Capítulo 2
"Querida hermana, déjame hablar con el señor Collins y ver como solucionamos todo este asunto," dijo el señor Gardiner tomando la mano de su hermana para darle ánimo.
"Agradezco mucho tu ayuda, querido hermano. Pero yo y mis hijas debemos lidiar con esto. Tenemos que aprender a resolver nuestros problemas porque no podemos estar todo el tiempo molestándote. Tú tienes una familia e hijos de quien preocuparte," dijo la señora Bennet. Jane y Elizabeth estaban al lado de su madre para apoyarla en todo lo que fuera necesario, mientras Mary acompañaba a Kitty y Lydia.
El señor Collins entró a Longbourn con la cabeza en alto y mirada triunfante. Ahora todo aquello era suyo y no podía esperar a ser el nuevo Máster de Longbourn. Por su parte, Charlotte estaba allí para asegurarse que su esposo le informara a la señora Bennet cuando ella y sus hijas debían dejar el único hogar que habían conocido hasta ahora.
"Señora Bennet, queridas primas, sé que deben estar pasando por un momento difícil, pero creo que saben que debemos hablar sobre el futuro. Desafortunadamente para ustedes, ahora yo soy el dueño de todo esto y muy pronto deberé hacerme cargo de mis nuevas responsabilidades. Además…"
"Querido, por qué no le cuentas a la señora Bennet lo que te sugirió Lady Catherine," dijo Charlotte para interrumpir a su esposa. Ella sentía mucha vergüenza al ver cómo su esposo alardeaba en frente de la señora Bennet y sus hijas sin tomar en consideración que estaban de luto.
"Tienes razón querida. Lady Catherine en su infinita generosidad me sugirió que les diera unos meses para poder recuperarse de la pérdida de mi ilustre primo y para que puedan encontrar un lugar donde vivir. Además, mi querida patrona debe encontrar un nuevo párroco y yo no la puedo dejar sola después de todo lo que ella ha hecho por mí. Yo le debo mucho a Lady Catherine…"
"Así es, señora Bennte. Lady Catherine necesita a mi esposo por seis meses más. Entonces, ustedes tendrán por lo menos medio año para decidir donde quieren vivir y preparar la mudanza."
"Estamos muy agradecidas por vuestra generosidad. Sin duda alguna, seis meses es tiempo suficiente para poder encontrar un lugar donde vivir," dijo Jane con su habitual gentileza.
"Muchas gracias, Charlotte," agregó Elizabeth. Ella sabía que probablemente su amiga había sido la que convenció al señor Collins de proporcionarles tiempo para adaptarse a su nueva vida.
"Como hombre de Dios, es mi deber ser piadoso con aquellos menos afortunados que yo. Pero no quiero que mal entiendan o abusen de mi inmensa generosidad," dijo el señor Collins. Luego mirando a Elizabeth desafiante agregó, "Mi procurador y yo haremos inventario de todo lo que hay en la casa y pertenece a esta finca. Además quiero tener acceso a los libros de contabilidad y recibir mensualmente un informe detallado de las finanzas de mi propiedad. Demás está decir que espero que no abusen de mi generosidad y…"
"No se preocupe, señor Collins. Mis hijas y yo no tenemos interés en llevarnos nada que no nos pertenece. Además, intentaremos irnos lo antes que podamos," dijo la señora Bennet sin poder evitar llorar.
El señor Gardiner estaba indignado ante la falta de humanidad de aquel hombre, pero fue el señor Phillips quien lo puso en su lugar.
"Señor Collins, me parece de muy mal gusto que a menos de una semana de la muerte de mi hermano Bennet usted venga a importunar a su viuda e hijas. Precisamente porque es un hombre de Dios debería mostrar más decoro."
"Yo creo que he sido bastante justo y paciente…" intentó explicar el señor Collins, pero el señor Gardiner lo interrumpió.
"Señor Collins, mi hermano Phillips y yo nos encargaremos de mantenerlo informado sobre el movimiento de Longbourn. Cualquier duda que tenga, por favor diríjase a nosotros.
"Está bien, así lo haré. Pero ahora debo hablar con mi procurador que me está esperando en el vestíbulo. Comenzaremos hoy mismo a hacer el inventario y revisar los libros de contabilidad."
"Yo los acompañaré," dijo el señor Phillips.
Una vez que el señor Collins salió del salón, Charlotte se disculpó con sus amigas y le ofreció sus sinceras condolencias a la señora Bennet. Desafortunadamente, su esposo hizo todo lo posible por recordarles a las mujeres Bennet que aquella casa ya no les pertenecía y que él era el nuevo dueño de todo.
Aquella noche, cuando la casa estaba en silencio y todos estaban durmiendo, la señora Bennet se encerró en el estudio de su esposo por varias horas para pensar y recordar todos los bellos momentos de su vida. Ella se sentía exhausta, pero no lograba quedarse dormida cansada de llorar y pensar en el futuro.
"Querida, creo que debes ir a descansar," dijo la señora Gardiner a su cuñada.
"Tienes razón, Madeline. No saco nada con seguir pensando una y otra vez en lo mismo. Ahora debo enfocarme en el futuro."
"Has sido muy fuerte, Fanny, y te admiro mucho por como has logrado llevar toda esta situación. Creo que tus hijas también están orgullosas de ti."
"Eso espero, Madeline. A ti no te puedo mentir, estoy aterrada de pensar en el futuro y necesito más que nunca de tu consejo y ayuda. Gracias por ayudarme a ver la realidad. ¿Sabes? Creo que ese horrible señor Darcy y las arpías hermanas del señor Bingley me hicieron un favor… No sé qué hubiera sido de mí si es que mi marido hubiera muerto pensando que se casó con una boba sin remedio," dijo la señora Bennet.
"No digas eso, querida."
"Lo digo porque es verdad. Madeline, el señor Bennet y yo logramos conectarnos y…" la señora Bennet no pudo seguir hablando porque comenzó a llorar.
"Es hora que te vayas a dormir, Fanny."
"Lo sé, pero antes, Madeline… Por favor prométeme que me ayudarás a seguir aprendiendo, que puedo contar con tus sabios consejos cuando no sepa qué hacer..."
"Por supuesto, querida. Puedes contar conmigo para lo que necesites, pero por favor, ve a descansar," dijo la señora Gardiner. Luego, ayudó a su cuñada a ir a su cuarto y la acompañó hasta que se quedó dormida.
El señor Gardiner había regresado a Londres para atender sus negocios, pero la señora Bennet y los niños se quedaron unos días más acompañando a la familia.
P&P
Dos semanas después…
"Lizzy, no necesitas hacer eso, tu tío y yo veremos la forma de…"
"Mamá, ya conversamos de esto. El poco dinero que mi padre logró ahorrar alcanzará para alquilar una propiedad para ti y mis hermanas. Si yo consigo un empleo, eso me permitirá ayudarte con los gastos de tu nueva casa. Tío Gardiner tiene una familia que cuidar y proteger y no es justo que tenga que asumir otra responsabilidad," explicó Elizabeth.
"Oh, querida, eres una hija maravillosa. Gracias por querer ayudarnos a mí y a tus hermanas. Yo sé que tú eres fuerte y que puedes superar cualquier obstáculo porque te pareces mucho a tu padre. Pero Jane, mi pobre hija tan delicada tendrá que trabajar…" la señora Bennet no pudo seguir hablando porque se puso a llorar.
"Pienso igual que tu, mamá. Por eso le dije a tía Gardiner que Jane debía aceptar trabajar para la señora Smith. Ella es una buena amiga de mi tía y Jane estará segura con ella. Yo puedo buscar trabajo, tío Gardiner dice que conoce una muy buena agencia de empleos que puede ayudarme a encontrar una posición con una buena paga y con personas que me traten bien."
"Espero que todo esto sea sólo por breve tiempo y que de alguna forma podamos encontrar una solución para esta tragedia que estamos viviendo," dijo la señora Bennet y abrazó nuevamente a su hija.
Jane había escuchado parte de la conversación entre Elizabeth y la señora Bennet, y estaba aún más resuelta a encontrar una solución definitiva a todas las dificultades de su familia. Aunque ella había aceptado trabajar para la señora Smith, el real propósito de su viaje a Londres era otro. Ella deseaba contactar a Louisa y Caroline e intentar ver al señor Bingley. Ella estaba enamorada de él, y si él la quería, tal vez se compadeciera de su situación y quisiera ayudarla. Jane no perdía la esperanza de poder casarse con el hombre que amaba y que Netherfield fuera un nuevo hogar para ella y su familia.
Finalmente, la señora Bennet y sus hijas menores se despidieron de Jane, Elizabeth y la señora Gardiner. La separación fue triste, pero todas las mujeres Bennet prometieron escribirse y mantenerse en contacto. Ellas tenían la esperanza de que algún milagro ocurriera y muy pronto pudieran estar juntas.
P&P
"Madre, ¿estás segura que Darcy está de acuerdo y no estás tomando decisiones sin su aprobación?" preguntó Richard. Él sabía que su madre a veces podía ser un poco entrometida.
"¿No dijiste que estabas atrasado para tu cita con el General Sullivan? Hijo, no me gusta cuando cuestionas mis decisiones. Sé muy bien lo que estoy haciendo, y tú como tutor legal de Georgiana debes apoyarme," replicó la Condesa.
Richard besó a su madre en la mejilla y se despidió porque no quería llegar tarde a su cita. Tal vez su madre tenía razón y él y su primo no sabían qué era lo mejor para Georgiana. Después de lo ocurrido con la señora Younge era mejor no dejar nada al azar.
Cuando la Condesa se enteró que la señora Annesley dejaría el puesto de dama de compañía de Georgiana se ofreció para hacerse cargo de seleccionar a la nueva empleada. Aunque Lady Margaret no conocía los detalles sobre lo ocurrido con la señora Younge, ella sabía que no había cuidado a Georgiana como debía. Luego, su sobrino Darcy escogió a una señora muy educada y cariñosa, pero que no ayudó a Georgiana a superar su timidez o a salir de su encierro. Por eso, ella pensaba que lo mejor era contratar a una dama más joven que ayudara a su querida sobrina a disfrutar un poco más de la vida y ser menos temerosa de interactuar con el mundo.
Elizabeth respiró hondo y le agradeció a su tío por acompañarla hasta aquel lugar. La agencia de empleo la había enviado a aquella dirección donde pasaría toda la tarde en una entrevista para ver si era la persona más adecuada para la posición. Si conseguía el empleo, el salario que recibiría sería mucho más de lo que ella esperaba y le permitiría no sólo ayudar a su madre sino también ahorrar. Cuando Elizabeth vio la elegante mansión supo que aquella familia debía ser muy rica, pero no conocía más detalles.
Después de despedirse de su tío, Elizabeth caminó hacia la puerta de entrada y golpeó a la puerta. Un elegante mayordomo la recibió y le dijo que Lady Margaret. Luego la acompañó hasta un elegante salón donde una señora muy elegante la recibió con mucha amabilidad.
"Muchas gracias por venir, Elizabeth. Yo soy Lady Margaret y te pedí que vinieras porque estoy buscando una dama de compañía para mi querida sobrina. Por favor siéntate para que podamos conversar."
"Muchas gracias por la oportunidad, mi Lady. Como usted sabe, mi nombre es Elizabeth Bennet. Estoy a su disposición."
Después de que ambas damas se sentaron y una criada les sirvió una taza de té, la Condesa hizo la primera pregunta. Ella notó que Elizabeth llevaba un vestido negro y creyó intuir la causa por la que estaba allí. "Lo primero que deseo saber es la razón por la que una señorita como tú se vio forzada a buscar empleo."
"Entiendo, mi Lady. La verdad es que mi vida sufrió un cambio muy abrupto desde que mi padre falleció hace un poco más de un mes." Elizabeth le contó a la Condesa que el primo de su padre heredaría la hacienda que había sido de su padre y que su madre y cuatro hermanas se habían quedado con muy poco para sobrevivir.
"Lo siento mucho, Elizabeth. Pero déjame decirte que te admiro por lo que estás haciendo por tu madre y hermanas. Pero cuéntame un poco más de ti, de tus gustos, lo que disfrutas hacer y tus talentos."
"Me gusta mucho leer y sé bastante de historia, me gusta la poesía e incluso he leído mucho sobre filosofía. Mi padre me enseñó todo lo que había aprendido en Oxford. Además, puedo bordar bastante bien y tocar el piano, aunque no tan bien como debiera."
"¿Y por qué crees que deberías tocar mejor el piano?" preguntó la Condesa curiosa.
"Porque el maestro que tuve cuando era niña me dijo que era bastante talentosa, y si le soy sincera mi Lady, nunca he tenido dificultades para memorizar piezas musicales. El problema es que no tengo la paciencia que se requiere para practicar constantemente."
"Y por qué no?"
"Porque siempre me ha gustado pasar tiempo en contacto con la naturaleza. Me gusta mucho caminar y disfrutar la vida que hay fuera de casa." Elizabeth se sintió muy a gusto con Lady Margaret y le contó muchas anécdotas de su infancia y como había sido su vida en Meryton.
La Condesa estaba fascinada escuchando a Elizabeth. La chica no sólo era muy entretenida, sino que además tenía un encanto natural y una sonrisa contagiosa. Sin duda alguna, alguien como ella era lo que su sobrina necesitaba. Alguien lleno de vida que la animara a hacer cosas distintas y que lograra hacerla vencer esa timidez que muchas veces la paralizaba.
Después de casi dos horas, la Condesa decidió que Elizabeth era la persona adecuada. Ella había entrevistado otras dos señoritas, pero ninguna de ellas tenía la clase y distinción de la señorita Bennet. Pero antes de tomar la decisión final, Elizabeth debía pasar una prueba más.
"Elizabeth, ¿puedes venir mañana a la hora del té? No te preocupes por el transporte, mi cochero y una de mis sirvientas irán por ti. Quiero que conozcas a mi sobrina antes de tomar una decisión final."
"Por supuesto, mi Lady. Y le agradezco que me ofrezca transporte porque mi tío estará ocupado mañana y no puede acompañarme."
Después de casi tres horas y de conversar de muchas cosas, el señor Gardiner llegó a buscar a Elizabeth y ella regresó a Cheapside. Cuando entró a casa, vio a Jane conversando con la señora Smith. A la semana siguiente, Jane se iría a vivir con ella.
Aquella noche tanto Elizabeth como Jane estaban muy melancólicas. Al día siguiente, Jane tenía planeado ir a visitar a Louisa y Caroline y estaba muy nerviosa por esa razón. Por su parte, Elizabeth sabía que muy pronto ella y Jane se separarían y no se verían en mucho tiempo.
"Buenas noches, Jane," dijo Elizabeth.
"Buenas noches, Lizzy," replicó Jane y abrazó a su querida hermana.
Ambas se quedaron dormidas abrazadas sabiendo que muy pronto todos esos momentos juntas no serían más que un lejano recuerdo.
P&P
Elizabeth había intentado iniciar una conversación con Georgiana pero ella sólo se limitaba a asentir. La pobre chica se había presentado y Elizabeth ni siquiera pudo escuchar su nombre. Sin duda alguna, la sobrina de Lady Margaret no se parecía en nada a su tía. Aunque era una chica amable era demasiado tímida e incapaz de mantener una conversación.
A Elizabeth le dio mucha pena ver tan incómoda a esa pobre niña por lo que decidió hablarle un poco de ella y su familia para ver si eso la animaba un poco. "Bueno, me gustaría contarte que tengo cuatro hermanas, por lo que puedes asumir que tengo mucha experiencia lidiando con chicas."
Georgiana levantó la cabeza y dijo, "yo sólo tengo un hermano."
"A mí me hubiera encantado tener un hermano," dijo Elizabeth. Ella no pudo evitar pensar que si hubiera tenido un hermano, probablemente ni ella ni sus hermanas tendrían un hogar.
"A mí me gustaría tener una hermana…" dijo Georgiana. Luego, se ruborizó y agregó, "pero tengo el mejor hermano del mundo."
"Me alegro mucho por usted. Yo también quiero mucho a mis hermanas, aunque debo decir que en más de una ocasión mis hermanas menores me han colmado la paciencia."
"¿Por qué?" preguntó Georgiana con curiosidad, pero inmediatamente agregó, "Disculpe, no quise ser indiscreta."
"No eres indiscreta, no te preocupes. Déjame contarte algunas de las travesuras de mis hermanas y quiero que me des tu opinión, claro, si te interesa."
"Sí, me interesa," dijo Georgiana. Luego, agregó, "es que yo nunca he tenido la oportunidad de conocer otras chicas… Yo…"
Elizabeth vio incómoda a Georgiana y para evitarle el mal rato comenzó a contarle como era un día típico en la familia Bennet. Al principio Georgiana no podía creer que existieran chicas con tanta energía, pero luego sin darse cuenta, comenzó a reírse con las anécdotas e incluso a hacer algunas preguntas.
Cuando la Condesa se acercó al salón para ver cómo estaba su sobrina, se sintió satisfecha al escuchar como estaba conversando animadamente con Elizabeth. Sin duda alguna, ella era la personas que Georgiana necesitaba en su vida, alguien que la animara y sobre todo, la acompañara y guiara en los meses antes de su debut en sociedad.
Cuando el mayordomo anunció a su sobrino, la Condesa le dijo que lo llevara al estudio porque necesitaba conversar con él. Ella no deseaba que interrumpiera la animada conversación.
P&P
Louisa y Caroline estaban muy sorprendidas cuando el mayordomo les anunció la visita de Jane. Afortunadamente, el señor Bingley pasaría la tarde en el club con el señor Darcy y otros amigos. Pero ellas no podían correr el riesgo de que se encontrara con Jane por lo que decidieron recibirla por diez minutos, decirle que tenían algo que hacer y esperar que se fuera. Ellas necesitaban saber el propósito de aquella visita y asegurarse de que Jane no se atreviera a importunarlas nuevamente.
"Querida Jane, qué gusto verte," dijeron Louisa y Caroline. Ambas quedaron muy sorprendidas al ver a Jane vestida de azul oscuro, más delgada y bastante demacrada.
"Louisa, Caroline a mí también me da mucho gusto verlas. Han pasado muchas cosas desde la última vez que nos vimos," explicó Jane intentando contener la tristeza.
Louisa y Caroline invitaron a Jane a sentarse y luego, le preguntaron por cuánto tiempo pensaba quedarse en Londres. Jane no pudo evitar derramar algunas lágrimas y contarles que su padre había fallecido y que ella pensaba vivir de manera permanente en Londres.
"Nos da mucha pena todo lo que ha pasado," dijo Louisa.
"Y por supuesto, extiende nuestras sinceras condolencias a tu madre y hermanas," agregó Caroline. "Entonces, ¿tienes pensado buscar empleo?"
"Una amiga de mi tía estaba buscando una dama de compañía y viviré con ella. Pero…"
"Como te dijimos, querida, nos da mucha pena tu situación. Pero no estábamos esperando visitas y tenemos otro compromiso," dijo Louisa y miró a Caroline.
"Así es, querida. Iremos a tomar el té con nuestra querida amiga Georgiana Darcy. Más tarde, nos encontraremos con Charles en Casa Darcy… él y Georgiana son cada día más amigos. Ella es una chica tan elegante y sofisticada…" dijo Caroline
"Y tiene una dote de treinta mil libras y es sobrina de un Conde," agregó Louisa.
"Amigos como los Darcy es lo que nuestro hermano necesita para consolidar su posición en sociedad. Él lo sabe muy bien, y también sabe que es la cabeza de la familia Bingley y debe cumplir con su deber de avanzar nuestros intereses," concluyó Caroline.
Jane había madurado mucho en el último mes y entendió perfectamente lo que las hermanas del señor Bingley le estaban diciendo. Ella sabía que la pequeña ilusión que aún albergaba en su corazón ya no existía y debía asumir su nueva realidad. "Entiendo perfectamente, y sinceramente les deseo lo mejor a ustedes y a vuestro hermano. No deseo interrumpir sus planes y les agradezco mucho que me hayan recibido."
"Somos nosotras las que te agradecemos por entendernos," dijo Louisa sintiendo un poco de pena.
"Te deseamos lo mejor en tu nuevo empleo, y bueno, que hayas comprendido que en tu nueva situación una amistad entre nosotras es imposible. Adiós, Jane," dijo Caroline implacablemente.
Jane sintió ganas de llorar pero contuvo las lágrimas. "Adiós."
Jane se retiró del cuarto y Louisa se sintió un poco culpable. Pero comprendió que Caroline había hecho lo correcto alejando para siempre a Jane de su hermano.
"Me imagino a Eliza trabajando de institutriz de unos niños malcriados. Como me gustaría verla y reirme en su cara, estoy segura que toda esa impertinencia abominable y autoseguridad se le van a terminar muy pronto," dijo Caroline riendo.
"A mí igual me da un poco de pena por ellas, pero no estoy dispuesta a sacrificar a nuestra familia por ayudar a esa familia," dijo Louisa.
Mientras tanto Jane corrió por varias cuadras para poder pasar la pena que sentía. Una vez que se tranquilizó, buscó un carruaje que la llevara de regreso a Cheapside. En el camino se secó las lágrimas y se prometió que no perdería más su tiempo llorando por falsas ilusiones.
'Lo único importante ahora son mis hermanas y mi madre. Todo lo que haga de aquí en adelante será pensando en ellas," pensó Jane y se secó las últimas lágrimas que derramaba por el señor Bingley.
P&P
"No sé tía, yo prefiero que Georgiana tenga una acompañante con más experiencia, y por supuesto con algunos años más," dijo el señor Darcy incómodo.
A él no le gustaba que su tía hiciera cosas a sus espaldas. Se suponía que ambos iban a entrevistar a posibles candidatas y decidir cual era la más apropiada para el puesto. Pero su tía había entrevistado a tres candidatas e incluso ya había preseleccionado a una.
"Darcy, tu hermana necesita no sólo alguien que la guíe y acompañe. Además, ella necesita una amiga, alguien que la acompañe en quien confiar y sobre todo, alguien con quien pueda hacer cosas divertidas. Tú eres inmensamente rico y puedes contratar maestros que le enseñen como perfeccionar su interpretación del piano, a pintar, protocolo y todo lo que quieras. Pero ninguna de esas personas podrá conectarse con el alma de tu hermana. Yo no sé qué pasó en Ramsgate, pero desde que Georgiana regresó de allí está aún más tímida y cerrada en sí misma. Si no hacemos algo, ¿qué crees que va a pasar en próximo años cuando tu hermana tenga que debutar en sociedad? ¿Cómo crees que va poder enfrentar los rumores, los chismes y a la tropa de mujeres que se acerquen a ella para llegar a ti?"
"Tía, yo… Yo trato de hacer participar a Georgiana en todo lo que hago. Incluso he intentado que las hermanas de algunos de mis amigos le ayuden a…"
"Pero como no te das cuenta que esas mujeres, sobre todo esa señorita Bingley sólo se acercan a Georgiana para congraciarse contigo… ¿O no te has dado cuenta?"
"Bueno, supongo, pero… Tía, ¿crees que una dama de compañía a quien le voy a pagar un excelente sueldo es la solución? Para esa señorita estar con mi hermana será un trabajo y nada más."
"Te equivocas, Darcy. La señora Annesley sinceramente quería lo mejor para Georgiana, pero debido a la tremenda diferencia de edad, tu hermana la veía como a una tía. La señorita que he entrevistado se ve muy cariñosa y se nota que tiene buenas intenciones. Ella perdió a su padre y se vio forzada a buscar empleo para ayudar a su madre y hermanas."
"No sé, no estoy convencido…"
"Vamos al salón, déjame que te la presente, habla con Georgiana y después tomaremos una decisión," dijo la Condesa enfáticamente.
El señor Darcy sabía que su tía podía ser muy terca cuando se lo proponía y para evitar seguir discutiendo aceptó. "Está bien, pero espero que después de conocerla, me dejes hablar con ella."
"Como quieras."
El señor Darcy y la Condesa caminaron rumbo al salón donde estaban Elizabeth y Georgiana. A ambos les sorprendió mucho escuchar que Georgiana parecía estar riendo.
Cuando el señor Darcy entró al salón vio a su hermana sonriendo y hablando con cierta naturalidad. "A mí también me gustan mucho las manzanas."
"¿Y le gusta la tarta de manzanas?" preguntó Elizabeth.
El señor Darcy no tuvo tiempo de reaccionar, cuando escuchó una voz que sonaba familia. Él no podía ver el rostro de la señorita que hablaba con su hermana porque estaba de espaldas.
"Elizabeth, querida, ven por favor y déjame que te presente a mi sobrino."
Elizabeth escuchó la voz de la condesa, se puso de pie y se volteó. Ella quedó muy sorprendida al ver cómo aquel hombre la miraba.
"Sobrino, ella es la señorita Elizabeth Bennet. Elizabeth, este es mi sobrino y hermano de Georgiana, el señor Fitzwilliam Darcy," dijo la condesa sonriendo sin entender por qué su sobrino se había quedado sin habla.
P&P
Gracias a todos los que dejan comentarios y siguen la historia con entusiasmo.
Además, quiero agradecerles a todos los que han leído la historia "Missing" de Miranda Flan que mi hija publicó hace dos semanas en K y KU. Realmente aprecio su apoyo.
Finalmente, quiero recordarles que para poder escribir capítulos largos y publicar periódicamente no edito. Por eso les pido que tengan paciencia si hay algunos (muchos) errores.
En el próximo capítulo, Jane conocerá mejor a la señora Smith mientras el señor Darcy deberá tomar una decisión.
¡Nos vemos pronto!
Saludos,
Yo
