Notas Iniciales: Siento la tardanza, estaba decidiendo en qué parte del juego terminar el capitulo.


Dudas.

En palabras de Ashley abordar al asesino era un asunto sencillo. Intentaste sentirte abrazado por la confianza que ella desprendía de su figura como si tuviera todo controlado, pero cuando retornaron a su habitación de hotel todo cayó en picada, pues el maravilloso plan de tu hermana era simplemente entrar y que le siguieran la corriente con lo que sea fuese a decir, ni siquiera había dado una especificación concreta. Al cruzar la puerta no había rastros del sicario pero aun así Andrew te sostuvo de la mano (cosa que te sorprendió) y te mantuvo con él mientras Ashley fingía una conversación (para nada natural) sobre sus siguientes planes. Dijo algo sobre volver a la gasolinera, pasar por el parque para acortar camino y además te preguntó si te apetecía un chocolate o algo, en realidad tus nervios te impidieron entender cualquier cosa que hubiera dicho. Lo que te sacó de tu trance fue la respuesta afirmativa de Andrew sobre irse.

Ashley merodeó por el departamento para tomar la ropa que había puesto a secar en el baño momentos previos y ese tiempo Andrew lo aprovechó para abrir un poco más la puerta, dejando entrar un aire gélido que te caló hasta los huesos junto al sonido urbano de la ciudad, todo sin perder de vista el entorno, cauteloso. Cuando tu mamá sustituta volvió con ustedes experimentaste un gran alivio al estar de vuelta al exterior, y no miraron atrás hasta encontrar el parque si ignorabas la sugerencia de Ashley respecto a robar el auto del asesino; un nuevo plan que Andrew desaprobó por representar un llamado a testigos que no necesitaban para terminar con lo que habían iniciado.

El camino a través de la zona silvestre no fue nada del otro mundo, pero no pudiste evitar pensar en el contraste que era cuando estaba oscuro y no había grandes multitudes paseando por ahí. Rápidamente extrañaste las risas de otros niños mientras te preguntabas si alguna vez hubieras podido disfrutar de un momento en familia junto a tus tíos y primos pero enseguida te reprendiste por siquiera poner esa imagen en tu mente, ya que desde que tienes memoria eso nunca hubiese sido posible cuando tus tíos siempre estaban tan enfocados en acercarse lo menos posible a sus propios hijos; nunca pudo haber existido esperanza contigo. Dejaste de prestar atención a esos mundanos pensamientos cuando se escondieron detrás del tronco de un gran árbol, Ashley y Andrew parecían tener la intención de emboscarlo.

— ¿Qué vamos hacer si él sólo se queda en el motel? —susurró Andrew.

—Bueno, supongo que entonces nos iremos. Hacemos que nos crezcan ojos en la nuca y cuidamos de nuestras espaldas para toda la eternidad.

—Ugh, que fastidio… no puedo creer que de verdad estoy esperando que se aparezca ahora mismo —Andrew suspiró con un gesto derrotado, Ashley por su parte se mostró entusiasmada.

—Muy bien, no hay que sentirse mal de asesinar a un asesino.

No pudiste estar de acuerdo.

—Estoy a favor de irnos —susurraste mortificado.

— ¿Acaso piensas que hacer guardia cada noche será bueno para cualquiera de nosotros, Archie? Porque yo dudo que tú vayas a ser de ayuda en eso, siendo sinceros —te reprendió Andrew con una mueca molesta, así que rodaste los ojos.

—Apuesto a que sólo quieren matar gente —dijiste para ti mismo, enfurruñado. Los latidos de tu corazón eran fuertes en tus orejas al haberte revelado por primera vez a su autoridad pero simplemente no pudiste evitar renegar, te estaba cansando que tu primo-hermano quisiera jugar al inocente cuando claramente estaba al nivel de Ashley en cuanto a psicopatía. Por tus palabras él te dio un golpe en la nuca.

— ¡Hey! —se quejó Ashley, defendiéndote. Eso se sintió bien—. No lo agredas en frente de mí.

— ¿Cuándo te ha importado?

—Ahora lo hace. Y más importante: toma. —Ella golpeó la pistola en el pecho de tu primo, aunque trataste de ignorarlo y preferiste poner atención al camino por el que habían llegado, esperando por que el sicario se mostrase para no tomarlos desprevenidos. ¿Lo ven? Podías ser útil, ojalá Andrew te diera más crédito al respecto.

— ¿Me obligarás hacerlo a mí de nuevo?

—Ese tipo tiene un cuchillo, tú tienes esto.

—Ashley, espera, nunca he disparado un arma.

—Ya viene —avisaste en cuanto lograste divisar una silueta borrosa a la distancia. Tus primos guardaron silencio al son de tu murmullo, ayudando a que percibieran pasos aproximarse. Aunque lleno de adrenalina, buscaste la manera de seguir vigilando aquella sombra sin ser demasiado evidente hasta que ya no pudieron escuchar nada y tú lo perdiste de vista—. Se ocultó entre los arbustos. No he logrado ver a dónde se fue, pero sé que se detuvo en alguna parte de la derecha.

— ¿Acaso no nos estaba buscando? ¿Por qué se detuvo? —susurró Ashley frustrada.

— ¿Para ver qué haremos? Apuesto a que todo esto luce jodidamente sospechoso.

—Esto no luce como nada. Ni siquiera debería ser capaz de vernos detrás de… —Ashley detuvo abruptamente su queja para mostrar una expresión pensativa. Te miró y tú la miraste a ella, sintiendo que el mundo te caía encima cuando te sonrió. Temiste lo peor, esta era otra de sus fantásticas ideas. Ella te hizo un gesto, dividiendo sus labios con el dedo índice para luego darte a entender que te quedaras y luego señaló a Andrew. El mensaje era claro—. ¡Muy bien! ¡No hace daño jugar a las escondidas una vez antes de regresar! ¡Tú cuentas, señor padre de familia!

Andrew la miró en shock sin comprender qué pasaba por su mente. Te levantaste de tu sitio y llamaste la atención de Andrew tirando de su manga e indicándole con gestos dónde podría encontrar al asesino antes de imitar a Ashley respecto a correr lo más lejos que pudiste hacia un arbusto lejano para ocultarte también, todo mientras rezabas que tu prima-hermana no fuera a esconderse en la zona equivocada. A este punto tus oídos se habían taponeado, así que los sonidos fueron percibidos como si estuvieras debajo del agua y no estuviste seguro de que fuera la voz de Andrew la que gritó con frustración cuando te tiraste contra el pasto; ahora todo estaba en manos de tu papá sustituto.

«Va estar bien» te dijiste «Andrew sabrá manejarlo».

Al siguiente instante de haberlo pensado te sentiste terriblemente mal por sólo haber echado a correr, debatiéndote entre volver para ayudarlo o seguir con el plan. ¿Y si le pasaba algo? Andrew no era precisamente fornido ni mucho menos fuerte después de la cuarentena. ¿Y qué si el sicario le daba pelea? ¿Qué pasaría si le quitara el arma de las manos? No tardaste en arrepentirte de ser tan impulsivo. Y con la misma impulsividad saliste de tu escondite. Sin embargo, cuando te disponías correr de regreso se escuchó un disparo, mismo que resonó por todo el lugar, haciendo que por reflejo volvieras arrodillarte cubriéndote los oídos. Te quedaste ahí, frío de horror sólo para que momentos posteriores lograras escuchar a alguien llamarte.

— ¡Archie! ¡Ven aquí, Archie! —El tono con el que Ashley te llamaba casi parecía que se estuviera dirigiendo a un perro pequeño y mimado, sólo le hacía falta silbar. Esperabas que no se le ocurriera hacerlo—. ¡Sal de donde estés! ¡Funcionó! ¡El peligro se terminó!

Aunque con las piernas temblorosas, te levantaste de donde habías estado encorvado en una posición patética para salir lentamente de tu escondite, encontrándolos de pie frente al cadáver del sicario. Frenaste y te debatiste entre ir hacia ellos o esperar a que vinieran por ti. Pero una voz en la parte posterior de tu cabeza te susurró que esto podría ser frecuente si continuabas alrededor de tus primos, deberías acostumbrarte pronto, así que te armaste de valor para avanzar. Ashley sonrió orgullosa, Andrew lucía un poco sorprendido por tu determinación, pues ni siquiera te estremeciste al observar el cuerpo delante de ti, en su lugar miraste fijamente; Andrew le había disparado en la cabeza.

—Pues bien, con todos reunidos es momento de irse —anunció ella.

— ¿Nosotros… sólo lo dejaremos aquí? —cuestionó Andrew mirado al muerto antes de que tu hermana diera otro paso lejos contigo a rastras.

— ¿Por qué no? Mientras nadie nos haya visto hacerlo nadie sabrá que fuimos nosotros. Además, este tipo llevaba navajas con él, es claramente un criminal. Quizás las autoridades asuman que sus "amigos" lo atraparon o algo.

—Siempre tan optimista. Pero como sea, vámonos antes de que alguien venga a pasear a su perro o algo.

Y eso hicieron sin tomar en cuenta nada más, directo al estacionamiento donde ya habían visto el auto del asesino, del que Ashley sugirió de manera muy breve que lo robaran, así que el plan a seguir ya había sido inconscientemente trazado momentos previos a una ejecución exitosa. Sólo había un pequeño problema y de ello se dieron cuenta en el instante que se detuvieron frente al vehículo: estaba cerrado y nunca se les ocurrió robar las llaves que les permitirían abordar. Ashley fue la primera en mencionarlo.

—Sabes… hubiera sido bastante inteligente si hubiera robado las llaves de su coche antes de venir hasta aquí.

—Seguro que si —se burló Andrew.

—Yo soy tonta como una piedra así que, ¿cuál es tu excusa? —se dirigió a Andrew, estirando los labios de manera jocosa. Verlos actuar así ayudaba a que pudieras soportar los sentimientos que creaban un nudo en tu interior; siempre te hacían sonreír.

—Pobre de mí, soy la misericordia rendida a tus caprichos, querida hermana.

—Bueno, ¡en ese caso deberías leer mi mente! Maldita sea.

—Mi culpa —dijo Andrew después de una limpia carcajada—. Debe ser la falta de sueño. Estoy seguro que él está donde lo dejamos.

— ¿Tenemos que volver? —te quejaste mientras te dejabas caer en el suelo—. Yo los espero.

—Está bien. No vayas encender la alarma antes de que volvamos. No queremos que nadie sepa lo que sucedió aquí antes de concluyamos nuestra fuga.

Asentiste a Ashley y los viste alejarse hasta perderse, en ese instante miraste el cielo para hundirte en tus sentimientos. Desearías poder ver las estrellas para calmarte un poco, por desgracia tu ciudad no se caracterizaba por ser mínimamente ecológica ya que el smog impedía que las noches fueran tan pintorescas como solías apreciar en las películas que te gustaban. Te recordó al planetario y las muchas peticiones que hiciste a tus tíos para que te llevaran alguna vez, nunca lo hicieron y quién sabe si vuelvas a tener la oportunidad de ir alguna vez.

Tus primos regresaron y finalmente entraron al auto donde ellos discutieron hacia donde conducir. Andrew por supuesto tomó su lugar en el asiento del piloto y Ashley de copiloto, tú te contentaste de estar en los asientos traseros hasta que encontraron en el cajón del lado de Ashley algunos papeles reveladores junto a una carta que tu prima-hermana leyó en voz alta para ustedes. Al parecer el sicario ya tenía información y no había aparecido al azar, no estaba claro si fue alguien específico de la Compañía de Agua quien lo envió o era un complot de toda la empresa para desaparecer sus testimonios. Cuando miraste junto a ti advertiste los recortes de periódico, aunque no les echaste un vistazo; estabas harto de las noticias gracias a Andrew, probablemente sólo lo usarías para tu origami otra vez. Mientras estabas en eso los escuchaste alzar la voz por lo que prestaste más atención a lo que discutían casi de manera automática.

— ¡Joder! ¿¡Todo lo que te digo te debe entrar por un oído y salir por el otro!? ¡No vamos hablar con nadie que conozcamos nunca jamás! ¿¡Recuerdas!?

— ¿Quién dijo algo sobre hablar con ella? Vamos a robarle a esa perra y largarnos.

— ¿Qué dinero crees que ella tenga exactamente?

¿De quién estaban hablando tus primos ahora? Suponías que se referían a tu tía por el tono despectivo que Ashley estaba usando; ellas nunca tuvieron una bonita relación, recordabas cómo sus peleas siempre se encontraban plagadas de odio y rencor, como enemigas naturales.

—Estoy segura que ella tiene algo, pienso que debió heredar joyería de la abuela o algo.

—Bueno, quizás… pero no creo que ella pueda vender eso.

—Ella no pero seguro que yo sí puedo —declaró Ashley confiada. Andrew se lo pensó por un momento.

Sacudiste la cabeza antes de que pudieras considerarlo una locura. Ya no te importó. Si ellos habían matado sin remordimientos tantas veces, ¿qué más daba que cometieran un robo? Y después de escucharlos un rato más y comprender las implicaciones, a pesar de que tu corazón se hubiese apretado un poco, más temprano que tarde te volviste insensible; no era que hubieras forjado lazos con tus tíos de todos modos, nunca les importaste. No tenían nada que ver contigo.

—Escucha, seremos rápidos —explicó Ashley después de un suspiro—. Entramos, les robamos, los matamos y escapamos.

—Así que ahora quieres matar a nuestros padres, genial.

—Dijiste que no podíamos hablarles de todos modos, estarán mejor muertos.

—Sí, muertos —dijiste para ti mismo, aunque quizás no lo suficiente bajo, ya que no te perdiste la manera en que Andrew se giró y te miró aunque no le devolviste la mirada, él suspiró.

—Estoy demasiado cansado para esto.

—Bien, entonces sólo les robamos. Nos infiltramos mientras ellos estén en el trabajo, tomamos algo de dinero y nos perdemos. Así de fácil.

—…Me parece bien.

— ¿Dónde viven de todas formas?

—Conozco el lugar, pero no recuerdo la dirección exacta.

— ¿…Ella te dio la dirección?

— ¿Si?

—Oh… la única cosa que ella me dijo fue que dejara de llamarla.

La voz de Ashley sonaba dolida, no la culpabas, habías estado presente muchas veces durante la cuarentena en esas llamadas y habías presenciado cómo tu tía la rechazaba. La ira de pronto hirvió en tu cuerpo, desearías poder vengarla por siempre ser tratada de manera tan fría. Sería una buena venganza robarle todo su dinero, en todo caso podría reponerlo en su trabajo, tu tía no era una fugitiva obligada hacer cosas malas por sus pésimas circunstancias como ustedes. Con todo decidido, Andrew se dispuso manejar. Al principio se le veía indeciso ya que confesó no haber conducido un auto por dos años, pero cuando estaban listos para iniciar el viaje, dio inicio otra pelea entre tus primos porque Ashley no había comprendido la petición de Andrew sobre no distraerlo mientras conducía. Todo indicaba que sería el mismo e interminable conflicto de pareja que protagonizaban siempre, así que no estuviste interesado en escuchar. Sin embargo, de un momento a otro todo quedó en silencio, fue entonces cuando estiraste el cuello tratando de averiguar lo que ocurría.

— ¿Y bien? ¿Vas a conducir o qué? —Ashley expresó la pregunta que tú te estabas haciendo.

—…No quiero que nos metamos en problemas. —Por lo que podías ver, Andrew estaba reposando en el volante, sin lugar a dudas estaba desanimado por lo que sea haya hecho a Ashley enojar.

—Pero no necesitas ser tan duro sobre eso.

—Lo soy, ¿no? Cuando actúas como una imbécil.

—…Sólo conduce.

— ¿Estás enojada? Estoy tratando de cuidar de nosotros.

Andrew extendió un brazo hacia ella, intentando hacer las paces. A veces desearías que Ashley no fuera tan dramática cuando perdía un argumento. Tu hermano se esforzaba mucho, también se merecía comprensión. ¿Era tan difícil que aprendieran a llevarse bien? Te sentiste tan agotado mentalmente cuando Ashley lo rechazó; fue decepcionante. Aunque después de tener una lucha de miradas entre ellos, tu prima cedió un poco para que Andrew pudiera al fin arrancar el vehículo. El resto del viaje ocurrió en absoluto silencio y por una vez lo agradeciste; aquello era mejor que oírlos alegar sin ningún objetivo. Dejaste que la vista de edificios y luces danzara delante de tus ojos mientras yacías recargado en el asiento. Escuchaste los ligeros ronquidos de tu prima-hermana, estimulando a tus neuronas preguntarse cómo se sentiría morir en un accidente automovilístico. ¿Te romperías el cuello por la sacudida o te destrozarías el cráneo tras recibir el impacto de otro objeto precipitándose hacia ti? En todo caso te dolería mucho, así que te estremecía el simple pensamiento pero no podías parar de imaginarlo.

— ¿Sigues despierto, Archie? ¿No deberías al menos intentar dormir un poco?

—…Estoy bien —respondiste sin muchos ánimos.

— ¿…Pensando en escenarios de muerte? —su pregunta te tomó por sorpresa.

— ¿Cómo supiste que yo…?

—Es lo que yo hago a veces.

— ¿Por qué?

— ¿Tú tienes una razón? —Negaste con la cabeza, él te estaba viendo por el espejo retrovisor de todas maneras—. Aparecen de la nada, ¿cierto? Porque estás tan cansado y no entiendes muchas cosas, ignoras por qué no puedes y te frustra. Quisieras apagar el mundo por completo, aunque fuese un momento. Hasta sentir que algo se ha arreglado o desaparecido.

—Si… se siente así —confesaste, dejando que el tema se hundiera en el mar de la desidia para que otra inquietud se anidara en tu pecho—. Andrew… ¿Matar es malo?

— ¿Qué…? ¿Q-Qué quieres decir con eso, Archie? M-Matar es un crimen serio.

—Pero... ustedes han matado a mucha gente y yo… no los veo como los malos. Gracias a que mataron a esos guardias y al tipo de antes, es que estamos vivos ahora. Papá siempre decía que… para Dios, matar es uno de los peores pecados en la historia de la humanidad pero, si ustedes no hubiesen matado a nadie, ¿no seriamos nosotros los que ahora estarían muertos?

—Archie...

—Prefiero ser malo, es mejor que morir.

—Mira, todo lo que está pasando es… complicado. No es cuestión de ser bueno o malo, se trata de sobrevivir. Hacer lo que está a nuestro alcance para ese fin, permanecer libres.

—Libres… —reflexionaste en voz alta.

—Además, no hay forma de que resolvamos pronto el asunto de ser perseguidos o tener que robar para subsistir. Necesito planear qué haremos después de esto. No podemos quedarnos en un solo lugar mucho tiempo, ni conseguir un empleo sin que nos pidan datos personales. Estamos en la cuerda floja ahora mismo. Tampoco quiero que te vuelvas analfabeta, así que, quizás… pueda comprarte un libro o algo que te ayude a estudiar un poco; Ashley y yo podríamos ayudarte.

—Eso suena divertido —dijiste con una sonrisa.

Nunca te gustó estudiar aunque fueras bueno en ello, pero debías admitir que la idea de que tus primos se convirtieran en tus profesores particulares era atractiva, una propuesta difícil de rechazar. Andrew te preguntó tu nivel académico y le explicaste lo mejor que pudiste las materias que llevabas, él asintió y te aseguró que podría ingeniárselas para darte una buena educación y le creíste. Después de todo, ¿quién podía dudar de las capacidades intelectuales de tu primo-hermano? Ciertamente tú jamás. Hablaron durante un rato más sobre cosas triviales acerca del estudio y también de Ashley como maestra; Andrew y tú estaban de acuerdo en que ella llegaría a ser un desastre, así que rieron; continuaron agregando momentos a ese escenario hipotético. En mitad de sonrisas entretenidas, del mismo modo no te perdiste la mirada que Andrew le dedico a la figura femenina dormida aún sobre el asiento.

No supiste en qué momento caíste en el mundo de los sueños.

Soñaste con el momento exacto en que emergiste de tu escondite en el arbusto para socorrer a Andrew en su lucha contra el asesino, sólo para que tus pasos triturando maleza lo distrajeran de su tarea, haciendo que el sicario golpeara su brazo, obligándolo soltar la pistola, capturándolo y rebanándole el cuello con una precisión y profundidad que hizo a su sangre salpicarte hasta donde yacías petrificado. Ser consciente de una enloquecida Ashley saliendo de su propio resguardo para enfrentarse a aquel hombre, te obligó despertar de golpe, pues si habías estado lo suficiente aterrado de ver morir a tu hermano, no querías ver a tu hermana morir también. Tu corazón latía con fuerza mientras tu vista finalmente identificaba el entorno, ayudándote relajarte; te habías quedado dormido boca arriba, por lo que te topaste con el techo. A pesar de eso todo indicaba que no sería un buen despertar, ya que cuando enfocaste hacia tu izquierda viste la figura de Andrew llamando a su hermana menor con desesperación.

— ¿Qué pasa?—preguntaste, sólo para asegurarte.

—Es Ashley… —murmuró él, luchando contra el nudo en su garganta—, no se despierta.

— ¿Uh?

—No importa lo que haga, ella simplemente… —Tu primo-hermano parecía traumatizado, su expresión demasiado inestable para identificar una sola emoción a través de la misma—. Archie, ábreme la puerta, la transportaré allá atrás. —Andrew no te dio tiempo a que respondieras antes de salir para enseguida rodear el auto de una carrera y cargar a Ashley después de quitarle el cinturón, llevándola hacia ti. No dudaste un momento en abrirles la puerta y darle espacio para que acomodara el cuerpo inconsciente de Ashley en su regazo, otorgándole una comodidad extra. No parecía haber nada malo con ella, salvo que pese a todo no respondía a sus llamados o sacudidas como si… estuviera en coma. Negaste frenéticamente, eso no podía ser, te rehusabas siquiera a considerarlo una posibilidad—. Ashley, vamos. Esto no es divertido —él insistió.

— ¿Qué la puso así? —cuestionaste al borde de la histeria.

—No sé, no lo sé, yo… pensaba que sólo estaba fingiendo. Ella siempre me juega estas bromas pesadas cuando está muy molesta o muy aburrida. Quise creer que sólo estaba durmiendo profundamente pero no… no, no, no, no, no. Algo está muy mal.

—No… —gemiste sintiendo que se te cortaba la respiración—. Ashley, despierta. Leyley, por favor.

Pero era inútil, Andrew y tú continuaron llamándola. Viste a tu primo morderse el dedo con ansias pero nunca apartó la mirada del rostro de Ashley. En algún punto le pediste que la llevaran al hospital, intentaste convencerlo de que era urgente a la vez que soltabas mil causas (muchas que ni siquiera tenían sentido) por las que ella terminó así. Si Andrew te estaba escuchando o al menos tomando en cuenta tus palabras, no lo sabías. Siguió mirando a su hermana pequeña, acariciando sus enredados cabellos en completo silencio, mientras tú te deshacías casi llorando por la situación, incluso se rindió de tranquilizarte porque estaba demasiado enfocado en percibir una señal de que Ashley estaba a punto de recobrar la consciencia.

Hasta que finalmente lo hizo.

El nudo en tu garganta era doloroso, tus anaranjados ojos ardían por las lágrimas mientras veías cómo el rostro antes muerto de Ashley se contraía por el forzoso despertar, removiéndose un poco de su posición con un agudo quejido, restregando su nuca en la pierna de Andrew. No conseguiste retener el sollozo que hizo que todo tu cuerpo se estremeciera, habrías caído de rodillas si hubieses tenido espacio para ello, aturdido por el alivio y la desesperación de liberar toda la tensión acumulada en tu pecho; todos tus traumas de la cuarentena regresando a ti para disiparse con la misma facilidad de un fantasma.

—Gracias a Dios —suspiró Andrew con el tono de voz más confortado que habías escuchado nunca emerger de su boca—. Estuve a punto de llevarte a un hospital.

— ¿Uh? ¿Por qué? Eso nos habría jodido, ¿no?

—No te despertabas sin importar qué hiciéramos. ¡Dios, Ashley! ¡No nos asustes así!

Te inclinaste sobre ella y tomaste su mano para fortalecer las palabras de Andrew, obteniendo una mirada sorprendida como primer reacción, a quien apenas lograste verle sonreírte cuando bajaste la cabeza para ocultar tu rostro lleno de angustia. Sin embargo, sentiste cómo correspondió a tus sentimientos al apretar el agarre. Te tranquilizó, después de todo al final estaba bien, no era que aquello hubiera escalado a mayores, lo cual aunque todavía no te consolaba por completo al menos hacía que fuera más llevadero el opresor sentimiento.

—Ugh, ¿qué hora es? —cuestionó ella llevándose una mano a la frente con una expresión oscura.

—Como las diez de la mañana o algo así. Mamá y papá deberían estar en el trabajo ahora mismo. —Andrew jugó con un mechón en el cabello de Ashley casi con adoración; siempre te sorprendía lo suave que tu hermano podía comportarse cuando hacia eso. Te preguntabas si era como una especie de bálsamo para él—. Así que… cuando estés lista, supongo…

—Estás siendo bueno conmigo porque anoche me trataste como la mierda —le espetó ella estirando los labios y desviando la mirada para mantener su berrinche a flote.

Suspiraste pero no soltaste su mano, como si temieras que volviera a desvanecerse frente a tus ojos, en realidad ni siquiera te importaba que tu espalda lo estuviera resintiendo. Andrew dejó de acariciar su cabello y recargó el brazo en el respaldo del asiento, mirándola de manera amenazante, pero por primera vez en mucho tiempo no te preocupaste por el resultado, incluso te permitiste dejarla ir para que ellos pudieran cerrar su conversación. Y tus intenciones se fortalecieron en el momento que los ojos turquesas de tu primo se deslizaron hacia ti.

—Esperaré afuera —anunciaste, saliendo del auto y cerrando la puerta para que tuvieran un poco de la privacidad que necesitaban.

Miraste alrededor sin ser capaz de identificar el lugar al que habían arribado. Caminaste en línea recta arrastrando un poco los pies y permitiéndote bostezar. Aunque fuese bastante tarde, todo estaba tranquilo, no había rastro de otras personas. Visualizaste un letrero más allá de tu posición, justo a un lado de unas escaleras de piedra, seguramente ahí encontrarías el nombre del barrio. Llegaste junto a él y leíste «National Park of Bumfuck Nowhere». Tarareaste con curiosidad ya que nunca habías escuchado nada sobre ese sitio, no era que conocieras muchos lugares de todas maneras. El sonido de una puerta abriéndose atrajo tu atención para notar a tus primos, sonreíste, habían emergido conversando tranquilamente, así que eso significaba que todo estaba solucionado por ahora.

—Zona despejada —los recibiste, agregando un saludo militar que habías visto en una película.

—Muy bien hecho —te elogió Ashley. Andrew hizo mala cara—. Andrew, ¿qué pasa? ¿No lo vas a felicitar? Ha cuidado del entorno por nosotros.

—Sí, sí. Un trabajo excepcional. Ahora, síganme.

Ashley hizo un puchero cuando Andrew se alejó de ustedes sin mostrarse más interesado pero tú no te sentiste herido, ya que no podrías olvidar la conversación tan íntima que tuviste con él mientras tu hermana se encontraba durmiendo. Estabas convencido de que sólo quería que terminaran su misión rápido, por eso lo siguieron sin perder más el tiempo. Pasaron junto a un puesto de helados que funcionaba sólo durante verano hasta llegar a un barrio que rápidamente llenó los ojos de Ashley y también los tuyos.

—Este no puede ser el lugar correcto —comentó Ashley incrédula—. Mira lo lindo que luce todo.

—No, tiene que ser este. Ella sonaba feliz cuando hablaba de su nuevo hogar.

— ¿Cuál es su apellido de todas formas?

— ¿A qué te refieres con eso?

—Las placas en las puertas. ¿Está el apellido de mamá o papá?

—El de papá, ¿cierto? ¿Por qué lo cambiarían a estas alturas?

—No lo sé, para deshacerse de nosotros.

—Lo haces sonar como si no quisieran que los encontráramos.

—Sólo es un presentimiento que tengo —afirmó Ashley con una expresión entristecida, así que Andrew no tardó en igualar su gesto con preocupación. Por tu parte, reconociste la sensación como algo parecido a lo que experimentaste cuando tus padres no volvieron por ti—. Pero, bueno, como sea. Busquemos la casa del señor y la señora Graves.

Una vez listos miraron por delante de cada vivienda que se cruzaron, buscando ignorar detalles que pudiesen distraerlos de lo que tenían entre manos, aunque no pudiste evitar notar el contraste con su antigua calle. Todo parecía tan… brillante. No se sentía como que pertenecieran a un sitio así, era sobrecogedor. Pero la voz de Ashley te obligó salir de tu turbación

— ¡A-ha! Aquí vamos.

— ¡No llames a la puerta! —la reprendió Andrew pero ya era tarde, ella había golpeado la fina madera. Fue un alivio hasta para ti que no viniera nadie abrir—. Muy bien, todo perfecto.

—Como sea, sólo busquemos una forma de entrar.

Avanzaron hacia el patio trasero donde se encontraron con un pequeño sembradío de lo que sugerían ser tubérculos, pero no estabas seguro, no sabías mucho de plantas. Sin embargo, no estaba de más señalar que se veían en perfecto estado.

— ¡Oh, vamos! ¡Mira este lugar! ¡Tienen un jardín y todo!

—Eso no importa, llenaremos nuestros bolsillos y nos iremos —dijo Andrew, tratando de pacificar la situación, cosa que no logró contigo.

Una vez habías leído que los ingredientes frescos en una comida casera sólo hacían que fuera mucho más sano para el cuerpo de una persona. A ustedes les habían negado la sola tarea de alimentarse siquiera con comida chatarra, te parecía injusto que tus tíos gozaran del beneficio de incluso obtener verduras ricas en vitaminas. Se separaron para ir en busca de una rendija o algo para entrar, miraste debajo de la maseta con la esperanza de ver una llave: nada. Gruñiste, ¿por qué esto no era un juego de rpg maker? Donde siempre se encontraban ítems en los lugares más absurdos que en la vida real harían poner tu vida en peligro.

—Creo que esta ventana está abierta. ¿Puedes alcanzarlo?

—No.

—Archie ayúdame a traer esa tabla acá.

No te negaste a la petición de tu prima, así que cuando estuvieron de vuelta con Andrew con dicho objeto, te quedaste ahí para mirar lo que harían. Cuando Ashley notó que ni así lograba tocar siquiera el marco, le pidió a Andrew que la subiera en sus hombros, cosa que él hizo sin muchas complicaciones pero todavía estaba muy lejos, así que te pidieron les trajeras algo con qué abrir el pestillo que les impedía colarse a la morada. Miraste por la tierra en busca de algo que sirviera de apoyo en la tarea, aunque no te perdiste la conversación que pronto compartieron.

—Te ayudaré a subir cuando Archie haya vuelto con algo con qué abrirla.

—Sólo estás buscando un pretexto para tocarme el culo. —La risa era evidente en la frase que Ashley había soltado. Andrew gruñó como primera respuesta.

—Muy bien, mira. Primero que nada: no. Segundo: ¿te crees que necesito una excusa? —Ashley liberó una carcajada pero tú rápidamente te sentiste tremendamente incomodo, debatiéndote entre volver o no cuando por fin encontraste una vara con la punta superior en forma de gancho, pero al final te recordaste que de ello dependía que se infiltraran a la construcción—. Ahora, más vale que te comportes antes de que te dé tus cachetadas.

— ¿En mi cara o en mi culo? —se burló tu hermana.

—Eso, mi bella dama, dejaré que lo descubras.

—Oh, bueno, entonces supongo que será en mi cara, ¿verdad?

Ellos habían terminado sus bromas cuando retornaste con ellos, aunque no te perdiste la sonrisa pícara que Andrew le dedicó a tu prima cuando ella se volvió para recibir la rama que habías obtenido; por ese motivo sentiste a tus mejillas calentarse. Tu primo-hermano era cada vez más descarado cuando era momento de coquetear con Ashley, te preguntabas si lo hacía a propósito para fastidiarte o en verdad no se daba cuenta de las libertades que se estaba tomando aún en tu presencia. Ashley cumplió su cometido y estuvo dentro de la casa de un impulso; se giró para ayudarlos a entrar, así que no esperaste un segundo para aceptar su mano, cosa que hizo a Andrew casi reaccionar por instinto, ya que ella estuvo a punto de caerse con tu peso. Gruñendo ayudó a que ambos estuvieran a salvo sobre el contorno de la ventana abierta pero cuando tu hermana quiso ayudarlo a subir también, él dijo que prefería que le abrieran la puerta.

Que aguafiestas, pensaste. Tan divertido que era irrumpir en un hogar desde una ventana.

Ashley y tú cruzaron por un baño en remodelación, emergiendo hacia un recibidor tan decente como el resto del lugar. Las paredes las pintaban colores vivos y los muebles se veían bastante nuevos. Te quedaste embobecido registrándolo todo con la vista mientras Ashley corría abrirle la puerta a Andrew, donde lo retuvo para que le agradeciera su destreza por medio de elogios. Rodaste los ojos y diste inicio a la búsqueda por dinero sin que ellos te lo pidieran, no perdiéndote sus conversaciones sobre la chimenea y la carencia de retratos sobre ustedes en una mesa junto al telefono. En este punto ya no te sorprendía mucho; era evidente que a tus tíos les importaban una mierda, siempre lo hicieron. No tenías buenos recuerdos de ellos tampoco.

Siguieron buscando hasta que terminaron reunidos en la habitación de tus tíos. Andrew encontró algo en el closet pero no mencionó nada a pesar de que no tardó en mostrarse nervioso por ello al mirarte de reojo, y aunque te resultó sospechoso que te pidiera buscar en otra parte para agilizar las cosas, no preguntaste y sólo obedeciste, eligiendo la estantería que se acomodaba junto a la puerta principal. Más tarde viste a Ashley ascender por las escaleras del sótano para dirigirse a la recamara donde se encontraba Andrew pero no le tomaste mayor importancia, tan entretenido como estabas en tu ocupación de remover objetos una y otra vez. El entorno dejó de interesarte en algún momento de tu actividad, por lo que no pudiste reaccionar ante el crujido de la puerta abriéndose, sólo te quedaste ahí, incrédulo por lo que acababas de oír.

— ¿Archie? —pronunció una voz terriblemente familiar.

Giraste la cabeza poco a poco, incapaz de asimilar lo que estaba sucediendo. Viste la silueta de tu tía delante de ti y no pudiste sino sentirte acorralado. En esos segundos que tardaste en cruzar miradas con la señora Graves pensaste en gritar, correr y llorar pero nada alcanzó superficie. Habías sido descubierto y las consecuencias envolverían a tus primos junto a ti inevitablemente. Todo lo que te quedaba era rezar porque sus castigos no fueran demasiado crueles.