12.- Reese y barras de snickers


Madre: desconocida

"Mother: unknown"

De HufflepuffMommy

Alfa-Bet-eado


Hermione estaba sentada detrás del mostrador de la librería, tamborileando ociosamente con los dedos mientras el tiempo pasaba. El trabajo iba lento... absurdamente. Tuvieron algunos clientes después de abrir, pero nada desde entonces. Cuando sonó el timbre de la tienda después de horas de silencio, Hermione se animó, lista para saludar al recién llegado.

Se alegró aún más por encontrar a Lyra en la puerta.

Hermione rodeó el mostrador y habló con su voz más formal.

—Buenas tardes, señorita Malfoy. ¿En qué puedo ayudarla hoy?

Lyra se rio.

—¡No soy la señorita Malfoy! ¡Solo soy Lyra!

—Ah, mis disculpas. —Hermione le guiñó un ojo y le sonrió a la chica—. ¿Qué te trae por aquí?

—Papá dijo que podía venir a saludarte, siempre y cuando no estés ocupada.

Hermione miró alrededor de su tienda.

—Hum, bueno, parece que tienes suerte. No estamos nada ocupados. ¿Estás ayudando a tu papá al lado?

—Ajá —dijo asintiendo—. Estaba ayudando a poner cosas en los estantes.

Hermione se tocó la barbilla mientras pensaba.

—¿Sabes? Creo que acabamos de recibir un nuevo envío de libros que aún no han sido distribuidos. ¿Quizás te gustaría tener un trabajo que hacer?

Lyra asintió vigorosamente, con los ojos muy abiertos y esperanzados.

—¿Puedo? ¿De verdad, de verdad?

De verdad, de verdad. Vamos. —Ella extendió una mano—. Haré que la señorita Rachel te muestre qué hacer.

Diez minutos más tarde, Lyra estaba charlando felizmente con Rachel mientras ayudaba a colocar libros en los estantes.

Una vibración en su bolsillo hizo que Hermione revisara los mensajes de su teléfono.

Ella no está siendo molesta, ¿verdad? Si es así, puedes enviarla de regreso.

Ella nunca es una molestia. Además, la puse a trabajar.

Sabes que existen leyes contra el trabajo infantil, ¿verdad, Granger? No quisiera que te arrojaran a Azkaban.

Es curioso, me dijo que también organizó tus estantes. Parece que seremos compañeros de celda.

Eso no cuenta ya que soy su padre y es un negocio familiar. Además, le pagaré cinco dólares.

También planeo pagarle generosamente. Creo recordar que su chocolate favorito son los Reese's Cups, ¿verdad?

Son. Su padre prefiere los Snickers y no está por encima del soborno para evitar denunciarte.

Parece que después de todo, no seremos compañeros de celda.

Lástima.

Hermione sonrió mientras guardaba su teléfono en el bolsillo, ignorando la sonrisa de satisfacción que Rachel le envió.

Pasó una hora antes de que el otro Malfoy entrara a la librería.

—¿Y qué puedo hacer por usted, buen señor? —preguntó Hermione amablemente.

—Estoy aquí para recoger a mi hija —dijo Draco medio en serio—. Espero que no haya estado trabajando tanto que no tenga la energía para ir a comer una cajita feliz conmigo.

Desde unos pasillos más allá, los dos adultos escucharon una voz que gritaba:

—¿¡Una cajita feliz!?

Hermione le sonrió a Draco.

—Creo que eso contesta tu pregunta.

Lyra apareció apresuradamente doblando la esquina.

—No corras —dijeron los dos adultos al mismo tiempo.

La chica desaceleró el paso y agarró la mano de Hermione.

—La señorita Rachel dijo que deberías ir a almorzar conmigo y con papá.

Hermione puso los ojos en blanco y se rio entre dientes.

—Es muy amable de su parte sugerir eso, pero ya traje mi almuerzo de casa —dijo, elevando ligeramente la voz para que Rachel pudiera escucharla desde donde estaba guardando los libros.

—No significa que no puedas ir —respondió Rachel con voz cantarina.

Hermione suspiró y miró a Draco, quien la observaba divertido y luego se encogió de hombros.

—Tú eliges.

Hermione contempló ir, pero finalmente negó con la cabeza.

—Gracias, pero creo que pasaré. ¿Otro día? —preguntó ella, levantando una ceja.

—Claro. Vamos, princesa. —Le tendió la mano a Lyra—. Tenemos algunas hamburguesas qué comer.

Cuando abrió la puerta, Lyra se volvió y se despidió.

—¡Adiós, señorita Hermione!

Hermione sonrió y saludó a los dos. Cuando se giró, encontró a Rachel apoyada en el mostrador, con los brazos cruzados sobre el pecho.

—¿Qué? —preguntó Hermione a la defensiva.

Rachel puso los ojos en blanco.

—Eres ridícula. ¿Por qué no fuiste con ellos?

—Ya dije por qué: traje mi almuerzo y no hay razón para desperdiciarlo.

—Oh, definitivamente puedo pensar en al menos una razón.

Hermione plantó sus puños en sus caderas y la miró expectante.

—¿Cuál es esa?

—Un hombre sexy, de cabello rubio y con tormentosos ojos grises… —Hermione gimió y comenzó a alejarse, pero Rachel la siguió—. Que, debo agregar, siempre está contigo.

—Creo que tus ojos te están jugando una mala pasada —dijo Hermione por encima del hombro.

—No, sólo veo cosas que tú no.

Hermione se detuvo y suspiró antes de darse la vuelta y mirar a su amiga.

—¿Y qué ves?

—Que no puede quitarte los ojos de encima —dijo Rachel con una sonrisa de complicidad.

—Bueno, es de buena etiqueta mirar a la persona con la que estás hablando. Lo mismo podría decirse de un puñado de personas que vemos aquí.

—Sí, pero él te mira incluso cuando tú no lo estás mirando. Como cuando estás ayudando a alguien más o estás de espaldas. —Rachel bajó la voz mientras se acercaba—. Te lo digo, Hermione, le gustas.

Hermione abrió la boca para discutir, pero Rachel la interrumpió.

—Y no niegues que tampoco te desagrada. Veo la forma en que sonríes y cómo tu cara se ilumina cada vez que recibes un mensaje de texto de él.

Hermione negó con la cabeza.

—Sólo somos amigos, Rachel, nada más. Ahora, si me disculpas, voy a tomar mi descanso para almorzar.

Rachel suspiró de nuevo cuando Hermione se giró y se alejó, pero lo dejó pasar.

Una vez que entró en su pequeña oficina y cerró la puerta, Hermione se mordió el labio, preocupada. Podía admitirse a sí misma que estaba empezando a gustarle Draco más que como amigo, pero nunca actuaría en consecuencia; no quería arruinar su amistad recién formada, especialmente porque afectaría también a Lyra.

Hermione se sentó en su escritorio y sacó su almuerzo. Después de darle un mordisco a su sándwich de jamón, se arrepintió de su decisión de no unirse a los Malfoy.


El resto del día transcurrió sin incidentes y Hermione se alegró cuando llegó la hora de cerrar. Agarró su abrigo y su bolso y luego se detuvo frente a la tienda de Draco camino a su auto. El letrero en la ventana decía «Cerrado», pero las luces aún estaban encendidas y Hermione pudo ver al dueño caminando por el interior. Llamó ligeramente a la puerta, mientras intentaba ignorar la pequeña sensación de revoloteo en su estómago cuando Draco levantó la vista y sonrió al verla. Abrió la puerta y la invitó a pasar.

—Granger, pasa. Sólo estoy reorganizando algunas cosas antes de regresar a casa.

—No te retendré —dijo Hermione, siguiéndolo al interior—. Sólo vine a ver a Lyra.

—Ah... Está de vuelta en casa con una niñera. Sabía que se aburriría a la hora del almuerzo, así que arreglé que Natalie la recogiera después de comer—. Draco miró por encima del hombro y fingió mirarla acusadoramente. —¿Por qué? ¿Has venido a llevarte a mi hija para explotación infantil?

Hermione se rio entre dientes y sacudió la cabeza.

—No, en realidad, vine a darle esto. —Buscó dentro de su bolso y sacó dos paquetes de Reese's Cups—. Su pago, por su arduo trabajo hoy, según lo prometido.

—Eso está muy bien, pero creo que todavía te faltan los honorarios del cazatalentos. —Él se metió las manos en los bolsillos y se apoyó contra el mostrador.

Hermione se rio.

—¡Pensé que estabas bromeando!

Simplemente ladeó la cabeza y arqueó una ceja, esperando expectante.

Con un giro exagerado de sus ojos, Hermione metió la mano en su bolso una vez más y sacó una barra de Snickers.

—¿Mejor?

Draco se acercó y le quitó la barra de la mano, seguido por los dos Reese. Él le dedicó una amplia sonrisa mientras desenvolvía la parte superior de su barra de chocolate y le daba un mordisco.

—Pago completo. Gracias por su atención.

Hermione no pudo evitar sacudir la cabeza divertida.

—Eres ridículo. —Miró alrededor de la tienda con curiosidad—. ¿Te importa si miro a mi alrededor? No creo haber visto adecuadamente todos tus artículos y todavía tengo que comprar algunos regalos de Navidad.

Draco señaló alrededor de la tienda con una mano mientras continuaba comiendo su barra de chocolate.

—Por supuesto, echa un vistazo. —Agarró una cesta de la pila que había al frente y se la entregó.

—Gracias —dijo.

—Si no te importa que te pregunte, ¿para quién estás comprando? —preguntó Draco mientras ella inspeccionaba una de las velas en exhibición—. Puede que me ayude a darte algunas ideas.

—Oh, solo lo habitual: el señor y la señora Weasley, Ginny, Percy y su esposa Audrey, Angelina Johnson, ahora también Weasley, Fleur... Básicamente todos los Weasley... Ah, y Luna. —Colocó dos velas de diferentes aromas en su cesto—. Harry y Ginny me han convencido de ir a Londres para Navidad, lo que significa que iremos a La Madriguera…

—Lo siento, pero ¿qué es «La Madriguera»? —interrumpió Draco.

—Es la casa de la familia Weasley. Y si te burlas o te ríes del nombre, te hechizaré —advirtió, metiéndole un dedo en el pecho. Aunque ya no salía con Ron, todavía se sentía ferozmente leal a la familia que la acogió casi todos los veranos.

Draco levantó las manos en señal de rendición.

—Ni se me ocurriría. Después de todo, mi padre tenía pavos reales albinos como mascotas, así que, en realidad, no tengo lugar para burlarme.

Hermione asintió antes de volver su atención a los productos en los estantes y colocar algunos otros artículos en su canasta.

—Como decía, no puedo pasar la Navidad en La Madriguera y llegar con las manos vacías, así que pensé en apoyar algunas de las tiendas locales y llevar mis regalos de la ciudad.

Draco asintió mientras se acercaba a ella y tomaba algunas cosas, colocándolas también en su canasta.

—Bueno, como propietario de un negocio local, te agradezco que hayas pensado en nosotros durante las vacaciones.

Hermione se rio entre dientes.

—¿Y tú? ¿Tienes algún plan para Navidad?

Draco inspeccionó una caja de té antes de agregarla a la pila.

—Si por planes te refieres a que mi madre venga de visita por unos días mientras mima a Lyra con juguetes y dulces, entonces sí.

—Eso suena divertido.

—Ha sido la tradición desde que nos mudamos aquí, aunque ella ha estado insinuando que quiere que vayamos a Francia para las vacaciones uno de estos años.

—¿Por qué no lo haces?

Draco se encogió de hombros.

—Fue más fácil que viniera aquí cuando Lyra era más pequeña. Sin embargo, ahora que es mayor, creo que podríamos empezar a viajar más, siendo Francia la primera parada.

—Creo que a tu mamá realmente le gustaría eso.

—Eso espero. —Miró dentro de su cesta—. Creo que tienes una de cada cosa ahí dentro.

Hermione también miró dentro de la canasta.

—Parece que sí. Supongo que debería comprar estas cosas y dejarte volver a casa con Lyra.

Draco caminó hacia la caja registradora y comenzó a anotar las cosas.

—Entonces, ¿hay alguna posibilidad de que quieras venir a comer pizza y ver una película esta noche?

Hermione sonrió.

—Eso suena absolutamente encantador.

—Y quién sabe —añadió mientras le entregaba una bolsa llena de sus compras—. Si tenemos suerte, tal vez Lyra incluso comparta sus chocolates con nosotros.


Deberían compartir pero una vida juntos :P

Próxima actualización: miércoles 15