NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.

HOLA DE NUEVO.

EN ESTE VIAJE LOS LLEVARÉ A UNA HISTORIA DIFERENTE, CON AVENTURAS, CONFLICTOS ROMANCE… UNA HISTORIA MUY DESDE EL FONDO DE MI IMAGINACIÓN. NO ES LA PRIMERA DE ESTE GÉNERO NI SERÁ LA ÚLTIMA, PERO ESPERO QUE SEA UNA DE LAS MÁS ENTRETENIDAS.

ABRAZO ENORME.

Capitulo 16

El corazón de Sesshomaru aceleró.

Su instinto de preservación se disparó.

De quién era semejante poder?

Midoriko había fallecido hacía siglos.

Shimaru se desperezaba y afilaba sus ojos para ver a quién le debía el cosquilleo cuasi doloroso que sentía en su aura.

El ingreso del patriarca Higurashi y sentada detrás, una figura cubierta con una capa blanca con una capucha que cubría su cabeza, su rostro también cubierto con una máscara de seda blanca. Sólo sus ojos se verían si ella levantara su cara, cosa que se negaba a hacer.

Sesshomaru estaba allí. Kagome no podía moverse de los nervios.

Se rodeaba de misterio pensando que eso le quitaría el interés al Oeste.

Pero la curiosidad era una característica muy arraigada en la raza Inu y también la Neko. Para peor, Kirara en su forma bestial era todo un espectáculo.

El macho Inu observaba a Souta bajar las escalinatas para quedar frente a los que encabezaban las filas de soldados.

Sesshomaru sentía interés por primera vez en siglos. El viejo monje llegaba acompañado de la "Famosa" Kagome.

Pero cómo era?

Intentaba recordarla, pero… No podía

No lograba captar nada de su energía…La ocultaba?.

Olfateaba el aire, nada, intentaba vislumbrar parte de su rostro, nada.

Otro enigma que le llamaba la atención.

No recordaba su aspecto, ni su poder, durante sus estadías en Oeste, por lo que seguramente no era nada de extraordinario, del Joven Lord a su lado, recordaba apenas alguna demostración en la arena de entrenamiento, por supuesto nada como lo de ahora…Ni como lo del campamento, nada como su desempeño en la batalla frente a los ryu...

El monje era impresionante, pero la gemela del Señor del Este, no le había parecido demasiado de nada.

Al parecer, estos gemelos tienen un problema, al comienzo son atractivos y después su interés termina por desvanecerse.

¿Pero qué estaba diciendo? Interés, en el Lord de Oriente, ni muerto.

Higurashi desmontaba y se acercaba a saludar a Souta, pero primero, la reverencia solemne a Sesshomaru

-"Sesshomaru Sama"

-"Hiten Sama"

Y el apretón de antebrazos al macho Inu.

Luego al Lord del Norte y a Kleinez

-"Mis Señores, qué honor verlos a todos reunidos"

-"Honorable Higurashi "

-"Hiten sama"

Los machos reverenciaban y estrechaban los antebrazos del anciano

Un fuerte abrazo a Souta y su reverencia

Igual hizo con su oro nieto Miroku, y sus nietas

-"Abuelo…"

El saludo del monje anciano a Danaka

-"Akira sama…Qué bueno verte viejo amigo"

La sonrisa hermosa del tigre exhibía apenas las puntas de sus colmillos

-"Es muy bueno verte también Mi Lord"

Luego llegó el turno del Segundo de Occidente.

Inuyasha observaba al anciano, Hiten no solía interactuar mucho con él. Pero luego de pedir el permiso de cortejo de Kikyo, y conocerse mejor, la relación entre ellos era verdaderamente buena, pero siempre con máximo respeto.

-"Lord Inuyasha"

-"Higurashi Sama"

El fuerte abrazo y las sonrisas del honorable anciano al mestizo causó un leve revuelo en el Oeste, no desagradó a los youkai, ni a los humanos, todo lo contrario habló de la valía de ambas razas y del respeto que Oriente tenía por todas ellas y por su apoyo al mestizaje. Mérito de Inuyasha haber demostrado el tremendo potencial que los hanyou tenían a diferencia de las antiguas creencias.

Si bien los sagrados eran muy buscados para procrear no había sido así para los humanos comunes, de a poco todo aquello había comenzado a cambiar, Izayoi no había tenido ningún poder sagrado sin embargo había parido un semi demonio muy potente, respetado y conocido en todo Japón por toda la población en general.

Kikyo y los exterminadores también eran saludados con afecto por su abuelo y luego, todos ellos reverenciaron a Kagome, cosa que llamó profundamente la atención de Sesshomaru.

¿Por qué la reverencia y la parsimonia?

¿Qué ocultaba esa capa prístina debajo de su cobijo?

Controlaba el aire una vez más…

De nuevo nada. Ningún aroma.

Humana, Miko y cubierta de pies a cabeza, solo dos opciones había, una, era una arma letal y debía mantenerse oculta del conocimiento del clan ryu, lo cual dudaba absolutamente o dos, debía ser muy fea, él se inclinaba por la segunda opción. El poder seguramente provenía del viejo Higurashi, su padre y él sabían de su potencia.

Pero esta mujer… Midoriko había sido la última en su clase con respecto a poder y habilidad de batalla. Dudaba que esta sacerdotisa, aunque sabía que era poderosa, fuera en ningún aspecto similar a la legendaria Miko.

De todos modos demostraría respeto y honraría la alianza siendo políticamente correcto y hospitalario.

Hiten señalando con su mano a su nieta aún sobre Kirara, la presentó a la atenta recepción

-"Esta es mi nieta y eventualmente co-regente del Este, Kagome"

-"Bienvenida Kagome Sama"

Hiten observaba a su nieta y con su mirada osca la increpaba a mostrase y saludar con respeto y corrección.

Ella sentía que su corazón se saldría de su pecho y no quería mirar al Daiyoukai a los ojos.

Se sentía acorralada, su poder comenzaba a desbordar incomodando a los youkai más débiles.

Sesshomaru fijó sus ojos en ella.

Inuyasha sin esperar más tiempo se acercó y la tomó de la cintura para bajarla de su montura.

-"Bienvenida Kagome Chan"

Ella ya no tuvo más remedio que levantar su cabeza para ver los hermosos ojos de aquél al que amó por tantos años.

Aún lo amaba pero de otra manera.

Enseguida reverenció a los presentes, muy femenina y recatada.

-"Gracias por su cálido recibimiento"

Dejando ver su máscara a los que no buscaban más allá de la tela.

Pero el Lord del Oeste no se conformaría.

Kagome era más baja que el mestizo por lo que debió alzar bastante su cara. Y al ver a su amigo

-"Inuyasha Sama "

Sus ojos brillosos comenzaron a humedecerse, no era bueno, eso no era bueno.

NO en este momento.

El hanyou reverenció rápidamente a su amiga y miró a Kikyo, sus ojos dijeron todo lo necesario.

La Miko mayor se acercó arrastrando casi a Sango

-"Prima! Bienvenida!"

Y las dos la abrazaron, con suavidad, pero no tan delicadamente ya que Kagome debió levantar su rostro una vez más, y en ese momento, Sesshomaru que miraba muy atento la extraña demostración afectiva, los vio.

Vio los ojos de la mujer oculta y abrió grandes los suyos.

El Lord clavó su mirada en los oscuros abismos azulados en los que sintió perderse una vez…

Pero no podía ser, esta era una mujer, y una Miko, que jamás había visto antes.

Su aura era sutil, apenas palpable, sin aroma, sin energías legibles…

Kagome sentía que sus piernas se doblaban y su corazón se rompería en pedazos de palpitar tan deprisa, el Lord deseaba arrancarle todos esos lienzos extraños y exponerla para verla, pero no debía, no podía hacer semejante cosa.

Se calmó o lo intentó. Giró su cara para ver a Souta y desde su ángulo la mirada del monje, era oscura, si, él era y él había sido siempre.

Ese monje era el Higurashi que lo había torturado por dentro…

Se calmaba.

Shimaru sin embargo afinaba los ojos.

El Inu Daiyoukai retomó su investidura de Lord del Oeste, intentando recobrar la compostura. Ella permanecería varios días en el Oeste, tiempo suficiente para descifrar todo acerca de este nuevo enigma.

-"Sean todos bienvenidos a la Casa de la Luna…Jaken!

-"Sí Sesshomaru Sama! Pasen, pasen sus habitaciones están preparadas"

Todos agradecieron. Y comenzaron a desmontar y a dirigirse a sus respectivas acomodaciones.

Las primas tomaron con ellas a Kagome y la llevaron, por no decir"arrastraron" rumbo a SU DORMITORIO, bastante rápido. Parecía que iban a comenzar a correr.

Los recién llegados y su comité de recibimiento comenzaron a ingresar a palacio, Sesshomaru que siempre tomaba la delantera dejando a todos detrás, se apartó caballerosamente para que la joven cubierta avance.

No era por cortesía.

Así podría estudiarla un poco más.

El gesto llamó la atención de Inuyasha y Kohaku, que conocían la historia por completo.

Ambos sin casi pensarlo, apuraron el paso.

Caminaron detrás de ella para cubrirla del Daiyoukai. Una vez más alejados susurraban

-"Crees que se dio cuenta?"

-"No. Sesshomaru no es un youkai que dejaría pasar una cosa semejante sin decir nada"

-"Qué vamos a hacer?"

-"Lo que dije antes…Hablaré con ella"

Sesshomaru caminando al último, veía la blanca capa mecerse a medida que la Miko avanzaba. No olfateaba nada, no veía nada…Pero su aura transmitía una sensación que no lograba identificar.

Shimaru y él observaban

"Estaré atento a esta Miko"

"No pierdas el tiempo, es insignificante"

"Tal vez…"

"Entrenó unos años aquí…No la recuerdo en absoluto"

"Pero tiene algo…Extraño, familiar quizás"

"Tonterías…"

"Hn…"

Mientras caminaba por palacio, pasaron frente a un saloncito, desde donde se desprendía aroma a incienso y perfumes. Eso era extraño en un palacio donde hubiese tantos demonios, eran aromas sagrados.

-"Kagome dónde vas?"

Kikyo alterada susurraba.

La joven ingresaba al sitio y se acercaba al enorme altar con inciensos y velas ardientes.

Detrás de ella Hiten, Sesshomaru e Inuyasha.

Higurashi tomaba la mano de su nieta y caminaba junto a ella para quedar frente al oratorio

El anciano se arrodilló y presentó sus respetos, Kagome se acercó aún más

Deteniéndose frente a las tres piezas exquisitamente talladas en jade blanco, los bustos de un macho youkai que ella sabía que era Touga, el busto de una hermosísima mujer, la que era madre de Inuyasha y el hermoso rostro el busto de su padre Ken

-"Chi chi ue…"

Los rasgos estaban tan bien definidos que parecía que la estaba mirando, tanto que no pudo evitar acariciar la pieza de arte con ternura y recorrerle la mejilla…

Las lágrimas comenzaron a mojar su máscara de seda.

Su reiki se expandió rodeando el salón y a los que se asomaban curiosos a ver.

La calidez de la luz rosa que iluminaba suavemente el lugar calentaba los corazones de los que observaban y eran alcanzados por ella.

Sesshomaru caminó hasta quedar junto a Kagome.

La energía sagrada de la Miko lo acarició con la misma ternura que ella a la estatua de su padre.

El Daiyoukai no pudo evitar cerrar los ojos y ser golpeado por la emoción de la tristeza que el aroma de esta misteriosa mujer desprendía.

Aroma a lluvia en el bosque.

Algo que no logró identificar, lo movió a decir unas palaras de consuelo para ella

-"Siempre venerado, siempre leal al Oeste, no debe llorarlo, Higurashi Sama, debe honrarlo"

Kagome se alejó un poco del altar y reverenció profundamente a los tres

-"Taisho Sama, Izayoi Sama …Otousan… Domo arigatò gosaimasu"

Los que detrás observaban se emocionaban con ella.

Sesshomaru se vio a si mismo muy afectado por el respeto demostrado por esta delicada mujer, sus lágrimas caían al piso y un perfume de loto en flor inundó el sitio.

Y entonces, lo impensable sucedió

El frío Daiyoukai del Oeste, temido y respetado en todo Japón se agachó y reverenció junto a la joven.

-"Domo Arigatò"

Y así, todos fueron repitiendo el acto.

Tímidamente, la sacerdotisa se enderezó. Luego de a uno se fueron irguiendo, Sesshomaru hizo lo mismo, y antes de retirarse Kagome y él se vieron a los ojos.

Ella no supo qué la llevó a bajar su capucha y su máscara.

Descubriendo su rostro al Daiyoukai.

El Lord sintió que su corazón latió más veloz, la humana frente a él era hermosa, verdaderamente hermosa. No lo podía creer, tan parecida a su gemelo, pero mil veces más bella.

Ella observaba los ardientes soles que la abrasaban por dentro, parecía que querían consumirla y no dejar nada. No logró articular palabra.

Viéndose sin decir nada. Para pánico de Inuyasha y Kohaku, Kikyo y Sango.

Miroku codeaba a Hiten

-"Romance?"

El anciano desconcertado sonreía y aprovechando que se veían cara a cara, pensó que ahora era el momento de presentar a su nieta como correspondía.

De pie a un lado de ellos

-"Taisho Sama, permítame presentarle a mi nieta Higurashi Kagome…"

Sesshomaru reverenciaba apenas, al incorporarse continuaba viendo sus ojos.

Higurashi continuó

-"Futura Suprema Sacerdotisa del Templo Hakurei"

Y allí el macho youkai despertó

-"Suprema…"

Kagome cambiaba su expresión a una muy seria

El Inu Daiyoukai no entendía por qué sentía un dejo de decepción.

Sensación incómoda.

Igual ella no le gustaba…

Si después de todo ella no le agradaba, era delicada mujer, humana, voluble…Y… Miko…Suprema sacerdotisa ni más ni menos.

Estaba destinada a llevar una vida de claustro dentro de los límites del monte Hakurei. Privada de llevar una vida normal, como la que llevaban las mujeres humanas, no tendría pareja…esposo se decía, ni hijos, ni familia propia…

La bestia no logró frenar sus pensamientos

"Qué desperdicio"

Y Sesshomaru casi acongojado, solo casi, coincidía con él

"Hn."

Nada se podía hacer…

Reverenciando una vez más

-"Taisho Sesshomaru, Lord Cardinal y Señor del Oeste…Hajimemashite"

Kagome respondió

-"Hajimemashite, Taisho Sama"

Y lentamente fue conducida del brazo por su abuelo hacia la salida.

Al quedarse solo, el Daiyoukai se volteó a ver el recordatorio de su padre una vez más

Shimaru enroscándose a dormir entre bostezos y suspiros repetía

"Un auténtico desperdicio…"