NO SOY DUEÑO DE INUYASHA. PERO SI SOY DUEÑO DE MIS HISTORIAS Y NO DOY PERMISO A NADIE A UTILIZARLAS.

HOLA DE NUEVO.

EN ESTE VIAJE LOS LLEVARÉ A UNA HISTORIA DIFERENTE, CON AVENTURAS, CONFLICTOS ROMANCE… UNA HISTORIA MUY DESDE EL FONDO DE MI IMAGINACIÓN. NO ES LA PRIMERA DE ESTE GÉNERO NI SERÁ LA ÚLTIMA, PERO ESPERO QUE SEA UNA DE LAS MÁS ENTRETENIDAS.

HUBO UNA FILTRACIÓN EN WATTPAD, ME HACKEARON LA CUENTA Y EL MAIL, YA NO ME PERMITE INGRESAR NI UTILIZAR MIS CONTRASEÑAS, OBVIAMENTE NO PODRÉ TERMINAR DE PUBLICAR NADA ALLÍ, A NO SER QUE ABRA OTRA CUENTA. LO CUAL VOY A PENSAR DOS VECES. SI ALGUIEN TIENE CUENTA ALLÍ, POR FAVOR DE VER ALGÚN MENSAJE DESAGRADABLE O ALTERACIONES EN MIS HISTORIAS, SEPAN DISCULPAR, NO SERÉ YO QUIEN ESTÉ DETRÁS DE AQUELLO. DESDE YA REITERO MIS DISCULPAS.

CON ALGUNAS DIFICULTADES PARA ESCRIBIR Y ACTUALIZAR, ESPERO SEPAN DISCULPAR LA DEMORA.

VAMOS POR UN 2024 LLENO DE ROMANCE Y AVENTURAS.

GRACIAS POR SU CARIÑO, TIENEN EL MÍO.

Capítulo 43

Los ancianos se ponían más y más nerviosos al ver que los principales Señores faltaban y no regresaban a la reunión.

Los tres salieron del dormitorio y se encontraron, más bien, se tropezaron con un Danaka que quedó atónito ante la vista impensada.

-"Ejjmmm, Señores…"

Sesshomaru asintió y así el general Tigre fue por delante como abriendo camino.

Mientras caminaban, al verlos, el personal de palacio, medio sonreía y reverenciaba a los hermanos Taisho y a su Señor.

Permaneciendo en reverencia hasta que ellos desaparecían en el largo pasillo para quedarse observando al grupo que se detenía frente a los grandes portales del gran salón.

La opresión del impresionante aura calló a todos en el salón. Y así se giraron para verlos ingresar.

Cada uno de los presentes contenía el aliento al observar al poderoso trío que ingresaba. Pero lo que más les llamaba la atención era la implícita advertencia que estaba frente a ellos.

Un Señor del Este vestido impresionantemente con su atuendo tradicional de sagrado, haori largo y hakama blancos con vivos dorados y motivos celestiales de oro y plata, con una faja bordó bordada en oro, sus katanas en la cintura y sobre su corazón el broche del Clan Higurashi y en su cintura junto a las katanas el broche del gran Inu Plata.

El mestizo del Oeste con el espectacular traje tradicional de Ken Higurashi y su katana en la cintura, digno prometido de la casa Cardinal del Este.

Miroku, Sango y Kohaku sonreían y reverenciaban al hermoso mestizo y Kikyou sentía su corazón salirse de su pecho de orgullo.

Pero lo que más impactó a los presentes fue un aterrador Daiyoukai, macho Inu pura sangre. Que ingresaba al recinto con cara de pocos amigos, su aura aplastante, su traje Protocolar de Señor Cardinal del Oeste, en su faja amarilla y morada de un lado sus katanas y del otro…

El hermoso broche del cielo símbolo inequívoco de la casa Cardinal del Este.

Noriko inspiraba sorprendida y muy halagada, la concurrencia toda se levantó de sus sitios y reverenció al poderoso Daiyoukai y a sus acompañantes.

Cosa que imitaron inmediatamente los Señores Feudales, en actitud de apoyo pero interiormente, se sentían desconcertados y temerosos.

Los miembros del concejo tragaron duro al sentir el enorme nudo que se formó en sus gargantas.

Las Casas de las Almas y de la Luna eran una sola familia, El segundo de Occidente se uniría a la poderosa Miko Kikyou y entonces la fusión de ambos clanes sería un hecho. Que el Señor de Oriente mostrara el broche del Gran Inu Plata era de esperarse, la amistad entre los fallecidos Señores anteriores era conocida por todos, pero lo más notorio era el apoyo de la Casa Cardinal del Oeste a la familia Higurashi al utilizar Sesshomaru el broche de las Almas del cielo en su cadera, ESO sí era llamativo.

Un miembro del clan de sagrados había atentado contra su vida! Y él los apoyaba de todos modos?!

Kami los ayude entonces ya que conspirar contra ellos era una sentencia de muerte segura.

Más de uno re pensaría sus estrategias…

¿Realmente deseaban tanto el poder como para arriesgarse a morir en manos del Heredero de Inu No Taisho?

La sorpresa también anidaba en las mentes de los aliados, entonces, Sesshomaru no estaba tan enojado con Kagome? Su traición no significaba nada?

La condenaría o la perdonaría a pesar de todo?

Usaba los símbolos del Este para calmar lo que estaba a punto de hacer?

Para aclarar toooodo lo que estaba sucediendo había inevitablemente que esperar.

De a uno los aliados retomaban sus asientos y Sesshomaru reconocía a la madre del Señor del Este asintiendo con su cabeza.

Noriko suspiraba con esperanza de que la nobleza de la sangre del General perro fuese más profunda que la confusión reinante.

En los calabozos…

Kagome mantenía sus ojos cerrados.

Liberaba su aura y sentía el de Sesshomaru resonar con la suya.

Su tristeza era tan grande que el aire de la celda se cubría del aroma de las hojas de otoño y el desierto al anochecer.

La benévola brisa nocturna del mar ingresaba y comenzaba a envolver al palacio y perfumaba con un fresco aroma a sal el enorme salón. Era muy difícil para los youkai presentes no inspirar profundo ante el refrescante abrazo del aire marino. Y también el leve y entristecedor aroma que teñía de otoño la frescura nocturna.

Sesshomaru sabía lo que era…

Kagome…

Mientras todos comían y conversaban en la enorme mesa, él miraba hacia la ventana donde alcanzaba a ver la luna, su pensamiento viajaba con su amada asesina, y su corazón lo seguía.

En la puerta de su celda Kumazawa sostenía la guardia de la hermana de su amor secreto.

Casi mareado con el aroma de su pena, la cuidaba como a la joya más preciada.

Su corazón de gran oso le molestaba porque sabía que la sacerdotisa no dormía desde que estaba encerrada en la celda. De a ratos dormitaba pero eso solo sucedía después de que sus primas o alguno de los miembros de confianza de su grupo vinieran con novedades positivas acerca del Señor del Oeste.

Apenas tocaba la comida que le traían, lo suficiente como para sobrevivir. Solo bebía agua.

Tan hermosa como la había conocido, ahora muy delgada y macilenta, presentaba profundas y oscuras ojeras que a pesar de ser muy evidentes, no alcanzaban para opacar su admirable belleza. Ella era la viva imagen del Señor del Este, sólo que sus ojos eran dos abismos, profundos, azules casi negros.

La mirada de Souta era cálida, como las castañas tostadas que comía en invierno cuando era un osezno. Los de ella eran fríos, misteriosos, bellos sin dudas, pero las avellanas le gustaban mucho más.

-"Kumazawa San"

La dulce y casi inaudible voz de la joven lo despertaba de su ilusión. Otrora tan melódica y alegre ahora se escuchaba desdibujada y sin fuerzas

-"Hai mi Lady"

-"Lord Taisho…"

La mirada temblorosa y suplicante de ella le hizo saber lo que deseaba averiguar.

-"Está muy bien, representando a la Casa de la Luna en la cena protocolar en este momento por lo que sé"

El alivio le cayó sobre el cuerpo y la joven por primera vez en días sintió su cuerpo relajarse y pedirle descanso.

-"Arigatò …"

Y sin decir otra palabra regresó a sentarse en la colchoneta que hacía las veces de cama en el suelo a mirar por la mínima ventana y soñar despierta con la promesa que le había hecho su amado aquella vez cuando se despidieron en Hakurei y encontrar si fuera posible una solución a su gran problema.

Ahora ya sabía, que su amor estaba bien, y recuperado. Ya estaba lista para aceptar su destino.

-"Creo que dormiré un poco ahora…"

El enorme youkai oso se volteaba a verla.

-"Descanse Kagome Sama….Yo la cuidaré"

Y así, la joven Miko se recostaba de lado y se acurrucaba casi en posición fetal.

Sus respiraciones se volvían serenas y rítmicas y el gran kuma suspiraba mientras la observaba iluminada por algunos rayos de luna que se colaban por el pequeño tragaluz.

Suspirando y negando con la cabeza, sentía mucha pena por el destino de ella, ya que su Señor Sesshomaru no era un youkai que se caracterizara por su misericordia.

Se preguntaba acerca de lo que sucedería en los próximos días ya que el gran youkai Inu ya se encontraba recuperado.

Recordando la manera en la que el macho Inu había intentado jugar con los sentimientos de los gemelos, Yuuta Kumazawa apretaba la empuñadura de su katana, ofuscado por lo injusto de la situación.

-"Si el Señor Inu No Taisho supiera lo que hace…Se revolcaría en su tumba…"

-"Lo que hace quién…"

La profunda voz sacudió las entrañas del gran oso que se escuadró de inmediato

-"Mi Lord!"

-"Hn…"

Los ojos dorados se cruzaban con los cafés del enorme Kuma youkai que estaban teñidos de reproches…

-Flash Back-

Sesshomaru se había levantado en medio de la cena y comenzó a caminar hacia las mazmorras- Rápidamente, los ancianos y los aliados corrieron para alcanzarlo. No deseaban que ingresara a los calabozos solo, temían lo peor, el concejo que la mate sin estar ellos presentes y por su parte Inuyasha y los otros no deseaban que la mate…

Así fue, que seguido por una horda de personas y youkai, arribó a la entrada de las mazmorras.

Al llegar al lugar, escuchó murmullos.

Se había detenido en la entrada al escuchar al oso conversar con la joven. Deseaba saber de qué podrían estar hablando. Cuando escuchó la pregunta de Kagome acerca de su estado se decidió a ingresar.

Al verla tan desmejorada casi cayó de bruces. Tuvo que esforzarse en no arrancar las rejas de la celda y llevársela de allí porque detrás suyo estaban los concejales feudales muy exaltados y enojados con ella.

Debería demostrarse imparcial hasta desentrañar el tremendo desbarajuste que parecía todo ese entramado de sucesos extraños de los que había sido blanco en los últimos días.

-Fin flash Back-

Por supuesto que sabía a quién se refería su soldado, pero no podía culparlo, él a veces también se avergonzaba de su proceder, si acaso el gran oso se refería a su "asunto" con Souta, o su confusión con los gemelos…

Sin embargo, él ahora sabía que su confusión fue porque Kagome era el mismísimo Capitán Higurashi. Las imágenes del hermoso cuerpo en aquella poza de agua, la pálida y suave piel, le cantaba a sus instintos hiriéndolo en lo más hondo…

"Ella ha intentado asesinar a este Sesshomaru…"

Lentamente se acercó a las rejas. El jefe de los Señores Feudales intentó detenerlo, pero la bestia ya estaba asomando y al entrever los ojos muy rojos del Daiyoukai, decidió retroceder y dejar tranquilo al Lord Occidental.

Shimaru con sus ojos fijos en el menudo cuerpo que yacía en posición fetal entre la humedad y el frío de la celda apenas iluminado por la luz de la luna se sintió muy conmovido y ofuscado.

"La Miko nunca ha hecho nada sin tener un buen motivo, deberíamos preguntarle antes de juzgarla…"

La parte racional del Lord de la Luna respondía decepcionado.

"Ya para qué…"

"Conocemos a nuestra hembra…Si ella hubiera querido matarnos, lo hubiera hecho, sin mucho esfuerzo no crees?"

Los ojos rojos se volvían dorados, estaban achinados mirando muy adoloridos y llenos de desconfianza a la sacerdotisa que dormía vencida por el cansancio, luego de escuchar los dichos de Shimaru, lentamente se abrían en compresión de la verdad contenida en las palabras de la bestia…

Ella, la más poderosa heredera de la legendaria Midoriko, podría purificarlo hasta volverlo cenizas, pero no lo había hecho.

De pronto sintió que la emoción le regresaba la vida a su seco y endurecido corazón.

"Ella pudo…Pero no lo hizo…"

Ahora la bestia le respondía con sus propios modismos

"Hn."

Enderezando su postura intentando acallar su emoción, recordó que aún quedaba el asunto de la sustitución de un Señor Cardinal y el apoyo de casi todos sus aliados más cercanos incluyendo a Inuyasha y a su MUY viva madre. Todos aquellos sucesos por supuesto según las leyes vigentes eran considerados TRAICIÓN. Y si las cosas no eran lo suficientemente claras debería condenar y ejecutar a su madre, suegra, hermano, dos Lores Cardinales, soldados, dos Taijiya, etc., etc. Verdaderamente la joven sacerdotisa debía haber tenido una muy poderosa razón para todo aquello.

Allí estaba…

Lo que su padre le había advertido… Las cosas quizás, no eran lo que parecían.

Y él por el mismísimo inframundo que llegaría al fondo del asunto.

Ella definitivamente, así como la Dama del Este Lady Higurashi le había comunicado en su tan sentida carta, debe haber tenido un muy buen motivo para hacer lo que hizo y por Kami, en quien comenzaba a creer, lo iba a averiguar.

"El montón de viejos serán un problema"

La bestia le recalcaba

"Hn."

Hiten se abría paso a golpes contra los ancianos codazo tras codazo para agarrarse a los barrotes de la celda de su nieta.

-"Kagome…Suéltenla!"

-"Es una acusada de traición e intento de asesinato!"

Kikyou y Souta abrazaban a su abuelo y trataban de alejar al jefe del clan de sagrados de la celda.

Al Daiyoukai algo se le clavó en el corazón y ya no soportó más.

Todo aquello era verdad, pero Él era el damnificado por así decirlo y no pensaba permitirles a los malnacidos ancianos continuar maltratando a su sacerdotisa.

Sin esperar un segundo más, ordenó con voz firme y sin dudas

-"Abran la celda"

-"Qué?! NO! De ninguna manera!"

Los Señores se quejaban

-"Es una rea!"

-"Una traidora y asesina!"

Sesshomaru se volvía a verlos a la cara

-"Como este Sesshomaru es el damnificado por el ataque de la Miko, este Sesshomaru DEMANDA que ABRAN LA CELDA"

El poderoso aura les estrujaba el alma y las garras del Daiyoukai comenzaban a chorrear veneno.

Resoplando derrotado uno de los Ancianos un youkai cuervo de color gris, dio la orden entre dientes

-"Ya oyeron al Señor del Oeste, abran la celda"

Lo cual se hizo de inmediato.

Inuyasha y Souta ingresaban velozmente al cubículo. Kagome con tanto ruido despertaba confundida

-"Qqué sucede?"

Ella ya no tenía fuerzas para levantarse. Por lo que los miraba desde abajo, ojerosa, delgada… Sesshomaru sintió que el odio le carcomía las entrañas. Nadie trataría a su sacerdotisa de esa manera, castigarla era su derecho y de nadie más.

Souta se agachaba para alzarla y llevarla fuera pero la enorme mano del Daiyoukai lo apartó

-"La vida de la Miko es mía para tomar, yo la llevaré"

Y sin más la tomó entre sus poderosos brazos y mientras todos los presentes se apartaban de su camino, avanzaba lentamente por todo el jardín y frentes de palacio, cruzando los umbrales de los portones, los pasillos frente a todos hasta llegar al dormitorio que él había ocupado hasta esa misma tarde.

Kagome lo miraba desde su sitio. Alcanzaba a ver su poderosa mandíbula y sus hermosas facciones y marcas desde el cuello hacia el maxilar y los cabellos acariciando su pálida piel. Cuánto lo amaba…

El cansancio y malnutrición se habían encargado de drenar sus energías.

La cabeza le pesaba, los ojos le pesaban, los brazos le pesaban, su corazón le ardía…

Ya estaba hecho, moriría a manos de su amor y ya no le importaba. Acurrucándose en su pecho de a poco los brazos fueron cayendo al igual que su cabeza…

El Lord se preocupó mucho pero no demostró ningún atisbo de ello.

La recostó mientras Noriko y Krisstal ingresaban velozmente y detrás de ellas, Sango y Kikyou.

La mayor de las sagradas le agradeció con los ojos llenos de lágrimas

-"Arigato, Sesshomaru Sama…"

-"Hn."

Y así, con su conocida y gallarda cadencia, se retiró y se dirigió al recinto donde se encontraba el anciano Higurashi.

Ante sus puertas elevó su aura

El anciano sintió el picor de un enorme peligro, imaginó de quien se trataba.

-"Adelante"