NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.

HOLA DE NUEVO.

EN ESTE VIAJE LOS LLEVARÉ A UNA HISTORIA DIFERENTE, CON AVENTURAS, CONFLICTOS ROMANCE… UNA HISTORIA MUY DESDE EL FONDO DE MI IMAGINACIÓN. NO ES LA PRIMERA DE ESTE GÉNERO NI SERÁ LA ÚLTIMA, PERO ESPERO QUE SEA UNA DE LAS MÁS ENTRETENIDAS.

ABRAZO ENORME.

Capitulo 18

Lego de terminado el almuerzo y haberse realizado una sobremesa protocolar, cada uno fue a lo suyo, ya fuera entrenar, descansar o pasear, todo era lúdico y relajado al menos hasta la hora de la tarde que se realizaría la gran reunión.

Kagome ya estaba entregada al pánico cuando el Daiyoukai lavó sus garras y las secó luego de almorzar para después levantarse muy educadamente y acercarse a ella, para realizar el paseo.

Sin embargo, se mantuvo aparentemente fría y tranquila.

A medida que caminaba junto a él por los diferentes escenarios naturales, la joven se maravillaba cada vez más.

Sesshomaru había elegido los hermosos jardines para llevarla a conocer.

Inuyasha desconfiado los observaba desde la ventana del estudio de su medio hermano junto a Kohaku, Sango, Miroku y Kikyo.

Miroku ante los relatos y comentarios del grupo, necesitó tomar asiento.

Qué podía haber pasado por la cabeza de su prima para hacer semejante cosa!

Y ahora caminaba junto al Lord Occidental como si nada hubiese sucedido.

De nuevo se ponía de pie y empujaba a Kohaku para ver.

-"Mierda, mierda, mierda ahora se adentran en el jardín boscoso, ya no logro verlos"

Inuyasha se apartaba de la ventana

-"Ya no los podremos ver hasta que ellos decidan regresar. Hay que confiar en Kagome, hasta ahora lo viene haciendo bastante bien"

Kikyo aún en la ventana

-"Sí claro, eso sin mencionar que se ha enamorado del tu hermano"

Miroku se sentó una vez más

-"QUÉEE!?"

Inuyasha frotaba su frente resoplando

-"Justamente eso Miroku San, Kagome se ha enamorado de Sesshomaru"

-"Oh, Kami sama…."

Los Seis observaban a la pareja desaparecer entre los árboles…

Seis porque si bien cinco observaban desde el estudio, Danaka no les perdía pisada desde la explanada

Estaba confundido, y un poco… No un poco, bastante preocupado

¿Qué estaba haciendo Sesshomaru?

Acaso no denigró a la raza humana hacía unas horas y en el campamento?

Para empeorar las cosas, había estado "flirteando" con el monje Higurashi y ahora parecía interesado en su hermana?

Otro que frotaba su frente para alejar el dolor que comenzaba a formarse detrás de los ojos.

Afinando esos bellísimos ojos verde azulados para ver la estola del Señor del Oeste perderse en la fronda.

-"Qué estás haciendo Mi Lord?"

Dentro del jardín boscoso, los ejemplares arbóreos se revelaban fantásticos y muy sanos.

Cada especie plantada con un propósito y en su lugar justo para crear la maravillosa vista que se abría ante los ojos de la joven Miko.

Verdes de diversas tonalidades, aromas frescos, flores multicolores en los claros y pequeños arroyuelos de aguas cristalinas. Los rayos del sol se colaban entre las tupidas copas de los enormes árboles haciendo mágico el paseo.

Sin saberlo Kagome liberaba su esencia.

Sesshomaru y su bestia inhalaban alegremente pero sus notas frescas se clavaron en sus almas y entonces se quedaron en una pieza, como si hubiesen recibido un tremendo golpe de puño.

Qué era esta sensación?

Por qué se sentían adormecidos?

Es una simple NINGEN! No me gustan los ningen! Se repetía una y otra vez.

Shimaru se asomaba a los dorados orbes tiñéndolos levemente para verla de cerca.

Kagome lograba ver el rojo recorrer el dorado como si de sangre en movimiento se tratara.

Ella no se apartó, ella no temió, a él eso le agradó, y se despreció a sí mismo.

Tenían que salir de allí de inmediato!

Pero Kagome giró y se quedó mirando al Daiyoukai a los ojos.

Sesshomaru se perdió en los de ella. Profundos abismos oceánicos que lo hundieron.

Shimaru ya no pudo moverse y se sumó al curioso momento.

-"Sesshomaru Sama… es tan hermoso! Arigato"

Ojalá le estuviera diciendo eso a él. Ojalá esos ojos brillaran por él.

Ese pensamiento colmó su mente y corazón.

La mujer le gustaba y se estaba dando cuenta de eso ahora.

En las puertas del palacio…

Los niños que lograron escapar de Náraku llegaban cayendo rendidos y moribundos en los portales al pie del domo de energía.

Los vigías llamaban al alerta.

Danaka y Jaken corrían a ver qué sucedía

Inuyasha saltó del balcón y se apresuró a llegar donde ellos también.

-"Qué está sucediendo"

El halcón youkai respondía

-"Son dos cachorros Ookami, mi Lord, los vimos acercarse pero cayeron de repente, al parecer están muertos"

-"Abran de inmediato!"

Danaka apoyaba su mano en el hombro del mestizo

-"Cree prudente ingresarlos mi Lord?"

-"Por Kami Akira San, son niños!"

Los guardias llevaban a los cachorros al ala médica

Inuyasha caminaba su lado

-"Jaken, avísale a Lord Kouga"

-"Hai, debería avisarle a Sesshomaru sama"

-"Está en el jardín boscoso"

Una vez acomodados los cachorros, Kouga permanecía a su lado preocupado

-"Y bien?"

-"Aún viven, pero están al límite, sus cuerpos tienen bastante veneno y reiki impuro. Parece el trabajo de un brujo y muy poderoso además"

-"Náraku"

Inuyasha y Kouga se miraban

-"Buscaré a Kikyo, ella seguramente podrá hacer algo"

El príncipe lobo asentía

-"Date prisa"

En el bosque las miradas puestas una en la otra y la música del arroyo, las aves… El viento suave colándose entre las ramas…

Kagome y Sesshomaru en silencio se contemplaban.

Los gritos de Jaken los despabiló rápidamente

-"Mi Lord! Sesshomaru Samaaaaa!"

El Lord se alejaba tres pasos de la mujer

Kagome sintió aquello como una puñalada

-"Dos cachorros Ookami llegaron muy malheridos! Inuyasha los hizo pasar y ahora están en el ala médica!"

Sin obrar palabra, el Daiyoukai cobró vuelo como si de un flash se tratase y desapareció.

Detrás de él lo hizo el kappa

Kagome simplemente comenzó a caminar lo más rápido que pudo.

-"Los modales de estos hombres son un asco!"

Afortunadamente su rabia acalló un poco el dolor de la aparente indiferencia del Inu hacia ella.

Una vez en el sanatorio Inuyasha vio llegar a Sesshomaru.

Kikyo hacía rato estaba intentando purificar los diversos venenos y energías que aquejaban a los niños pero sin lodrarlo. Ella ya mostraba los efectos del conjuro venenoso sobre su piel y cansancio extremo.

Varios sagrados se apersonaban para ayudar. Era mucha energía sagrada pero desordenada. Su poder solo molestaba a los demonios y no lograba ayudar a los jóvenes lobos

Necesitaban un catalizador, un elemento más puro para unificar el poder y transformarlo en energía medicinal.

El anciano Higurashi le decía a Inuyasha

-"Ve a buscar a Kagome! Rápido!"

Sesshomaru no comprendía por qué la llamaban a ella

El hanyou increpaba a su hermano

-"Regresaste solo y la dejaste allá?"

Sesshomaru no respondía, solo lo miraba sorprendido

-"Eres un hijo de putas Sesshomaru! Y lo sabes!"

El Inu se proponía comenzar a gruñir, pero no pudo hacerlo.

Raudamente el mestizo partió en busca de la joven Miko.

Ella ya iba subiendo las escalinatas de la entrada cuando sintió los brazos de su amigo levantarla y arrastrarla a gran velocidad.

-"Inuya…."

-"Si, si… Después!"

Y en un tris, estaban junto a los pequeños Ookami.

Kagome vio la preocupación de Kouga y las caras de pena de todos

-"A ver, pequeños…"

Kikyo quiso intentar colocar su mano sobre uno de ellos pero una explosión de energía la rechazó.

Inuyasha en un segundo estuvo detrás de ella sosteniéndola.

-"Kikyo! Estás bien?"

-"Si, si gracias"

Enseguida se dispuso de nuevo a intentar tocar al niño, pero Hiten la detuvo

Deja que Kagome haga eso, tú envía tu energía.

La joven Sacerdotisa pasó junto a su prima y se arrodilló junto a los cachorros.

Pasando sus manos unos centímetros por encima de sus cuerpos, analizando la situación.

Kikyo le decía apresurada

-"Ten cuidado! Ese reiki envenenado casi me carboniza las manos!"

Hiten se acercaba a Kagome y a los lobeznos

-"Ella no tendrá ese problema"

Sesshomaru observaba la confianza con la que el aciano hablaba de Kagome. Si eso fuera cierto el poder que esa mujer ostentaba y mantenía oculto era inconmensurable.

Y con razón lo ocultaban.

Ella sería una adición extraordinaria para cualquier clan en tiempos de guerra.

Y producir herederos con su poder

Imaginarla en brazos de algún youkai o un asqueroso humano le revolvía las entrañas y lo peor, no tenía idea de por qué.

Él también se acercaba a la joven, quería apreciar todo aquello de cerca.

Tanto poder…Su hambre se despertaba y Shimaru también.

Las chispas naranja y negro profundo comenzaban a salpicar a los lados de los cachorros

-"Aléjense"

Kikyo e Inuyasha los conducían fuera del lugar

-"Mejor esperamos afuera"

-"Vamos, vamos"

Kouga no se movía del lado de los lobos, ni de Kagome.

Sesshomaru por consiguiente se mantuvo estoico y firme de pie a su lado también.

Él no podía ser menos que el príncipe Ookami.

Kagome comenzó a purificar.

El horrendo crepitar de la carne corrupta de las heridas de los jovencitos era espantoso.

Sus gritos de dolor lo eran también.

Kouga se mantuvo alentándolos, recordándoles lo valientes que habían sido hasta ese momento

-"Han llegado hasta aquí, valientes Ookami hacen orgullosos a nuestro clan"

Y así los jóvenes callaron su sufrimiento mordiendo fuerte un trozo de cuero, mientras Kagome y los demás sagrados purificaban el veneno, el miasma y el reiki contaminado.

Uno a uno los sagrados iban cayendo agotados y eran retirados del lugar por Kohaku y Sango

Las manos de la joven no flaqueaban luego de varios minutos, solo algunas gotas de sudor comenzaban a brillar en su frente.

Tan fuerte, tanta tenacidad a la hora de ayudar…

La mujer no tenía miedo.

El halo de la energía sagrada y el sudor le daban un toque de misticismo a esa hermosa carita de niña de Kagome.

El Daiyoukai sintió un golpe en su pecho, su corazón parecía querer escaparse.

"Qué me sucede? Parezco un cachorro inquieto…"

"El poder de la Miko es embriagador…"

"Qué limitada tu percepción de las cosas bestia"

El Lord pensaba, pobre su bestia por ver sólo el poder de la sacerdotisa, pero la bestia más sabia, simplemente llevaba a su amo a mirar más profundamente en aquella mujer que lo atraía de una manera arrolladora. Era humana, si, pero algo tenía que la llamaba desesperadamente. Sesshomaru se resistía a acercarse a los humanos de cualquier manera, más aún si de pareja se tratara.

Shimaru no estaba seguro de nada, sólo era instinto y ese instinto lo empujaba a mirar a la Miko con mucha más atención.

"Yo puedo admitir si una hembra me atrae, sea de la especie que sea"

En ese momento Sesshomaru se dio cuenta de que estaba a centímetros sobre el cuerpo agachado de Kagome. Su postura era protectora y territorial.

El Señor del Norte lo vio y se apartó de la joven unos pasos hacia el otro cachorro.

Era como si el macho Inu hubiese dado por sentado que esa hembra le pertenecía, pero al ver la actitud del lobo, Sesshomaru retrocedió hasta quedar junto al anciano Higurashi.

-"Mi Lord, no se acerque demasiado, es peligroso hasta para usted"

Y allí sucedió

La potente explosión de reiki sagrado llenó la habitación de luz purificadora.

Kouga y el Daiyoukai fueron repelidos violentamente hasta golpear contra las paredes del recinto y caer sentados.

Hiten cayó en su sitio ya que al ser un monje no recibió el embiste del poder purificador, simplemente la onda expansiva de la explosión le dobló las rodillas un tanto avejentadas.

Kouga corrió a levantar al anciano del suelo.

Sesshomaru se puso de pie y sacudió un poco sus ropas.

Cuando la nube se dispersó vio que Kagome yacía inconsciente sobre uno de los lobeznos.

Algo inexplicable lo movió a socorrerla; en un segundo, estaba levantando a la mujer ayudándola a incorporarse.

Sus manos recibían de lleno el poder residual del cuerpo de la joven.

Pero a él no le importó. La acarreó hasta sentarla segura en una camilla de bambú cerca de los cachorros

-"Kagome Sama…Está usted bien!"

Ella abría sus ojos y parpadeaba un poco para recuperar la vista.

Y al lograr enfocarla le dio gracias a Kami Sama, por ella.

El hermoso rostro pálido adornado con marcas la miraban desde cerca. En sus mejillas rayas magenta aterciopeladas, una media luna color índigo en su frente y unos ojos dorados ardientes como el mismo sol.

Kagome tragaba duro tratando de respirar.

El Lord se había agachado para quedar a la altura de los ojos de la joven.

-"Está usted bien?!"

-"Hai, estoy bien, Sesshomaru Sama"

Los ojos se encontraron otra vez.

El Inu Daiyoukai, sentía la punzante atracción impedirle levantarse

Esos eran los abismos, esos eran los ojos…

Pero no podían ser.

Ésta frente a él era una mujer, una hembra humana, maldita mujer, maldito monje Higurashi y maldito él.

-"Hn."

Haciéndose de todas sus fuerzas se incorporó, se alejó y fue a ver a los cachorros.

Estaban curados y en perfectas condiciones, pero inconscientes.

Eso no ayudaba a saber lo que hubiera sido que los llevó a viajar hasta su palacio y arribar en esas condiciones.

¿Qué pudo haber sucedido para que llegaran así? ¿O qué los impulsó a viajar hasta el Oeste en esas condiciones?

Y además de todo aquello tenía para pensar en la inmensa capacidad que albergaba esta sacerdotisa.

Cuánto más poder ocultaba en ese menudo cuerpo?

Por lo que estaba alcanzando a vislumbrar parecía verdaderamente más poderosa que Midoriko y eso si que era algo para tener en cuenta.

Kouga sentaba a Hiten junto a Kagome.

-"Hiten Sama…Se encuentra bien?"

-"Oh si, gracias Kouga Kun"

-"Y tú Kagome?"

Sesshomaru observaba en silencio, o al menos las palabras no salían de su boca

"Y tú Kagome? Tanta familiaridad?"

"La Miko no tiene pareja y no pesa sobre ella ningún reclamo, tiene derecho, además pronto ingresará al santuario…"

Eso no convencía del todo al Daiyoukai.

-"Si Kouga San, estoy bien gracias"

El Lobo se dirigió a él después.

-"Sesshomaru, regresaré al Norte a ver qué fue lo que pasó, Tal vez no es nada y tal vez lo es todo, pero no puedo esperar hasta que estos niños despierten y permitir que algo malo suceda a mi manada."

En tiempos complicados como estos, los honoríficos se dejaban de lado.

-"Hn. Partiremos enseguida"

Hiten asentía

-"Souta regresará al Este a ver si allí está todo tranquilo y los alcanzará después, Kagome permanecerá cuidando a los cachorros hasta que despierten"

La Miko caminaba hacia los cachorros y pasando una de sus manos por la cabeza del más joven decía

-"Si lo hacen, y tienen algo extraño que decir, enviaremos a alguien al Norte a contactarlos y comunicárselos"

Sesshomaru miró a la sacerdotisa en silencio.

Kagome se dio cuenta que había llamado demasiado la atención sobre ella

-"Si le parece, Lord Taisho"

El Inu afinó los ojos

-"Hn."

-"Qué buena idea Kagome, ojalá no sea necesario"

Y así un par de horas después

Los ejércitos partían uno al Norte y otro al Este.

Kagome, Kikyo, Sango, Rin, Hiten y Jaken veían a los soldados alejarse en direcciones opuestas.

El corazón de las mujeres palpitaba desesperado por sus amores que partían hacia lo desconocido.

Miroku sabiendo que Sango lo observaba sentía un poco de pena, a él le comenzaba a agradar el pensamiento de que ella siempre esperaba por él. Y se volteó a verla para saludarlas a su hermana, a ella y su otra prima.

De la emoción, Sango sintió que sus piernas se doblaban y devolvió el saludo fervientemente moviendo los brazos de un lado al otro.

Kikyo veía a Inuyasha y a Souta hacer lo mismo y ella también respondió.

Ambas miraron a Kagome saludar tímidamente con la mano a su gemelo, su primo y sus amigos, pero sabían que internamente esperaba el saludo de alguien más.

Alguien que jamás voltearía a saludarla.

Las mujeres le tomaban las manos a la joven.

Kouga se sumaba al saludo del mestizo para luego girarse y acercarse al Daiyoukai que caminaba lentamente sin mirar atrás.

-"Volaremos, para llegar más rápido"

Uno a uno cobraban vuelo, Sesshomaru en su nube llevaría a Inuyasha y Danaka, Kleinez y Kouga irían sobre Ah Un; los humanos que iban al Norte volaban con los youkai que pudieran hacerlo. Los que iban al Este irían por tierra montados a caballo.

Sus siluetas se achicaban con la distancia.

De pronto el silencio envolvía el palacio de la Luna y a sus habitantes.

Los Señores y sus soldados partieron sin saber a ciencia cierta con que se encontrarían.

Lentamente desaparecieron en el horizonte dejándole a los que se quedaban atrás el amargo sabor de la incertidumbre…