NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.

HOLA DE NUEVO.

EN ESTE VIAJE LOS LLEVARÉ A UNA HISTORIA DIFERENTE, CON AVENTURAS, CONFLICTOS ROMANCE… UNA HISTORIA MUY DESDE EL FONDO DE MI IMAGINACIÓN. NO ES LA PRIMERA DE ESTE GÉNERO NI SERÁ LA ÚLTIMA, PERO ESPERO QUE SEA UNA DE LAS MÁS ENTRETENIDAS.

ABRAZO ENORME.

Capitulo 22

Kagura entre consciente e inconsciente de a momentos, y con sus piernas en los hombros del dragón, soportaba como podía la horrorosa performance sexual del señor del Sur.

Su piel, su temperatura, su olor…Todo en él le revolvía el estómago y más aun el cansancio que tenía ya que el reptil se recuperaba rápidamente de sus asaltos de cama y arremetía contra ella una y otra vez.

La saliva ácida le quemaba la piel un poco y una especie de babasa le cubría sus partes sensuales.

No sabía de qué se trataba pero tampoco quería pensar demasiado. Le bastaba con que terminara de una vez. Así se asearía y si tenía suerte, moriría ahogada en la poza por el cansancio.

Convertirse en la Señora del Sur era una decisión que le estaba costando demasiado caro…

En el Este, Souta observaba el intenso entrenamiento de su ejército secreto.

Se maravillaba con todo su despliegue de perfección y poder.

Pero se sentía inquieto.

Estaba convencido de que el Ryu atacaría sus tierras y no sabía si contaba con la gente necesaria. Eran muchos, pero una tercera parte de su ejército estaba en Occidente, si algo sucediera allí, necesitaría de todos y cada uno de sus soldados…Las Miko de Hakurei y por supuesto e indudablemente a Kagome.

Hidoriko lo veía inseguro y con su mirada perdida. Sabía el motivo, pero el único movimiento que les quedaba por hacer era esperar. Quizás sus sospechas estaban erradas y no atacaba el Este, sino el Norte otra vez.

Kokuryu debía estar demasiado desquiciado si atacaba el Oeste, al menos ahora que el ejército de los Taisho estaba descansado y reagrupado…

Miraba los banderines flameantes en la punta de los mástiles de bambú, el viento invernal comenzaba a anunciar las fuertes nevadas que precedían a la primavera.

Junto con el aire helado llegaba también el aroma de la inminencia de un ataque dirigido a su amado Señor… Debían estar preparadas, estar listas para la batalla, debían sobrevivir, y demostrar que las mujeres eran más que capaces, que eran dignas, que eran poderosas, especiales.

Girando hacia sus aprendices, las instó a entrenar con más ahínco

-"Sacerdotisas! Debemos entrenar más! Fortalecernos más! Debemos demostrarle al mundo la valía de nuestro género! Somos más que Mikos que oran y manejan las energías sagradas sosteniendo un domo de protección! Somos las primeras y únicas mujeres que están educadas, entrenadas y que son verdaderas armas letales en combate. No solo podemos calentar una cama y parir hijos, o envejecer recluidas en el templo y morir, sin que nadie nos recuerde y ahogadas en sueños de vidas que no realizamos jamás!"

Esa parte del discurso lo decía con su voz quebrada y mirando hacia Souta que observaba desde una distancia prudencial.

Ante sus palabras el joven monje negaba resoplando como decepcionado del mundo, había que cambiar todo aquello, por todas las mujeres del mundo, por su amada Miko, pero especialmente por su gemela, que estaba destinada a reclusión en Hakurei y a permanecer allí toda su vida hasta marchitarse y desaparecer…

Al menos Midoriko había pasado a la historia como la mujer más poderosa del mundo, y lo sabían porque ella había luchado, estudiado, salvado vidas, enseñado a leer y escribir, había sobresalido en todo y nadie la detuvo, ella había podido demostrar su valor.

Estas mujeres y todas debían poder realizarse en sus vidas como cualquier otra y sin estar debajo del pie de los hombres, o caminando detrás de ellos. Debía estar a la par, brazo a brazo, codo a codo.

De eso se trataba el pergamino secreto que ocultaban las entrañas del templo, de la libertad del género femenino. De su vida y su futuro, de su paz…

-"Demostraremos que también podemos luchar como el mejor de los soldados y discutir filosofía y ciencias con el más sabio de los ancianos! El Clan Ryu está preparándose para atacar el Este y debemos estar preparadas para luchar! Ese día está muy cerca y también será el día en que la historia cambie y el mundo se entere de que las mujeres somos las joyas más valiosas y como tales debemos ser tratadas y apreciadas…De nosotras dependerá cambiar el pensamiento arcaico de nuestros hombres. Por eso les reitero, ¡A trabajar con más energía!"

-"Hai!"

El eco al unísono retumbó entre las paredes milenarias provocando que la piel del monje Higurashi se erizara

Esa maravilla marcial que eran sus sacerdotisas de Hakurei estaban dispuestas a dar su vida por el Este y por él.

Ahora estaba seguro de que su decisión de elaborar el pergamino era correcta.

De esa manera, podría premiar a sus fieles soldados femeninos con el premio más valioso…

Su libertad.

Para el Lord Oriental no solo este problema estaba más que presente, sino otra cuestión.

La intensa y extraña manera de mirar que el Señor del Oeste tenía para con él.

No imaginaba los motivos para ello, ni con quién consultarlo, tal vez Inuyasha, nadie conoce a Sesshomaru mejor que él.

En el Oeste…

-"Miko"

La joven y la niña levantaron la mirada hacia él. El pecho se le hinchaba de orgullo al ver a su pequeña querer aprender con tanto entusiasmo, Rin se parecía bastante a Kagome, pero esos ojos oceánicos de la sacerdotisa eran algo único de ver.

Las hembras humanas tenían prohibido saber, conocer, aprender, mejorar, progresar… A diferencia de los hombres que se educaban desde pequeños a las niñas se les enseñaban las tareas del hogar, la siembra y la recolección Evidentemente el creador o los creadores de la lay de prohibición encontró que a más bruta la persona más manejable era.

Entonces era más sencillo controlar a una mujer ignorante que a una educada.

Recordando a Souta y su última conversación Sesshomaru sonrió.

-Flash Back-

Mirando hacia abajo comprobaba que su atuendo estuviese correcto e impecable.

Había estado durmiendo sobre esta idea durante muchas lunas y finalmente tenía la oportunidad de compartirlo y discutirlo con el Lord Occidental.

Los otros Lores no dudaron en apoyar su moción y firmar, pero…Sesshomaru era otra cosa.

De pie ante los portales a punto de anunciarse, un joven Señor.

Dentro, sumido en sus labores, Sesshomaru terminaba de colocar su última firma para culminar con su día de administrador.

Una sensación familiar y un tanto molesta alertaba sus instintos.

El aura picante del otro lado de la puerta anunciaba al visitante presto a ingresar en el estudio.

Higurashi Souta.

El corazón del Lord de Occidente retumbaba ante la expectativa de verse cara a cara a solas en su despacho.

Se sentía inseguro y a la vez molesto por las reacciones de su cuerpo ante la cercanía del joven macho ningen.

-"Adelante Lord Higurashi"

Souta negaba con la cabeza. Acaso pensó que un Daiyoukai como Sesshomaru no se percataría de su presencia detrás de la puerta?

-"Arigatô, Taisho Sama"

De pie frente a frente, los brillantes soles buscaban los océanos que no encontró, solo halló oscuridad, confundido y un poco molesto respondió.

-"Sesshomaru es suficiente"

El monje rascaba su nuca avergonzado. Ese que estaba frente a él era el demonio más poderoso y le pedía que lo llame Sesshomaru?

-"Ah, Gracias Taisho Sama, pero me parece que no sería correcto"

-"Sin sentidos"

-"Está bien, Sesshomaru"

-"Hn."

Souta no podía evitar sentir la mirada penetrante del Inu, como escudriñándole el cuerpo y el alma.

Los escalofríos no tardaron en aparecer.

-"Siéntese Higurashi Sama"

-"Oh, Higurashi Sama es mi abuelo, yo apenas lleno los zapatos de un Higurashi Kun"

La risa baja del Daiyoukai, tan agradable y cordial como todos los Higurashi.

-"Usted dirá"

-"Pues…"

Así comenzó su relato acerca de los derechos femeninos, y la necesidad de modernizarse en el pensamiento.

-"Las mujeres no son solo para procrear o calentar una cama y servir"

Sonrojado el sacerdote bebía nervioso su vaso de té.

-"Hn."

El Inu le veía cada vez más sentido al pensar en su hija…

Si ella se desposara, se vería obligada a ceder su sitio como gobernante del Oeste, por ser mujer, y además humana, a su esposo y eso no lo permitiría jamás…

Las ideas del monje eran estupendas si las consideraba e interiormente entusiasmado firmó el pergamino.

Ni bien la guerra terminara, se aboliría la ley arcaica y el mundo brillaría para todos por igual, sean del género que sean. Y Rin estaría protegida y segura por siempre.

Agradecido a los Dioses por la inteligencia y la gran idea del Señor del Este… Por otra parte, quería que la princesa de la Luna fuese educada y preparada para que nadie tome ventaja sobre ella. Ni sobre el Oeste. Firmar ese pergamino aseguraba su futuro y el de todo el mundo conocido. Ya estaba decidido, Rin aprendería todo lo que pudiera de la mano de Kagome.

Una vez firmado el rollo dos copas de sake se sirvieron y un brindis silencioso fue el único testigo del acuerdo.

Souta observaba extrañado al Lord Inu.

El poderoso Daiyoukai lo miraba casi sin parpadear.

Se sentía analizado como una fórmula de alquimia, de esas que se utilizan para preparar medicinas…

No comprendía el porqué de la mirada del Lord.

Acaso quería pedirle algo?

-"Le quedó algo por discutir, Taisho Sama?"

El Inu parpadeó y negó con la cabeza, se vio expuesto, tenía que arreglar el momento vergonzoso

-"Y usted?"

-"Ah! No"

-"Entonces…Terminamos por hoy"

-"Si, si mi Lord…Mmm. Por cierto…Mañana partiré hacia el Este"

-"Hn."

-Fin Flash Back-

Había decidió acercarse a la Miko y tantear el terreno. Caminaba sin demostrar el arrollador torbellino que sentía por dentro.

-"Lord Taisho"

-"Sesshomaru Samaaaa!"

Los saltos de Rin alrededor de su padre del corazón.

-"Kagome Sama me leía una historia!"

La joven se sonrojaba inquieta y cerraba el libro.

Esa prohibición para ellas en el mundo, era una verdadera estupidez, él quería que ella se sintiera libre, cómoda y…Feliz?

Nunca le habían importado esas cosas, cada uno tiene lo que se merece, pero ella…Era especial, para él.

-"Usted sabe leer?"

Muy avergonzada Kagome asentía mientras esbozaba una tímida sonrisa

-"Leer y escribir! Y los nombres de las estrellas! Dijo que le enseñaría a Rin!"

La pobre sacerdotisa ahora agachaba la cabeza sonrojada. Estaba preocupada de la opinión del Daiyoukai.

Ella no sabía cuáles eran las ideas acerca de la educación de las mujeres y hembras, ella ni sabía si a él le gustaría una hembra culta o una inculta que solo le sirviera y le obedeciera.

Temía por su opinión y no lograba ocultar su temor

Sesshomaru observaba la reacción de la joven que apretaba los bordes del libro hasta que sus dedos quedaran blancos.

Estaba visiblemente preocupada por lo que él pensara…Pero por qué?

Sería por miedo?

No, ella le daría una muy buena pelea si a él se le ocurriera atacarla, de eso estaba seguro. Entonces…debía ser por su inseguridad acerca de su opinión, y esas eran buenas noticias para él.

La satisfacción lo inundaba.

Ya no podía negarlo más, ya no lucharía contra esos sentimientos tan extraños que tenía. Quería ser parte de la vida de la joven y quería que Kagome fuese parte de la suya también y de la de Rin. Quería olvidarse del monje y del Ryu. Quería olvidarse de todo lo negativo.

-"A este Sesshomaru le agradaría escuchar la historia también"

La mirada dorada centelleante fija en los bellos ojos de la mujer, le daban seguridad y emoción.

Kagome sentía su corazón latir en su garganta, y su rostro acalorarse.

Por Kami qué hermoso era!

Ocultaba paulatinamente su aroma, sabía que se sentía "nerviosa" con su cercanía y no tenía intención de que él se percatara de eso.

Sesshomaru lentamente se sentó junto a ella y Rin se trepaba en su regazo.

El Daiyoukai, olfateaba apenas el aire, deseaba percibir ese dulce aroma de la esencia de la Miko pero…

Lo ocultaba otra vez?

La observó unos minutos mientras ella leía y notó el sonrojo en sus mejillas y la leve sudoración en la frente, acaso estaba acalorada?

Olfateó los alrededores, el aire era frío, estaban en invierno, pronto llegarían las nieves y heladas al Oeste… Entonces porqué?...

No habiendo más nadie, cayó en cuenta de que solo él se encontraba cerca de ella.

Acaso estaba nerviosa por su cercanía?

O tal vez le gustaba?.

Su aroma particular se vería intensificado y almizclado, eso quería ocultar? Excitación?

La comisura de su boca levemente se elevó. Y sin demora se corrió en el banco más cerca de ella, total, Rin estaba sobre sus piernas, no había necesidad de espacios entre ellos.

-"Mm… hace calor…"

La joven se abanicaba con el libro de a momentos

-"Desea ir adentro de palacio Kagome sama?"

Ese último "Kagome Sama" lo había dicho con su voz más sensual.

Maligno…

Ella estaba segura de que él era maligno. Cómo puede un ser tan bello caminar por el mundo haciendo tanto daño?

Dañaba los ojos y los corazones de quien se atreviera a depositarlos en él…

Seguramente no tenía idea o si era tan maligno como ella pensaba, estaba perfectamente consciente del efecto que causaría en los demás…

Ella afinaba los ojos recordando las palabras del anciano herrero Totousai…

-"Sesshomaru…MM ese es un chiquillo malévolo…"

Ahora lo comprendía…

Si es que ni lograba articular palabra sin titubear y ese calor sofocante!

Se sentía acorralada!

Pero de pronto…

Una idea extraña, perversa cruzó su mente

Y si ella le hacía lo mismo?

Y si él de verdad estaba interesado, por eso hacía todo aquello?

No quería emocionarse sin motivo, se convencía de que necesitaba saber a ciencia cierta los sentimientos del Inu hacia ella…

Patrañas…Su carácter Higurashi le rogaba por venganza, pura y asquerosa venganza.

Liberaría su esencia y que tenga una cucharada de su propia medicina!

Chiquillo malévolo, acercándose de esa forma y jugándosela de seductor…

La pobre Miko ya no lograba respirar con calma

-"Se siente bien Lady Kagome?"

La media sonrisa sexy y esos ojos abrasadores que la escudriñaban por dentro…

Y también por dentro las palabras que lo sentenciaban

"Pagarás malvado youkai"….

Kami parecía estar de su lado, al pasar frente a ellos, volando de manera errática, un hermoso pabellón.

Rin se bajó de pronto a perseguir la enorme mariposa

-"Mira Kagome sama! Una mariposa! Como la del otro día!"

La niña corría y saltaba para atrapar al insecto y cuando estuvo bastante lejos, la sacerdotisa liberó su aroma…

El Daiyoukai que sonreía a medias estaba moviendo levemente sus fosas nasales para olfatear el ambiente fresco y el aroma de las flores de la glorieta, pero lo que percibió provocó una feroz respuesta dentro de su hakama y sus ojos sangraron por momentos.

El tremendo impacto que, las feromonas, la dulzura y el picante del aroma de la mujer, le causaron a él y a su bestia, casi los pone de rodillas.

La brisa no ayudaba a dispersar el delicioso perfume sensual y atractivo… Lo más increíble que había olfateado en siglos, y provenía de esta mujer?

…!

Se encontró respirando pesado casi babeando encima de su cabeza. Atraído hasta que su cuerpo le dolía.

Si no fuese un demonio le suplicaría a Kami sama que lo ayudase.

Tenía que alejarse, tenía que guardar aunque fuese un poco de dignidad, de honor.

Él era un Idaina Daiyoukai pura sangre de fina estirpe, poderoso como nadie y estaba por saltarle encima a una sacerdotisa humana?

Si hasta necesidad de lloriquear como un cachorro tenía!

Y así como se acercó a ella levemente mientras ella leía se fue alejando hasta que quedó en la punta del asiento de madera.

Él estaba acalorado, sofocado, su bestia intentaba rasgar su control como si de un lienzo se tratara!

Y su problema dentro de su hakama era MUY notorio, cómo haría para salir de este encono?

No sabía cómo calmar su necesidad y la latente carne oculta que clamaba por atención.

Actuaba como un cachorro inexperto! Qué demonios!

Clavó su mirada en la sacerdotisa que continuaba leyendo ahora semi sonriente.

Acaso ella supo de su plan de seducción?

Tal vez lo estaba provocando?

Afinó sus ojos y como pudo se volvió a sentar cerca de ella, junto a ella, tan junto que Kagome sentía fuego en el muslo que estaba en contacto con el de él.

"Kami, kami, qué me haces?"

Sesshomaru se acercó a su oído y muy sensualmente preguntó

-"Onegai, Kagome…Sama, no entendí esa última frase"

Ella temblaba como una hoja

-"S-si, si, enseguida le repito el párrafo"

Las manos temblorosas sacudían apenas las hojas del libro. Detalle que NO pasó inadvertido para el Lord.

Colocó una de sus manos en la de ella para darle un poco de soporte, luego la miró a los ojos

-"Continúe"

Ella ya no podía más

Maligno absolutamente maligno!

Era tan sensual y tan hermoso…

"Hakurei, Hakurei, Hakurei…"

Kagome repetía como un mantra, pero no servía de nada

-"La noto inquieta, sacerdotisa"

"No sabes cuánto!"

-"Mi Lord?"

Los ojos hacían de conexión aún más allá de lo posible

El Daiyoukai ejercía un poco, de presión en la mano de la Miko, levemente, pero my significativamente

Estaban cerca, tan cerca…

Las mejillas encendidas de la joven desesperaban al macho Inu, que sentía el impulso de arrancarle el traje de Miko y someterla en ese mismo instante y lugar.

Con los rostros tan cerca y las miradas encontradas,

La joven inocentemente cerró sus ojos

Sesshomaru vio el hermoso espectáculo frente a él.

El maravilloso rostro de Kagome tan cerca que lo grababa en su memoria para llevarlo con él siempre y para siempre.

La suave respiración, los labios carnosos y atractivos

El corazón latiendo desbocado, huir, necesitaba huir o todo lo logrado durante siglos entre sagrados y youkai se derrumbaría.

Estaba loco de hambre por esa mujer, pero tenía que escapar o haría algo de lo que se arrepentiría y mucho. Y arruinaría todos los tratados de tregua y paz logrados a través de innumerables pactos y sangrientas guerras.

Pero el instinto pudo más.

La casi imperceptible sensación de humedad en su mandíbula, Kagome esperando un movimiento del Lord, un asalto a su boca lo que sintió fue frío en su mandíbula hacia la derecha.

Y luego la ráfaga de viento refrescarle la cara y volarle los cabellos.

Al abrir sus ojos se encontró que estaba sola y Rin regresaba con el pabellón entre los dedos

-"Mira, mi Lady! Lo atrapé!"

La decepción hizo que intentos de lágrimas aparecieran en sus ojos, pero no lloró.

En qué pensaba?

Acaso que Sesshomaru la besaría?

Es que acaso estaba loca?

"Y qué pretendías Kagome"

Se repetía en su mente.

Al tener la mariposa frente a su cara mantuvo la sonrisa por la pequeña que estaba feliz de su logro

-"Y Sesshomaru Sama?"

La punzada en el pecho de la Miko, que con todas las fuerzas que logró reunir para que su voz no se quebrara respondió

-"Regresó a palacio, tenía mucho trabajo que realizar"

Pero el frío en su rostro le hizo pasarse el revés de sus dedos, la humedad que sintió fue…

Tuvo que mirar.

El corazón le dio un vuelco.

Sus manos comenzaron a temblar.

Acaso era verdad?

Acaso podría ser?

Rápidamente levantó su mirada hacia la ventana del despacho del Lord.

Detrás de las cortinas los dos soles abrasadores se clavaban en su alma.

Lo vio girarse para alejarse y volvió a mirar sus dedos.

El suave brillo de la saliva del macho inu se dejaba ver iluminada por el sol.

Acaso Sesshomaru si la había besado?...