Charlie entró en su oficina, ahí ya la esperaban sus padres: Lucifer (sentado en la silla principal del escritorio) y Lilith (sentada en el escritorio frente a su padre) conversaban con complicidad.

Su madre, siendo la madre de las súcubos que era, mantenía una pose sexy ante su padre, él la veía embelesado mientras con galantería acariciaba una de sus piernas. Eso hizo que se avergonzara un poco, después de todo ¿a quién le es cómodo ver a sus padres en ese tipo de situaciones?

—¿Qué voy a hacer contigo, Lilith? —Preguntó Lucifer sin apartar su mirada de la de su esposa. —Pasan los siglos y tu comportamiento inapropiado no cambia.

FLASHBACK.

Tal vez no me has castigado con suficiente severidad, querido.

Eres el peor imponiendo castigos, Al. —Habló dulce Charlie, mientras despejaba de la frente del Demonio Radio los cabellos rebeldes, finalizando con un tierno beso en la punta de la nariz del varón —Me has dado el mejor recuerdo de toda mi existencia hasta ahora. —terminó de hablar acurrucándose en el cálido pecho de Alastor.

Entonces, he triunfado, querida. —dijo entrelazando su mano derecha con la mano derecha de Charlie para llevarla a sus labios y besarla al tiempo que sus astas regresaban a su tamaño normal.

¿Debo sentirme afortunada porque me quieres tanto y no puedes castigarme de verdad, mi venadito? —Cuestionó mientras recorría con sus dedos las cicatrices de su pecho.

FIN FLASHBACK.

Charlie ahogó un sollozo pues recordó ese momento que había pasado con Alastor en esa misma oficina, en ese mismo escritorio.

Solo espera, darling. Resonó la voz calmada de Alastor en su mente.

¿A eso se refería en esa ocasión? ¿Este iba a ser su castigo?

El no poder sacar de su mente su recuerdo… porque él se encargó de dejar su huella bien marcada en cada parte de ella…

—¿Charlotte? —Llamó su madre al notar la mirada ausente de su hija y un temblor en sus labios.

Charlie salió de su ensimismamiento y desvió la mirada, avergonzada.

—Perdón, no quise interrumpirlos. Debí tocar… —Se disculpó.

—No, no, Manzanita. —Comenzó a hablar con calma Lucifer. —Es tu oficina… nosotros, bueno, debimos respetar mejor tu lugar de trabajo. —Dijo con una ligera sonrisa y cierto bochorno.

Charlie solo asintió y, cabizbaja, se dirigió a tomar asiento en una de las sillas frente al escritorio.

Lucifer y Lilith cruzaron miradas, él estaba igual o más avergonzado que su hija, pero a la vez estaba preocupado por el estado anímico de ella. Lilith se puso de pie y se dirigió a tomar asiento en la silla a lado de su hija.

—Bien. Tenemos una conversación pendiente…. —Habló Lucifer apenas Lilith tomó asiento.

—Perdón, papá. —Interrumpió. —Perdón por todos los problemas que causé por mi inmadurez…

—Charlie…

—Nada de esto estaría pasando si desde el principio hubiera aceptado mi rol como la princesa del infierno que so… que fui… —Volvió a interrumpirlo la chica.

—¿A qué te refieres con eso, Charlotte? —Cuestionó Lilith.

—A que si hubiera estudiado la magia, su hubiera dejado que mi papá me enseñara, si me hubiera permitido ser más fuerte, quizá nunca hubiera necesitado la ayuda de Alastor para poder cumplir mi sueño del Hotel… y tal vez nunca lo hubiera conocido… —Dijo por fin levantando la mirada. —Y en el caso de que aun así lo hubiera conocido y que seguramente me hubiera enamorado de él, probablemente hubiera sido menos cobarde y te hubiera enfrentado, papá… Porque si de una cosa estoy segura, es que lo que más deseo es estar con él, aun cuando eso vaya en contra de mi destino escrito. Pero, los hubieras no existen, ¿verdad? Y ¡henos aquí! —Exclamó con una sonrisa triste. —Te hice perder el reino, los volví la burla del infierno y yo… yo siento que si pudiera, moriría por el desamor de Alastor… —Admitió. —Los defraudé. No fui la hija ni la princesa que esperaban. No fui una digna portadora del nombre y les pido perdón por eso. —Terminó de decir, agachando la mirada de nueva cuenta.

—Manzanita…

—No he terminado, papá. —Interrumpió. —Tengo el corazón roto, no sé si alguna vez ustedes se sintieron así, —Dijo mirándolos con duda. —espero que no porque creo que es una de las sensaciones más horribles que cualquier ente podría experimentar y, ahora sé que Alastor ha sufrido y que probablemente continua sufriendo igual que yo, pero él ya está saliendo adelante y yo también haré lo mismo. —Aseguró con determinación. —La monarquía infernal ha cambiado, pero hasta donde sé los exterminios anuales continuarán y este hotel debe continuar funcionando para cumplir el objetivo por el cual fue creado. Alastor no me lo quitó, no sé por qué, quisiera pecar de soberbia al creer que es por amor a mí pero, lo llegué a conocer y también puede ser una de sus extrañas muestras de superioridad… No lo sé. —Dijo con melancolía. —Lo que sé es que ya he perdido mucho tiempo lamentándome por algo que ya no puedo cambiar y que muchas almas que confiaron en mí siguen necesitando de mi ayuda.

Sé que no tengo derecho a pedirte nada, papá, pero lo haré igualmente: —Buscó las manos de su padre sobre el escritorio, este al ver la intención de su hija, las tomó. —Por favor, desiste de querer recuperar el trono y si no puedes cumplirme eso, entonces te ruego que no desaparezcas a Alastor. Sé que quieres culparlo a él de todo lo malo que le ha pasado a nuestra familia, pero te recuerdo que la única culpable es la que está hablando ahora. —Tomó un respiro para lo siguiente que tenía que decir. —A cambio, te prometo que, si recuperas el trono, cumpliré mi deber como princesa infernal, con todo lo que eso implica, —Lilith y Lucifer abrieron un poco más sus ojos al escuchar lo dicho por su hija.solo concédeme saber que dejarás vivir a Alastor… —Soltó una media risa. —Ahí va otra de mis cursilerías que tanto detestas, papá: No soportaré una existencia en la que Alastor no esté… No tengo que estar a su lado, sé que solo le hice daño, pero, seré menos infeliz si sé que el sigue por ahí… —Dijo con notable tristeza.

—Charlotte, si recupero el trono y los demás príncipes infernales toman represalias contra él, yo no voy a salvarlo… —Le advirtió el ángel caído.

—Lo sé, pero… confío en que Alastor saldrá con vida de eso… —Respondió con resignación.

Para Charlie era claro que, incluso si Alastor pierde el trono contra su padre, mientras Octavia siga a su lado, Alastor tendrá el apoyo de los Goetia, lo cual no era poca cosa.

—¿Por qué te preocupa la supervivencia de ese tipo después de lo que te ha hecho? –Cuestionó Lucifer.

—Porque sin importar lo que ha pasado, él me hizo muy feliz papá… muy, muy feliz… —Respondió sincera.

—De acuerdo… dejaré que el siervo viva… —Aceptó. —Quiero decir, no caerá por mi mano, pero tampoco lo protegeré. —Aclaró.

—Gracias, papá.

—Ahora, lo que realmente quería decirte, Manzanita, es que yo comprendo lo que es caer por perseguir lo que nos hace feliz. —Atrajo a Charlie hacia él pues aun no soltaban su agarre de manos, para después llevar una de sus manos a la mejilla de su hija y acariciarla con cariño. —Te pareces a mí más de lo que yo quisiera y me encantaría poder cambiarlo si de ese modo te pudiera evitar tanto dolor. —Dijo con algo de tristeza antes de retirar su mano y soltar la otra de su hija. —No te diré que de haber sabido que esto pasaría apoyaría tu relación con ese tipo, pero lo que sí te aseguro es que lo que menos quiero es verte siendo infeliz. Confío que el tiempo sanará tu dolor. Mientras tanto, yo me encargaré de corregir todo lo que está mal ahora. —Terminó de decir con arrogancia.

—Lucifer… —Llamó Lilith, entendiendo lo que su esposo quiso decir.

—Te aseguro, Manzanita, que tu padre arreglará todo y volverás a resplandecer como lo hiciste desde que naciste. —Aseguró Lucifer con una sonrisa afable que desconcertó a Charlie y preocupó a Lilith. —Mientras tanto, ¿en qué podemos apoyarte tu madre y yo para que el Hotel siga funcionando? —Cuestionó.

—¿En serio? —Preguntó sorprendida.

—Bueno, Charlotte, ahora tenemos demasiado tiempo libre y queremos darte el apoyo que debimos darte desde un inicio. —Respondió amable el ex soberano del infierno.

—Si es así, papá, ¿podrías encargarte de la administración del hotel? Nunca tuve cabeza para todos esos documentos y tratos por lo que Alas… bueno, él se encargaba de eso… —Admitió con algo de pena.

—Será un placer, Manzanita.

—Gracias. Y, mamá, los ánimos de los huéspedes han estado algo bajos… por mi culpa… —Admitió. —quiero que se vuelva a sentir la alegría en este lugar y tu voz es hermosa así que me gustaría saber si no te importaría dar algunos "mini conciertos" en el bar para los huéspedes. —Pidió por fin entusiasmada.

—Con gusto, Charlotte. —Respondió de inmediato.

—Mamá, papá, los amo. Gracias por estar conmigo. —Dijo Charlie viendo con cariño a sus padres.

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En el territorio de los Vees, los 3 Overlords hablaban sobre los siguientes pasos para derrocar a Alastor.

—Sabemos que el Demonio Radio tomó el trono por despecho y que por tanto su debilidad es Charlotte Magne pero aún tenemos el problema de que está siendo respaldado por los Goetia. —Dijo Velvet mientras revisaba sus redes en su Hellphone.

—Sí, eso es un gran problema… —Admitió Vox. —Aunque, no sabemos la verdadera naturaleza de su relación con la hija de Stolas.

—Es su consorte… —Le dijo con obviedad Valentino.

—Ya lo sé pero, el hijo de puta hasta hace poco era un puto virgen… asexual, al que lo único que le importaba era acumular más poder…

—Ajá… —Lo instó a continuar Velvet sin entender a dónde quería llegar.

—El tipo hizo todo este show porque la mocosa Magne le rompió el corazón… vaya marica, pero eso me hace preguntar ¿cómo es que llegó a nombrar a la hija de Stolas como su consorte?

—Eso… no lo había pensado… Continúa, Voxie.

—¿Y si Charlotte Magne no es la única debilidad del ciervo?

—Quieres decir, que también tenga sentimientos hacia Octavia Goetia… vaya donjuán resultó ser el Demonio Radio.

—No, no. Dudo que ese anticuado sea un "enamorado del amor", yo me inclino a pensar que la niña Goetia es quien está prendada del freak.

—Uh, sí, es posible. —Respondió Velvet. — En el último exterminio noté a Octavia muy interesada en todo lo que tuviera que ver con el Demonio Radio.

—¿Crees poder averiguar más sobre eso? —Cuestionó Valentino.

—¿Quieres que le llame a la chica y nos pongamos a hablar de los chicos que nos gustan como si yo siguiera siendo una jodida adolescente? —Preguntó sarcástica.

—Oh, claro que no, Velvet. Quiero que visites a la chica. —Dijo Vox.

—¿Estás idiota? ¿Si recuerdas que estoy en la lista negra del Demonio Radio solo por ser tu socia, verdad?

—Oh, no te preocupes, no quiero que estés ahí mucho tiempo, solo el suficiente para que dejes "por ahí" a algunos de mis bichitos y de esa manera poder investigar de primera mano la naturaleza de la relación entre la mocosa Goetia y el imbécil de Alastor.

—Supongo que puedo hacer eso…

—Excelente. —Celebró. —Chicos, si las cosas son como las creo, no solo quitaremos del trono al hijo de puta de Alastor sino que lo borraremos de la existencia de una vez y para siempre… —Culminó de decir abrazando a ambos demonios.

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La noche había llegado al infierno.

Alastor permaneció el resto del día en el salón del trono sin hacer nada más que observar el lugar donde horas atrás había estado Charlie.

No recibió a ningún súbdito, tampoco volvió a cruzar palabra con Octavia. Ella, después de un rato de estar en silencio, había abandonado el lugar y Alastor se lo agradeció enormemente pues no estaba en condiciones para tener una nueva conversación acerca del presente y futuro de su relación.

De hecho se sentía desolado.

No creyó que volver a ver a Charlie le afectaría de la manera en que lo hizo.

Era bastante obvio que sus sentimientos hacia ella no habían disminuido, ni los buenos pero tampoco los malos, y eso era un gran problema ahora que estaba decidido a darle a Octavia el lugar que le corresponde en su vida.

Si hubiera sabido que Charlie se aparecería ese día en el castillo, no le hubiera dicho a Octavia que a partir de esa noche dormirían en la misma habitación. ¿Cómo podría? En toda su existencia no había compartido habitación más que con Charlie e incluso desde su llegada a ese castillo había estado habitando (por decirlo de algún modo) en la recámara que le perteneció a ella.

¿Acaso era que él estaba aplazando lo inevitable?

Se llevó una mano al rostro.

Estaba frustrado.

Si su orgullo se lo hubiera permitido, habría abrazado con todas sus fuerzas a Charlie, le hubiera pedido perdón de rodillas por todo lo que estaba pasando y le hubiera suplicado que se quedara a su lado, que empezaran de nuevo, que se enfrentaran a Lucifer juntos…

Pero su orgullo le decía que él no tenía que pedir perdón por nada. Que él había hecho lo que tenía que hacer, después de todo…

Nadie se mete con el Demonio Radio…

Era increíble que aun con el tiempo que había pasado seguía sin sentirse él mismo. No estaba conforme, no se sentía en paz.

Algo no estaba bien.

Nada estaba bien.

Las cosas no debían ser así.

¿O sí?

Tal vez.

No lo sabía.

Es probable que las cosas no tenían que ser así, pero eso era lo que él más había buscado desde hace tiempo. ¿Cierto?

Era el Rey del infierno. Era el soberano de ese lugar. Lo hizo, lo logró.

¿Por qué no se sentía satisfecho?

Solo tenía que aceptar lo que era ahora… ¿verdad?

No podía ser tan difícil…

Esto era lo que desde un inicio deseó…

Su objetivo original...

Umbra se desprendió de su amo, su estado de perturbación lo había preocupado.

—¿Qué? —Cuestionó el Demonio Radio sin humor para lidiar con su sombra pero conservando su sonrisa perpetua.

Umbra lo veía afligido, sabía que lo que su amo deseaba de verdad pero no podía decirlo así nada más, pues su existencia estaba en riesgo.

—¿Por qué me ves así? —Volvió a cuestionar al notar que su sombra no hacía otra cosa que observarlo.

Umbra, de pronto, revoloteó a su alrededor. Esa acción hizo que Alastor recordara a su sombra hacer lo mismo con Charlie y lo sacó de sus casillas.

—¡Basta! ¡¿Qué diablos crees que estás haciendo?! —Regañó mientras chasqueaba los dedos para regresar a él a su sombra, pero esta de inmediato se desprendió nuevamente. —Mi amigo… te lo advierto… —Amenazó.

Umbra se quedó estático viendo a los ojos a su amo. Alastor apartó la mirada y rio con burla.

—¿Te crees con derecho a juzgarme? ¿Tú? Si estoy así es en buena parte gracias a ti Umbra… —Dijo volviendo su vista hacia su sombra y nombrándolo con desdén pues ese nombre le fue dado por Charlie. —Tú hiciste todo lo posible por acercarme de verdad a Charlotte Magne y mira cómo terminamos… —Reprochó.

Umbra asintió y de nueva cuenta revoloteó alrededor de su amo.

Te he dicho que basta con eso. —Ordenó casi con desesperación. —¿Qué aspiras lograr con ello? Mi amigo, observa bien cómo estoy… —Su voz soltó algo de estática. —lo último que espero de ti es que traigas a mi mente a Charlie… ¿Qué quieres de ello? ¿Qué lo diga en voz alta? ¿Para qué? —Cuestionó aun emitiendo algo de estática entre frases.

Umbra se abalanzó sobre su amo y, tal como lo hace cuando tiene que despertarlo, comenzó a asfixiarlo. Alastor luchó por aire hasta que logro chasquear sus dedos y apartar a su sombra.

—Ja… Qué simpático eres, mi amigo… —Decía mientras recuperaba el aliento. —¿Dices que me estoy ahogando con esas palabras?

Umbra asintió.

—Je… ¿Cómo pude olvidarme del pequeño detalle que tú eres parte de mí y que no puedo engañarte, viejo amigo? —Dijo con cierta gracia, Umbra sonrió. — ¿Ves? El gran Alastor no está en sus cabales… —Dijo mientras llevaba una de sus manos a su frente. —Esto… Todo esto, no está siendo cómo lo imaginé… —Tomó una de sus astas y tiró de ella. —Pero, puede que tengas razón, —La estática en su voz comenzó a disminuir. —tal vez si lo admito en voz alta deje de sentir esa incomodidad en la garganta ja, ja, ¡y qué mejor que con mi buen y viejo amigo! —Exclamó soltando su asta y haciendo movimientos más teatrales. —¿Me guardarías este secreto? —Cuestionó a su sombra, invadiendo su espacio personal y llevando uno de sus dedos a sus labios en señal de silencio, Umbra asintió. —¡Maravilloso! —Se retiró dándole la espalda y llevando sus manos a su espalda. —Entonces, mi amigo, debo confesar que, ser el soberano del infierno me sabe a nada, sino está Charlie a mi lado. —Admitió mientras elevaba los hombros, como restándole importancia. —Quisiera que nada de esto hubiera pasado y volver a esos viejos días de discreta gloria en los que manejaba el hotel con ella a mi lado, —Continuó mientras comenzaba a hacer malabares con su micrófono. —esa simpleza de la vida cotidiana… — Terminó de decir con una mirada melancólica que de inmediato cambió por una más maliciosa. —¿Satisfecho? —Detuvo sus malabares en seco y dirigió su vista hacia sombra, Umbra asintió. —Bien. —Acordó. —¡Vaya! ¿Quién lo diría? ¡De verdad decirlo en voz alta funciona! ¡Oh, esto es excelente! No me había sentido así de bien en semanas ¡Ja, ja! —Celebraba mientras reía de buena gana. —Bueno, —Continuó, retomando su compostura habitual. —supongo que ahora tengo una promesa que cumplir, hay una encantadora dama esperando y no me puedo permitir defraudarla, ¿verdad? —Dijo con malicia.

Alastor se encaminó hacia la salida el salón del trono, Umbra se quedó estático en su sitio.

—Bien… supongo que no habrá problema con ello, —Dijo al notar que su sombra no lo seguía. —después de todo, solo eres una pequeña parte de mí… —Recordó. —Puedes ir al hotel a ver a Jingzi. —Le anunció a su sombra, girando un poco su cabeza sobre su hombro. —Solo, haz todo lo posible por no cruzarte con Charlotte, ¿de acuerdo?

Umbra no hizo más que revolotear alrededor de su amo a manera de agradecimiento y salir disparada del lugar dispuesta a ir lo más a prisa al hotel. Alastor sonrió genuinamente por eso.

Tal vez esa sea la única parte de nosotros que pueda ser feliz, Charlotte… Pensó antes de abandonar el salón, dispuesto a cumplir con su palabra.

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En el hotel, Charlie bajó a cenar con sus amigos por primera vez en semanas.

Se sentía extraña. Incómoda.

Estaba feliz de ver que ninguno de sus amigos la había abandonado después de lo que había pasado, pero también sabía que nada volvería a ser igual. Ni siquiera lo más cotidiano.

Para empezar, Alastor ya no estaba ocupando su lugar a su derecha, ahora ese lugar lo estaba ocupando su padre y a su lado izquierdo estaba su madre, desconocía si así había sido desde que llegaron al hotel, aunque no le sorprendería si sus padres hubieran estado comiendo en la privacidad de su habitación.

Y, ahora que lo pensaba, sus padres estaban ocupando su habitación pues ella todo ese tiempo se mantuvo recluida en la habitación de Alastor.

Ya no podía seguir ahí.

Alastor no se había llevado nada y cada milímetro de esa habitación le traía recuerdos que sabía no le hacían bien.

Tenía que volver a tener el control de su vida y juraba que así lo haría, así tuviera que obligarse a hacerlo.

—Chicos… —Comenzó a hablar una vez que se aseguró que todos habían terminado sus alimentos. Todos hicieron silencio. —Bueno… No es noticia que las cosas han cambiado mucho en las últimas semanas. Bueno… no tuve la mejor reacción ante esos cambios y me disculpo.

Los integrantes del staff asintieron, ninguno la culpaba, lo que había pasado no era para menos.

—Todos hicimos lo que pudimos para sacar el hotel adelante, niña. —Habló Husk, Lucifer lo miró con desaprobación. —No lo digo de manera despectiva. —Se disculpó de inmediato.

—Papá…

—A ti y a esa niña —Dirigió su mirada hacia Niffty. —los trajo el Demonio Radio, ¿no? ¿Por qué siguen aquí? —Cuestionó con una sonrisa amenazadora.

—Yo…

—Porque queremos mucho a la señorita Charlie y el señor Alastor nos permitió elegir entre servirlo en el castillo o permanecer con ella, y decidimos continuar con ella. —Respondió Niffty.

—Espera… ¿no esta mañana dijiste que Alastor les había ordenado quedarse aquí porque sabía que yo no podría sacar adelante el hotel? —Cuestionó confundida Charlie.

—De algún modo tenía que hacerla salir de la cama. —Respondió con sencillez la cíclope.

Lilith, Angel y Cherry sonrieron ante eso.

—Como sea… —Volvió a hablar Charlie. No sabía si debía alegrarse de que Alastor no la subestimara a ese grado. —Papá, todos los presentes en esta mesa son mis amigos, te pido que los trates con respeto, pues el hecho de que el hotel haya podido demostrar que la redención es posible, en gran parte fue gracias a su apoyo.

—Como digas, Manzanita. —Aceptó Lucifer.

—¿Mamá?

—No tienes que mencionármelo, Charlotte. Tuve oportunidad de ver de primera mano lo mucho que estos chicos se preocupan por ti. —Respondió. —Se los agradezco. —Dijo dirigiendo su mirada hacia los miembros del staff, ellos solo asintieron algo cohibidos.

Aunque ya no eran los reyes del infierno, Lucifer y Lilith imponían con su presencia.

Charlie miró conmovida a sus amigos. Ahora veía que había sido muy egoísta al encerrarse en esa habitación para sentir lástima de sí misma.

—Retomando lo que quería decir al inicio de esta conversación… Es evidente que hay cambios dentro del Hotel… Quiero hacer de su conocimiento que mi papá ahora se hará cargo de la administración del hotel…

Vaggie levantó la mano.

—¿Qué pasa, Vaggie? —Cuestionó la rubia.

—Necesitamos contratar a más personal, Charlie. Puede que sea porque no has pasado suficiente tiempo fuera de tu encierro pero, creo que no has notado que las sombras del freak ya no están.

—Oh…

Era verdad, no se había percatado de eso.

—Necesitamos meseros para el bar, ni con mis tres pares de brazos doy abasto. —Dijo Angel.

—Y necesito ayuda para la limpieza de las habitaciones. —Agregó Niffty.

—También se necesita realizar la compra de más alcohol. —Anotó también Husk.

Charlie estaba por entrar en pánico pues no se había puesto a pensar seriamente en lo descuidado que tenía al Hotel pero su padre la calmó colocando una mano sobre su hombro.

—Tranquila, Manzanita. Me haré cargo de ello. —Le dijo con una sonrisa de suficiencia. —Todo lo que haga falta háganmelo saber. —Se dirigió al staff, ellos asintieron.

—Las sombras de Alastor también se encargaban de mantener el orden dentro del Hotel… —Agregó Cherry, no muy segura si podía mencionar ese nombre.

—Seguridad. Lo tengo, linda. —Respondió Lucifer con una sonrisa galante hacia la demonio de las bombas, ella se ruborizó en respuesta pero luego llevó su vista hacia Lilith y esta solo elevó una ceja mientras la veía. —¿Algo más? —Cuestionó Lucifer.

—Creo que lo mejor será hacer una lista para dártela después papá. —Dijo Charlie. —Hay otra cosa que quiero decir.

—De acuerdo, Manzanita. —Aceptó el ángel caído.

Charlie tomó un respiro para calmar los nervios que todavía sentía después de percatarse de todos los pendientes que tenía y comenzó a hablar.

—Sé que muchos huéspedes se fueron, que en últimas fechas no hemos enviado más redimidos al cielo y que el exterminio está próximo. Sé que no tengo el derecho a pedirlo, pero les suplico que redoblemos esfuerzos para que el Hotel recupere el ritmo que ya había alcanzado.

—Eso no tienes que pedirlo, nena… —Respondió Angel.

—Estamos para apoyarla señorita Charlie. —Agregó Niffty.

—Estamos en tu barco, niña.

—Sabes que siempre vas a contar con mi apoyo, Charlie.

—También cuenta conmigo, chica.

—Les agradezco que sigan confiado en mí. Prometo no decepcionarlos. —Dijo agradecida a más no poder. —Por ahora, vayamos a descansar, mañana el Hazbin Hotel retomará el ritmo y los necesito a todos con mucha energía. —Animó.

Todos los presentes asintieron y se despidieron antes de retirarse a sus respectivas habitaciones, excepto Lilith quien, con una mirada, despidió a su esposo pues quería tener unas palabras a solas con su hija.

—Realmente Alastor se comprometió con el buen funcionamiento de este lugar… —Dijo apenas estuvo a solas con su hija. Charlie la miró de soslayo y volvió su vista a la mesa.

—Sí, creo que ni él mismo se percató de lo mucho que hizo por el Hotel. —Respondió con una sonrisa triste.

—Charlotte, en la tarde estaba muy preocupada por tu padre y no te dejé hablar sobre tu reunión con Alastor.

—"Reunión"… —Soltó una risa desganada. —Ojalá hubiera sido eso. —Se lamentó. —Solo fui para poner el último clavo al ataúd.

—Es decir…

—Mamá, ya no quiero hablar de eso. —Dijo volviendo su vista hacia su madre, había un rastro de súplica en su mirada. —No tiene caso. —Agregó con tristeza. —Lo mejor que puedo hacer por mí y por todos es concentrarme en hacer que el Hotel siga funcionando y que lo haga cada día mejor que el anterior. —Continuó, llevando su vista hacia el frente.

—Charlotte…

—Mamá, en serio, estaré bien. —Regresó su mirada hacia su madre y tomó una de sus manos. —Tengo que estarlo. Ocuparme del Hotel me ayudará. —Le aseguró con determinación.

—No lo dudo hija. —Respondió Lilith, suavizando más su expresión. —Solo te pido que si en algún momento quieres hablar sobre eso, no dudes en venir a mí. Te escucharé. —Prometió.

—Gracias, mamá. —Dijo Charlie dando un ligero apretón en el agarre con su madre.

—Bueno, me retiro. —Anunció. —Si alargo más esta conversación tu padre se va a preocupar. —Dijo mientras se iba poniendo de pie.

—Sí, lo imagino. —Respondió Charlie mientras hacía lo mismo.

—Descansa, mi niña. —La abrazó. —Iré temprano a tu habitación para ayudarte a vestirte, quiero que luzcas radiante para tus amigos y para todos los huéspedes: que no les quede ninguna duda que Charlotte Magne está de pie.

—Está bien, mamá. —Aceptó gustosa. —Descansa.

Lilith besó con cariño la frente se su hija y se retiró del lugar. Charlie soltó un suspiro, había sido un largo día.

Uno largo y triste, pero ya no podía continuar lamentándose, la vida seguía y ella tenía un propósito por el cual luchar.

Estaba por salir del comedor cuando por la entrada al mismo vio pasar de manera fugaz una sombra.

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Alastor llevaba no sabía cuánto tiempo en la habitación de Charlie en el castillo. Sabía que debía entrar en la habitación principal pero no sabía que debía hacer después de eso.

En el mejor de los casos, Octavia ya estaría dormida y entonces no tendría que hacer nada más que tratar de imitarla. En el peor, ella estaría esperándolo y no llegaba a imaginar los múltiples escenarios que se pudieran dar gracias a eso.

¿Por qué le era tan complicado todo con Octavia?

Con Charlie, aun cuando en un inicio todo había sido parte de su plan, las cosas se habían dado de manera sencilla, natural.

Basta. Pensó.

Tenía que dejar de comparar las situaciones. Charlotte Magne era pasado, su presente y futuro era Octavia Goetia, él así lo había decidido.

Sin ánimos de querer aplazar más lo inevitable, salió de la habitación y caminó los pocos metros que separaban la puerta de una habitación a otra. Se detuvo frente a la puerta de su nueva habitación y finalmente se decidió a entrar.

La habitación estaba casi en penumbras, solo una pequeña fuente de luz se colaba por las cortinas del gran ventanal. Eso le agradó. Enfocó su vista y pudo ver que Octavia estaba plácidamente dormida en la cama. Le había dejado suficiente espacio a uno de los costados para que él pudiera recostarse cómodamente.

Chasqueó los dedos y se vistió con su ropa de dormir. Se transformó en sombra y se movió hasta estar en la cama. Quería evitar a toda costa que Octavia se despertara. Una vez en posición se materializó y se mantuvo estático, sus sensibles orejas captaban la respiración acompasada de la princesa Goetia.

Ella seguía durmiendo.

Bien, eso era bueno. Ahora él tenía que hacer lo mismo.

Sencillo.

Mantuvo su vista hacia el techo y juntó sus manos a la altura de su pecho. Con una de ellas protegía el anillo de Salomon.

No es que desconfiara de Octavia, pero no estaba demás tomar precauciones, sobre todo en esos momentos en los que su buen amigo no estaba a su lado.

Su sombra ya debería estar en el Hotel.

¿Y si…

No.

Él le había autorizado ir al Hotel única y exclusivamente para que pudiera convivir con Jingzi. Nada más.

Pero, si tan solo…

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.

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En el Hotel, Charlie apenas y pudo seguir la sombra que había pasado afuera del comedor. Se había dirigido a los jardines y apenas ahí se llevó la tierna sorpresa de que no era una sombra. Eran dos.

Umbra había ido a buscar a Jingzi y ahora esos dos "danzaban" alegremente por los jardines.

¿Alastor le había dado permiso a Umbra de ir a buscar a Jingzi? Probablemente sí.

Umbra la había saludado con mucha alegría cuando se presentó en el castillo, quizá esperaba que Jingzi estuviera ahí con ella. Debió haberla llevado.

Se mantuvo a la distancia y en silencio, observando cómo Umbra y Jingzi revoloteaban uno alrededor del otro con innegable alegría. ¿Qué se estarán diciendo?

Si ellos eran una parte de Alastor y ella, ¿Alastor sentirá la alegría que siente Umbra ahora mismo? Porque ella sentía la felicidad de Jingzi.

Y la envidiaba.

Lo que daría porque su reencuentro con Alastor hubiera sido como el de ellos.

De pronto Umbra dejó de revolotear y cambió su forma, ahora se veía exactamente como Alastor, bueno, como la silueta de Alastor, de pies a cabeza.

Umbra se quedó estático frente a Jingzi, en una posición erguida, con sus brazos a su espalda, tal cual Alastor; Jingzi revoloteo a su alrededor unos segundos y después, para sorpresa de Charlie, Jingzi imitó a Umbra y cambió su forma siendo ahora la silueta exacta de Charlie portando un vestido. Charlie sospechaba que era el vestido con el que había ido a buscar a Alastor a Villa Caníbal.

La rubia vio como Umbra se inclinó ante Jingzi, llevando su brazo derecho hacia el frente de su abdomen para acto seguido volver a su posición inicial, Jingzi igualmente se inclinó un poco ante Umbra, sosteniendo un poco su vestido y llevando su pierna derecha hacia atrás brevemente antes de erguirse de nuevo. Umbra elevó su brazo izquierdo, más o menos a la altura de su pecho y ofreció su mano, Jingzi la tomó al tiempo que Umbra llevaba su mano derecha a la cintura de Jingzi y esta respondió llevando su mano izquierda al hombro derecho de Umbra.

Ambos iniciaron un tímido vaivén, al ritmo de un vals que solo ellos escuchaban, hasta que Umbra llevó su otra mano a la cintura de Jingzi, la elevó y giró con ella en el aire hasta soltarla y dejarla ir flotando solo para él mismo perseguirla flotando también y volver a tomarla de la misma manera en la que habían comenzado a bailar, solo que ahora giraban por los aires.

Charlie sentía deseos de llorar, lo que estaba viendo le parecía hermoso, mágico. Umbra hacía girar con gracia a Jingzi y no tenía duda de que si Jingzi fuera capaz, escucharía su risa de goce.

Ambas siluetas siguieron danzando y girando en el aire, cada vez más alto hasta que salieron del campo de visión de Charlie por perderse en el follaje de la copa de los árboles más altos del jardín.

La dueña del Hazbin Hotel apartó la mirada del lugar en donde se perdieron Umbra y Jingzi.

Había sido un lindo gesto de parte de Alastor permitirle a Umbra ir al Hotel para ver a Jingzi. Él realmente apreciaba a su sombra y no era para menos, pues Umbra había demostrado ser su más grande aliado y amigo. Soltó un suspiro e ingresó de nueva cuenta al Hotel dispuesta a, por fin, obtener el descanso que se merecía por ese largo día.

A los pocos segundos Umbra y Jingzi bajaron y tomaron sus formas habituales, revolotearon unos momentos más hasta que Umbra se detuvo y Jingzi se pegó a él.

Era la despedida.

Umbra no podía dejar a su amo solo por mucho tiempo, menos ahora que sabía que se encontraba tan perturbado y no lograba pensar con la claridad de siempre. Jingzi se dirigió hacia la entrada del hotel y Umbra se quedó estático en el lugar viendo a su querida Jingzi partir. Desconocía si su amo le permitiría volver a Hotel para verla de nuevo, pero le estaba agradecido por esta ocasión.

Cuando Jingzi salió de su campo de visión, Umbra comenzó a desplazarse dispuesto a regresar al castillo con su amo.

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En la habitación del castillo Boucher, Alastor seguía sin poder conciliar el sueño. Había permanecido en completa quietud pues por ningún motivo quería despertar a Octavia y hacer la situación más incómoda y, a su vez, no podía dejar de pensar que Umbra en esos momentos estaba en el hotel, a pocos metros de Charlie. Solo bastaba con que él tomara la visión de su sombra y podría verla.

Solo quería verla de nuevo. Suponía que al estar en el lugar en el que estaba rodeada de sus seres queridos ella estaría tranquila y quizá, si tenía suerte, la podría ver sonreír.

Tal vez eso le daría un poco de tranquilidad.

Finalmente se decidió y tomó la vista de su sombra, Umbra ya estaba a las afueras del Hotel, se desplazaba de manera rápida, lo más probable es que ya estuviera regresando al castillo.

—Detente. —Le ordenó, Umbra se detuvo al instante. —Regresa al Hotel y… —Se detuvo al recordar que Octavia dormía a su lado. Se transformó en sombra y se desplazó al rincón más alejado de la habitación y moduló más bajo su volumen de voz. —Regresa al Hotel y busca a Charlotte —Ordenó vigilando a Octavia desde su posición, Umbra inmediatamente redirigió su camino hacia el Hotel. —y por ningún motivo permitas que ella te vea. —Puntualizó.

Umbra sonrió por la petición de su amo y se apresuró para llegar de nueva cuenta al Hotel, Alastor esperó con algo de impaciencia recargado en el rincón de la habitación cambiando de manera intermitente entre la vista de Umbra y la propia.

Charlie ya estaba en su habitación, es decir, la habitación que había compartido con Alastor, estaba decidida a que esa sería la última noche que pasaría ahí pues absolutamente todo le recordaba lo que fue, lo que pudo haber sido y lo que definitivamente ya no será pero, después de ver la interacción entre Umbra y Jingzi, su sentimentalismo la inundó y, se convenció de usar, una última vez, el pijama aborregado que le dio Alastor.

Además de eso, hizo que en gramófono que estaba en la habitación comenzara a reproducir la canción que Alastor le había cantado la vez que se besaron por primera vez. Razzle y Dazzle, fieles como solo ellos, al notar la melancolía en el semblante de su ama, se acercaron a ella y cada uno tomó una de sus manos para invitarla a bailar con ellos, Charlie sonrió enternecida y aceptó bailar con sus guardianes.

Umbra se infiltró en la habitación arrastrándose bajo la puerta y aprovechó que la chica estaba distraída bailando para colocarse en un rincón oscuro de la habitación y poder observarla mejor. Alastor desde el castillo pudo escuchar la canción que sonaba en la habitación que por algún tiempo compartió con Charlie y observó cómo esta misma danzaba con sus pequeños guardianes con una sonrisa melancólica.

Cuando la canción terminó, Charlie abrazó a sus guardianes.

—Muchas gracias por estar conmigo, chicos. Les prometo que a partir de mañana dejaré todo esto atrás.

Tanto Umbra como Alastor abrieron un poco más sus ojos al escuchar lo dicho por la rubia.

—Ya tenemos que descansar. —Les dijo con cariño mientras se dirigía a la cama, estos la siguieron y se acomodaron a sus costados.

Charlie con un ademán apagó la luz de la habitación y se recostó, cubriéndose con una manta. Llevó su mano hacia la almohada que Alastor usaba, se permitió imaginar que él estaba ahí, dormido, con su expresión tranquila y su flequillo desordenado cubriendo su frente. Quería que esa fuera la última imagen que tuviera de él. Era la última noche.

—Descansa Al. Te amo. —Le dijo a la figura imaginaria de Alastor antes de cerrar los ojos y disponerse a dormir y con ello, dejarlo atrás.

Alastor, en el castillo, sintió una punzada en el pecho apenas la escuchó. Umbra se acercó con cautela a la cama para poder observar de cerca a la rubia. Alastor hizo uso de todo su autocontrol para no dejar salir la estática de radio aunque la realidad a su alrededor sí se distorsionó, sus orejas estaban bajas, sus labios sangraban y sus nudillos dolían por el esfuerzo.

—Descansa, Charlie… —Dijo deseando que de algún modo sus palabras llegaran a la rubia. —Regresa. —Ordenó a Umbra.

Umbra obedeció de inmediato y salió a toda prisa de esa habitación. La pequeña ráfaga de aire que provocó el movimiento llamó la atención de Charlie, Razzle y Dazzle que solo miraron hacia todos los rincones de la habitación y escuchaban atentamente por cualquier señal de intruso, pero las sensibles orejas de Razzle y Dazzle no captaron nada por lo que Charlie de nuevo se dispuso a dormir.

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En el castillo Boucher Alastor permaneció de pie en el rincón, sentía que su pecho ardía y no era para menos.

Poético. Pensó.

Charlie había puesto punto final a su historia con la misma canción con la que él la había iniciado "propiamente".

Soltó una leve risa.

Tenía que admitirlo: ese dramatismo natural de ella era una de las cosas que lo habían encantado.

Decidió que esperaría a que su sombra regresara, tomó asiento en ese rincón, recargando su espalda en la pared, con sus rodillas flexionadas y recargando sus brazos en ellas.

Deseaba beber un trago, en verdad lo deseaba.

Pasó varios minutos en esa posición, poco a poco la realidad a su alrededor estaba volviendo a la normalidad y la sensación en su pecho se volvió tolerable, ya estaba relajando su sonrisa y sus puños. Todo iba a estar bien, era lo que se repetía mentalmente. Charlotte iba a estar bien y él también lo estaría.

Umbra finalmente llegó y Alastor rio con sorna.

—Un favor por un favor, ¿no mi amigo? —Dijo mientras se ponía de pie. —De nada.

Alastor chasqueó los dedos y Umbra regresó a él, acto seguido se transformó en sombra y se arrastró de nueva cuenta a la cama. Cuando se materializó, otra vez quedó recostado con la mirada fija en el techo, Octavia solo se había removido un poco pero seguía durmiendo y eso estaba perfecto para él.

De nueva cuenta llevó sus manos hasta su pecho y protegió el anillo de Salomón. Estaba seguro que le esperaba una noche de insomnio, pero deseaba que el agotamiento mental y emocional hicieran su trabajo y lo dejaran dormir un par de horas por lo menos.

Cerró sus ojos y se dispuso a esperar así la llegada de un nuevo día.

Muy temprano por la mañana Octavia despertó, se sentó en la cama y desperezó, fue apenas así que notó la presencia de Alastor a su lado. Se ruborizó a más no poder pues sabía que su apariencia de las mañanas no era la mejor y ciertamente era algo que no le preocupaba pues nunca había compartido habitación con nadie, hasta ahora, pero se calmó al ver que Alastor estaba durmiendo, en una posición bastante rígida para su gusto pero, ahí estaba él.

Había cumplido con su palabra.

Su corazón se aceleró por eso, se llevó las manos a la boca para contener la emoción, era la primera vez que veía a Alastor sin su traje, su cabello estaba un poco desalineado y su eterna sonrisa no estaba presente.

Se veía tan lindo así.

Si hubiera tenido más valor, habría tentado su suerte al intentar tocar sus orejas que, a simple vista, se notaba que eran suaves, pero si Alastor había cumplido con su palabra, ella también lo haría. Irían al ritmo de él. Ella tendrá la paciencia suficiente para avanzar lo que él le permita, no lo va a presionar.

Con sumo cuidado salió de la cama y se dirigió a prisa al baño para poder darse una ducha y estar presentable para cuando Alastor despertara.

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En el hotel, Charlie despertó a la hora en la que lo hacía usualmente, se dio un baño y, tal y como su madre le había dicho, esta llegó a su habitación para ayudarla a vestirse y peinarse.

En primer lugar, le cambió su anticuado traje sastre por un conjunto igualmente sastre pero más femenino, uno con el que su hija pudiera lucir su belleza pero a la vez inspirara respeto, igualmente su cabello lo dejó suelto, alisándolo un poco más para que se viera más formal, el maquillaje se lo cargó ligeramente más en los ojos, le daba la apariencia de mayor edad, ya no tan "tierna". Si bien ya no eran la familia gobernante del infierno, los pecadores igualmente tenían que comenzar a ver con mayor respeto a la que por mucho tiempo fue su princesa.

—Wow, mamá… Me gusta. Muchas gracias. —Exclamó alegre Charlie cuando su madre por fin le permitió verse en el espejo.

—¿Acaso dudabas de mí? —Cuestionó mientras veía orgullosa a su hija.

—Claro que no… Mamá, ¿me haces un favor? —Lilith asintió. —Estaré ocupada haciendo mi recorrido matutino por el Hotel y después con los talleres, la verdad es quiero mudarme de habitación. No me parece sano que permanezca en esta…

—¿Quieres volver a la que estamos tu padre y yo?

—No, no. Por favor, no se molesten, yo estaba pensando en moverme a la habitación que está al final del pasillo, solo te quería pedir si me ayudabas a mover mis pertenencias de aquí y las que continúan en la en mi antigua habitación.

—Y me deshago de las pertenencias del Demonio Radio… —Dijo mientras paseaba la mirada por toda la habitación.

—¡No! —Negó rotundamente. —Quiero decir, —Bajó su tono de voz, apenada por haberle gritado a su madre. —no hay necesidad y además, —Miró el escritorio y el gramófono de Alastor. —sería muy grosero, ¿no crees?

—Entonces, ¿qué harás con ellas? —Cuestionó mirando atentamente el comportamiento de su hija.

—Nada. —Respondió apenas audible. —Permanecerán aquí. Y este cuarto permanecerá cerrado. —Terminó de decir con mayor convicción.

—¿No habías dicho que a partir de hoy continuarías con tu vida? —Preguntó Lilith elevando una de sus cejas.

—Y eso hago, es solo que no me puedo desprender de todo lo que tiene que ver con Alastor de un momento a otro, no creo que funcione así. —Explicó. —Tampoco fue así que me enamoré de él. De hecho la primera vez que lo vi en persona me aterré… —Recordó con una sonrisa. —y con el pasar del tiempo, sin darme cuenta, me fui enamorando de él, —Dijo con melancolía. —supongo que de esa misma manera tengo que irme olvidando de él: un día a la vez… —Culminó con resignación.

—De acuerdo Charlotte, se harán las cosas como tú digas. —Aceptó su madre.

—Gracias, mamá. Por cierto, ¿y papá?

—Se levantó temprano, quiso adelantar algunas cosas antes de que los humanos en la Tierra comenzaran a llamarlo. —Respondió mientras se recostaba en la cama.

A pesar de las semanas transcurridas, pudo notar que la esencia del Demonio Radio seguía impregnada en ella.

Nada mal… Pensó, la madre las súcubos al percibirlo.

—La noticia de que ya no es el rey del infierno todavía no ha llegado a ellos. —Continuó Lilith.

—Entiendo. ¿Cómo podrían saber, no?

—Oh, Charlotte, claro que tienen sus maneras de enterarse, es solo cuestión de tiempo, ya lo verás. —Decía mientras se estiraba sobre la cama. —Como sea, —Continuó, finalmente tomando asiento. —la ventaja de esto es que tu padre pronto podrá pasar más tiempo aquí que haciendo tratos en la Tierra, podrá apoyarte más con el Hotel. —Le dijo con una sonrisa de satisfacción a su hija.

—Eso sería fabuloso. —Dijo con entusiasmo, realmente le emocionaba poder pasar más tiempo y trabajar codo a codo con su padre. —Bueno, empezaré el recorrido para poder llegar a tiempo al desayuno, ¿desayunarás con nosotros?

—Desde luego, hija. Tus amigos me resultaron bastante agradables.

—Genial. —Te veré en un rato, mamá. —Se despidió mientras salía a prisa de la habitación.

Lilith se quedó sentada en la cama mientras observaba con detenimiento las pertenencias del Demonio Radio. Ahora que Charlie estaba retomando su vida ya podía analizar con mayor escrutinio el lugar. De esa manera podría entender mejor por qué su hija se enamoró del demonio ciervo en primer lugar.

Su olor era un gran punto y si a eso le sumaba la naturaleza súcubo de su hija, era imposible que Charlotte no lo notara.

La pulcritud era otro punto a su favor, Charlotte había permanecido en la cama todos esos días por lo que las cosas del Demonio Radio continuaban tal y como su dueño las había dejado.

Quizá hubiera sido interesante convivir con Alastor, podría apostar que seguro era mucho más carismático que Seviathan.

—Es una verdadera lástima. —Dijo finalmente poniéndose de pie y con un ademan de sus manos desapreció todas las cosas que pertenecían a su hija. —Te preferiría a ti como yerno que al idiota de Seviathan, Alastor. Qué injusto es el destino. —Se lamentó antes de salir de la habitación.

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Alastor despertó de pronto, miró a su alrededor al, a primera vista, desconocer la habitación en la que se encontraba. Finalmente recordó que estaba en la habitación principal del castillo. Octavia ya no estaba en la cama, agudizó más sus orejas para averiguar si es que la chica se encontraba en el baño, pero solo encontró silencio.

Se sentía cansado. El sueño lo había vencido en algún momento pero no había sido reparador, todo el tiempo se mantuvo tenso. Tal vez se tenía que hacer a la idea que así serían sus siguientes noches hasta que se acostumbre a la presencia de Octavia. Quizá un baño le ayudaría a relajar sus músculos.

Salió de la cama y se dirigió a tomar un baño.

Era un nuevo día y él no podía defraudar a sus súbditos.

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En la mansión Von Eldritch, Hellsa despertó por el timbre de su Hellphone. Molesta lo buscó por toda la cama hasta que lo encontró, pero ya no alcanzó a responder. Velvet la había llamado. A los segundos recibió un mensaje de la misma.

Asunto: Necesito hablar contigo.

Hay algunas cosas que necesitamos hablar contigo y tu hermano, llámennos o vengan a hablar con nosotros.

ES URGENTE.

Hellsa elevó una ceja.

—Si es tan importante me lo pudo haber dicho por mensaje… —Se quejó mientras se recostaba de nueva cuenta dispuesta a volver a dormir.

Seviathan entró a la habitación sin avisar.

—Levántate, Hellsa. —Ordenó. —Acabo de hablar con Vox y tienen algo importante que decirnos sobre el plan.

—Cómo joden con el maldito plan… si fuera tan importante lo hubieran dicho en el mensaje… —Dijo mientras llevaba su almohada a su cara para poder seguir durmiendo.

—¿Eres estúpida? —Cuestionó mientras le arrebataba la almohada de la cara y la arrojaba a cualquier lugar. —Porque es importante es que no lo mencionan por mensajes.

—Ve tú y después me pones al tanto de lo que te dijeron…

—Me encantaría hacer eso, pero Vox me dijo que era importante que tú también vayas. ¡Levántate de una vez, maldita sea! —Perdió la paciencia.

—¡No me grites idiota! —Respondió levantándose dispuesta a golpear a su hermano, Seviathan la esquivó sin problema.

—Ya estás más que despierta. —Se burló con una sonrisa maliciosa. —Tienes 5 minutos para prepararte e irnos. Te lo advierto, Hellsa: no me hagas volver por ti. —Salió del cuarto.

Hellsa hizo una rabieta y se dispuso a buscar ropa limpia. Detestaba que Seviathan le diera órdenes pero tampoco era como si pudiera desobedecerlo, por mucho que le pese él era mucho más poderoso que ella y podría hacerle mucho daño como cuando eran niños.

Más le valía a los Vees que de verdad fuera importante.

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—¿Vendrán? —Cuestionó Valentino mientras tomaba su café matutino.

—Seviathan me aseguró que sí. —Respondió Vox. —¿Estás segura que no prefieres ir tú a visitar a Octavia, Velvet?

—Alastor nos detesta, Voxie. Estoy segura que estará mucho más alerta si yo voy que si va Hellsa.

—Sí, puede que tengas razón…

—Esperemos a que lleguen los Von Eldritch.

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Charlie había terminado el recorrido del hotel más rápido de lo esperado, Razzle, Dazzle y Jingzi la habían ayudado, Jingzi de hecho estaba muy animada, probablemente por la visita de Umbra aunque no le había dicho nada, tal vez por petición de Umbra, no era descabellado pensar que Alastor le ordenó a Umbra que no se cruzara con ella, después de todo era obvio que él ya no la quería volver a ver.

Se dirigió a la cocina y se encontró con la encantadora imagen de su padre cocinando el desayuno con ayuda de Niffty.

El olor le era familiar, eran los pancakes que su padre le preparaba desde que podía recordar, lo hacía siempre que podía pasar más tiempo en el castillo o cuando estaba triste y/o castigada por su madre por alguna travesura que hubiera hecho.

Papá… Pensó con ternura.

—¿Necesita que prepare más harina para los pancakes señor Lucifer?

—No, muchas gracias pequeña, creo que ya hemos preparado suficientes para todos los amigos de mi Manzanita. —Respondió dando un ligero toque en cabeza de la pequeña cíclope quien lo recibió con gusto.

¿Por qué? Se cuestionó mentalmente pues esa situación fue dolorosamente similar a una de las primeras veces que pudo sostener una conversación con Alastor.

FLASHBACK.

La sonrisa de Alastor le recordaba mucho a su papá. No solo su sonrisa, sus ademanes, un poco la manera de hablar, el porte…

¿Quieres decirme algo, Charlotte?

FIN FLASHBACK.

—¿Manzanita?

—¿Señorita Charlie?

Lucifer y Niffty la llamaron, la rubia se había quedado viendo a la nada mientras se perdía en el recuerdo de esos momentos con Alastor.

—Pa… ¡papá, Niffty! Buenos días. —Saludó alegremente cuando salió de su trance. —Perdón, ¿qué me decían?

—Te preguntaba si ya estabas lista para desayunar, Mazaneta... Pero, ¡mírate! —Exclamó admirando a su hija. —Te ves preciosa Manzanita… —Le decía mientras la hacía girar para poder mirarla mejor.

—Se ve muy bonita señorita Charlie. —Agregó Niffty.

—Gracias papá, Niffty… —Respondió tímida. —Mi mamá me ayudó a vestirme hoy.

—Ah… tu madre extrañaba hacer eso, pasaste mucho tiempo fuera del castillo… —Respondió Lucifer, Charlie hizo una mueca de tristeza. —¡Pero sonríe, querida! —Agregó mientras pellizcaba ligeramente una de sus mejillas. —Ahora estamos los 3 juntos otra vez.

FLASHBACK.

Sonríe, querida —dijo comenzando a secar las lágrimas que corrían por las mejillas de la princesa —recuerda que nunca estás completamente vestida sin una sonrisa.

FIN FLASHBACK.

—Ay mierda… —Se lamentó en voz baja Charlie.

—¿No te agrada la idea, Manzanita? ¿Muy grande para pasar tiempo con tus padres? —Cuestionó con gracia.

—¡No, no! Papá es solo…

—Es que usted se parece mucho al señor Alastor. —Dijo Niffty.

Lucifer hizo una mueca de disgusto.

—¡Niffty! —Regañó Charlie.

—Hay un nombre para eso, ¿no? —Cuestionó con diversión Lilith desde la entrada de la cocina. Charlie y Lucifer se giraron a verla, Lucifer continuaba con el gesto de desagrado y Charlie miraba suplicante a su madre para que no continuara. —De acuerdo, Charlotte. Pero no negarás que ese tal Freud sabía de lo que hablaba.

—Mamá…

—Ahora, ven, querido. —Lilith abrazó con cariño a Lucifer, quien seguía en shock, y comenzó a caminar con él rumbo al comedor, Niffty los seguía con las bandejas de pancakes. —Los amigos de Charlie ya están esperando por tus deliciosos pancakes.

—¿Cuál es el nombre? —Preguntó curiosa Niffty.

Complejo de Electra… —Respondió Lilith en voz baja hacia la pequeña cíclope mientras le guiñaba un ojo.

—¡No…! —Se lamentó pesadamente Lucifer al escucharla. Lilith y Niffty solo rieron divertidas.

Charlie sonrió también divertida por la situación, iba a seguirlos cuando miró de nuevo la cocina.

Vamos, Charlie… Fue solo poco más de un año, crearás nuevos recuerdos, no dejes que los actuales te atrapen. Se animó mentalmente y, con su ánimo renovado, se dispuso a ir a unirse al desayuno con sus amigos.

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En el Noreste del pentagrama Valentino, Vox y Velvet recibieron a los hermanos Von Eldritch.

—Bien, Vox, estoy aquí y traje a mi querida hermanita conmigo. ¿Qué es tan importante como para hacernos venir a primera hora de la mañana?

—Buen día, niños Von Eldritch. —Saludó con burla Valentino.

—"Y justo cuando la oruga pensó que era su final, se transformó en mariposa." —Respondió con sorna Seviathan. —Me agradabas más cuando Alastor te tenía amarrado. Mantenías tu boca cerrada.

—Wo, wo, wo… —Dijo mientras soltaba el humo rosado de su cigarrillo. —Tranquilo, Seviathan. ¿Por qué de mal humor tan temprano? ¿No somos amigos? ¿Mis chicas ya no te complacen? —Cuestionó Valentino.

—Lo que pasa es que Sevi no está de acuerdo con que usemos a su "linda princesa prometida" como carnada. —Respondió Hellsa.

—Oh, comprendo… —Valentino sonrió con malicia. —Pero, acaso ¿No quieres ser el príncipe azul… perdón, verde que la rescate?

—Ese es tu papel en el show, Seviathan. —Le anunció Vox mientras le entregaba un trago.

—¿No era el papel de Alastor? —Cuestionó Hellsa.

—Tenemos un mejor rol preparado para él, además, él tiene otra princesa que rescatar. —Respondió Velvet ahora ella entregándole un trago a Hellsa.

—¿Te refieres a Octavia? —Volvió a cuestionar Hellsa.

—¡Bingo! —Celebró Vox.

—A Alastor no le importa Octavia, la tiene ahí para mantener a raya a los Goetia. Solo hacerlo con el poder del anillo de Salomón iba a ser muy grosero. —Respondió Seviathan.

—Sí, eso puede ser cierto… —Concedió Vox.

—Pero es casi seguro que a Octavia sí le importa Alastor, tanto como para ponerse en peligro por él. —Dijo Valentino.

—Ese es tu papel, Hellsa. Tienes que averiguar cómo es la relación de Octavia con el Demonio Radio. —Dijo Vox.

—¿Por qué yo?

—Porque tú, queridita, eres de la generación de esas princesas y es mucho más probable que la pequeña Via te comparta "los secretos de su corazón" que a mí. Además, estoy en la lista negra de Alastor por ser amiga de estos, los Von Eldritch siguen siendo parte de la monarquía infernal, te recibirán en el castillo. —Respondió Velvet.

—¿Quieren que vaya y tenga una "charla de chicas" con Octavia?

—Y que dejes algunos de mis bichitos por ahí. —Agregó Vox.

—Alastor me matará si detecta uno solo de tus "bichitos".

—Tú decidirás si los liberas o no, evalúa la situación… —Dijo Velvet.

Seviathan rompió en carcajadas.

—Ah, lo siento… Mi hermana no es muy brillante leyendo situaciones. —Dijo apenas controló su ataque de risa. —Si aceptas un consejo de tu hermano mayor, evita a toda costa los "bichitos" Helly. Averigua lo más que puedas sobre la relación de Octavia y Alastor, enfócate en los detalles. —Le ordenó.

—No me digas qué hacer… —Le respondió de mala gana. —Entonces, al parecer soy la única con trabajo por hacer. —Dijo viendo a los demás presentes.

—Eres la editora del guion. —Animó Valentino.

—No queremos agujeros de trama. —Agregó Vox.

—Entonces, si entendí bien, no tendremos una princesa en apuros, sino dos: Charlotte y Octavia. —Resumió Seviathan.

—Y eso nos dará toda la ventaja sobre Alastor. —Comenzó a explicar Vox. —El maldito ciervo no sabrá qué hacer: ¿salvar a su querida Charlie a pesar de que esta le rompió el corazón? ¿O salvar a la princesa Goetia, su carta segura sobre 72 de los demonios más poderosos del infierno? Su elección no importará porque, si pierde otra vez, a la rubiecita, perderá el poco control sobre sí mismo que le queda. —Seviathan lo miró amenazante. —Tranquilo, no hablo de lastimar permanentemente a tu adorado tormento, sino de que Alastor pierda su lugar en su corazón y tú lo tomes de nuevo siendo su salvador. —Vox palmeó la espalda de Seviathan. —Admitámoslo, su golpe de estado no fue perfecto, dejó muchos cabos sueltos y eso se lo debemos a Charlotte Magne. En cambio, si pierde el control desde el inicio y pone la seguridad de Charlotte Magne por encima de Octavia Goetia, ni con el poder del anillo podrá mantener a raya la furia de los Goetia. ¡Es un ganar-ganar para todos!

—Y decían que yo era el donjuán… —Se burló Seviathan. —De acuerdo. Esperemos por lo que pueda averiguar mi querida hermanita y en base a eso afinaremos el plan de acción.