.
Acaso se le notaba tanto?
-"Y-yo no estoy huyendo, Souta llegó al campamento, ya era mi turno de regresar"
La Miko mayor sonrió y bajó su cabeza
-"Te has enamorado de Lord Taisho…"
-"Inuyasha siempre fue especial para mí, pero…"
-"No, no Inuyasha, Sesshomaru, ni más ni menos…"
-"Qué?! N-no!"
La mirada fija y exaltada de la joven y esos maravillosos ojos dejaban escapar lágrimas sin querer.
-"Yo…No…"
Lentamente bajaba su mirada acuosa y comenzaba a susurrar.
Mientras la mayor de ellas se sentaba para escuchar sus relatos, Kagome abría su corazón.
La joven le contaba a Hidoriko lo sucedido.
Una a una las instancias en las que Sesshomaru traspasó el límite entre ellos. Y Detallaba como de a poco fue olvidando su amor por Inuyasha para encontrarse un día que el Daiyoukai ocupaba todo su pensamiento y su corazón.
Ya casi ahogada en llanto sollozaba entre relato y relato. Hidoriko ya la sostenía en su regazo como una madre
-"Querida, Kagome…"
Enjugando sus lágrimas la joven muchacha intentaba sostenerle la mirada.
-"Ese camino que has comenzado a recorrer, no te traerá calma, ni paz, ni felicidad absoluta…"
-"Lo sé"
Sollozando y secando un poco sus lágrimas kagome miraba a su pariente para decir
-"He cavado mi propia tumba, seré juzgada por alta traición, pero logré salvarlos logré salvar a Sesshomaru de una muerte horrible…No me importa morir por eso. Pero no puedo vivir con estos sentimientos que me incendian por dentro"
-"Idaina Daiyoukai y Suprema Sacerdotisa….Jamás se ha visto"
-"También lo sé…Yo no quise…"
-"Claro que no! Es extraño que tu destino se enrolle al del Lord Occidental y muy inesperado también"
-"A qué te refieres?"
-"Pues… Taisho Sesshomaru es el youkai más poderoso de este mundo, querida, su bestia lo es por consiguiente también…Y a pesar de la negra oscuridad y todos tus intentos por actuar como un hombre, un soldado, tu hermano, Souta… Sesshomaru y su bestia interior han sido enceguecidos por la pócima, pero su poderoso youki ha reconocido tu poderoso reiki como femenino y lo busca desesperadamente…Lo cual es muy peligroso"
-"Peligroso? Eso no importa ya, jamás volveré a verlo"
-"Eso no será posible mi querida…"
-"Cómo dices?"
-"En dos lunas a contar desde hoy, una reunión extraordinaria se realizará en el palacio de la Luna y los regentes del Este deberán concurrir"
-"Ji san y Souta estarán allí de seguro"
-"Pero tu…Eres conocida como co-regente de la Casa de las Almas, mi Señora y estás obligada a asistir"
Kagome se ponía de pie bruscamente
-"NO! No puede ser! No puedo ir a ese lugar!"
-"Tendrás que hacerlo…De otro modo, se podría considerar una ofensa imperdonable y eso es lo único que no debe suceder, el Este siempre debe honrar al Oeste, esa es la costumbre y la más honorable de las leyes"
-"Pero si voy…No sabré cómo actuar, cómo no flaquear frente a él. Podría notar que algo no está bien"
-"Podría, pero tendremos que orar a Kami Sama, para que nada suceda. Lo único es que…Asistir, DEBES asistir…Lo siento, Kagome Sama"
-"Si, lo sé…Gracias por escucharme y no juzgarme, Hidoriko Sama"
-"No puedo juzgarte cuando mi propio corazón me arrastra hacia un imposible muy parecido al tuyo"
Hidoriko miraba el cielo ahora
-"Cuáles son los planes de Kami para nosotras…Eso no logro adivinar"
En el Oeste
Ya acomodados en sus dormitorios respectivos, los soldados en los lujosos cuarteles y los generales en palacio se alistaban para compartir una cena de camaradería.
Sesshomaru se hundía en su onsen privado y se aseaba nervioso de pensar en la hora de la mesa. Por qué los nervios?
Obviamente por Higurashi.
Aunque en las últimas horas no le generaba nada, necesitaba sacarlo de su sistema.
Una idea le rondaba la cabeza
Esta noche él invitaría a los generales y soldados elite, para beber unas copas y conversar de frivolidades entre hembras de la corte. Tal vez así todo termine por ser un amargo recuerdo y la paz regrese para quedarse para siempre.
Asintiendo para sí mismo salía del onsen para envolverse en un lienzo de secado atándolo a su cintura e ingresando a su dormitorio se encontraba con los ojos rojos de la bruja del viento
-"Qué haces aquí?"
-"Qué fea actitud"
-"Me importa una mierda si te parece fea mi actitud, vete"
-"Pero no nos vemos desde hace demasiados días"
-"…"
-"Es que acaso ya encontraste a otra?"
Otra…Otra… Otro, se le venía a la mente la palabra otro.
Y la rabia lo consumió
Tomó a la mujer de los cabellos y la arrojó en el suelo. Luego arrancó sus vestiduras y la sometió a sus bajos instintos de manera cruel y salvaje
-"Basta Sesshomaru! Detente!"
-"Cállate! No era esto lo que deseabas?"
Y la tomaba una y otra y otra vez embistiéndola con odio y salvajismo desmesurado.
Mantenía sus ojos cerrados hasta que la imagen del capitán del ejército del Este se grabó en ellos y los abrió para escapar.
El bello rostro de Kagura no le llenaba las pupilas y los cerró nuevamente permitiéndose secretamente continuar viendo la imagen del monje mientras finalizaba su asalto violento a su ex amante.
-"Sesshomaru! Ya detente!"
El cuerpo del humano en la cascada y la tersura de su piel cuando deslizó sus garras por su torso… Odiaba a ese monje…
Cómo lo odiaba…
Maldito pacto, y maldito él, Taisho Sesshomaru.
Sus ojos azules y la potencia del océano…
Y de pronto sintió cómo la violencia de ese océano lo golpeaba en su alma.
En ese instante se apartó de la hembra y dándole la espalda, derramó su semilla en sus manos y en el piso rugiendo con furia.
-"Eres un maldito!"
-"He terminado contigo, no regreses a este palacio nunca más"
Y sin más se vistió y llamó a sus guardias ordenándoles que llevaran a Kagura fuera de palacio.
-"Vean que no regrese"
-"Si, mi Lord!"
Mientras arrastraban a la hembra fuera del dormitorio, Kagura gritaba y lo maldecía.
-"Eres un maldito! Y te mereces sufrir como el perro que eres! Maldito!"
Sesshomaru cerraba de un golpe de youki la puerta y se giraba para ver el desastre que había causado en el suelo de su "santuario" como él mismo reconocía a su dormitorio.
Bufando tomó el lienzo y limpió el suelo hasta que no quedó ni una gota de evidencia que lo incriminara.
Lugo fue a arrojase de espaldas a su enorme cama.
Jadeaba todavía. Y se sentía avergonzado.
Había actuado como un miserable, y había derramado su simiente ensuciando su dormitorio.
Eso era lo peor. Siempre se había jactado de su altísima resistencia amatoria. Solía dejar a sus acompañantes sexuales casi inconscientes de agotamiento, y muy satisfechas, pero esta vez… Sólo tuvo que ver la imagen del maldito monje en sus párpados cerrados y el clímax lo arrastró hasta humillarlo de esa forma, actuando como un adolescente sin control sobre su cuerpo.
Un monje…Un macho…Un humano…
"Soy un maldito miserable"
"La bruja al fin entendió nuestro rechazo"
"No me refiero a eso!"
"Por lo demás…Este Shimaru va a descansar"
"Tú también eres un maldito"
La risa baja espeluznante de la bestia que se replegaba
El pensamiento de Sesshomaru en el monje. Sacudiendo su cabeza para quitarse las ideas extrañas, se vistió completamente de negro y fue caminando lentamente hacia el comedor.
Cada paso lo acercaba más al motivo de su pesar. Pero esta noche…Hembras, sake y sudor…Y seguramente Higurashi sería un mal recuerdo después.
Inuyasha y los demás se encontraban en el salón comedor, estaban rodeados de hermosas cortesanas Kikyo y Sango estaban en sus sitios cerca de sus amores, aunque Miroku no le correspondiera a la taijiya, ella le agradaba y bastante, solamente que él no deseaba sentar cabeza aún, si aceptaba el amor de su prima, debería tomarla en serio y casarse, y él por el momento no deseaba eso. Quería disfrutar de la vida y las mujeres, o hembras youkai…Tal vez alguna bellísima hanyou también obviamente.
Luego de llenarse la cabeza de tanta cosa apenas había sitio para la joven exterminadora.
Kohaku, y Souta ingresaban al salón provocando el silencio repentino. El poder del monje crepitaba en las paredes del recinto y el atuendo del muchacho incomodaba un poco a los presentes.
Inuyasha a sabiendas de las sensaciones que reinaban en la sala los invitó a sentarse.
-"Ah! Lord Higurashi, Kohaku kun…Bienvenidos. Por favor tomen asiento"
Higurashi?
Este era el famoso monje…
Las hembras y mujeres de la corte se arremolinaban. Su fama como eximio amante y hermoso ejemplar masculino, lo precedía.
Realmente era hermoso.
Las damas se acercaban y le servían sake y bocadillos.
En minutos el salón estaba colmado de risas y suspiros.
No para la alegría de Kumazawa y Jakotsu, hermano de Bankotsu, que había pasado una noche con Souta en circunstancias un tanto extrañas, y había esparcido la fama de amante extraordinario y potente Seme. Aunque hablando de eso…
-Flash Back-
Sake, mujeres y mahjong.
Las apuestas eran de toda índole y para peor, el joven Señor del Este estaba ganando con alevosía.
Bankotsu, Kleinez, Kouga, Ginta y Hakaku estaban casi desnudos, solo sus fundoshis quedaban en sus lugares, mientras que una montaña de ropa y elementos, se acumulaba junto al joven monje. Danaka no participaba pero supervisaba desde otro rincón de la taberna.
En eso ingresaban un grupo de geishas muy hermosamente ataviadas, entre ellas el hermano de Bankotsu, Jakotsu.
Demás está decir la sorpresa que se llevaron todos al ver al temerario "Jako" vestido con kimono viéndose tan atractivo como mujer. Siendo que en el campo de batalla era sanguinario y muy violento.
Pero de nuevo, ya qué?.
Tanta la desazón de los que perdían y perdían, que la última prenda que le impusieron a Souta sería:
"Si pierdes, pasarás la noche con Jako"
Todos reían, y Souta seguro de su suerte aceptó.
Jakotsu deseaba tener un encuentro físico con el Señor del Este, vamos, era demasiado atractivo! Sin embargo se negaba a ser premio de consuelo.
A lo que Kouga seguro del resultado de la apuesta, le respondía
-"Souta viene con una increíble racha de ganador! No sucederá"
Ante las risas de todos, Jakotsu finalmente aceptó.
Los designios de Kami Sama siempre tan enigmáticos…
Souta se enfrentó a Kleinez. Inexperto y carente de emoción ante el juego, el joven leopardo de las nieves hizo lo que pudo…
El monje desplegó todo su ingenio.
Pero finalmente, Souta perdió.
Las miradas atónitas de todos.
Nadie dijo una palabra.
Jakotsu que se cubría la boca horrorizado.
-"Mi Lord, no me malinterpretes…Me gustas y todo, pero no deseaba que sucediera de esta manera"
Souta intentando no humillar al honorable soldado, se levantó de su sitio, tomó al hermano de Bankotsu de la muñeca y prácticamente lo arrastró detrás de él.
Arrastró como apurado, no violentamente. Encerrándose en su cuarto alquilado lo soltó y se quedó de pie con la espalda contra la puerta.
-"Tampoco me malinterpretes Jako, eres hermoso como mujer, pero a mí me gustan las verdaderas mujeres o hembras…No te ofendas por favor"
Sentado en la cama, Jakotsu explotó en una carcajada sin fin.
-"Entonces estamos de acuerdo Higurashi Kun"
Souta agachó la cabeza avergonzado.
-"Si, supongo que sí"
-"Pero soy una dama después de todo…Dormiré en la cama"
-"De acuerdo, yo dormiré en el futón"
Señalando a la esquina del cuarto donde yacía un futón enrollado.
La madrugada los encontró a Souta dormido y Jakotsu sentado en seiza frente al joven, acariciaba su frente y corría un mechón de sus ojos.
Lo admiraba tan de cerca…Qué hermoso era…
Susurrando muy bajo el youkai hipnotizado por la belleza del monje le prometía.
-"Yo te agradezco tu respeto, y que no me humillaras…Hablaré maravillas de ti mi Lord, aunque estoy seguro de que eres especial, lo diré a cuanto ser vivo me lo pregunte. Eres seguramente un amante maravilloso, así lo dicen todas las chicas que conozco y yo también lo diré. Arigatò, Higurashi Kun…Que seas muy feliz"
Y dándole un leve beso en la frente, el soldado salió del cuarto hacia la oscuridad de los corredores. Pagando la cuenta de todo lo consumido por Souta, su hermano y amigos, el delicado soldado ingresó en la habitación de las geishas para recostarse un par de horas antes de partir.
En la mañana montados sobre sus cabalgaduras, partieron hacia el Oeste, los jóvenes aún estaban entrenando a excepción de Souta que simplemente había pasado a saludar luego de hacerle una visita a su tía abuela Kaede.
Cabalgaban en silencio. Todos pensando en lo mismo, pero sin atreverse a preguntar.
Souta y Jako se observaban de a ratos y sonreían ante las miradas de asombro y mejillas sonrojadas de los otros.
No importaba, ellos y solo ellos sabrían la verdad.
Ambos los suficientemente hombres para callar y guardar un secreto.
Al llegar a la bifurcación del camino el monje saludo a todos desde su caballo asintiendo. Pero a Jakotsu se acercó y le besó la mano.
-"Hasta pronto amigos"
-"Adiós Souta chan"
-"Hasta luego!"
Y parándose en dos patas su caballo blanco al bajar partió velozmente hacia el Este.
Provocando el suspiro de Jakotsu y la admiración de los otros
-"Wow, cabalga como un endemoniado"
-"Si, siempre fue así"
-"Tiene demasiada energía, es incansable, es de esperarse que lleve a su caballo al esos extremos"
Decía el soldado de kimono femenino, provocando la caída de las mandíbulas de sus compañeros de viaje.
Bankotsu acercaba su caballo al de Jako y le daba un coscorrón en la cabeza desarmando su peinado.
-"Guárdate tus cosas para ti, Jako. Aquí nadie quiere saber cómo fue tu noche con Higurashi. Nadie quiere preguntar, Souta es nuestro amigo tiene derecho a hacer lo que quiera"
-"Pero yo no estoy diciendo nada fuera de lugar! Sólo dije que es muy enérgico acaso eso tiene algo de malo? Para mí los que tienen algo extraño son ustedes en sus cabezas podridas"
Danaka los veía discutir, no comprendía el porqué. Antes de que Souta perdiera, se había levantado para ir al baño. Cuando regresó encontró a todos bebiendo como locos. Y al joven Lord que se había ido a descansar… Nadie dijo una palabra más así que bebió unas copas con los soldados y luego los mandó a descansar para regresar temprano al Oeste.
-"Higurashi parece más responsable que ustedes, ya se fue a descansar. Deberían imitar su ejemplo"
-"A mi solo déjame beber unos tragos más y me iré a dormir, pero no me pidas ser como Souta, él es especial"
Todos asentían y chocaban las copas bebiendo fondos blancos para luego irse a sus cuartos de alquiler. Danaka juntaba las copas y las llevaba al mostrador.
Siempre era muy considerado con la gente que servía al Oeste.
Cuando le tocó irse a descansar, en el pasillo se chocó con Jakotsu que caminaba apurado rumbo al comedor
Parecía alterado.
-"Jakotsu Kun"
-"Danaka Sama…Iré a pagar las cuentas de todos…Ese fue mi castigo por perder anoche"
-"Ah! Hazlo, está bien, luego vete a descansar, mañana partiremos temprano"
-"Hai!"
Y así perdió de vista al joven youkai.
Ahora mientras caminaba en su caballo hacia el Oeste, sentía que se había perdido de algo.
Sólo calló y esperó, sabía que en algún momento uno de sus jóvenes aprendices diría algo acerca de lo sucedido.
Él debía protegerlos, eran demasiado valiosos para la alianza, debía transmitirle todo a Sesshomaru, como General del ejército debía responder ante el Señor Cardinal acerca del comportamiento de los aprendices.
Pero de nuevo, nada parecía fuera de lugar a excepción del nerviosismo generalizado.
Los jóvenes mantuvieron sus molestias para sí mismos, Danaka no pudo averiguar nada.
Pero Jakotsu durante la madrugada conversando con las geishas, terminaría por colocarle un letrero a Higurashi, un cartel que decía todo acerca de sus inclinaciones sexuales, su potencia, su rendimiento y sus cualidades amatorias.
Las mujeres se encargarían de esparcir sus dichos dándole al monje la fama que él se merecía.
Sólo que como sucede siempre con los relatos de boca en boca, terminan por tergiversarse a veces demasiado.
-Fin Flash Back-
En el salón del palacio las puertas se abrían dejando entrar al hermoso Señor del Oeste ataviado con su traje negro con las siluetas de flores de sakura en rojo. Todos quedaron en silencio.
Asintiendo a los presentes
-"Buenas noches"
-"Buenas noches"
Sonó en coro. Sesshomaru observó las hermosas damas que se encontraban en la mesa, sonriéndoles, las saludó apenas, pero sus ojos fueron en busca de los oscuros océanos del sacerdote del Este.
Allí estaban… Brillantes…No eran oscuros. No era la mirada penetrante de siempre…Hermoso humano...No sintió nada.
Satisfecho se sentó y bebió de su copa. Todos comenzaron a comer luego de aquello.
Hoy se quitaría la vergüenza y al sacerdote de su sistema
-"Higurashi Sama…"
Todos lo observaron atentos
-"Y demás miembros del ejército aliado, están invitados a tomar una copa en mi despacho luego de cenar"
Agradecidos comieron y bebieron muy adecuadamente a sus estátuses.
Inuyasha observaba desconfiado a su hermano. Danaka vigilaba todos sus movimientos, Kohaku acabado de cenar esperaba a que los demás terminaran para luego ir con ellos al despacho. Estaba aterrado, pero su frío rostro no demostraba ni un ápice de lo que su interior albergaba. Y si se había dado cuenta ya?
Rápidamente miraba a su primo.
Souta conversaba con varias damas que se turnaban para servirle sake o agregarle algún bocadillo en su plato. Kumazawa le golpeaba el hombro con el puño, riendo por una broma.
Esa interacción llamó la atención del Daiyoukai que lo observó atentamente. El oso estaba un poco más lejos pero también lo observaba, con una mirada triste pero igual sonreía ante las ocurrencias del monje, para luego fijarlos en los indiferentes ojos del Daiyoukai.
Lo estaba amenazando?
"Amenázame todo lo que quieras, Higurashi es un macho y todo tuyo…"
En su mente repetía y mientras bebía su sake sonreía a media boca. Recordaba algo similar a los celos en el campamento al ver a Higurashi cerca del oso, pero ahora…Nada
"A este Sesshomaru no le gustan los machos"
No sentía absolutamente nada.
No tenía explicación para aquello, y así era mucho mejor.
Ya estaba curado!
¡EXCELENTE!
Bajaba el contenido de su copa hasta vaciarla por completo.
Habiendo terminado todos y las respectivas prometidas en sus recámaras, pasaron al despacho del Lord donde algunas cortesanas esperaban tocando sus instrumentos musicales amenizando sus conversaciones y atendiéndolos como a reyes.
Algunas sonrisas del Daiyoukai asustaban al mismo Inuyasha.
Codeándose con Higurashi, y sirviéndose sake uno al otro, se lo notaba francamente aliviado por algo y muy relajado.
Danaka preocupado se acercaba al mestizo
-"Mi Lord está…Un tanto alegre"
-"Demasiado…Ese hijo de putas me eriza la carne cuando sonríe. Algo se trae entre garras"
El tigre pensaba lo mismo y el lobo, y también el leopardo de las nieves que de a poco se acercaban al dúo analítico.
-"Qué estamos presenciando?"
-"Ni idea…Si viene de mi hermano nada bueno ha de ser"
-"Akira sama?"
El general tora negaba apenas con la cabeza. Era extraña la repentina emoción y algarabía del Inu, pero hacía tanto tiempo que no lo veía feliz…
-"Tal vez solo está cansado de esta guerra y quiere divertirse un poco entre amigos"
La idea les cayó de maravillas a todos que sigilosamente y de a uno regresaron a sus asientos y se sumaron a la interacción entre el monje y el Inu Daiyoukai.
Miroku estaba confundido y preocupado, pero Kohaku aún más
-"Inuyasha…Ya quítales el sake…Esto no va a terminar bien"
-"A qué te refieres?"
-"Ven"
Y saliendo al balcón del segundo piso el joven exterminador le contó a Inuyasha acerca de lo que vio la tarde anterior y los demás días.
-"Al hijo de putas le gusta Souta?"
-"Shhhhhhh! Cállate! No lo sé, pero pareciera, una vez casi se agarran con Kumazawa por Souta"
-"Qué? Por qué no me contaste todo esto antes?!"
El taijiya se juntaba de hombros
-"Yo traté, pero nunca pude encontrarte a solas, siempre había alguno cerca!"
-"Pero Souta…Digo Kagome, estás seguro?"
-"Eso es lo que vi, tenía que proteger a Kagome, así que estaba cerca vigilándola siempre. No pude escuchar bien, pero si tengo muy buena vista y este catalejo"
Inuyasha ahora miraba a su hermano como observaba al monje coquetear con algunas cortesanas y mantenerse tranquilo.
-"A pesar de verlo coqueteando, Souta lo tranquiliza"
-"Este Souta, si"
-"Pero Kagome lo altera?"
-"Él no sabe que es mi prima, pero algo siente"
-"Pese a la negra oscuridad?"
-"Pese a todo, inclusive Kagome se comporta muy masculina, pero igual"
El mestizo mordía su labio inferior
-"Tengo que hablar con ella, mañana partiré a Hakurei"
