NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.

HOLA DE NUEVO.

EN ESTE VIAJE LOS LLEVARÉ A UNA HISTORIA DIFERENTE, CON AVENTURAS, CONFLICTOS ROMANCE… UNA HISTORIA MUY DESDE EL FONDO DE MI IMAGINACIÓN. NO ES LA PRIMERA DE ESTE GÉNERO NI SERÁ LA ÚLTIMA, PERO ESPERO QUE SEA UNA DE LAS MÁS ENTRETENIDAS.

MIL DISCULPAS POR DEJAR PASAR TANTO TIEMPO EN ACTUALIZAR, CON ESTA PANDEMIA TAN HORRENDA, ESTAMOS TODOS ALTERADOS, CON MÁS RAZÓN ESCRIBIRÉ CADA VEZ QUE PUEDA, SI EN ALGO PUEDO ALEGRARLOS UN POCO,ESO ME HARÁ INMENSAMENTE FELIZ.

HUBO UNA FILTRACIÓN EN WATTPAD, ME HACKEARON LA CUENTA Y EL MAIL, YA NO ME PERMITE INGRESAR NI UTILIZAR MIS CONTRASEÑAS, OBVIAMENTE NO PODRÉ TERMINAR DE PUBLICAR NADA ALLÍ, A NO SER QUE ABRA OTRA CUENTA. LO CUAL VOY A PENSAR DOS VECES. SI ALGUIEN TIENE CUENTA ALLÍ, POR FAVOR DE VER ALGÚN MENSAJE DESAGRADABLE O ALTERACIONES EN MIS HISTORIAS, SEPAN DISCULPAR, NO SERÉ YO QUIEN ESTÉ DETRÁS DE AQUELLO. DESDE YA REITERO MIS DISCULPAS.

UN ABRAZO GIGANTE Y QUÉDENSE EN SUS CASAS, CUíDENSE MUCHO.

GRACIAS POR SU CARIÑO, TIENEN EL MÍO.

Capítulo 32

El nerviosismo de todos provocaba un ambiente denso y pesado, mas la energía combinada acallaba y adormecía a las bestias y a las almas.

Hiten se sentía mal por no poder decir lo que sabía. Ambos líderes estaban hechos para unirse. Si tan solo Sesshomaru aceptara a Kagome…

Pero ella humana y sagrada seguramente el Lord caería de espaldas si supiera de aquello…

No podía hablar al respecto, jamás lo haría, por el bien de la alianza.

Ingresando casi al templo, los ojos de los aliados se abrían maravillados ante las hermosas tallas de roca blanca que rodeaban el lugar.

Bellísimos animales cincelados con maestría

Los youkai que jamás habían podido acercarse ni al pie del monte estaban fascinados. Incrédulos observaban la maravillosa exposición animal.

Arte Puro.

Cada youkai tipo animal se emocionaba al ver la belleza y el amor con la que su animal regente estaba tallado. Y rodeado de hermosas hiedras y flores, las Miko amaban la naturaleza evidentemente, y a través de su arte y cuidados sentían el profundo respeto que los humanos sentían por las diversas razas incluyendo la youkai.

Kagome sentía cada paso pesarle una tonelada.

Hakurei se vislumbraba detrás de la muralla rodeada de animales. Su andar a pesar de ser lento, inexorablemente la llevaba al sitio donde pasaría el resto de sus días.

Al ingresar se encontraron con las sacerdotisas formadas perfectamente en la empalizada. Sesshomaru y los demás, no podían pensar en otra cosa, esa formación parecía un ejército.

Pero eran Mikos, solo eso, un ejército para servir a Kami, solo sabían orar, meditar y sanar.

En el frente del Templo ya, esperaban Hidoriko y otras sacerdotisas asistentes, pero los ojos del Lord fueron más allá.

A la derecha de la suprema sacerdotisa, con su flamante armadura de general de pie el muy apuesto Señor del Este, Higurashi Souta.

Mientras las Miko reverenciaban, sin esperar a llegar, Kagome corrió hacia su gemelo.

Sus lágrimas corrían a mares por sus mejillas.

Souta preocupado se encaminó velozmente hacia ella.

La joven lo abrazó tan fuerte que parecía que dificultaba la respiración del Lord cardinal

-"Kagome? Qué sucede!"

-"Souta Chan!"

-"Me estás asfixiando…"

Ella lloraba y lo apretaba más. Souta intentaba despegarla de él para ver su cara.

Sus ojos buscaban una respuesta, pero se encontraron con los dorados soles del Señor de la Luna

Sesshomaru negó a penas con la cabeza y el gemelo se tranquilizó un poco, pero si su hermana lloraba de esa manera, algo no tan grato le había sucedido.

Hidoriko enseguida se acercó e invitó a ingresar a Kagome acompañada de otras Miko

Souta tomó la palabra.

-"Me tomo el atrevimiento de hablar en lugar de la suprema sacerdotisa Hidoriko, para darles la bienvenida a las tierras de Las Almas, están ustedes en su casa"

Reverenciando Sesshomaru y los demás ya descansaron y fueron acompañados por las sacerdotisas a las habitaciones preparadas para todos ellos, estaban separados en enormes cobertizos con muchos futones acomodados para albergar numerosos visitantes.

Los soldados estaban muy a gusto.

De más estaba decir que los humanos se apresuraron a asearse y cambiar sus ropas.

Los youkai por su parte ordenaron los pertrechos y demás elementos, para luego asearse y reunirse en la sala común del templo.

Las Miko servían alimentos y agua a los recién llegados, por su parte Souta y Hidoriko habían llevado a Kagome a la enfermería.

Krisstal iba con ellos mientras Kleinez permanecía junto a Danaka y Kohaku en la sala común.

Hiten se sentaba cerca de sus nietos

Souta aprovechaba la gradual calma de su gemela para preguntarle lo que le sucedió

Ella sollozaba

Hiten entonces decidió hablar.

-"Hace unas noches, Kagome soñó que el Lord Ryu te asesinaba."

-"Oh…Shin'ainaru imòto…"

(Hermanita querida)

Kagome se abrazaba a su hermano, sollozaba adolorida aún lastimada por las horrendas imágenes de la terrible pesadilla.

Sesshomaru observaba un poco apartado, al escuchar que la Miko volvía a llorar se acercó para apoyar a su amada con su presencia.

Aquello funcionó realmente bien.

Ella se apartó un poco de su gemelo, más calmada al ver al Daiyoukai, apoyada en el hombro del joven mientras le secaba sus lágrimas, ambos simplemente observaron al Lord.

Lo que sintió el Señor del Oeste fue una trompada directa a su orgullo. Tan fuerte que pareció que se caería sentado. Casualmente Danaka había ido a buscarlo cuando vio el leve movimiento, por lo que le puso una mano en la espalda.

Imperceptible para los humanos, evidente para los demonios.

Sesshomaru había sido golpeado por la imagen de los gemelos abrazados entre lágrimas de la hembra y ternura del macho, contemplar los ojos llorosos de Kagome y la cálida mirada afable de Souta, avellanas y océano observándolo…

Su corazón parecía sofocarse dentro de su pecho . El instinto se disparaba ignorando el pesar de su amada y la preocupación de su capitán, ese secreto pesado que guardaba en su interior, y el deseo animal de poseer a esa frágil mujer y mientras la devora, mantener al macho bajo su pie para que no se aleje demasiado. Aún no sabía para qué, pero no lo dejaría alejarse.

Posesivo… Si, y mucho.

La vita era demasiado sensual para él.

Por Kami o las flamas del infierno qué estaba pensando en estos momentos?

-"Sesshomaru Sama…Los soldados ya están ubicados en el salón esperando"

Danaka sabía más. Si bien el Daiyoukai ignoraba que el tigre sabía de su secreta confusión acerca de los gemelos. Tomó la llegada de su general como una señal de los infiernos para salir huyendo del lugar.

-"Este Sesshomaru… Se retira"

El anciano lo acompañaba

-"Los gemelos están bien ya, mi Lord vamos al salón común hay que alimentarnos y reponer fuerzas y descansar. Ya no queda lejos el palacio de las Almas, pero acarreamos bastante desgaste por el viaje"

Asintiendo apenas y dando una última mirada a los hermanos Sesshomaru giró y comenzó a alejarse rumbo a la sala común.

Sintió un sabor amargo ante las palabras del anciano.

Cuando partieran sería la última vez que vería a Kagome como la hija de Higurashi Ken, la gemela del señor del Este, la mujer con la que podría formar una familia aunque aquello también lo aterrara…Solamente la volvería a ver como la suprema sacerdotisa del Monte Hakurei, para sentarse a compartir una taza de té, o caminar por los jardines…

Apretando los dientes fue a acomodarse en su lugar designado junto al destituido Señor del Sur y frente a sus soldados y otros sagrados aliados.

Danaka aún de pie revisaba el orden del grupo.

Austero banquete solo arroz y verduras de su huerta, pollos y setas recogidas del bosque. Agua para beber, una vez que los gemelos se unieron a ellos en la mesa aquel banquete pareció el más fino y exquisito para el Lord, ya que su pretendida estaba sentada a su lado y su aura aún interactuando con la propia era realmente una sensación deliciosa.

Pero pronto los ojos aún llorosos se fijaron en él recordándole que debería dejarla allí.

De pronto la carne le supo agria, las verduras pasto seco y el agua, hiel.

No quería dejarla.

No!.

Las energías mancomunadas se alteraban y la fuerza de Hakurei comenzaba a molestar.

Los soldados se miraban incómodos y el anciano Higurashi observó al par.

Las miradas de afecto ocultas parecieron de molestia.

Hiten pensó que Sesshomaru estaba siendo molestado por Kagome.

-"Kagome Chan…Onegai…"

La joven lo miró sin comprender.

Luego vio al Daiyoukai que solo bajó la vista hacia su copa y bebió.

-"Contrólate hija…Tu aura molesta a nuestros aliados"

Ella avergonzada implemente musitó

-"Gome…Lo siento"

Muy rápido y respetuosamente se disculpó y reverenció para retirarse.

El aroma de la angustia revoloteaba en el aire.

Krisstal tragaba duro de pena por ella y Sango y Kikyo, suspiraban regresando a sus platos comiendo tímidamente sin apetito.

Le darían a su prima el espacio que desesperadamente necesitaba para desahogarse.

Miroku y Kohaku también se vieron a los ojos y suspiraron preocupados, pero por sobre todo sintieron el peso de sus manos atadas, tan atadas…Desesperante.

Kleinez sin comprender solo alcanzaba a ver la mirada preocupada de su prometida, Krisstal se preocupaba mucho por su padrino.

Recorriendo los pasillos apurada, llegó a sus habitaciones. Se sentía amargada y necesitaba desahogarse. Buscaría su arco y se iría a practicar un rato.

Kagome tomó su arco y llenó su carcaj de flechas y se alejó del templo hacia el nacimiento del río, en la cima de Hakurei, un lugar lleno de belleza rústica y mágica.

Donde las rocas estaban cubiertas de musgos y tierras húmedas, pastos y hierbas que hacían las veces de esponjas atrapando la humedad del rocío de la mañana, filtrándolo y dejándolo escurrir, puro y fresco en pequeños hilos de aguas cristalinas que se reunían formando arroyuelos que convergían en lo que montaña abajo se llamaría Tamashi No Kawa… Río de las almas.

Ella caminaba con su corazón roto pero sin llorar

Ya no deseaba hacerlo más, ya no más.

Llegando a la cima, bajó su carcaj dejándolo sobre la hierba y tomando una flecha la envolvió con su reiki henchido de tristeza y con su poderoso arco, legado de Midoriko apuntó hacia el cielo y disparó.

La línea rosa cruzó el firmamento como si lastimara su profundidad perdiéndose en la lejanía.

Bajando su arco jadeaba de impotencia y susurraba

-"Ayúdame, Kami Sama"

En el templo, todos preparaban de una u otra forma sus bultos para el último tirón hacia el palacio del Este, afilaban lanzas y espadas, katanas, wakizashis y tantos, ajustaban arcos y envenenaban flechas, no había noticias de los dragones pero así estarían preparados, eso siempre caracterizó al ejército del Oeste, aquello les dio la ventaja sobre sus enemigos. Cada ataque sufrido, siempre fue bien contestado y repelido, no en vano ostentaban la fama de indestructible ejército del Oeste.

Sesshomaru bebía una taza de té luego de la comida conversando con Hiten, Miraba de a momentos a sus acompañantes y trataba de no ignorarlos, pero su mente y corazón estaban allá donde fuera que Kagome estuviera en este momento. Quería verla, deseaba verla, ella se había alejado triste, necesitaba consolarla.

-"Hiten Sama, Este Sesshomaru tiene que aclarar algunas cosas con la Miko antes de partir"

Al anciano se le constriñó el corazón, temió por la reprimenda que le pudiera dar a su nieta, pero en favor de la paz entre los aliados no debía negarse a permitir el encuentro y el posible pedido de llamada de atención o castigo. Después de todo, Kagome era muy joven e inexperta, y su poder demasiado grande para poder controlarlo. Seguramente el Lord estaba muy molesto por el ataque del reiki de la futura suprema sacerdotisa…

Suspiró

-"Mi Lord… No sea muy duro con Kagome. Mi nieta es muy inocente…E inexperta…"

El Daiyoukai miró al viejo sacerdote sin comprender de qué estaba hablando

-"Ella no ha querido molestarlo con su energía…tan solo no sabe cómo controlarla aún"

Los ojos del Lord se abrían, finalmente comprendió.

Estaba a punto de aclararle al anciano que no estaba molesto, pero ahí estaba la excusa para ir a buscarla y pasar tiempo con ella. Cerrando los ojos dándose importancia asintió levemente

-"Hn."

-"Arigatò, Taisho Sama"

La reverencia del monje Higurashi y detrás de él, Miroku, Kikyo y Sango.

Todos pensaban que ella lo había hecho enojar?

Ya qué, mejor para él.

Apenas reverenciando en respuesta cortés, se encaminó siguiendo el leve rastro de energía y aroma dulce de su amada.