20.- La tercera cita
Madre: desconocida
"Mother: unknown"
De HufflepuffMommy
Alfa-Bet-eado
Desde que Hermione habló con Draco sobre su infertilidad, sus sueños habían estado plagados de imágenes de estar embarazada o tener un bebé.
Se sentía como una broma cruel, soñar con un bebé con cabello rubio y rizado, envuelto en una suave manta, sólo para saber que eso nunca sería una realidad.
Sin embargo, a pesar de todos los sueños de bebés que tuvo, hubo otros que no le importaron tanto. También soñaba con tener intimidad con Draco, y muchas mañanas se despertaba adolorida entre los muslos.
Un vibrador no podía hacer todo el trabajo.
Sabía que era por su próxima cita, con todas las burlas que se habían estado haciendo, que sería casi seguro que terminarían juntos en la cama.
Hermione pensó que podría estar nerviosa al saber que se acostaría con Draco Malfoy por primera vez. Pero, si era honesta consigo misma, se sentía más que preparada.
Una parte de ella quería decirle que viniera antes de la cita para terminar con esto de una vez, y así podrían disfrutar de la noche sin que toda la anticipación se cerniera sobre ellos.
Él se burlaría de ella sin sentido si sugiriera tal cosa, y probablemente prolongaría la cita sólo para hacerla retorcerse.
Merlín, esperaba que él la hiciera retorcerse, entre otras cosas.
Alejándose de los pensamientos sobre Draco y el sexo, rebuscó en su armario, tratando de encontrar algo que ponerse, antes de tomar su móvil y pedir refuerzos.
—No sé qué ponerme —dijo cuando el receptor contestó.
—¡Llego en un momento!
Rachel llegó equipada con una bolsa llena de ropa y su kit de maquillaje. Rebuscó en el armario de Hermione, tratando de encontrar el conjunto perfecto, pero al final terminó buscando entre sus propias cosas.
—Creo que somos más o menos de la misma talla —dijo mientras sacaba vestidos, blusas y faldas—. Estoy segura de que tengo algo que funcionará. ¿Sabes adónde te lleva?
Hermione negó con la cabeza.
—Sólo dijo sobre salir a cenar. Conociéndolo, será un lugar elegante.
—Mhm… Bueno, hay algunos lugares agradables en la ciudad, pero nada demasiado formal. Creo que un vestido estaría bien y tienes ese abrigo de lana gris oscuro para mantenerte resguardada. Toma… —Le entregó a Hermione un par de vestidos—. Pruébate estos.
Hermione obedeció, probándose los distintos vestidos hasta que salió con un vestido cruzado de manga larga, de color verde oscuro, que le llegaba hasta las rodillas.
—¡Oh, eso te queda precioso! —dijo Raquel—. ¡Se te ve mucho mejor que a mí! ¡Ah! Y tienes que usar estas botas con eso. —Se puso un par de botas negras con cremallera que le llegaban justo debajo de las rodillas.
—Sí, este es el ganador. Sólo agrega un poco de joyería y algo de maquillaje y él no sabrá qué lo golpeó. ¿A qué hora se supone que te recogerá?
Hermione miró su reloj.
—Como en una hora.
—Entonces hay mucho tiempo. —Rachel abrió su kit de maquillaje y sacó varios artículos del interior—. Confías en mí, ¿verdad? —preguntó ella.
—Hum…
—Lo tomaré como un sí.
Hermione se miró en el espejo después de que Rachel terminó y se sorprendió de lo bien que quedó su maquillaje.
Rachel lo mantuvo sencillo, pero aplicó un tono más oscuro de sombra de ojos y lápiz labial que el que normalmente Hermione usaba.
Luego se puso un par de aretes en forma de lágrima de topacio y usó un rizador para domar algunas de las partes más rebeldes de su cabello.
—Bueno, creo que estás lista —dijo Rachel mientras empacaba sus cosas y se dirigía hacia la puerta—. Ah, sólo una cosa más…. Llevas algo sexy debajo de ese vestido, ¿verdad?
—Por supuesto. Una no va a una cita sin estar preparada.
Rachel sonrió.
—Excelente. Llámame mañana con todos los detalles. ¡Adiós!
Hermione la despidió mientras Rachel caminaba hacia su auto, justo cuando Draco salía del suyo.
—Ella es toda tuya —anunció Rachel cuando pasó junto a él.
Draco tenía una sonrisa en su rostro mientras caminaba hacia la puerta. Luego se inclinó para besarle la mejilla.
—Hola.
—Hola —contestó ella en voz baja.
Él tomó su mano y la hizo girar.
—Te ves impresionante.
Hermione se sonrojó.
—Gracias. —Ella dio un paso atrás para mirarlo de arriba abajo. Llevaba una camisa azul oscuro con botones y pantalones negros—. Tú también te ves bastante bien.
Él la atrajo hacia adentro y sus labios encontraron los de ella.
—Ups. —Usó su pulgar para limpiar el lápiz labial de sus labios—. No tuve la oportunidad de hechizarlo en su lugar porque Rachel estaba aquí.
—No me importa. —Draco besó su mano—. ¿Estás lista para partir o aún necesitas terminar de prepararte?
—Estoy lista, sólo necesito agarrar mi abrigo. —Cogió el abrigo de lana del perchero y se lo puso.
—¿Sabes? Nunca me dijiste adónde vamos —dijo mientras él la acompañaba hasta su auto—. Sólo que era una sorpresa.
—Eso es normalmente lo que significa una sorpresa —contestó él arrastrando las palabras y Hermione no pudo evitar reírse.
—¿Qué tal una pista?
—Mhm —dijo, fingiendo pensar—. Está bien, aquí tienes una pista: ya has estado allí antes.
—Por favor, no me digas que es McDonald's —contestó inexpresivamente.
Él la miró horrorizado.
—Y pensé que compartir unas patatas fritas y una malteada de chocolate sería romántico. Bueno, supongo que tendremos que reprogramar.
Hermione se rio de sus payasadas.
—Está bien, está bien. Supongo que, dicho así, suena bien. Pero ten en cuenta que estaré planificando el resto de nuestras citas a partir de ahora.
Draco se acercó y tomó su mano mientras conducía. Se sentaron en agradable silencio hasta que él se alejó de donde ella pensaba que se dirigían y, en cambio, terminó en su calle.
Ella se sintió aún más confundida cuando él estacionó en su propio camino de entrada.
—Llegamos —anunció él mientras se desabrochaba el cinturón de seguridad.
Hermione lo miró con curiosidad mientras él rodeaba el auto y abría la puerta. Cuando ella salió, él le ofreció el codo y la acompañó hasta las escaleras del porche.
—No entiendo —dijo finalmente—. ¿Tendremos nuestra cita en tu casa?
—Sí. —Abrió la puerta y le hizo un gesto para que entrara—. Después de ti.
Hermione entró, esperando que todo fuera como siempre, pero se detuvo y miró a su alrededor con asombro.
Draco había encantado su techo para que pareciera el cielo nocturno y había música suave sonando a su alrededor. La única luz provenía de las velas que flotaban justo encima del techo.
—Es hermoso —dijo, girándose para sonreírle a Draco—. Se parece al Gran Comedor.
—Eso es a lo que aspiraba. —Le quitó el abrigo y le dio un beso en el hombro antes de llevarla a la mesa.
Había comido allí muchas veces antes, pero nunca lo había visto decorado así: era más pequeño, sólo lo suficientemente grande para ellos dos, y estaba cubierto con un mantel azul oscuro, con estrellas plateadas y brillantes cosidas en la tela. Una rosa solitaria descansaba en un jarrón de vidrio en el medio de la mesa con velas altas encendidas a cada lado y había porcelana blanca brillante y servilletas de tela azul marino que completaban los cubiertos en la mesa.
Draco sacó su asiento y cuando ella se sentó, convocó una botella de vino con su varita. Llenó dos vasos y le ofreció uno antes de finalmente tomar asiento.
Levantó su vaso.
—Por… nosotros —dijo.
Hermione sonrió y asintió con aprobación mientras chocaba su vaso contra el de él.
—Por nosotros.
Les sirvió una comida de cinco platos. Cómo logró hacerlo era un misterio, pero Hermione sospechaba que la magia, o más bien, un elfo doméstico, podría haber estado involucrado.
Cuando terminó lo último de su crème brûlée, se reclinó en su silla.
—No creo que pueda comer otro bocado.
Draco se rio entre dientes.
—Igual. —Dejó su servilleta en su plato y con un movimiento de su varita, solo quedaron la rosa, las velas y el vino.
Él la estudió por un momento y Hermione tomó un trago de su vaso para ocultar su sonrojo.
Le tendió la mano al otro lado de la mesa.
—¿Te gustaría bailar?
Ella aceptó con gusto y ambos permanecieron juntos, de la mano, hasta que sus cuerpos se encontraron. Se balancearon con la música mientras Hermione apoyaba su cabeza en su pecho y suspiraba contenta.
—Esto es lindo —dijo, cerrando los ojos.
Draco tarareó un de acuerdo, con una mano extendida sobre su espalda baja mientras la otra la sostenía.
—Es bastante extraño, no tener a Lyra cerca. —Ella lo miró—. ¿Dónde está ella de todos modos? ¿En casa de Emma?
Draco negó con la cabeza.
—Esta vez no. Natalie la tiene. Iba a cuidarla aquí, pero su hermana vino a visitar a sus sobrinas, así que preguntó si podía llevar a Lyra a su casa.
Hermione sonrió.
—Apuesto a que se lo está pasando genial.
—Estoy seguro de que lo hace. —Asintió—. ¿Pero sabes lo que esto significa?
Hermione lo miró con curiosidad y sacudió la cabeza.
Su sonrisa se hizo más amplia cuando se agachó para besarla.
—Significa que no tenemos que preocuparnos de que nos interrumpan.
Hermione sonrió contra su boca.
—Eso suena bastante bien.
Él la levantó y la besó de nuevo hasta que ella tuvo que alejarse para recuperar el aliento.
—¿A qué hora se supone que regresará?
Draco la miró a los ojos y vio que parecían plata fundida.
—Mañana temprano —respondió.
—Perfecto —dijo antes de cerrar la distancia entre ellos una vez más.
¡Nos vemos la próxima semana!
