Lala Lulu: Hola! Jujuju, quien actualiza de insomnio, pues yo mera. Aaaayyy mis cielas a puros dramas. Aaaaahh! Espero lo disfruten. Un beso grande y gracias por su paciencia.
¡Advertencia! Si ya has leído mi historia anterior sabrás que yo no escribo Lemon, sino Smut, mucho Smut. Smut es sabrosura primero, explicaciones después. Así que esto es para adultos ¡Porque soy una maldita pervertida!
No me pertenecen los personajes, son Creaciones de Akira Toriyama y Naoko Takeuchi. Hecho por un fan, para algún otro fan que ande dando vueltas por la Vía Láctea…
"Hoy
En un sueño te encontré
Como un loco te besé
Y estrenamos nuestro amor
Hoy
Lejos de la realidad
Conocí la eternidad
En un abrazo tuyo
Cómo me duele saber
Que esto es algo que solo soñé
Nos desgarramos de placer
Una promesa quedó
Nos juramos lealtad sin testigos
Comprometimos el alma
Hoy
Me doy cuenta que te amé
Que mi vida la dejé
En un sueño que soñé
Ayer, ayer…" Ayer, Canción de Luis Miguel.
Capítulo 29
Sus labios son lo único en pie en todo éste desastre. Sus manos, sus piernas se enredan, sus cuerpos se sienten débiles ante el contacto tan anhelado. No hay aire, se empiezan a marear.
—No, Vegeta. —Serena intenta poner orden a la situación, pero todo es caos, alegría y dolor.
Las lágrimas de Serena mojan sus dedos y sus mejillas. La boca de Vegeta no se despega de ella, cepilla sus mejillas con sus labios. —Sere-na… —Involuntariamente se corta su voz. Su NO, le dolió. No lo toma como un desafío, ni como un rechazo, más bien es una forma en la que ella le pide que deje de lastimarla. Se escucha los murmullos de los fotógrafos y la prensa que salió a buscarlos. —Vamos.
Serena se deja tomar de su muñeca, se escapa con él. Lo mira de lado, tironeando su cuerpo y guiándola. Pasa la mano limpiando sus lágrimas, degusta el beso que dejó en sus labios. —"Prometo que es la última vez…"—Su pecho duele, no es que sea una mentira, es que sabe que le va a dar muchísimo trabajo cumplir ésa promesa.
Ven una puerta abierta, no saben si llegarán al ascensor. Es un cuarto de limpieza. Se meten, ponen el cerrojo y se quedan pegados a la puerta, escuchan los trotes y los pasos de los paparazzi por la escalera. Exhalan juntos, Serena había quedado contra la puerta, la tenue luz apenas los deja ver. Las manos de Vegeta están a los lados a la altura de su cabeza. Ella se voltea despacio, está frente a frente con ésos ojos negros. Parece una bestia, herida, hambrienta, sedienta.
Sus mejillas rojas, su pecho ruborizado, ésos ojos azules teñidos de deseo. Esa boca de sabor a cerezas, inflamada. A Vegeta se le hace agua la boca, su polla tira y le duele desde la punta a las rodillas. La toma de la nuca, ella clava sus dedos a su brazo. Vegeta presiona su rodilla entre sus muslos, Serena abre fácilmente sus piernas. Una mano de Vegeta va directo a meterse por debajo de su vestido, se mete entre sus bragas y le aprieta el trasero. El quejido lujurioso sale de ambos, Vegeta busca besar su cuello, lamer la línea de su pulso. Serena siente sus pezones adoloridos, presiona sus pechos contra él y al frotarse en sus pectorales siente alivio. Siente sus bragas mojarse y la erección de Vegeta apretándose en la zona interior de su muslo. Aun sobre sus pantalones puede sentir su virilidad caliente.
Siente a su subconsciente chasquearle los dedos. —Vegeta, basta. —Serena ruge en voz alta, lo toma de la camisa, arrugándosela y está casi segura que llegó a rasguñarle la piel. Traga duro, contiene la respiración al sentirse tan rodeada por su olor masculino.
Vegeta estaba tan ido en el deseo, que su cuerpo flojo es sacudido por Serena. Se aleja, pero no deja de encerrarla entre sus brazos y la puerta. —Serena…Yo… —Su pierna tiembla.
—Tú no puedes andar por ahí tomando lo que quieres y ya. —Serena lo señala, voltea el rostro enojada. Sus piernas tiemblan, quiere irse ahora mismo. —"Dios, no quiero llorar. Dame fuerzas."
Vegeta tiene la respiración entrecortada, cierra los ojos y trata de hablar. —Te di espacio para que te calmes y que podamos hablar.
—Yo ya te dije todo lo que quería. —Serena presiona la mandíbula con fuerza, frunce su ceño y lo mira a los ojos.
—Sí. Pero yo no te dije todo lo que quería decirte. —Vegeta retruca.
—Tú eres un hombre de acción, no de palabras. Y créeme con tus acciones me basta y me sobra. —Se cruza de brazos y saca el pecho.
Esa lengua afilada ha vuelto. —Creo que hasta un demonio como yo merece un juicio justo. No me condenes sin siquiera escucharme. —Vegeta habla firme, los ojos de Serena son tan fáciles de leer ahora; sólo lee que él ya está condenado. No obstante tomará su silencio como una afirmativa a sus últimas palabras. —Tomé una decisión con respecto a lo nuestro. Me decidí a no rendirme, a que tenemos que arreglar esto. —Sus palmas se sostienen contra la puerta, peina un poco la madera y se inclina a ella. —Esto es una pelea, no es un rompimiento. Serena, bien sabes que no soy un hombre paciente… Sin embargo, por ti, voy a tratar de explicar. —Vegeta cierra los ojos, presiona lo labios para seguir. —De explicarte lo que siento… Te quiero Serena, y tengo miedo…
Antes de que siga, Serena pone un alto. —Sí, sé muy bien lo que quieres y necesitas de mí, que temes perderlo pero ya es—Serena salta del susto.
Vegeta golpeó un poco la puerta con su puño, exhala frustrado. —No, no y NO…—Gruñe fastidiado. —No lo digo como una necesidad física o algo carnal. Digo que te quiero no en el sentido de necesidad, sino en el sentido del cariño, del afecto. —Apoya la frente en la puerta, deja a Serena debajo de él. —Y cuando digo que tengo miedo, es porque siempre he podido evadir éstos sentimientos. Y el hecho de que tú…Tú te hayas metido así, sin que me dé cuenta.
Serena no puede parpadear, mira hacia arriba, su manzana de adán se agita. Observa a Vegeta haciendo un esfuerzo monumental para que su voz no se quiebre, puede verlo avergonzado de sí mismo. Él apoya su mentón sobre su cabeza, como si no pudiera mantenerse firme. Los escalofríos viajan por todo su cuerpo, sus acciones y palabras la conmocionan. Se queda unos segundos sumida en la debilidad que provoca cada cosa de él. Su perfume, su calor, su cuerpo rodeándola.
Vegeta sigue. —No soporto ésta distancia. Y antes de que vuelvas a querer concluir erradamente, me refiero no sólo al sexo. Sino a los otros momentos juntos, las citas, las tardes de películas…Haaa, amanecer contigo en mis brazos, envuelto en tus alas. —Sigue, no quiere perder ésta oportunidad, así sea que después quede en ridículo. —Jamás creí que iba a divertirme tanto junto a alguien, o que quisiera sonreír porque sí. Me importas Serena, me importas mucho. Por eso me duele que me dejes. —Abre los ojos y la encuentra con la vista al suelo, con los brazos cruzados, resistiéndose. —Tú sabes que no fue sólo sexo, lo he hecho mil veces, con mil mujeres diferentes. —Desafortunadas palabras salen de él, sus filtros están rotos. Traga duro ante ésos ojos azules que parecen matarlo de odio. —Lo que quiero decir, es que tú has sentido esto antes ¿No? Tú sabes mejor que yo la diferencia. —La ve negar con la cabeza. —Sí lo sabes, pude sentirlo. Ésas cosas no se pueden fingir. —Acerca sus pulgares a los labios de Serena, ella se resiste a verlo, cierra fuerte los ojos. —Tus besos, tus caricias… Yo lo sentía y tú también, es innegable, incluso ahora. Lo sentimos. —Le baja el labio inferior con ambos dedos, se inclina, juega con la punta de su nariz con la de ella.
— ¡No! ¡Basta! —Serena presiona los codos contra su pecho, lo aleja como puede. — ¡Sería una estúpida si te creyera después de lo que hiciste!
Vegeta golpea la puerta de nuevo, pero lo hace moderadamente para que a nadie afuera le llame la atención. — ¿Qué hice Serena? Explícame qué hice, porque estoy harto de repetirte que no pasó absoluta-mente NA-DA. —Recuesta la vista en su antebrazo, apoyado contra la puerta.
Serena queda con la quijada en el suelo. —Tu descaro es increíble. A ver. —Recupera su postura desafiante, de nuevo, como al inicio, pasan de la rabia al deseo, de una hoguera a la otra. — ¿Vas a volver a decirme que no pasó NA-DA? ¡Estaba desnuda contigo en la ducha! —Sale casi como un grito quebrado.
—Aunque no me creas así pasó. —Vegeta ruge y sacude su puño, sigue presionando sus palmas contra la puerta, con temor a que ella se vaya. —Ése día, quería arreglar las cosas. Hasta pensé en ir a caer de sorpresa en casa de tus padres. Recordé lo mucho que te gustan los pasteles de helado, me decidí a formalizar, a dejar los juegos de lado. Cobré tanto maldito, puto valor. Pero ahí llegué y estaba Kou. —Cierra los ojos, los vuelve a abrir y la mira a los ojos. —Reviví en un instante, algo que no tiene que ver contigo. Perdóname por eso. —La escucha suspirar con hartazgo. —Como ya te dije, vi mi salida y actué como suelo hacerlo. Pero no importó cuanto bebía, no podía escapar de ti. Tarble le dio la clave a Launch, yo tenía que firmar unos papeles... Estaba tan jodido Serena, pero tan jodido. Al borde de colapsar, tú ya me has visto colapsar.
Serena vuelve a inhalar, exhala cambiando la mirada a otro lado. No sabe para qué lo deja hablarle, lo detalles sólo la hieren. —Y te "desahogaste" con ella. —Presiona sus puños, le da rabia la sola imagen.
— ¡No! ¡Deja que termine! —Vegeta berrea, frustrado. — No sé en qué momento se metió a mi casa, me estaba duchando con agua fría. Pensaba en ti, pensaba en mí antes de conocerte, cuando todo parecía bueno, pero no, no lo era. —Se lamenta y sigue. —Traté de hundirme en lo de siempre. Sin darme cuenta me estaba besando y—
— ¿Disculpa? —Serena levanta una ceja, se despega de la puerta y endereza su postura. —Primero me dices, me juras, que no pasó nada ¡Y ahora admites que la besaste! —Golpea el pecho de Vegeta.
— ¡Y me la quité de encima! ¡Mujer necia y cabeza dura! —Vegeta se frustra, sacude todo su cuerpo en ése grito. — ¡Fue solo un beso, no pasó nada más!
— ¿Y luego qué vas a decirme? Que te caíste encima de ella y la penetraste sin querer. —Serena frunce la mirada. —Estoy cansada de escuchar tus mentiras. Yo seré una cabeza dura, pero no tan dura como tu cara. Ahora, ja, se supone que debo creer que Príncipe, el Chico Malo de las Carreras, tuvo a una mujer desnuda y dispuesta a la mano y no hizo nada más.
—Sí, así como yo vi a Seiya semi desnudo en tu casa, un espacio que a mí me tenías prohibido. —Vegeta afila la mirada, la señala desde arriba. —Tenía la bragueta abierta y de seguro tú estabas desmayada de borracha.
—Ay por favor. —Serena ondea su cabello. — ¿Quién eres tú para hablarme de eso?
Vegeta levanta las manos, con los ojos desorbitados, sacude la cabeza. —No sé, de verdad ya no sé qué más decirte o hacer para que me creas. —La garganta de Vegeta se cierra. El rostro y la sien le duelen, es la primera vez que le gustaría al menos largar una lágrima para desahogar el dolor. —"No puedo creer lo que estoy pensando."
—No puedes decir nada, porque los hechos te condenan. Porque te vi claramente con ella, luego me juraste mil veces que nada pasó y ahora sales con que fue un beso. No sé porqué me sorprendo o porqué me duele, vas a mentirme hasta el final. Yo te vi, con mis propios ojos. —Serena levanta el tono, se señala, sus lágrimas caen. —Yo tuve un solo hombre importante en mi vida, le fui fiel. En cambio tipos como tú y Seiya, sacan las mañas tarde o temprano.
Vegeta se asiente con todo el torso, presiona los dientes y baja la cabeza. — ¿Es eso entonces? —Presiona los labios y los separa haciendo un ruido. — ¿No amas mis defectos?
El estómago de Serena recibe un puñal, sus ojos se llenan de lágrimas de inmediato ¿Amor? ¿Vegeta menciona el amor? Se siente mareada y con náuseas. El sudor le advierte el peligro. —"¿Qué me pasa? ¿Por qué tengo tanto miedo cuando "ésa" cuestión sale entre nosotros?"
La ve un poco descompuesta, mira alrededor, quizás éste lugar es muy encerrado y el ambiente, sumado a la conversación de verdad que no ayuda. —Vamos. —Alcanza el pomo de la puerta, mira a los lados y todo está desértico.
Serena camina junto a él, estira el cuello. Intenta respirar profundo, sus náuseas no parecen dejarla. Mira a Vegeta por el rabillo de su ojo, él tiene sus ojos fijos en ella, pero llenos de preocupación. —"¿Tanto se me nota?"
— ¿Quieres salir afuera? —Vegeta pasa la tarjeta de la suite, señala a la terraza. Sólo la ve negar y bajar el rostro. Se acerca, acaricia su cabello. —Sé que todo esto está mal. Pero lo voy a arreglar, quiero arreglarlo. —La voz de Vegeta es dulce, incluso más dulce a propósito, no soporta verla así.
—No hay nada que arreglar. Lo nuestro terminó, dejémoslo en paz. —Serena no sabe cómo dijo eso sin desarmarse de dolor.
La sostiene entre sus brazos, siente que si no lo hacía, se caería al suelo y se haría trizas. —En todas las relaciones hay momentos difíciles, tú misma lo dijiste. Vamos a superar esto, voy a hacer lo que sea necesario. —Suspira y se llena de su olor a flores, hunde su nariz entre sus rizos dorados. —Sé que no sueno creíble cuando hablo de "amar". Hasta siento algo raro en la lengua y el pecho, como si fuera rechazo por el verbo ¿Tú estás sintiendo lo mismo? —Las acciones de Serena se lo confirman.
Vegeta aprieta su abrazo, Serena siente alivio instantáneo. Su cuerpo, su piel, siguen siendo traidores de su determinación. —Sí, siento lo mismo que tú. Estoy harta del drama innecesario. —Está por empujarlo a su área de la suite. Pero Vegeta, la toma de los hombros. Su cuerpo se afloja, sólo quiere tirarse de espaldas, encontrar la cama entre sus brazos. —Oh, mis botones… —Dice sin querer.
Vegeta siente que comprende lo que le dice. —Sí, tus botones. —Se acerca lento, el vapor de sus alientos los rodea. —Y tú en mi volante, haces que presione el freno y el acelerador al mismo tiempo. —Sus pelvis palpitan de nuevo en la cercanía.
No, Serena no quiere esto. No quiere arreglar las cosas con sexo. — ¿Y Launch? ¿Ella estaba en el parabrisas o siempre en el asiento de atrás?
Hasta ahí la última dosis de su paciencia, la toma del mentón y la obliga a besarlo. Le saca el aire, la siente agarrando su camisa, presionándola con rabia. Sin embargo su boca no miente, lo acepta, se besan con pasión y un atisbo de enojo.
Sus lenguas giran entre ellos de inmediato. Una última revocada y ya. Serena no puede creer lo que sus bajos instintos le susurran y peor, las imágenes de sexo salvaje que la inundan. Lo muerde en el labio inferior, casi lo hace sangrar y puede notar cómo a Vegeta le encanta.
Vegeta la aleja, separarla se sintió como sacarse un trozo de piel. —No pienso rendirme ¿Me escuchas? Haaa… Mucho menos…—Vegeta trata de que le vuelva la sangre a la cabeza, trata de que las exigencias de su polla sean acalladas. —Mucho menos si es por tu obstinación y una situación que sólo está en tu cabeza. —Se acerca, le da un beso a su frente, acomoda su flequillo. —No se terminó Serena ¿Me escuchas? Soy yo quien dice no ahora. Esto no se terminó.
Una piedra de espinas baja por su garganta, Serena lo ve tan cabeza dura y tan inamovible como la primera vez. De nuevo, tiene ganas de golpearlo y de follarlo.
Sus ojos azules lo apuñalan sin descanso, Vegeta acepta cada ataque y se va de su lado. Baja la vista y cierra la puerta.
¡¿Y se va?! ¡Así nada más! ¡La deja caliente en más de una forma y tiene el descaro de irse!— ¡Aishh, maldita sea! —Golpea el aire con sus puños, se tira a la cama, abraza su almohada. —Te odio. —Mentira. —Te odio, te odio, te odio. —Más mentiras. Presiona el rostro contra la almohada, quiere gritar de la rabia. Su teléfono suena…
—Hola Serena. —De muy buen humor, Setsuna le habla al teléfono.
—Hola Setsuna ¿Cómo estás? —Serena exhala fuerte, su pecho cruje.
— ¿Estás bien? —Setsuna camina en su habitación, se sienta al borde de la cama.
—No sé. La verdad ya no sé. —Serena empieza a llorar, presiona sus puños ¿Cuántas veces juró no llorar por él? Y aquí está de tonta. —Sólo estoy cansada, estresada, mucho trabajo.
— ¿Vegeta y tú siguen igual? —Concluye con pena.
—No hay un Vegeta y Yo. —Serena rechista, busca la caja de pañuelos, se limpia. —Estoy harta que digo que ya se terminó y ustedes insisten. Ya no sé qué hacer para que—
—Serena, te lo digo como tu amiga. No puedes separarte cada vez que te pelees ¿Acaso con Darien—
— ¡No te atrevas! —Serena levanta el índice. —Jamás lo compares con Darien. —Baja el tono, trata de contar hasta diez.
—Está bien, llamo en otro momento. —Setsuna la siente tan tensa que hasta traspasa la llamada telefónica.
—Perdóname, no es tu culpa. Jaja ¿Cómo estás? —Serena dibuja su sonrisa falsa aunque nadie la vea.
—Por suerte mejor que tú ¿Se han peleado o ha habido discusiones?
Serena busca por instinto su anillo de compromiso en su dedo anular. —Intentó defenderse después de su discurso. —Siente el silencio de Setsuna, Serena hace una pequeña pausa. —Su discurso estuvo bien y hasta…—Limpia una lágrima de su mejilla. —Hasta superó mis expectativas.
—Lo escuché… —Setsuna le comenta, le da unos momentos, mientras escucha sus suspiros tristes. —Oh Serena, quisiera estar ahí para darte un abrazo y decirte que esto pasará. —Se abraza un poco a sí misma.
—Gracias. Hasta sentí que me lo dedicaba a mí… —Se encoge de hombros, sintiéndose como una tonta al pensar algo tan cursi. —Me siento triste porque nada de eso cambia el pasado.
— ¿Te pidió perdón?
—Ja, como un millón de veces. Pero ése no es el punto. Lo niega todo, me jura que no pasó nada y a los dos segundos admite que se besaron. Maldito mentiroso.
— ¿Y? —Setsuna espera una información un poco más detallada.
—Ya no sé qué más necesita el mundo para dejar de contradecirme. —Serena busca una botella de agua fría, se la pone en la cabeza. — ¿Esperan que consiga un video con ellos en la cama, así retorcerme el puñal en el pecho?
—Es que… Si fue sólo un beso y estaba ebrio… —Setsuna no quiere defenderlo, pero le sale natural.
— ¿Entonces qué? —Serena levanta el tono, el acero ardiente que traspasa su sien la enoja más. — ¿Cada vez que tengamos un problema voy a andar así? ¿O me engaña o se emborracha o las dos cosas juntas? ¡No, me niego! Hasta aquí llegué.
—No, pero… Serena, ésa mujer era una trepadora, una dos caras. Tu misma me lo dijiste. Quién sabe hace cuanto estaba planeando esto, esperando su momento de debilidad. Ese tipo de personas son lo peor, y tú al estar alejada de él, sólo le das la victoria.
—No estoy alejada, sigo trabajando normalmente. Hasta me senté junto a él en la entrega del Premio. —Serena bebe agua, su garganta es arena con espinas.
—Sabes a qué me refiero… —Silencio de nuevo, sólo suspiros, la siente caminar de un lado al otro. — ¿Y si fue solo un beso? ¿Si de verdad no se acostó con ella?
—Ajá, desnudos y en la ducha. Haz fama y échate a dormir. —Serena sisea.
Setsuna se sienta y se cruza de piernas. —Haaa… En serio no quisiera estar en tus zapatos ahora, con todos éstos líos y tener que sonreír ante todos. No puedo decirte qué pensar o sentir. Sí puedo decirte que a él le importas, le importas de verdad. Él está luchando contra su orgullo ¿Y tú?
— ¿YO QUÉ? —Serena mueve el cuello, sus huesos truenan.
—Sólo espero que por orgullosa no cometas una tontería. —Setsuna cierra un poco los ojos. —Hay una línea muy fina entre ser necio y estúpido, y el orgullo.
— ¿Algo más? —Serena tiembla de los nervios y la incomodidad de todo esto.
Setsuna suspira en silencio, rueda los ojos al techo. —Nop. Nada más. —Mejor le cuenta lo de ella y Diecisiete en otro momento, sabe que si la sigue empujando será peor. —Descansa ¿No tienen Spa en el resort?
—Sí. —Serena musita, resuena su nariz.
—Y fueron tus amigas, disfruten la playa. Trata de bajar un poco la ansiedad.
—Gracias Setsuna. Voy a llevarte algunos regalos.
—Eso espero… Jaja, adiós.
—Adiós.
La noche cae, la resolución es una y es absoluta. Serena no quiere dar su brazo a torcer. Duerme, pero la inquietud de su mente no la deja conciliar el sueño tranquila. Pistas, autos acelerando, choque…Humo…
Es tarde en la noche, Vegeta intenta dormir. Escucha música pero no lo ayuda, porque sólo quiere escuchar música que lo hunde más y más en éste espiral de mierda. Mete la mano debajo de su almohada, toma en sus manos el pequeño tesoro que lo acompaña desde que Serena no está en sus noches.
"Hoy
Me doy cuenta que te amé
Que mi vida la dejé
En un sueño que soñé
Ayer, ayer…" Ayer, Canción de Luis Miguel.
—Dios, no. —Vegeta siente una punzada en la frente, presiona su mano. Quita sus auriculares, su pecho se presiona, un ataque de pánico parece atraparlo. La mano fría araña su espalda. Se exalta, se pone de pie y trata de sacudir los insectos que se le suben. Algo lo distrae, en el silencio de la noche, sollozos en la habitación de Serena. Cierra los ojos, los presiona. Despacio abre la puerta, esperando algún proyectil contundente y una fuerte grosería mandándolo a dormir. Pero parpadea, la ve ahí retorciéndose de dolor, presionando la almohada con sus puños. Supone que tiene un mal sueño, así como ésa vez en la habitación de Serena. Ve su espalda descubierta y las tiras de su camisón, está sudada, sufriendo de verdad. —Mujer… —Se le escapa un susurro, se cubre la boca. Se sienta despacio, apoya su mano. Escucharla llorar parece presionarle el corazón y debilitar su voluntad. Se sienta despacio, se recuesta junto a ella, despacio la abraza. —"Eres tan, pero tan necia…"—Se enoja un poco, pero todo se disuelve cuando en ése abrazo ambos empiezan a relajarse. —"Un par de minutos y me voy. Estoy seguro que va a echarme a patadas…"—Inhala y exhala, Serena también deja de temblar y llorar. Escucha la lluvia veraniega caer.
Abre los ojos de golpe, queda inmóvil, se quedó dormido junto a ella. Los rayos del sol traspasan las cortinas. Despacio se mueve, siente las sábanas pegadas a la cara. Ve sus labios rosa suspirando, le gustaría despertarla con un beso. —"No, mejor me voy…"—Pasa la mano por su brazo, le deja un beso en el hombro y se va.
Ahí a los lejos en la playa, las chicas juegan. Con el agua hasta la cintura, dan saltos y golpean la pelota.
— ¡Juuu! Jajajaja, me siento muy bien últimamente. —Lita presiona el brazo y el abdomen. —Hasta siento que recupero musculatura, creo que podría retomar mi entrenamiento en artes marciales.
Mina golpea con poca fuerza la pelota, la mira de lado. —Sshhh… Lita. —Tuerce su cuello y le señala a Serena.
— ¡Jajajaja! —Serena golpea la pelota. —Me alegro por ti Lita. Apoyo la moción, te ves hermosa.
— ¿Tu ya te sientes bien? —Rei la ve de reojo, sostiene su trenza de lado y salta para golpear.
—Sí, estar con ustedes me recarga de ánimos. —Serena sonríe enorme, cree que ya lo de Vegeta empieza a sanar. Hoy durmió muy bien a pesar de una pesadilla. Ve a Ami saltar y dar un grito arriba. —Hmmm… Me sorprende verte de pie.
—Ja-Ja. —Ami se cruza de brazos. — ¿Qué me dices de ella? —Señala a Rei de lado.
— ¿Yo qué? —Rei se encoge de hombros, se hace chiquita. — ¡Aaah! ¡Oye!
Ami le corre su cabello trenzado. —Mira ésas marcas en tu clavícula.
— ¡Ami! —Lita la hunde un poco en el agua.
Serena ve a Lita agacharse y su mirada capta un poco de maquillaje corriéndose del muslo. — ¡Lita! ¡¿Te mordió un perro?! —Le hace cosquillas en la pierna, se parte a carcajadas.
—Así que estás de buen humor ¿Eh? —Lita la taclea en el agua.
Ami se cubre las risas, en un instante capta a su amiga rubia demasiado pensativa y hasta desanimada. — ¡Mina! —Le tira la pelota.
— ¿Uh? —Mina es derribada por la pelota en toda su cara. — ¡Aaah!
— ¡Lo siento! —Ami se acerca, la ayuda a estar de pie. — ¿Mina estás bien?
—Cough, Cough. Sí, sí. —Mina escupe el agua salada. —No vi la pelota, Jajaja.
—Mmm…No me refiero a eso. —Ami la mira a los ojos. — ¿Te sucede algo?
Mina niega con la cabeza. —No es nada. —Se acomoda el cabello en una cola.
—Hola chicas. —Yaten aparece a un lado, junto a él están sus hermanos.
— ¿Quieren jugar un poco? —Seiya sonríe enorme, quita sus lentes de sol.
— ¿No deberían estar entrenando? —Rei pone una mano en su cintura, escuda a Serena.
—Pues, hoy nos fue tan, pero tan bien, que nos dieron el día libre. —Taiki saca el pecho, Ami se ve tan radiante y ése bikini sí que le hace justicia.
—Voy a tomar un poco de sombra chicas, gracias. —Ami sale del agua y se va a sentar. Toma su teléfono y le envía un mensaje a Nappa.
Taiki exhala. —"Tal vez estoy siendo demasiado amable contigo Ami."—Busca con su vista a Mina. —Oye Mina ¿Quieres jugar? Te subes a mis hombros y hacemos unas vencidas.
Mina se acerca muy coqueta, se acomoda entre los hermanos. —Mmm… Prefiero una pequeña competencia de voleibol. —Gira la pelota en su mano, la tira y la golpea con fuerza.
— ¡Sí, vamos! —Seiya acepta una partida. Y Serena parece practicarle la ley de hielo, ni siquiera lo mira. Pero sonríe de lado al verla acomodarse entre Lita y Mina para jugar.
No hay nube de ensueño que haga que Nappa se calme. Ya no puede ignorar los errores de Vegeta. Están todos en el equipo técnico mirando los monitores y preocupados.
Broly vuelve a cerrarlo, Vegeta tiene que frenar por los pelos. Vegeta se baja de su carro, casi arrancando su equipo HANS. — ¡Mi puta madre! —Ruge, saca su casco. Se va al coche de Broly, lo saca casi a golpes.
— ¡Kakarotto! —Bardock le habla por los controles.
— ¡Voy! —Kakarotto empieza a frenar y se acerca al trote a sus compañeros.
— ¡Mierda Broly! ¡Es una maldita práctica de equipo! ¡E-QUI-PO! ¡Maldito simio!— Vegeta lo empuja y lo sacude.
— ¡Pues si no frenas en ésas curvas o si sigues así en las rectas sólo vas a provocar un accidente! —Broly lo empuja con una mano. —La pista está húmeda, y por un derrape estúpido te puedes matar.
—Oigan ya basta. —Kakarotto se pone entre ellos. —Vegeta si sigues así, tu Liderazgo se va a ir al caño y no precisamente porque pierdas, sino porque vas a matarte. —Lo atrapa del cuello de su ropa.
Vegeta sacude el brazo y lo aleja. —No tengo tiempo para ésta mierda.
— ¡Entonces basta de tu puta actitud!—Broly azota el casco, camina fúrico a los vestuarios.
Diecisiete niega con la cabeza, revisa las llantas y los frenos. Siente la palmada firme de Nappa en la espalda.
— ¿Muy mal? —Nappa sabe la respuesta, sólo necesita confirmación de un tercero.
—Si sigue así, va a prender fuego el auto completo. —Diecisiete le muestra los engranajes, quemados por el manejo brusco y poco delicado de los controles.
Nappa exhala, se va directo a los vestuarios. — ¡Eres una maldita bandera roja caminante Vegeta! —Ruge, frunce el ceño.
Vegeta se peina con los dedos, tironea sus mechones. — ¡Carajo Nappa! ¡¿Crees que no lo veo?! ¡Mierda! ¡Confía en mí! ¡Yo puedo hacerlo!
Nappa levanta un dedo. —Date una ducha y hasta que no me des una, UNA MALDITA VUELTA como corresponde, no vas a irte ¿Entendido?
Vegeta tiembla de la rabia, se limita a presionar la mandíbula y asentir. Mira de lado a Broly, también está cabreado.
Nunca estuvo tan cerca de romperle la cara a Vegeta. Siente el cuerpo tenso, tomará un baño frío antes de la práctica con Raditz.
— ¿Qué te pasa Broly? —Kakarotto le habla cerca de la ducha. —Por lo general lo ignoras. —Escucha que berrea y salpica agua. — ¿No has podido acercarte a Mina?
Broly entristece sus gestos. —No quiero hablar de eso.
Kakarotto mueve la cabeza de un lado al otro. —En un par de días es el coctel antes de la Carrera, puedes invitarla un trago.
—No me gusta beber. —Responde con dureza.
—Sólo es una especie de invitación amable. —Kakarotto lo ve salir con una toalla en la cintura. —Mírate nada más ¿Quién rechazaría a tremendo espécimen como tú?
Broly trata de dibujar una sonrisa, no está en su naturaleza ser muy optimista.
Al fin las prácticas parecen recuperar su ritmo. Después de darle a Nappa lo que quería, Vegeta se relaja. Está listo para descansar. —"Odio ésta sensación, no puedo perderme. No puedo perderme en la pista. Solo pienso en ella ¡En ella!" —Camina por la playa, va a meterse por la terraza. Se detiene al chocar contra Broly. — ¿Pero qué? —Su vista choca contra las mujeres y varios Corredores jugando un pequeño torneo de Voleibol. En especial contra Serena y Mina jugando en un equipo compuesto por los Star Light.
Broly presiona su puño, sus ojos tiran bolas de fuego ¿Es eso? ¿Prefiere a un tipo así? Está con Yaten, riendo y saltando. —"¿Fui una revolcada y nada más?"
Serena se reía un poco, no sólo los Star Light se unieron al juego. También del equipo Alemán y el Equipo Italiano. Su sonrisa se estrella de pronto. Los ojos de Vegeta la fulminan desde el otro lado, y también puede ver a Broly afligido. —"Supongo que es otra práctica fallida…"—Se está empezando a preocupar.
—Había olvidado lo buena que eras en éste juego. —Seiya le comenta a Serena. Sí, puede detectarlo, algo raro pasa entre estos dos. — ¿Por qué ésa cara bombón?
—Aléjate. —Serena presiona la pelota entre sus manos. Sin embargo saca el pecho, y hace como si no hubiera visto a Vegeta. —"Tiene que entender, cuando yo digo que se termina, se termina…"
No tiene ánimos ni de verlo a la cara ¿Pero con ése maldito idiota se junta hasta para jugar en la playa? —"Serena, si quieres sacarme de las casillas, te juro que no es buen momento."—Rechina sus dientes y mejor se va a la suite.
Ami se iba por el pasillo junto a Nappa. — ¿Así de mal?
—Sí y ya no puedo evadirlo. —Nappa se rasca la nuca. —En un par de días empieza la carrera y—
— ¡Ami! ¿A dónde vas? —Taiki la alcanza, mira de arriba, abajo a Nappa.
Ami se zafa de su agarre. —Voy a mi cuarto. —Se voltea a Nappa, lo invita a seguir.
Taiki le quita su tarjeta para abrir la puerta. —No te vas a ningún lado hasta que hablemos ¡Oye!
Nappa le inmoviliza la mano contra la pared, le quita la tarjeta de Ami y se la devuelve.
— ¡¿Quién mierda te crees que eres?! ¡¿Su padre o algo así?! —Taiki se remueve, el agarre del tipo es de acero.
—No y si lo fuera, le diría que se aleje lo más rápido y pronto posible de sujetos como tú. —Nappa lo suelta, un par de personas veían su pequeño enfrentamiento.
— ¡Eres un tonto! —Ami regaña a Taiki. — ¡Sabes muy bien que mis padres murieron hace tiempo! —Se toma del brazo de Nappa. —Ahora me doy cuenta, nunca me escuchaste ni me conociste realmente ¿Qué significaron estos dos años viviendo bajo el mismo techo? Nada. —Sacude el puño. —Yo era tu mascota.
—Ami, cálmate. —Nappa se zafa de su agarre. —Creo que deberían hablar, al parecer hay cosas que no han dejado claras.
—Ya he hablado con él. No hay que prestarle atención. —Ami saca el pecho y de nuevo se apoya en Nappa.
Taiki no puede parpadear, ve la interacción de éstos dos y no quiere creerlo. — ¿Ami qué es esto? —sacude la cabeza. —El tipo es un viejo ¡Incluso más viejo que el tipo que sale con Lita!
Nappa frunce el ceño con disgusto, ya que son sólo un par de años. —Basta de gritos. Estamos en un pasillo y si no eres amable voy a—
—Deja de hacerle caso. —Ami lo tironea, se lo lleva a su cuarto. Ahora siente que está enojada con los dos. —No comprendo tu actitud a veces. —Quita sus sandalias de playa y toma algo de valor. —Siento como si no te molestara "compartirme" con otro ¡Yo no soy así!
Nappa baja la vista, se sienta en el sillón de la sala. Al mirar la alfombra revive ése momento de pasión. Trata de ordenar sus palabras. —No tiene nada que ver con eso. Es que siento que lo de ustedes no terminó, que quedaron cosas que no pudieron concluir.
—Lo que tenía con Taiki terminó, terminó mal, es cierto. Pero fue punto final. —Se sienta junto a él, se cruza de brazos y de piernas. La mano de Nappa se posa suave contra su muslo y la acaricia.
—Por favor, no te enojes por lo que voy a decir. —Nappa le dice y de inmediato Ami se voltea a verlo muy cabreada. —Sólo quiero que todo termine bien, que hablen, que no quede nada sin resolver.
Ami frunce el ceño, pero se rinde y recuesta su cabeza en las piernas de Nappa. —Es que, me siento mal e incómoda al pensar en eso. Ya quiero ponerle una tapa a ése ataúd y pensar en otra cosa.
Nappa acaricia su cabello azul. — ¿Te gustaría tener un fantasma rondado como lo hace él ahora? —La escucha negar con un zumbido de la voz.
—Tengo miedo de pelearme, de gritarle, de que todo me vuelva a doler. —Ami siente una angustia en el pecho, muy parecida a cuando todavía sufría la separación ¿Nappa tendrá razón en lo que le recomienda? ¿Quedaron asuntos sin cerrar entre Taiki y ella?
—Voy a estar aquí si eso pasa. —Nappa la ve voltearse a él. Acuna sus manos en sus mejillas y la acerca para un beso.
Ami se abraza a él. Siente que se relaja, suspira un poco. Si es necesario para empezar una relación en paz, va a hacerlo.
Mina estiraba sus piernas, sus huesos truenan con todo el ejercicio que hizo. —Los años no vienen solos. —Se estira en la zona de su terraza.
—Muy cierto… —Yaten se acomoda detrás de ella. —Así… —Le separa las piernas con sus pies. —Las hormonas del sexo lubrican bien tus huesos ¿Acaso estás con abstinencia? —La presiona del abdomen.
Mina se ríe coqueta. —Yaten ¿No has pensado que quizás estoy DEMASIADO llena?
—Mina… —Yaten baja el tono y la mirada a ése trasero. —Siempre hay lugar para el postre…
Siente sus manos recorrerla, de pronto su cuerpo se afloja. Mina respira hondo, todas ésas tensiones y mar de nervios que no la dejaban desaparecen. —"¿Por qué no puedes ser así Broly? ¿Por qué tuviste que decirme que me amas?" —Se lamenta un poco, siente un beso en la nuca. Piel con piel, siente el alivio…
—Vamos a mi cuarto… —Yaten ofrece, presiona su erección contra ella.
Ya todos desarmaban los equipos y se iban a sus habitaciones. Seiya alcanzaba a Serena. — ¡Bombón!
Serena volteaba bruscamente para mandarlo al diablo, pero parpadea al ver que le devuelve su gorra. —Hmp, gracias. —Sisea y sigue su camino.
—Me divertí mucho. —Seiya se inclina a ella. —Y verte en bikini es un bono extra.
—Sí. Yo también había olvidado un poco lo bien que juegas en equipo. —Serena admite, y sigue caminando.
—Nos vemos en el coctel. —Seiya muy risueño y presumido se voltea y ondea su mano.
Serena pone los ojos en blanco, es verdaderamente insoportable. —"No voy a negar que fue divertido, no pensar en Vegeta por un rato."—Ahí cae en cuenta, quizás necesita algo de eso. Salir, distraerse. Confirma su asistencia al coctel.
…
Broly alista su corbata, el día llegó rápido, pero supone que es porque todo parece volver a la rutina natural. Por lo menos Vegeta ya no conduce como alma que lleva el diablo y sus Tiempos son decentes. Y con decentes a Broly le basta. Sale al pasillo, saca el pecho como Kakarotto le recomendó. Mira su teléfono, llama a Mina y no atiende. —No me bloqueó… —Observa la pantalla, pero al levantar la vista ve algo que no le gusta para nada.
—Jajaja, no Yaten, por favor. Recién planché el vestido. —Mina se ríe, Yaten la besaba e insistía en hacer una indiscreción en el ascensor.
—Ya Mina, un poco más. —Yaten corta las risas al ver un testigo indiscreto. —Ajem…
Mina pega un salto hasta el techo. —Br-Broly… —De inmediato, la angustia, el miedo, todos ésos nervios que evadía en la cama con Yaten, vuelven de golpe y amplificados.
Broly rompe la pantalla de su teléfono sin querer. Una piedra le hace trizas el pecho. Camina hasta ellos, atrapa el brazo de Mina. — ¡No la toques! —La arrastra.
— ¡No Broly! ¡Cálmate! —Mina iba casi a los tropezones.
— ¡Suéltala! —Yaten tira un puñetazo y es detenido de golpe por el Legendario.
Mina lo ve sostener el brazo de Yaten. — ¡Broly no! ¡Por favor! Yaten, te lo ruego, no peleen. —Yaten la mira e insiste. —No por favor. Iré a hablar con Broly, todo esto es una confusión. —Mira a Broly a los ojos y se separan. Camina con él. —Ya suéltame, dije que iría contigo ¡Auch! — Broly abrió la puerta y la arrojó sin consideración.
Broly da vueltas, embravecido como un toro, está agitado. — ¡¿Es esto Mina?! ¡Eh! ¡¿Prefieres eso?! ¡Follar, tener placer y tirarlo!
Mina se levanta. — ¡¿Quién te crees que eres para juzgarme?! ¡Yo te expliqué que no soy mujer de un solo hombre!
— ¡Bien! ¡Confirmado! ¡Eres una puta! —Broly escupe, puede verla tan herida como ésa vez que la hizo llorar. Pero ahora no le importa. —Te crees una mujer de mundo, alguien madura, sólo porque te revuelcas con todo el mundo. Te dejas tocar y manosear. —Broly frota sus manos, como si quisiera limpiarse del tacto de Mina.
— ¡Que me hayas dicho te amo no te da ningún derecho! —Mina intenta defenderse.
—Cierto, no me lo da. —Broly la arrincona. — ¿Quién te dio el derecho a ti de tomar el sexo como un juego? ¡No lo es! —Le ruge en la cara, casi escupiéndola. Casi se ensordece solo. —Los que me hicieron ésas marcas en el cuerpo también les parecía divertido. Les daba placer, Jaja… —Se ríe con ironía, sus lágrimas de rabia caen. —Me ataban y se entretenían conmigo… —Broly siente la voz temblorosa.
Mina mira a los lados, no sabe qué decir. Sólo le tiembla el cuerpo y su corazón se rompe al ver las heridas abiertas en los ojos de Broly.
—Buscaban placer, y no les importaba si era mutilando o abusando de un niño. —Broly sigue. —Mi padre era un Yakuza, no le importó entregarme para tener poder. Yo era un objeto, y juré, nunca más ser objeto de nadie. Ni dejarme manosear, ni dejarme usar por nadie. —Limpia sus lágrimas, le da rabia el verse así frente a ella. —Vete Mina, nunca lo vas a entender.
—Broly yo—
—¡LARGOOO! —Broly abre la puerta. — ¡VE A DIVERTIRTE COMO TE GUSTA!
Mina se va disparada, vio furia completa en sus ojos negros. Da un salto al sentir la puerta azotarse. —Ay Dios… ¿Qué hice? —Cae de rodillas, sus lágrimas caen sin cesar. Le ha roto el corazón y se siente como la mierda.
Serena llegaba primero, un pequeño coctel en el bar del Resort. Varios corredores y empresarios la saludaban. — ¡Milk! —Camina hasta ella.
Milk la saluda. —Hola Serena, creí que sería la primera. Venía a dar la asistencia y dormir temprano.
—Haaaa, sí mañana ya es la Carrera individual de Velocidad. — Serena se lamenta, se preocupa.
— ¿Viste sus números? —Milk le frunce el ceño. Serena asiente y se lamenta al cielo. —Debiste haber ido, aunque sea a una práctica… Estar en los Controles.
—Creo que mi presencia hubiera sido contraproducente. —Serena toma una copa de champaña.
— ¿Tan mal? —Milk toma una copa también.
—Como al principio, dos palabras y tres insultos. —Serena comenta hastiada. —También, vine a dar asistencia y me voy. —Mira en su teléfono un mensaje de Broly
De: Broly
Lo siento, no estoy de humor.
Serena exhala, responde.
De: Serena
Broly, no hay excusas. Debes hacer presencia. Ya bastante me han comentado muchos sobre los malos números de las prácticas ¡Los necesito juntos!
—Uh ¿Malas noticias? —Milk espía un poco la pantalla de su teléfono.
— ¡Hola bombón! —Seiya se aparece, pero pasa el brazo encima de Milk. —Qué bella dama ¿Es tu amiga? —Habla con ironía, ya sabe que es la entrenadora.
—Hmp, disculpe. —Milk sacude su agarre. —Soy Milk Ox.
—Sí, es Milk Ox y es mi amiga. —Kakarotto aparece entre ellos y los separa todavía más. Cubre su actitud con unas carcajadas. — ¿Es hermosa verdad?
—Ay Kakarotto. —Milk se cubre el rostro.
—Y talentosa. —Serena agrega. —Más de uno le preguntó si algún día abrirá una escuela de entrenamiento, como tenía su padre con el Ejército.
—Q-Qué pena. —Milk se encoge.
—Sería una gran adquisición para cualquier equipo. —El Líder del Equipo de Corea del Sur recién llega con su esposa.
— ¿Quieren negociar? —Kakarotto dice con simpatía. —No voy a dejar que se vaya por un precio indigno, créanme. Jajaja ¿te imaginas Milk? La entrenadora más cotizada del mundo.
Milk dibuja una sonrisa falsa y asiente. —"¿Entonces si me voy no te importaría?"—Trata de que su tristeza no se note.
En la habitación de Bardock y Lita, todavía estaban sacando provecho al vestuario. Enredada a su cadera, Bardock la embiste contra la puerta. Sus pantalones por la rodilla y el vestido de Lita levantado.
— ¡Oh Dios! ¡Bardock! —Lita siente el pellizco en su pezón.
—Sí Lita, ahí vamos. —Bardock presiona su trasero y acelera, baja a darle una mordida a su pezón. Los dos aceleran y sacuden sus cuerpos contra la pared.
Luego del orgasmo, acomodaban un poco su ropa. —No soy muy adepta a las "sesiones de alta velocidad" ¡Ups!—Casi se cae al dar un par de pasos.
—Despacio, Jaja. —Bardock la sostiene de la cintura. — ¿Te duelen las piernas?
—Nop. —Lita lo toma de la mano. —Vamos o se nos hará tarde.
Con gusto, Bardock la sigue, saca el pecho. Ofrece su brazo para ir a fanfarronear un poco, de la bella mujer de ojos verdes que lo mira con amor.
Serena espiaba la entrada, por suerte para seguir la conversación llegaron Rei y Raditz. —Se ven radiantes...—Serena brinda con ellos. Espera que todos asistan, en especial espera que Vegeta aparezca. —"¿Qué habrá pasado con Broly? No me contesta las llamadas. Mina tampoco está…"—Hastiada, se hace lugar y se va a pedir algo a la barra.
— ¿Te invito algo? —Seiya aparece junto a ella, levanta las manos. —Un jugo nada más, Jaja, vengo en son de paz. Ahora tengo un nuevo interés. —Apunta con la vista a Milk.
—Ten cuidado, ella no es ningún bombón. —Serena le advierte.
—Uff, si tú lo dices… A ver… ¿Qué otra, qué otra…? —Seiya busca con la vista una nueva presa.
Serena levanta una ceja, una risa se le sale. —Oh Dios ¡Qué descaro el tuyo! Jajaja.
—Tú me conoces bombón. —Seiya guiña un ojo, brinda con ella. —Qué bueno verte sonreír. —Se encoje de hombros, no sabe porqué fue así de sincero.
Lo ve en silencio unos momentos, ella también no dice más. Ve que le traen un jugo y lo paga Seiya.
—Siento mucho si causé problemas. —Seiya mira su vaso de ginebra. —Si quieres que hable con ése imbécil… Y asuma mis culpas. —Saca el pecho.
— ¿Por qué lo harías? —Serena siempre creyó que simplemente ella era un reto. No obstante ahora, lo ve mover los hombros sin darle respuesta verbal.
—Supongo que si ni tu sonrisa falsa puede cubrir lo que sientes, debes estar pasándola realmente mal. —Seiya en otro ataque de sinceridad.
—Vaya… —Serena mira su vaso con jugo, lo bebe completo. —Eres buen amigo cuando quieres.
— ¡Ay bombón! —Seiya presiona su pecho. — ¡Qué cruel eres! Jajaja. —Comparte unas risas, se relaja un poco. —"Sí, tal vez no quiero admitir que… Ella era más importante que mi propio ego"
— ¡Soberano hijo de puta! —Vegeta lo tira de un golpe en la cara.
— ¡Oh Dios mío! ¡VEGETA! —Serena grita, el alboroto se hace presente en segundos. Los dos están en el suelo golpeándose. — ¡Por favor sepárense! —Iba a intervenir, pero Tarble la toma de la cintura y la aleja.
Seguían entre rodillazos y ahorques. Raditz y Kakarotto los separan.
— ¡¿Es lo que querías?! ¡EH!—Vegeta ruge, se sacude del agarre.
—Jajaja ¿Qué te pasa Príncipe? —Lejos de apaciguar, Seiya pica a Vegeta. Escupe sangre de lado. — ¿Tienes miedo de ver como mañana pateo tu culo?
—Cómeme los huevos Kou. —Vegeta sisea, sigue forcejeando.
— ¡¿Pero qué mierda haces?! —Serena regaña a Vegeta.
— ¡Defiendo lo que es mío! —Vegeta golpea su pecho.
Serena no sabe qué hacer o decir, la situación es obvia, todos estaban filmando y sacaron fotos. Presiona sus puños, su trabajo se ha ido al caño. —Perdóname. —Murmura a Tarble, se va antes de caer en el llanto. —"No tiene sentido ¡Ya nada de esto tiene sentido!" —Frustrada sigue rápido hasta su habitación, las lágrimas y la tristeza a flor de piel. —"¡Yo lo sabía, lo sabía! ¡Esto iba a terminar mal! ¡Mal!" —Se siente igual de arrepentida que la primera noche. Saca su valija y empieza a meter sus cosas.
Tarble iba a su cuarto, pedía a Gure dejarlo a solas con su hermano. Se peina el cabello hacia atrás. — ¡Qué carajos Vegeta! ¡Dos segundos! ¡Dos malditos segundos te tomó destruir todo!
Vegeta todavía era inmovilizado por Raditz y Bardock. No responde nada, siente un poco de dolor por la patada que le pegó Kou cerca de las costillas.
—Suéltenlo. —Tarble ordena. —Déjennos solos. —Los dos hermanos dudan. —Por favor. —Levanta el tono, se retiran. —Siempre fui agradecido, me salvaste, NOS Salvaste. —Tarble se sienta frente a él.
Siente un atisbo de tono Paternal en Tarble, eso lo cabrea. —Un niñito universitario—
—Cierra la boca o dejo entrar a Nappa. —Señala a la puerta. —Le pedí, le rogué que todo lo iba a solucionar yo. —Lo ve sin salida, no obstante no es la intención de Tarble. —Mírate Vegeta, a ella también ¿Tan difícil es?—
— ¡¿Difícil?! ¡Ya le pedí perdón de mil formas! ¡Carajo Tarble! ¡No tienes puta idea!
— ¿No crees que ella pide más de ti? ¿Que tú confíes en ella también?
—Confío ciegamente en ella. —Vegeta no parpadea, seguro de lo que dice.
Tarble le afila la mirada. — ¿Sí? ¿Le has confiado todo? ¿Tu pasado? ¿El de Bulma? Tal vez ésas cosas que le escondes la hacen dudar de tu palabra… —Lo escucha rechistar y golpear el aire. —Vegeta, si ella te importa ¿No crees que vale la pena?
— ¿Qué cosa? Hmp. La gente no cambia. —Vegeta habla sin pensar, niega hacia abajo. Tampoco quiere dañar a Serena con todo eso.
—Cierto, pero sí he visto mucha gente mejorar. —Tarble se acerca a la puerta, pide a los hermanos que entren. —Llévenlo.
— ¿Qué? —Vegeta no entiende, pero entre Raditz y Nappa lo llevan a rastras. — ¡No hace falta malditos idiotas!
Tarble dobla en la esquina, ve a Serena con la valija. — ¿Serena qué haces?
Serena está con una chaqueta de algodón encima de su vestido de coctel, está cubierta de lágrimas. —Me voy Tarble. —Solloza. —Lo siento, solo traje problemas ¡Qué! ¡No bájame!
Tarble chasqueaba los dedos a Kakarotto y él levantaba a Serena. Los baja en la suite. — ¡Bien ahora los dos! ¡Adultos responsables van a enfrentar esto de una vez!
Vegeta se sacude cuando lo bajan junto a Serena. —Tarble, no tiene sentido. Hablar con ella es como hablar con una ¡Maldita pared de cemento! —Presiona sus dedos en la sien.
—Serena yo fui quien le dio la clave a Launch. —Tarble se lo cuenta de nuevo.
— ¿Ah sí? —Serena muy irónica y burlona. — ¿También la desnudaste, la metiste en su cama y en la ducha?—Chilla frustrada.
— Creo que es mejor dejarlos solos. —Nappa ordena y todos obedecen. Observa a Serena buscando salida y la detiene. Le quita su tarjeta de la suite. —Nadie sale de aquí hasta un veredicto final. Ya sea que se queden justos o terminen de quemar los barcos ¡Estoy harto! ¡Estoy tratando de mantener un Equipo! ¡Tratando de que nada se desmorone mañana! ¡Carajo van a obedecer ésta puta vez! —Azota la puerta, todos quedan fríos. Pocas veces han visto a Nappa cabreado. —Que sea lo que Dios quiera…
Serena y Vegeta quedaron con los pelos de punta. La primera en hacer un movimiento es Serena a su lado de la Suite.
— ¡Ah no! ¡Tú no te vas a ningún lado! —Vegeta la toma de la cintura.
— ¡Aléjate! —Serena lo empuja.
—Claro a mí me pides que me aleje pero a ésa basura de Kou, que te tocaba, con él sí te ríes. —Vegeta reclama. —Por primera vez me haces dudar con lo que pasó ésa noche.
—Si es bueno para ti, seguramente también para mí ¿No? Un clavo saca a otro clavo. —Serena altanera, pone sus manos en la cintura. —Podríamos decir que Seiya es mi "Llamada de emergencia".
— ¡Dios Mujer! ¡Me vas a volver loco! ¡Que fue solo un beso! ¡NADA MÁS!
— ¡No me digas mujer! ¡Jamás me lo vuelvas a decir! ¡Yo no soy una más de ellas!
—Y no lo eres ¡No lo eres! —Vegeta le grita a milímetros de su rostro. Quiere abrazarla, besarla, calmar el fuego que lo tortura.
—No entiendes Vegeta, no hay nada que me puedas decir o hacer para convencerme. —Serena se resiste a la cercanía de sus labios, presiona sus uñas casi rasguñándose sus brazos. —Tus malditas banderas rojas seguirán ahí y tarde o temprano—Unas risas histéricas la detienen.
— ¡Jajaja! —Vegeta siente que cae loco de ira. — ¡¿Mis banderas rojas?! ¡¿Y las tuyas?! —La ve con la mandíbula en el suelo. —Por Dios Serena, baja dos segundos de tu torre de marfil y toca el maldito césped de vez en cuando. Tú juzgas y señalas a todos los hombres, por los muertos en el closet ¿Y el tuyo? —Sabe que se arriesga a la bofetada de su vida.
—No lo hagas. —La voz de Serena se quiebra. —No metas a Darien en esto. —Jamás se imaginó que Vegeta intentaría dar un golpe bajo así.
— ¡Tu no metas a Darien en esto! —La señala, la ve confundida. — ¡Déjalo descansar en paz de una maldita vez! ¡¿Crees que él querría verte así?! ¡Llorando sus cenizas por siempre! ¡Viviendo en su cripta! —La cachetada deja todo en silencio, el rostro de Vegeta arde.
— ¡¿Qué mierda sabes tú de los muertos?! —Serena estalla, un volcán sube por su garganta y hace erupción. — ¡¿Qué sabes tú de haber perdido un ser amado?! —Observa a Vegeta recuperar la postura y frotarse la cara. — ¡Si ocultas lo de Bulma por algo será! ¡La usaste, la tiraste y no te importó! ¡Debe ser por eso que todos lo ocultan! ¡DEBISTE SER EL RESPONSABLE DE SU MUERTE! — Sale sin filtros ni piedad.
Vegeta queda frío, unos segundos le toma volver a sentir el tiempo correr. Se abalanza sobre ella, la sostiene de sus muñecas, la sienta en un mueble y se hace lugar entre sus piernas.
— ¡Suéltame maldito bastardo infeliz! ¡Vete con una de tus putas! ¡Jodido imbécil, malnacido! —Serena se remueve pero es inútil, queda sentada sobre un mueble cajonero. Lo siente respirar duro, entre todo éste fuego, sus pieles reaccionan. Sus aromas se mezclan y los enciende. — ¡Eres un cobarde hijo de puta!
—Me han dicho cosas peores. —Vegeta gruñe, superpone su pecho para mantenerla en su sitio. — ¡Ah!… —Ella lo muerde un poco del cuello, cerca de la oreja, en un intento de zafarse. Sin embargo ni eso enfría su erección.
—Suéltame… ¿No entiendes? te odio, te odio, mil veces te odio. —Serena se quiebra ya no tiene fuerzas. El aroma de Vegeta, su calor la ciega. Mira su boca, la línea de su masculina mandíbula, la punta de su nariz respirando contra la suya. Sus pezones pican y sus bragas se mojan. Hay deseo, puro y caliente.
—No quiero Serena. —Vegeta cierra los ojos, presiona fuerte su frente con la de ella. —No quiero que sea así, no quiero follarte para arreglar esto. Quiero que hablemos, por favor. Hablemos, te cuento todo, todo lo que pasó con Bulma ¡Maldita sea! —Afloja su torso, pero no el agarre que la mantiene en el lugar. —Y que sea lo que tú quieras. Pero no quiero tener sexo contigo, no así, no como ésa vez... Te lo ruego.
— ¿Co-Cómo sé que no vas a mentirme como hasta ahora? —Serena está escondida en su pecho, sus lágrimas de rabia queman sus mejillas.
Vegeta niega con la cabeza. —Puedes irte entonces. Prometo ya no buscarte. Si vas a dejarme, que no sea porque fui un cobarde.
…
¡Aaaaahh! ¡Se vieneeeee! Oh my gosh! Y la verdad os hará libres! Sí me quedó largo, pero espero sepan entender, necesitaba ése puñetazo bien dado del Vergeta. ¡Hasta el próximo viernes!
Saluditos (algo express)…
OhaioIzumiKun: Muchas gracias por tu rw!Pue sí hay carnita y la mejor que no. Jajaja Siempre zabroza nunca no zabroza. ReiDitz dulce para calmar los tonos amargos de éste cap, aaaah. Muchas gracias por tu rw y por seguir éste fic.
Nita-chan84: Hola mi cieeeelllaaaa, pues sí se te extrañó en éstos caps. Y sí unas lagrimillas por Broly, que aquí ya sabemos su pasado. Esperemos todo siga para mejor y ésa Mina ya haya recibido su buena cachetada de la vida por herir a nuestro precioso T_T Nappa llevando a Ami a nuevos puertos de la Madurez, y a todo mundo. Pobre hombre, así hasta yo me quedo calva. Ufff, Kakachi, BardLita y ReiDitz, ellos sí saben sacarle jugo a sus vacaciones. El SetSiete, dando cátedra también, Jejeje, algo me dice que se reencontrarán ¬¬ pero cómo será ése plot twist? Jejeje Veladora para que Santa nos traiga un SugarSaiyan, así todo divino estilo Nappa o Bardock. Lo de Vergeta y Serena ya escaló a temperatura solar. Esperemos que Serena pueda aceptar la verdad. Sí, maldita sea, gocé ése golpe a Seiya. Jajaja ¡Dios! Vegeta y Serena son la respuesta a ¿Qué pasa cuando dos cabezas duras se encuentran? Chispas de todos colores. Gracias por tus buenos deseos ¡Ya viene las fiestas! ¡Un beso grande! ¡Gracias por tu rw!
