- Oye…

- …

- Te estoy hablando, sé que estás despierto.

- …

- ¿Yue?

- …

- ¿¡Puedes dejar de fingir que duermes!? ¡Estás más aburrido que de costumbre! ¡Hasta una piedra habla más que tú!

- Mmm… si tanto te aburre mi presencia, te puedes largar… - dijo Yue abriendo pesadamente los ojos, si bien no había estado dormido, su cabeza estaba llena de confusos pensamientos y emociones, cerrar los ojos e intentar disfrutar del silencio era lo único que deseaba, pero, estando cerca de Kerberos era imposible.

- ¡Ya sabía que estabas fingiendo! – reclamó Kerberos estirándose mientras soltaba un bostezo de aburrimiento.

- ¿Por qué no te vas a ronronear a otra parte y me dejas tranquilo? En batalla somos un equipo y nuestra misión es proteger a nuestra ama, para eso fuimos creados… pero, cuando las cosas están tranquilas y aburridas como dices, ahí tienes la ventana para que te vayas como un buen gatito – dijo Yue acomodándose en el piso y cerrando los ojos.

Kerberos frunció el ceño, estaba aburrido, Sakura le había dicho que ellos podían salir solo de noche, ninguna persona podía verlos. Varias veces trataba de recordar su vida como Kero-chan, su ama le había hablado mucho de su otra personalidad, si bien no tenía recuerdo algo, suponía que ese otro "yo" la pasaba mucho mejor.

Kerberos se levantó de la cama de Sakura y se acercó a Yue sigilosamente, pero cuando se dio cuenta notó que el guardián tenía la mirada fijamente clavada en él.

- Un paso más y eres gato muerto – dijo mientras levantaba la mano y hacía aparecer cristales brillantes.

- ¡Deja de llamarme gato!

- Entonces no actúes como uno y deja de lamerme esa pata…

- ¡Solo estaba quitándome una pelusa!

- Todo tu cuerpo está lleno de pelusa – dijo Yue dándole la espalda, en señal que deseaba terminar esa tonta charla.

Se produjo un silencio incómodo en estos momentos, hasta que Kerberos se acercó con paso lento.

- Oye, ¿no tienes curiosidad por aquellas apariencias falsas de las cuales nos han hablado?

Kerberos se sentó a su lado ignorando aquella mirada fría, Yue seguía mirando por la ventana con la mirada perdida, solo quería ignorar sus palabras. Desde que había regresado, su comportamiento había sido más distante de lo normal, fuera de aquella charla improvisaba con el guardián solar, solo hablaba lo básico con la misma Sakura, a los demás los ignoraba completamente.

- Mira, encontré unas fotos… no creo verme tan ridículo, pero, al menos son pruebas de que esas identidades sí existen, o al menos… lo hacían – dijo Kerberos sacando las fotos y poniéndolas sobre el regazo de Yue – Hay varias fotos en ese álbum, ahora te dejo a solas y si recuerdas algo me dices, mmm… huele bien abajo, creo que están preparando el almuerzo…

Kerberos salió de la habitación, Yue solo agarró el álbum y lo lanzó lejos. Odiaba sentirse así, no podía encontrar las palabras para describir lo que sentía, en todo ese tiempo solo quería arrancarse del pecho aquella molesta sensación, la sola idea de tener una apariencia humana y más, convivir con alguien sin magia, le era imposible de creer. Al final pasó más de una hora sin que pudiese conciliar el sueño, lentamente se levantó y fue a recoger el álbum de fotos, con cierta mirada de desagrado, se sentó sobre la cama y empezó a pasar las páginas una por una. La mayoría de las fotos habían sido tomadas por Tomoyo, aquella chica, amiga de su ama, las fotos mostraban a Sakura vestida con diversos trajes, eran sesiones más que todo, pero, al pasar más hojas empezó a ver la imagen de la supuesta apariencia falsa de Kerberos, no era más que un peluche amarillo con alas que siempre estaba detrás de los postres, las fotografías mostraban algunos momentos con Sakura y sus amistades. Yue quiso guardar aquel álbum, no podía botarlo porque le pertenecía a su ama, pero, antes de eso, quiso echar una última ojeada y al final había otro tipo de fotografías, fotos en donde aparecían dos jóvenes riendo, rápidamente reconoció a Touya abrazando a un joven de lentes y cabello plateado.

- Esto es imposible, yo no soy ese tipo, se ve tan débil y tonto…

Yue encontró un par de fotos más, siempre estaban juntos, ambos se veían muy felices, tanto que, sin darse cuenta, una de sus manos se acercó al rostro que estaba en la foto, tocándolo suavemente con un dedo mientras contemplaba sus ojos y su cabello oscuro. Ningún recuerdo regreso a su memoria, ni una sola chispa, solo sentía melancolía y angustia, como si debiera encontrarse en otro lugar en esos momentos. Y cuando Kerberos subió con varias botanas y sanguches que obviamente, no pensaba compartir con Yue, se dio cuenta que el guardián no se encontraba en la habitación, no le dio mucha importancia porque Yue solía aislarse de todos, así que prendió la televisión y se entretuvo con una película mientras comía con mucho placer lo que había traído de la cocina. Por su lado, el guardián lunar se encontraba revoloteando por el vecindario, teniendo cuidado que ningún humano lo viese, pero al final se dio cuenta a donde lo había llevado su inconsciente, se encontraba nuevamente en aquel solitario parque. Había estado tan perdido en sus pensamientos que ni cuenta se dio que ya había anochecido.

- ¿Tan fuerte es este lugar que me atrajo por segunda vez? Solo falta que aparezca ese humano fastidioso.

Pero, Touya no apareció en ningún momento, algo que lo hizo sentir contrariado, pensaba que Touya estaría esperando como perro fiel a que él se acercara a ese parque. Yue estaba aburrido, por primera vez tanto silencio lo empezaba a molestar, abrió sus alas y se dispuso a regresar con los Kinomoto, pero, algo hizo que volteara y se dirigiera en la dirección opuesta. Sus alas eran quienes lo guiaban y de repente se apoyó contra el barandal de un balcón, mirando con desgano la gran ciudad.

- "Touya…" pudo escuchar esa voz claramente en su cabeza. Yue se empezó a sentir algo mareado y decidió descansar un rato en aquel lugar – "Por favor… por favor…" – repitió aquella voz débil y lastimera. Y al estar a punto de callar a sus propios pensamientos, Yue pudo escuchar unos gemidos y sollozos ahogados no muy lejos de donde se encontraba. Estaba dispuesto a marcharse, de todos modos, los asuntos humanos no le interesaban salvo fuese algo relacionado con Sakura. Yue estaba a punto de levantar el vuelo, tenía las alas extendidas mirando al cielo nocturno de la noche, un cielo sin estrellas y solo con la luna llena iluminando desde lo más alto. Pero, aquellos sollozos lo mantenían firme en aquel balcón, haciendo caso omiso a sus propios deseos de volver junto a su ama, entró despacio en aquel departamento y al ingresar a una habitación, se dio cuenta que Touya se encontraba recostado sobre la cama, estaba profundamente dormido, inconscientemente había llegado hasta su departamento, Yue le dio la espalda, tenía que salir lo más rápido que pudiera porque no quería saber nada de aquel lugar y menos de esa persona que había mantenido un romance con su "otro yo", no lo podía soportar. Algo lo detuvo, sus ojos gélidos contemplaron la habitación y en las paredes había fotografías de viajes, paseos, eventos, aniversarios y demás, con el joven Yukito, ambos se veían muy alegres; aquella persona de cabellos plateados se veía tan inocente, tan ingenuo y tan feliz…

- Yuki… to – se escuchó a Touya débilmente a la distancia, estaba soñando y de sus ojos caían unas lágrimas silenciosas.

- Él ha desaparecido, acéptalo – dijo Yue con voz baja.

- No te vayas…

- Ya es tarde, toda esa farsa se acabó.

- Por favor…

- Tonterías, solo son tonterías.

Yue no sabía porque había terminado en aquel lugar, se sentía totalmente incómodo, y peor aún, haberse encontrado con Touya. Se suponía que él había vivido mucho tiempo con el joven y aquel era su primer departamento, pero no se sentía identificado con nada, todo le era desconocido y en cierto modo, perturbador. - Tengo que salir de aquí -, se dijo mientras buscaba con cierta ansiedad el camino de regreso al balcón, y en esos instantes no pudo evitar voltear a ver unas fotos que se encontraban casi escondidas a causa de la oscuridad de la noche, unas fotos que tomó entre sus temblorosas manos, haciendo que se estremeciera por completo. En aquellas fotografías se encontraba junto a Touya, osea su imagen real, la imagen de Yue sentado junto al joven. Si bien el guardián no era expresivo, la sonrisa traviesa de Touya indicaba que le agradaba su presencia y compañía, a pesar de no parecerse en absoluto a Yukito, él lo aceptaba tal y como era.

- Será que… ¿él lo ama realmente? Nos… ¿nos ama?

Yue se sintió muy débil en esos momentos, sentía que los ojos se le cerraban y no podía hacer nada para mantenerse despierto, su cuerpo se sentía pesado, sus pasos eran torpes, tanto que, al tratar de apoyarse en una mesa, terminó en el suelo, lo último que pusieron distinguir sus ojos fue la imagen borrosa de alguien acercándose rápidamente.

- No te preocupes Sakura, no sé cómo llegó aquí, pero está bien, esta dormido en estos momentos. Sí, sí… me dio un gran susto, no he podido descansar en toda la noche, pero, me da esperanzas de que Yukito aun pueda existir dentro de él… Si es así, en cualquier momento Yue podría volver a tener su identidad falsa. No… Yukito no es una identidad falsa, él es real, siempre lo ha sido para mí – dijo Touya a través del celular. Su hermana lo había llamado al notar la ausencia de Yue y estaba muy preocupada.

- ¿Lo traerás a la casa? No quiero que haya problemas…

- Descuida, apuesto que apenas despierte saldrá volando como ave en libertad, mientras tanto lo cuidaré hasta que recupere sus fuerzas.

- Gracias Touya.

Touya terminó la llamada, en la habitación se encontraba recostado sobre la cama aquel ángel de cabellos largos, por la debilidad sus alas habían desaparecido, por ello le fue más fácil poder subirlo a la cama. El joven tenía que ir a trabajar, pero, no podía dejarlo solo en el departamento, aunque, sería lo mejor porque no tendría que verlo huyendo de él otra vez.

El joven estuvo dado vueltas por el departamento, con las justas había podido cambiarse de ropa y no se decidía a salir del lugar, una idea estaba en pleno desarrollo en su mente, idea que se volvió más fuerte cuando escuchó la voz de Yue. Inmediatamente Touya buscó las fotografías que había recogido del suelo, señal de que el guardián las había estado observando, las llevó y con paso firme entró a la habitación.

- ¿Por qué estoy aquí? – dijo débilmente Yue.

- Viniste por tu propia voluntad, es más, invadiste el lugar que dices no recordar.

- Debe ser un error, tal vez me confundí porque tú y mi ama comparten la misma esencia – dijo Yue evitando su mirada.

- ¡Por favor! ¡Ya déjate de jueguitos absurdos! ¡Tú viniste aquí porque este es tu hogar! Te guste o no, aquí es donde pasamos momentos muy felices – dijo Touya empezando a perder la paciencia.

- Estás demente…

- Y tú estás enamorado de mí, Yuki está dentro de ti, está asustado y solo quiero tenerlo entre mis brazos, tú y Yukito son el mismo ser, ¿acaso no lo puedes oír?

- ¡No! ¡No escucho nada! - Yue se levantó rápido y solo logró terminar en el suelo, las fuerzas lo habían abandonado, no podía desplegar sus alas y menos, usar alguno de sus poderes, se sentía como un humano común y corriente.

- Viste las fotos ¿no? Yo también te apreciaba Yue, gracias a ti nació Yukito y eso no lo podré olvidar jamás. Y por eso, tengo una propuesta que hacerte, seré breve… mi propuesta es que te quedes aquí, que tratemos de convivir de esta manera y tal vez tus recuerdos puedan regresar, quizás puedas escucha aquella voz interior y comprendas porque hago todo esto. Estás débil por alguna razón, pero, nada podré hacer cuando recuperes tus fuerzas porque huirás de mí al primer intento… entonces, ¿puedes quedarte conmigo hasta ese momento?

- Solo existo para proteger a mi ama y a las cartas…

- Si lo quieres así, entonces hablaré con Sakura para que te deje a mi cuidado, ya que al parecer no puedes decidir libremente, la respuesta que me has dado es ambigua, no has dicho que sí y menos que no. Yo también soy de la familia, así que anda poniéndote cómodo porque te quedarás aquí, no solo hasta que te recuperes, sino hasta que realmente Sakura te necesite y sea una emergencia.

- ¿¡Qué estás diciendo!?

- Ya verás que bajo mi cuidado te sentirás mejor – dijo Touya acercándose y sujetando de la barbilla a Yue, quien no podía ni moverse por la rabia y el cansancio que sentía.

El guardián lo vio coger su celular y dirigirse a la sala mientras marcaba unos números, solo podía rogar mentalmente que Sakura no se atreviese a dejarlo en aquel lugar, no podía hacerlo, además iba en contra de las reglas de las cartas Clow. Yue suspiró, estaba seguro que su ama no lo dejaría en manos de aquel joven, sabía que ella tenía más sentido común y confiaba en la respuesta que le daría a Touya.

- Solo quiero ver tu cara de decepción cuando mi ama te niegue esta absurda petición…

Continuará…