Lala Lulu: Hola! Capítulo largo, ay es que quería terminar con… Lo que va a terrrminar Jejeje. Veremos un poco del castigo a Serena y Raditz, porque no les saldrá barata su aventura. Tampoco le saldrá barato a Vergeta haber dejado entrar a Serena ésta noche. Nos vamos de parrillada, tiren la carne al fuego.
¡Advertencia! Si ya has leído mi historia anterior sabrás que yo no escribo Lemon, sino Smut, mucho Smut. Smut es sabrosura primero, explicaciones después. Así que esto es para adultos ¡Porque soy una maldita pervertida!
No me pertenecen los personajes, son Creaciones de Akira Toriyama y Naoko Takeuchi. Hecho por un fan, para algún otro fan que ande dando vueltas por la Vía Láctea…
"Yo no puedo vivir separado de ti
Y no puedo olvidar tu manera de hablar
Pero yo no puedo vivir tan distante de ti
Eres tú la ideal, somos tal para cual
Yo te necesito como el aire que respiro, como huella en el camino, como arena al coral
Te necesito
Como el cielo a las estrellas y el invierno al frío
Yo te necesito como pétalo a su rosa, como besos a su boca, como el mar a su sal
Te necesito
Todo es vano y pasajero si no estás conmigo
Y procuro saber que te esperas de mí
Lo que pidas te doy para hacerte feliz
Pero yo no puedo vivir separado de ti
Eres tú la ideal somos tal para cual…" Te Necesito, Canción de Luis Miguel.
Capítulo 22
Castigo, Uufff. Raditz empieza a poner en una balanza si de verdad vale la pena ser "un chico bueno", porque si portándose mal lo lleva a éstas consecuencias…
Atado, con los brazos por encima de la cabeza, completamente desnudo y vulnerable contra la mujer de negra cabellera sobre él, que manipula su cuerpo de la forma más tortuosa y deliciosa. —Ah, Rei, Nnh…—Raditz se esfuerza para seguir viéndola, está con un conjunto rojo de lencería, jugueteando con sus pectorales y pellizcando sus pezones.
—Jmjmjm… A mí también me encanta tu pecho. —Rei habla como un ronroneo, presiona los pectorales de Raditz, clava sus dedos. Sus pequeños pezones están duros y se los lleva a la boca, les da una succión brusca, entierra su rostro entre ellos. Acaba de descubrir lo mucho que le excita dar placer… Y castigo. Toma su miembro endurecido, con la mano lo presiona, haciendo que las venas de su glande se inflamen y se ponga más sensible. Lleva sus pezones a la boca, los muerde un poco.
—Au, Au, e-espera. —Raditz advierte, eso casi lo hace tocar el límite. Recuesta la cabeza en la almohada y trata de concentrarse para no acabar tan pronto.
—Oh, pero si tú siempre andas detrás de mis pechos. — Rei con tono juguetón, lame los pectorales firmes de Raditz, sigue masajeando su virilidad, siente el pre-semen chorrear en su palma. —Te aferras a ellos por la mañana y en cada oportunidad que encuentras. Mmm, y ahora te entiendo. —Lo escucha gruñir en su garganta, el temblor se delata en su manzana de adán. — ¿Te gusta? —Lo escucha asentir con la voz. —Aguanta un poco, un poquito más. —Coordina la succión de su pecho, con el masaje de la mano.
—Oh, Oh… —Raditz jadea, cierra fuerte los ojos, disfruta de las atenciones de Rei. Ella acaricia su punta y baja firme por el largo. Su boca, tan suave; lame su pecho, lo llena de besos. —Rei, Ah. Me co-¡Aaah!
Rei siente su erección palpitar, presiona la punta y se va rápido abajo. Cubre con sus labios el glande, lo chupa al sentir el líquido caliente saliendo sin control. Da un par de tragos grandes y lo suelta para recuperar el aliento y saborear el líquido salino. Sigue relamiendo lo que brota de la punta. —Raditz, sigues duro, Mmh, me encantas… —Se sienta a horcajadas, corre sus bragas para meterlo.
Raditz estaba flotando en la bruma, siente su polla sensible tocando la entrada mojada de Rei. —Oye. —Levanta el tono, rompe sus agarres de tela y la taclea contra el colchón. —Uh-Uh. Reiiii ¿Qué haces? —La sostiene de las muñecas a cada lado.
—Estoy… Ajem… Estoy tomando la píldora. —Rei voltea el rostro tratando de esconder su rubor.
—Hmmm… —Raditz muerde su labio inferior, suelta las manos de Rei. Baja sus palmas, desprende su brasier, lame sus pechos y ágilmente, con una mano, quita sus bragas. —Como buen corredor, sé que debo tener el traje bien puesto y el cinturón bien ajustado. —Se arrodilla y manotea un condón de la mesita de noche. Lo pone entre sus dientes y le guiña un ojo.
—Ay Raditz, yo no tengo nada contagioso, y estoy segura que tú tampoco. —Trata de quitárselo, pero él es tan alto que la esquiva con solo levantar las manos.
—Sí, sí. Sé muy bien eso, que estamos perfectos. —Engancha el paquete platinado en sus dientes y lo abre, deja volar el sobre vacío a un lado. —Pero a mí me enseñaron a cuidar lo que es valioso para mí.
Los ojos de Rei se agrandan y brillan, con una mano lo ve prepararse para penetrarla. No puede negarlo, tiene ternura, encanto y hasta un poco de picante verlo bajar la funda sobre su miembro. — ¿Pe-Pero me sientes bien? Es decir, he tenido parejas que me han dicho que no… Sienten…—Presiona la vista, se avergüenza de traer el tema de sus compañeros sexuales del pasado en éste momento.
—Jajaja. —Raditz la toma de la pierna, se la deja en su hombro, acomoda su punta y tira su peso; queda apoyado con los codos a los lados. — ¿Y tú no me sientes bien? Jajaja. —Hace presión, pero sin meterse, la deja sentir su grosor en el límite.
—Tonto. —Rei infla las mejillas, está molesta por su tono burlón. Pero su enojo se va al demonio, cuando empieza a penetrarla. —Buda del cielo, ten piedad. —Rei suspira, su carne se estira con su invasión, cierra los ojos y degusta el largo tan venoso y palpitante ¿No sentirlo? ¡Mierda! ¿En qué tonterías piensa? Si hasta en sus sueños él puede llevarla al éxtasis. Muy lento la embiste.
—Tu coño… —Raditz murmura caliente en su oreja, se menea lento. —Me aprieta, tu carne me succiona muy suave ¿No sentirte? Rei, me siento morir dentro de ti. Muero y vuelvo a nacer. —Muerde su lóbulo, le deja una lamida.
Rei rueda los ojos a la nuca, enreda sus brazos en el cuello de Raditz. Levanta su otra pierna, deja ambas sobre los hombros de Raditz. Siente que va más profundo. —Sigue, Raditz. Más, dame más. Aaah. —Buscan sus bocas, se besan. Despacio giran sus lenguas, como si sus bocas también hicieran el amor.
Serena también recibía castigo, quizás demasiado para una sola noche.
—Nooo, Vegeta. Ya no más. —Serena ruega, con suaves lloriqueos. Está boca abajo, aferrada a la almohada. Una mano de Vegeta amasa sus pechos contra las sábanas.
Vegeta toma su trasero, se termina de bajar otro condón. — ¿Te duele? —Pregunta muy suave, corre su melena dorada de lado, atada en una cola de caballo.
Serena se enrojece completa, siente la lengua de Vegeta en su nuca. —No es que… No es que me duela. —Levanta el tono enojada, clava sus manos en la almohada. —Es que ya es tarde, mañana debes madrugar… —Suspira con las caricias de Vegeta bajando por su trasero y dibujando círculos.
Mira su trasero enrojecido por sus nalgadas y por el rubor de su timidez mezclado con excitación. — ¿Fui muy duro? — Con la yema de sus dedos sigue la línea de su columna. Se ve tan bonita. —Perdóname.
Serena no puede evitarlo, en contra de sus escrúpulos tiene que decirle la verdad. —La primera que me diste en la puerta sí me dolió, pero… Las otras… Fueron suaves y… —Serena ahoga su grito en la almohada, no puede, no puede decirlo en voz alta. —Oh mi Dios… —Lo siente metiéndose en ella, estirando su cavidad húmeda y tocando el fondo de su ser.
—Ah, Serena… Mujer. —Vegeta pasa su palma completa, desde sus muslos a su trasero. De rodillas, la sostiene de la cadera. Le da una suave nalgada, siente el vientre de Serena apretarse alrededor de su polla, luego le da otra nalgada y de nuevo. —Jmjm, sí. Sé que te gusta, sólo quería escucharte decirlo.
Serena enrojece todavía más, larga humo por la nariz y las orejas por la furia. — ¡Qué cruel eres!
Vegeta tira su peso contra ella, quedan apretados contra el colchón. — Un chico malo, el peor… —Toma su mentón y se unen en un beso, sus lenguas no se hacen esperar y sus caderas tampoco. Muy lento y hasta el fondo se mueven, el calor de sus cuerpos, sus sexos mojados se agitan en la media luz de la habitación. —Perdóname Serena. —Vegeta acelera agitado. —Perdóname. No puedo hartarme de ti, ah, ah. Necesito de ti. No es suficiente. —Jadeando contra su boca.
Serena, como puede, despega su cuerpo del colchón y aferra una mano en la nuca de Vegeta, tira un poco de su cabellera negra. —Yo tampoco puedo cansarme de ti. No es suficiente, no es suficiente… —Gime y presiona su boca abierta, sus salivas se mezclan y chorrean por la comisura de sus labios.
Se entregan al orgasmo, caen rendidos, agitados. Vegeta se acomoda en la espalda de Serena, sigue aliviando su trasero con la palma. Da una sonrisa ladina al sentirla respirar, y resonar unas risitas contentas. Sin estar consciente, Vegeta también resopla y una sonrisa feliz se dibuja en su rostro.
…
Si Vegeta hubiera sabido el precio de dejarla pasar la noche con él. —"¡Tienes que dejar de ser tan pelele! ¡Debes enseñarle quien manda alguna vez! Pero me desafía, por mis bolas que eso me gusta."—Vegeta frunce todos sus gestos y truena los dientes. Está preparando la parrilla en su patio.
Rei estaba sentada junto a la piscina, junto a Ami y Serena. —… Serena, nos recibió con tanta mala cara que no sé si de verdad lo convenciste. —Rei lo mira de reojo.
—Jajaja, pues nos recibió ¿Verdad? —Serena se cubre la boca para reprimir sus carcajadas. —Creo que me subestimas como mujer. —Muy coqueta pestañea y se cruza de piernas, disfruta la textura fresca del césped.
Rei y Ami quedan sorprendidas. —No lo puedo creer, quién te hubiera visto eh… —Rei la pica con un dedo, le regala una mirada traviesa.
Serena baja la cabeza, se enrojece de la vergüenza, hasta usa su cabello para cubrirse. —Ay, es que…Ni yo lo puedo creer. Ya les expliqué, es como si cerca de él no pudiera reprimir éste lado de mí, que… Que sólo quiere complacerlo.
Ami escuchaba y se ponía roja, le parece algo tonto, son amigas y son adultas, sin embargo se siente como cuando eran niñas sin experiencia.
— ¡Muy buenos días! —Nappa entra con dos bolsas grandes de leña, junto a Bardock; que carga una caja de pastel y bolsas con carne.
— ¡Hola! —Raditz y Krillin están en la cocina, se acercan a ayudarlos. —Estamos haciendo el arroz y las ensaladas. Broly ya sale del baño…
—Voy a ayudar a Vegeta con la parri—Nappa ve a Ami, en el sol, junto a sus amigas. Se mira de pies a cabeza, estira los hombros. Está vestido informal, con camiseta, jeans y una chaqueta. —"Me veo bien…"—Retoma el paso y sale al patio. —Buenos días Señoritas. —Asiente con la cabeza y se va junto a Vegeta.
—Buenos días. —Ami se endereza y acomoda su ropa. Sus ojos parecen conectarse unos segundos, junto a una sonrisa y luego nada. —"¿Qué? ¿Qué pretendes Ami?" —Siente el rostro arder.
—Uff, el sol se deja sentir ¿No? —Rei comenta como si nada.
A Ami se le eriza la piel. — ¿Eh? —Se toca el rostro, creyendo que se refiere a ella.
—Sí, que cada día el verano se deja notar. —Rei explica. —Yyy, estamos cada vez más cerca de cierto cumpleaños… —Rei afila la mirada a Serena.
—Sí, supongo que mi familia me va a organizar algo como siempre. —Serena se encoje de hombros, tiene tantas cosas en la cabeza que no le había prestado atención.
—Jajaja ¿Recuerdas cómo eras en la Preparatoria? —Ami cuenta. —Pobre de aquél que se olvidara de tu cumpleaños, hasta una vez golpeaste a Dar—Ami se muerde la lengua mira donde están Vegeta y Nappa.
—Ssshhh, Ami. —Rei trata ocultar la conversación.
—Jaja, no pasa nada. Vegeta ya lo sabe. —Serena explica, juega un poco con sus dedos entrelazados. —Creí que Mina les había contado.
— ¿Qué cosa? —Rei le toca el brazo y las tres se cierran, como cubriendo la charla.
— ¡Buenas y Santas! —Mina entra por todo lo alto, su vista se va a la cocina. Ahí están Broly, Raditz y Bardock, cortando vegetales y condimentando la carne.
—Hola, permiso. —Lita habla más recatada, se inclina muy respetuosa. —Trajimos unos bocadillos fríos y…
—Hola Lita, no hacía falta. —Raditz se acerca, toma los bentos. —Afuera están Rei y el dueño de la casa por si quieren saludar. —Le habla con una enorme sonrisa.
—Ah, seguro. —Lita se ruboriza, tironea a su amiga. Mira de reojo a Bardock.
Bardock baja la vista y esconde su sonrisa, le arde la oreja. Sigue condimentando la carne.
—Hm ¿Está bonita verdad? —Raditz le murmura, le da codazos, escucha gruñir a su padre. —Ya, ya, tú también. Te ves bien y vas a lucirte como siempre en cada parrillada.
Bardock mira hacia adelante con disgusto ¿Acaso su hijo lo está tratando a él como un hijo? Apuñala el cuchillo en la tabla de cocina.
—Hola chicas. —Serena las recibe, se toma de los brazos de Mina y Lita. —Aquí está el dueño de casa.
—Bienvenidas. —Vegeta las observa en la zona de los pies, toma aire para advertirles de la alfombra nueva en la sala. Pero sus cables sacan chispas, al ver a Kakarotto entrar a su casa e instalarse en la sala.
— ¡Miren, Vegeta tiene cosas nuevas en la casa! —Kakarotto entra, había pasado a buscar a Milk. Pasaba directo al sofá.
— ¡KAKAROTTO, MÁS TE VALE NO ENSUCIAR LA ALFOMBRA! —Vegeta deja el fuego encendido y se mete a controlar.
—Vaya que tiene un carácter de los mil diablos. —Mina comenta, sus ojos alcanzan a ver a Broly, a través del vidrio que conecta la terraza. Levanta su mano y lo saluda muy risueña.
—Lita, amiga mía… —Rei se cruza de brazos, tuerce sus gestos con malicia, mira adentro y la mira a ella. Esperando que aclare la situación
—Reiii… —Lita enrojece, se cubre el rostro con un mechón de su cabello.
Los radares de Mina se activan. —Oh, huele a hombre por aquí ¿Quién es? ¿Kakarotto? ¿Broly? ¿Es Nappa?—Murmura y levanta sus cejas a Lita. — ¡Ouch!
Lita la golpea en la nuca. — ¡Nada de eso!
Ami oculta su molestia, mira por encima de su hombro, Nappa por suerte parece muy entretenido avivando la fogata. Espera la respuesta de su amiga.
—Es Bardock. —Lita murmura, siente perfectamente el jadeo sorpresivo. —Lo sé, lo sé. Tenemos mucha diferencia de edad. —Presiona las palmas en el rostro.
—No es para tanto. —Rei la tranquiliza, le pasa una lata de soda para que se refresque. —Ni siquiera se le nota, fue papá cuando era adolescente.
—Son muchos años ¿Y si se empieza a notar? O sea, en nuestras personalidades o proyectos a futuro.
Ami escucha atentamente, presiona los labios. No sabe qué opinar, pero sí ve las dudas de Lita como completamente válidas.
— ¿Y has hablado con él? —Serena susurra.
Lita no sabe qué responder, sólo enrojece y se da cuenta que aparte de insultos y sexo, nunca se trataron de otra forma. —No hemos hablado, eh, tuvimos dificultades. —Une sus índices.
—Aaaaah ¿Sí? —Mina cruzada de brazos la increpa. — ¿Qué hicieron entonces? Recuerdo que te desapareciste en plena fiesta…
—Mina ya basta. —Serena le chilla en voz baja, Bardock salía de nuevo con Vegeta.
— ¿Cerveza? —Bardock les ofrece.
—Prefiero un refresco o—Serena está por meterse a la casa.
—Limonada. —Vegeta le sirve un vaso y Serena lo acepta. Sus dedos se tocan, casi involuntariamente. Desvían la mirada por lo inapropiado que es éste deseo que acelera sus corazones y calienta su sangre.
Nappa las veía murmurar, estaba en su propio mundo. Un mundo que de a ratos se tiñe de azul. —"No veo qué tiene de malo. Es decir, son cosas que están en mi mente… Y mientras se queden en mi mente y no haga nada."— A medida que más lo piensa, más se entristece, porque lo máximo a lo que puede pretender es a una simple y vacía ilusión. La observa, la línea de su cuello, sus orejas, su piel…
—Cerveza. —Bardock le pasa una pinta fría.
— ¡Ah, sí!—Nappa casi tiene un paro cardíaco, le quita bruscamente la cerveza y se la bebe sin respirar. Trata de calmarse.
Bardock ve que se baja toda la cerveza. — ¿Todo bien Nappa? —Frunce el ceño, se pone de puntitas para verlo a los ojos.
—Ay qué romántico. —Dieciocho entra con su niña, les forma un corazón con las manos a Bardock y Nappa así de cercanos. —Son el ejemplo de matrimonio feliz. Jajaja. —Se dobla de la risa con los demás.
Milk veía a Kakarotto armando la Xbox. — ¿Qué haces? Deja de tomarte éstos atrevimientos…
— ¿Qué? —Kakarotto se encoje de hombros y le muestra sus manos. —Si es por los berrinches de Vegeta; estoy bien limpio. —Frunce el ceño. — Aisshh, no soy un mocoso malcriado.
—Hmp, pues deja de comportarte como tal. —Milk se cruza de brazos, espía afuera. En realidad no quería venir, pero Kakarotto insistió tanto. —"Haaa, sólo espero no tener otra charla incómoda con Serena o alguna de las amigas. Seguro les contó."—Mira a Raditz de reojo. —"Para colmo Raditz tiene de novia oficial a una de ellas. Me siento rodeada."
— ¿Quieres que vayamos al patio y socializamos?
Milk frota sus manos. —No. Voy a la cocina. —Se acerca, observa con atención en la barra, hay unas flores artificiales. Ve las cortinas, siente que todo es colorido, no solo un salón blanco con sillón y mesa de billar. — ¿Qué haces Broly?
— ¿Eh? —Broly se despabila, estaba mirando hacia afuera. —Oh, ah. Estoy preparando nachos… Es lo único que más o menos puedo preparar, con queso picante. —Responde suave, parpadea a Milk. Le llama la atención su cabello trenzado. —Qué lindo tienes el cabello. —Broly señala en voz baja y de lejos.
Pero no lo suficientemente lejos y en voz baja para que Kakarotto no lo escuche. —"¿Por qué no fui yo el primero en decírselo?"—Se reprende hacia sus adentros, desde hoy a la mañana sólo se enfocó en convencerla para venir. Afila la vista a Broly, frunce el ceño, él también lo ve con mala cara. —"Bien no tengo que preocuparme, nunca vi a Broly con mujeres…Ni hombres ¿Qué le gustará a Broly?"—Tuerce el cuello.
— ¡Hey, Kakarotto! —Raditz lo despierta. —Deja de estar ahí sin hacer nada, ayúdame a cortar los vegetales.
—Con permiso. —Milk ayuda a Broly, o al menos eso intenta, ya que le queda corta la mano para la alacena. Nunca ha entrado en casa de Vegeta más que el pórtico, además recuerda que hace varios días que le dijo que él se haría cargo de cocinarse su régimen. —Bueno, no sé si tendrá chédar o algo de—
—Oh, claro que sí. —Serena dice en voz alta, entrando desde el patio, camina firme a la heladera. —Nos quedó de anoche. Jajaja, pero te juro que respetamos el régimen como corresponde. —Serena le da el recipiente en sus manos. —Sólo le falta el picante, éste suelo usarlo para mi curry de pollo picante.
No sólo Milk queda fría y con las cejas en alto. A todos le recorre una brisa helada por la sorpresa, Serena se maneja en la casa de Vegeta con tanta confianza. Empiezan a sospechar si ésta mujer tiene poderes.
—Bien, bien…De acuerdo ¿Quién eres y qué hiciste con Vegeta? —Raditz la apunta con un rábano como si fuera un arma.
—Jeje ¿De qué hablan? —Serena frunce el ceño, pone una mano en su cintura, esperando una respuesta.
—Creo que sólo les sorprende. Jajaja, hasta a mí, créeme. —Kakarotto rasca la nuca. —Creí; es más todos creímos, que jamás volvería a confiar en ninguna mujer.
Serena sigue con su sonrisa, está de muy buen humor en ésta reunión. — ¿De qué hablas? Se trata con Milk, con Dieciocho, y su cuñada… —Piensa bien lo que Kakarotto dijo.
Raditz capta de inmediato, es obvio que todavía Serena no lo sabe. — ¡Kakarotto! ¡¿Vas a seguir hablando o me vas a ayudar?! —Empuja a su hermanito tonto.
Serena observa como entre todos intercambian una mirada y hacen como si nada. Se pregunta si tiene que ver con lo que le pasó de niño. —"Sé que no debo hablar con Setsuna de traumas ajenos… Pero sólo quisiera confirmar si lo que leí sobre traumas de la niñez es correcto."—La curiosidad la había vencido, y se ha puesto a leer sobre cómo afecta los primeros años de maltrato en un niño. —"Debe ser que le cuesta confiar en las mujeres por eso; porque teme que le hagan daño o traicionen su confianza. Qué horror, no sólo que una madre sea negligente, sino maltratar a su hijo…"—Niega con la cabeza y piensa para sus adentros. Sonríe al ver entrar a Vegeta, borra las angustias porque el día no está para tristezas.
Ami trata de verse natural, con las manos detrás de ella. —Hola. —Acomoda su cabello para cubrir sus orejas rojas. — ¿Cómo andas?
—Hola, sí bien. —Nappa se voltea a ella, pasa la palma contra su rostro, con temor de que le moleste su aliento a alcohol.
Ami observa con atención, no le ve un anillo, ni tampoco vino una mujer o algún hijo ¿Y cómo preguntar sin quedar como chismosa? —Serena me explicaba que todos viven cerca.
—Sí, fue más económico así. En un principio esto era un cementerio. Jajaja—Nappa bromea, la ve con gesto de sorpresa. —Es una broma.
—Sí. —Ami entre cierra los ojos con una sonrisa que le dura un segundo, mira hacia adelante. — ¿Trajiste a tu esposa?
— ¿Eh? —Nappa da un paso atrás ¿Por qué le pregunta algo así? No, no, debe ser por pura curiosidad. —Soy viudo, no tengo pareja. —La mira a los ojos, siente un calor que sube por su cuerpo.
— ¡Nappa, el fuego! —Gure le grita.
— ¿Uh? ¡Aaah pero maldi-! —Nappa salta del susto. La manga de su chaqueta se había prendido fuego. Se aleja de Ami y se sacude para quitarse la chaqueta.
— ¡Oh no! —Ami manotea la jarra de limonada.
—Carajo. —Nappa mete el brazo en la piscina. —Maldita sea. —Sisea.
— ¡Nappa! —Dieciocho le cubre los oídos a su hija.
—Ya, no lo hizo a propósito. —Gure se acerca a Maron. —El tío Nappa se asustó, Jeje. —Se queda con la niña y Dieciocho sentadas en unas sillas y admirando el paisaje.
Mientras Nappa revisaba su brazo, se quitaba la chaqueta, que ahora estaba la mitad mojada. Gruñe al escuchar las risas de los demás. —Grrr…
—Creo que pondré extintores en el patio. —Vegeta comenta en voz alta, desde adentro.
Ami se acerca, da unas risitas al ver que no fue grave. —A simple vista parece que apenas se le quemaron los vellos del brazo. Ay, casi te tiro una jarra de limonada encima. —Deja la jarra en una pequeña mesita. —No parece haber ningún… Otro da-ño… —De a poco la voz de Ami fue desapareciendo, la altura de su vista da al abdomen de Nappa y desde ahí, recorriendo su brazo. Las zonas mojadas de su camiseta traslucen sus músculos, las venas de sus brazos resaltan sutiles pero gruesas. Está tan impresionada que sus manos no se atreven a tocarlo, quedan a milímetros de su piel. —"¿Cua-Cuántos años me dijo que tenía?"—Traga saliva y al hacerlo, un escalofrío la recorre completa. La saliva vuelve a brotar en su boca y una oleada de sudor frío la cubre.
—Hmp. Disculpen voy a secarme. —Nappa gira sobre sus pies, frunce más profundo el ceño. Se siente verdaderamente torpe. Escucha las risitas de todos, que hasta le piden que quite la mala cara y no presta atención a quien lo sigue para ayudarlo.
Sentados en la barra, Raditz y Tarble hacían charla entre cervezas. —… Se ve que a tu esposa le gustan los niños… —Raditz bebe su jarra.
—Sí, le gustan de verdad. —El ceño de Tarble se entristece un poco. —Hemos intentado, desde hace dos años. —Habla bajando el tono. Niega con la cabeza y baja su cerveza.
—Lo siento, no sabía. —Raditz le habla discreto y dispuesto a cambiar de tema.
—Nadie lo sabe. Bueno, Vegeta sí… —Tarble lo apunta con la vista, cerca de la mesa de billar, con Serena, Mina y Rei, armando todo para jugar. —Se preocupó éste año, al ver que pedíamos varios permisos para ir al médico. Siendo que nunca nos enfermamos.
— ¿Se preocupó? —Raditz le levanta una ceja, extrañado de ésa actitud de Vegeta.
Tarble resopla por la nariz y la boca. —Bueno, ya sabes. Me increpó en el pasillo y me dijo que si me iba a morir que le avise, para ver qué hace con la empresa.
—Jaja, bueno. Tú sabes que él… —Raditz lo justifica.
—Seh, Seh… Él y su orgullo. —Tarble sigue bebiendo. —Admitamos que tú eres su amigo, porque te gusta hacer maldades, meterte en líos, seducir mujeres…
—Ah, me gustaba. —Raditz levanta el dedo. —Estoy en etapa de exorcismo.
—Hmmm ¿Será? —Tarble sigue. —Los veo demasiado congeniados, quizás es de ésas sacerdotisas de las historias de terror que nos contaba tu papá en los campamentos las Kuro Miko.
— ¿Una Sacerdotisa Negra? Jeje ten cuidado. —Raditz le afila la mirada en broma, vuelve a servirse cerveza. —En su templo tiene amuletos para la fertilidad y un embarazo sano, pueden pasar si es que necesitan… —Se encoge de hombros, no quiere imaginarse lo que debe ser pasar algo así.
—Gracias. —Tarble choca su jarra con la de Raditz. —No tenemos nada, estamos perfectos. El Doctor nos dijo que solo nos queda seguir intentando, por lo menos un año más y luego ver tratamientos.
Raditz se distrae viendo a Broly. —Hey ¿A dónde vas?
—Nappa me dio las llaves de su casa, me dijo que le trajera otra chaqueta. —Broly explica. Mira a Mina con una sonrisa, se siente tan tímido. No sabe si acercarse a ella y tratarla como Raditz a su novia, o actuar como siempre. Sale y se va trotando, así vuelve lo más rápido posible.
Nappa estaba en el baño de invitados, cerca del cuarto de lavado de Vegeta. —No hace falta. Aquí hay un secador, al menos para la camiseta va a funcionar. —Va a cerrar la puerta y se choca con Ami.
Ami aclara fuerte la garganta. —Lo siento, solo quería ayudar. —Estira su mano y toma su chaqueta. —Voy a colgarla en el cuarto de lavado, para que se seque. —Se gira como una figura de madera, casi inconscientemente entierra el rostro en la tela.
¿La vio enrojecer? No, no. Sólo la puso nerviosa porque… ¿Por qué? Cierra rápido, se mira al espejo y el del rostro rojo es él. —Basta ¿Me escuchas? —Se señala a su propio reflejo. Se quita la camiseta y enciende el secador.
Había escondido el rostro por la pena, pero ahora está casi sedada por el aroma a menta y ropa limpia que se desprende de la chaqueta. Un recuerdo de cuando acompañaba a su abuelita a colgar ropa en su patio, le encantaba cuando las sábanas mojadas salpicaban en el viento y llenaban todo de ése aroma. Como si hubiera estado en una laguna mental, llega al lavadero. Escurre un poco la tela en sus manos y la cuelga. Sólo con la tela de una manga podría hacerse un vestido para ella. —Jummm, se arruinó. —Frunce el ceño, revisando la manga quemada. Se cubre el rostro. —Ay Dios mío, yo… —No puede negarlo, su corazón late fuerte al pensar en Nappa. Su imponente forma, las venas de su brazo y si eso se ve con la tela mojada ¿Cómo será cuando…?—Ami, escúchate, es un señor mayor. Seguro va a pensar que eres una jovencita con hormonas inquietas. —Inhala y exhala, sacando de su mente todo eso. —Es sólo porque debes ver otros hombres, es normal luego de una ruptura. Tengo que empezar a ver a otros hombres y ya.
Bardock charlaba con Lita, están hombro a hombro. —… Es delicioso, je, no solo tú tienes habilidades en la cocina. —Bardock charla amablemente, mientras pone la carne en la parrilla.
—Hmp, asómbreme Comandante. —Lita levanta su jarra de cerveza.
Bardock toma su jarra y la levanta en respuesta. — ¿Te había dicho que fui Comandante?
—No, fue tu hijo. —Lita responde y baja la vista, frunce los labios con algo de pena.
—Ya te dije que te creo. —Bardock se lo dice muy suave. Cambia de tema rápido, le señala la playa de abajo. —Ahí saco a pasear a Saiya, por las mañanas bien temprano.
—Oh ¿Cómo está tu perra?
—Un poco...Desanimada últimamente. —Bardock la mira de lado. —Ya sabes lo que dicen. Los perros tienen un sexto sentido, perciben las emociones de su dueño.
—Oh… —Musita casi inaudible. Ya había visto a Bardock vistiendo informal, pero nunca tan relajado y hogareño. Se ruboriza un poco, mira hacia adelante, aprecia el paisaje. La cerveza fría y la brisa del mar erizan su piel. Se frota un poco los brazos para darse calor.
—Ah, ten. —Bardock se saca su chaqueta y se la deja sobre los hombros de Lita.
Lita acepta, de nuevo ésos aromas, pero ahora todos mezclados en la tela, cacao, almendras, jabón. — ¿No te va a dar frío?
—Hm, no. Aquí cerca de la fogata estoy bien. —Bardock le guiña un ojo casi de manera inconsciente.
Ami salía del cuarto de lavado, Nappa del baño. Se sonreían como si nada y volvían a la reunión. Extrañados veían hasta a Broly, que ya había vuelto con la chaqueta, mirando como si fuera un acuario afuera.
— ¿Entonces está pasando exactamente eso? —Kakarotto chilla, levanta las cejas al cielo.
Rei y Raditz que tienen información de primera mano, están codo a codo, cruzados de brazos y asintiendo. —Ajá, como ven, no estábamos mintiendo. —Rei reafirma.
— ¿No es un poco raro? —Tarble frunce el ceño, ya que él creía, que la castaña estaba con Raditz.
—Si lo dices porque "salíamos". —Raditz aclara. — Lita y yo estuvimos más de amigos que otra cosa. Y me refiero al sagrado significado de la palabra. Ahora, si lo dices por la diferencia de edad—
— ¿Crees que eso influya realmente? —Mina observa con atención a la pareja junto a la fogata. —Se ven bien juntos. —Muy pícara le sonríe a Broly, lo ve ponerse un poco rojo e ir a buscar algo a la cocina.
—Quizás en el día a día, sus diferencias se dejen notar. —Krillin opina.
Por la mente de Ami y Nappa, corren a toda velocidad sus inseguridades y complejos mientras escuchan ésos comentarios.
—Entonces es mejor dejarlos que se traten y saquen ellos mismos sus conclusiones. —Mina opina muy sabiamente. No obstante, procede a tomar el recipiente con nachos picantes que le da Broly y seguir mirando atentamente para no perderse el chisme.
Vegeta está cruzado de brazos. Una diferencia de edad muy grande. Por más que físicamente no contrasta y los dos son adultos, tiene sentido ésas dudas. Sacude la cabeza ¿Desde cuándo a él le importa la vida personal de quienes están alrededor? —Ajem, creo que sería bueno darles privacidad. Los pandas no se reproducen en cautiverio. —Un par de platos de Nachos se pasan entre ellos, come y… Sigue mirando.
Bardock y Lita se enderezan, miran dentro de la casa, los dos ponen mala cara. Los fisgones son descubiertos, de un salto se esparcen por la casa.
—Vamos a jugar. —Vegeta dice con seriedad, las bolas estaban puestas en la mesa de billar. Toma uno de los tacos, le da otro a Serena.
—Uy, yo soy malísima. —Serena tuerce los labios. —Todavía recuerdo cuando mi padre me quiso enseñar, en la casa de uno de mis tíos, y agujereé la alfombra de la mesa con el palo.
—Bueno, yo no soy profesional pero… —Mina pone tiza a la punta, toma la delantera. Ubica la bola blanca y de un disparo certero, se escucha la explosión que las dispersa por el lugar.
—Vaya. Déjame adivinar ¿Kunzite te enseñó? —Rei pone una mano en la cintura. Bien sabe que es el ex que más afectó a la rubia, no sólo por sus idas y venidas. También porque nunca se cansaba de hablar de todo lo que ése hombre le enseñaba.
Es la primera vez que Mina se ofende por la sola mención. — ¡¿Cómo se te ocurre?! ¿Qué te parecería si yo menciono a uno de tus ex's frente a tu suegro o ahora mismo frente a tu novio? —Qué vergüenza para Mina, ahí siente la mirada de Broly, seguro escuchó todo.
Rei y Serena se sorprenden por su enojo. —Jaja, tranquila. No es para tanto, es una broma, tú no tienes novio. —Serena comenta entre risas.
—Hmp, cierto. —Mina bebe un vaso lleno de limonada para refrescarse, sintió que sus mejillas quemaban. —Lita fue quien me enseñó, es muy buena. Y para que veas que soy magnánima, te enseño. —Atrapa a Serena de un brazo y hacen equipo. — ¡Las rubias unidas!
—Ujuuu, así se habla. —Dieciocho grita desde afuera.
—Señorita Hino. —Vegeta le señala la mesa con la mano. —Las damas primero.
—Gracias. —Rei le sonríe amable y algo nerviosa, el tipo siempre parece de mal humor.
Raditz está en la barra, se puso serio de pronto. Observa con atención a Rei nerviosa cerca de Vegeta, no le gusta para nada. Rasca la línea de su mandíbula, siente que todo le molesta.
Rei observa con atención la mesa, frunce los labios. La bola roja está perfecta, apunta y golpea con seguridad. Va directo, gira alrededor de la mesa y a la que sigue.
—Rei también es buena. —Serena comenta relajada, no pretende competir, sino pasar un buen momento. —Oh gracias. —Krillin le daba una jarra de cerveza.
—Ja, nuestro turno. —Mina ve cómo por sólo un pelo, la bola blanca entra y Rei pierde el turno. —Vamos Serena. A ver ubícate, planta bien los pies. No te tires y apunta el objetivo, por ejemplo…
Serena escucha las lecciones de Mina, mira de reojo a Vegeta con sus ojos negros atravesándola. Se deja llevar unas milésimas, muerde discretamente su labio inferior conectando su mirada.
Vegeta escucha a la amiga rubia de Serena, sí, son buenos consejos. Pero por más de que él quiera tener la mente en el juego, sus pensamientos viajan a mil por hora. Serena vestida con jeans, unas lindas medias de color blanco y una camiseta sencilla, bien pegada al cuerpo. Ésas curvas resaltando cuando se inclina para dar el golpe. La ve dar el golpe y acertar, fue un tiro fácil. Sigue con la vista, sus finos dedos tocando la madera, luego sus yemas rozando la alfombra. Ésa mirada azul brillando cuando lo enfoca discreta. —"Grrr, mierda. La quiero tirar sobre la mesa de billar y…"—Se baja toda la jarra de cerveza, trata de enfriar su lujuria.
Serena se toma su tiempo, sus dedos tocan la madera lustrada, su forma y hendiduras le recuerdan a la comisura de los músculos de Vegeta. Apoya sus dedos para apuntar y el terciopelo la hacen pensar en los ínfimos vellos que tiene Vegeta en su pelvis. Respira hondo, éste tiro es difícil. Golpea, pero es demasiada fuerza, entra su bola y la del rival. —Aishh…
—Buena técnica. Tienes buena puntería. —Vegeta comenta. —Tal vez otro taco… Éste es más liviano. —Le da otro. Serena conecta su mirada azul con él, no se tocan. Pero dejan notar, en ésos segundos en los que sus manos intercambian los tacos, el calor y la atracción que corre entre ellos.
—Gracias… — La voz suave de Serena, es casi un jadeo. Se da cuenta al instante, tose para disimular.
Mina se acerca al oído de su amiga. —Bien, parece que ya no necesito enseñarte en "ése área". —Se abanica el rostro.
Raditz se acerca a repartir más cerveza. Rei acepta para refrescarse del ambiente tan intenso que generan éstos dos. —Sí, deberíamos dejarlos a solas y con las cortinas cerradas. —Rei comenta muy satírica. Bebe un par de tragos grandes.
—Chicas basta. —Serena les chilla en voz baja, las amenaza con el palo.
—Más cerveza… —Raditz le ofrece a Vegeta.
—Sí, bien helada. —Vegeta asiente, la bebida helada lo ayuda a bajar varios decibeles.
—Sí, seguro. —Raditz menea la cabeza con los ojos desorbitados. —Casi se empañan los vidrios. —Balbucea y huye antes de que Vegeta le parta el taco en la cabeza.
Vegeta canaliza su ira en cada golpe a la bola blanca, en especial ésta energía contenida que no puede sacar. —"Mi deseo por Serena…"—Afila su mirada, se inclina para dar el golpe.
Serena sólo lo está viendo de espaldas. La camiseta, que Vegeta tiene puesta, es de mangas cortas, no es entallada, pero luce su forma tan esculpida y ágil. Cada golpe es tan explosivo que el taco parece un arma letal en sus manos. Su corazón bombea a toda prisa, llevando toda la sangre por debajo de su vientre y calentándola. —"Sus manos sobre mi cuerpo, son siempre tan firmes y precisas…"—Cierra fuerte los ojos y vacía la jarra de cerveza, larga un jadeo refrescante.
—Nosotros tenemos una partida de póker que saldar. —Kakarotto comenta, toma una silla alta y se sienta. Milk se sienta junto a él. Kakarotto puede notar lo callada y recatada que se comporta, así que intenta hacerle conversación. —Tú eres buena para mentir.
— ¿Qué? —Milk abre grande la mirada, casi cae al piso.
—Jajaja, digo para jugar al póker. —Kakarotto muy jocoso se explica.
—Oh pues, se me hace un juego difícil. —El vientre de Milk se siente un revoltijo, apenas vea una salida se irá de aquí. Queda callada y recuerda ésa mentira que le dijo, sobre estar enamorada de Vegeta cuando era adolescente.
Preparaban una mesa larga entre el comedor y la sala. Serena se acerca con varios platos. —Oye Dieciocho ¿Maron come con nosotros?
—No, voy a ver si "El Ogro". —Dieciocho grita hacia Vegeta. —Me deja correr la mesita de té y así no manchar ¡Su sagrada alfombra!
Vegeta estaba ayudando a Bardock a traer la carne de la parrilla y aun así se escuchaban los gritos. Gruñe con hartazgo. No entiende sus berridos, no le cae mal la niña. Es bastante más tranquila y educada de lo que esperaba. —"Se nota que salió al padre."—Piensa con ironía mientras deja una bandeja de carne en el centro de la mesa
Serena rechista. —No le hagas caso, ahí la corremos y no hay problema. —Se acercaba a la mesa de té, se sorprende al ver que Vegeta se adelanta.
Vegeta acomoda la mesita, bastante cerca de donde se sienta Dieciocho. Busca un par de almohadones. —Ahí, creo que tengo un plato plástico y un vaso que no se rompe.
—No hace falta, nosotros le trajimos sus cosas. —Krillin entraba con un pequeño bolso y le prepara todo. —Gracias Vegeta.
—Hmp. —Vegeta voltea y ahí está Maron con una enorme sonrisa, se inclina para agradecerle. — ¿Te lavaste las manos? —Le afila la mirada, la niña le sigue sonriendo, para nada intimidada.
—Chí. —Dice Maron como una broma, le muestra sus manos recién lavadas.
—Muy bien. —Vegeta dibuja una sonrisa de lado, le señala la mesa y el almohadón. Se sienta junto a Serena en la mesa.
—Creo que es la primera vez que te veo interactuar con un niño. —Serena le comenta al aire. —No me extraña que los ignores, ya que no quieres hijos. —Termina en voz baja y tranquila.
— No sé tratar de otra forma, más que tomando distancia. —Vegeta responde natural, se encoge de hombros. —No creo que a ninguno le guste que un adulto extraño se le acerque. —Ve a Serena fruncirle el ceño. —A mí no me gustaba…
Serena infla un poco sus mejillas y con la mirada triste piensa en la soledad de Vegeta cuando era niño. Ahora lo ve aquí, rodeado de gente, socializando de mala gana, pero socializando al fin. Su mirada se recrea de su masculina figura y él se da cuenta; Vegeta le sonríe de lado. Los ojos de Serena se van a la mano que tiene apoyada en la mesa ¿Estará bien que ella se la tome? ¿Aquí frente a tanta gente?
Vegeta acerca un poco su mano, los ojos azules de Serena brillan ¿Estará bien darle un beso mientras todos están distraídos?
—Cough, Cough. —Krillin tose para separarlos. —Basta o van a quemar la carne.
Todos se ríen menos Vegeta. Serena, algo nerviosa, larga unas risitas. — ¿Oye y Diecisiete?—Cambia rápido de tema. —Launch no vino porque se sentía enferma.
—Mi cuñado por lo general siempre se ofrece para cuidar a Maron. —Krillin le habla, está sentado junto a su esposa y ella junto a Serena.
—Así que hoy nos falló la "niñera". —Dieciocho comenta entre risas. —Cuando nos reunimos entre adultos no me gusta traerla. —Se inclina al oído de Serena. —Tengo que censurarme mucho, como te habrás dado cuenta. —Las dos rubias se ríen. —Sino yo estaría haciendo chiste sobre ti y ésas miraditas que compartes llenas de "ya sabes qué", con "ya sabes quién". —Toma los cubiertos y los hace chocar dando a entender la escena obscena.
—Ten, come y cierra la boca. —Vegeta le sirve unas costillas, muy agresivamente en el plato.
Ami y Mina se sentaban juntas. Ami esperaba a que el destino conjurara y le diera la señal, una simple y tonta como el hacer que Nappa se siente junto a ella.
— ¡Broly! ¡Siéntate, siéntate! —Mina manda al diablo al destino, el pobre universo ya tiene bastante trabajo. — ¿Cómo has estado? —Entrelaza sus dedos, junta sus rodillas. Trata de hacerlo sentir seguro de que no va a tocarlo.
Broly se sienta despacio, observa a Mina, casi hecha una pelota. Toma aire. —He estado bien, gracias. —Por el rabillo del ojo la mira un poco más, presiona los labios, se siente tan tímido. —Dice Serena que habrán un par de juegos en las entrevistas y una sesión de fotos antes y después.
—Sí. —Tarble levanta la voz, se sirve arroz. —Son los últimos y después hay que prepararse para las pistas de Singapur. Iremos en avión comercial, junto a varios corredores, así que no quiero peleítas de ningún tipo. —Toma sus palillos y apunta específicamente a Raditz, Kakarotto y Vegeta.
—Los próximos Poles, son los que definen las posiciones en ésas pistas. —Bardock habla. —Tenemos que probar la tracción, las salidas rectas que tiene las pistas de Singapur y las de Corea del Sur hacen muy propenso el derrape.
—El clima de ésos días parecen que estarán lluviosos. —Nappa se sienta en la punta, el único lugar que había quedado libre. A un lado tenía a Bardock y del otro a Ami. —Lástima que no vino Diecisiete, platicaríamos sobre reforzar el aislamiento eléctrico.
—Está muy sospechosamente ocupado, según me dio a entender. —Dieciocho frunce los labios. —No me quiso explicar nada…
—Él también merece una vida privada. —Krillin habla desde la razón.
Ami y Nappa tenían una pequeña charla. —…Fui ése día a la carrera porque tenía libre, además casi ni salgo a ningún lado. Es bueno tomar el sol, cambiar de aire. —Ami no sabe porqué necesita dar excusas.
Nappa la escucha y recuerda lo bonita que estaba, parecía una modelo. Más que eso, la ve hermosa siempre. Sospecha que usa como coartada lo de ir a las carreras, para tratar de encontrarse con su ex. —Jaja, sí, se hace costumbre encerrarse en casa y no hacer nada. —Con buen humor comenta en voz alta, se distrae entre risas. Bebe más cerveza y sigue comiendo.
—Vi las fotografías de Vegeta, bueno, de todos ustedes. —Señala la repisa. —Te quedaba bien el uniforme.
—Jajaja, sí y hasta tenía cabello. —Nappa pasa la mano por su cabeza. —Me rendí y empecé a afeitarme. Sospecho que fue porque no estaba listo para ser padre tan pronto, Jeje. Por cada coraje que me daban estos dos, un cabello se iba al viento.
—Creo que fue muy noble de tu parte, haberles dado un hogar. —Ami comenta con sinceridad.
—A ver, a ver. —Tarble interrumpe entre ellos, levanta un dedo. — ¿Qué corajes te hice dar yo eh? Fui un niño bueno, inteligente, estudioso—
—Pero engreído, bocón y debilucho. —Raditz salta en medio de las declaraciones. —Te metías en líos con los bravucones y Vegeta y yo teníamos que saltar a defenderte.
—Cuando no, salta el abogado defensor. —Tarble lo pica con su índice. —No tenía la culpa de que fueran unos tontos y que no les quedaran argumentos
—Entonces debimos dejar que te partieran la cara. —Vegeta se ríe al recordar ésas peleas, revolcándose contra la tierra. —Así aprendías a mantener la boca cerrada.
Mina ve con asombro e incredulidad, como la comida desaparece de la mesa y hasta teme que en algún momento ella sea el plato principal. Levanta las cejas al ver cómo Serena también está devorando todo. — ¿Comen así todos los días? —Pide una jarra bien fría de cerveza.
Broly estaba callado y comiendo sin parar. Termina de masticar. —No así todos los días, tenemos un régimen. —Se quedan mirando unos segundos, se acerca a hablarle bajito. — ¿Es muy pronto para besarnos de nuevo?
— ¡Cough, cough, cough!—Mina se ahoga con el bocado.
Broly toma una servilleta para limpiarse las manos. — ¡Mina! —Rápido le da una palmada, firme y fuerte que casi le saca hasta el alma a la rubia. — ¿Estás bien? —Se inclina un poco, sin querer está demasiado cerca. Parpadea y ahí está la mirada de Vegeta, por encima de su jarra de cerveza, fijamente en él llena de curiosidad. Se aleja algo nervioso ¿Vegeta se dio cuenta?
Mina deja la cerveza de lado, se baja un vaso tras otro de limonada. —"¡Dios mío! La vagina me palpita con la sola idea de volver a besarlo ¡Contrólate Mina!"—Se miran con una sonrisita nerviosa que dura solo el segundo que se ven a los ojos. —"¡Dios dame fuerzas para no profanar a éste ser lleno de pureza y bondad!"—Reza al cielo y trata de pensar en telas, hilos o bocetos. Pero todo termina con ella y Broly, debajo de largas sábanas de seda, dibujando las uniones de sus músculos. —"Apretándome contra el colchón, mordiéndome el trasero y yo el suyo… ¡Aaaaah!"—Mina por fuera solo se ve roja y acalorada, sigue bebiendo y hasta le consiguen hielo para la limonada.
Ami escucha todo lo que planean para el viaje. Disimula muy bien su incomodidad y la tristeza que la cruza. Estarán un mes lejos, en las Pistas de Singapur y Corea del Sur.
—… Y el pequeño viaje ahora es a Kioto. —Serena habla del trabajo.
—Estaremos de pleno verano en Singapur y Corea del Sur. —Dieciocho, sonríe imaginando que por fin puede repartirse el trabajo y quizás hasta pueda tomar el sol. — Así que las fotos y promociones ahí serán de estilo playa…
—Uy, playa, sol y mujeres informantes en bikini tirándose encima de ustedes. Jajaja. —Mina comenta en chiste.
Broly se tensa ante la idea de estar rodeado de mujeres con poca ropa, la piel descubierta y queriendo tocarlo.
Ami también pero es por otros motivos. —"Se va de viaje…"—Se angustia y lo escucha bromear sobre hacer carreras en la arena o nadando de costa a costa. —"Ellos en la playa, mujeres en bikini…"—El resultado de ésa ecuación no le gusta para nada.
Nappa sigue bebiendo, relajado. Siente que es lo que necesita, irse de viaje y tomar aire. Nada mejor que el mar… —"Azul, profundo, como el cabello y los ojos de Ami."—Resopla y sacude el pensamiento. La lejanía lo va a ayudar quitársela de la cabeza. —"Ella no se merece un viejo frustrado como yo molestándola."
Se tomaban cinco minutos, entre otra ronda de jugos y cerveza. Maron se quedaba dormida después de almorzar, Dieciocho la dejaba en el sillón.
—La niña no es un almohadón. —Vegeta cruzado de brazos y de mala gana le habla. —Tengo una habitación extra, con la cama limpia. —Le señala al pasillo.
Dieciocho levanta las cejas. Le sorprende la amabilidad de Vegeta. —Verás, no quiero tomarme el atrevimiento, además sé que estamos aquí en contra de tu voluntad. —Termina con ironía.
—Si la mocosa se despierta por el ruido, va a estar de mal humor. —Vegeta también le habla mal, ya que ella insiste en siempre tratarlo con la punta del pie. Su ofrecimiento era sincero.
—Tiene el sueño pesado. —Dieciocho, la cubre con una chaqueta. —Grrr… —Se hastía por la insistencia de Vegeta.
—En la oficina el sillón se hace cama. —Serena interviene entre los gruñidos de éstos dos. —Así la tienes cerca por cualquier cosa. —Toma la delantera y levanta a Maron en sus brazos. —Pobrecita, comió tanto… —Da una risita al ver que está rendida.
Claro, cuando Vegeta se lo ofrece no acepta, eso lo ofende. —Mujeres, mujeres… Grrr. —Refunfuña, ayuda a Serena con el bulto.
—No hace falta… —Serena queda con los ojos redondos al ver que carga a la niña. —No se me hizo pesada.
—De todas formas, traigan sus cosas a la oficina y la instalamos ahí. —Vegeta ya se iba por el pasillo. Las dos rubias quedan con la boca abierta. —Una vez, tan solo una, dejen de ser tan necias y háganme caso.
— ¡Y aquí está el pastel! —Bardock muy orgulloso les da la sorpresa. —Les dije que los iba a sorprender con el postre.
—Hey, fresas. —Nappa iba a quitar una de arriba para comer, pero Bardock le da una palmada.
—No, no. Mira lo mal que te portas. —Bardock la toma antes que él, con crema en la punta. —A ver ven aquí yo te doy… —Se cuelga con un brazo del cuello de Nappa.
Nappa está bastante desinhibido por lo que ha bebido, acepta la fresa en la boca, sin embargo lo hace con mala cara y los brazos cruzados. —Hmmm… Oye, está muy rico ¿Es crema de limón?
Bardock le asiente entre las risas de los demás, se inclina a Lita. —Gracias por hacer feliz a mi mujer.
—Hacen linda pareja, no se puede negar. —Lita bromea.
— ¡Un aplauso para Lita! —Kakarotto vocifera y aplaude. — ¡La autora del postre!
Milk prueba una porción. —Mmh, muy rico. El chocolate amargo queda genial. —Da un salto al ver que Kakarotto toma un poco de pastel de su plato.
—Delicioso de verdad. —Kakarotto le sonríe, la ve encogerse de la pena. No era su intención.
Lita se relaja bastante, al parecer son como una enorme familia. Por suerte a su hijo menor, no parece haberle caído mal la noticia de que ella y su padre se gustan.
Un brindis final, ya entrando en horas de la tarde. Se iban despidiendo de los invitados.
— ¿Seguro que no necesitas que te acompañen? —Tarble le insiste a Nappa, que se tambalea de tanto tomar.
—Tranquilo, yo voy de bajada. —Nappa señala a la izquierda, y Tarble le cambia la dirección a la derecha que es donde está su casa. —Listo ya sé a dónde voy. —Se siente con el cuerpo muy liviano y la lengua algo trabada. Saluda levantando una mano y se va despacio.
—Ya va, yo lo acompaño. —Vegeta se ofrece a llevarlo.
—Sí, yo ya puedo ir y armar mis maletas un poco más temprano. —Serena va a dar un paso afuera, pero los ojos negros de Vegeta la apuntan,
—"No te vayas todavía…"—Vegeta trata de enviarle ése mensaje por telepatía.
Es tan obvio para Ami que ellos no quieren separarse todavía. —Voy en la misma dirección. Lo acompaño y pido un Uber.
Nappa alcanza a ver a Ami por el rabillo del ojo. Rechista. —No estoy tan viejo. —Pone una mano frente a la cara de Vegeta.
Lita se acerca a Mina. —Mi-Mina, yo… Voy a quedarme un rato más. —Se rasca la nuca y esconde el rostro. —Bardock quiere que tomemos el té y hablar a solas. —Su voz se extingue en el aire.
—Aaahh, picarona. —Mina le da codazos y le habla en voz baja. —Tú tranquila y no nerviosa. Ve tranquila, compartiremos el taxi con Ami y—Al voltear su amiga ya no estaba. —Bueno con Rei.
—Para nada, yo las llevo. —Raditz se ofrece con su jeep.
— ¿Me dejas cerca de mi casa? —Broly consulta con timidez. Mira discreto a Mina.
— ¿No prefieres ir con nosotros? —Milk sugiere con una sonrisa, a ella la acercaba Kakarotto a su casa. —Mi casa queda cerca de la tuya.
Kakarotto quisiera negarse, pero no puede. No sabe si Milk lo hace por amabilidad o porque quiere evitar estar a solas con él otra vez. —"Así ésa sea su intención, voy a meterme en su casa aunque no quiera ¿Por qué siento que me huye cada vez que puede?"—Pone mala cara, se frota el rostro para simular un poco.
Broly siente una opresión nerviosa en el pecho. —Prefiero ir en el jeep, es menos apretado. —Frunce el ceño y baja la vista al no poder controlar los gestos de su rostro.
—De acuerdo. —Milk se encoje de hombros, al voltear se encuentra con la mala cara de Kakarotto. — ¿Qué?
Kakarotto da una tos. —Nada. —Se recuesta contra el portón de entrada, cruza los brazos esperando pacientemente.
— ¡Bien! Si ya no es más nada, por favor… —Vegeta empuja a Kakarotto de su postura relajada, quiere quedarse solo con Serena pero ya.
—Jajaja, nos vemos. —Serena ya no hace corajes, solo acepta que Vegeta en verdad aguantó bastante. Entra a la casa, ve a Tama en la ventana haciendo acto de presencia.
—Je, animal suertudo, él podía irse cuando quisiera. —Vegeta comenta, en tanto desarma la mesa larga y acomoda unas sillas. —Un punto a favor es que todos colaboraron en lavar los platos.
Serena sacude un poco los almohadones del sillón, se sienta y toma aire para informarle a Vegeta lo más tranquila posible. —Voy a quedarme, pero prefiero dormir en mi casa.
Vegeta lo suponía, muerde el interior de su mejilla. —Sí. Debes empacar y estar lista. —Desvía la mirada. No obstante, la nota afligida. —Si crees que estoy molesto, no es así. —Se peina el cabello hacia atrás. Respira, saboreando el silencio y la tranquilidad. Se acerca a ella, se sienta en el borde del sillón y la toma de su mentón para que lo vea. —Es solo mi mal genio de siempre.
Serena en verdad está frustrada, por no poder deshacerse de ésta costumbre de tener su espacio privado con Darien. Ahora se da cuenta que piensa en Darien aquí con Vegeta y se siente infiel. También cuando piensa en Vegeta, se siente infiel con Darien. Un nudo se arma en su garganta al no poder aceptar que debe dejar ir a uno de los dos. Mira a los ojos negros de Vegeta. —"Sin embargo él no me asegura nada, con Vegeta esto será pasajero. Mientras más rápido lo asuma, mejor."
Vegeta se aleja unos momentos, pone algo de música. Inolvidable, de Luis Miguel. —Sé que necesitas tu espacio, está bien. —Camina hasta ella y la toma de la mano. Abre las puertas corredizas que dan a la terraza. Se la lleva al patio, la brisa de la tarde acompaña el ritmo del bolero. La toma de la cintura, le deja un pequeño beso… Y nada. —Oh, eres cruel. —Se queja de dolor poético. Toma firme su rostro y con los ojos conectados; planta un largo beso. Y al fin responde, siente sus labios moverse contra los suyos y sus brazos enredándose mientras se mece con él. Inhala fuerte, se rinde, es adicto ¿Cuándo le dejará de hacer efecto? Siempre quiere más.
¿Cuándo? ¿Cuándo será el día en que su toque deje de causar estragos en todo su cuerpo? — ¿Quién te enseñó a bailar?—Serena se aleja un poco para verlo a los ojos, su semblante cambia a uno más alegre y tranquilo.
—Nappa y Bardock. —Vegeta recuerda con unas risitas. —Sí, Jeje. Los viejos trucos nunca pasan de moda. —La hace girar y se inclina con ella, sutilmente presiona su entrepierna inflamada contra su muslo.
—Uyyy, sexy… —Serena levanta las cejas muy pícara, agita un poco sus pechos. Muy coqueta y provocadora hace viajar sus manos por los brazos de Vegeta, pasa las palmas por sus pectorales, por encima de su ropa. Entrelaza sus dedos detrás de la nuca de Vegeta y se sostiene para menearse muy sensualmente, frotando sus sexos por encima de sus ropas.
Vegeta sonríe de lado, se inclina para besarla. Le encanta cuando Serena se desinhibe, porque aun cuando no es tímida no puede dejar de verla tan tierna y suave. —Grrr… Mujer…La noche será muy larga. —Relame sus labios, preparándolos para besarla. Se presionan en un beso, sabor a fresas y chocolate. Aroma a flores, limón y madera, sal de mar que se cuela.
"Que inolvidablemente vivirán en mí
Que inolvidablemente vivirán en mí
Inolvidable, Inolvidable… Inolvidable…" Inolvidable, Canción de Luis Miguel.
Llegando a casa de Nappa, Ami lo ve tratando de adivinar qué llave va en el portón que da a la calle.
—Permíteme. —Ami le quita el juego de llaves de la mano.
—Gracias. Jeje. Muchas… —Nappa se endereza, ajusta su chaqueta y entra. La choca al querer avanzar. — ¿Eh?
Ami teme levantar la vista. —Es que quiero asegurarme que te metas a tu casa. —Mitad mentira y mitad verdad.
—Hm… Hmmm… —Nappa acepta, su vista arde. Exhala para arriba, siguen caminando por la entrada. Trata de mantenerse firme y hacer como si no le encantara éste gesto. —"Qué bueno que me voy de viaje, cada vez me cuesta más actuar normal junto a ella…Si ella supiera…"
Ami presta atención, su casa es un estilo de cabaña, sencillo, nada de diseño moderno, más bien. —"Je, me recuerda a ésos hogares que cuentan en novelas. La casa de Vegeta también es sencilla, pero el patio apenas tiene árboles." —Piensa, observando varias macetas y diferentes árboles y flores. Todo bien podado.
—Ahí Señorita, la clave es mi cumpleaños. —Nappa dice como en broma, le señala el teclado se seguridad de la puerta. —Jajaja del mil setecientos. Jajaja ¡Y en números romanos! —Se siente bastante desinhibido.
Ami se ríe con él. —Ya en serio. —Espera el número. Le da algo de gracia que al estar ebrio la trate de Señorita de nuevo.
—Es 0806… —Nappa le da la clave, resopla una risa. —Pfff, gracias Señorita, perdón por las molestias. —Las palabras tropiezan con su lengua cuando quiere hablar en serio.
—No fue ninguna molestia. —Ami mira a sus pies, se acomoda su flequillo detrás de la oreja. Suspira resignada de que ya está, en verdad que no sabe qué más hacer. Su sentir es algo irracional.
—Wow… Está roja. —Nappa admite y se inclina a ella. —Perdóneme si le hago pasar pena, sé que es vergonzoso. Ya no la molest—Se queda mudo, ella pone sus manos contra su boca. Supone de inmediato que es su aliento a alcohol lo que le molesta.
Tan cerca, demasiado cerca. Creyó que al fin le causaría rechazo, pero fue todo lo contrario. — ¡No me molesta! —Parpadea, tiembla al tener sus palmas tocando el rostro de Nappa. —Na-Nada de ti me molesta. —Dice bajito, apenas audible.
Sospecha que quiere decir que son amigos y que se siente segura a su lado. —Jajaja lo entiendo. Me pasa igual. —Nappa se aleja y de nuevo se acerca a verla cara a cara, tomándola por sorpresa. —Si yo fuera más joven, estaría tan, pero tan perdido por usted. —Oh-oh ¿El alcohol le soltó la lengua? —Si fueras mía… —Sus ojos se van a la boca de Ami. —Mía… Mí-a…
Mía… Mía… Como un hechizo que le quita la razón, Ami se arroja a sus brazos. Literalmente sus rodillas ceden, los enormes brazos de Nappa la sostienen. Su boca se abre y se acopla a los labios de él. Las succiones son fuertes, se quitan el aire. No es para nada delicado o suave, la barrera que sostenía sus pasiones se rompe. El brazo de Nappa es como una tenaza de acero, que se aferra a su cintura y la levanta. A Ami se le va el aire en un jadeo, al sentirse así de aprisionada.
Se siente bien, el sabor y el olor de Ami lo marea, lo hace delirar. La boca de la mujer es tan pequeña y delicada, tan húmeda y fresca. Camina con ella en sus brazos, la presiona como si fuera a escaparse, sin embargo Ami se sostiene firme, recorriendo sus brazos y presionando su rostro para profundizar el beso. De pronto siente su lengua. De manera brusca se tira de espaldas en su cama, con Ami arriba, afloja un poco su agarre, la toma del rostro. Pasa su pulgar por sus mejillas, están rojas, sus ojos azules brillan. Pasa el dedo por sus labios y lo mete en su boca, se la abre obligándola a sacar la lengua. Nappa abre la boca y la devora completamente. Su enorme lengua da giros y golpea en su paladar. La lengua de Ami es tan pequeña en comparación, le hace cosquillas.
Se separan, los dos están atontados, sin aire. Ami ve ésos ojos negros, enormes y dilatados. El sabor a alcohol no aplacaba el disfrute del beso, se saborea como licor fresco. —Nappa… —Ami siente todo su cuerpo flácido, a merced del agarre de Nappa. Quiere más, quiere sus manos sobre su piel, y solo imaginarlo, sus puntos más sensibles parecen doler. Desde sus pechos a su pelvis, quiere sentir ésa textura callosa de sus yemas peinando su clítoris y retorciendo sus pezones. Lo escucha ronronear su nombre, y al instante… Los ojos de Nappa se cierran y sus brazos caen a los lados. Ami dibuja una sonrisita, pero después se apoya en sus pectorales y lo ve con atención. — ¿Na-Nappa? Nappa. Nappa. —Lo sacude un poco y nada. — ¿Se quedó dormido? —Ami chilla, se toma del rostro, no lo puede creer. Se baja de arriba de él, recién ahora es consciente del calor de sus brazos, ya que los escalofríos la inundan. Se sienta en el borde de la cama, la cordura empieza a hacerla razonar. —Dios, Dios no… —Se abraza a sí misma, siente el pecho a nada de explotar. Las lágrimas empiezan a correr por sus ojos, trata de contener los sollozos. —"¡¿Qué hice?! Me aproveché de él con su borrachera. No recordará nada y-"—Sus remordimientos se detienen al sentirlo moverse.
Nappa sentía unos suspiros, no está seguro si son de tristeza. Se endereza, ve a Ami casi hecha una pelota. Apoya la mano en la espalda de Ami y la recorre perezosamente hasta abajo. —Hey, Hey, Hey… ¿Eres de las que besan y se van? —Habla con torpeza. Frunce un poco los ojos, observa ésa sonrisa en el rostro de Ami.
Sí, Ami se da cuenta; sus lágrimas son de alegría. —Me estoy quitando mis zapatos. —Desata sus hebillas, quita su chaqueta. —A ver, te ayudo. —Se va a las botas de Nappa, él también ayuda. Pero lo ve luchando un poco con sus extremidades flácidas. —Así… —Ella termina de bajar su chaqueta. — ¡Uh!
Nappa la abraza completamente y se acomoda sobre las almohadas. Está demasiado a gusto, el aroma de la mujer, le recuerdan a flores azules flotando en el mar. Sonríe al sentir cómo ella acomoda su menuda figura sobre él para dormir. Ésta mujer quiere estar a su lado, puede sentirlo y eso acalla sus aprensiones.
El olor de Nappa es como ropa limpia y madera; es tan fresco y masculino. No tiene sueño, pero al cerrar los ojos, siente que se va muy lejos; donde sus dudas y complejos tontos no tienen voz ni voto. Los brazos de Nappa ya no la presionan, pero la envuelvan casi por completo.
…
¡Wiiii! Jajajaj, de todo un poco y todavía falta ¿Dónde estará Diecisiete? Jejejeje *carita_de_demonio* ¡Hasta el próximo viernes!
Saluditos…
Nita-chan84: Hola, que bueno que gozaste tu participación. Jajaja, quería ponerle un nombre a su secretaria y dije, pues quien mejor que tú para complotar con 17 XD . No pude resistirme, tenía que poner el castigo. Ay que rico imaginarme al Raditz ahí atado, o hasta Rei ahí sometiéndome (pensamientos bi curiosos XD) Vegeta y los demás presenciando lo que los seres humanos llaman ¡¿Sentimientos?! *O* Y Vergeta dice "Al César lo que es del César…" Creo que siempre el VegeRena está entre un límite y en el otro con sus inseguridades, los dos están entre que se dejan llevar y luego pisan tierra y analizan la realidad, en sus mentes no pueden evitar un resultado fatal, porque el que se quema con leche... Pobre Kakarotto siente que le rehúye, él quiere que lo vea como hombre, pero no sabe que el problema es que Milk teme perder lo que construyeron con su amistad, no obstante eso no es barrera para seguir gozando :v . Lo que nos falta de Diecisiete lo veremos en el próximo cap, Jejeje ¬¬ qué puedo decir, estoy inspirada. El Broly ahí todo tímido, mi cielooouuu. Cabe recordar que su historia pasada está conectada con Vergeta. Bardock con el Harén ahí todo revuelto, Nappa de un lado, Lita del otro "Qué bien come el perro…" XD Gracias a ti por seguir mis delirios cósmicos y tus rws. Un beso grande.
OhaioIzumikun: Ahí Serena quitándole la chamba al Vergeta jajajaj. Recibieron tirones de oreja de todos lados, lo importante son las nalgadas :v . 17, ése muchacho me llena de orgullo XD ahí al ataque con la Setsuna y Setsuna, ni lerda ni perezosa, tan fácil no iban a darle el tiro de gracia. Mina ahí, toda abusadora, Jajaja qué tentación, pobre Broly, parece que se está enamorando de una mujer con manos curiosas jeje. Imagínate el KakaChi juntando y juntando ganas durante años, está difícil, hay que desahogarse un poco Jejeje. Aquí el #BardLita parece haber prosperado, el bromance de Nappa y Bardock tiene cola que no. Jajajaj. Gracias por tu rw. :)
