XCVI

Firmado el cheque por una cantidad que los mantendrá por al menos un par de meses, Marta se marcha hacia la estación para retirar los cargos. Henry apenas alcanza a bajar un par de escalones del porche cuando Angela lo llama.

—Señor Creel.

Se detiene. Considera rápidamente sus opciones y, finalmente, decide actuar con normalidad, por lo que se gira hacia ella, las manos en los bolsillos de su gabardina.

No sea que la tentación de quebrarle las extremidades se le haga incontrolable.

—¿Sí, señorita Angela?

La sonrisa de la muchacha exhibe dientes perfectos.

Qué ganas de rompérselos.

—Me sorprende lo que lograste… Convenciste a mi madre sin ningún problema. Normalmente, suele preguntar la opinión de mi padre, pero ni eso…

Los manipuló sin ningún problema, el pensamiento resalta en la cabeza de la adolescente.

—Hm —Henry le responde la sonrisa—. Por supuesto: no hay nada que no pueda solucionarse conversando.

—O con la suma adecuada.

—Eso también —asiente él—. Pero, si no tienes nada más que mencionar…

—¿Qué dijo que era de Jane? —le pregunta abruptamente, frunciendo el ceño—. ¿Su tío?

—Su primo —responde Henry—. Y tutor.

Angela asiente. Henry puede leer en su mente que esta información se le hace extraña.

—¿Cuántos años tiene?

—Esa es una pregunta bastante personal.

Henry sabe que no aparenta sus casi cuarenta años.

Se ha asegurado de ello.

—¿No la vas a responder? —lo desafía ella.

Oh, si quieres jugar, juguemos.

—Veintisiete —miente.

—Hm… Dime, Henry —no pasa por alto el repentino uso de su nombre—, ¿no te gustaría salir a tomar algo conmigo?

Esto lo toma por sorpresa.

—No ahora, obviamente. —Angela ríe de una manera que le lastima los oídos—. Cuando sane. —Señala su nariz con el índice para ilustrar su punto.

Henry se mantiene en silencio.

—La cosa es —continúa la muchacha— que me gustaría saber qué te dijo Jane…

—No me dijo nada —replica él—. Desafortunadamente, Jane no suele contarme sobre su vida. Grande fue mi sorpresa al recibir la visita de la policía esta mañana.

Es una media verdad, como mucho. Angela considera sus palabras.

Entonces, realmente no sabe lo que pasó… Puede sentir el alivio en este pensamiento.

Henry abre la boca para despedirse y dar por terminada la conversación, mas Angela se le adelanta:

—¿Te gustaría saber más sobre Jane?

¿Qué?

—¿Perdón?

—Podría contarte sobre ella —se explaya Angela con una sonrisa angelical—. Si quieres, podemos salir un día y te respondo lo que quieras…

Piensa en negarse de mil maneras, las cuales van desde rechazar su invitación amablemente hasta causarle un ACV allí mismo, frente a su porche.

Tras unos segundos de consideración, le responde con una sonrisa:

—Me encantaría.