10.- Halloween


Madre: desconocida

"Mother: unknown"

De HufflepuffMommy

Alfa-Bet-eado


Advertencia para el inicio de este capítulo: infertilidad, embarazo, parto y ataque de ansiedad.


La habitación blanca y austera estaba brillantemente iluminada por fuertes luces fluorescentes y olía a lejía y esterilización, pero todo en lo que Hermione podía concentrarse era en el dolor y la presión en su abdomen mientras empujaba a través de otra contracción.

—Ya tienes esto, Hermione. Sólo uno más, ¿de acuerdo? —dijo una voz femenina.

Se agarró con más fuerza a la barandilla de la cama y dejó escapar un grito, justo cuando su bebé llegaba al mundo.

—Ella es preciosa, Hermione. Simplemente hermosa. Y mira todo ese cabello. —La misma voz femenina de antes se rio entre dientes a su lado—. Definitivamente heredó ese rubio de su padre.

Hermione sonrió al pequeño bulto en sus brazos, pasando un dedo suavemente por el rostro de su hija.

—¿Cómo se llama? —preguntó la voz.

—Lyra. Lyra Jean Malfoy. —Se volvió para mirar a la mujer que estaba a su lado—. Cuidarás de ella, ¿verdad, Daphne?


Hermione se despertó sobresaltada, con una mano en el pecho, el corazón latiendo con fuerza, la otra en el abdomen, donde los dolores fantasmales del parto comenzaron a disminuir.

Había tenido sueños vívidos antes, pero nada como esto.

Con pies temblorosos, se levantó para echarse agua en la cara y beber un poco de agua.

Por supuesto, el sueño era sólo un sueño, muy probablemente provocado por su conversación con Draco y mucho vino.

Pero se sentía tan... real.

Se miró en el espejo y un sentimiento de angustia amenazó con abrumarla. Su rostro se arrugó ante su reflejo y antes de que pudiera detenerlos, las lágrimas corrieron por sus mejillas. Ya sin poder sostenerse, se deslizó hasta el suelo donde continuó sollozando entre sus manos.

Dos años después de la guerra descubrió que el daño causado a su sistema reproductivo por la maldición Cruciatus era irreversible. Los medimagos no sabían por qué su sistema reproductivo estaba tan afectado, pero ella nunca podría concebir ni tener un hijo.

El sueño que tuvo nunca sería una realidad para ella: nunca tendría un hijo ni lo sentiría crecer dentro de ella. Ella nunca experimentaría dar a luz y traer vida al mundo.

Mientras acercaba las rodillas al pecho, Hermione comenzó el ejercicio de respiración que su terapeuta le enseñó para ayudarla con los ataques de pánico que solían aparecer regularmente después de la guerra. Contó mientras respiraba profundamente, lo contuvo y luego volvió a contar mientras exhalaba. Se recordó a sí misma que, aunque no podía tener hijos propios, aún podía adoptarlos cuando llegara el momento adecuado. La adopción siempre fue algo que había pensado en hacer, tuviera o no hijos propios, sin embargo, era desgarrador saber que ya ni siquiera tenía la opción.

Después de repetir el proceso de respiración un par de veces, sus lágrimas se detuvieron y ya no temblaba.

Hermione volvió a meterse en la cama, agotada de tanto llorar, y tomó una dosis de Sueños sin Sueños. Esperaba dormir unas cuantas horas más antes de comenzar su primera semana en solitario como gerente. Los dueños finalmente se habían mudado, así que ahora ella estaba realmente sola.

Afortunadamente, amaba su trabajo y las personas con las que laboraba. La camaradería con sus compañeros de trabajo hizo que ella realmente tuviera muchas ganas de ir a trabajar y el ambiente de trabajo era mucho más relajado de lo que nunca había sido el Ministerio.

Y lo mejor, pensó mientras se quedaba dormida, fue que ya no había más reporteros del Diario El Profeta acampando en el frente, esperando ver a la «Chica Dorada».


Una semana después, Hermione se encontró vestida como Dorothy de «El Mago de Oz» para Halloween. Cada uno de sus compañeros de trabajo se vistió como un personaje diferente del conocido cuento. Se habían asegurado de instalar una exhibición justo en frente de la tienda que presentara todos los diferentes libros, spin-offs y ediciones infantiles del «Maravilloso Mago de Oz», así como juguetes, marcapáginas y golosinas. Fue un éxito durante todo el día y cuando llegó la noche, y los que pedían dulces comenzaron a llegar, Hermione se paró afuera de la puerta para darles la bienvenida a todos los que estaban adentro.

A medida que pasaba el tiempo, Hermione repartió dulces a una variedad de niños, pero aún no había visto a Lyra y Draco. Él le había enviado un mensaje de texto el día después de cenar en su casa, diciéndole que Lyra había elegido un disfraz y que «todo era culpa suya». Él no dio más detalles, no importaba cuántas veces ella le preguntara, incluso cuando se topó con él varias veces antes del trabajo, él permaneció con los labios sellados.

Mientras llenaba la canasta de picnic que llevaba con dulces para repartir, escuchó un fuerte «¡Roar!» detrás de ella.

Hermione se giró y jadeó dramáticamente.

—¡Oh, Dios! ¡Un león!

El pequeño león se rio.

—¡Está bien, señorita Hermione! ¡Soy sólo yo, Lyra!

Hermione se inclinó para mirar el rostro de la niña.

—¡Oh! Eres . —Se puso de pie y miró detrás de Lyra con una mirada sorprendida—. ¿Y veo que estás acompañado por tu... domador de leones? —preguntó, dándole una mirada al disfraz de Draco.

—Soy el maestro de ceremonias, muchas gracias.

Hermione se mordió el labio para evitar sonreír demasiado.

—¿Pensé que no te disfrazabas?

—Sí, bueno, alguien se metió en la cabeza de mi hija diciéndole que debería disfrazarme también

—No tengo idea de qué estás hablando. —Le guiñó un ojo a Lyra, lo que hizo que la niña se riera.

Draco puso los ojos en blanco.

—Claro, Granger, niégalo todo lo que quieras. Lyra, ¿no estás olvidando algo si quieres dulces de la señorita Hermione?

—¡Oh, sí! —Lyra le tendió su calabaza de plástico—¡Dulce o truco!

Hermione colocó un puñado de dulces en su balde, luego le guiñó un ojo nuevamente y puso algunos más.

—Me encanta que elegiste el disfraz de león entre todos los animales del circo. ¿Sabías que esa era la mascota de mi casa en la escuela? ¡La de tu papá era una serpiente!

Lyra arrugó la nariz.

—¡Iuuuuugh!

—¡Iugh, tienes razón! —Hermione estuvo de acuerdo, reprimiendo una risa.

Los ojos de Draco se entrecerraron, aunque no había calor detrás de ellos, y tomó la mano de Lyra.

—Bueno, nos vemos Granger. Mi león de circo y yo tenemos que visitar más tiendas.

—¿Puede venir con nosotros, señorita Hermione? —preguntó Lyra esperanzada—. ¿Por favor?

—Oh, lo siento cariño, pero no puedo…

—Puedo hacerme cargo por un tiempo. —Rachel, vestida como Glinda la Bruja Buena, se unió a ellos en la puerta—. Has estado aquí por un tiempo y abriste hoy. Te mereces un descanso.

—Oh, pero... ¿estás segura?

Rachel tomó la canasta de manos de Hermione y le guiñó un ojo.

—Sí. Lo tenemos todo controlado.

Hermione miró a Draco, luego a Lyra.

—Supongo que puedo unirme a ustedes después de todo.

—¡Hurra! —gritó Lyra. Le entregó a Draco su cubo de dulces y luego usó su mano recién liberada para agarrar la de Hermione—. ¡Vamos!

Hermione se rio de la emoción de Lyra y cuando miró a Draco, vio una pequeña sonrisa en su rostro también.

Cruzaron la calle, Lyra entre los dos adultos, tomándoles la mano a cada uno. Cuando estuvieron a salvo, ella la soltó y corrió hacia la siguiente tienda, dejando a Hermione caminando al lado de Draco.

—Entonces, ¿de quién se supone que estás vestida? —preguntó Draco después de un momento.

Hermione le dio una mirada curiosa.

—Soy Dorothy, del Mago de Oz.

Ante su expresión confusa, ella le explicó:

—¿Realmente nunca has oído hablar de él? Hay libros y también una película famosa.

—A menos que tenga princesas, probablemente no la he visto —dijo encogiéndose de hombros.

—Bueno, tendremos que arreglar eso —dijo Hermione con firmeza—. Soy dueña tanto del libro como de la película. Tendrás que venir con Lyra y haremos otra noche de cine en mi casa.

Draco se rio entre dientes y sacudió la cabeza.

—Estoy seguro de que Lyra no discutirá eso. Pero sí creo que es nuestro turno de organizar la cena.

Hermione se encogió de hombros.

—De cualquier manera, ambos deben verlo. Aunque les sugiero que lean el libro primero.

Draco deslizó sus manos en sus bolsillos.

—¿De qué trata la historia? —preguntó.

Mientras Lyra continuaba recogiendo dulces a lo largo del centro de la ciudad, Hermione le explicó la historia a Draco y luego sugirió otras películas y libros que conocía de su infancia que pensó que le podrían gustar a Lyra. Cuando terminaron de regreso en la librería, Hermione se sorprendió al saber que había pasado una hora.

—Supongo que será mejor que entre y ayude a cerrar —dijo.

Draco miró a Lyra, que estaba tratando de reprimir un bostezo.

—Sí, tenemos que regresar a casa de todos modos. Alguien tiene escuela por la mañana.

—Awww, ¿eso significa que no puedo comer ninguno de mis dulces esta noche? —preguntó Lyra, aprovechando todo el encanto que poseía.

Draco suspiró.

—Puedes quedarte con una pequeña porción en el camino a casa en auto, ¿de acuerdo?

Lyra sonrió ampliamente y asintió con la cabeza antes de rebuscar en su cubo.

Draco suspiró de nuevo mientras miraba a Hermione.

—No me gusta Halloween cuando hay escuela al día siguiente —dijo en voz baja—. Le tomará una eternidad conciliar el sueño, y ya casi ha pasado su hora de acostarse.

Hermione hizo una mueca.

—Buena suerte, y lo digo con sinceridad.

—La necesitaré —dijo, y luego miró a Lyra—. ¿Qué le dices a la señorita Hermione?

Con el caramelo elegido en la mano, Lyra abrazó a Hermione por la cintura.

—Gracias por pedir dulces con nosotros.

Hermione le apretó suavemente la espalda.

—De nada. Te veré pronto, ¿de acuerdo?

Observó cómo el domador de leones y su encantador león se alejaban y saludó cuando Lyra se dio vuelta por última vez para despedirse.


Todos los pensamientos de meterse en la cama desaparecieron cuando llegó a casa y vio a Shakespeare esperándola. Ella aceptó con gusto el pergamino de su pierna y le dio dos golosinas antes de decirle que fuera a descansar. Shakespeare ululó y luego voló hacia los árboles mientras Hermione se dirigía al sofá y comenzaba a leer la carta de Harry.

Querida Hermione,

Lamento que haya tomado tanto tiempo devolver a tu lechuza, pero quería asegurarme de que pudiera descansar después de un viaje tan largo. Además, si te fijas, he metido algunas otras cartas junto con la mía. De nada.

Por cierto, tu lechuza es enorme. Casi me da un infarto cuando golpeó la ventana en medio de la noche. Ginny lo encontró bastante gracioso y ahora no me deja olvidarlo, así que gracias por eso.

Stanley le tenía miedo al principio, pero afortunadamente se dio cuenta de que Shakespeare no le haría daño y finalmente le dejó compartir su jaula. Fue bastante cómico considerando que Shakes ocupaba la mayor parte del espacio.

Es extraño no poder hablar contigo todos los días, y soy un desastre escribiendo cartas, por lo que necesitamos comenzar una llamada Flu semanal o quincenal entre nosotros. Estás cinco horas detrás de nosotros, así que no está tan mal. Planeemos que nos llames por red flu alrededor de las 5 p. m. tu hora, las 10 p. m. para nosotros, el 2 de noviembre. Sé que ambos tenemos móviles, pero las tarifas por llamadas y mensajes de texto internacionales son exorbitantes. ¡Gracias a Merlín por la magia!

Todos te extrañamos muchísimo, pero me alegra que estés feliz en tu nuevo lugar.

Amor desde el otro lado del charco,
Harry

Al final de la carta, vio una nota de Ginny.

Hermione,

Espero que estés usando tu nuevo anonimato sabiamente. Y con eso quiero decir que espero que finalmente te permitas encontrar a un buen tipo (o dos o tres, no juzgo) que finalmente te saque de tu período de sequía, si sabes a qué me refiero.

Te amo,
Gin.

PD: Me refiero al sexo. Por favor, ten mucho.
PD2: Deberías haber visto la cara de Harry mientras leías esto. No tiene precio.

Hermione se rio entre dientes y puso los ojos en blanco. Ginny estaría profundamente decepcionada al saber que no había ningún tipo ayudándola con su período de sequía. Las personas con las que trabajaba estaban casadas, eran demasiado jóvenes o preferían al mismo género que ella. Aparte de sus compañeros de trabajo, el único hombre con el que interactuaba regularmente era Draco. Y aunque Hermione podía admitir que él estaba bastante en forma y era mucho más tolerable ahora que no se burlaba de ella ni la insultaba, estaba disfrutando demasiado de su recién formada amistad como para considerarlo una opción, especialmente por Lyra.

Sin embargo, eso no le había impedido preguntarse cómo se vería debajo de las camisas con botones que usaba para ir a trabajar todos los días...

Hermione gimió. Gracias, Ginny.

Dejó a un lado la carta de Harry y Ginny y comenzó a leer las otras que él había adjuntado. Cuando ya no pudo mantener los ojos abiertos, se quedó dormida en el sofá, rodeada de cartas de sus amigos, y soñó con besos robados, caricias acaloradas y promesas susurradas.


¡Aaah! ¿Cuánto se tardará en hacerle caso a Ginny?

Próxima actualización: miércoles 8 de noviembre.