Lala Lulu: Hola! Muy emocionada, en verdad. Espero sus reacciones y críticas, es la primera vez que escribo éste tipo de trope. Así que vayamos al meollo, un poco de VegeRena post carrera ¬¬, como bocadito dulce y caliente. Y después a la chuleta ¡A leer se ha dicho!
¡Advertencia! Si ya has leído mi historia anterior sabrás que yo no escribo Lemon, sino Smut, mucho Smut. Smut es sabrosura primero, explicaciones después. Así que esto es para adultos ¡Porque soy una maldita pervertida!
No me pertenecen los personajes, son Creaciones de Akira Toriyama y Naoko Takeuchi. Hecho por un fan, para algún otro fan que ande dando vueltas por la Vía Láctea…
"Se ve que no te voy
Se ve que no me vas
Se ve que en realidad solo me quieres
Como a un amigo más, como algo de siempre
Ya ves, me equivoqué, creí que era feliz
Pensaba que yo lo tenía todo
Tantos amigos, caprichos amores locos
Tengo todo excepto a ti y el sabor de tu piel
Bella como el sol de abril
Qué absurdo el día en que soñé que eras para mí
Tengo todo excepto a ti y la humedad de tu cuerpo
Tú me has hecho porque sí, seguir las huellas de tu olor
Loco por tu amor
Se ve que no te voy
Se ve que no me vas
Pues tengo todo menos tu mirada
Y sin tus ojos, mis ojos ya no ven nada
Tengo todo excepto a ti
Y el sabor de tu piel
Bella como el sol de abril
Qué absurdo el día en que soñé que eras para mí
Me sobra juventud, me muero por vivir
Pero me faltas tú
Tengo todo excepto a ti y la humedad de tu cuerpo
Tú me has hecho porque sí, seguir las huellas de tu olor
Loco por tu amor…" Tengo todo Excepto a Ti, Canción de Luis Miguel.
Capítulo 20
Después de entrenar, tomaron un baño y armaron algunos bentos para el menú de Vegeta.
— ¿Libro o película? —Serena consulta con una sonrisa coqueta. —Vi que tienes muchos libros en la biblioteca de la oficina, me dan mucha curiosidad.
Vegeta se va directo a la sala. —Película. —Siente la alfombra suave debajo de sus pies. —Mmm, un libro para antes de dormir.
— ¡Sí! —Se voltea para preparar palomitas en el microondas.
Vegeta se rasca la nuca, se sienta y elige una película. —Tengo mucho de Dickens, Stephen King, Tolstoi... Cosas que seguro no te gustan… —Tose suave para limpiar su voz. —Tengo a Jane Austen.
Serena voltea con las cejas en alto. — ¿Sí? Je, todavía recuerdo cuando la leí en la Secundaria. —Espera unos segundos y procesa lo que le dijo. Cuando las palomitas están listas, se va junto a él. — ¿Qué tiene de malo que quiera leer lo que a ti te gusta? ¿Crees que soy tonta y que no voy a entender? —Frunce los labios, lo regaña con la mirada.
Le gusta ver los dedos de los pies de Serena, acercándose a disfrutar del pelaje. Se sienta cerca y la toma de la cintura para tenerla pegada a su piel. —No eres ninguna tonta… Se-Re-Na… —Se acerca para besarla, dejan el recipiente con palomitas de lado. La recuesta mientras va lamiendo sus labios de a poco.
Serena mira la pantalla. —Oh ¿Qué película es? —Ve los créditos y se escucha un piano.
—Grrr, no me importa…—Vegeta la sigue besando, esconde un poco el hecho de que ha buscado la película de "Sensatez y Sentimientos". —"Creo que es bueno ver, de vez en cuando, alguna tontería romántica que puede gustarle a ella." —Escuda su orgullo entre besos arrebatadores y manos indiscretas debajo de la camiseta de Serena.
—Nnh Vegeta. —Serena enreda sus piernas a su cintura, presiona su pelvis contra su erección. Muerde su labio inferior, dejándose llevar por el deseo. Busca los bordes de su pantalón y mete las manos para apretar y masajear su miembro. Lo escucha gemir contra su boca. Y la suya, se hace agua por probarlo.
En la sala de Vegeta, sobre su alfombra. Serena estaba de rodillas, practicándole sexo oral a Vegeta.
—Oh, Serena. Ya te dije que no hace falta. —Vegeta trata de hablar, mientras ésa lengua dibuja giros a su punta y sus finos dedos estimulan hasta la base.
—Mmh, te lo dije. Es un pequeño premio por haberte portado bien socializando. —Habla sin separar su glande de sus labios, está tan caliente, le encanta. Vuelve a engullirlo, Vegeta sostiene su cabello de lado. —Ahora, si quieres el castigo ahora por lo que hiciste en la carrera… —Serena presiona sus testículos en su mano, saca los dientes y los roza en sus venas, casi amenazando una mordida.
—Ah, Serena. —Sale como un bufido de placer. Escucha a Serena emitir sonidos de gusto, mientras llega más y más al fondo de su garganta. Vegeta gime con ella. —S-Si quieres alejarte.
Para nada, Serena no va alejar su boca, quiere tenerlo, beberlo. Sentirlo tan vivo como nunca, caliente, lleno de deseo y energía con ella. La preocupación por la que pasó, teniéndolo lejos casi la enloquece. —"Quiero que haya una manera, de estar con él. No podría conmigo misma, si estoy lejos y si él… Si él…" —No puede ni pensar en una tragedia, desesperada, cierra los ojos y continúa su labor.
—Me corro. —Vegeta jadea, trata de mantener la vista en ella. Sus ojos azules lo apuntan fijamente, en tanto eyacula en su boca. Limpia el par de lágrimas, la ve tan a gusto tragando su semen. —Yo también quiero… —La arroja a la alfombra, la abre de piernas y no escucha ninguna protesta.
Serena se relame, rendida contra el suelo, lo deja quitar sus bragas y meter la cabeza entre sus piernas. —Ah, Ve-Vegeta. —Esa boca llena de saliva, se mezcla con sus fluidos femeninos.
Su boca todavía duele por el golpe, pero al carajo eso y todo lo demás. Necesita del gozo que le promete la piel fresca y perfumada de ésta mujer, de éste Ángel que lo acepta de ésta forma. —Que delicia, ya estabas chorreada. —Vegeta busca los pechos de Serena con una mano. —Mírame Serena. —Ordena contra su clítoris, levanta la mirada. —Quiero que me veas, mientras te como.
Serena se sostiene un poco con los codos, el pelaje de la alfombra es tan cómodo. Agitada, queda anclada a ésos ojos negros, mientras lo ve hambriento e insaciable dándole placer con su boca y sus dedos.
Se abrazan. Lo que nunca pudieron decirse, lo expresan con sus manos. Milk y Kakarotto no pueden detenerse, casi tropezando se meten a la casa. Jadean al alejarse, tironean sus ropas dejándolas en el camino.
—Oh mi Dios. —Kakarotto le quita la camiseta a Milk y presiona el rostro contra sus pechos. Siente calor y alivio, la polla le da puntadas. Le baja el brasier y mete su pezón en la boca.
— ¡Ah! —Milk curva su espalda hacia atrás, la lengua de Kakarotto da vueltas y culmina con una succión. Sus manos amasan sus pechos. Ella pasa sus manos por sus pectorales, sube hasta acariciar y arañar sus hombros.
La atrapa de la cintura y enreda sus piernas a la cintura. La presiona contra el bulto inflamado de sus pantalones. El sabor de Milk es muchísimo mas delicioso de lo que sospechaba, toda su piel, tocarla así, tan íntimamente. —"Como todos ésos novios de mierda que tuvo…"—Se enoja un instante, recordando todas las ocasiones que debió quedarse a un lado del camino, pensando que la amistad con Milk podría arruinarse con esto.
Es arrojada sobre su cama, da un gritito agudo, sus pechos rebotan. De nuevo un beso, pero es desgastador, casi doloroso. Kakarotto la succiona casi mordiéndola, después continúa un camino de besos, bajando por su cuerpo. Sus manos gruesas aprietan su carne, sus ojos negros quedan prendidos unos segundos de los suyos. No es ése amigo de la infancia, es un hombre hambriento, decidido a devorarla. —Oh sí. —Milk gime, en tanto Kakarotto lame y besa su ombligo. De a poco va quitando sus pantalones.
Baja sus bragas y hunde su nariz a la altura de su clítoris. Absorbe su aroma obsceno con sonoridad. Kakarotto levanta la vista de nuevo y las mejillas de Milk están rojas, parece que va a desmayarla. Dibuja una sonrisa de lado y afila su mirada. — ¿Por qué tan tímida? Ya eres una mujer Milk. —Con tono arrogante. Abre grande la boca y envuelve completamente los labios de su vagina, la relame de arriba hasta abajo. Su clítoris duro hace cosquillas a su lengua.
Milk grita y se aferra a las sábanas. — ¡Mmh! ¡Nnh, Kakarotto! —Acomoda su cadera, dándole mejor acceso a su sexo. El placer la recorre completa, desde sus pezones a la punta de sus pies.
Con sus propios fluidos y su saliva, lubrica sus dedos. Se los mete, la hace retorcerse del gusto. Mete uno de sus pezones en la boca, con su mano libre masajea el otro seno de Milk. La sacude, no la deja razonar ni pensar un segundo lo que sucede, quiere verla, quiere saber cómo es Milk en pleno orgasmo. Dobla sus dedos para presionar sin preámbulos su punto G. Su interior es tan caliente y carnoso, se enloquece de solo imaginar meter su miembro ahí adentro.
Milk empieza a sentir el calor, pero es extraño, es como oleadas calientes de sangre que se acumulan en sus muslos. Los callos en los dedos de Kakarotto hacen un trabajo profesional, raspan ésa zona donde se acrecienta el calor en cada retirada y en cada arremetida. Empieza a doler, al mismo tiempo se siente tan bien. — ¡Nnh, Ka-! ¡Ah, no! ¡Oh no! No.
—Hazlo Milk. —Kakarotto suelta su pezón, lo deja rebotando. —Quiero verte. —Presiona los dientes, su erección es dolorosa y resistir es una tortura. Pellizca sus pezones, los mete en su boca. La cavidad de Milk se estremece y salpica en su mano.
El orgasmo estalla, literalmente se siente estallar entre sus piernas. Se hunde, se deja caer en un pozo y es rescatada por los brazos de Kakarotto. Es como flotar, un beso la despierta a la realidad. Un beso lento, que parece un bálsamo. Siente que chorrea entre sus muslos, y su trasero mojado. Se asusta, se endereza de golpe. — ¡¿Qu-Qué me hiciste?! ¡¿Qué es esto?!—Se queja con las piernas abiertas, se da cuenta de lo expuesta que está, se cubre avergonzada.
Kakarotto levanta las cejas y de inmediato en su rostro se dibuja un gesto de lascivia. — ¿De qué me hablas Milk? Tú no eres virgen… —Relame sus dedos, saborea los fluidos de la mujer. — ¿Así que nunca ninguno te hizo sentir así? —La mira a los ojos, ella está sin poder decir nada y enrojecida hasta el cuello. —Nunca ninguno te hizo chorrear como yo. —Lo dice como si se colgara una medalla de honor.
Milk toma aire y cruza sus piernas. — ¡Eres un maldito mujeriego arrogante! —Grita enfurecida, siente que la toma de broma.
Kakarotto deja caer su cabeza de lado, se relame el labio superior. Se baja el elástico de su pantalón de ejercicios con una mano, deja ver su pelvis. —Supongo que tienes condones.
Milk cierra la boca y presiona la mandíbula, hasta le duele al tragar saliva. Las venas de la zona baja de su pelvis resaltan, su vello púbico se ve tan fino. Levanta la vista y es peor, su torso desnudo, su respiración caliente. La imagen es tan erótica, que se siente estimulada de nuevo sin que la toquen. —Estás de broma… —Milk no puede ni quiere creerlo.
Kakarotto se quita el pantalón, junto a su bóxer. Sacude un poco su ropa, cae su billetera y busca el condón que tiene para "emergencias". Y joder, que esto es de vida o muerte para él.
— ¿Qué haces con un condón ahí? —Niega con la cabeza, no puede parpadear. El pene de Kakarotto es demasiado, mucho más de lo que esperaba. —"¿Lo estoy viendo más grande por la impresión o algo así?"
—Tranquila, iré despacio. Al menos te prometo contenerme al inicio. —Baja el condón con una mano, toma su polla desde la base. Otra medalla de honor que va a colgarse, ser el hombre con el pene más grande que haya tenido Milk.
—No Kakarotto, no lo hag ¡Aaah!—Es arrastrada hasta él, la abre de piernas. Siente sus rodillas detrás de sus muslos, forzándola a tener sus piernas separadas. —Kakarotto… Te lo ruego…. —Sale como un suspiro atragantado, su boca dice una cosa, pero su cuerpo se abraza a él. Ésos ojos negros, llenos de deseo, no dejan de mirarla tan fijamente, que siente que pueden leerle la mente. —Oh… —Larga un suave suspiro, el miembro de Kakarotto se poza sobre los labios de su vagina.
Kakarotto la deja encerrada con su musculosa figura. Siempre la vio como una igual, en cambio ahora la ve tan delicada y frágil. —Tan hermosa. —Murmura, la siente temblando debajo de él. —"Milk, no me digas que no. Por favor…"—Pasa su pulgar por sus labios, los siente tibios e inflamados, al igual que su sexo. Deja un beso, luego deja otro en cada mejilla. Baja su índice por su cuello, sigue el camino con besos. Sus dedos siguen bajando, acaricia sus pezones, deja una larga caricia en su vientre plano. Vuelve sus ojos a ella, los dos están tan rojos que no pueden ocultarlo. Agitado, siente los muslos de Milk a los lados apretando sus caderas ¿Por qué no lo hace? ¿Por qué no puede penetrarla de una vez y saciar todo esto que ha reprimido desde Dios sabe cuándo? Cierra los ojos, se besan, sus salivas se mezclan y empiezan a menearse uno contra el otro. Sus genitales se frotan y se dejan caer a sus instintos. — ¡Oh Sí!
— ¡Sí! —Milk grita junto a él, su carne es estirada como nunca. Tira la cabeza hacia atrás. Es demasiado tarde, ahora sólo quiere llegar hasta el final. Empiezan a moverse, es intenso, todo se sacude. Todo son gritos catárticos, casi dolorosos. Sus corazones laten fuerte. Su ombligo se sacude cada vez que llega al fondo de su cavidad.
El interior de Milk se aprieta. Ella sigue chorreando desde la base de su polla, hasta su glande se humedece, salpica en cada golpeteo. —Nnh, Milk. —Se sostiene con un codo, con una mano pellizca sus pezones y saca la lengua para meterla en su boca. La lengua de Milk gira contra la suya, empiezan a quedarse sin aire, a acelerar. Presiona sus rodillas, se endereza un poco para verla mejor. Mira hacia abajo, sus sexos unidos, estimulándose, acercándose al orgasmo en cada vaivén. Tan explícito, tan real.
Milk mira hacia abajo, el miembro de Kakarotto entrando y saliendo de ella, sacudiéndola sin piedad, estimulando otra vez ése calor que explota en su punto G. —Me vengo, Kakarotto. —Se aferra a las sábanas, eleva un poco más sus caderas, sus pechos se sacuden. Sus ojos contemplan a ése hombre, de musculosa figura, sudando sobre ella, con sus venas inflamadas y jadeando mientras la hace suya.
Una hermosa imagen, Milk desarmada de placer, entregada al fin a él como una mujer. Sus cabellos negros desparramados, sus muslos envolviéndolo, sus pechos tiernos y carnosos moviéndose, cubiertos de sudor. — Milk, acaba conmigo ¡Ah sí!—Presiona los labios, la escucha gritar en su orgasmo, en tanto él gruñe, sintiéndose vaciado hasta la última gota.
Mucho tiempo, desde no sabe cuándo. Kakarotto no sabe exactamente el momento en el que empezó a sentirse así con Milk. Cuando era apenas un bebé, su madre enfermó y el cáncer se la llevó de su lado. Al ver las fotos creía recordarla, pero no era así en realidad. Raditz siempre tuvo el papel del Hermano mayor y punto. Era su compañero de juegos, hasta que apareció Vegeta. Un niño de la misma edad que su hermano, hasta iban a la escuela juntos. En su casa, el amigo de su Padre, Ox Satán, instructor de defensa personal del Ejército, tenía una niña de su edad.
—Hola Ox. Viejo amigo. —Bardock lo recibe. —Oh ¿Esa es tu niña? Jajaja es idéntica a su mamá. Gracias a Dios.
— ¡Jajaja! —Ox empuja a Bardock. —Tú siempre tan gracioso ¿Y ése pequeñito es Kakarotto? —Observa al niño espiando detrás de una pared.
—Sí, ya tiene tres años. —Bardock le hace señas para que se acerque a saludar.
—La misma edad que mi Milk. —Ox empuja a su hija para saludar. — ¿Dónde está el mayor?
—Oh, verás está con el niño de Nappa.
— ¡¿Qué?! ¡¿Otra mujer pudo enamorarse de ése?!
— ¡De mí no vas a andar hablando Ox!—Nappa se había acercado, le planta un golpe en la nuca.
—Jajaja, ya, ya… Ahora preséntame a tu esposa. —Ox se frota el golpe.
—Es adoptado, fui tutor del niño un tiempo y lo adopté. —Nappa empieza a contar, cómo encontró a Vegeta y la voz se le quiebra un poco.
Bardock se acerca a los niños. —Oigan, vamos a tener una charla de adultos. Pueden jugar en el patio ¿Qué dicen? Los llamo para un chocolate.
—Sí Señor. —Milk habla con timidez. Sigue al niño, que tiene un cabello tan particular como el amigo de su padre.
— ¡Oye! ¡Vamos, vamos! ¡¿Te gusta jugar con balones?! ¿O prefieres jugar a los súper héroes?
Milk se siente tímida, el niño es muy efusivo. —Me gusta jugar con muñecas o dibujar.
—Oh… —El pequeño Kakarotto se desinfla. — ¡Sí tengo crayones! —La toma de la mano.
La niña sólo da un quejido y no le queda más que seguirlo, el niño es muy fuerte. Suben casi tropezando las escaleras y a los golpes.
— ¡Kakarotto ten cuidado! ¡Es una niña! —Bardock lo regaña al sentir el alboroto.
—Oh eres niña. —Kakarotto la mira a los ojos, rompiendo el espacio personal.
—Ah sí. —Milk da un salto, se pone roja. Le parece chistoso que el niño huela a galletas.
—Así entonces, con cuidado. —Kakarotto sube, escalón por escalón. Su padre le enseñó que las niñas son delicadas, que hay que tratarlas suave y no lastimarlas.
—No te preocupes tanto Bardock. —Ox le habla. —Así como la ves, Milk es fuerte, es un prodigio en el Judo.
Siempre le gustó jugar a correr y actividades de contacto físico. Pero es la primera vez que Kakarotto se queda quieto, tirado con la barriga pegado a la alfombra y dibujando. Le gustan los dibujos que hace Milk, los círculos coloridos y los bordes de las casas tan prolijos.
No es la primera vez que Milk está en una especie de "cita de juegos", con algún niño o niña que sea hijo de un amigo de su padre. Pero es la primera vez que se siente así de observada. — ¿Qué?
— ¿Cómo hiciste el cielo así? Es bonito ¿Cómo haces el sol?
Milk se enrojece. —Bueno, son círculos. —Toma el crayón y le muestra. Kakarotto toma un crayón y practica, hace círculos a una velocidad furiosa. —Jajaja, parece un tifón.
El peor sonido para un padre bien lo conoce Bardock; el silencio. Sube despacio, sin hacer ruido. Espía y ahí están, rodeados de un desastre de hojas y crayolas de colores. —Es hora del chocolate. —Los niños saltan de la alfombra, felices y lo siguen. Se sientan en la mesita de té y le deja dos tazas frente a ellos. —Sólo quedan galletas de limón. Estoy seguro que habían con chispas ¿Sabes algo Kakarotto? —Ve a su hijo menor con los ojos como platos, y negando sin poder verlo a los ojos. Más tarde le dará un castigo a ése niño travieso.
Kakarotto baja la cabeza, sabe que lo han descubierto. Mira de lado a Milk, contenta comiendo las galletas. En el bolsillo delantero de su peto, todavía le quedaba una galleta con chispas escondida. —Ten…
Milk abre grande los ojos, la galleta está toda resquebrajada, la toma y el olor es el mismo que el del niño. —Gracias. —Sonríe enorme y la come.
Bardock espiaba sobre su hombro, mientras en la cocina seguían hablando. Kakarotto de nuevo da un salto al ser descubierto, Bardock le regala un guiño y una sonrisa para calmarlo.
Se volvieron amigos de juegos, compañeros de entrenamiento. Más unidos eran, cuando Raditz y Vegeta entraron a la adolescencia y no podían compartir con ellos. En su propio mundo, a los diez años, jugaban a los superhéroes y de paso practicaban técnicas de lucha.
— ¡Ja! ¡Nunca podrás vencer a la Princesa Guerrera! —Milk esquivaba los golpes de Kakarotto, con su disfraz, su casco y su capa.
— ¡Ja! ¡Ya verás! —Kakarotto tenía una toalla atada al cuello y también se reía a carcajadas, esquivando las patadas de Milk.
En la hora del té, en casa de Milk, tomaban jugo de naranja y agua, descansando de tanto corretear. —… Y mi papá dice que va a enviarme a la Universidad cuando sea grande. Quiero ir a estudiar afuera, en una prestigiosa escuela, donde aprenda a ser Nutricionista y Experta en Lucha. Entrenar a grandes atletas…
Kakarotto escucha eso, su ceño se entristece. —Pero si lo haces, ya no vamos a vernos.
—Es parte de ser adultos, crecer, estudiar, trabajar duro. —Milk le toca el hombro. —Voy a ser siempre tu amiga.
Kakarotto frunce el ceño y hace un puchero. — ¿Cómo hacen los mejores amigos para estar siempre juntos? —Los dos piensan, miran al cielo. Recuerda que su padre le dijo que su madre, era su mejor amiga. — ¡Ya sé! —Se levanta y señala a Milk. — ¡Escúchame Milk! ¡Nunca nos vamos a separar! —Ahora se señala así mismo. — ¡Vamos a casarnos y seremos mejores amigos para siempre!
Milk se levanta con él, golpea el pecho de Kakarotto. — ¡Tienes razón! ¡Así nada ni nadie podrá separarnos! —Presiona sus puños con entusiasmo.
Ésa promesa de niños parecía mantenerse, aunque en su inocencia, ninguno de los dos sabía lo que implicaba. Continuaban su rutina normal, iban a la misma escuela. Los años pasaron, tenían quince años, cuando Kakarotto entendía lo que le estaba pasando. Era la fiesta de graduación de preparatoria de Tarble, lo felicitaban por haber sido aceptado en una de las mejores Universidades de Negocios de Japón. Estaban con unos amigos del secundario, reunidos en un rincón. Del otro lado Vegeta y Raditz con 20 años, visitando a su familia, están con sus Uniformes del Colegio Militar, sacando suspiros a las chicas del lugar.
—A ver Milk ¿Verdad o Reto? —Dice una de las chicas, compañeras de clase.
—Mmm, verdad. —Milk no lo piensa mucho, bebe su jugo y se ríe con Kakarotto. Están los dos con su Uniforme del Secundario, un poco desalineados.
— ¿De quién estás enamorada? —Las chicas dan un gritito agudo, los muchachos resoplan y ponen los ojos en blanco. Todos menos Kakarotto, que mira a Milk fijamente.
— ¡¿Qué?! Ah, ay no… Yo no. —Milk se siente arrinconada, mira a los lados. Kakarotto está ahí, esperando su respuesta. —"¡Ay Dios Mío! ¡Estúpido juego! ¡¿Qué hago?! ¡¿Qué hago?!"—Las demás la increpan y ya está pensando en un reto que ella tenga que cumplir si no responde.
— ¿Por qué dudas tanto?—La jovencita la arrincona. — Oh ¿Es un amor prohibido? ¡Un amor Imposible!
Milk toma aire, aprieta su vaso. Kakarotto está ahí ¿Qué va a decirle? ¿Cómo tomará él algo como esto? —E-Es un tonto juego.
—Sí, es un juego tonto. —Kakarotto la ve muy nerviosa, lo enoja un poco que la traten así. —Yo sabría si Milk está enamorada. Soy como un hermano para ella, soy su mejor amigo.
—"Soy su mejor amigo…"—Retumba en la cabeza de Milk, una tristeza inunda su corazón. Mira a Kakarotto a los ojos. Espía a un lado por un escape. —Es un… Chico cercano y… Es imposible. No tiene sentido, nunca va a suceder. —Milk desahoga su pecho, Kakarotto la ve como una hermana, eso rompe sus ilusiones. —"Si supieras que… Te quiero más que a un amigo."
Kakarotto la observa con consternación. Su estómago se aprieta, no puede quitarle la vista a Milk.
—Anda, cuéntanos, te juramos que no le diremos a nadie. —El pequeño grupo de adolescentes levanta la mano en solemne promesa. En especial las chicas se sienten curiosas y la cubren para que confiese.
—E-Esss… —Milk habla como un quejido doloroso. —Es Vegeta. —Musita apenas audible, pero la mentira es enorme. Suda frío y tiembla.
Todas cubren su rostro y espían por encima de su hombro. Kakarotto no puede ni parpadear.
—P-Por eso es imposible. Somos muy diferentes y él es mucho mayor. —Milk sacude la cabeza en negativa.
—Pero son sólo cinco años, cuando seas mayor, él tendrá 23. —La chica mira encima de su hombro. —Jajaja, pero se entiende. Es un hombre fuerte y guapo.
Kakarotto reacciona, puede verla tan incómoda. Él también está molesto y no entiende bien porqué. —Bien, ya basta de éste tonto juego. —Frunce el ceño a todos quienes los rodean.
— ¡Uy! Ya le saltó el hermano mayor. —Todos se ríen.
Después de eso, Kakarotto pudo notar a Milk triste de a ratos e incómoda junto a él. Eso sí que no le gusta. Pasaron un par de días más, iban caminando a tomar el tren a la escuela. —Hmmm… El año que viene ya empezamos la preparatoria. Me alegra que hayas entrado a ése Colegio tan prestigioso.
—Sí, Jaja. Te voy a extrañar. —Milk da un salto y se cubre la boca. —Es decir, voy a extrañar verte hacer tonterías en el salón. —Presiona sus manos en las tiras de su mochila.
—Pero vendremos caminando a esperar el tren todos los días. —Kakarotto declara con optimismo. —Tan solo serán unas horas. No sé qué voy a hacer sin tu ayuda en matemáticas, en historia y—
—Jajaja, y en todas las demás materias menos deporte. —Milk larga una carcajada, es casi una catarsis de sus tensiones. Al menos el dolor en su estómago ha pasado.
—No te sientas nerviosa Milk.
— ¿Eh? —De inmediato vuelve su nerviosismo.
—Yo jamás diría tu secreto. —Se inclina a ella, cara a cara. —Nunca voy a decir que te gusta Vegeta. —Susurra con sus ojos hipnotizados en su enorme mirada negra.
Milk traga saliva, Kakarotto se ve tan atractivo y es la pureza de su corazón lo que le encanta. Se queda esperando en silencio, mira su boca. Sacude su cabeza ¡¿En qué está pensando?! —Si-Siento mucho eso. No es que no confiara en ti… Es que… —Se pone roja de nuevo, por suerte el tren aparece como una salvación.
Kakarotto la deja sentarse, se queda parado, sosteniéndose de la agarradera arriba de su cabeza. Piensa en Milk, piensa en Vegeta. Presiona los puños, está tan molesto y no sabe porqué. Todo el día en clases, incluso en la clase de deportes le fue mal. Perdió varios pases en Básquetbol y futbol, y hasta tropezó mientras trotaba.
— ¡Hey Son! ¡¿Qué te pasa?! ¡La mente en el juego! —El entrenador le ordena tomarse un tiempo fuera, en la banca.
Kakarotto se va al lavadero, abre la canilla y deja caer el agua fría. — ¿Qué me pasa? Milk, quiero ver a Milk. —Presiona los dientes. Se escapa a verla, la espía en la zona de atletismo, trotando y riendo. Ahí se da cuenta, no sólo a él le quita un suspiro. Sino a todos los chicos que pasan, pero ella no les da ni una mirada o sonrisa. —"A ella le gustan los hombres, los hombres fuertes…"—Mira sus puños, él también puede ser tan fuerte como cualquiera. Respira agitado, la vuelta a casa sólo se tiñe de una sola idea.
Bardock da un salto en la cocina cuando siente la puerta azotarse. — ¡Oye Kakarotto!—Sacude el cucharón de madera. — ¡Más respeto a la casa! —Se voltea y queda asustado, observa a su hijo en el suelo, haciendo una perfecta dogeza. —Ay hijo ¿Qué hiciste?
—Papá, vengo a rogarte que… ¡A partir del año que viene quiero ir al Colegio Militar! —Kakarotto ruega, toca el suelo con la frente.
Bardock queda con las cejas en alto, baja el cucharón y apaga la cocina. —Hijo, dime qué pasó. —Lo toma de los hombros y lo endereza.
Kakarotto mira a los lados. —Es que, el año que viene Milk irá a una Preparatoria distinta y… —Traga duro, le cuesta tanto. —Y yo también quiero desafiarme, quiero ser fuerte.
—Haaa, Kakarotto ¿Tiene que ver con tu hermano Raditz o Vegeta? ¿Te peleaste con Milk?
—No, no. —Sacude la cabeza. —Nada de eso, por favor ¿Qué tiene de malo? Siempre me dices que tengo que dejar de comportarme como un niño, que debo tomarme las cosas en serio.
Bardock se cruza de brazos y asiente. —Hmp, no lo voy a negar. Nunca lo sugerí porque ibas con Milk al mismo Secundario y son mejores amigos. —Piensa unos momentos y musita un poco sus ideas. Kakarotto está con los ojos como platos esperando la respuesta. —Bien, empezarás la Preparatoria en el Colegio Militar.
— ¡Gracias! ¡Gracias Papá!—Se tira a abrazarlo y besarlo.
—Ay ya, hijo, suéltame. —Bardock gruñe por lo efusivo de su hijo menor. —Vamos, la comida se enfría.
Milk recibía las noticias por teléfono, en su cuarto. —… ¿Qué? —Se siente confundida, busca alrededor para saber si es un sueño. — ¿Kakarotto estás seguro? —Ahora entiende porqué estaba tan serio y pensativo. Suspira en su mente, ella creía que él tenía pensamientos románticos hacia su persona. Que tal vez, solo tal vez, él le confesaría su amor antes de cambiarse de escuela y ya no verse tan seguido.
—Sí, más que seguro. —Kakarotto está sentado en su alfombra, digiriendo el gran cambio de vida que va a tener. —Aunque te confieso que… —Una mueca de A le queda dibujada, pero no puede hacerlo, no puede decir lo que siente por ella. —Voy a extrañarte. Pero los fines de semana, vendré a casa, nos encontraremos en la parada del tren, a la hora que sales de la Preparatoria.
—Yo también te voy a extrañar, soy tu mejor amiga ¿Recuerdas? Jajaja, cuando mi padre se entere va a alegrarse. Siempre dijo que tenías potencial para los enfrentamientos.
Es la primera vez que escucha decir "amiga" a Milk y que le duele al pensar en eso. —Tú me enseñaste mucho. —Se tira en la alfombra mirando al techo. Su corazón late fuerte de sólo imaginar cuando ella vea los cambios y empiece a verlo como un hombre de verdad.
Ninguna de ésas ilusiones se cumplieron para los dos. Milk nunca recibió una confesión de Kakarotto antes de irse y Kakarotto sentía que Milk nunca lo dejaría de ver como un amigo de la infancia. Las estaciones cambiaban y ellos estaban demasiado cómodos como estaban, creyendo que podía pasar de todo, pero que su amistad aguantaba contra viento y marea. Se encontraban en la estación de trenes, a la mitad de su Primer año de Preparatoria por separado.
Kakarotto espera con ella, está con su Uniforme del Colegio Militar. —Oye Milk… —Frunce el ceño. —Nunca te había visto con ése peinado.
Milk se toca el cabello. —Oh gracias. —Tose un poco, se toca su cabello recogido completamente en un solo moño. —Es que… Le gusta a alguien… —Se pone roja hasta el cuello.
Kakarotto sonríe enorme, le acomoda un mechón suelto detrás de la oreja. —Bueno, Jajaja estás en el equipo de Judo, supongo que es más cómodo para entrenar.
— ¡Milk! —La voz de un extraño los hace voltear. — Te acompaño a tu casa ¡Qué bonito tienes el cabello así atado!
Milk se pone blanca como el papel. —Ah, no hace falta. Mi padre espera para conocerte mañana. —Mira de lado a Kakarotto. —Oh, él es mi amigo Kakarotto Son. Él es…
Kakarotto solo siente el vacío, seguido del zumbido que no lo deja escuchar el nombre del tipo. Lo mira de pies a cabeza. Es un poco más bajo que él, no es musculoso, pero sí delgado, con el cabello liso y brillante, ojos claros. Parece uno de ésos Príncipes de Mangas. —Mucho gusto. —Responde poniendo una pared de acero a todo lo que le duele por dentro. Saca el pecho. —Milk es como una hermana para mí. —Agrega totalmente cabreado.
—Ay, sí. Verás, somos amigos de la infancia. —Milk explica, los tres toman el tren y es el momento más incómodo de sus vidas.
Kakarotto toma un poco de distancia, sólo para ver como la trata. Se hace invisible de a ratos y los escucha balbucear, sobre personas y tonterías que él no tiene nada que ver. Escucha la risita de Milk, una sonrisa llena de vida y coqueta. Al bajarse del tren toma una decisión. —Bien, nos vemos. Mi casa es por allá. —Sonríe enorme y se voltea para irse.
Milk se sorprende. —Ah, Kakarotto. —Se acerca al trote. —Yo quería contártelo hoy, verás, pasaron muchas cosas. —Se siente nerviosa, sin embargo quiere explicarle.
Supone que si va a conocer a su padre, las intenciones de ése muchacho son buenas. —E-Está bien, Jaja. No quiero estar ahí molestando. Supongo que, si quiso acompañarte es para estar un rato más contigo.
—Oh, bien… —Mira por encima de su hombro, la mirada de su pretendiente también la pone nerviosa, está roja a más no poder. — ¿No estás enojado? —Musita cubriéndose la boca.
Kakarotto mira a ése tipo, aunque sea una pequeña satisfacción va a llevarse. Sabe que no tiene nada que ver, pero Kakarotto solo quiere descargar algo de su bilis. Se inclina al oído de Milk. —Sé que eres lista, que sabes cuidarte sola. Pero si te hace algo que no te gusta, por favor, no dudes en contármelo, para matarlo. —Apunta al sujeto con su mirada asesina, sin que Milk vea.
Milk lo ve alejarse, ésa cercanía, el aliento y su voz baja contra su oído, parecía revivir las cenizas de un sentimiento que parecía muerto. Pero así de efímero, el momento desaparece. Kakarotto sonríe de nuevo, como un niño, ella también lo imita. Cada quien toma su camino…
Kakarotto había decidido velar por la felicidad de Milk en la distancia. Podía notar la diferencia que ella hacía con sus novios o parejas; fue a él a quien llamó primero, cuando su padre Ox tuve el infarto que le quitó la vida. Fue a él a quien le confió el reorganizar su vida, cuando volvió de especializarse en el extranjero. Fue con él con quien compartía sus desventuras y aventuras amorosas. Y así se dieron cuenta, que mientras más grande se hacía su amistad, más lejos estaban ésas ilusiones románticas y ésa pasión que debían reprimir cuando hacían contacto. Incluso en la tragedia de Bulma, Milk sostuvo su mano, creyendo que competía con Vegeta porque estaban enamorados de la misma mujer. Kakarotto competía, sí, pero rivalizaba con Vegeta para descargar ése resentimiento, ésos celos que se guardaron en su pecho.
Creía que siendo el mejor, tendría como un pequeño consuelo de tontos, más halagos, más atención de Milk. En cambio ahora, que ha perdido el Liderazgo, se da cuenta que no le importaba en realidad, que no le dolió en lo más mínimo y que le da igual. Excepto Milk, ella fuera de su vida, sí que sería una derrota.
Hoy es un amanecer distinto, en todos los sentidos. Milk quiere ir al baño, despierta con unos brazos que la aprietan y la inmovilizan. De frente, entre sus pechos tiene el rostro de Kakarotto. Mierda, Maldita Mierda ¿Qué va a hacer ahora? —Ka-Kakarotto… —Trata de empujarlo y zafarse, pero él la aprieta todavía más. — ¡Auch! Kakarotto, me voy a orinar.
Escucha sus ruegos y sin abrir los ojos la suelta. Kakarotto escucha los ruidos del baño, da una vuelta en la cama, muy a gusto. Exhala y vuelve a inhalar el aroma a flores en la almohada de Milk. Se toca los labios, están algo desgastados, recuerda los besos y caricias que dibujó en las curvas de su cuerpo. También los besos y el toque de Milk.
Milk tiene la cabeza bajo el chorro de agua fría. —Ay por Dios, ay por Dios, ay por Dios… —No sabe qué hacer. Se lava el rostro mil veces, se mira al espejo, los ojos negros de Kakarotto mirándola con lascivia aparecen en el reflejo. Cierra los ojos y las imágenes de él completamente desnudo, con su cuerpo fornido tomándola sin piedad y hasta practicándole sexo oral, como si fuera una especie de majar. Lleva su mano a su entrepierna. —Ay no, basta. —Se siente excitada de nuevo, hasta sus pezones de endurecen. Se da un par de palmadas en el rostro, espía un poco a la cama. —"¿Cómo voy a hacer para irme?" — ¿Pero en qué está pensando Milk? Está en su propia casa.
—Grrr… —Kakarotto mueve sus brazos y se da cuenta que está solo. Escucha movimiento en la habitación. —Milk, vuelve a la cama. —Habla con dificultad.
Milk busca rápido una camiseta y unos pantalones para cubrirse. —Te-Tengo cosas que hacer…
Kakarotto exhala fuerte, espía la hora en el reloj de la pared. —Todavía falta para el despertador. —Sacude las sábanas y se levanta.
— ¡Kakarotto! ¡¿Qué haces?! —Milk lo ve así, como Dios lo trajo al mundo, caminando hacia ella. — ¡Aaahh! ¡Bájame! ¡Maldito pervertido! —Patalea.
De hecho sí duelen los golpes de Milk, la arroja en la cama haciéndola rebotar. Sus hebras de ébano desparramadas en la cama le encantan. Toma las sábanas y cubre hasta la cabeza con ella. —Jajaja ¿Ah sí? Pues éste pervertido te hizo chorrear anoche. —Puede ver sus pezones duros a través de la camiseta, amasa sus pechos. La escucha quejarse, entre la sorpresa y la excitación. —Quiero probarte el coño de nuevo.
Milk se despierta de una cachetada. — ¡¿Mi quéeeee?! —Jamás se imaginó tener que escuchar ésa palabra de la boca de Kakarotto, es demasiado irreal.
Kakarotto le responde con acciones, se va directo a descubrir su vagina y enterrar su boca en ella.
…
Al otro día, en la oficina, todo transcurrió normal. Milk creyó que iba a ser diferente, pero Kakarotto bien parece hacer como si nada. —"¿De qué me sorprendo? Kakarotto debe tener más de una amiguita con beneficios…"—Se choca con alguien.
—Milk, Serena quiere hablar contigo ¿Tienes cinco minutos? —Tarble le informa y le señala la oficina.
Milk abre los ojos y asiente formando un extraño círculo con la cabeza. Presiona sus labios y camina a la puerta. Otra persona la detiene antes de entrar.
—Suerte Milk. —Launch le da ánimos y la deja ir entre risas.
Milk levanta la cabeza y saca el pecho. —"Bien, enfrenta las consecuencias de lo que hiciste y dijiste."—Al abrir, ve a Serena de espaldas, cruzada de brazos y mirando por la ventana. —"Siempre se ve tan femenina."—Milk la observa por primera vez sin pensamientos maliciosos. Serena con una camisa y ésas faldas altas y tacones. Todo muy estético y nada vulgar, sencilla y elegante. Baja un poco la mirada. —"Y yo siempre de spandex, ropa de algodón y la cara lavada."—Resopla sin hacer ruido, no recuerda en qué momento se dejó de preocupar por su apariencia diaria.
Serena estaba demasiado metida en su fuero interno, está decidida a cobrar valor y hablar con Setsuna sobre lo que piensa hacer. La presencia de Milk la despabila y la hace voltear. —Ah, perdóname. Buenos días Milk. —Va al escritorio y busca unos papeles.
—Hola…—Milk de inmediato pierde el valor que había tomado, baja un poco la mirada.
—Es sólo para darte esto. —Serena le pasa unas carpetas. —Es el listado de las Empresas de Bebidas energéticas y de suplementos alimenticios. Hay desde polvos para malteadas de proteínas, hasta bebidas minerales. Necesito saber tu opinión.
Milk levanta la vista y revisa las carpetas. —Eh, sí. —Frunce un poco el ceño, los ojos azules de Serena la observan por alguna respuesta. —Vaya, son marcas Premium, muy prestigiosas.
Serena exhala con alivio. —Me alegra en verdad. También necesito tu correo y tu número de teléfono. Quiero enviarte algunos itinerarios ¿Te molestaría que vinieran a filmar y hacer algunas preguntas en el Entrenamiento?
—No. Para nada. —Milk se sorprende, ella le habla como si nada. Parece que va a cumplir eso de separar lo personal y lo laboral.
— ¿Sí? Genial, de todas maneras, voy a avisarte de anticipado los días y horarios que vendrán. Puedes hacer cualquier sugerencia que creas necesaria. Eres su nutricionista y entrenadora, tampoco quiero que se entorpezca tu trabajo. —La mira a los ojos ¿Habrá creído que la llamó para seguir con la pelea? La nota bastante confundida.
—Seguro, le echaré un vistazo. —Milk asiente.
Serena mira la hora. —Bien eso es todo, muchas gracias Milk. Estaremos en contacto. —Le señala su teléfono. Todo en paz por ése lado, al menos se puede nadar en la superficie sin ser devorado. Al quedarse sola mira el calendario, están a un par de días de la Próxima Carrera, alguien más entra en la oficina.
—Hola. —Raditz entra, con el cabello atado y su ropa de ejercicio.
—Hola Raditz, por favor toma asiento. —Serena se pone seria. — ¿Cómo va el entrenamiento?
Raditz traga un poco. —Bien. —Responde, pero su cabeza niega.
—Raditz lo que voy a pedirte, necesito que Vegeta no lo sepa, bajo ninguna circunstancia. —Serena cruza sus dedos, está determinada.
Raditz abre y cierra la boca, levanta las palmas frente a él. —No quiero meterme en el medio de nada entre ustedes. Así como Rei y Yo no nos metemos.
—No Raditz, esto se trata de ti y de mí.
Otra noche con Serena ¿Qué más puede desear? Ha estado tentado de preguntarle si en verdad quiere estar en su casa o solo lo hace para compensar lo que sucedió hace unos días. También la siente callada, se pregunta si pasó algo hoy en su terapia con ésa charlatana. Mira la fecha en su teléfono antes de meterse a la ducha con ella. —"Sólo por ésta vez, no voy a insistir en nada… La Próxima carrera está cerca, quizás eso es lo que la tiene tan pensativa."—Mira a la mampara, el agua escurriendo en su espalda, su cabello dorado, mojado como cortina. Su trasero con un par de manos marcadas. Inhala fuerte. —"Ten cuidado, ella es…Tan preciada."—Se desnuda completamente y se mete con ella.
Sus manos enjabonadas se entrelazan, resbalan, recorren sus cuerpos. Los besos se trasforman en mordidas, deseosas por culminar con sus figuras unidas en la cama.
Abre los ojos, está solo en la cama. Pasa su brazo completo por el lado de Serena. — ¿Serena? —Recuerda vagamente que le dijo que iría al baño. Mira la hora y son las 5am. Hay demasiado silencio y quietud. —Serena…—Camina por el pasillo, con solo el bóxer puesto, no ve su bolso ¿Se fue? ¿Así nada más? Viejos recuerdos, del primer encuentro íntimo vienen a su memoria, saben tan amargos. Así como el desenlace de su primera cita. La garra hecha de humo parece desgarrar su pecho, la conoce muy bien. Un sentimiento tan despreciable para él. ABANDONO… Se niega completamente, vuelve a su habitación, busca unos pantalones y mientras tanto, toma su teléfono y empieza a llamar. Siente que vibra dentro de la habitación, al seguir el ruido, ahí está; el teléfono de Serena guardado en la mesita de noche de su lado. —Mierda. —Presta atención a cómo está escrito su contacto en el teléfono de ella, dibujaría una sonrisa por ver cada sílaba separada de su nombre. Pero la nota que dejó le da muy mala espina.
Vegeta, estoy en la Empresa Cápsula, estaré en la pista. Ya no quiero tener miedo.
Todo el miedo de Serena parece haberse colado completamente en Vegeta. —Serena ¿Qué carajos vas a hacer? —Manotea una chaqueta y se va a la empresa. Toma el Audi, maneja tratando de calmarse. Quizás solo va a ver una práctica, nada más ¿Por qué suponer lo peor? Y también ¿Por qué no le dijo nada? ¿Y si tiene un ataque de nervios ahí sola o con nadie que la pueda ayudar?
—Bueno, estamos listos. —Diecisiete ayuda a Raditz a ajustarse el equipo HANS.
—Sip, bien listos para que nos echen. —Krillin les habla desde la zona de controles.
—Es sólo una vuelta. —Raditz asegura, concentrado, calmo. — ¿Recuerdan la despedida de solteros que tuvimos aquí en la pista? —Los amenaza.
—¡Sshhhtt! ¡RADITZ! —Krillin lo regaña, Serena está escuchando.
—Jaja, tranquilos, yo tampoco diré nada. —Serena les habla.
— ¿Estás segura? —Raditz verifica la situación.
—Sí. —Serena mira al horizonte, su pecho late fuerte. —"Calma Serena, tu puedes…"
Vegeta entra a toda velocidad, sale del auto y corre buscándola. Escucha movimiento en la zona de las pistas. Rodea el lugar y Serena no está en las gradas, ve a Raditz corriendo y a alguien más. Va hasta el área de control y los Pits, cada paso rompe el suelo debajo. — ¿Qué sucede? —Mira a los lados, creyó que estaría Serena ahí. En cambio ve a Krillin y Diecisiete temblar ante su presencia. Parpadea a los controles. — ¿Con quién está corriendo Raditz? ¿Quién está usando mi auto? —Presiona los dientes.
—Ah, eh, no-sotros. Ah, ve-verás… —Krillin no sabe qué decir.
— ¡Fue todo idea de Raditz lo juramos! —Diecisiete le tira el muerto de inmediato.
—Van a tener que mentir mejor que eso. —Serena les habla, presiona el volante. Sus entrañas se presionan fuertemente en la primera curva. — ¡Uh! ¡Tal cual lo recuerdo!
— ¡Serena sal del auto ahora mismo! —Vegeta ruge al micrófono de los auriculares. Golpea con su puño los controles. — ¡Raditz detente ahora!
Serena lo ignora. —Vamos Raditz, puedo tomar la curva profunda y coordinarnos. Confío en ti.
—Hmp. Soy tu hombre ala, no te preocupes. —Raditz apaga comunicaciones y Serena también. Van a intentar hacer la técnica que casi lo mata en la pista.
Empiezan a verlos acelerar y tomar posición. El corazón de Vegeta bombea a máxima velocidad, se quita los auriculares y sale a verlos. Están a segundos de copiar la Táctica. —¡SERENA!
Serena prende comunicaciones de nuevo. — ¡AHORA RADITZ! —Sostiene el volante como si fuera su propia vida, porque así lo es. Todo es borroso, tiembla. Todo es calor, adrenalina y tensión. Serena recuerda, la primera vez que Darien le enseñó a conducir en las pistas y todas las veces que ella lo ayudaba a prepararse cuando era principiante. Recuerdos alegres de los primeros triunfos, todo está ahí, en medio del caos. Sonríe enorme, le caen lágrimas de felicidad.
…
¡Síiiiii! Aplausos de pie para la Usagi, y una silla para Vergeta, que está con el corazón en un hilo ¿Podrán sobrevivir a ésta curva? ¡Hasta el próximo viernes!
Saluditos…
Nita-chan84: Muaaajajajaj, pues los tiré por el barranco de la pasión y los incendié de lujuria aalsasdjdjfs *baba_en_teclado* XD Que bueno que el paisaje se llevó tu mirada, Jajaja, porque la carrera fue difícil de escribir. Especialmente porque me lleva tiempo escribir las acciones de muchos personajes al mismo tiempo. Menos las reuniones de chismecito y el uno a uno, Jejeje. Sí me divertí con Vergeta ahí, haciéndose el zabrozo en la pista. Él es la bandera roja XD Ahí Serena sacando las uñas y aquí, uuff! Mi' jita, danos un día de descanso Jeje. Ahí se nos desviaban los ojos con ésas parejas jijij. Nosotros espiando ahí por la ventana. Aquí el grandote de Raditz se mete en líos, uy, cuando Rei se entere, pobrecito, no va a saber si sube o baja *voz_del_burrito_de_shrek* 17, todo un estratega, trata de encontrar una excusa, cualquiera para ver a nuestra Terapeuta. Y Nappa, uuuhh, parece que anda en las mismas. Veladora para el BardLita, eso va a salir, va a salir… Ay gracias, en verdad que tus rws también me alegran el día. Muchas gracias por tu tiempo, que el Ki de la Luna te acompañe mi ciela. Besos!
