NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.

HOLA DE NUEVO.

EN ESTE VIAJE LOS LLEVARÉ A UNA HISTORIA DIFERENTE, CON AVENTURAS, CONFLICTOS ROMANCE… UNA HISTORIA MUY DESDE EL FONDO DE MI IMAGINACIÓN. NO ES LA PRIMERA DE ESTE GÉNERO NI SERÁ LA ÚLTIMA, PERO ESPERO QUE SEA UNA DE LAS MÁS ENTRETENIDAS.

MIL DISCULPAS POR DEJAR PASAR TANTO TIEMPO EN ACTUALIZAR, CON ESTA PANDEMIA TAN HORRENDA, ESTAMOS TODOS ALTERADOS, CON MÁS RAZÓN ESCRIBIRÉ CADA VEZ QUE PUEDA, SI EN ALGO PUEDO ALEGRARLOS UN POCO,ESO ME HARÁ INMENSAMENTE FELIZ.

HUBO UNA FILTRACIÓN EN WATTPAD, ME HACKEARON LA CUENTA Y EL MAIL, YA NO ME PERMITE INGRESAR NI UTILIZAR MIS CONTRASEÑAS, OBVIAMENTE NO PODRÉ TERMINAR DE PUBLICAR NADA ALLÍ, A NO SER QUE ABRA OTRA CUENTA. LO CUAL VOY A PENSAR DOS VECES. SI ALGUIEN TIENE CUENTA ALLÍ, POR FAVOR DE VER ALGÚN MENSAJE DESAGRADABLE O ALTERACIONES EN MIS HISTORIAS, SEPAN DISCULPAR, NO SERÉ YO QUIEN ESTÉ DETRÁS DE AQUELLO. DESDE YA REITERO MIS DISCULPAS.

CON ALGUNAS DIFICULTADES PARA ESCRIBIR Y ACTUALIZAR, ESPERO SEPAN DISCULPAR LA DEMORA.

UN ABRAZO GIGANTE Y QUÉDENSE EN SUS CASAS, CUíDENSE MUCHO.

GRACIAS POR SU CARIÑO, TIENEN EL MÍO.

Capítulo 33

Kagome suspiraba y sentía la angustia en su garganta. Primero se había tenido que apartar de Inuyasha y ahora de Sesshomaru, siempre en favor de alguien más…Las sacerdotisas no eran egoístas pero ella no se sentía sagrada sólo quería llevar una vida normal, casarse y tener sus hijos, entrenar como a ella le gustaba, después de todo, qué había de malo en aquello?

Sólo desearlo ya era malo. Ella debía conformarse con lo que le tocaba, así era y así siempre había sido.

En un comienzo la había aceptado de muy buena gana por el dolor que había sentido su alma por la renuncia a su amor por Inuyasha, pero Sesshomaru había hecho su aparición en su vida, y sin darse cuenta de cómo ni cuándo, se había enamorado de él.

¿Qué hacer ahora?

No sabía

Para peor, su abuelo pensaba que ella molestaba al Lord. Si alguna vez se les cruzara la idea de unirse cuántos obstáculos les saldrían al paso? Y eso sin contar que era imposible. Ella sería la sucesora de Midoriko y allí en el templo terminaría sus días.

Vencida se sentó en la hierba y apesadumbrada se recostó en ella.

El sol acariciaba su piel. Cerraba sus ojos y veía el resplandor rojizo del sol a través de sus párpados

La brisa del Este le alcanzaba unas notas apenas saladas, estaba cerca de su hogar, de la costa, del océano que tanto amaba, pero no llegaría allí…No regresaría por largo, largo tiempo a mirar esas olas romper en la playa y las gaviotas revolotear a los pescadores que traían sus cestas llenas. No vería los barcos arribar con sus mercancías, ni sus banderas multicolores… Ni a Sesshomaru…Sesshomaru…

Sin darse cuenta, y con sus ojos cerrados susurró

-"Sesshomaru…"

Una sombra oscureció sus párpados, y el peso de un ser sin aplastarla se apersonaba sobre ella.

Un leve susurro

-"Me llamaste Sacerdotisa?"

-"Eeh?"

Kagome abrió los ojos rápidamente e intentó incorporarse, pero el enorme cuerpo que se encontraba apoyado sobre su menuda persona no le permitió hacerlo

-"Tu llamaste a este Sesshomaru, y este Sesshomaru respondió"

Con su nariz recorrió el cuello y las orejas de la joven, olfateando y apenas lamiendo

-"Ahora dime, Miko, qué deseas de este Sesshomaru?"

Ella estaba entre emocionada y asustada, más bien sorprendida de la osadía del Gran Lord Occidental, pero de a poco se relajaba y tomaba coraje para levantar sus manos y acariciar los cabellos del macho Inu más hermoso que había visto en su vida, su amor, el poderoso Daiyoukai del Oeste.

Tan sensual, tan bello, tan peligroso pero tan suave con ella…

Su corazón parecía querer escapar de la jaula de su pecho, la punta de la nariz del Lord apenas tocaba la piel del cuello de la dama, sin embargo ella ya no podía respirar.

-"Mi Lord…"

-"Hn?"

-"No, no puedo respirar…"

-"Y eso es…Malo?"

-"Sólo…"

-"Todos piensan que has molestado a este Sesshomaru… Entonces… Debes compensarme"

La boca del Inu buscaba la boca de la hembra, y probaba besarla como había hecho antes, como había visto hacerlo a su padre con Izayoi, a Inuyasha con su Miko…Como había probado en el palacio de la Luna…Tan delicioso, tan excitante, tan…Adictivo.

Besaba a la joven suave y profundamente, sin detenerse, cambiando el ángulo una y otra vez.

Kagome no lo detuvo, y de a poco se sumaba a la batalla de bocas, tímidamente tomando pequeños puñados de plateados cabellos y apenas jalando de ellos en su perdición.

El Lord temía ir perdiendo su ínfimo control, la bestia también se sumía en los besos, sin intervenir por el momento, solo se relajaba disfrutando de la suavidad de la mujer. Se grababa su aroma, su sabor, su voz…

Kagome apenas gimió dentro de la boca del Inu.

Bastó eso para que el macho se apartara de ella para mirarla, jadeando y babeando ante la vista de tan suculento manjar.

Los cabellos regados sobre la hierba, el rostro sonrojado y los ojos brillosos, jadeante y avergonzada… Deliciosa.

-"No voy a poder dejarte aquí Miko. No quiero dejarte aquí!"

Unas lágrimas silenciosas caían por los costados de los ojos de la joven, nada podía hacer.

Y entonces el Lord lo decidió

Su boca nuevamente asaltó la dulce cavidad de la Miko, y las manos con filosas garras comenzaron a desatar bruscamente las ataduras de las ropas de la joven.

-"Mi, mi Lord!"

-"Shh."

El macho acallaba a la joven con besos cada vez más apasionados y profundos.

Kagome ya no tenía voluntad, solo deseaba a ese macho Inu y nada más.

Hakurei volaba hacia los confines del universo, la conciencia lo seguía.

Desnuda y a merced del ser más peligroso y bello, ella se sentía en la gloria misma.

Las ropas del Inu eran quitadas y arrojadas a su lado, por un Sesshomaru cada vez más desesperado.

Esa mujer era suya y sería suya y de nadie más.

La vista el hermoso ejemplar Inu erguido que descubría su enorme pecho arrojaba la última gota de lucidez de la sacerdotisa al mismísimo infierno.

Levantando una pierna de la joven besaba y lamía los dedos del pie y luego el tobillo, la pantorrilla y bajando su rostro se rodeaba de los muslos continuaba besando, ella agarraba manojos de hierbas intentando calmarse y no perder la razón.

Llegando a su parte más privada y oculta. se abría paso para apoderarse de toda su esencia, con extrema cautela, besaba, lamía, acariciaba…

Se perdía en el éxtasis de tener a su hembra retorciéndose bajo su toque y se volvía loco de pasión. Jamás había imaginado que una hembra humana fuese tan ardiente y apasionada, más la saboreaba, más la deseaba.

Ella soltaba la hierba para aferrarse a la cabellera plata de su amante. Las sensaciones que estaba sintiendo la llevaban al éxtasis más profundo.

Jadeaba y apenas gemía ante las suaves caricias sensuales.

Los ojos sangraban rojo y la bestia compartía el encuentro, esta hembra era suya y nada ni nadie la apartaría de ellos JAMÁS!.

Miel en los labios del macho que devastaba la inocencia de la mujer perdida de pasión entre sus garras…

-"Kagome…"

En el templo, los sagrados sentían la reunión poderosa de energías y temían por la joven, pero debían confiar en la honorabilidad del Lord Occidental, que prometió sólo aclarar situaciones con ella y no lastimarla.

Hiten y Miroku miraban hacia la cima del monte, pero esperaban meditando de a ratos.

Danaka sentía la energía fluctuar y se sentía extrañamente incómodo con ella, la Miko estaba fuera de control y su señor se perdía de a momentos.

¿Qué estaría pasando?

Deslizando su piedra de afilar sobre una de sus katanas, el general tora esperaba el regreso de los poderosos que aclaraban problemas.

Kikyo y Sango continuaban preparando sus cosas preocupadas, pero a la vez emocionadas porque ellas sabían que a Sesshomaru, Kagome le gustaba, tal vez encontrarían la forma de permanecer juntos, tal vez…

Kohaku las veía demasiado relajadas para como estaba el resto.

-"Qué saben ustedes que no les dicen a los demás?"

-"Nada, solo esperamos un milagro"

Krisstal y Kleinez se alejaban un poco para estar solos unos momentos, querían unirse lo más pronto que se pudiera, pero primero estaba ir al Este, preparar toda la ceremonia de investidura de Kagome y luego podrían ocuparse de ellos.

Krisstal sabía que a su padrino le agradaba la Miko, pero no imaginaba cuánto.

Mientras, el ejército de dragones volaba en dirección al Este, pero en su camino pasarían sobre Hakurei.

Allí regresarían una vez terminados los sagrados aliados de los malditos herederos del general Taisho.

Elegirían sacerdotisas para procrear mestizos invencibles, una vez más la idea de utilizar a las Miko para fines impuros y ruines.

Era una historia de nunca acabar.

La ley que guardaba Souta ideada por él, Sesshomaru y demás Señores, sería tan buena para las mujeres con dones sagrados, eran seres sometidos, ocultos del mundo y sin derechos, urgía encontrar la manera de liberarlas.

Los reptiles solo eran un clan más en intentar apropiarse de todo un templo, el más poderoso para crear y criar hanyou para su propio beneficio.

-"Náraku! Hacia dónde iremos?"

-"A la derecha! Hacia la estrella de Oriente!"

Y en gran número giraron en dirección al Este donde nadie esperaba su desagradable visita.

Luego de algunos minutos, la energía poderosa de los amantes que envolvía el templo, los golpeó en la cara

-"¡¿Qué es eso?!"

Onigumo orgulloso respondía

-"Eso, estimado tío, es una pequeña muestra del poder que oculta ese templo"

El dragón regente afinaba los ojos.

Oh qué festín de poder se daría cuando regresen a Hakurei.

Sus ojos avarientos brillaban imaginando y se relamía de ilusión. Vislumbraba el invencible ejército que formaría y eso lo embriagaba de poder.

Pronto sería el Lord cardinal más poderoso y se adueñaría de todo el mundo conocido, por supuesto asesinaría a su sobrino, era demasiado peligroso, cada vez se preocupaba más y más.

Náraku probaba que su inteligencia era demasiada a la hora de planificar ataques o acciones a futuro. Era brillante y peligroso y Kokuryu no podía descuidarse.

-"Bajen a mínimo su youki, el reiki del monte nos impedirá volar cerca pero pasaremos más alto, así llegaremos pronto al palacio de las Almas"

Volando sobre Hakurei utilizaban sus ojos agudos para observar, pero la bruma sagrada no les permitió ver absolutamente nada. Por lo que fueron muy rápido para no ser descubiertos.

Sesshomaru separaba las piernas de la joven y la miraba a los ojos asegurándose de que ella supiera lo que pensaba hacer y sobre todo, asegurarse que estuviese de acuerdo, casi pidiendo permiso.

Ella sonriendo apenas muy avergonzada, él se agachó a besarla una vez más. Lamiendo nuevamente a su cuello.

Kagome sentía sus besos y cerraba los ojos disfrutando, la calidez de las demostraciones de afecto de su amor secreto la elevaban al cielo, luego quiso ver ese cielo y los abrió, vio el hermoso firmamento tan azul, las hermosas aves y un centenar de pájaros… Pájaros negros semejantes a serpientes voladoras… o… Dragones, pasando sobre ellos… Pasando qué?

A pesar del éxtasis pasional, Kagome pudo ver que esos "Pájaros" no eran tales, sino dragones.

-"Sessho…"

Tan poderoso como era Sesshomaru y a pesar de su estado de excitación desesperada, sintió el leve youki sobre ellos.

De inmediato cesó todo lo que estaba haciendo y levanto la mirada al cielo para mirar al igual que Kagome los extraños pájaros negros.

-"Son… Dragones?"

-"Miko debemos regresar rápido!"

Sin titubear se vistieron muy velozmente, Sesshomaru formó su nube de youki y partieron volando hacia el templo

El Lord Occidental apretaba a la mujer contra su pecho y le decía

-"Terminaré lo que empecé, Miko"

Ella lo miraba sonrojada y besaba su barbilla

-"Cuento con eso Mi Lord"

El Daiyoukai ajustó su abrazo y en segundos llegaron al templo

Antes de descender Sesshomaru le dijo al oído

-"Cuando eso suceda, deberás pasar el resto de tus días con este Sesshomaru"

Ella se perdía en sus ojos dorados

-"Soy una persona complicada, ya sabe"

Él apenas sonrió solo para ella

-"Hn"

Al bajar en la explanada del templo todos los miraron interesados, ellos escondieron sus esencias y nivelaron sus energías

Hidoriko corrió a recibirlos

-"Kagome, algo extraño se sintió en el ambiente!"

El Lord no la dejó continuar

-"Alístense para partir, los dragones van rumbo al palacio de las Almas!"

Todos se miraron

-"Qué?"

-"Eso era? La sensación de opresión?"

-"Hn."

Kagome les comentaba acerca de lo visto en la cima del monte, obviando ciertos "DETALLES" por supuesto

Y así en minutos estuvieron listos

Souta en su uniforme de General en jefe del ejército del Este, Danaka con sus katanas afiladas, los soldados humanos y youkai se comenzaban a formar para partir. Kagome con su arco y carcaj se encaminaba hacia el regimiento de sagrados.

Y Cuando se disponía a montar, la voz de Hiten se hizo escuchar

-"Tú no irás Kagome, éste es tu hogar ahora, tú debes permanecer aquí"

Kagome volteó a ver a sus primas, ellas tampoco irían

Sesshomaru inmutable apenas la miró y continuó conversando con Danaka y Souta.

Ella sintió que su corazón se rompía.

-"Pero, el Este también es mi hogar!"

Souta se le acercaba, el Daiyoukai la veía alejado junto al monje Higurashi

-"Pequeña…No voy a arriesgarte allá. Tú eres la co-regente, si algo me sucediera…"

-"No! Justamente por eso! Tengo que ir! Tú no sabes lo que hemos logrado aquí"

Kagome hablaba del magnífico ejército de Mikos que ostentaba el templo, pero Souta si lo sabía, él lo había presenciado y disfrutado

-"Claro que lo sé, por eso debes permanecer aquí, si algo sucede la responsabilidad caerá sobre ti"

Sin más se giró y se colocó su casco, haciendo un gesto de círculo con su mano en alto indicó al ejército de sagrados prepararse y comenzar a avanzar.

Sesshomaru y los demás youkai con su audición privilegiada habían escuchado absolutamente todo sin comprender.

Lo que el Daiyoukai sí comprendió fue el tremendo dolor que su mujer sentía en ese momento

Se giró a verla y ella con rabia en su rostro y ojos llorosos lo contemplaba.

Su mirada estaba llena de rabia y decepción

Tan distinta a la mirada apasionada que tenía hacía unos momentos

Y Él no resistió se dirigió hacia ella y frente a todos le dijo

-"Tenemos una conversación pendiente sacerdotisa"

Ella sintió el alivio llenar su corazón y su pesar alivianarse un poco

-"Cuento con eso Taisho Sama"

Sesshomaru asintió y comenzó a caminar encabezando al grupo de soldados

-"Iremos por el pasadizo!"

La voz de Souta dirigiéndose al grupo.

Eso les ahorraría casi una hora de viaje ya que cruzaba gran parte del monte en línea recta.

De a poco desaparecían en la espesura de la hierba que ocultaba el pasadizo.

Kagome estaba asustada.

Qué les sucedería a sus seres amados?

Luego de unos minutos, todos se habían retirado pero el abuelo salió del túnel caminando calmadamente hacia ella.

-"Hidoriko Sama, vayamos a orar un poco"

-"Hai, Higurashi Sama, es buena idea"

-"JiiSan?"

-"Kagome…Por más poder que yo tenga, ya mis reflejos no son los de antes, ellos no necesitan estar atentos a lo que a mí me suceda, sino concentrarse en lo realmente importante, y tú mi niña, eres demasiado importante para ir allá, nadie sabe lo que sucederá, por ahora éste es el lugar más seguro para estar… Cuando esto pase, haremos la ceremonia de investidura, te convertirás en la sucesora de la gran Midoriko Sama y así este anciano podrá descansar"

Kagome tragaba el enorme nudo que se formaba en su garganta.

Había estado a segundos de convertirse en la pareja del Daiyoukai más poderoso, pero todo se había arruinado por esos malditos reptiles…Estaba perdida…se sentía perdida.

Su adorado gemelo y su amor se enfrentarían a Kokuryu y al malnacido de Náraku.

Para peor el Lobo del Norte estaba lejos, eran solo ellos, los que vinieron del Oeste…

¿Qué sería de su tierra y de su gente?

Quizás la idea de su abuelo y Hidoriko no era tan mala, después de todo y al no haber más nadie que los auxiliara, rezarle a Kami sama no era para nada una mala idea.

En el interior del gran salón las Miko se sentaban en perfecto seiza, y las oraciones comenzaban.

Los aliados se acercaban a destino.

Casi llegando al palacio de las Almas el resplandor del fuego arrasador llamó la atención de los soldados

La vista horrorosa que tenían frente a ellos les destrozaba el alma.

La hermosa ciudad, los barcos en el puerto, las plazas, los árboles ardiendo en llamaradas gigantes, la gente corriendo y gritando, intentando escapar y en el aire los dragones revoloteaban y lanzaban chorros de fuego de sus gargantas asolando la hermosa tierra del clan de sagrados.

Souta apretaba la mandíbula y sacaba su katana, Kohaku blandía su enorme arma

Las miradas fijas, el ajuste de las armas y el grito potente del comandante en jefe del ejército de aliados

-"Soldados! Defiendan las tierras de las almas, ataquen sin piedad!"

La voz de Sesshomaru era tajante en su orden y para terminar

-"Este ejército de aliados NO TOMARÁ REHENES!"

Y así los soldados se lanzaron a combatir.

Danaka y Miroku, También cargaron contra los reptiles. Las columnas una a una se apersonaban protegiendo a los habitantes y al palacio.

Sesshomaru buscaba a Náraku, Kleinez a Kokuryu, estaban hartos de su maldad y codicia.

Al encontrarlos ambos se lanzaron sobre ellos.

El acero y el fuego, la carne viva y la sangre, la locura de la guerra sin sentido.

El llanto, el dolor, el terror la muerte, otra sangrienta batalla se había desatado…