Harry Potter: Una lectura distinta, vol. 8

Por edwinguerrave

Copyright © J.K. Rowling, 1999-2008

El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como de todos los símbolos y elementos relacionados, para su adaptación cinematográfica, son propiedad de Warner Bros, 2000.

Algunos capítulos incluyen extractos de los "fan fic" 'Harry Potter y la Orden del Fénix', © "Daniela Linx", y 'Harry Potter y el Círculo Secreto', © "jesterdead".


La Frontera Final (1)

Capítulo 20: Flor de Loto (2)

—¡Papá! —exclamó CJ, mientras Charlie dejaba el pergamino en el atril—, ¿por qué nunca me comentaste que habías jugado con Harry Potter?

—Porque no pensé que te interesaría saber eso —reconoció Dennis, ante la mirada sorprendida de Colin—, pero parece que me equivoqué.

—Bueno —comentó Dil—, jugar con Harry fue realmente divertido. Yo jugaba en Humstall, pero era más en modo recreativo, no teníamos un torneo interno como acá en Hogwarts, por lo que no sabía como era jugar con un capitán o un entrenador. Pero creo que Harry hizo un gran trabajo en ese sentido.

—Estoy de acuerdo contigo, Dil —mencionó Natalie, quien se sorprendió al ver el atril con el nuevo pergamino delante de su asiento—. ¡Qué nombre tan raro! —exclamó al leer el título. Cuando notó la mirada extrañada de varios, aclaró—. El capítulo se llama Flor de Loto.

—Bueno —intervino Frankie—, si no recuerdo mal, el loto es una planta que proviene de la zona de la India, muy preciada por su belleza y sus propiedades.

—Así es, Frankie —confirmó Neville.

—Sí —afirmó Dil, quien había ensombrecido levemente su semblante— una flor que llegué a ver muchas veces cuando aún vivía en Bombay, porque frente a nuestra casa y el templo de Shivá el terrible, teníamos una fuente… bueno, era más un charco porque nunca funcionaba, y ahí teníamos muchas plantas de loto.

Dil sonrió tristemente, suspiró y le hizo señas a Natalie para que comenzara a leer.

Esa hegemonía se demostraría en el primer juego de la temporada, cuando Gryffindor se enfrentaría a Hufflepuff. Ese día, Harry miró el cielo en el techo encantado del Gran Comedor y les dijo a sus jugadores:

Muy bien, chicos ―empezó, con tono de voz tranquilo, aunque con un toque de nervios―. El clima se ve tranquilo, no habrá sol directo, lo que nos favorece. Sólo recuerden los entrenamientos, las estrategias que practicamos y ganaremos. Ahora, ¡todos a la cancha!

—Corto, preciso y motivador —comentó James—, excelente.

—Nada como los discursos soporíferos de Wood —dijo Angelina, provocando algunas risas.

—O tus regañinas salvajes —replicó Ron, lo que incrementó el alboroto entre los bromistas.

El equipo salió luciendo sus túnicas escarlata. Harry estaba cada vez más nervioso. Sacudió la cabeza, convenciéndose a sí mismo que lo harían excelente y se asombró bastante al ver que el capitán del equipo contrario era Justin Finch-Fletchey.

La profesora Sprout asintió con orgullo, sonriendo levemente.

Hola ―dijo este al verlo.

Hola ―contestó Harry. Ninguno de los dos sabía que más agregar.

Capitanes, dense la mano ―dijo Madame Hooch.

Harry y Justin se dieron la mano. Harry se fijó que Justin tenía una Nimbus 2003. Si era así, podría darle bastantes problemas. Había visto a Justin en los entrenamientos de su equipo, y volaba muy bien, aunque confiaba en su Saeta de Fuego Turbo, que le había dado la razón del por qué había desembolsado los 280 galeones en agosto.

Molly negó en silencio, sin interrumpir a Natalie.

Que gane el mejor ―dijo él.

Madame Hooch hizo sonar el silbato. Ambos equipos se impulsaron y catorce jugadores se elevaron en el aire.

Como un efecto resorte, los fanáticos del quidditch se enderezaron en sus asientos, preparados para atender la narración del juego.

—No esperen que yo narre como Dean Thomas, ¿sí? —aclaró Natalie, lo que atrajo nuevas risas.

Empieza el partido ―exclamó Dean Thomas, quien era el comentarista, en reemplazo de Lee Jordan―. Gryffindor de inmediato coge la quaffle, la lleva Ginny Weasley, se la pasa a Djilan, Djilab… Ah, Dil Sadjib, oh, no, ¡Ayúdala, Dennis! Bien, buena jugada del golpeador de Gryffindor, Dil hace un nuevo pase, la tiene nuevamente Ginny Weasley, se lanza a la carga, Ernie McMillan va a pararla, lo va a conseguir, oh no, esperen, ¡Tanto para Gryffindor! ¡Gryffindor a la cabeza, por diez a cero! Se reanuda el partido, no hay señales de la snitch. Hannah Abbott coge la quaffle (en un movimiento simultaneo, los cuatro hijos de Neville y Hannah voltearon a ver a su madre, la cual sonrió y encogió los hombros), se dirige a los postes, Natalie McDonald intenta quitársela, no lo logra, ¡ay, eso debió doler! Una bludger casi tira a Hannah de su escoba, Natalie recupera la quaffle, el guardián de Hufflepuff la va a parar, ya casi, ¡Vamos, Natalie! No, no pudo anotar. Susan Bones, nueva cazadora de Hufflepuff (al oir su nombre, Will y Amelia giraron a ver a Susan, quien actuó exactamente igual a su amiga), la coge, va derecho a los postes, va a anotar, ¡Justo a tiempo logra pararla el Guardián de Gryffindor!

Con cada acción se escuchaban algunos aplausos por parte de los más jóvenes, mientras los mayores seguían la lectura con silenciosa atención.

Harry sobrevolaba la cancha, buscando la snitch. Mirando a la vez el partido, pensaba que ese año, Justin había mejorado mucho el equipo. Tomando en cuenta que casi todos los jugadores de hace dos años ya habían salido, los nuevos jugaban bastante bien; y al parecer, debía confiarse de la habilidad de su equipo… y la suya. Ese partido estaba yendo demasiado igualado.

¡Tiempo! ―solicitó, y todos bajaron.

¿Qué pasa, Harry? ―preguntó Natalie.

—Papá estaba muy tenso, creo —comentó JS con firmeza—, el juego estaba muy parejo.

—Exactamente, Jamie —confirmó Harry—. Estaba siendo un juego muy defensivo, muy trabado.

—Entiendo —reconoció James—. Una vez nos pasó así contra Ravenclaw. Fue un juego tan trabado que llevábamos casi dos horas jugando, y el marcador apenas estaba 20 a 10 a favor de Gryffindor. Tuve que hacer lo mismo, pedir un tiempo para reorganizar las ideas.

Cambio de táctica, muchachos ―dijo apresuradamente―. Las cazadoras, en formación cabeza de halcón, los golpeadores, a los laterales; y tú, Ron, atento, por favor…

Cálmate Harry. Lo vamos a hacer bien ―dijo Natalie.

Cierto, estás muy nervioso ―la secundó Ginny―, tranquilo, no te angusties, amor.

¿Ya? ―preguntó Madame Hooch, acercándose.

Ya, vamos.

Madame Hooch hizo sonar el silbato y todos remontaron en el aire. Harry comenzó a planear en círculos, como un halcón en busca de su presa, en este caso, la snitch. Mientras, escuchaba los comentarios de Dean, que hablaba tan rápido como si se le fuera la vida en ello.

—Definitivamente —insistió JS—, papá estaba nervioso.

—Y a Dean no se le entendía casi lo que estaba narrando —reconoció Seamus—, porque en ese momento se destrabó el juego y Gryffindor había anotado varias veces.

¡Gryffindor a la cabeza, por setenta a veinte! ¡Si Harry atrapa ahora la snitch, ganarán el partido!

Dio un par de vueltas a la cancha, mientras el resto del equipo seguía jugando. Justin lo seguía de cerca, marcándolo e imitando sus movimientos. No había aún señales de la snitch por ninguna parte. De repente, vio un reflejo dorado, a unos veinte metros de Justin. ¡La snitch! (Algunos en la Sala se estremecieron levemente en sus asientos, acomodándose nuevamente). Espoleó a la Saeta de Fuego Turbo, Justin se dio cuenta, y aceleró su Nimbus 2003. Mientras, Dil lograba pasar la quaffle por uno de los aros, Harry y Justin iban codo a codo, pero Harry logró pasarlo y atrapó la snitch por muy poco.

Enseguida comenzaron los aplausos, especialmente de parte de los Gryffindor más alborotadores, aunque Natalie no dejó de leer.

¡Finaliza el partido! ―exclamó Dean, eufórico―. ¡Luego de una actuación espectacular, Potter logró atrapar la snitch! ¡Gryffindor ha vencido por 230 a 50! ¡Los de Hufflepuff pierden el primero de la temporada! ¡Mejor váyanse a casa, muchachos! ¡No tienen nada que hacer contra Gryffindor y su capitán!

¡Thomas! ¡Le advierto! ¡Sólo nos faltaba otro Lee Jordan, por Merlín! –reclamó furiosa la profesora McGonagall.

Lo siento, profesora. ¡Luego de una espectacular actuación, en la que seguramente dieron todo lo que pudieron, los de Hufflepuff fueron vencidos por "muy poco" por el equipo de Gryffindor!

—No pensaba tolerarle ninguna lindeza al señor Thomas —aclaró la directora McGonagall ante las risas de varios en la Sala—, aunque alegara lo que alegara.

La celebración se extendió hasta la noche en la torre de Gryffindor, era casi como si hubiesen ganado la copa. Ron y Hermione se abrazaban y besaban sin detenerse a pensar, igual que Harry y Ginny. Dil los veía alegre, mientras tomaba cerveza de mantequilla que habían contrabandeado desde Hogsmeade. Neville celebraba, aunque tenía la mirada triste.

La directora McGonagall volteó a ver a los Gryffindor contemporáneos de Harry, pero sólo sonrió, sin comentar nada. Quien sí hizo un comentario fue Maia:

—Eso del contrabando de cerveza de mantequilla luego de los juegos también lo hacen en estos tiempos.

—Creo que nunca ha dejado de hacerse, señorita Jordan —comentó Dumbledore—, Incluso, en mis ya lejanos años de estudiante, era costumbre que cada vez que Gryffindor ganaba un juego, se celebrara en nuestra Sala común, lo que igualmente hacían las demás casas en su momento.

¿Qué pasó, campeón? –le preguntó Dil, ofreciéndole cerveza de mantequilla.

Nada, que me alegra que Gryffindor haya ganado, pero…

¿Pero?

Me hubiera gustado que Hannah hubiera tenido un mejor juego, apenas pudo anotar dos veces, ustedes la tenían bien marcada.

Ah, ¡verdad! –recordó Dil con una carcajada―. Bueno, ese es el riesgo que se tiene cuando juega contra "los leones" de Gryffindor. Toma, alivia tus penas –le dijo, alargándole una jarra con cerveza de mantequilla mientras se reía.

—Sí —reconoció Hannah—, mi debut como jugadora de quidditch no fue el mejor, aunque sí reconozco que Justin nos ayudó bastante.

—Eso es verdad —comentó Susan—, Justin como capitán fue muy respetuoso con nuestras habilidades y debilidades.

El viernes de la siguiente semana, el grupo de Gryffindor de séptimo se dirigía hacia las mazmorras, donde se encontraba el aula de Pociones, cuando, al pasar Harry cerca de un estante, éste comenzó a oscilar peligrosamente, como halado por una cuerda invisible. Hermione y Dil, quienes iban detrás de Harry y Ron, lanzaron sus hechizos protectores, para evitar que fueran golpeados por los diversos objetos y el propio estante. Al observar con detalle el final del pasillo, Dil gritó:

¡Sellers, rata miserable! –y, pasando a unos sorprendidos Harry y Neville, corrió a tratar de capturar a su ex compañero de Humstall, pero al no conocer completamente esa área del castillo y perderlo entre los pasadizos, desistió y se regresó al encuentro con los demás Gryffindor, que veían sorprendidos la escena―. ¡Ese malnacido de Sellers! Seguro tiene que ver con esto… Déjenlo quieto, porque entrando a Pociones, ¡lo voy a poner en su sitio!

Qué raro, ¿por qué atacar a Harry, en el pasillo, y delante de todos? –analizó Hermione, aún sorprendida.

¡Porque es una rata asquerosa! –insistió Dil, gritando a quien quisiera escucharla―. Todo el tiempo en Humstall se la daba de "lo más grande", y como ahora no es el foco de atención, quiere ganarlo a como de lugar, ¡Franz me la va a pagar!

—La pelea entre ustedes era terrible —comentó Parvati, convencida.

—Es que, ¿qué más puedo agregar a lo que se ha leído? —comentó Dil—. Juro por Shivá el terrible que no les miento cuando digo que era el ser más insoportable dentro de Humstall.

Señorita Sadjib –saludó el profesor Slughorn, sonriendo a la puerta del aula―, veo que está molesta con el señor Sellers, y me pregunto por qué será.

Disculpe, profesor –se disculpó Dil, suspirando fuertemente para calmarse, mientras entraban al salón-mazmorra―. Nunca nos hemos llevado bien, ni en Humstall ni aquí.

Claro –respondió Franz desde su asiento, al fondo del salón―. ¿Quién querría ser amigo de una pobre inmigrante y una sangre sucia? –lo que generó que todos los Gryffindor que habían entrado al aula se levantaran de sus asientos, sacando sus varitas.

—¿Ven a lo que me refiero? —ratificó Dil, encogiendo los hombros.

—Realmente insoportable —coincidió Christina.

El profesor Slughorn dijo, con el rostro pálido:

Les agradezco que guarden sus varitas y se sienten. Sellers, acabas de perder cincuenta puntos para Slytherin. No voy a permitir que en mi presencia insultes a nadie, y menos a mi asistente docente y a otra estudiante, tan brillante como fue Lily Evans en los setenta… Y no quiero oír quejas, a menos que quieras una detención; creo que ya estás bastante mayorcito para eso…

Franz, que había abierto la boca para defenderse, la cerró, mirando furioso a Dil, Hermione, Ron y Harry, quienes pasaron, y se ubicaron en el mesón más cercano a la mesa del profesor Slughorn. Éste, luego de cerrar la puerta del aula, resopló y dijo:

No quiero otro espectáculo de este tipo en mi aula. Comencemos… –Así dio inicio a una complicada sesión doble, tanto por el corrosivo clima que se vivía en el aula entre los cuatro Gryffindor y los dos Slytherin, como por la poción objeto de estudio, una de la más complicadas, aparte de la multijugos, que habían conocido.

—Yo me sentía totalmente desconcentrada —reconoció Dil—, cada vez que Sellers abría la bocota, era para alterarme.

—Sabía que hacer para sacarte de tus casillas, Dil —comentó Hermione—, y creo que aún lo hace, sin que esté acá en la Sala.

Dil asintió en silencio, reconociendo que Hermione tenía razón.

Al terminar la clase, salieron Harry, Ron, Hermione y Dil, junto con sus compañeros de casa, rumbo al Gran Comedor, a cenar, reflexionando lo ocurrido en Pociones, y especialmente antes de entrar al aula.

Dil, ¿tú estás segura que Sellers tiene que ver con lo del pasillo? –preguntó Harry, al sentarse a la mesa. Dil, luego de voltear rápidamente a la mesa de Slytherin, respondió con total seguridad:

Me cambiaría el nombre si esa rata malnacida no tiene que ver, estoy absolutamente segura de lo que vi…

Eso quiere decir que tendremos que poner un ojo encima de él –indicó Ron, mientras atacaba la cena.

Sobre todo mañana, que es Halloween ―comentó sombríamente Harry, recordando las diversas situaciones que habían pasado en los días 31 de octubre: la muerte de sus padres, el ingreso del trol en primer año, el primer ataque del basilisco en segundo…

—¡Cierto! —confirmó Rose—, después se dio la primera incursión del señor Sirius a Hogwarts, que fue el día de la primera visita a Hogsmeade de papá y mamá; en cuarto fue lo de la selección de los tres campeones, incluyendo al tío Harry; en quinto, creo que coincidió Halloween con el primer juego de la temporada, que terminó con la suspensión permanente de tío Harry y tío George.

—Que tampoco iba a ser eterna —replicó el propio George a la vez que Ron asentía gravemente.

—Y en sexto —continuó Rose—, creo que también fue cerca de la primera visita a Hogmeade, donde Katie Bell fue atacada con una maldición imperius y el collar de ópalos.

—Es decir —intervino James—, una fecha llena de acontecimientos serios.

—Por decir lo menos —confirmó Harry.

Tal como previno Harry, estuvieron atentos a todo lo que ocurría en el colegio, pero el banquete de Halloween transcurrío sin inconvenientes o sorpresas, con una cena tan exquisita como era usual, con las nubes de murciélagos volando por el Gran Comedor y los pasillos del castillo, el olor de calabaza asada llenando el aire y una exhibición especial de parte de los fantasmas de Hogwarts.

Wooow —exclamaron los que aún no habían vivido un banquete de Halloween en el colegio.

El resto del trimestre transcurrió con muchas tareas, estudiando los temas más complejos que hayan podido estudiar. Por ello agradecieron que llegaran los días previos a las vacaciones de Navidad, cuando Errol, la vieja lechuza de los Weasley llegó empapada a la sala común con una carta para Ron:

Querido Ron

Espero que todo esté bien con ustedes allá. Ya estamos en La Madriguera, la logramos terminar antes de Halloween. Dile a Harry y a Hermione que los esperamos para que pasen sus vacaciones con nosotros, que no nos vayan a decir que no.

Los esperaremos en King's Cross.

Besos

Molly

¡Que bien! –dijo Hermione. Me alegra que hayan reconstruido La Madriguera, de verdad me encanta esa casa…

—¿Y a quien no le va a gustar, mamá? —preguntó Hugo, sonriendo—. Es la mejor casa del mundo, incluso mejor que la casa del tío Harry en Southampton.

¿La Madriguera? ¿Qué es eso? –preguntó extrañada Dil.

Es la casa de nuestra familia, si la conoces te enamoras de ella –dijo Ron orgulloso―. Le voy a preguntar a mi mamá si puedes pasar las vacaciones con nosotros, no creo que diga que no, pero prefiero preguntar.

Hermione le pasó un pergamino y tinta, y Ron escribió su respuesta:

Mamá

Todo está de maravilla, ganamos nuestro primer juego de quidditch del año, y estamos deseosos de ir a pasar las vacaciones a La Madriguera. De hecho, nos gustaría invitar a una nueva amiga que conocimos aquí, de los que eran de la escuela Humstall, es un personaje, te va a caer bien, se llama Dil Sadjib.

Avísame cualquier cosa. Te queremos. Harry, Ginny y Hermione mandan saludos.

Ron

Si quieres, envíala con Wighed, no ha tenido mucho trabajo y se ve que es rápida –les sugirió Harry, mientras acariciaba su hermosa lechuza color miel. Ron dobló el pergamino y se lo pasó a Harry, quien ató la carta a Wighed, quien le pellizcó gentilmente el dedo y elevó el vuelo, rumbo a La Madriguera. Luego de verla salir por los ventanales, los muchachos se dedicaron a terminar una tarea de Encantamientos, basada sobre "antiguos encantamientos medievales". Cuando concluyeron la tarea, Ron y Hermione se alejaron para sentarse en un sillón a conversar y besarse (esta narración provocó risas y alboroto entre los bromistas), y Harry se quedó con Dil en el mesón, viendo los pergaminos y libros, pensando en Ginny, quien ya estaba durmiendo… Dil, al verlo aislado en sus pensamientos, le preguntó:

¿Qué te pasa, Harry?

Ah, no, nada… –pero como Dil lo veía incrédula, le dijo―: Está bien, me quedé pensando en Ginny… Vamos a La Madriguera, y no sé cómo hacer…

¿Cómo hacer qué? ¿Qué piensas hacer?

—Estuve a punto de preguntar eso —interrumpió Lily, con algo de preocupación.

—Espera, tranquila —dijo James, confiando en su hijo—, dudo que Harry cometiera algún error, inventando alguna locura. Esperemos a ver que lee Natalie.

Dil, yo estoy absolutamente enamorado de Ginny, y ella lo está de mí…

De eso ya me di cuenta, y hace bastante tiempo, por cierto…

Sí, pero el caso es que se lo quiero decir a su familia, ellos ya intuyen algo, pero quiero que nuestra relación sea bonita, como debe ser, nada de fugas…

¿Quieres casarte con ella? –Dil le preguntó a bocajarro, aunque en un susurro, viendo hacia el sillón donde Ron y Hermione seguían besándose.

Volvieron a sonar silbidos y risas, lo que provocó que Hermione y Ron se sonrojaran rápidamente.

Sí, quiero casarme con ella, pero no sé cómo hacer…

Yo no sé mucho de eso –le comentó Dil, sincerándose―. Como verás, yo soy un lince solitario, pero si me aceptas la sugerencia, pídele matrimonio allá en La Madriguera, no el día de Navidad, pero sí antes de regresar al colegio.

—¿Un lince solitario? —preguntó Molls, con cierta confusión.

—Sí —reconoció Dil, sonriendo levemente—, en esos días me sentía muy sola; desarraigada de mi tierra natal, incluso del colegio que me había recibido por seis años, así que no estaba tan animada como a veces parecía.

Verdad, haré eso… Oye… ¿Y eso que tú no tienes novio? –repreguntó Harry, notando la tristeza en la mirada de Dil.

Nunca he tenido suerte, no sé si es que yo me creé expectativas muy altas, si los hombres que conozco no las llenan, o simplemente es mi karma y tendré que quedarme sola…

Posiblemente consigas a quien esperas –le dijo Harry, poniéndole la mano en el hombro, mientras veía una lágrima aflorar de los ojos negros de Dil―. Yo nunca tuve fe en mi propia filosofía, nunca desprecié una causa perdida, si no, no hubiera acabado con Voldemort, a pesar de conocer la profecía, y lo que podía pasar. Tú no eres un alma perdida, y verás algún día por quien morirías, tu flor de loto… Vas a ver –dijo, utilizando esos símiles para calmar a Dil.

—¡Qué galán! —exclamó Fred, provocando risas.

—¿Hay algo que ese joven no hiciera bien? —remató George, alborotando aún más a los bromistas de la Sala. Natalie tuvo que esperar unos minutos, porque incluso James y Sirius se unieron al griterío.

Ah, Harry, que lindo, ¡gracias! Es verdad, es fácil buscar y no encontrar, no puedo perder mi esperanza, mi flor de loto… Gracias, Harry –le dijo mientras se levantaban y lo abrazaba, llorando silenciosamente. En ese momento Ron, que había volteado, gritó:

Hey, ¿Qué es eso? ¿Qué haces, Harry?

—¡Vamos, tío Ron! —exclamó Dom, con tono de decepción.

—Les juro que lo único que vi fue a Harry abrazando a Dil mientras Ginny estaba dormida —se defendió Ron—, no escuché lo que conversaban.

—¡Claro, tío! —reclamó Lilu—, ¡si estabas pendiente de tía Hermione!

Ese reclamo provocó nuevas risas en la Sala. Cuando terminaron, Dil comentó:

—Por favor, discúlpame, Ron, y Ginny, si por eso dejaron de confiar en mí.

—Yo nunca dejé de confiar en Harry —aclaró Ginny—, y de hecho, nunca me contaron de esta conversación, así que no sabía que habían hablado en esos términos.

Ron sólo encogió sus hombros, reconociendo su error.

No es nada, Ron –dijo Dil, separándose de Harry, y mostrando su rostro surcado por las lágrimas―. Sólo le estaba contando algo muy personal… Me voy a dormir, mañana viajamos temprano.

Verdad –dijo Harry luego de ver el reloj―. Deberíamos ir a dormir nosotros también.

Comenzó a recoger los libros, mientras Dil subía corriendo las escaleras hacia el cuarto de las chicas. Ron y Hermione se acercaron a Harry, y éste les comentó:

No pasó nada, Ron, simplemente llegamos a tocar temas muy sensibles para ella, comenzó a llorar y le estaba dando apoyo, más nada.

Mmm, está bien… –dijo Ron, aún con la sombra de la duda en su rostro.

—Sí —aceptó Ron—, sólo quería evitarle dolor a Ginny.

—Pero si ni siquiera sabías que pasó, papá —reclamó Hugo, mientras Natalie dejaba el pergamino en el atril.

—Sí, sí —aceptó Ron—, eso pasa cuando no sabes realmente todo lo que ocurrió.

—Y si le agregamos que siempre has sido impulsivo —terció Hermione—, no tiene nada de extraño que reaccionases así.

—Además —intervino Ginny, levantándose y acercándose a Dil—, no tienes por qué disculparte. Eres una maravillosa persona, y me alegra haberte conocido.

Las mujeres se abrazaron ante la algarabía de muchos en la Sala. Al separarse, Dil le dijo, mientras tomaba sus manos:

—Me gustaría que seas la madrina de mi hijo o hija, aún no sabemos el sexo por cosas de la tradición hinduista, aunque a mi esposo no le gusta la idea.

—¡Por supuesto! —Un nuevo abrazo permitió a Dumbledore comentar:

—¡Ah, que maravillosa es la vida, y sobre todo, la vida cuando nos regala estas estampas! —luego de ese comentario, miró hacia la puerta de las cocinas, donde Kreacher esperaba pacientemente—. Parece que ya es momento de disfrutar las exquisitas preparaciones que repondrán nuestras energías.

Pasaron hacia el área del comedor, donde cenaron, comentando lo que se había leído, especialmente el hecho que el primer juego de Gryffindor de ese año fuera contra Hufflepuff y no contra Slytherin, o esa primera situación de peligro en contra de Harry, la cual llamó la atención de Lucy:

—Hablando de todo, ¿qué fue lo que pasó en ese pasillo? Con los estantes a punto de caerle encima al tío Harry.

—Pues eso —confirmó Dil—, que Hermione y yo nos habíamos quedado algo atrasadas y yo vi cuando trataron de hacer caer ese estante, que parecía un armario gigantesco, encima de Harry y Neville, y en lo que lo repusimos en su sitio, vi a Sellers correr al fondo del pasillo, detrás de los Slytherin que venían de frente.

—Sé cuál es ese armario —confirmó Scorpius—, y sí que es grande, y hasta donde yo recuerdo, está lleno de cosas.

—O sea —dijo Lilu, con un temblor de pánico en la voz—, que si les hubiera caído encima…

—Hubiera causado mucho daño, por decir lo menos —comentó Dil.

—Pero —intervino Al—, ¿si fue Sellers?

—Hasta el sol de hoy insisto en que sí fue él —confirmó Dil—. No tengo la menor de las dudas. Como dicen, no tengo pruebas, pero tampoco dudas.

—Bueno —terció Hermione—, hay una prueba, lo que viste.

—Igual —dijo Dil, luego de suspirar—, eso pasó hace tanto tiempo que ya no vale la pena.

—Pero —insistió Lilu—, si lograron hacerlo en ese momento, ¿no serán capaces de volverlo a intentar? ¿lastimar a papá?

—Buena pregunta, Lilu —comentó Al—, la cuestión es que lo lograran intentar.

—Pues eso lo sabremos luego de unas necesarias horas de sueño —intervino Dumbledore, dando por concluida la conversación, lo que hizo que cada familia se dirigiera a sus habitaciones. En la que replicaba el número 12 de Grimmauld Place se sentía aún un ambiente de preocupación, especialmente cuando Lilu, mirando a Harry con firmeza, dijo:

—Papá, por favor, asegúrame que no te pasó nada grave.

—¡Vamos, Lilu! —reclamó JS—, ¿tú crees que si le hubiera pasado algo grave a papá, estuviéramos aquí?

—Pero —insistió la niña—, es que yo necesito saberlo.

—Está bien, Jamie —intervino Harry frenando la réplica de su hijo mayor—. Lilu, tranquila, no pasó nada demasiado grave. Como has visto desde que estás con nosotros, he sido una persona sana. Sí, me han causado algunas heridas en mi trabajo, pero lo normal si tomamos en cuenta en lo que trabajo.

—Entiendo —dijo Lilu, aún poco convencida.

—Bueno —intervino Ginny, tratando de oírse alegre—, vamos a dormir, que mañana seguiremos oyendo qué tal nos siguió yendo ese año, ¿sí?

JS, Al y Lilu asintieron sin protestar, dirigiéndose cada uno a su habitación, y cuando Harry y Ginny se aseguraron que cada uno estuviera en su cama, se dirigieron a su propia estancia. Cuando se preparaban a acostarse, Ginny preguntó:

—¿Cómo crees tú que recibirán las tantas veces que intentaron lastimarte?

—Ojalá no se preocupen mucho, especialmente Lilu —reflexionó Harry—, porque hubo momentos bastante complicados.

—Sí —confirmó Ginny—, como ese golpazo que te llevaste por las escaleras.

—Esperemos que llegue el momento —dijo Harry abrazando a Ginny. Se dieron un beso leve y cayeron en un sueño bastante profundo, del cual despertaron en la madrugada, cuando oyeron voces en los pasillos.

—¿Qué les pasará ahora? —preguntó Harry, estirándose.

—Creo que Lilu tuvo una pesadilla —dijo Ginny, dando paso a que Harry se levantara rápidamente y buscara sus lentes. Cuando se asomó al pasillo, oyó a JS consolando a su hermana menor:

—Tranquila, Lilu, papá está bien. Mira —dijo cuando lo vio acercarse. La niña, alta para su edad, se lanzó a los brazos de Harry, suspirando entrecortadamente como consecuencia de haber llorado.

—¿Qué pasó, mi princesa? —preguntó Harry.

—Soñé que te habían hecho daño, papá —dijo con voz entrecortada por el llanto.

—No me quiso decir que había soñado, papá —comentó JS, mientras Al, estirándose, se unía al grupo.

—Esta bien, déjala —replicó Harry mientras acariciaba el cabello de Lilu, algo revuelto, y la niña comenzaba a calmar su respiración—. Son las cuatro de la mañana, vamos a dormir, ¿sí?

JS y Al asintieron en silencio, pero Lilu se aferró a Harry:

—¿Puedo dormir con ustedes, papa?

—Por supuesto, Lilu —dijo Ginny, acercándose a acariciar la espalda de la niña.

—Fue un sueño muy feo, mucho —aclaró cuando separó levemente el rostro del pecho de Harry para ver a Ginny—, fue como ver a papá morir de mil maneras distintas.

—Te comprendo —le respondió Ginny—, yo también llegué a tener esas pesadillas, especialmente cuando Harry andaba buscando los horrocruxes. Pero ya todo eso paso, ¿si? Vamos, cada quien a su cama.

—¡Mamá! —exclamó Lilu.

—Tú no, Lilu, tranquila.

—Ya se me espantó el sueño —protestó JS.

—Pues vamos a ver como lo vuelves a agarrar —replicó Ginny, con voz serena—, porque si te quedas despierto, o haces un desastre, o te vas a dormir en la lectura.

—Ah, no —exclamó JS—, eso último no me interesa.

—Excelente —dijo Ginny con tono triunfante—. Vamos pues, ¡a la cama!

JS y Al se volvieron a dirigir a sus habitaciones, mientras Harry, Ginny y Lilu subían a la habitación que había sido de Sirius.

—¿Hace cuánto que no dormía con ustedes, papá? —preguntó Lilu, mientras se acomodaba en el medio, entre Harry y Ginny.

—Creo que desde que tenías cinco o seis años —respondió Ginny.

—Siempre fuiste muy independiente en ese sentido, Lilu —le dijo Harry—, por eso me llama la atención que quisieras venir a dormir con nosotros.

—Es que —Lilu se sentó en la cama—, de verdad, papá, lo que soñé fue muy feo —se estremeció nuevamente—, porque te veía sufriendo cada accidente en cada pasillo, aula o escalera del colegio. No me lo puedo sacar de la cabeza.

—Entiendo —Harry asintió con calma, y luego preguntó—, no sé si te quieres tomar un poquito de poción para dormir sin soñar.

—No sé.

—Ante la duda, mejor no —intervino Ginny—, no vaya a ser que te caiga mal. Ven, mi niña grandota —la atrajo hacia así cuando Lilu se volvió a acostar, abrazándola de forma tal que la estaba acunando en su pecho.

—Gracias, mamá —apenas dijo en un susurro antes de quedarse dormida. Harry sonrió y apagó la lámpara.

Cuando despertaron, Harry estaba siendo abrazado por Ginny y por Lilu, y sonrió al ver a su esposa e hija dormir recostadas en su pecho, a la vez que Ginny abrazaba a Lilu. Aunque quiso evitarlo, bostezar hizo que ambas se despertaran, y Lilu, sorprendida a ver el rostro de Ginny tan cerca, dijera:

—¡Mamá! ¡Por Merlín, no me veas asi!

—Tú eres la que viniste a dormir para nuestra cama —replicó Ginny, sonriente.

—¿Cómo dormiste, mi niña? —preguntó Harry.

—Más tranquila, papá, gracias —respondió Lilu, ya levantándose—. Voy a mi habitación a lavarme la cara y vestirme.

—Buena idea —dijo Ginny, con voz alegre—, porque no vas a salir en pijama a la Sala.

—¡No, mamá! ¿qué crees? —replicó Lilu, entre risas. Salió corriendo de la habitación, mientras Harry, volviendo a estirarse, comentó:

—Mucho había tardado para que con estas lecturas pasara esto, que alguno de los niños tuviera alguna pesadilla.

—Creo que se le había ido acumulando —replicó Ginny, ya de pie delante de la cama—. Vamos, que ya oigo a aquel par discutiendo otra vez.

Efectivamente, cuando Harry, Ginny y Lilu se unieron a JS y Al, estos ya conversaban sobre los posibles sucesos que se leerían.

—No me extraña que en cualquier capítulo se hable de algún duelo —dijo JS—, quizás de papá o de la propia señora Dil con Sellers.

—No lo sé, Jamie —replicó Al—, ya deben narrar algo sobre Navidad, y como la pasaron. Incluso, es posible que hablen de cómo papá se le declaró a mamá.

—También —aceptó JS.

—Pues, vamos a ver que se lee —comentó Harry, mientras JS abrazaba a Lilu:

—¿Terminaste de dormir bien?

—Sí —sonrió levemente—, pude dormir tranquila. No sé ustedes, que son un par de insensibles, pero yo siento que se nos está acumulando mucha información con cada libro.

—Lo acabamos de hablar —confirmó Harry—, así que si necesitan hablar, aprovechen.

—No creo —dijo JS, aunque poco convencido—, aunque… Bueno, vamos a ver.

—Por mi parte estoy bien —confirmó Al—, cualquier cosa, la pregunto en la Sala.

Salieron al área común de la Sala, reuniéndose con los demás en un desayuno que estuvo salpicado de comentarios acerca de lo que se venía en los próximos capítulos. Cuando todos tomaron asiento, el atril con el pergamino nuevo se ubicó delante de Audrey, quien frunció el ceño al ver el título del capítulo.


Notas al pie:

(1) Iron Maiden: "The Final Frontier" (álbum editado en 2010) © Iron Maiden Holdings

(2) Héroes del Silencio (Enrique Bunbury, Joaquín Cardiel, Juan Valdivia, Pedro Andreu): "Flor de Loto", editado en el álbum "El espíritu del Vino", de 1993 © Héroes del Silencio

Buenas tardes de la víspera de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo! Me hubiera gustad hacer coincidir el capítulo de navidad de "la Frontera Final" con esta fecha, pero me quedo dos semanas corto, pero no hay problema, porque igual les traigo, como fue prometido, este capítulo, en el cual se desarrollan los tres actos usuales: el primer juego de la temporada con la celebración por el primer triunfo, una clase bastante intensa de pociones, debido a un primer suceso contra Harry, y esa conversación entre Harry y Dil que desató dudas y algunos roces. Creo que nunca, en los tantos capítulos que se han publicado hasta ahora, incluí la reacción de alguno de los niños a lo que se está leyendo desde el punto de vista del inconsciente (ese extraño mundo en el que los sueos reflejan los temores), y espero que sea de su agrado. Como es un regalo para mí contar semana a semana con su compañía, sus visitas, sus marcas de favoritos y alertas activadas, y sus comentarios, como los que dejó creativo (Sí, Ron celoso puede ser peligroso; Nadia es un amor balcánico, y es una niña (Déjala en paz!); Franz lo que quiere es llamar la atención y enrollarse con Dil, es lo usual en este tipo de relaciones tóxicas; y respecto a la capitanía, pues habría que ver si para el año siguiente se la darían a Ginny...). Les deseo que esta noche reciban la bendición que viene de lo alto, sea del Dios de su creencia, y que el universo conspire para que todo lo bueno los acompañe en todo lo que se propongan de ahora en adelante! Recuerden, la semana que viene hay capítulo (será algo corto, pero seguro), el último capítulo del 2023, el último día del 2023... Gracias por estar y por acompañarme semana a semana! Salud y bendiciones!