Capítulo 2.

Aparentemente, necesitó de una reunión de emergencia.

– ¡¿Cómo que besaste a mi hermana?! – Se escuchó el reclamo allí adentro.

El Gaang se juntaba en su habitual punto de reunión; el departamento de Aang. Exceptuando de esto: 'a la aludida y la implicada'.

Toph rápidamente entró por la puerta. Era la última en llegar. Sin tocar o dar aviso de su intromisión, tan sólo hizo uso de su llave especial. Su brazalete de meteorito.

– ¿De qué me perdí? – sentenció tomando un tazón de la barra, que contenía sus frituras favoritas. Aang siempre sabía cómo ser un buen anfitrión.

– Oh, hola, Toph. – saludó el monje, aún viendo hipnotizado la escena que desplegaban…

Zuko dando vueltas frenético en el sitio, y Sokka estando de pie a un lado del sofá de la sala.

– ¿Qué fue lo que ocurrió? – De nuevo preguntó curiosa.

Pues por varios minutos, ninguno de los presentes parecía poder decir algo. Ninguno sabía cómo sentirse al respecto. Ni tampoco tomaban lugar. Toph avanzó a uno de los asientos disponibles; un sillón inflable muy cerca del suelo. Katara solo permanecía ahí, mirándolos consternada.

– Ah, Sokka acaba de decirle a Zuko…que besó a su hermana. – Al fin Aang respondió. También tomando lugar en el acto; sentándose junto a Toph.

– ¡¿Qué?! – Con esto si se vio impresionada. Casi se le atora la botana, pero; – Uh, amigo, pasaste en tu umbral del dolor, 'de esto' – hizo movimiento con la mano. – 'a esto'. – Dio una clara curvatura en ascendencia.

– Toph, ¿te parece gracioso? – el de la Tribu Agua reclamó.

– ¡Este no es momento para bromas! – se oyó el otro. El hermano mayor de la implicada.

– Uhm ~ Se alzó con simpleza de hombros. Restando importancia a sus regaños.

– ¿Cómo pudo pasar? – Zuko por fin comenzaba a cuestionar algo más.

– En primera instancia fue mi culpa, bebí demasiado en el Club esa noche, y la confundí con Suki cuando salió del baño. – Todos comenzaron a poner atención a su parte de la historia. – Después me disculpé por lo ocurrido, pero entre en pánico y tu hermana me extorsionó. Puede ser muy intimidante, ¿sabes? –

– Y eso no te impidió besarla. – Respondió el maestro fuego sarcástico.

– ¡Ja! Bien dicho. – sonaba la chica en el suelo, alentando. Más que entretenida disfrutando el espectáculo.

– Tú cállate. – Regañó el guerrero.

– ¡Uhm! – Le sacó la lengua.

– Eres una grosera. – Volvía a reclamarle.

– Oye, no te enojes conmigo… Yo no soy la roba hermanas.

– ¡Okey, ya es suficiente! – Zuko se acercó a ella, con la intención de que saliera de la habitación.

– ¡Jajaja! – Toph no podía con la risa, burlándose. – No, ¡esperen! – replicó todavía graciosa. – Esta vez sí tengo algo importante que decirles. – El maestro fuego se quedó mirándola.

– ¿Y bien? – cuestionó el guerrero. Denotando un tanto impacientado.

– Solo sí prometen que ambos estarán más tranquilos. – declaró denotando seriedad. Estos solo voltearon a verse el uno al otro. – Bien, sí ya están decididos a hablar como adultos, tomen asiento. – Los mayores obedecieron. – Okey – la chica se cruzó de piernas al empezar a sentir como estos la siguieron. Continuó comiendo frituras. – Sokka, dijiste que fue tu culpa besarla en primer lugar, pero ¿eso qué implica? ¿Ha ocurrido otras veces? – La maestra tierra iniciaba con su interrogatorio. Poniendo a prueba la verdad, y los hechos sobre la mesa.

Cada que había un conflicto interno en el Gaang, esta era muchas veces la mejor forma de solucionarlo. Hacían reuniones de emergencia para tratar de remediar los malos entendidos, o simplemente se juntaban a conversar de los sucesos.

El no maestro suspiró.

– Sí. – Admitía. Sabía que de cualquier forma no tenía caso mentir.

– Sokka, ¡¿cómo pudiste?! – su hermana se vio claramente alterada. – Pobre Suki, como debe de estarse sintiendo frente a la traición. ¿Qué acaso no tienes corazón? – preguntó preocupada. Dolida por su amiga y compañera; la cual había sido novia de su hermano, por casi cuatro años de relación.

– Claro que lo sé, Katara, lo siento. Supe en el momento que era una traición y aún así lo hice… Y es por eso que sé lo confesé. – Ante esto todos se vieron impresionados. – Le dije que fue un accidente, pero que después ocurrió en dos ocasiones más… Una provocada por Azula. Y la tercera vez de nuevo por mí. – Declaró, volteando a ver a su amigo. – Hermano, de verdad no sabes cuánto lo lamento. –

– ¿Y qué pasó con Suki? – Pareció más interesado en saber eso.

– Bueno, ella regresará a la Isla Kyoshi al iniciar las vacaciones. No se notó molesta conmigo, pero si decepcionada. – relataba escuchándose bajo, decepcionado de sí mismo en sí. – Le dije que me siento inseguro en este momento, y que es mejor darnos un tiempo. Darle un tiempo a la relación... Aunque no entiendo, cómo es posible que me gustaran dos personas a la vez. – declaraba.

– ¿Ahora te gusta mi hermana? – Sonó incrédulo.

– Creo, sí. Es decir, es bonita, y sí no fuera porque siempre esta insultando a todo el mundo, no lo sé…sería más agradable. – Se rascó la cabeza mientras lo decía. Intentando aclarar las cosas en su mente.

– ¡Agh! – Bufó rodando los ojos. Sin embargo, no se notó tan molesto. – Eres un idiota – Continuó. – No te pueden gustar dos personas a la vez, o te gusta una o te gusta la otra, y de igual manera solo deberías amar a una. – Refutó a su comentario.

– Todo eso es muy lindo, Chispítas, pero creo que sé lo que cabeza de carne intenta decir. Es posible sentir atracción por dos personas al mismo tiempo... No es amor, pero…– Se alzó de hombros al decirlo, como dando la razón a Sokka. – Suki me agrada – continuó. – y creo que hiciste lo correcto en alejarla, si llegaste a un etapa de inestabilidad. Es mejor que no estés con ella, a que la sigas lastimando en el intento por resolver lo que sientes. – sentenció muy franca.

El moreno ante esto agradeció sus palabras, levantándole un poco el ánimo por su indecisión.

– ¿Y entonces que harás, le dirás a mi hermana lo que sientes? – prosiguió el mayor, escéptico.

– No creo que pueda hacerlo sin salir lastimado en el proceso… No es tan fácil. – Se oyó bajo, declarando.

– Por su puesto que lo es. – Refutó la maestra tierra a consecuencia, acomodándose mejor en su lugar. – Al llegar la pubertad, transité por varios intereses amorosos. – De nuevo todos prestaron atención. Toph estaba poniendo un ejemplo propio. – Al principio me gustaba cabeza de carne, por su creatividad y espontaneidad, y consecuentarme en hacer tonterías. – Con esto ambos jóvenes se impresionaron. – Pero después vagué a Chispítas – lo apuntó en medio de esa pose haciendo ademanes. – ya que aunque parece gruñón, en el fondo tiene un lado amable. Es bueno haciendo bromas y astuto en muchos ámbitos… Creo que hasta la fecha me sigue gustando, pero él continúa saliendo con Mai. – Declaró con una pequeña sonrisa, maliciosa.

Al terminar sus palabras, todos los presentes se quedaron callados. Y fue indudable que en el maestro fuego, empezaba a brotar un color rojizo intenso sobre sus mejillas... Tintándolo por completo.

– ¿Ves lo fácil que es? Ahora tú haz lo mismo. – Alentaba al guerrero en su lucha.

– ¡! – El maestro fuego pareció incordiarse. – ¡¿En serio dices algo como eso y lo tomas de ejemplo?! – Preguntaba exaltado.

– Uhm, ¿por qué inquietarse? – Replicó simple. – ¿O lo estás considerando? – Eso fue sarcasmo.

Sin embargo, el maestro mostró ese gesto serio. Sin replicarle nada. Todos lo miraron.

– ¿Lo estás? – Se escuchó a Aang cuestionándole; volteando a ver a Zuko y luego regresando a ver a Toph. Siguiendo la escena.

– No.– Agachó la mirada. Levantándose esta vez para preparar té…

La maestra tierra simplemente se sonrió por lo bajo.

– ¡Oh, por mi boomerang! – Sonó Sokka ampliamente, llevándose las manos a la cabeza. Tratando de procesar lo que pasaba, lo que había pasado; y probablemente lo que pasaría.

Al poco también se levantó por algo de beber, llegando a lado de Zuko. Este le servió de su té, continuando ahí, bebiendo un poco y agarrando bocadillos.

– Mentiroso.– murmuró.

El maestro fuego casi se ahoga inmediatamente al escucharla…

– ¡Toph! – Denotó 'molesto', una vez recuperado el aire. Apenado por su encaro.

– ¡Jajaja! – La maestra tierra tan sólo se rió.

– Chicos, ya que todos estamos sincerándonos, yo también quisiera decir algo. – se escuchó al maestro aire. Irrumpiendo con la escena. – Katara, me gustas mucho. Me gustas desde antes de que entráramos a la universidad, y sí me correspondieras, prometo hacerte la mujer más feliz sobre la tierra. – Declaró entusiasmado.

De nuevo todos se quedaron impresionados. Sin embargo;

– Aang, no sé qué decirte, la paso muy bien contigo, pero ahora mismo no estoy interesada en tener algún tipo de relación amorosa... Tal vez si me dieras más tiempo. – La maestra agua jugueteaba ligeramente con las puntas de su cabello; nerviosa.

– Parece que tenemos a dos mentirosos aquí. – La más bajita del grupo, volvía a resonar socarrona.

El maestro fuego la miró denotando un entrecejo, como queriendo decirle lo contrario, pero…

Pasó de largo. Regresando con el guerrero, quien permanecía sentando en el sofá.

– ¿Cómo esperas que no estemos tan nerviosos frente a las situaciones? – Espetó él. – Este idiota, acaba de decir que se besuquea con mi hermana, y para colmo Azula lo consiente. – comenzaba a aclararse. – No sé que vas a hacer, Sokka...debería estar molesto, pero no lo estoy. – Ante esto todos lo miraron. – Quisiera estarlo, quisiera golpearte por atreverte a complicar las cosas con mi hermana. Pero tal vez, solo tal vez; podría funcionar. Es decir, todos conocemos a Azula. Tal vez intentar llevar una vida un poco más normal, sea justo lo que necesita… Y lamento como terminaron las cosas con Suki. – El mayor ya solo declaró. El otro le asintió a esto, agradecido con su sinceridad.

Y al parecer, ya tenía su aprobación...

Después de la plática todos se quedaron en silencio; por un rato.

¡Agh! ¿Cómo pudieron convencerlo de hacer esto? Se reprochaba ampliamente.

Pues pasada la reveladora reunión. Continuaron conversando de cosas variadas, con las que llegaron a esto: "Conquer the Fire Queen Plan". Sus amigos se atrevieron a intentar intervenir, provocando un escenario ideal para que la declaración se presentara. Y sobretodo, estaban emocionados por saber cómo resultaría todo esto. Crédulos o no, era un espectáculo que esperaban con ganas.

La primera fase del plan, requería a Ty Lee y Mai al frente, conversando casual con su amiga, para ver si de alguna forma podían obtener alguna clase de pista o información, sobre que tipo de detalles le gustaban, intereses románticos; situaciones similares. Al inicio, como de costumbre, Azula se mostró escéptica, y pasado sus típicos insultos, en soledad con Ty Lee al ya casi concluir el día, terminó confesándole: "jamás se había enamorado, y que a decir verdad, estaba un poco celosa de ella". Ty no podía creer lo que escuchaba.

– Pero, Azula, tú eres una chica fantástica. Hermosa, inteligente. ¿Por qué estarías celosa de mí? – cuestionaba la chica de trenza alta. Azula denotó cierto gesto, como ¿insegura?

– Aunque todo lo que dices es cierto, no entiendo como los chicos son tan estúpidos y no pueden verlo. – declaró sonando un tanto baja.

– Quizá sea porque los intimidas un poco. – replicó la no maestra.

– ¿Intimidarlos? – se mostró incrédula.

– Sí, probablemente terminarías haciéndoles algo terrible si se atreven a sobrepasarse contigo. – Explicó la otra bastante animada; risueña con la charla.

Azula solo se cruzó de brazos. Sin replicar nada o decir lo contrario.

– ¿Quieres intentar improvisando una situación? – Preguntó entusiasta.

– Todo eso suena muy tonto y banal… Okey, hagámoslo – se vió más animada.

– Hey, bombón, ¿qué te trae por aquí? – La chica imitaba una voz grave y masculina. Sonando graciosa.

– Hm, veo que has vuelto. ¿No te quedó claro que no te quiero cerca? ¿O acaso es porque ya te diste cuenta, tonto campesino? –

Ante esto la de cabello trenzado quedó desconcertada. Sin embargo;

– Eh… ¡ejem!, sí, claro, vine por más. ¿Quién podría resistirse a estar a tu lado, al ver tu hermosa sonrisa? – Siguió el juego.

– Más vale que así sea, porque si te atreves a jugar, a demostrar lo contrario. – Se acercaba peligrosamente. – Si veo una sola pizca de incertidumbre en ti o asomo de duda. ¡Te haré sufrir tanto, que lamentarás incluso haber nacido! – Hizo fuego control en sus manos. Resaltando ese magnífico color azul que provenía de este.

– ¡Cof, cof! ~ tosió intentando disipar el calor generado y el humo. – Azula, no creo que esto funcione. Deberías ser un poco más suave, como sonreír cuando el chico llegue o jugarle una broma, pero no una pesada. – La otra expresaba.

– ¡Agh! – La maestra fuego rodó los ojos con descaro.

– Además, ¿con quien se supone estás hablando? – se notó curiosa. ¿Lo que decían es verdad?

– Olvídalo, Ty. No es nada más que una pérdida de tiempo. – ya solo espetó. Comenzando a tomar de nuevo su mochila, e irse del lugar.

La no maestra se quedó ahí… Y no tardó en empezar a escribir.

...

– Así que después de todo Azula sí está interesada. – Sonaba el moreno incrédulo, caminando de un lado al otro.

El Gaang de nueva cuenta se encontraba en el punto de reunión. Esta vez incluyendo a las dos amigas de la infancia, Mai y Ty Lee.

– Yo estaba tan impresionada como ustedes – Decía estando en una extraña pose de equilibrio sobre una mesa que se encontraba cerca de la sala. – Pero fue muy honesta después de que nos quedamos a solas. Incluso hicimos un roll de prueba, y ella utilizó la frase: "tonto campesino", así que asumí se refería a ti. –

Ante esto todos los presentes comenzaron a reírse burlones. Solo Sokka soltó un gesto de: ¡¿En serio?! Que inmediatamente se sustituyó por un: Sí, soy yo.

– Ty Lee, no creo que debas subirte ahí arriba. – El maestro fuego regañaba.

– Quien creería que al final Azula tendría un corazón. – Declaró Mai con grande sarcasmo y esa expresión inamovible. Pues no era un secreto que Azula siempre fue una pesada, y Mai bastante renegada. Aunque por muchos años fueron muy amigas, entre las tres se había creado una separación. Todavía más cuando Azula comenzó a molestarla, al darse la oportunidad de salir con Zuko. El cual solo la miró ligeramente desaprobatorio al escucharla… Quizá era cierto lo que decía, pero eso no dejaba de lado el que doliera si lo pensaba.

– Bien, ¿entonces qué sigue? – resonó la maestra tierra, permaneciendo en su habitual lugar en el suelo. Sobre el sillón inflable.

– Según el plan que creamos, el siguiente paso le toca a Romeo. – respondió un Zuko más animado. Eso también fue sarcasmo.

– Sweet! ~ replicó esta. Todos sentían ansias por llegar a esa fase.

– ¡¿Qué?! ¿En serio tan rápido? Quizá deberíamos preguntar otra vez por las cosas que le gustan. No quiero solo llegar y que me queme por plantarme en su presencia. –

– Hermano, tal vez eso pase. Pero fuiste tú el que llegó aquí, nos confesó y pidió ayuda… No me digas que ahora te retractas. – denotó más serio.

– No, por supuesto que no. Pero no creí que las cosas fueran a presentarse tan rápido. – Expresó aclarando su punto de vista en la situación.

– Pues tienes que aprovechar que las cosas siguen frescas, o si no tal vez Azula lo reconsidere. – replicó la que continuaba sobre la mesa. Esta vez meditando para limpiar su aura.

Continuaron un poco más con la conversación…

A excepción de estos dos; los únicos que no opinaban en esta ocasión, sobre el plan en cuestión, fueron la maestra agua, por seguir un tanto indignada con su hermano y sus pasadas acciones. Y el monje, al sentirse molesto. Principalmente, porque todos parecían entretenidos discutiendo de la vida amorosa de Sokka. Mientras él y Katara no podían dar ni un paso en falso. Ahora ignorando, al gran elefante rosa en medio de la habitación: 'el que, él se le hubiera declarado, y ella lo hubiese rechazado en el instante'… Aunque sí pensaba positivo, ella dijo: "Tal vez si me dieras más tiempo".

– ¡Pff! – simplemente bufó. Levantándose por un poco de agua…

Parece que eso del tiempo y los sentimientos complicados, viene de familia. Suspiró pesado. Sabía que Katara tenía poco de haber terminado su tempestuosa relación con aquel tipo llamado Jet. Se dijo a si mismo, sintiéndose derrotado.

Se encogió de hombros. Sin embargo;

– Tranquilo, pies ligeros. Ya llegará tu oportunidad. – murmuró quedando junto a él, poniéndole una mano sobre su espalda. Denotando empatía, casi como si pudiera leer su mente, y trajera a consuelo justo lo que necesitaba escuchar.

Se sonrió medianamente, aceptando sus palabras.

– Gracias, Toph – se escuchó renovado...– Quien sabe – continuó – quizá hasta podría haber un futuro entre tú y Zuk… ¡Ouch! – ¡Le pisó el pie!

– ¿Qué eres tonto o te haces? – Masculló un poco más entre dientes. – No vuelvas a decir esas cosas. Ni ahora, ni nunca. – Advirtió con un ligero entrecejo.

– ¡Jeje!, lo lamento ~ se rascó la cabeza apenado. Él solo había querido regresar el cumplido.

– ¡Ugh! – La maestra tierra ya solo demostró su intento por rodar sus nublados ojos, tomando un nuevo platón de frituras, y regresando a su lugar en el sillón inflable.

Zuko solo los observó de lejos.