Lala Lulu: Hola! Bueno, empezamos con una escena fuerte, así que recemos por el corazoncito de Ami, que ella es la que importa al final de cuentas T_T Luego, luego, tenemos ésa reunión con Serena ¿Sí o No? El riesgo y el beneficio, pueden llegar a ser igual de altos para Serena. Vegeta y una apuesta monumental ¡Espero les guste!

¡Advertencia! Si ya has leído mi historia anterior sabrás que yo no escribo Lemon, sino Smut, mucho Smut. Smut es sabrosura primero, explicaciones después. Así que esto es para adultos ¡Porque soy una maldita pervertida!

No me pertenecen los personajes, son Creaciones de Akira Toriyama y Naoko Takeuchi. Hecho por un fan, para algún otro fan que ande dando vueltas por la Vía Láctea…

"No sé tú

Pero yo no dejo de pensar

Ni un minuto me logro despojar

De tus besos, tus abrazos

De lo bien que la pasamos la otra vez

No sé tú

Pero yo quisiera repetir

El cansancio que me hiciste sentir

Con la noche que me diste

Y el momento que con besos construiste

No sé tú

Pero yo te he comenzado a extrañar

En mi almohada no te dejo de pensar

Con las gentes, mis amigos y las calles sin testigos

No sé tú

Pero yo te busco en cada amanecer

Mis deseos no los puedo contener

En las noches cuando duermo

Sin insomnio, yo me enfermo

Me haces falta, mucha falta

No sé tú…" No sé tú, canción de Luis Miguel.

Capítulo 6

En la casa de Taiki, los hermanos Kou tenían una reunión para regañar a Seiya.

— ¡Seiya, esto no funciona! —Yaten le grita y da vueltas en la sala de estar. — ¡Tenemos las preliminares en el cuello y tú sigues de orgulloso!

— ¡Tengan paciencia! —Seiya grita a sus hermanos y así mismo. —Ella va a volver, no le va a quedar de otra ¡La arrinconé de todos los lados posibles! ¡Nadie va a contratarla!

— ¡Sí, le mentiste a ésos empresarios! —Taiki agita el puño. — ¡También damos malas referencias cuando llaman! ¡Pero las Marcas y Patrocinadores saben que ella es buena! Carajo… —Rechista peinándose el cabello hacia atrás y tomándose de la cabeza. — ¿Tan difícil es un disculpa?

El ego herido de Seiya se niega. — ¡Yo no la eché! ¡Ella renunció, pudo quedarse tranquilamente trabajando con nosotros!

—Te la tuviste que coger… —Yaten sisea. — ¡Te la tuviste que coger a ella! ¡Podías tener a la que quisieras! ¡Incluso usar a alguna de sus amigas! ¡Lo hice con Mina, poniendo límites y advertencias!

— ¡Jajaja! —Taiki se ríe histérico, con mucho sarcasmo. —Es como si no conocieras a nuestro hermano. No quería eso, la quería enamorar y desechar. Porque sabe que es la única manera de que una mujer nunca te olvide. —Taiki empuja agresivo a Seiya con el índice. —Cuando viste que era buena en lo que hacía, debiste cerrarte la bragueta. —De pronto Taiki no comprende la mirada de sus hermanos, ni el silencio repentino. Al voltear… —A-Ami…

Ami había dicho una pequeña mentira a Taiki, le dijo que estaría un par de horas más en el trabajo y que le avisaría cuando estuviera en camino. Han estado un poco distantes, en especial después de la escena de celos que le hizo al volver del cumpleaños de Rei. De acuerdo, ella admite que estuvo un poco mal apagar el teléfono y no avisar cuándo volvería. —"Además, volví sola en la madrugada. Era un poco peligroso y lo hice preocupar…" —Ami recuerda su discusión, en su estado orgulloso e iracundo no lo quiso admitir. Pero ahora con los humos más bajos, lo ve desde el punto de vista de Taiki. A medida que fueron pasando los días, han vuelto a tener paz. Hasta fantasean con visitar Italia, algún pueblito rústico donde puedan encerrarse a comer queso y beber vino. Se pone roja saliendo de la tienda, imaginándose cosas pervertidas. Muy contenta lleva su bolsa, con productos exclusivos de Italia. Hará una cena muy especial.

Sabe que él ya habrá salido de la oficina. Abre despacio la puerta y queda en el recibidor. Frunce el ceño con disgusto al escuchar los gritos. —"Así que lo de Seiya sigue igual, Haaa."—Niega al cielo, qué cuñado tan imbécil se consiguió. Se queda inmóvil al escuchar que ellos han estado hablando mal de Serena, desprestigiándola. Con razón, nadie la ha llamado para trabajar en ninguna empresa de carreras. Camina hasta ellos sin creerlo. —Taiki… —Musita, la bolsa cae en la alfombra.

— ¡Ami! ¡Ami escúchame! —Taiki intenta detenerla, la ve roja del coraje.

Ami junta sus cosas, solo la ropa. No quiere llorar, pero las lágrimas no la dejan. — ¡¿Cómo pudieron?! Mejor dicho ¿Cómo pudiste? —La voz se le quiebra. —Dijimos que íbamos a quedarnos al margen, que lo que sucediera entre tus hermanos y mis amigas, nada tenía que ver con nuestra relación.

— ¡Y así fue! ¡Yo—Taiki tiene los ojos de Ami apuntándolo, cree que jamás vio a una mujer tan cabreada.

— ¿Tú le dijiste a Seiya de ésa cena de Empresarios? —Ami recibe el silencio… —No te vi muy atormentado cuando dijiste estar de acuerdo en desprestigiarla, mejor dicho; en mentir sobre ella.

Taiki la sostiene de los hombros. —Entonces ayúdame Ami. No quería hablar mal de ella, pero no nos quedó de otra. —La abraza fuerte contra él. —Te lo pido, ayúdame a que Serena vuelva. La necesitamos. —Está desesperado, tienen la temporada encima.

Ami se siente asqueada, ni una disculpa o arrepentimiento. Lo aleja de una cachetada. —Imbécil…

Mientras tanto, Serena recibía en su oficina al invitado sorpresa. —Tome asiento. Así que es el hermano menor de Vegeta. —Concluye con una risita nerviosa. —Disculpe por recibirlo así. —Se mira la ropa, no está mal vestida, pero sí está muy informal.

Tarble se sienta, se relaja. —Sip. No sé qué le dijo mi hermano, pero soy también Gerente General de la Empresa Cápsula. —Va a darle su tarjeta de presentación y ella se niega, de todas formas. —Tampoco sé qué tan al tanto está de nuestra situación ahora mismo.

—Pues… Además de los chismes. —Serena se pone sus lentes de leer. —Sé que es por eso que les ha costado conseguir patrocinadores, alguien estuvo repartiendo el rumor de que entre el Líder Kakarotto y Vegeta hay conflictos. Los ven como una empresa que está a nada de quebrar. Y como cereza del postre, también hay chismes alrededor del accidente del corredor Raditz.

—Sí, eso sería superficialmente lo que sucede. —Tarble asiente y une sus dedos. —Quien filtró eso era un publicista, alguien que contratamos para trabajar con nuestro Representante. Como verá, necesitamos personas de confianza, alguien que entienda nuestra situación. —La mira sin parpadear.

Serena queda como piedra, de inmediato tiene un recuerdo de Vegeta, entrando a la oficina ofreciéndole sexo y un puesto en su empresa. —"¡¿Quién se cree que es?!"—Serena cree que Vegeta quiere "pagarle" de alguna forma, así como le ha "pagado" a las otras. Toma un lápiz para canalizar su ira. —Mire, Señor Príncipe. Es muy amable de su parte. —Chilla con ironía, mientras retuerce el pobre lápiz. —Pero dígale a Vegeta que no. Que ya hablamos sobre esto y yo no soy una de sus—

Tarble detiene la situación. —No me envió Vegeta. —La rubia resopla incrédula. —He hablado con Patrocinadores y Marcas, es muy buena en lo que hace, pero necesita una oportunidad, una verdadera oportunidad.

—Pues, ya encontraré algo. Hace poco yo estuve en una fiesta, hice buenos contactos. —Serena no pierde las esperanzas, estas cosas suelen tardar.

— ¿Cuando usted se fue de ése banquete se cruzó con Seiya Kou?

—Ah, sí… —Serena se encoge de hombros sin entender.

—Tal parece, que su ex jefe, ha estado haciéndole mala fama. —Tarble no quería decirlo, pero ella parece auténticamente buena persona. No sabe cómo puede estar una mujer como ella con el ogro de su hermano. —Nadie le ha ofrecido trabajo ¿Verdad?

Serena mira a los lados, presiona los labios enojada. — ¿Cómo sé que no es un truco de ustedes? —Serena mira su teléfono. —"Pobre de Vegeta si esto es así…"—Parte el lápiz.

Tarble queda con los ojos redondos, la mujer tiene una cara angelical, pero se nota que con ella no se juega. Recuerda que su hermano no le respondió la última pregunta y sospecha que sea porque sus egos están chocando. —Vegeta me dijo que usted pensaría eso. También me advirtió que usted diría que no. Y es muy fácil comprobar lo que le digo, puedo llamar a Three Lights, poner el altavoz y que escuche en vivo y en directo lo que dicen de usted.

Serena apoya un codo en la silla, trata de procesar todo. Lleva sus dedos a la boca, roza sus yemas, intentado encontrar una respuesta.

—Vegeta me dijo que no viniera, que no tenía sentido. —Tarble puede leer el NO, bien claro en sus ojos azules. —Pero bueno, valió la pena el intento.

—Mire, no es que…—Serena rueda los ojos al techo. —No es que no quiera el trabajo. —Mira sus dedos. —Verá, no quiero mezclar lo personal con lo laboral. Si tengo que hacer un Mea Culpa, respecto a ésos rumores, pues… Creo que jamás debí haber salido con Seiya, siendo él mi jefe. No quiero que la historia se repita y traerles más problemas.

—Señorita. Creo que todos podemos aprender de nuestros errores. —Tarble le sonríe a Serena. —Nosotros también aprendimos y ahora aplicamos los Contratos de Confidencialidad, para que no vuelva a ocurrir lo de ése ex empleado. Podemos negociar en persona, puede tomarse tiempo.

—No, ustedes no tienen tiempo. —Serena duda demasiado. —Será mejor que busquen por otro lado, las Preliminares se les vienen encima. —Lo dice con tono preocupado, porque honestamente quiere que les vaya bien.

Tarble suspira hacia abajo. —Bueno, gracias por su tiempo. —Se levanta y le deja la tarjeta sobre el escritorio. Se va un poco desilusionado, con las manos en el bolsillo. —Usted no tiene idea de cómo odio darle la razón a mi hermano. —Tarble ya se espera el "Te lo Dije" de Vegeta, haciéndole la vida de cuadritos.

—No, por favor. Me siento halagada en parte. —Serena lo acompaña a la salida, dibuja una pequeña mueca de sonrisa de lado.

—Sé que no me conoce, pero le aseguro que mi propuesta es honesta. —Tarble pone una mano del lado de su corazón.

Serena simplemente asiente y saluda desde la puerta. Ve a su amiga entusiasmada, tomándola del brazo. —Ay Mina, es un hombre casado.

—Hmp, nada se escribe sobre las piedras. —Le saca la lengua.

—No puedo creer lo descarada que eres. Recuerda… El castigo te caerá del cielo… —Serena la acusa en serio con un dedo al cielo. Mina dice que es broma, la ayuda a cerrar la tienda. —Tendremos que llevar todo para comer en casa.

Mina mira los mensajes en su teléfono, se desinfla de pronto. —Guardemos todo y vayamos a casa de Rei. —Le muestra el mensaje.

De: Ami

Chicas, alerta roja en casa de Rei. (_ )(_ )

Serena y Mina llegaban a casa de Rei, se encontraban con una Ami desarmada y fúrica, relatando y confirmándole a Serena que todo lo que dijo Tarble era cierto. Three Lights quiere cerrarle todas las puertas, acorralarla.

—Yo, Serena, te juro. —Ami tiembla y solloza sin control. —Te juro que apenas supe todo, me fui. No podía soportarlo. —Ami siente el abrazo de su amiga, qué indigna se siente. —Perdóname, nunca creí que él le filtrara información a Seiya para eso.

Serena la toma del rostro. —Ami, tranquila. —Le deja un beso en la frente.

Rei viene con té para relajarla. —Bebe un poco, verás tengo un poco de problemas con el agua caliente y debo revisar el sistema eléctrico de la casa…

—No te preocupes. —Ami se resuena, está rodeada de pañuelos descartables. —En cambio, te agradezco por tenerme aquí. Voy a ayudarte mientras busco departamento.

—Oh amiga. —Mina hace un puchero grande y la abraza. — ¡Deberíamos ir ahora y hacerles un escándalo a ése trío del mal! —La rubia afila las lanzas para la guerra.

—No. —Serena se pone seria, toma la tarjeta de Tarble. —Voy a hacer algo mucho peor.

Tarble manejaba y piensa en comprar para hacerle una cena a su esposa. Sabe que es una temporada difícil para todos, pero hoy lo fue en especial para su esposa, que armaba el auto del Corredor nuevo. —Hola. Habla Tarble. —En el altavoz del auto responde.

—Señor Príncipe… —Serena escucha el viento, así que supone que está manejando. —Quiero conocer su contrato.

Tarble sonríe grande y agita su puño en triunfo. Se alegra de no haber respondido a ningún mensaje de su hermano aun. —Señorita, ahora mismo la pasaré a buscar.

—Oh, por favor, deme un par de horas para estar lista. —Serena advierte, cuelga. —Chicas, debo irme ahora mismo. —Se acerca y besa a Ami en la mejilla.

—Serena. —Ami la tironea para que la vea a los ojos. —Suerte. —Asiente, dándole su aprobación.

— ¡Yo te acompaño! —Mina la toma del brazo. — ¡Irás hermosa!

Mientras tanto, Vegeta no sabe qué hacer. Está viendo los ajustes del auto, luego de las prácticas en la pista, al final del día. El mensaje de Tarble fue corto, "Vuelvo en un par de horas a la oficina". Teme a lo que va a contarle cuando vuelva ¿Cómo explicarle a Serena que él no tuvo nada que ver? — ¡Genial hermanito! —Rechista con ira, presiona los puños. Mira el calendario en el taller, el fin de semana se acerca. Ya no soporta ésta lejanía. Pero la propuesta deberá ser grande ésta vez, debe arriesgar algo que nunca ha arriesgado. Gira su teléfono en la mano, observa el contacto en la pantalla. —"Se-Re-Na."

Serena se vestía lo más semi formal posible. Unos jeans negros, una camisa blanca por arriba, con un saco liviano. Unas botas cortas y bajas, un poco de maquillaje. Escucha un auto estacionarse y a los cinco minutos, la voz de Mina saludando a Tarble. Toma aire, mientras termina de ponerse unos aretes sencillos. En su joyero, en un rincón especial; está su anillo de compromiso. Lo toma en sus manos. —Deséame suerte. —Le da un beso, lo guarda y se va.

—Quiero que sepa que me alegré mucho. —Tarble le confiesa mientras maneja. —Estoy entusiasmado de mostrarle todo el equipo de trabajo.

El hombre es alegre y le contagia la sonrisa. —Jaja, seguro. Espero estar a la altura. —Serena se pregunta si en verdad son hermanos. Mira su teléfono, frunce el ceño. Sus dudas despiertan al ver que Vegeta no le escribió todavía. —"Tal vez espera que yo le escriba primero…"—Muerde su pulgar.

—Mmm y debo confesarle algo… —Tarble le sonríe de lado. —En parte me moría de ganas de conocer a la mujer que le dijo que NO a Vegeta.

Serena resuena una risita por la nariz. No lo cree, debe ser una especie de juego de enemistad entre ellos, al menos ella tiene algo parecido con su hermano Sammy.

Llegan a la empresa, toma aire, en tanto muy caballerosamente le abren la puerta. —Gracias. —Serena saca el pecho.

—Vayamos a la oficina, le voy a ir presentado a quienes trabajan aquí. —Tarble no pierde el tiempo.

Una Secretaria de cabello oscuro la saluda. —Hola. —Serena dibuja su mejor sonrisa.

—Ella es Launch la asistente de Gerencia. Launch, ella es Serena. —Tarble las presenta. —Por favor, dile a Dieciocho que la necesito de inmediato en la oficina.

—Oh… —Launch mira de pies a cabeza a la mujer, sacude rápido sus gestos. —Ay, hola ¡Bienvenida! —Con una enorme sonrisa le asiente, empieza a llamar a Dieciocho y ya le pica la lengua por el chisme.

Serena mira alrededor, la zona de oficinas no es enorme como la Empresa Three Lights. Sin embargo puede notar que el Área de los Autos e Ingeniería ocupa casi el total de edificio. Es de decoración sencilla, sobria. El piso parece de espejos y las paredes blancas. Mira en todas direcciones, sus entrañas se retuercen con la idea de que Vegeta está en algún lugar de aquí y se lo puede cruzar. Su corazón bombea rápido, de solo imaginarse que lo cruce por el pasillo y le regale una mirada.

—Siéntese. —Tarble le ofrece. —La zona de oficinas es pequeña y acogedora, como el lugar donde usted trabajaba. No somos una empresa tan grande como Three Lights, pero podemos ver de conseguirle una oficina exclusiva para usted.

—Ay, no, no. —Serena se sienta. —Un escritorio donde sea estará bien. —Alguien entra azotando la puerta. Pega un salto hasta el techo, como un gato al que le tiran agua. Serena voltea y es una mujer rubia, de cabello corto, ojos azules y penetrantes. Una mujer arrebatadora, que se acerca a ella invadiendo su espacio personal.

— ¡Al fin! —Dieciocho grita en triunfo. — ¡Ven aquí mujer! —Abraza a la invitada.

—Ho-Hola, soy Serena Tsukino. Mucho gusto. —Trata de hablar a través de los pechos que la ahogan.

—Señorita, ella es Dieciocho, es nuestra Representante. —Tarble se acerca a separarla. —Y también es nuestra potencial denuncia por acoso.

Muy coqueta Dieciocho ondea su cabello, toca una ceja de Serena. —Jajaja Tu cabello es dorado natural ¿Te lo dije o no te lo dije Tarble? Más rubias es lo que en verdad necesitamos.

Tarble frunce el ceño y presiona los labios. —Creo que tus palabras exactas fueron "Rubios esculpidos". —Afila la mirada.

—Jajaja, por favor, no es para tanto. —Serena está ruborizada, se ríe. Ésta rubia parece que le hará competencia a Mina. — Lo importante será que pueda trabajar bien.

Dieciocho se cruza de brazos. —Hmmm… Además de bonita y natural, es humilde y profesional. —Se sienta en el escritorio.

Tarble mira con mala cara a Dieciocho. —"¡Qué mujer tan tremenda!"—Se queja mentalmente de su compañera de trabajo, tironea su laptop de abajo del trasero de Dieciocho.

—Uuppsi… —Dieciocho se levanta y se sienta junto a Serena.

Serena la mira de lado, larga unas risitas nerviosas. La mujer la escanea con mucha atención, no entiende porqué. —"No soy tan hermosa como ella. Ahora que lo pienso, hasta la asistente parece una modelo." —Se mira un poco la ropa y se pregunta si su elección fue acertada.

—… Y así, si no está segura, podemos arreglar un contrato de Independiente. —Tarble le muestra las condiciones. —También quiero que sepa, que recibirá el mismo pago que el anterior publicista y si no es de su gusto, también podemos rever—

Serena da un salto con los hombros. —No, no. É-Ésta cifra es mucho, aun no soy profesional y—Se niega con la cabeza. Aleja el contrato.

—Pero hay marcas y patrocinadores que te avalan. —Dieciocho le empuja el contrato para que lo firme. Pero la ve en negativa y avergonzada.

—De acuerdo ¿Cuánto gana ahora trabajando para su amiga? —Tarble puede ver que es algo entre orgullo y baja autoestima.

Serena toma un papel, escribe la cifra y se lo pasa. —Tampoco quiero venir aquí y ya tenerlo todo. Quiero demostrarles y demostrarme a mí misma que puedo valer eso.

—Bien… —Tarble se da cuenta que Serena gana más trabajando para su amiga, que lo que le pagaban en Three Lights. En verdad la tenían como una simple asistente, a pesar de ser ella la de sus ideas de campañas publicitarias. —De acuerdo, le pagaremos un 50% más. —La ve tomar aire para negarse. —Señorita. —Tarble se pone serio. —Sería casi un 15% más de lo que le pagamos a nuestra asistente y usted no será una simple asistente. Ahora, junto a Dieciocho trabajan codo a codo por nuestra imagen pública.

Serena se inclina hacia adelante. —Muchas gracias, prometo esforzarme. —Presiona su cartera.

—Bien, antes de eso. Empecemos a ver el Contrato de Confidencialidad. —Tarble saca otras carpetas. Ve a Serena reírse de Dieciocho porque se queja como si estuviera en un examen.

Serena firma, no fue nada fuera de lo normal. Además, a diferencia de Three Lights, ellos le explicaron parte por parte todo y hasta pudo modificar algunas condiciones. Se da la mano con Dieciocho y Tarble.

—Bien, es hora… —Dieciocho la toma del hombro. —Recorramos las instalaciones, hay varios ansiosos de conocer a la mujer que le dijo que NO a Vegeta. Eres una especie de Leyenda por aquí.

—Ay, no. —Serena se pone roja. —No puede ser así. O sea, no soy la primera que le dijo que no ¿Verdad? —Ve que comparten una mirada muy seria. —Oh-Oh…

Tarble arregla su traje, la lleva a la zona de Ingeniería. —Mi esposa es la Ingeniera en Jefe. —Sonríe enorme y sus ojos brillan al abrir la puerta doble.

— ¡Tarble! —Una mujer albina, de cabello largo, salta de su banqueta, donde estaba diseñando. Al trote se acerca. —Oh ¿Es ella? Mucho gusto. —Se inclina con respeto.

Serena mira a la mujer, es menudita y hasta parece transparente por lo delicada. —Ah, sí. Hola, soy Serena Tsukino. Disculpe por interrumpirla.

—Jajaja, tutéame. Mi nombre es Gure. —Sonríe y le pasa una mano. —Justo estoy terminando los ensambles para el coche del corredor nuevo.

—Es asombroso. —Serena mira alrededor, los planos, diseños y algunos elementos de motor. —Debe ser maravilloso estar casado con alguien tan inteligente.

—Ay, por favor. —Gure se avergüenza. —Debiste conocer a Bulma Briefs, ella era una verdadera genio. —Tarble la apunta a los ojos y niega con ése tema. Así que se queda callada.

Serena notó un intercambio de miradas y un pequeño silencio. Pero no le presta atención y se deja seguir asombrando por ésta mujer tan inteligente, que al parecer trae a su esposo por las narices.

Launch repartía el chisme a Milk, que estaba metida en el taller, curioseando los autos y el rendimiento físico de hoy. —… Sí, Tarble actúa un poco extraño. No sé cómo tomará Vegeta el que esté tomando decisiones sin él. Ya sabes lo orgulloso que es. —Niega con la cabeza.

—Mmm, quizás entienda que es algo que debe hacer. —Milk bebe su botella. — ¿Cómo dijiste que se llama?

—Tsukino… —Launch confiesa.

— ¡¿Quéééé?! —Kakarotto aparece entre ellas, se cuelga del hombro de Milk. — ¡Es ella! ¡La mujer que Vegeta persigue!

— ¡Sshhh! —Milk le tapa la boca, aunque con el ruido de la maquinaria, se ve que Vegeta no alcanza a oírlo. —Hmp ¿La mujer de la "cita"? ¿La que le dijo que NO? —Milk se cruza de brazos incrédula.

Kakarotto asiente. —Sip. Yo mismo le dí su tarjeta a Tarble, parece buena mujer. —Mira a Milk de cerca. —Hubieras ido con nosotros ése día. La discoteca estaba genial, a tu novio le hubiera encantado.

Milk frunce el ceño, lo aleja con la palma en la cara. —Ya no tengo novio. No funcionó.

Kakarotto parpadea grande. —Oh ¿Rompieron? Pues, mejor ¡Seguro encontrabas a alguien ahí! ¡Es más, te invito éste fin de semana!

—Nooo, para nada. —Milk niega con las manos en la cintura. —Seguro terminaba de conductor designado y de niñera de ustedes. —Lo acusa con el dedo, pero Kakarotto sigue con su sonrisa simpática, como si nada. —Haaa… Sigues siendo un niño.

Dieciocho iba directo a donde estaba la acción en el taller. — ¡Ah! Mira ahí está mi esposo ¡Krillin! —Va corriendo y lo abraza hundiéndole la cara entre sus pechos.

—Die-Dieciocho, tranquila. —Krillin se pone rojo, mira a la rubia.

—Ella es Serena Tsukino, él es Krillin, trabaja en los Pits. —Dieciocho lo besa en la cabeza. —A partir de hoy Serena es nuestra publicista, al fin tendré una mano extra.

—Jaja, mucho gusto Señorita. —Krillin le pasa la mano y se saludan.

—Al fin la conocemos. —Una voz grave la hace voltear. —Mucho gusto, mi nombre es Bardock.

Serena queda fría. Recuerda que es el tipo que Lita vio desnudo, no sabe para dónde mirar. —El gusto es mío. —Ahí parpadea grande, su pena se va a la mierda cuando lo ve atentamente. — ¡Vaya! ¿Usted es padre de Kakarotto? ¡Se ve tan joven! ¡Parece su gemelo! ¡No puede ser!

Bardock queda impactado, la mujer es alegre y está de verdad asombrada de conocerlo. Parece una mujercita inocente y llena de luz. —Por favor, no es para tanto. Me- Me da algo de pena. —Oculta el rostro de lado, por lo honestos que son los halagos.

—Sí y mi papá también. —Raditz se aparece casi tirando a su padre de un empujón. —Oye ¿Cómo anda Lita? —Mueve las cejas de arriba, abajo.

—Y yo soy Nappa. —Hace sombra con su presencia, la mujer voltea, se siente intimidada, pero quería ver de cerca cómo es la mujer que le voltea la existencia a Vegeta.

Serena eleva la vista, como si fuera una montaña. —Oh, Nappa. Mucho gusto. Vegeta habla muy bien de usted. —Serena se inclina en respeto.

—Ah, sí. —Nappa se inclina de inmediato. —"Siento que me estoy presentando a la novia de mi hijo"—Se eriza como un gato. —"¡Ay por Dios! ¡Así parece!" —Doblemente serio se levanta.

Vegeta estaba terminando de guardar algunas herramientas del taller, apenas sintió a Dieciocho acosando a su esposo, su vista queda en shock. —Aaah… No lo puedo creer. —Cierra los ojos y niega mirando al piso. Peina sus mechones negros hacia atrás, en una mezcla de alivio y lamento.

Serena se acerca a los autos. —Así que ¿Éste es el auto de Vegeta?

—Sí. —Vegeta la hace voltear, su mirada azul lo ilumina completamente, como si sus ojos negros hubieran estado en una noche eterna, sin Luna y sin estrellas. Pone sus manos detrás, no confía en él mismo. La abstinencia de Serena fue demasiada. Ahí está tan bonita, tan fresca.

¡Demonios! Una palabra, una sílaba en vivo y en directo y Serena tuvo que usar todas sus fuerzas para voltear y no desmoronarse. Pone sus manos en la espalda, muerde disimulada sus labios, se los remoja rápidamente. Está vestido con una camiseta blanca que deja lucir sus pectorales y sus brazos. Puede ver que recién sale de las prácticas, porque usa como pantalones, su uniforme enterizo de carreras, con las mangas atadas a la cintura. —Hola…—Exhala bajando los hombros. No puede evitar la sonrisita pícara en su rostro, en especial porque puede ver mucha picardía y travesura en ésos ojos negros.

No saben qué mierda pasa ahí, pero captan de inmediato el mensaje y les dan espacio. Vegeta espía un poco alrededor, una vez más le importa poco el qué dirán. —Hola. —Toma aire inflando el pecho. —Así que…Dijiste que sí. —Deduce con algo de desilusión.

—Sí ¿Contradije tus expectativas? —Serena no puede evitar acercar, el cuerpo hacia él.

Vegeta asiente. —Eres cabeza dura… —Exhala a un lado y decide sincerarse. —No sabía si era bueno avisarte que mi hermano iba a buscarte. No quería que lo tomaras mal o que creyeras que quiero manipularte.

—Mmhmm, lo supuse. —Serena mira a un lado, casi ocultando su mirada triste por no recibir ni un mensaje de él hoy. —Me gusta el lugar. —Serena mira alrededor, pero de nuevo sus ojos se anclan en ésa mirada negra y penetrante. —"Oh Dios, han pasado cinco días… Y me siento casi desesperada por tocarlo."

—Espero que esto no arruine lo que quiero preguntarte. —Vegeta da un par de pasos a ella.

Serena se acerca otro poquito. Siente que si se sueltan de las manos, cualquier cosa puede pasar. Y así los ven los espectadores, sienten que deben abandonar el taller de inmediato. El silencio los sostiene, su atracción natural parece hacer un desastre en sus voluntades. Miran alrededor, como todos disimulan. Serena está roja de la pena, toca sus mejillas para refrescarse. — ¿Qué quieres Vegeta? —Murmura. Su tono es dulce, casi sin querer.

—"Tocarte…"—La mente de Vegeta dispara de inmediato la respuesta, pero si tan solo sus ideas fantasiosas pudieran ser tan simples de ejecutar en la vida real. —Quiero invitarte a mi casa.

Serena pestañea, como si tuviera un tic nervioso en la cara. —Ah, yo… Creí que no llevabas mujeres a tu casa. —Está confundida, esto la toma con la guardia completamente baja.

Vegeta presiona los labios. —Cierto, así es. —No parpadea, quiere una respuesta honesta.

—Yo no…No sé qué decir. —Serena desarma su postura, las dudas revolotean en su cabeza, como murciélagos. —Al aceptar el trabajo, no estoy esperando que tú—

—No tiene nada que ver con el trabajo, no es un intercambio o algo así. —Vegeta le explica.

Serena puede ver que es sincero, también puede ver que está decidido. —La verdad Vegeta, es que yo no sé muy bien lo que quiero. Me gustaría tener una cita en tu casa, pero… —Cierra los ojos unos momentos, la pelea en el Hotel de Amor vuelve a su mente. —Sé que te dije un montón de—

—En ése caso, tenemos el mismo dilema. Solo piénsalo, no sería solo una cita. —Vegeta se acerca un poco más, podría alcanzarla con una mano y pegarla a su cuerpo. Está seguro, quiere arriesgar todavía más. —Un fin de semana completo, en mi casa.

La quijada de Serena cae al suelo, mientras su línea visual viaja por la mandíbula de Vegeta, su mentón y su boca. —"Un fin de semana, no una cita o una cena ¡Un fin de Semana COM-PLE-TO!"— Una ola de sudor azota su cuerpo y parece condensarse entre sus piernas. Muerde su labio inferior con fuerza, para reprimir su excitación.

Vegeta traga duro, cierra fuerte sus puños al verla reprimir su deseo. En unos instantes reflexiona con profundidad. —"¡Momento! ¿Y si dice que sí? Eso significa que voy a tenerla para mí y solo para mí. En mi espacio, en mi territorio más íntimo."—Se relame muy mínimamente el labio superior, creyó que eso lo haría sentir fuera de lugar, en cambio se siente aún más entusiasmado.

Serena se cubre el rostro. —Mmm… —Se apoya un poco contra el auto y se cruza de brazos.

—No tienes que responder ahora. —Vegeta saca su teléfono del bolsillo trasero lo mueve un poco. —"Mujer, no deberías apoyarte contra mi auto. Porque ahora solo quiero follarte sobre el capó." —Imágenes arrebatando su delicada figura femenina sobre el auto y dentro de él, invaden su cabeza.

Serena roza con su trasero el lado del auto donde se apoya, la mirada depredadora de Vegeta, solo la hace pensar en posiciones obscenas dentro y fuera del carro. —Me encantaría… Intentarlo.

Vegeta exhala fuerte, sin darse cuenta estaba conteniendo hasta sus latidos. Ahora todo es acelerado, pasa la mano por su boca para disimular la sonrisa de idiota. —"Contrólate ¡Mierda! Cuenta hasta diez."

Serena también, le da gracia, parece un niño. —"Jummm, eso me preocupa. Puedo llegar a ser el capricho de un hombre inmaduro."—Su raciocinio intenta tomar las riendas, pero la verdad es que los dos se ríen y niegan al cielo.

—Ja, pero mira nada más. —Launch comenta en el oído de Milk. —La mujer ésta no pierde el tiempo, tiene a Vegeta bien engatusado.

Kakarotto escucha que las mujeres murmuran. —No sean así, solo no la conocen. Ella es muy buena y simpática. —Se va hasta Vegeta para saludar. — ¡Serena! —Muy alegre pasa un brazo sobre ella.

—Hola Kakarotto. Tú siempre tan alegre. — Serena sonríe con él.

—Bueno, deberías darme las gracias. Fui yo quien le dio tu tarjeta a Tarble. —Kakarotto mira a Vegeta, sin temor a la muerte que hay en ésos ojos. Se acerca a susurrarle al oído.

Serena mira a Vegeta, parece estar a nada de saltar y sacarle la cabeza a Kakarotto. En parte, saber que fue idea de Kakarotto despeja completamente sus sospechas. —Así que todo esto es tú culpa. Haaa…Me decepcionas. —Comenta en chiste, niega con la cabeza.

—Aquí entre nos… No sé qué le ves a éste amargado. —Kakarotto apunta a Vegeta.

Vegeta se limita a gruñir e intentar contener la rabia de ver lo cerca que está de ella, aunque su toque es amistoso, no lo soporta. —"Éste maldito idiota y su sonrisa de niño que no rompe un vaso..." —Lo maldice internamente.

Serena toma aire levantando los hombros. —Misterios de la vida. —Responde.

—Oh, vaya que es lista. —Launch se cubre la boca. Sigue comentando en un rincón con Milk. —Y si también coquetea con Kakarotto, mantendrá a Vegeta más interesado compitiendo por ella.

Milk frunce el ceño, presiona sus manos en sus brazos. Mira la hora, se le hace tarde para irse. —Hasta mañana. —Cortante se escapa de ahí.

Serena puede ver a Vegeta furioso. —"¿Estás celoso Vegeta?"—Le pregunta frunciendo la mirada pero con una sonrisa, escucha las chácharas de Kakarotto sin parar. —Oye Kakarotto, ya que somos buenos amigos ¿Me presentarías a Broly? — ¡Bingo! Los ojos de Vegeta miran a los lados rápidamente, lo tomó desprevenido.

— ¡Seguro! Ya debe haber salido de las duchas. —Kakarotto le señala la dirección. —Es muy serio, pero no tan amargado como Vegeta.

— ¿Oh sí? ¿Recién salido de las duchas? —Serena mira a Vegeta, se abanica coqueta y muerde un poco su labio inferior.

—"Agh, mujer, qué ataque. Ésa boca tuya tan mordaz…"—Vegeta sabe que se lo hace a propósito.

—Mañana puedes venir a la pista, verlo correr con nosotros. —Kakarotto la invita muy alegre.

—Ah, No. — Serena se niega rotunda. —Yo no voy a las pistas, veré sus carreras por video.

— ¿Eh? ¿Por qué? —Kakarotto trata de entender, rasca su nuca. —No debes preocuparte, somos buenos. Deberías vernos en la pista.

Serena se cruza de brazos, su ceño se baja recordando terrible imágenes; olor a asfalto quemado, un auto de carreras vuelto chatarra. Sin embargo oculta todo con una sonrisa. —No, no. De verdad. Yo ya no voy a las pistas.

Vegeta la observa con atención, puede notar su sonrisa, pero ésa pequeña inflexión en su voz le hace saber el porqué ella no va a las pistas. —Déjala en paz. —Empuja a Kakarotto. —Si no quiere, no quiere.

Serena se pone en alerta, parece que van a tirarse contra el suelo, de un salto los separa. —No es para tanto ¡¿Qué les pasa?!—Levanta el tono, le molestó en verdad verlos cambiar de pacíficos a violentos en segundos. Deja una mano está frente a Kakarotto, sin tocarlo y la otra muy sutil sobre el pecho de Vegeta, tocándolo. Se miran de nuevo, Vegeta está por tocar su mano. Pero Serena se la quita, le niega con la cabeza.

—Él siempre tan impulsivo. —Kakarotto sisea y se compone, relaja los hombros.

—Tú siempre tan molesto. —Vegeta lo regaña.

—Vayamos a ver a Broly. —Serena habla con entusiasmo, se queda del lado de Kakarotto. —Quiero conocer a todos y empezar a trabajar mañana a primera hora.

Vegeta la observa irse como si nada. — Serena… —Alcanza a decirle de cerca.

—Te estoy desafiando. —Serena le sisea en voz baja, se cruza de brazos.

Ésa lengua de nuevo. La mujer revolotea sus pestañas y le deja una mirada traviesa. Vegeta presiona los dientes, se cruza de brazos y le hace saber con una mirada asesina, y enrojecida de rabia, que se las va a cobrar todas y cada una. Vegeta mira en detalle ése trasero tan insolente meneándose mientras se va. —"En ése culo me voy a desquitar todas."—Los dos caen en la realidad, de que éste juego y cualquier otro, así sea de miradas cruzadas, les gusta.

—No-No deberías hacer eso. —Kakarotto le advierte en el oído. —Él suele sacarse de quicio…

—Sí, lo sé. —Serena sigue con una sonrisa, su teléfono vibra.

De: Vegeta

Cuando dejes de jugar con los niños. Te espera un hombre de verdad para llevarte a tu casa.

—"¡Dios! La arrogancia…"—Serena pone los ojos en blanco y sigue... Conoce a Broly, es intimidante, pero también muy tímido. Lo saluda de lejos, es muy parecido a Vegeta en su actitud seria y los silencios. Pero se ve que no tiene el cartel de "Chico Malo", condenándolo totalmente. Antes de irse, se lleva unos documentos para leerlos antes de dormir y mañana en el desayuno. Quiere estar lista, va a dar lo mejor desde el primer día. Técnicamente se escabullía de ahí, sin responderle a Vegeta su mensaje. Llegaba en taxi a su casa y no la recibía un perro, sino una rubia alborotada y llena de curiosidad.

— ¡¿Y, Y, Y?! ¡¿Qué pasó?! ¡¿Qué pasó?! —Mina la sacude y apenas la deja dar un paso. — ¡¿Viste a Kakarotto?! ¡¿Viste a Raditz?! ¡Aaahh! ¡¿Preguntaron por mí o por Lita?!

Serena le estrella una revista enrollada en la cara. —Sshhhtt, quédate quieta. —Pone orden a la situación. —Pues sí, los dos hermanitos preguntaron por ustedes mientras esperaba el taxi. Les dije que las llamaran sin problemas, que les encantaría saber de ustedes. —Serena sigue su camino, atrapa un sándwich de la cocina, una botella de té helado. —Y como verás, es obvio que dije que sí.

— ¿Y Vegeta? —Mina consulta, muy traviesa une las yemas de sus dedos. Pero recibe el aire de un portazo en toda la cara. — ¡Ay qué malvada! ¡Pensar que te apoyé siempre! ¡Mala amiga! —Mina escucha su teléfono y al ver el nombre en la pantalla. — ¡Sí, sí, sííí!

De: Kakarotto

Hola Mina. Perdón por tardar tanto en comunicarme, el entrenamiento está muy duro () ¿Te gustaría volver a juntarnos y divertirnos? El fin de semana tengo libre…ʕ*ᴥ*ʔ

Serena empieza a organizar sus papeles, enciende la laptop. Improvisa un pequeño escritorio con un mueble y la llamada que esperaba hace que una sonrisa malvada se le dibuje. —Hola, Serena Tsukino ¿Quién habla? —Se hace la tonta.

Vegeta roza completamente su labio inferior con los dientes. Camina en forma de 8 en la sala de su casa. —Ja-Ja, muy chistosa. —Afila la mirada. —Así que te escapaste.

— ¡Ay, perdón! —Serena golpea su frente con la palma. —Me olvidé. —Se encoge de hombros y ataja su risa con una mano.

—Te conviene no olvidarte del fin de semana, o iré en persona a secuestrarte. Tu lengua afilada no podrá salvarte… —Vegeta advierte y su voz se hace más grave. —Si me desafías, con gusto voy a responder.

—Jaja, lo siento. Es que vine con muchos papeles y trabajo. —Serena habla normal. —Quiero empezar bien preparada y bien temprano mañana.

—Solo era una oferta de llevarte a tu casa. —Vegeta le habla honestamente. —No iba a llevarte a un hotel o algo así. —"Quizás dentro del auto, pero los vidrios no están entintados".

—Quizás eso es lo que yo quería… —Serena confiesa en voz baja, pasa la mano por su cuello. El agarre de las manos gruesas de Vegeta reaparecen, junto a sus besos y lamidas. Suspira excitada.

Vegeta queda paralizado en medio de la sala. Con solo eso, las sensaciones de los finos dedos de Serena recorriéndolo reviven. —Serena… Quiero tenerte ¿Es eso tan malo? Tu cuerpo y el mío. —Camina en la oscuridad hasta su habitación. —Gimiendo y retorciéndote del gusto… Quiero eso, darte placer, hacerte sentir bien.

Serena rueda en su cama, atrapa su almohada, tratando de reprimir sus ganas. Sin embargo es inútil, el calor está ahí, entre sus piernas. Su cuerpo está afligido de resistirse al placer. —Oh Vegeta… Me-Me quema. —Lloriquea con lujuria, muerde las sábanas.

¡Maldita sea! ¡Mil veces malditas éstas ganas que le quitan la razón! —Nnh, Serena… —Gime sentado al borde de la cama, sube y baja su mano sobre su polla. — ¿Lo sientes Serena? Así de bueno. No puedo esperar a tenerte conmigo, todo el día, toda la noche…

Serena pasa sus manos por sus pechos, aun sobre su brasier, sus pezones están tan duros que el roce envía descargas a su clítoris. Baja por su vientre, desprende sus jeans y une sus manos sobre sus bragas. El teléfono queda junto a su cabeza, donde todavía escucha ésa voz grave gruñéndole. Pero al voltear, las fotos de Darien están ahí, voltea de nuevo y su camisa colgada la sacan de inmediato de ahí. —Vegeta espera.

Vegeta abre los ojos, queda en espera. —Serena ¿Estás bien? —No sabe porqué cambió tan de golpe.

El corazón de Serena sigue acelerado y su sexo le pide liberación. No puede creer lo que está por hacer. Saca la cabeza por el pasillo y se va de puntitas al baño. Traba la puerta. —Lo siento, no estaba cómoda. —De nuevo la sensación molesta de ser infiel.

Vegeta aclara la garganta. — ¿Dónde estás ahora?

—En el baño… —Susurra su respuesta, baja la tapa del inodoro y se sienta. —Creo que… Mejor nos vamos a dormir.

—Oh Serena, creo que tú y yo no queremos dormir. —Vegeta reaviva el ambiente. —Ahora solo tengo tus pezones en mi mente, tus pechos rebotando. Mmm, ésa textura que me hace agua la boca. —Vegeta muerde su labio inferior. La punta de su miembro empieza a doler de nuevo. —Cuántas ganas tenía de apretarte ése culo insolente, tirarte sobre el auto y follarte duro frente a todos, que vieran que no pueden tocarte ni con la mirada.

Escucha sus jadeos, sus palabras obscenas, tan crudas. Intenta una vez más resistirse, pero sus rodillas se retuercen. Es como si el aliento caliente de Vegeta estuviera ahora sobre su clítoris. —Maldita sea. —Serena sisea frente al quiebre de su voluntad. Lleva una mano sobre sus bragas, empieza a frotarse, duro, muy duro. Ahoga sus gritos en la garganta.

—Eso Serena, sigue. Cierra los ojos. —Vegeta presiona los dientes y bufa hacia arriba. Al cerrar los ojos la imagina ahí, en su cuarto. Tomándola, sacudiendo toda la cama junto a su cuerpo.

Serena cierra los ojos, lo ve entre sus piernas, metiendo ésa lengua y regalándole ése guiño travieso mientras la devora completamente. —Ah, Vegeta. Mmh. —Tira la cabeza hacia atrás.

—Eso, sigue. No pares… Se siente genial y se sentirá mejor al estar juntos. —Vegeta se agita, acelera su mano. —Yo, dentro de ti. Tú, rodeándome, envolviéndome. Tan mojada, tan caliente.

—Ya no aguanto, Vegeta. Ya no…—Serena se siente cerca del orgasmo.

—Hazlo Serena, ya no lo soporto. — Vegeta gruñe de placer mientras el líquido perlado escurre en su mano, escucha el orgasmo de Serena, su tono es tan dulce. Sólo ella puede hacer algo tan pervertido como el sexo telefónico y hacerlo parecer celestial.

Serena sale de su estado glorioso, de nuevo su consciencia la hace tocar tierra. —Ah, yo-Eh, no. Veg—No sabe qué decir o qué responder. Se golpea en la cabeza. —"¡Cochina, lujuriosa! ¡¿No tienes decencia?!"

—No Serena. —Vegeta la escucha nerviosa, se la imagina pudorosa y roja hasta el cuello. —Fue un placer para mí. Te prometo que no te molestaré en el trabajo y que voy a esperar pacientemente, como "niño bueno", el fin de semana.

Serena apoya su frente sobre su palma. — ¿A esto le llamas esperar pacientemente? —Casi es una pregunta retórica.

— ¿Para los chicos malos? Sí, esto es el borde de la paciencia, créeme. —Vegeta baja la vista, sus pantalones son un desastre ahora. Pero no le importa.

—Buenas noches Vegeta. —Serena suspira. Se resigna, la atracción sexual es innegable.

—Mi noche ya es perfecta, espero que la tuya también. —Se tira sobre la cama rebotando un poco y se pregunta de qué lado preferirá dormir Serena.

Primer día, un primer día agitado. Entre papeles y contactos. Tecleando sin parar, compartiendo la oficina con Dieciocho. —Mmm, debería tener un teléfono para negocios. —Piensa en voz alta, estira su cuello y sigue anotando.

—Con tu primera paga seguro vas a poder comprarte uno, sencillo y eficiente. —Dieciocho le habla sin dejar de teclear.

Serena está sorprendida. —Es impresionante a la velocidad que escribes. Pareces una máquina. —Revisa un par de papeles. — ¿Tienes los últimos reportes de publicidad o cifras de los contratos anuales y de temporada?

—Eh… —Dieciocho busca un poco. —Nop, pero los buscamos en la oficina de Tarble. No te presiones, apenas es el primer día. No esperamos que vengas con una "gran revelación" o algo así.

Serena frunce los labios y asiente. Pero está de verdad entusiasmada. —Pero mientras más pronto mejor. Tick, Tack… —Le señala el calendario. —Preliminares… —Lo dice como un cantito, mientras se va al trote a buscar la información con Tarble. Al volver, habla de alguna tontería con Launch y le pide algo. — ¿No sabes si están los contactos de los patrocinadores y marcas que los han rechazado?

—Mmm, seguro. Te las puedo buscar. —Launch sonríe enorme. —Eres muy eficiente, se nota que quieres destacar.

Serena larga unas risitas, al girarse alguien la atrapa de la cintura. — ¡Aaah! ¡No!

— ¿A dónde vas con tanta prisa? —Kakarotto la baja al piso. —Jajaja, vamos a empezar a entrenar ¿Quieres vernos? O si quieres podemos almorzar juntos. —Parpadea grande. — ¡Milk! ¡Oye Milk! —La ve entrar y la arrastra hasta ellos. —Milk Ox, ella es Serena, la nueva publicista. Milk es nuestra entrenadora personal.

Serena le sonríe y se inclina. Se ve una mujer de su edad, fuerte y voluptuosa. —Mucho gusto, es un placer Señorita Ox. —Serena da un salto al verla de tan mal humor.

Milk exhala un poco. —Mucho gusto, Señorita Tsukino. —Presenta sus respetos muy a secas.

—Milk es también mi amiga de la infancia. —Kakarotto sigue. —Estaba invitando a Serena a almorzar, que se una al grupo de amigos.

—Oh, no. —Serena niega. —O-O sea, no es que no me guste. Tengo muchísimo trabajo, de verdad.

A Kakarotto se le dibuja un puchero, pero su rostro cambia al recibir una llamada. — ¡Mina! ¿Cómo estás? —De inmediato se excusa y atiende la llamada.

—Bu-Bueno. Un gusto de nuevo. —Serena se aleja, cree que la mujer es de carácter fuerte porque debe serlo, para mantener a ése grupo de enormes especímenes entrenando.

—Sólo no los hagas pelear. —Milk le susurra muy mordaz, se cruza de brazos y frunce el ceño. —Bastante tuvo Vegeta con lo que Bulma le hizo, para que tú vengas a enemistarlos todavía más.

Queda con la boca abierta y pasmada. — ¿Qué? Yo-Yo no sé qué… —Serena se siente incómoda.

Milk se sacude, siente que metió la pata. Intenta arreglarse en ésos segundos. —Sólo no traigas problemas ¿De acuerdo? —Su tono se suaviza, pero ya era tarde. Acaba de pecar de impulsiva. Escapa, ocultando su rostro por la vergüenza.

Launch se acerca por detrás de Serena. —No le hagas caso…—Mira por moros en la costa. —Verás, ella está enamorada de Vegeta. —Se ríe tapándose la boca.

—Oh. No…No sabía. —Serena baja la mirada y vuelve al trabajo. Primera bandera roja en su trabajo. Todo venía demasiado energético y con entusiasmo. Ahora se sienta y piensa unas milésimas en eso.

— ¿Todo bien? —Dieciocho puede ver bien su cambio de ánimo.

—Sí, todo bien. —Toma sus lentes, las carpetas y de nuevo siente un subidón de ánimos. Porque se recuerda que ella no está ahí por Vegeta. No Señor, está ahí para darle impulso a su carrera. No importa que se hayan esparcido rumores sobre su prestigio, ella va a derrumbarlos con pruebas. Puede hacerlo, va a encontrar una forma. Vegeta no es el único corredor, ni el único empleado de la Empresa. Toda la Empresa Cápsula necesita mejorar su imagen y sus relaciones públicas. Anota en un cuaderno un par de ideas. Al parecer, el principal inconveniente es la Primera Impresión que dan. Son hombres corpulentos y además un poco inaccesibles. No van a muchos eventos sociales. —"Hmmm… Tampoco los quiero de fiesta en fiesta como los hermanos Kou. Pero estaría bien que puedan ver lo que yo pude ver; un ambiente amigable y familiar… Son rudos, pero no son bestias…Hicieron carrera Militar, quizás por ése lado…"—Piensa en eso y el comentario de que Milk está enamorada de Vegeta vuelve a su mente. Sacude la cabeza bien fuerte.

Mientras todo eso pasaba, también sucedía la llamada de Mina a Kakarotto.

—Jajaja, sólo debías responder al mensaje Mina. Sí o No. —Kakarotto sigue caminando a la sala de entrenamientos.

—Extrañaba tu voz, muchacho travieso. —Mina dice con picardía. —Justo estoy llegando al trabajo ¿Cómo está Serena ahí? Salió como una hora antes… —Sí, en verdad es una llamada encubierta para ver que su amiga esté bien.

—Oh, bien. No debes preocuparte, yo voy a cuidarla. —Kakarotto dice muy sincero.

—Ay, me pongo celosa. —Mina se desmaya poéticamente frente a la puerta de su negocio. —Ahora… Eso que le ofreció tu hermano a mi amiga…

— ¿Entrenar? —Kakarotto completa.

—Sí, por favor, dime que es clave de "sexo". —Mina abre las cortinas, acomoda todo para la atención al público.

Kakarotto resopla unas risitas. —Creo que es la primera vez que "temo" que una mujer abuse de mí o se aproveche de mi inocencia.

—Jajaja, Kakarotto tú y yo sabemos que ésa inocencia, esconde un demonio hambriento. —Mina sigue coqueteando. — ¿Acaso no crees en la amistad del hombre y la mujer?

Kakarotto ve que Milk lo cruza veloz y va por delante. —Sí, sí creo en eso. —Se despabila.

Raditz tomaba un descanso luego de trotar, justo llamaba a Lita y tenían una discusión parecida. —… Jajaja ¿Le tienes miedo a mi padre?—Raditz se burla.

—No es que le tenga miedo, me muero de la pena. —Lita estaba acomodando unas ollas en la cocina de su negocio.

—Jajaja, te aseguro que él quedó más apenado. —Raditz recuerda la cara roja de su padre mientras lo regañaba. —Es que como siempre fuimos hombres en casa, tiene ésa puta costumbre de quitarse la ropa en cualquier lado. —La escucha lamentarse y cree que se golpea la cabeza. —Tranquila, creo que le curaste ése mal hábito.

— ¿Cómo puedes tomarlo como un chiste? —Lita azota la encimera.

—Bueno, entonces, tienes libre el fin de semana. —Raditz hace planes, mira su entrepierna. Piensa que si no se despierta con Lita, tendrá que ir a un médico y tomar medidas serias. — Temprano, salimos a trotar, entrenamos y comemos algo. Oye, cambiando de tema. Tu amiga la sacerdotisa me ayudó el otro día.

— ¿Rei? ¿En serio? —Lita la recuerda poniéndole cara de asco a Raditz.

—Sí. Y no me dijiste que era la mujer del cumpleaños, a la que le ofrecí un trío. —Raditz la acusa un poco. —Qué vergüenza con ella…

— ¡Jajajaja! —Lita se dobla de la risa. —Mira cómo es el destino, pues te la aguantas y ya. Así como yo me trago la pena que pasé con tu padre. —Traga duro saliva. — ¿Él dijo algo de mí? ¿Me prohibió ir a verte?

Raditz levanta una ceja. —Lita ¿Cuántos años crees que tengo? Vivimos en una casa, que es como tres casas juntas. Técnicamente puedo ver una manera de que entres y salgas sin que se entere. —Raditz la sigue escuchando mortificada. —Jajaja, ya lo dije yo, viste a mi padre desnudo y fue amor a primera polla.

A Lita le estalla la cabeza como un volcán. — ¡Cállate! ¡Cierra la boca! ¡Sabes qué, ya no quiero salir contigo! ¡Vete a la mierda!

Raditz se parte de la risa, ahí ve a su hermano entrar con el teléfono en la oreja. — ¿Es Mina? —Alza la voz.

— ¡Sí! —Kakarotto se acerca a su hermano.

Raditz lo sienta junto a él. —Ven, ponlo en video llamada. —Estiran el brazo y dejan el teléfono frente a ellos. —Aquí está Mina, organicemos rápidamente en ésta conferencia los puntos principales de la cita. —Raditz y Kakarotto chocan los cinco.

— ¡Hola Lita! —Mina saluda alegre, puede notar que su amiga está bien enojada. —Ay Raditz, chico malo ¿Qué le estabas haciendo? Jejeje ¿Ofertas obscenas sin antes desayunar?

—Anda Lita. No te enojes. —Raditz dice y bebe agua. —Necesito con quien entrenar suave, muy suave y en horizontal. Jajaja.

—Aishh. —Lita rueda los ojos, sigue molesta. —Pues creo que aquí nos cruzamos las parejas. Mina, mejor quédate con Raditz, es igual de pervertido que tú.

Mina queda sin parpadear, su mano tiembla sosteniendo el teléfono. —Lo-Lo-Los dos hermanos, ay…Yo-yo… —Mina imagina un trío con ésos dos y queda fuera de servicio.

— ¿Mina? ¿Mina estás bien? —Kakarotto sacude el teléfono como si sacudiera a la rubia.

—Sí, está bien. —Lita les explica. —Está desmayada de hemorragia nasal. —Suspira al techo. —Bien, fin de semana. Salimos a divertirnos.

— ¡Uuujuu! ¡Sí! —Mina reaparece para el alivio de todos, con un pañuelo en la nariz y saltando de alegría.

Raditz se siente entusiasmado, relajarse, estar con chicas, ése es su verdadero hábitat. Luego de su rutina diaria, aún no se anima a acelerar en el auto. Sí ve a Broly adaptarse muy bien en la pista. Se acerca a Vegeta. —Hmp, tú sabes que él jamás querrá ser tu "hombre ala".

Vegeta tiene el ceño fruncido y una pequeña sonrisita de lado. —Pues… Sí, eso ya lo sé. Veremos si en Individuales puede superarme.

— ¿A ti? ¿Creí que querías correr contra Kakarotto por el liderazgo?

Vegeta empieza a caminar, toma su casco y antes de ponérselo le da un guiño travieso a Raditz, que lo desconcierta. Está realmente enfocado, completamente comprometido. Está corriendo bien, pero está guardando lo mejor para el inicio de las preliminares. Es eso, y el hecho de que está a solo un día del fin de semana. —Creo que nunca me he sentido mejor… —Piensa en Serena y eso parece llenarlo de gasolina.

—Ay, ése hijo de puta. —Raditz golpea la baranda de la pista. Se ríe de lado, ya sospechaba que estaba corriendo demasiado "conservador", para su gusto. Mientras está en los vestuarios, Raditz se pregunta hasta cuándo va a seguir ésta ansiedad que se despierta cada vez que acelera. Piensa en los ejercicios de meditación y ve el libro que le prestó Rei. A la salida de su trabajo, pasa por el Templo.

Rei estaba refunfuñando por la electricidad, en una oreja tenía al electricista hablándole por el teléfono. —En serio, ya es la tercera vez que le cambio los fusibles. —Escucha las explicaciones del técnico. —Sí, ya sé que la casa es vieja, pero desde la tormenta que sigue así… ¡¿Una semana más?! —Rei resopla su furia, es el único electricista que conoce de éstas instalaciones. Se resigna y acepta. —Lo siento Ami, de verdad.

Ami salía de bañarse. — ¿De qué hablas Rei? Soy yo la que te invade aquí. Perdóname por ocupar el agua caliente, sé que la caldera no anda bien.

Rei agita sus manos. —No te preocupes, tú entras de guardia en una hora. Yo puedo calentar una olla de agua o algo así. —Se acerca a ella, la ve con ojeras. — ¿Sigues mal?

—Un poco… —Ami se encoge de hombros. —Creo que lo que me hiere en verdad, es saber que me tomaron como tonta. Y le fui desleal a Serena… —Se sienta en un almohadón.

—Sabes bien que ella no te va a tratar así. —Rei peina el cabello azulado de su amiga.

Ami trata de distraerse. —He estado pensando, quizás la chimenea de la caldera necesita una refacción también. Podemos pagarla a medias ¿Cómo era el número del señor que siempre venía a arreglarla?

—Ay, es inútil. Está muerto hace como dos años, era un señor muy viejito… —Rei baja los hombros. Empieza a ver posibilidades y a buscar con su amiga otros técnicos de calefacción.

Ami siente nervios cada vez que debe salir del Templo. Teme encontrarse a Taiki, aunque solo pasaron unos días del rompimiento. Lo ha bloqueado de todos sus medios de comunicación, pero la pone incomoda pensar que él puede aparecer en su trabajo e insistirle en volver. Ha tomado varias guardias, para ver si con trabajo puede llenar el vacío de su corazón roto. No obstante, no funciona como antes. Debe ser porque fue el primer novio con quien se fue a vivir. —Haaa… Taiki…

Rei la escucha suspirar, no dice nada para no herirle el orgullo. La sigue ayudando para llegar a tiempo. Se despide de su amiga al pie de la escalera, sabe que el trabajo de Ami es muy importante. Salvando vidas, mejorando la calidad de la salud de la gente. —Haaa… ¿Y yo? —Se siente tan inútil. Una campanada dentro del Templo le llama la atención. — ¿A éstas horas? —Se va caminando y choca con ése tipo de la otra vez. —Oh, hola.

Raditz estaba con las palmas unidas, como le habían enseñado. Siente la voz de Rei y se voltea. La observa vestida como cualquier mortal, sin su vestimenta de Sacerdotisa. —Buenas, perdón por la hora. —Abre su chaqueta y saca un libro. —Ten, te lo devuelvo, fue de mucha ayuda.

Rei lo toma y frunce el ceño. — ¿Ya te lo leíste completo y lo aprendiste? —Incrédula se cruza de brazos.

—Mmm, me compré uno para mí. —Raditz le muestra el otro en su bolsillo. —Vi que ése tiene algunas notas tuyas y supuse que tal vez, es algo preciado para ti.

—"Lo era…" —Rei responde en su mente, recuerda lo seria que era en el secundario con la espiritualidad, se sentía que salvaba al mundo. Se recuerda a sí misma y se siente ingenua. —Gracias. —Con una sonrisa apagada toma el libro. —Si… Si sientes que quieres hablar con alguien o necesitas ayuda para entender algo del libro, puedes venir a preguntarme.

—Ah, sí. — Raditz sonríe. — ¿No temes que el Templo se derrumbe con mi presencia?

—Jajaja, para nada. Si no te prendiste fuego al subir los escalones, creo que estamos a salvo.

La ve sonreír así, tan viva y relajada. —Le avisaré a Lita para que te avise a ti, así no interrumpo…

—Haaa, Raditz, ya te dije que no soy una monja. —Rei lo regaña. —Creo que voy a darte otro libro, pero sobre las costumbres de un Santuario. —Busca su teléfono. — ¿Tienes tu teléfono? Así intercambiamos contactos.

Raditz le asiente e intercambia números con ella. —Creo que es la primera vez que intercambio números, sin intenciones obscenas.

— ¿Discúlpame? —Rei, parpadea ofendida, pone una mano en el pecho. — ¿Acaso soy poca cosa para el hombre zorra?

— ¡¿Qué?! ¡No! ¡No te ofendas! —Raditz da un salto. —O sea, te veo como amiga, nada más. No te tocaría ni un pelo. —La ve tomar aire prendida fuego. —No te veo como una mujer en el plano sexual. O sea, si estuviera ebrio como ésa noche quién sabe… —Rasca su nuca.

—Raaa-Ditz…. —Rei ruge y las llamas estallan a su alrededor.

— ¡Nos vemos! ¡Muchas gracias! —Raditz huye antes de empeorar todo. Se ríe para sí mismo, recordando el coraje que le hizo dar. Sin embargo, no puede evitar notar, que siempre a primera impresión, ella tiene un gesto triste y cansado. Se mira en el espejo retrovisor, se ve un poco como ella. — ¿Qué le habrá sucedido?

Rei acomodaba sus cosas en su cuarto, pensaba en ésas cosas que le dijo ése degenerado. —Hmp, yo soy sexy cuando quiero. —Se quita la ropa, queda con sus bragas y su brasier. Mira desilusionada, su figura está un poco descuidada, su cabello necesita un recorte. Y para colmo su ropa interior es de ésas que usan las señoras mayores, ni hablar de sus uñas. —Haaa ¿Pero hace cuánto que no quiero verme ni me siento sexy? ¡Ah! —Grita del susto ¡La maldita luz se volvió a cortar! Se pone una chaqueta de algodón y sus tenis sin atar. Abre con rabia la puerta corrediza. Mira al pasillo oscuro, empieza a caminar. Ilumina con el teléfono. Da un salto, sintió a alguien por detrás. Frunce el ceño. — ¿Quién querría venir a robar algo? La casa se me cae en la cabeza. —Racionaliza en voz alta. —Además, cerré bien todas las puertas y… —De nuevo siente que alguien se acerca, se voltea iluminando con su teléfono. — ¡¿Ami?! ¿E-Eres tú? —Silencio… Traga duro, se va a la cocina. Saca un cuchillo y la linterna. Da un salto al techo, toma aire presionándose el pecho. —Es mi teléfono. —Mira extrañada la pantalla. — ¿Raditz? —Contesta…

—Rei… —La voz de Raditz parece delatar su sonrisa maliciosa.

—Hola ¿Pasa algo? —Simula tranquilidad. —Justo estoy ocupada…

—Oh ¿Qué sucede? ¿Temes a la oscuridad?

Rei se siente confundida por su risita. —Escúchame, no te di mi número para que me llamaras y quieras usar tus frases de tercera categoría, que de seguro funcionan con ésas golfas co—

— ¿Te sientes sola Rei? —Su tono es lascivo y bajo. —Ésa ropa interior no te hace justicia…

— ¡¿Qué?! —Rei salta, su teléfono cae al suelo. Un par de brazos enormes se aferran a su cuerpo y la inmovilizan sobre la encimera. — ¡Aaahh! ¡Suéltame! ¡Maldito pervertido!

— ¡Jajaja! ¡¿Qué te pasa?! ¡Hoy te ofendiste porque no te miraba el culo como a las demás! —Toma los bordes de su chaqueta y se la rompe como si nada.

Rei sigue forcejeando, pero de pronto la boca de Raditz aterriza contra la suya. Se siente ahogar, de a poco sus movimientos se hacen menos agresivos. Intenta arañarlo, pero la fuerza con la que sostiene sus muñecas es impresionante.

—Lo quieres Rei… Juegas a la mojigata… —Arranca los restos de su ropa interior y mete dos dedos dentro de ella. —No será tan malo ser una más en mi lista, créeme que lo disfrutarás.

—No ¡Por favor! —Rei llora, está fría del miedo. Al segundo, la calidez del cuerpo de Raditz y su lengua enorme, bebiendo sus lágrimas quieren persuadirla. Su corazón late fuerte, en tanto lucha con estas sensaciones contradictorias y completamente pecaminosas. —"No, no ¡No me gusta! ¡El tipo no me gusta!"—Rei toma aire para gritar. — ¡Voy a matarte maldito idiota!

—Jajaja. —Le muestra sus dedos mojados. —Creo que empezaré a escuchar a tu vagina, en lugar de tu boca. —De nuevo un beso que le quita el aire, un par de pellizcos a sus pezones que la hacen saltar. Y la sensación de ser penetrada por una enorme y dura erección.

Rei se aleja para conseguir aire. —Grrr… Raditz. —Siente que la embiste contra la encimera, todo se sacude junto con su cuerpo. Está recibiendo placer, como hace mucho no recibía…

Hasta que su inoportuno despertador la despierta en la mejor parte. Enojada, toma la almohada y lo derriba de un golpe. — ¡Hmp! ¡Traidor! ¡¿Sabes hace cuánto no tenía un sueño de ésos?! —Parpadea, su conciencia empieza a esclarecer. No puede creer lo que dijo. Toca su entrepierna, abre la boca en asombro. — ¿Qué carajos me está pasando? —Piensa con miedo, necesita una ducha fría de inmediato.

¡Hasta el próximo viernes!

Saluditos…

Nita-chan84: Aaaah! Me alegra que te haya emocionado el VegeRena feat. LuisMi XD te provoca el "lloro de tanto amorrrr" Jajaja. Tama, el pobre gato percibiendo la mala vibra y el pesar del Vergeta estilo: déjese querer Nop, el Krillin no va a morir, tranquila por ahí. El ReiDitz ya nos pone a flipar colores a todos. Jejeje y aquí ya con sueños bien salvajes y demoniacos Grrr… ¡Diablos Señorita Rei! :V Creo que todos necesitamos a Setsuna y solo a ella, Jajaja o al menos alguien que se aparezca en nuestro momento crítico y nos dé una galleta y ya. Seiya, por ardido va a joderse él y todos sus hermanitos, por comportarse como adolescentes inmaduros. Broly, Broly… Hmmm ¿Será él quien baje a la tierra a nuestra hiperactiva rubia? Y pues aquí el KakaChi está bien friendzoneado Hmmm, sospechosa la cosa ¿Será, será? Sí, Jaja, el VegeRena son un par de enanos zabrozos. Desgraciados que nos antojan. Muchas gracias por tu rw, un abrazo grande.

Alexandraaa417: Jajaja tú siempre poniendo velitas al milagro, ya queriendo meterles chamacos, espérate. Ya sé que los smutties nos hacen ovular, pero al menos que le den pelea, Jajaja. Nappa, ja! Otro viejo bien rico ahí, dando consejos, pero ¿Funcionará si él quiere aplicarlos en él mismo alguna vez? Hmmm… Y ReiDitz, pa' qué te digo que no si sí XD Pues yo aquí en el poder de mi imaginación, deduzco que la escena de la cita te habrá parecido muy, pero muy ricas ésas papitas con salchichitas jeje, traviesilla. Muchas gracias por tu rw, te dejo un beso virtual mi ciela (no homo, es broma, pero si quieres no es broma XD)

Kariim: Una cosa detrás de la otra, el Vergeta seductor no nos da respiro. Un ataque fulminante detrás del otro, haciendo que nos hagamos líquido puro por él. Me gusta cuando él se comporta así, tomándolo como una batalla y subiendo la apuesta. Le está agarrando el gusto, porque la recompensa que le da la Usagi la saborea y la relame como gato al pez. Sí, papi Nappa, siempre papi, nunca NO-Papi :V Yo opino, que en comparación, Nappa y Raditz no eran tan sanguinarios y fríos como Vergeta (bueno, sí, los defiendo porque les tengo más ganas que a un pan caliente ) Amo la seriedad del Nappa y caballerosidad, a veces desmedida con las mujeres, que te da ganas de gritarle ¡Ya fáltame el respeto! Y ésa seducción estilo hombre salvaje, o lobo en el bosque de Raditz Grrr… Ay, que ya alucino. Sí, sí… Nuestra sacerdotisa ya tiene el chamuco bien adentro y tiene nombre, apellido y un arma de alto calibre que, ay mis cielas, si así está el león dormido, no quiero saber cuándo se levante Jajaja. Gracias por tu rw, un abrazo grande. Gracias por el apoyo

OhaioIzumikun: Sí, así es. Pero los obstáculos a veces son grandes. Y cuidado con eso, ya dijo Vergeta, mucha abstinencia llega demasiada zukulencia, ah-no, esperensen :v Así, Nappa y el Arte de Amarte, siempre la biblia en éste universo, jajajaja. A Raditz le queda un camino largo, además Rei También tiene sus tumbos y conflictos ufff! Sí, me divertí escribiendo la aparición del Broly. Sip, así nada más, el Seiya cometiendo alta traición por ardido, pues ahora c-jode :v Muchas gracias por tu rw, un abrazote grandote XD.

Jiyuu Akabane: Ay querida, tú no te preocupes que el fic no se va a ningún lado, tú síguele actualizando a Sofás de Cabaret o te secuestro y-Ah, no, no. Es broma jeje de verdad espero que los líos de tu trabajo se hayan alivianado *veladora_para_no_trabajar_tanto_en_el_trabajo Jajaja y *veladora_para_tu_inspiration. Un beso grande mi chula!