Lala Lulu: Hola! Es noche de Luna Llena y huele a amorrrr o amistad, hmmmm, el KakaChi nos hace dudar y mover apuestas. Tomen sus copas y a mover el esqueleto. Pero nunca dejen sus limonadas heladas porque todavía tenemos mucha Zabrozura, pasión, drama y tendremos chismecito calienteeeee ¡A leer se ha dicho!
¡Advertencia! Si ya has leído mi historia anterior sabrás que yo no escribo Lemon, sino Smut, mucho Smut. Smut es sabrosura primero, explicaciones después. Así que esto es para adultos ¡Porque soy una maldita pervertida!
No me pertenecen los personajes, son Creaciones de Akira Toriyama y Naoko Takeuchi. Hecho por un fan, para algún otro fan que ande dando vueltas por la Vía Láctea…
"Mírame
A los ojos por favor, quiero ver
Si te queda algo de amor
De calor, de ternura o de pasión
De amistad puede ser
Mírame
Estoy solo pero bien, te extrañé
Porque siempre te espere
Sabes que estás bella amor
Porque no lo probamos otra vez
Te propongo esta noche
Al amor darle oportunidad
Olvidar lo pasado
Entre luces y música bailar
Que hoy es noche de luna llena
Y huele a amor
Hay que dejar hablar al corazón
Mírame
Tengo ganas de soñar, suena bien
Que volvamos a empezar y si no
Quiero imaginar que tú y yo
Nos amamos de verdad
Mírame
Lo que pase pasaré sabes bien
Que es mejor no programar
Que el amor, vuelva a ser amor
O tal vez tan amigos como siempre…" Te propongo esta noche, Canción de Luis Miguel.
Capítulo 17
Justo que empezaba el baile, Ami se decide a irse. Además se habían quedado solos de improvisto. —"Juro que recién vi a Lita a mi lado…"—Tuerce los labios y se sirve más ponche. Mira de lado a Nappa, vuelve a olfatear la comida. — Y como le decía… —Toma otro sándwich de cerdo e intenta buscar un tema de conversación.
Nappa siente el esfuerzo de ella. —Doctora, no hace falta que hable conmigo de nada. —La ve parpadear grande. —Con un gracias está bien. Sé que es difícil estar cerca de alguien como yo y está bien—
Ami mastica rápido. —No… —Traga y niega con la cabeza. —No creas que es por algo así. —Pasa las manos por sus ojos. —Sí admito que al principio fue algo así, pero… —Se encoge de hombros. —Me ayudaste así, de la nada. Se sintió bien.
—Hm, de acuerdo. —Nappa concluye que es puro agradecimiento. —Cuando necesite ayuda—
—Ahí estás de nuevo. —Ami levanta el tono un poco enojada, se cubre la boca. —"Mejor dejo el ponche y empiezo con agua o jugo…"—Culpa al calor de la bebida su mal tono, deja su copa y toma un vaso con agua. Al voltear el perfil de Nappa mirando a la pista, se le hace tan imponente y masculino. Su postura recta, la mano en su bolsillo, en tanto lo ve bajarse ése whisky sin preámbulos. Agregando el glaseado principal, que es su ropa impecable. —No me trates de usted. —Se mira de pies a cabeza; de acuerdo, no se siente muy mujer ahora mismo. Mira alrededor y se siente incluso menos elegante que las meseras. —Me llamo Ami. Y ya que hablas de ayudarme ¿Qué te parece si me explicas un poco de tu trabajo?
Nappa se voltea a verla, levanta una ceja. —No sé porqué le interesaría a una Doctora mi trabajo tan banal. —Suaviza la mirada ante la sonrisa de ella, casi una sonrisa pícara.
—Además de no querer cumplir tu palabra: ¿Vas a hablarme en tercera persona para no tutearme? —Ami lo regaña en chiste.
—Bueno, ahí está la pista. —Nappa, pone ambas manos en sus bolsillos y le señala detrás. Quedan apoyados en el barandal. —Bueno, como Director del Equipo, mi trabajo es coordinar al conductor, los Pits y todo el equipo mecánico…
Ami lo escucha y en parte se alegra de estar aquí, porque se sentía muy fuera de lugar, entre gente tan elegante e importante. —"Mmm… Si se da otra oportunidad, vendré mucho mejor. Irreconocible…"—Fantasea con eso y sigue escuchando y preguntando sobre cómo son las prácticas.
Para Bardock, que se había enamorado una vez y a primera vista, y que además le fue recíproco; los sentimientos y la lujuria eran una sola cosa. Luego de enviudar estuvo técnicamente muerto de la cintura para abajo los primeros dos años, preguntándose porqué la vida le había quitado a su otra mitad, enojado con su destino. Pero él no era de los que se quejaban o lloriqueaban por los rincones, al menos no delante de otros. Se resignó a la soledad y se concentró en una promesa a su difunta esposa; cuidar a sus hijos, ser el mejor padre que pudiera. Las demás necesidades de Bardock, pasaron a último plano, su vida personal y privada ya no tenía cabida ni importancia.
No era que no tuviera impulsos, porque los tenía. No obstante, un trabajo manual por las mañanas resolvía todo. Pensar en lo que sea lo resolvía todo, poner a sus hijos en primer lugar lo resolvía todo. —"¡¿Por qué?!"—Grita en su mente con desesperación. —"¡¿Por qué con Lita no puede ser así?!"
El beso de nuevo les devora la razón. Lita observa las luces mover las sombras alrededor, en ningún momento le importó si alguien se aparecía ahí. Hay tanta gente alrededor, hasta su amiga puede aparecer y quedaría en un bochorno. —Oh Dios. —Gime soltando el beso, cuando Bardock la atrapa de su trasero y la levanta, la sienta en la mesa rectangular que está contra la pared. Se abre de piernas, sin impórtale lo que su razón y su sentido común le grita.
Bardock se afloja la corbata, toma el cinturón con el que aferró las muñecas de Lita y lo ata en la pared detrás. Mete sus manos debajo de su vestido, su piel tan suave y delicada, le hace difícil contener el impulso de apretarla todavía más. La abre un poco más de piernas, besa desde sus rodillas a la zona interna de sus muslos. Los gemidos de Lita resuenan y hasta la siente erizarse cuando pasa su lengua contra su piel. —Hermosa… —Susurra. Recíproco, correspondido… No sabe si los sentimientos entre ellos son así, pero sus acciones sí lo serán. Toma las bragas de Lita y se las deja sostenidas por uno de sus tacones. Se relame y va a intentar devolverle la mamada que le hizo, ahí sobre su mesa de trabajo.
Gime en la primera lamida, tiembla y se aferra al cinturón. En ésta posición, Lita queda completamente expuesta, con su sexo a disposición de la boca de Bardock. Tira la cabeza hacia atrás cuando succiona su clítoris, los dedos de Bardock abren sus pliegues y la invasión de su boca no tiene piedad. El aire caliente de su respiración, sus dedos masajeando los labios de su vagina húmeda, junto al escenario donde lo están haciendo, lo hace un acto tan sucio y lascivo. Se da cuenta que esto los excita por igual. El placer se acrecienta cuando le mete dos dedos, haciéndola saltar en sorpresa. La textura rasposa de sus cayos es una delicia contra sus pliegues.
Había lubricado sus dedos con sus fluidos femeninos para penetrarla, con su boca se ocupa de su clítoris. Entre succiones y lamidas a su sexo se aprieta entre sus dedos y escurre sin parar. Aumenta la velocidad.
— ¡Oh no! ¡Oh mierda! —Tira la cabeza hacia atrás, su cuerpo se tensa, su trasero se aprieta contra la superficie dura de la mesa. Su sangre transporta el calor desde su nuca, baja por sus pechos y repica en su ombligo, acumulando una sensación muy conocida pero intensa. Tan intensa que cree que es solamente su abstinencia reciente lo que nubla su juicio. —Ah, Ah ¡Mmh!
Bardock aleja su boca, la lame desde abajo sin dejar de agitar sus dedos. —Di mi nombre Lita, dilo. —La escucha gemir, acelera dominándola de placer e igual de dominante repite su orden. —Di mi maldito nombre. —Quiere hacerla acabar con su nombre en los labios.
Lita se sostiene como puede, está presa de la lujuria. Con el poco aire que le queda, levanta el tono. —Bardock, Bardock, Bardock. —El éxtasis colisiona contra ella. —Bardock… —Musita ya sin fuerzas. El dolor del orgasmo quedó en su carne, pero Bardock la alivia. Sus lamidas son suaves, sus besos son… —Tiernos…
Bardock da una pequeña sonrisa al escucharla, está tan complacido de verla así entre sus manos. No piensa detenerse. Busca el par de condones que se guardó en el saco. Y pensar que iba a usarlos, con cualquier mujer que lo ayudara a olvidar a Lita. Atrapa uno entre sus dientes y lo abre.
El sonido del paquete platinado, saca a Lita de su deleite post orgásmico. Bardock la desata y ella descansa sus brazos sobre sus hombros. Lo envuelve y se miran a los ojos. No pueden decir nada, porque en el minuto que lo hagan sienten que volverán a la realidad.
Bardock la besa, con una mano acuna su mejilla y con la otra baja la funda. Abre su boca entre succiones y sus lenguas empiezan a tocarse, las giran en sus bocas. Sigue un camino de besos, desata completamente la parte superior de su vestido. Lita desabotona su camisa, toca su abdomen. Ella besa la cicatriz de su rostro y desde ahí empieza a besarlo hasta sus pectorales. Bardock toma su virilidad con una mano y se frota contra el calor de su vagina. Despacio, muy despacio…
—"¡Oh Dios mío! Despacio, despacio…"—La mente de Lita reza, se siente estirada al límite ¿Puede ser tan grande? Espía hacia abajo y sí… Es jodidamente grande. Se abre más para intentar recibirlo mejor.
Solo a la mitad, la escucha gemir con gusto. Su cavidad lo envuelve delicadamente. —"Contrólate, despacio…"—Exhala pesado, empieza a moverse. Su carne caliente y mojada lo envuelve y se retuerce, masajeando y aceptando completamente su glande.
Lita lo mira a los ojos, los dos compartiendo el mismo deseo y desesperación. Lo toma de la nuca, comparten un beso apasionado. La nube de anhelo se hace espesa, no pueden ver el camino, el freno se rompe y se van directo por al abismo. Sus cuerpos se unen completamente. Dolor y placer mezclados exquisitamente. El vientre de Lita siente como si su cuerpo fuera a partirse, y la polla de Bardock está palpitando del dolor por la presión. Las defensas lógicas de ambos les advierten, pero el caballo de sus deseos, de sus pasiones más lujuriosas relincha más fuerte y empuja sin control sus sentidos. Piel, humedad, calor, escalofríos. Sus caderas empiezan a golpearse veloces, la mesa se agita.
—Oh mierda, carajo, Ah, Mmh… Lita. —Bardock jadea contra la boca de Lita, bebe los gemidos de la mujer.
—Maldita sea, Bardock. Jodida mierda. —Lita habla dando vueltas su lengua. —Me vengo, me voy a correr. —La mano del hombre apretando su trasero, ayudándola a seguir con el ritmo y la otra en su pecho, amasándolo y apretando su pezón, todo acumula impulsos eléctricos a nada de estallar.
—Sí, córrete, hazlo conmigo. —Bardock acalla los gritos orgásmicos con sus bocas unidas, se aferran en una arremetida final y dura, desarmándose.
Cuando Raditz había dejado a Lita con su padre, él saca su teléfono y empieza a llamarla. Supone que Rei no lo dejó con su cartera en la entrada, se hace espacio entre la gente que ingresa. Está buscando un lugar discreto, ella tiene que estar por ahí. Mira para atrás a lo lejos, puede ver perfectamente a Lita y su padre discutiendo. Niega con la cabeza, tal vez fue mala idea dejarlos ahí sacándose los ojos. No sabe si las cosas no le están saliendo bien, porque no las pensó u organizó bien.
Rei buscaba su abrigo y miraba en la pantalla el nombre de Raditz. Cuelga y apaga el teléfono. Empieza a caminar y a buscar un taxi en la acera.
Ahí veía a la mujer, acomodándose su chaqueta y levantando la mano para pedir un taxi. — ¡Rei!
El grito le agita el cuerpo completo, apenas lo ve y empieza a alejarse rápido. Siente una roca con espinas en la garganta, sus tacones no la ayudan a ir más rápido. Siente que él corre para alcanzarla.
— ¡Rei qué! —Raditz la toma del brazo y ella se suelta enojada.
— ¡Aléjate! ¡Me quiero ir! —Rei dobla la esquina, frustrada ve que hay puros autos estacionados y nada de tránsito, aquí no conseguirá un taxi.
— ¡Alto! ¡Basta! ¡Dime ahora mismo qué te pasa! ¡¿Por qué te vas?! —Raditz frunce el ceño, se siente decepcionado.
¿Decepcionado? Ja, Rei no lo puede creer. — ¡¿Que por qué me voy?! ¡Mierda Raditz! ¡Me mentiste! —Lo señala con el dedo.
De la decepción a la confusión. — ¡¿Pero de qué carajos me hablas?! ¡Estás loca!—Se lo dice llevando dos dedos a la sien.
Rei camina en círculos, está furiosa, trata de irse en otra dirección pero Raditz la detiene. — ¡¿Cómo que de qué carajos hablo?! —Lo empuja con todas sus fuerzas, con los puños cerrados pero nada. — ¡¿Cómo mierda no se te ocurrió decirme donde me traías?!
— ¡Más hablas, más loca creo que te volviste! ¡Te traje a conocer a mi padre! ¡A presentarte como corresponde y tú me dejas solo! —Raditz rechista, golpea el aire con el puño cerrado ¿Se equivocó? ¿Rei está escapando? ¿Se confió demasiado? ¿Creyó una cosa que no era? Todo le da vueltas.
Rei se toca el pecho por el dolor, siente que se equivocó y eso le está rompiendo el corazón. —No Raditz, no me dijiste que me traías a un nido de zorras en celo que técnicamente se te tiraban arriba. —Presiona los dientes, sin embargo sus lágrimas caen contra su voluntad. — ¡Me trajiste a un lugar donde un montón de las putas con las que te acostaste van a hablar de mi! ¡Donde iban a apuñalarme con la mirada y comentarios horribles!
Raditz tiene la respuesta, de verdad que no lo pensó bien. — ¿Viste cuando me sacaron la foto? —Pregunta decepcionado de sí mismo. La mirada asesina de Rei es suficiente respuesta, casi parece que va a tirarle un golpe en la quijada. — ¿No viste cuando las alejé y me fui a buscarte?
— ¡Oh! ¡Gracias! — Rei exclama con sarcasmo, une sus manos al cielo. —Eres tan bueno, si a mí se me rompe el corazón por el hombre maravilloso que eres. —La voz le quema, limpia sus lágrimas con el dorso de la mano, empieza a buscar un pañuelo en su cartera. Raditz de nuevo trata de tocarla. — ¡No me toques! —Sacude los hombros.
— ¿Alguna de ellas te atacó o te dijo algo? —Presiona los puños, trata de contenerse para no abrazarla. Quiere consolarla, pero una vez más, no puede.
Rei frunce el ceño, limpia su nariz y mira a los lados con hastío. — ¿Por qué soy yo la que es interrogada? ¡Eres tú quien me debe respuestas! —Busca irse de nuevo.
Raditz la bloquea y sí, Rei está a nada de darle vuelta la cara de una cachetada. — ¡Responde! Necesito saber para poder arreglar algo.
Rei se sienta en la orilla del pavimento, descansa sus pies de tanto dar taconazos de furia. —Haaa… No directamente, un par comentaron que cambias de mujer como una heladería y sus especiales—Revisa el fondo de su bolso y se pregunta porqué no metió una pequeña botella de sake. —"Ay abuelito, cada día te entiendo más…"—Quiere ahogar su tristeza. Sigue. —Que soy un juguete nuevo ¡Y yo no soy así! ¡No soy como ésas putas! Todas ésas que se te encimaron ¡Me enfurece que no las hayas sacado a patadas de inmediato!
—Sí las ahuyenté, no puedo comportarme así tan brusco y de la nada, primero porque son mujeres y segundo porque vivo de mi figura pública en cierta forma. —Raditz camina y se ubica frente a ella. —Pasaron un límite y se los dejé claro. Lamentablemente no puedo prometer que no habrá habladurías, porque…Bueno, tú sabes cómo son éstas cosas y—
—Y crea fama y échate a dormir ¿No? —Rei levanta la vista, Raditz está ahí, casi desesperado. Lo ve inclinarse y buscar su rostro con las manos. —No, no. Raditz. —Se levanta. —No puedo, no voy a poder.
Raditz se endereza, queda con la boca entreabierta, pasmado ante la verdad. La deja pasar, irse. — ¡Qué injusta eres! ¡Yo he aceptado todo de ti!
— ¿Disculpa? —Rei pone una mano en su pecho, para que el corazón no se le desboque ante tal audacia. Se voltea ondeando su cabellera negra.
—Cuando se apareció tu ex, ahí atormentándote. Me importó una mierda y estuve de tu lado. — Raditz la señala. —Creí que tú me aceptarías con mis defectos de mierda y todo.
—No estamos hablando de una ex tuya. —Rei señala a la Empresa. —Es todo un maldito Harén que estará en mi contra.
— Jamás tuve nada serio con ninguna y eso fue algo que siempre les dejé claro ¿Y no te parecen ridículas? —Raditz chilla. —Ahí, conspirando, inventando chismes y prediciendo tonterías ¿Y sabes por qué lo hacen?...Porque ninguna me llegó a conocer como tú. —La escucha bufar a un lado, se acerca una vez más a ella, mira hacia abajo. —Nunca ninguna pudo llegar aquí… —Se toca el pecho con su índice, lo hace como si tocara su cicatriz.
La imagen del pecho desnudo de Raditz, con esa enorme cicatriz inunda su mente. Se cubre la boca para tapar la O involuntaria que se formó, al tocar sus labios con los dedos, recuerda los besos que le dejó en ésa zona. La textura, el sabor y el calor de la piel de Raditz.
Ahí en la noche, las estrellas a su alrededor. En el momento de decisión Raditz contempla a Rei, su cabello con pequeñas hebillas brillantes, un vestido negro que deja todo a la imaginación y resalta sus curvas. —El vestido te queda muy hermoso…
—Hmp, pues… Pensé en algo para quedar bien con tu papá. —Rei se sigue limpiando los ojos, se cruza de brazos. —Si me hubieras advertido, hubiera traído algo más elegante y refinado. Con lentejuelas y zapatos mucho más altos. —Se arrepiente de no haberse elegido algo más sexy y escotado. Siente que se ve más "dulce" que sensual.
—Perdóname por no avisarte, no lo planeé. —Raditz suspira al cielo. —No las invité a estar conmigo o algo así, son mujeres que giran en mi entorno y lamentablemente no puedo asegurarte que no las volveré a cruzar… —Se encoge de hombros. — No puedo borrar mi pasado, lo siento. Mereces a alguien con un prontuario más limpio. —Busca su teléfono. —Te llamo un Uber o un taxi…
— ¿Y eso es todo? ¿En la primera pelea nos vamos a rendir? —A Rei se le caen un par de lágrimas más.
—No lo sé, nunca tuve una pelea de pareja. No sé qué hacer. —Niega mirando al piso.
Da un par de pasos a él. —Júrame que me dices la verdad, que…Ésas, no significaron nada.
—Te lo juro, jamás estuve con ninguna como contigo. —Se endereza. —Por eso quería que conocieras a mi padre. —Sin parpadear Raditz responde.
—Oh, tu padre… Lo crucé cerca del buffet. —Rei empieza a buscar un espejo para arreglarse. —Me puse nerviosa. —Empieza componerse, se endereza y enfrenta a Raditz, que todavía tiene el teléfono, dispuesto a llamarle un taxi —Hazlo.
Raditz mira a los lados, no parece que ella hable del taxi. — ¿Ah qué? —Recibe un puñetazo en el pecho de parte de Rei, su confusión aumenta.
— ¡Lucha por mí! ¡Pelea por nosotros! ¡Aissh! ¡La verdad que a los hombres hay que hacerles un mapa y un paso a paso todo el tiempo! ¡Es increíble! —Rei saca el pecho, acomoda su maquillaje y vuelve a pintar sus labios. —"La próxima voy a venir hecha una Diosa, ya verán ésas harpías."
Raditz guarda el teléfono. Cierra su saco, y acomoda su corbata. —Rei, nunca tuve tantas ganas de follar una mujer en el césped como contigo ahora mismo. —Mira al prado detrás de ella.
Rei le sigue la mirada, mira al césped, le da un poco de curiosidad. Se enrojece un poco. — No eres más que un demon—Su boca y sus palabras son robadas por un beso.
Raditz la levanta con facilidad, la presiona desde la nuca. Cuantas ganas tenía de probar sus labios. —Qué rica estás, como para chuparse los dedos. —Gruñe con la voz grave, su polla está al punto exacto para ponerse un condón y hacer de las suyas ahí mismo.
Desde su boca, hasta su voz penetrando sus sentidos, recorriendo como línea de pólvora, desde sus pechos hasta curvar los dedos de sus pies. Rei Siente los pezones duros y adoloridos, su clítoris está inflamado y una ola de humedad le confirma que está a su merced. Muerde el labio de Raditz y empiezan a enredar sus lenguas. Lo siente caminar y la apoya contra el capó de un auto. — ¡Raditz! —Se queja, mira por moros en la costa. —Este auto es de algún invitado. —Presiona los dientes por los nervios.
—Mmm… El mío está en la cochera. —Raditz sube y baja sus cejas y le señala en la dirección de la empresa. La deja con la boca abierta. —Jajaja, estoy bromeando. Otro día. —Se endereza despacio, el carro puede tener alguna alarma.
—Vamos. —Rei lo toma de la mano, puede verlo realmente sorprendido. —Quiero conocer a tú papá.
— ¿Segura? Podemos ir a mi casa, pasar la noche y organizamos mañana a la hora del té para verlo. —Raditz le menciona, no puede evitar jugar con sus finos dedos en su mano.
—No, me fui sin dar pelea. —Rei se acomoda el escote, peina su cabello. Camina segura junto a él.
—No pelearás sola. —Raditz le asegura, le ofrece su brazo. Estará atento a que nadie le toque un pelo. —Jaja, y apurémonos un poco, creo que Lita y mi padre ya se estaban sacando los ojos.
— ¿Tan mal se llevan? Los vi con mucha tensión cuando se cruzaron.
— Qué bien ¿Y de cuántos voltios? —Raditz le pregunta curioso.
— ¿Eh? —Rei levanta una ceja y hace una mueca con la boca. — ¿Te parece bien?
—Verás, cuando ves a un hombre desnudo con el "calibre" de mi padre, es muuuy difícil odiarlo u olvidarlo. —Sorpresivamente Rei, en lugar de enojarse o estar confundida todavía más, la escucha reírse. Son casi carcajadas al aire, como si ella se quitara las tensiones de la pelea reciente. Él también se ríe.
En el taller, Lita y Bardock se componían. Sus cuerpos y sus respiraciones buscaban relajarse y por más que quieren salir de una vez y tomar aire, no pueden. Ahora hay mucho movimiento afuera. Están de espaldas, cada uno acomodándose la ropa.
Bardock quitaba el condón lleno, buscaba una servilleta de papel cercana y lo envolvía. Lo tiraba bien escondido en la basura del lugar. Sentía que ocultaba un cuerpo, un crimen y así se sentía. Creyó que al entregarse a esto, sin pensar en otra cosa más que en sus deseos, se quitaría a Lita del sistema. En cambio es peor, ya no hay deseo, sino culpa y remordimiento. —"¿Qué mierda le hice? ¿Qué le hice a mi hijo?"—Una piedra parece quitarle el aire, vuelve a aflojar la corbata. —"Gine, perdóname. Yo…No me escuches, ignórame. Solo ve por Raditz, porque cuando se entere, no sé con qué cara…"—Golpea su pecho sin hacer ruido, mira por encima de su hombro.
Lita espía mientras acomoda sus bragas, tomó un par de pañuelos descartables para limpiarse, ahí está Bardock mirándola. Se siente nerviosa y hasta tímida porque se desconoció completamente. Sí ha tenido sexo antes, y novios, pero nunca nada tan pero tan. —"Sexual ¿Será esto a lo que se refiere Serena?"— Para colmo ahora, no sabe cómo actuar.
—Ya tuviste lo que querías. —El tono de Bardock baja varios grados bajo cero. —Ahora déjanos en paz. —Pide iracundo, presiona sus puños.
Dos golpes fríos la aturden. —Entre tu hijo y yo nunca pasó nada. —Lita tiene la voz temblorosa, la tomó con la guardia tan baja que siente que debe defenderse.
Exhala resonando la nariz. — ¿Esperas que te crea? ¿Que dormiste con mi hijo y no pasó nada? —Chilla hacia arriba, con una mano en la cintura y la otra la agita en el aire.
— ¡Es la verdad! —Lita da un paso y él de inmediato da uno hacia atrás.
—Conozco bien a mi hijo y sus "amigas". —Bardock saca el pecho. —Tú eres… —Parpadea, por alguna razón no quiere decir mujer. —Eres una niña y esto es un error del que puedes aprender. En cambio yo… Si te vas de nuestras vidas, jamás diré nada. —Se gira sobre sus pies, el primer paso para irse le duele. Pero es necesario, presiona sus puños y su mandíbula. Si Lita llega a tocarlo o a decirle algo, está seguro que tirará todo por la borda y querrá tomarla en sus brazos otra vez. Y ésos ojos, ésa mirada verde que ahora parece grabada en su mente, representando su más grande pecado y gozo. —"¡Te lo ruego Lita! ¡Déjame en paz! ¡Deja de atormentarme!"
¿Fue sólo eso? ¿Quería follarla y desecharla así? Lita no puede pensar en orden, el alcohol en su sangre se ha evaporado y ya no se siente desinhibida como hace rato. Siente un pequeño aperitivo de la resaca de mañana, el estómago revuelto del dolor y avergonzada de sí misma. —Yo no soy una maldita niña. —Sisea en voz alta, camina rápido ¡Y por Dios que le duele! Sus piernas, su vientre aún está con los daños de ése arrebato sexual y animal. Sí, un maldito animal, un imbécil. Lita siente tanto rechazo por él, que hasta lo pasa de largo en su carrera y sale primero chocando su hombro. Lo deja atrás, solo en la oscuridad. Su mirada verde es como la de un caballo, enfocada al centro y nada alrededor. Se va a la zona de la cocina, donde los mozos preparaban algunos aperitivos. Se acerca a una hielera y mete sus dedos y los pasa por su nuca.
— ¿Jefa? —Con un tono alegre uno de los mozos se acerca. — ¿Todo bien?
—Oh sí. —Lita presiona los labios, mira al piso. Siente que si alguien la ve a los ojos sabrá toda la verdad. —Solo muy cansada, Jeje, todo fue de improvisto.
—Mmm, pero tuvo unos días bastante estresados ¿Por qué no va a descansar? Sólo nos quedan las bebidas a ésta hora y bocadillos que ya están listos.
Lita ve en la hielera una botella de vodka, se la lleva. —Tómense un par de días por mí. —Guiña un ojo a sus mozos y ellos se ríen. Ella toma su salida, junto a sus errores, junto a todo lo que pueda ahogar en ésa botella.
Bardock reaparecía muy disimuladamente, desde un lado de la mesa larga. El golpe en el hombro lo hace saltar del susto. — ¡Raditz! —Se voltea enojado.
—Lo siento, Jaja, tranquilo. —Raditz sonríe para calmarlo. —Mira papá… Te he estado buscando porque te quiero presentar a Rei Hino.
—Ho-Hola Señor. Mucho gusto de nuevo. —Rei trata de estar con buena postura, pero el papá de Raditz la pone nerviosa. Primero por su silencio y segundo por su mirada consternada.
—Ella es mí… —Siente que Rei le presiona la mano, la mira a los ojos y la observa llena de pena porque va a decir novia, así que busca un sinónimo. —Cita, estamos saliendo y saliendo seriamente. —Raditz le explica, puede entender la sorpresa de su padre. —Ella es la Sacerdotisa, encargada del Templo Hikawa. —Se toca el pecho. —Me ha ayudado mucho…
— ¿Y Lita? —Bardock no puede salir de su estado atónito, mira a la mujer, mira a su hijo. Mientras su mente arma el escenario de toda ésta tormenta.
—Lita es mi amiga, ya te lo dije. —Raditz pone los ojos en blanco. —Nunca pasó nada. Es mi amiga, y lo digo de la forma más religiosa de la palabra.
—Bueno, Señor a decir verdad… —Rei toma la palabra. —Técnicamente fue Lita quien nos presentó. Ella es mi amiga desde el secundario, le recomendó a Raditz ir a mi Templo en tiempos difíciles —Se pone de puntitas para aferrarse aún más al brazo de Raditz.
—Carajo… —Musita Bardock, con la boca apenas abierta y sin emitir otro movimiento. —Ah, perdón. Lo siento, Señorita. —La realidad sacude a Bardock como un saco de huesos, como si recién tocara tierra después de todo esto. —Un gusto, mucho gusto. Me hubiera dicho que era usted cuando Lita… — ¡Mierda, Lita! ¡Debe encontrarla ahora! Su mente bufa y se acelera en desesperación.
—Me dio pena, y yo quería, hacerlo con Raditz. —Rei le sonríe, está algo confundida por la actitud y parece que Raditz también.
—Sí y me alegro de que fuera así. —Raditz toca a su padre del hombro, lo siente agitado y sin saber si reír o salir corriendo. — ¿Papá todo bien? Sé que nunca te traje una novia así, pero—
— ¡No, no! Hijo no es eso. —Bardock pasa la palma completa por su frente, seca su sudor. —Los felicito, estoy muy contento. Es más quiero que la invites a cenar, a tomar el té, lo que sea así charlamos con menos gente. —Sonríe enorme de felicidad al saber que no fue una traición. Pero entre su euforia, también le cae la realidad; técnicamente la echó a patadas, la rechazó. Se golpea un poco la frente con sus nudillos.
— ¿Papá estás bien? —Raditz toma de los hombros a su padre para que deje de agitar los puños y mirar de un lado al otro. Raditz frunce el ceño, siente que no es a causa de la sorpresa de su relación.
—Eh, sí. —Bardock piensa un momento, se pone bajo control. —Disculpe Señorita, de verdad que es un gusto ¿De verdad es una sacerdotisa? Se ve tan joven. —Le presta atención, sí se ve una mujer decente y muy bella. —"Así que Lita los presentó, Dios me siento un viejo tonto."—Muerde la zona interna de su mejilla, saborea algo de sangre.
Rei se ruboriza un poco. —Sí y gracias. Heredé el Templo de mi abuelo a los 25 años.
—Sentémonos en una de las mesas. —Bardock señala las pequeñas mesas con sillones alrededor. Escribe un mensaje a Raditz.
De: Papá
¿Me pasas el número de Lita?
Raditz lee y se pasa la mano por la oreja, peina con sus dedos su cabello. Con la cara enojada apunta a su padre. Rei también se voltea extrañada al ver que se comunican con la mirada.
De: Raditz
¿Qué pasó?
Raditz supone que se tiraron más que un saludo. Además el carácter de Lita no se queda atrás del de su padre, si él le puso mala cara ella no se iba a quedar callada. Y a su padre le importa muy poco si quien lo desafía es una mujer, él recoge el guante. También se da cuenta que los dos juntan el aire frío alrededor con su actitud y sin dudar tiran el golpe. —"Un carácter de alto voltaje..." —Niega con la cabeza, no ve la hora de saber bien la situación, porque su mente solo supone que su "padrecito", tal vez se fue de boca. Todo porque es tan cabeza dura, que todavía cree que Lita es como las demás.
Rei hacía un poco de conversación banal, si bien el padre de Raditz parecía escucharla, de a ratos miraba a éstos dos hombres muy encarnizados, hablándose sin palabras.
—Hola Rei. —Serena aparece con una sonrisa enorme.
—Hola Rei. —Mina también se aparece junto a su amiga.
—Chicas, yo también merezco una vida privada. —Rei muy superada toma una copa y se cruza de piernas.
— ¡Qué vergüenza! ¡Quitarle el novio a tu amiga! —Mina la acusa con las manos en la cintura.
— ¡Yo no le quité nada a nadie! —Rei se levanta muy enojada.
Serena niega con la cabeza y se cruza de brazos. —No, no…Una sacerdotisa en ésas…—Se une a su amiga rubia para jugarle una broma pesada.
Aprovechando que las mujeres están en su propia conferencia, Raditz se inclina a su padre. —Papá, no me digas que estuviste haciendo tu acto de vieja con ruleros de nuevo ¿Qué le dijiste? —Sisea.
A Bardock le empieza a temblar la pierna, toma una copa de champaña, se sirve por mera modestia, ya que solo quiere ver fondo blanco. —Sólo dame su maldito número. —Presiona los dientes.
— ¡Oh! ¡La segunda sorpresa de la noche! ¡Raditz Son del brazo de una bella mujer! —Una de las invitadas se acerca a Raditz. —La primera sigue siendo la Señorita Tsukino, como pareja y Publicista del Señor Príncipe. —Acerca su mano, ella venía con un grupo de personas detrás. —Mucho gusto, soy—
—Empresa publicitaria del Oeste. —Serena se inclina en respeto. —Ropa deportiva, bebidas energéticas y suplementos alimenticios. —Veía volver a Vegeta se acercaba con un balde de hielo, champaña y copas.
—Señor Príncipe. —La mujer levanta su copa a él, que está detrás de la mujer de cabello dorado, sin perderla de vista como una sombra. —Una profesional lo está guiando. Jaja, trabajé con ella y los Three Lights… Qué mal que dejó de trabajar con ellos. Pero qué bien verla en un puesto más alto.
—Más que merecido. —Vegeta comenta, sirve un par de copas y una se la da a Serena. Baja el brazo por el hombro de ella a su cintura y la mira a los ojos.
El tono tan sincero y ésa mirada negra tan hambrienta, sólo causa estragos en Serena. —"Es increíble, sólo quiero tirarme al suelo y que haga de mí lo que quiera…"—Bebe su copa para refrescarse, pero seguro sus mejillas delatan su excitación. —Tarble y Dieciocho, son grandes colegas…
—Siempre tan modesta... —Dieciocho aparece y saluda un poco. —Bueno, él es mi esposo Krillin…
—Hola. —Krillin saluda, ya perdió la cuenta y ni sabe si conoció más corredores que empresarios. —En unos minutos nos vamos. Nuestra hija está con la niñera.
—Vida de casada ¿Qué puedo decir? —Dieciocho bebe y se sirve más champaña. —Esperemos unos minutos más, un baile más… —Aprieta sus pechos contra él en un abrazo, ruega frunciendo los labios.
—De-De acuerdo, querida… —Krillin se aleja, lleno de pena.
Todo esto sucedía, mientras Kakarotto se divertía con Milk, hacía lo prometido y bailaba con ella primero. —Creí que ya estabas en la época electrónica, ibas a las discos más modernas y solicitadas. —Milk gira con él en la pista, al ritmo de los 80's con Touch In the Night, de Silent Circle.
—Aunque no creas, me gusta quedarme hasta lo último en las discotecas, no por las mujeres, sino por los lentos y los clásicos. —Kakarotto la hace girar con una sonrisa. —Qué buen DJ eligió Serena, Jajaja.
Milk pone los ojos en blanco, un par de mujeres se acercan y los rodean. Ella sonríe, parecen amigables, y el problema es que Kakarotto parece demasiado amigable con ellas. Pone los ojos en blanco y se voltea para irse. —"Pfff, siempre lo mismo…" —Siente un tirón de la muñeca.
—Oye ¿Dónde vas? —Kakarotto le guiña un ojo muy coqueto.
Milk siente que es el mismo diablo, junto a su harén del infierno, invitándola a vender su alma. — ¡Jajaja! ¡Ay Kakarotto! —Se acerca a él para susurrarle al oído. —Ten, para la suerte… Recuerda que necesitamos el dinero. —Le deja un billete en el cinturón. Lo ve un poco ofendido, pero con una sonrisa. Sí, Milk lo acaba de tratar como un stripper, como un hombre zorra. Va hasta el grupo donde está Vegeta hablando.
Kakarotto queda con un gesto decepcionado unos segundos, pero se despabila para seguir el show. Hasta siente que hay una mano que tironea su camisa. —Tranquilas chicas, a partir de ahora es con tarifa. —Les muestra el billete de Milk ahí, en la zona delantera de su bragueta.
—Oh, sigue tremendo… —Milk habla a todos y se presenta.
—En verdad, usted se ve despampanante. Es igual a su madre. —Un corredor de Corea del Sur le asegura, la esposa le aprieta un poco la mano. —Amor, es un halago sincero.
—Gracias, mis disculpas ¿Conoció a mi madre? —Milk conversa.
—Sí, cuando tenía la escuela de Judo de sus padres y entre tantos viajes, me lo crucé, porque mi padre era Judoka…
—Ox Satán, era el mejor instructor de pelea cuerpo a cuerpo. Lo conocí dando clases en el Colegio Militar. —Bardock se une a la conversación, en tanto planea salir a hablar con su hijo mayor. —Su hija, es como una sobrina para mí y casi una hermana para mi hijo menor.
A Milk le llega en lo más profundo ése comentario de Bardock. —Es que, teníamos la misma edad. Jaja, nos hicimos mejores amigos desde niños…
—Serena, Vegeta… —Setsuna se aparece. —Fue un gusto, pero ya debo irme. Observa a Vegeta sacando el pecho, posesivo, casi como si sintiera que ella va a quitarle a Serena. Resopla, porque le parece irónico lo inseguro que es en el fondo. Su sospecha es que, es así solo con Serena. —Se ven muy bien juntos.
—Gracias. Oh, has visto a ¿Ami por ahí? —Serena empieza a buscar su teléfono, para escribirle si ya llegó bien a su casa. —Dijo que se iría temprano.
—Qué lástima, hubiéramos compartido el taxi. —Setsuna se lamenta un poco, se despide de lejos.
—Gracias por venir. —Vegeta dice con tono protocolar, frío.
Setsuna siente que se le crispan los nervios. Sonríe cuadrado y se voltea de inmediato para irse, sin mirar el camino se choca con alguien. —Oh, perdón.
—Por favor ¿Ya se va?—Diecisiete la había interceptado a propósito. —La noche es joven. —Su tono pícaro le dan el toque perfecto a ésa mirada celeste, tan afilada, que la escanea de pies a cabeza. Una hermosa mujer, con un vestido color vino y bordado, tan fina y degustable, como un vino.
—Joven e inmadura. —Setsuna da un paso atrás. —Disculpe de nuevo, ya me voy.
— ¿Y se va sola? —Diecisiete levanta el tono y una ceja. —Eso debe considerarse un crimen contra la humanidad. —Peina su cabello hacia atrás. —Debo confesarle que la he estado mirando toda la noche, no me animaba a acercarme, porque no podía creer que tal belleza anduviera sola por aquí y mucho menos que se fuera sin un caballero que—
—Setsuna ¿Me buscabas? —Ami se aparece a un lado, Nappa venía detrás y muy sigiloso se acomodaba al grupo que charlaba.
Setsuna la toma del brazo. —Sí, para compartir el taxi. —Se escuda con ella.
—Bien, hasta luego. —Ami levanta la voz y ondea su mano.
Diecisiete queda procesando el balde de agua fría que le acaban de tirar. El disgusto se empieza a dibujar en su rostro. Alguien lo empuja de lado.
—Jajaja, no veo la hora de contarle esto a tu hermana. —Tarble está que se dobla de la risa, le sirve una copa llena de champaña fría para mitigar su dolor.
—Setsuna… —Diecisiete la veía irse. — ¿Es conocida de las amigas de Serena?
Tarble levanta una ceja, acomoda su corbata. —Es amiga de Serena y su terapeuta. —Lo ve asentir y relamerse. —Mucho cuidado con lo que piensas. —Le advierte con un manotazo en el pecho.
Serena escucha la conversación entre los empresarios, corredores. Mira por encima de su hombro, sin querer su cadera se mueve con la música. —Oye…
—Sshhh, no digas nada. Me has leído la mente. —Vegeta le guiña un ojo. —Justo empieza una pieza de mi gusto… —Serena le levanta una ceja, un poco dudosa. Pero es normal, cree que solo ésa vez en la disco, ha bailado algo más rítmico que el primer lento que compartieron.
Serena escucha la guitarra, acompañada del sonido fino de un platillo. Resuenan los metales, y él la toma de la muñeca para ir a bailar. De un lado ve a Kakarotto y con cara burlona agita la cabeza y pone los ojos en blanco. Siente que le dice: "Qué tonto se ve..."
Sí, es eso lo que Vegeta piensa. Ahora mismo siente que sólo con una mujer y sin andar poniendo tratos o límites se divierte más. —Me encanta estar contigo. —Se lo dice a los ojos y balbucea para sí mismo la letra de la canción.
"Soy legal cuando estoy amándote
No dudes más de mí, yo soy de buena ley
Tengo sangre de rey, mi estilo no es mentir
Sé que sí, que estás arriesgándote
Al entregarte a mí
Has elegido bien, yo no puedo engañar
A quien me quiere bien
Oro de ley, ese es el precio de mi vida
Oro de ley, ése es mi justo valor
Oro de ley, ése es el color de mis caricias
Oro de ley, es el metal del amor…" Oro de Ley, canción de Luis Miguel.
Serena baila con él y sabe que llaman la atención. Hasta parece enardecer a propósito a Kakarotto por la atención del público. Se mueve de un lado al otro, como un juego y Serena lo sigue. Los dos se divierten. Unas mujeres de gran escote se acercan a Vegeta. Y Serena puede notar cómo las quita con la mirada, las espanta como si les hubiera tirado insecticida. —Vegeta… —Serena lo toma de la nuca y lo regaña. —Son modelos de marcas importantes…Compórtate.
Vegeta sonríe, aprovecha y la toma de la cintura, la mueve sensualmente y se inclina con ella a un lado. —Nop. Sólo estoy contigo.
Milk conversaba sobre su trabajo, de un lado Raditz le llama la atención y le presenta a su ¡¿Cita?! ¡¿Escuchó bien?! Y del otro lado Broly con ésa rubia que lo sigue a todas partes, charlando con algunos Corredores, casi suaviza con su presencia el aura amenazante de Broly. Vuelve su vista a la pista, su gesto se frunce sin querer. Todos están murmurando alrededor, sobre Serena y Vegeta, sobre Raditz y ésta mujer. Luego mira a la pista, de un lado Kakarotto, siempre igual… Su garganta necesita un trago, ésta incomodidad le hastía.
La música baja varios decibeles, Serena da un saltito, algo tímida porque la toman firme de la cintura. —Eh, Vegeta. —Serena mira a sus pies, su ceja se arquea en dudas, no parece una pieza lenta.
La siente dudar y casi que lo pisa con ésos tacones asesinos. —Jaja, despacio, es un bolero…
—Mmm… —Mira hacia abajo. —No sé bailar esto, lo oh—El aire casi se le va, Vegeta la aferra tan fuerte que casi la levanta del suelo.
—Te enseño, mira un poco tus pies y después a mí. —Vegeta le da indicaciones, sus ojos negros siguen pegados a ella, en sus mejillas rojas y sus risitas nerviosas. —"Su boca…"—Respira e intenta no tener una incómoda y muy pública erección.
Una ola de humedad hace temblar sus rodillas. —"¡Dios qué vergüenza!"—Pensar que Serena tiene que simular que nada le pasa. Después ésos ojos negros que la ahogan, se enfoca y parecen salir los pasos de forma natural.
Ahogado en ésos ojos azules, ésos rizos dorados que adornan sus hombros. Toda una mujer y toda para él. —Vas bien… —Le afirma con una sonrisa de lado, algo pícaro. La inclina de lado, luego al otro, gira con ella. Ambos se sienten nadar en la melodía, en el ritmo. Es casi como volver al primer momento que se vieron, solo que ésta vez lo saborean. Inhalan el aroma del otro, disfrutan la calidez de su tacto.
"Y es que no sabes lo que tú me haces sentir
Que no hay momento que yo pueda estar sin ti
Me absorbes el espacio, despacio me haces tuyo
Muere el orgullo en mí
Y es que no puedo estar, sin ti…" Por debajo de la mesa, Canción de Luis Miguel.
Vegeta se siente un poco al descubierto, porque parece que la mirada de Serena interpreta como suyas las emociones y la escena de la canción. Sus defensas le advierten, que debe hacer algo para salvar su orgullo. Pero es mucho más fuerte la emoción de sentirse correspondido por Serena en éstos momentos.
—…Ginebra o vodka, por favor. —Milk no sabe qué es ésta ansiedad, se aleja un poco y queda sola en un rincón. Se ahoga en alcohol y eso parece ayudarla. —"Voy a beber hasta caer e irme a dormir a mi casa…"—Suspira y tose un poco. No tiene nada de malo, siempre fue responsable, ahora es una mujer adulta y responsable. No tiene nada de malo que una vez se agarre una borrachera. —"A diferencia de Kakarotto, no es mi rutina de fin de semana. No se me hará vicio…Pfff, Kakarotto y sus putos vicios."— ¡¿Por qué le molesta tanto ver ésta diferencia en la pista de baile?!
—Oye Milk. —Launch le llama la atención. —Mmm, no te parece que has bebido mucho, Jajaja. —Sigue su línea visual. —Haaa… De pronto, de un mes para el otro todo es distinto. Entró Serena y parece que fue una invitación para las demás. —Launch habla con una sonrisa, escucha a Milk gruñir. —Jaja, habría que pedirle un curso o algún consejo para hacer lo que ella hizo. Hacer de un hombre tan mujeriego, como Vegeta o Raditz, tan fiel y de relaciones serias. Jajaja. —Toca el hombro de Milk y se aleja rápidamente al sentirla así de enojada.
Vegeta siente una mirada de puñal clavándose en él. Cuando al fin ubica el origen es Milk, se preocupa, nunca la vio beber así.
Serena sigue un poco la mirada de Vegeta, la canción se empieza a detener. — ¿Pasó algo? —Levanta una ceja, reprime un tick en la comisura de sus labios, no le agrada que estuviera mirando a otra y en especial. —"¿Por qué Milk nos mira así? Como si nos odiara…" —Exhala, toma las cosas con su raciocinio. Da una caricia larga a la nuca de Vegeta. — ¿Le habrá pasado algo? ¿Quieres que vayamos a ver?
Vegeta le asiente suave, la toma de la mano y sale de la pista. —Milk… —Le frunce el ceño.
Milk pone gesto de desprecio. — ¿Qué? Vayan sigan ¿No se estaban divirtiendo? —Se baja otro vaso de vodka. —Oye, ya deja la botella, vas y vienes como un robot. —Habla con la lengua torpe y bromea con el mesero.
—Gracias, solo agua para la señorita. —Vegeta le quita la botella y se la aleja ¿Qué mierda le pasa? Ella es siempre tan controlada y discreta. —Te vas a tu casa. —El olor a alcohol le indica alerta roja.
—Para tu información el único que me hablaba así era mi padre. —Milk lo toca con su índice, bien fuerte lo apuñala con su dedo. —Maldita sea. Tan duro…
Serena mira ése dedo de Milk tocando a Vegeta. Se traga un poquito la bilis de sus celos, se repite que está borracha y nada más. —Voy a buscar a quien la pueda llevar… —Busca con la vista alrededor.
—Jodida mojigata. —Milk estira su mano para atrapar el brazo de Serena, pero Vegeta la detiene. Muy amenazante la mira a los ojos. —Ella y todas sus amigas, nos están invadiendo ¡Metiéndose en nuestras cosas! ¡Interviniendo con lo nuestro!
Vegeta mira a los lados, si no fuera que llama la atención le sacaría la borrachera de una cachetada. —Escúchame, te vas a tu casa y te callas la boca o te la cierro.
Serena queda sin parpadear, mira a Milk, mira a Vegeta ¿Qué está pasando aquí? Traga duro y sigue bajo control, porque le guste o no, no puede hacer una escenita de éstas aquí. —Tranquilo Vegeta, sólo está borracha. —Su voz es tranquila, pero sus gestos destilan desprecio. Puede que el alcohol esté sacando a la verdadera Milk a flote. — ¡Bardock! —Serena lo ve pasar, le hace señas.
Justo que Bardock encontraba una salida para hablar con su hijo, se da cuenta que Milk está borracha y debe salvar una situación. Al menos ya tiene el número de Lita gracias a Raditz.
—Ay no, llamaron al gran patriarca. —Milk se ríe. Y su actitud se borra de inmediato cuando Bardock se le pone cara a cara.
—Basta. —Bardock le sisea con ira, trata de controlarse un poco, no quiere desquitarse con Milk por toda la tormenta interna por la que está padeciendo. —Vegeta acompáñame, hay mucho movimiento.
Serena les asiente, mira alrededor, sólo hay un par de personas que vieron la situación. —Sí, cubran que no parezca que se cae de borracha. — Trata de dominar su enojo, saca el pecho. Se quedará a apagar cualquier incendio.
—Oh, yo los hubiera ayudado. —Launch se aparece de lado, con una sonrisa. —Pero con un dedo, Milk me partiría la cara.
Serena se ríe un poco con ella, trata de respirar tranquila. —Sí, oye. Te ves hermosa.
Launch tenía un vestido negro con lentejuelas, largo por debajo de las rodillas. Pero eran sus tacones con tiras, que subían como enredaderas por sus piernas, lo que más resaltaba. —Gracias, pero eres tú la que ha sacado miradas a diestra y siniestra.
—Oh, no te creas que fue por mi aspecto. —Serena vuelve a servirse, frunce el ceño porque tal vez el alcohol ya la está mareando un poco ¡Pero al diablo! La noche está saliendo casi perfecta, va a festejar. —Puro chisme y curiosidad, nada más… Ya sabes, cosas de la Prensa. Déjame decir que envidio cómo estás en ésos tacones… —Brinda con ella.
—Oh muchas gracias otra vez. Y disfrútalo, no le hagas caso a Milk. —Launch bebe de su copa. —Te lo repito, ella está celosa. Conmigo también se comportó así el primer tiempo. Ya recuerdo cuando estaba junto a Vegeta, en ésos eventos o discotecas. Así, como tú…
Serena desdibuja su sonrisa, parpadea un poco y mira a Launch a los ojos. — ¿Cómo?
Launch sigue tan coqueta, como si estuviera hablando de cualquier cosa. —Bueno, sí. Seguro no me reconoces, porque mi cabello natural es rubio y mis ojos son verdes Jajaja. Pero yo estuve con Vegeta un tiempo. Una especie de "Trato", le llama él. —La ve consternada, le toca un poco el brazo. —Oh, pero no te preocupes. Un trato es un trato para él, es muy profesional, como habrás visto. Cuando todo se termina, hace como si nada hubiera pasado.
Serena mira la mano de Launch apoyada sobre ella, las uñas rojas como garras. La observa de nuevo a los ojos y sí, cree haberla visto en alguna foto junto a Vegeta. Mira a la entrada a Vegeta, su mirada azul no puede esconder lo que le está pasando.
Vegeta dejó a Milk con Bardock para que se tomen un Uber. Al volver ahí estaba la mirada de Serena, como mil flechas envenenadas, perforándolo ¡Su puta Mierda! ¡¿Qué es lo que pasó?! Se pone serio y camina directo a ella.
Serena deja la copa en la pequeña mesa detrás, con tanta fuerza que salpica a los lados el líquido espumoso. Quiere ir a un lugar sola donde componerse, entra al baño, un par de mujeres hacía cola. La saludan muy amablemente. Serena va en otra dirección, no sabe cuánto más podrá sostener su sonrisa falsa. Se va por el pasillo, hasta el fondo, la zona de las cocheras del personal. Sus taconazos resuenan contra el piso brillante, se mete entre el camino que dejan los autos a los lados.
— ¡SERENA! —La voz estridente y demandante de Vegeta resuena en el lugar. Se acerca corriendo, ella parece querer acelerar. Para su suerte, ésos tacones no la dejan. — ¡Serena! —La toma del brazo.
— ¡No me toques! —Serena lo aleja, le da un golpe en el brazo con su palma. Bufa hacia arriba y gruñe con disgusto. — ¡Maldita sea! ¡Con un demonio! —El fuego de sus celos quema a su alrededor.
— ¡¿Estas demente o borracha?! —Vegeta la sigue arrinconando, pero sin tocarla. — ¡¿Qué mierda te sucede?!— Hace lo que parece un par de minutos, todo iba fantástico.
Serena sonríe, como si de un demonio se tratara. La vista le arde. — ¿Te acostaste con Launch? —Lo ve dar un paso atrás, sin emitir ni un gesto o sonido que le dé respuesta. — ¡Responde maldito imbécil!
Vegeta presiona los dientes enojado. —Sí ¿Quién te lo dijo? —Genial, un drama inesperado arruina la noche de Vegeta.
—Oh, bien… —Serena camina dibujando un 8 en el suelo, sin embargo ni así se le pasa el coraje. Se cruza de brazos. — ¿Quién crees que me lo dijo? Y además qué importa quién me lo dijo ¡Lo único que me importa es que tú no me lo dijiste! —Lo señala con un dedo. — ¡Me mentiste Vegeta! —Sale como un rugido. — ¡Me dijiste que tú no hacías estas cosas! ¡Que no mezclabas lo profesional y lo personal!
— ¡No te mentí! —Vegeta pasa los dedos por su cabello, deja las manos en el aire. — ¡Carajo Serena! Eso fue hace años y Launch no trabajó con nosotros mientras teníamos.
— ¡¿Y por qué no me lo dijiste?! —Serena lo empuja con ambas manos, en un intento inútil de tirarlo.
El cuerpo de Vegeta se sacude un poco. —Porque, porque… —Trata de elegir bien sus palabras, no obstante él sabe bien la respuesta. —Porque no significó nada, porque no me importó. —Muy determinado contesta con la verdad.
— ¡De todas formas para mí cuenta como un engaño! —Serena se sacude de sus intentos de hacer contacto. Siente que eso no alivia su ira. — ¿Hace cuánto tiempo y por cuanto tiempo? Y especialmente quiero saber ¡¿Qué hace trabajando para ti entonces?!
¡Mierda! Y él sospechaba que serían ésas otras modelos y mujeres del evento su gran problema. —Hace como cuatro años, por casi dos meses. —Niega rodando los ojos al techo, no le queda otra más que ser honesto. —Ella necesitaba el trabajo y cuando todo se terminó…
— ¡¿Así va a ser Vegeta?! ¿Así será cuando esto se termine? ¿Cómo si nada hubiera valido nada?
Vegeta pone una mano en la cintura, la otra la ondea a la altura de la cabeza. — ¡¿Pero no me acabas de escuchar?! ¡Ella no importó! ¡NO SIG-NI-FI-CÓ NA-DA! —Agita su puño con fuerza en cada sílaba. Sus ojos azules lo apuñalan con furia y odio. — ¡Drama! ¡Maldito drama! ¡¿Es esto lo que quieres?! ¡Un puto drama!
Serena abre la boca, exhala ofendida. — ¡¿Y eso es lo que tú quieres?! ¡¿Un trato con Cero dramas de por medio?! —Mira alrededor, a media luz no se fijó si hay alguien espiando o escuchando.
—Estamos solos. —Le asegura Vegeta. —Ahora deja de actuar tú como una imbécil y volvamos—Él le devuelve el insulto, trata de tomarla de la mano, ella vuelve a quitarle la mano.
—No quiero. —Serena dice con tristeza. —No quiero ser Launch en un par de meses. —De pronto la imagen de Milk vuelve a ella. — ¿Y Milk? —Lo ve confundido de nuevo.
— ¿Milk? —Vegeta chilla, ofendido con su sin sentido.
—Respóndeme ¿Te acostaste con Milk también? ¿O con Dieciocho?—Serena ya no tiene filtros, todo sale sin control. — ¡¿Hay alguna más trabajando en la Empresa después de acostarse contigo?!
Vegeta la toma de los hombros, ella forcejea. — ¡Mírame! —La sacude un poco, para devolverla a sus rieles. — ¡Mierda, Serena! ¡Mírame! —Sus ojos negros quedan inmóviles en ella. Serena lo mira fijamente. —Sólo fue Launch. Cuando terminamos, necesitaba el trabajo y jamás le volví a tocar un pelo. No me acosté con Milk, no me acosté con Dieciocho y ¡Mi puta madre! ¡Jamás le toqué un pelo a mi cuñada Gure!
Serena ve la verdad en ésos ojos negros, le quita las manos de sus hombros, se aleja. —De todas formas… —Niega con la cabeza. —Se me hacía más fácil verlas de lejos, porque no soy tonta, sé que te acostaste con varias de ésas modelos y promotoras. Eran como copias lejanas, con las que apenas trataba. Tontamente al verlas, pensaba que yo era diferente… Especial. —Lo dice y se siente ridícula, su voz se quiebra y su llanto está al borde de sus ojos.
—Y lo eres. Serena, tú me importas. —Vegeta traga saliva por la pena que le dio decirlo y porque ella exhala a un lado, rueda los ojos incrédula. —Si te tengo que ser sincero, quisiera saber armar mejor ésas frases cursis y que no suenen estúpidas. —La toma de la muñeca, firme para que no se escape.
—Escúchame yo ¡Mmh!—Serena es enmudecida por un beso. — ¡Idiota! —Le cruza la cara de una cachetada y hasta ella se sorprende de haber perdido tanto la compostura.
Vegeta se frota la cara. —Valió la pena, me moría por volver a besarte. —Se acerca otra vez, listo para el siguiente golpe. Sube las yemas de sus dedos por los brazos de Serena, sus manos se van a su cuello. Acaricia ésa zona y acerca su rostro para volver a darle un beso, sus narices se rozan y sus labios expectantes.
—Qué injusto… —Serena ya siente el cuerpo caer hacia él, a su firme y masculina figura. —Te…Te aprovechas porque bebí mucho. —Observa los labios de Vegeta, la línea de su nariz y su mandíbula. Su manzana de Adán salta sobre el moño de su corbata, junto a las venas de su cuello.
Vegeta queda a centímetros de sus labios. —No importa lo que digas o lo que hagas, te lo voy a demostrar ahora. —Agitado, se queda conectado a su mirada azul brillante.
Serena lo toma del cuello y completa la distancia del beso. Succiona los labios de Vegeta, saliva, calor, licor y ésa pizca de adrenalina por lo impredecible de sus palabras; de sus acciones. Pasa su lengua para saciar un poco más sus deseos y tratar de tomar las riendas de su mente. —Bueno, basta, hay que volver…Discutiremos más tranquilos. —Habla contra su boca, trata de alejarlo.
—No, vamos. —Vegeta la toma de la muñeca, ella de nuevo forcejea. Así que se gira y la lleva como un bulto sobre su hombro.
— ¡Vegeta!—Lloriquea, con una mano le da golpes de puño en su espalda y la otra trata que no se le levante la falda, dejando su trasero al descubierto. —Ya basta ¿A dónde me llevas? —Mira a los lados y no hay nadie, ve que se meten en la zona más interna de la cochera, en el cuarto de herramientas.
—Traje una de mis motocicletas para hacerle mantenimiento. —Vegeta explica con calma y la baja junto a la moto, estacionada junto a la pequeña mesa de trabajo. Cierra la puerta, prende una pequeña luz a un lado.
Serena entrelaza sus manos en el pecho, se siente agitada. Es la primer motocicleta de Vegeta, la Kawasaki del 86. —No quiero pasear en la motocicleta. —Le dice frunciendo el ceño, cree que quiere sacarla a dar una vuelta para calmarse.
La toma del cuello otra vez, baja sus dedos y culmina apretando sus pechos sobre la tela. La escucha gemir y temblar ante su toque, la besa con pasión. —Oh Serena… —Se muerde el labio inferior, degustando lo carnoso de su boca. —Quiero follarte sobre ella. —Gruñe.
— ¡¿Qué?! ¡Estás loco! —Serena salta del susto. Traga saliva, su piel se eriza completamente, sus palabras y sus masajes sobre sus pechos endurecen sus pezones. —Ve-Vegeta, basta. —Dice, sin embargo su cuerpo se rinde y le da lugar a besar su cuello, en la zona de su pulso.
—Perdóname Serena. —Se lamenta en un susurro pesado, cepilla sus labios desde la unión de su hombro a su cuello, muerde muy suave el lóbulo de su oreja. —Ya no puedo parar, me quitas el control… —Admite casi como un lamento cargado de lujuria.
Sus ruegos calientes ¿Cuándo podrá volverse inmune a ellos? El corazón de Serena acelera, y el aliento de Vegeta contra su piel hace que su sangre empiece a correr ardiente por todo su cuerpo. Presiona su rodilla contra él y masajea su erección. Sube sus manos, la suave tela de su saco y su corbata rozan sus dedos. Pasa por su manzana de adán, sintiendo cómo se agita con sus jadeos. Llega a sus mechones negros y lo tironea para ubicar su boca para un beso.
Dan un par de pasos, tambaleándose sin caer, enredados comienzan a gemir. Vegeta busca el cierre de su vestido, se lo baja un poco y desprende su brasier. Lleva sus pezones a la boca.
— ¡Ah! —Serena gime sintiendo los giros de la lengua de Vegeta, sus manos apretando la carne de sus senos, seguido de pequeños besos y succiones. Serena afloja su corbata y desprende su camisa. Con cuidado de no arrugar la tela, mete sus manos, acaricia sus duros pectorales.
Vegeta ya no puede esperar, pone una rodilla al suelo, sube sus manos por las piernas de Serena y quita sus bragas. Ella hace un pequeño y coqueto paso, para dejarlo quitarlas completamente. Se lleva la prenda bordada a su nariz. —Aaahh, Serena. Estás a punto. —Degusta unos segundos la evidencia en su olfato y la guarda en su bolsillo. Se voltea rápido, asegura la motocicleta, firme y estacionada. Con una mano libera su polla, abre el sobre con los dientes, dejando volar los restos de lado y baja con una mano el condón. Se recuesta con la cabeza en sentido del manillar.
Serena observa ése acto tan obsceno aquí, en éste lugar, su virilidad tan lista y activa. Traga un poco nerviosa, sus dudas sobre éste acto impulsivo empiezan a retornar. Se cubre un poco y espía si alguien entra a la cochera. — ¡Ouh!—Vegeta la toma de la muñeca y la monta sobre él.
Le aprieta el trasero, obligándola a menearse contra su erección, la escucha gemir y cubrirse un poco la boca. Se endereza un poco, alcanza su pezón y lo succiona. —Eso Serena, móntame… —Vegeta acomoda su glande, mientras se lubrica con la humedad de su vagina.
El miembro de Vegeta palpita y se frota contra su clítoris. Se sostiene sobre él y de un movimiento su punta se inserta en su carne. —Nnh, sí. —Sus ojos se ponen en blanco, no puede negar su necesidad. Se endereza, su vista está algo llorosa, sin embargo, puede ver claramente el rubor que cruza a Vegeta, entre sus ojos negros y su nariz también.
Tan roja, tan acalorada, se ve hermosa arriba de él. —Hazlo Serena ¡Oh Dios! —Vegeta la siente subir y bajar del golpe. Y ante ésa descarga de placer, ante ése grito coordinado, los dos pueden sentir la aceleración y perdida completa del control.
El metal rechina, se sostiene firme sobre él, el sonido salvaje de sus pelvis mojadas y los gemidos llenan el pequeño cuarto. Su trasero golpea firme en cada subida y bajada. El pene de Vegeta es tan grande, que siente que puede subir alto, muy alto y todavía su centro no se despegaría de él. Su punta toca el fondo de su ser y el largo venoso y palpitante hace ése perfecto masajeo en su zona más sensible. La unión es tan al ras, que su clítoris también es estimulado en cada golpe.
Desde la base a la punta, desde sus testículos a su glande, el interior caliente y tembloroso de Serena lo acercan al orgasmo en cada caída. Menea su cadera hacia arriba, aumenta la velocidad y ella gustosa lo toma, lo acepta en cada centímetro. Sus pechos rebotan divinamente y acerca sus manos para masajearlos. Los dos empiezan a apretarse contra el otro, se besan con la boca abierta, ya no tienen aire, sólo el calor acumulado, a nada de estallar. —Sí hazme tuyo, Serena. Tuyo, tuyo y de nadie más. —Confiesa, rendido al descontrol.
Esa declaración hace eco en ella, en medio de ésta nube de placer, se mueve desenfrenada. —Sí, mío, mío. Y yo… Tuya, toda tuya…Soy tuya ¡Ah! Me-Me… Oh Vegeta, me voy a correr. —Serena clava sus uñas en sus hombros.
Vegeta presiona su mano en su trasero y la otra pellizca su pezón. —Yo también, me vengo. —Presiona los labios y la deja obtener su orgasmo. Cuando la siente empezar a pausar el movimiento, empuja un par de veces su cadera. Agita un poco su cuerpo menudo, cierra los ojos mientras eyacula. La envuelve en sus brazos, en tanto los dos buscan recuperar algo de oxígeno. —Mía…
…
Uyyy, la cara de todos O.O Se puso intenso mis cielas ¡Hasta el próximo viernes!
Saluditos…
Nita-chan84: Holis, pues aquí puro fuego el #BardLita, hasta quedar solo las cenizas. Pobre Bardock, ahora debe buscar una oportunidad para arreglar o al menos disculparse. A Broly le falta mucho ¿Cómo terminará su noche con Mina? Más importante ¿Cómo le irá en su debut? Y ahí, Rei tuvo que enfrentarse a ése lado de Raditz, casi que nos caen las cachetadas y flechas de fuego XD Donde no faltaron gritos y tirarse con "de todo" fue con Vergeta y Serena, Jaja que Raditz no era el único con los muertitos dando vueltas por ahí. Casi sin querer el #VegeRena ha dado un paso grande ¿Estaban realmente preparados o sólo fue un impulso de pasional? Sip, no lo resistí, aquí empieza el #SetSiete, muuuaajajajaja. Como lo prometí, drama y zabrozura, Conflictos + Lujuria= ConfliJuria ¿? jajajaja. Muchas gracias por tu rw, un beso grande, una vez más gracias por tu tiempo. *enviando_ki_lunar*
OhaioIzumikun: Sí, las entrevistas fueron como nadar en un estanque con tiburones dormidos en el fondo. Tremendo impacto en las preguntas difíciles. Ay el Kakarotto, todo aquí madurando, de a poquito, pero madurando al fin, Jajaj. Y aquí la curiosidad llega a un pico ¿Qué esconde Milk, Kakarotto y Vergeta? Jojojo, el #NappAmi, ahí hay que ver, hay que ver ¿El corazón de Ami ya se ha recuperado? Hmmm. Y aquí el #BardLita estalló y quedó en llamas, puff! Pobre Bardock, ahora que sabe que la mujer que tenía embelesado a su hijo era Rei, se dio cuenta que le ha roto el corazón a Lita ¿Podrán darse otra oportunidad? Muchas gracias por tu rw!
