Capítulo XVI
Clark salió del edificio, pensando en esa conversación, principalmente en que no respondió las cosas que aseguró Lex y todo porque estaba muy emocionado de ver del nuevo al mayor, se mesó los cabellos, preguntándose si siempre sería el tonto adolescente cuando estaba frente a Lex.
–... Lex " Fue lo más tonto que he dicho, nunca me he arrepentido de salvarte. No, Luisa no es mi novia. Nadie me pidió que viniera a verte, yo quería hacerlo. Siempre fuiste mi amigo, uno que me hizo la adolescencia más llevadera, tu padre fue un tonto por no ver que eres un hijo maravilloso, Lex no quiero que te vayas y... ¿Me perdonas por todo?"
En esa ultima parte de su monologo, la frustración se convirtió en tristeza, en una muy profunda al saber que Lex lo echó de su vida, aburrido de su inexperta juventud y los errores que cometió, no lo culpaba, después de todo el mayor estaba acostumbrado a rodearse de gente inteligente y que le aportaba algo a su vida. Clark se giró a ver el edificio y suspiró, puede que haya salvado varias veces a Lex, pero del mismo modo esos problemas se los llevó él a su puerta, en conclusión: estaban a mano. Ya no serían amigos y al sentirlo real, se arrepintió de esos berrinches en que lo gritó a los cuatro vientos.
Regresó a su casa, decidió que por ese día su trabajo en el Planeta ya había terminado, pues no esperaría por Luisa, aún se encontraba molesto por la interrupción de la chica en ese encuentro con Lex. Y bueno si seguía pensando de ese modo, culpando a otros por sus errores nunca crecería verdad.
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Lex terminó su baño relajante y se colocó un albornoz para leer un poco antes de pedir la cena o esperar a Duncan. Se concentró tanto en su lectura, que no se dio cuenta cuando el ocaso dio paso a la noche, si no hubiera sido porque su estomago vacio se quejó. Lex vio su reloj y se sorprendió de la hora. Marcó el servicio a cuarto para pedir la cena, luego le marcó al cuarto de Duncan.
–¿Si?
–Oye ¿No piensas cenar?
–Oh... si, ya voy.
Lex colgó y esperó por Duncan, pero antes salió al pasillo y al ver a sus guardias FitzGerald, ordenó.
–Maroon vayan a cenar. No hay peligro aquí.
–Pero señor Luthor.
–Es una orden y de verdad no hay peligro, con el sistema de seguridad que colocamos pueden ver las cámaras desde su teléfono.
Los hombres grandes asintieron, pues si podían vigilar a Lex y cenar, estarían más tranquilos.
Los guardaespaldas se fueron y al mismo tiempo Duncan salió de su cuarto y fue hasta el de Lex, entró y vio a su amigo acomodando su libro.
–¡Wow hubo ducha eh!
–Obviamente estaba algo cansado y...
–No quiero escuchar los detalles, menos si ya encargaron al hermanito de Jules.
–¡¿De que hablas Allenmeyer?!
–Como que de qué, pues del otro padre de tu hijo viniendo a verte de incognito y...
–No inventes en esa loca cabeza tuya. Clark solo vino a... a preguntar por que no vine al funeral del pobre Lionel.
–…
–¿Qué esperabas?
–No eso.–dijo decepcionado Duncan.
–Clark tiene novia o novias o prometida, no lo sé, algo de eso. Además ya no hay nada entre nosotros.
–Si, lo dijiste, pero quise creer...
–Ven a sentarte no tarda la cena en llegar ¿Coma va todo?
–Ya casi termina, Solo quedan un par de negocios.
–Veo. Regresaremos a tiempo a St. Andrews.
–También lo creo.
El par de amigos cenó entre risas y bromas, para después irse a dormir.
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Lo supo por las noticias, supo que algo cambiaría por la muerte de Lionel, pero nunca creyó que todo acabaría. Deseaba salvar su Organización y eso requería que hablara con Lex y no lo había hecho desde esa ocasión en Navidad, verlo otra vez solo había sido alguna blanca mentira para ayudar a su causa. Ahora esas mentiras se volvieron en su contra, pues Lex sabría que fue una de las que ensució su credibilidad. Lana exhaló aire y se decidió, no importaba el resultado debía hablar con Lex y pedirle que no retirara el apoyo a Isis. Lana se arregló y vistió con elegancia sin olvidar la coquetería, usaría todas sus cartas si eso se necesitaba e incluso pediría disculpas.
Llegó a medio día al hotel y se anunció, no le pasó desapercibido que llamaron a un Licenciado Allenmeyer y no a Lex para anunciarla. esperaba que no le negaran esa entrevista.
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Para las ocho, Lex y Duncan ya estaban listos para terminar la subasta y para dar una ultima entrevista, y no solo para eso...
–¿Supongo que viste lo de las organizaciones que tu padre ayudaba?
–Mi padre nunca hizo algo desinteresadamente, y si, fue lo primero que revisé.
–Me resultó familiar un nombre en una de ellas.
–Me imagino que el de Lana Lang.
–Su organización es la Isis.
–La mantendremos, he realizado el contrato con Cummings.
–¿Por lo que está investigando?
–Por los que está ayudando, esos chicos y chicas me interesan. Mantenerlos vigilados es lo mejor, no quiero que luego se vuelvan peligrosos para mi hijo.
–Podrían ayudarlo.
–Dilo como es amigo mío, pueden ser sus ayudantes.
–Exacto.
–Ella no tardara en venir.
Dijo Lex, yendo a sentarse a la salita. Duncan lo siguió, pero antes sacó sus papeles y laptop para tenerlas a mano.
–¿Quieres que yo la atienda?
Con todo listo, Allenmeyer vio a su amigo y este respondió:
–Yo lo haré, no te preocupes.
No pasó ni media hora cuando los de recepción llamaron la suite y Duncan respondió.
–Oh si, déjela pasar. Luego de colgar le avisó a su amigo.
–Ella ya sube ¿Te dejo solo?
–No, me servirás como testigo, Lana es una princesita que puede hacer creer cualquier cosa a la gente y no quiero ser acusado de hacerle algo.
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La mujer de la recepción, colgó y vio a Lana.
–Puede pasar señorita Lang, es el ultimo piso.
–Gracias.
Lana subió al elevador, afortunadamente no hubo periodistas que la siguieran. Bajó en el piso que le dijeron y no se asombró de ver a los guardias del hotel junto con algunos más altos y fornidos que se acercaron a ella para guiarla hasta la puerta de la suite. Uno de ellos tocó y luego de que le dieran el permiso, abrió. Lana entró y avanzó siguiendo al hombre hasta la sala del lugar.
–Gracias Maroon.
Lana se quedó parada viendo a Lex que se encontraba sentado en el sillón individual, mientras había otro hombre joven en el otro sillón.
–Hola Lana.
–Lex...
–Siéntate.
Ofreció Lex y la chica aceptó.
–No te voy a insultar yendo por las ramas. Sabes que tu padre patrocinaba mi Organización y a lo que esta se dedica, lo que quiero saber es...
–Seguiré patrocinándola, pero tendremos un contrato.
Ella frunció los labios, pero Duncan le dio el contrato para que lo leyera.
–Tomate tu tiempo, no te voy a presionar, no quiero que digan que abusé de tu buena fe o que te obligué a corresponderme.
Ella comprendió el sarcasmo que estaba implícito en las palabras de Lex, pero no respondió, no debía hacerlo ¿O si?
–Los dos dijimos cosas que no eran ciertas.
–¿Lo crees?
–Si.
–Como quieras.
–Clark no sabía que fue engañado.
–Oh, ¿lo engañé?
–Era un adolescente y tú un adulto, él no sabía lo que hacía.
Lex sonrió, pero era una sonrisa burlona.
– Pobre granjero inocente.
Lana apretó los labios, pero ya no dijo nada y siguió leyendo el contrato. Cuando terminó, dejó los papeles en la mesita de centro y miró a los dos hombres frente a ella.
–No me parece bien que tenga que informarte sobre todos los casos, muchos de ellos no confían ni en mi y...
–Esa es principal clausula y definitivamente no la quitaré. Todo este tiempo mi imagen ha sido usada para cosas que nunca hice. Ni siquiera estaba en América, y no permitiré que eso siga pasando, más cuando usaré recursos de mi empresa para ello. Tómalo o déjalo.
–Podría encontrar a otros socios, no eres el único interesado en saber sobre los chicos de los meteoritos.
–Si los hay y si lo haces no te detendré, pero antes de entregar los papeles que mi padre tiene de Isis pondré a todos mis contadores y abogados a revisar letra por letra y metro por metro toda esa Organización, lo que podría llevar años.
Lana miró a Lex y ambas miradas fueron retadoras, pero al fin y al cabo ella estaba en desventaja.
–¿Y de verdad no me pedirás explicaciones de los gastos?
–Esenciales, nada más. No me interesa ser tacaño con algo como esto.
–En ese caso acepto.
Lex asintió y Duncan le entregó una pluma a Lana para que formara.
–No te veré mucho, de hecho si hay algo importante hablaremos vía satélite.
–¿Donde estarás?
–No tienes que saberlo.
Ella se despidió y cuando lo hizo Duncan esperó.
–Yo no quiero que esa chica me este vigilando en cada paso. No sé porque Lionel lo permitió. Obviamente no podrá hacerlo en St. Andrews, pero la pequeña sede de LexCorp que dejaremos aquí, podría ser vulnerable a sus cámaras.
–¿Qué harás?
–Haré que Jor-El se meta en sus sistemas para que controlemos todo, tampoco confío en que ella nos diga todo.
–Ella te odia.
––Nah solo está dolida porque ni ella se pudo quedar con Clark.
–Ese Clark levanta pasiones.
–Y que lo digas, ella, yo, en su momento, las dos primas y más que no recuerdo o no son importantes. Hasta sospecho un poco de Olliver.
–Queen no es gay.
–Yo tampoco lo soy.
Duncan vio con seriedad a Lex y luego se echó a reír.
–¿De que te ríes Allenmeyer?
–No eras pasivo, pero si un chico tenia un trasero bonito...
Lex sonrió divertido.–No puedo engañarte ¿verdad?
–Nop.
–Clark tiene un trasero hermoso, bueno todo él es hermoso.
–Oh cállate, que por pensar de ese modo tienes un hijo.
Los dos amigos se soltaron a reír.
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Al despertar escuchó los sonidos en la cocina y bajó veloz. Las figuras de sus padres lo recibieron como antes y Clark sonrió radiantemente.
–Regresaron antes.
–Anoche, pero no quisimos despertarte.
Respondió Martha al mismo tiempo que movía los huevos y el tocino.
Jonathan vestía como cuando cuidaba de la granja y Clark se sintió feliz.
–Los extrañé.
–Y nosotros a ti hijo. Espero tener un poco de tiempo libre, una semana para ser exactos, quiero revisar como está la granja.
–He buscado ayuda pagada, con mi sueldo y lo que tú aportas podemos hacerlo.–informó Clark.
–Que bien hijo, de eso quería hablarte, yo pagaré los gastos, tu sueldo es tuyo y deberías usarlo para vivir en Metrópolis.–informó Jonathan.
–¡¿Qué?!
Martha sirvió el desayuno y se sentó con ellos.
–Clark, es mejor que vivas en Metrópolis si vas a trabajar allá, así no harás el viaje hasta acá, podrían descubrirte.
–Bueno si, pero...
Jonathan agarró el brazo de su hijo:
–No te preocupes, vendremos lo suficiente para vigilar que los trabajadores cumplan, y si no tengo tiempo... Hijo, creo que esta familia no podía quedarse aquí para siempre, y si bien amo mi casa y granja, si puedo marcar una diferencia en el mundo quiero hacerlo y tú también deberías buscar tu lugar.
–Tal vez podría irme del país y regresar en unos años, como Lex.
–¿Lex Luthor?–preguntó Martha.
–Si. Él regresó de dónde sea que se haya ido.
–Y seguramente ya lo viste.–aseguró Jonathan.
–Si, lo entrevisté o mejor dicho saqué fotos, porque acompañé a Luisa a una conferencia que dio.
Martha vio a su hijo y notó algo que no decía.
–Lo viste después, como... antes.
Clark dejó su tenedor y negó.
–Lo vi, pero no como antes, él ya no es mi amigo, eso me lo dejó claro y es que se nota que está molesto por todo lo que dijeron que hizo y por... algunas cosas que le dije antes de que se fuera.
–¿Te dijo eso?–preguntó Martha.
–No exactamente, pero noté que ya no le interesa una amistad conmigo. Por lo menos eso los dejara tranquilos.–bromeó Clark.
–Oh Clark.–consoló Martha.
–Estoy bien mamá, nos alejamos antes de que se desapareciera, ya debería estar acostumbrado.
Jonathan tragó el bocado y acotó.–He escuchado que LexCorp se ha consolidado como una de las empresas más poderosas de Oriente y está subiendo en Europa.
–Estoy seguro que pronto lo logrará.
Afirmó Clark y para los Kent no pasó desapercibido el orgullo impregnado en esas palabras. Martha miró a Jonathan y este siguió.–Solo son rumores, pero si fueran ciertos, a Kansas le convendría que Lex regresará.
–¿Por qué papá?
–Entre los senadores, se ha escuchado de los avances médicos de LexCorp y todos los programas de ayuda que ha implementado en Escocia.
–¿Lex vive en Escocia? ¿Y tú lo sabías?–cuestionó Clark.
–Es un rumor hijo, porque también tiene sedes de LexCorp en Irlanda y en países asiáticos.
Martha comenzó a retirar los platos, pero Clark la detuvo para hacerlo él.
La conversación no continuó ya que Clark debía ir a trabajar. Los Kent se despidieron de él, en el porche.
–¿Está triste?
–Se le pasará.
–Lex fue muy importante para él, tal vez lo siga siendo. Jonathan no podemos esconder que no solo fue amistad.
–…Lex se irá y Clark lo olvidará.
–¿De verdad crees eso?
–Debo creerlo Martha, sino puedo arreglar ese lazo roto.
–¿Qué te hizo cambiar de opinión?
–Lionel.
–¿Lionel?
–Se esforzó tanto en ensuciar a su hijo y querer hacer todo por Clark que me replantee sus motivos y recordé que Lex incluso cuando estábamos compitiendo me dio información. Y lo más importante, en el senado he conocido tanta gente que juran ser buenos y son peores que los Luthor, no lo sé, hay muchas apariencias.
–Si, hay mucha gente mala que finge ser buena.
–¿Recuerdas, que quiso decirnos algo importante? y...
–No lo dejamos.
–Yo solo quisiera no haber sido tan intransigente.
Martha sonrió y lo abrazó, en el caso de Jonathan que aceptara eso, era todo un logro.
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Rumbo a su trabajo Clark pensó. Su padre sabía dónde probablemente estaba Lex durante esos años, sin embargo, nunca se le ocurrió mencionárselo ¿Tanto le desagradaba que Clark y Lex fueran cercanos? Entonces celebraron que Lex ya no lo considerara ni su amigo, verdad.
Al pensar eso, Clark se sintió muy solo.
…
