Lala Lulu: Hola! Tarde de nuevo, pero nunca no-antojada. Jajajaja. Bueno mis cielas, a las tortillas pues, empezamos viendo dónde estaba Mina al momento del accidente, suave. Y después directito al desastre. Más de uno nos vamos a caer pa' tras. Así que preparen el vinito o la grapa del abuelo, y unos pañuelos, se viene fuerrrte.
¡Advertencia! Si ya has leído mi historia anterior sabrás que yo no escribo Lemon, sino Smut, mucho Smut. Smut es sabrosura primero, explicaciones después. Así que esto es para adultos ¡Porque soy una maldita pervertida!
No me pertenecen los personajes, son Creaciones de Akira Toriyama y Naoko Takeuchi. Hecho por un fan, para algún otro fan que ande dando vueltas por la Vía Láctea…
"Sé mi amor, hazme un refugio en ti, llena el vacío en mí
Me haces falta desde el día en que te vi
Conjúrate con mi pasión, átame fuerte a tu corazón
No me dejes nunca aunque me hunda
Abrázame, demuéstrame
Que eres real, que por bien o mal jamás te perderé
Oh-oh, abrázame
Afírmame que esta vez por fin llegó el amor
Llegué a creer que mi destino fue vivir así en soledad
Solo amando sin amar, sin saber
Que al mirar tus ojos de mar ya nunca más yo sería igual
Te propongo la eternidad, ámame siempre
Abrázame, demuéstrame
Que eres real, que por bien o mal jamás te perderé
Oh-oh, abrázame
Afírmame que esta vez por fin llegó
El amor que yo soñé que tanto esperé
Te necesito, abrázame…"Abrázame, Canción de Luis Miguel.
Capítulo 31
Mina se había levantado temprano, con cero ganas de saber de qué fue el revuelo de anoche. Sólo agradece a Dios que ninguna de sus amigas le escribió preocupada. —"Nunca me sentí con tantas ganas de desaparecer."— Sale de la habitación cuando todos se movilizan a las pistas. Se pone sus lentes, lo más grandes y antiestéticos que tiene, pero los necesita. No hay maquillaje que haga magia en su rostro hinchado como bolsa de box de tanto llorar. —Gracias. —Su voz sale como un ronquido, en tanto le habla al recepcionista que registra su salida.
—Mina, buenos días. —Kunzite se acerca. — ¿Vas a las pistas? Puedo acercarte… —Señala afuera, recién había llegado con su auto. Baja la vista para intentar verla a los ojos. — ¿Está todo bien?
Mina se cubre con el cabello como puede. —Oh sí. Una resaca, Jaja, ya me conoces. Ya me pedí un Uber, voy al aeropuerto.
Parpadea grande. —Ah, creí que estarías en la Carrera. —Mira su reloj. —De hecho ya deben estar por empezar. —Toma el control remoto y lo deja puesto en las pantallas del hall de entrada.
—Me surgió un problema del trabajo. —Mina limpia su nariz, teme haberse enfermado de tanto llorar.
—Eres una gran profesional Mina, en verdad me alegra. —Kunzite se acerca a ella. —Anoche no fui al coctel porque me tocaba la "Noche de cita", con mi esposa.
—Uh… —Mina presiona los labios, lo ve decidido a estar con ella y verla subir al coche. —"Tan mal me veo que provoco lástima."—Quiere patearse en el suelo.
—Sabes, yo hablo de todo con ella… Y… —Kunzite la ayuda con su maleta. —Y le dije que mucho del "lado romántico" de nuestra relación, es gracias a ti. —Baja la vista, camina despacio con ella. —Tengo mucho de qué darte las gracias Mina, y mucho por lo que pedirte perdón. —Su voz se entristece.
Mina toma aire, toca su corazón para que no se le salga del pecho. —K-Kunzite, n-no hace falta. No hay nada que perdonar, fue hace mucho, éramos jóvenes. Nunca fue nada serio. Jajaja—Mina trata de tapar todo con simpatía y sonrisas.
Kunzite la enfrenta. —No Mina. —Niega con la cabeza. —Sé que dices eso ahora, pero soy consciente que contigo no era así. Hay cosas que en la cama no se pueden fingir. Yo sabía que estás enamorada de mí, que estabas verdaderamente enamorada. Sabía que estabas esperando que cambiara. —Presiona duro el puño. —No quiero sonar cruel, pero me di cuenta de eso cuando conocí a mi Esposa. Sentí que no la merecía por el daño que te había hecho.
Mina lo ve afligido, eso la sorprende ¿Qué pasó con aquél frío y mujeriego hombre? Ahora lo observa convertido en éste valiente hombre, sacando el pecho, como si esperara un castigo de su parte. Suspira bajando la cabeza, acomoda sus lentes de sol. —Kunzite. —Muerde sus labios antes de hablar. —Sí admito que me rompiste el corazón e intenté odiarte, juro que sí.
—Mina, aunque me lo merezca, no creo que puedas odiar ni aunque te lo propusieras realmente. —Se acerca y le acomoda un mechón de cabello detrás de su oreja. —Perdóname Mina. —Se inclina arrepentido. —Espero con todo el corazón que encuentres el amor.
Mina hace un puchero, siente que va a llorar. —Ppfff. Bien dice que en la casa del herrero… —Limpia su mejilla con un pañuelo, ve el maquillaje embarrado. Más se quiebra al ver que no importa todas las capas de pintura que se ponga, su aspecto, su persona se derrumba.
Kunzite deja la maleta a un lado, la toma del hombro. —Ya Mina… —Le da un apretón fuerte.
—Quisiera ser como eras tú, que no me importe nada. Seguir adelante y—Puras incoherencias salen en medio de su dolor.
—Jamás Mina, jamás digas eso. —La aleja para verla a los ojos, frunce el ceño al notar que Mina está sufriendo por algo. —Sabes mucho del amor. —Mueve la cabeza a los lados, reprime una risa por lo que va a decir. —Sólo que a veces la Lujuria nos deja ciegos, es como dar vueltas y vueltas cuando eras niño. Pero todo es borroso y pierdes el centro. El día que alguien te pone un alto y te enfrenta a la verdad, ahí distinguirás a quienes son importantes. —Le limpia una lágrima que caía. —Confía en tus instintos, el miedo es normal. Pero nunca te escapes del amor, de quien te quiera de verdad.
Mina levanta la vista, lo ve a los ojos. —Tienes razón. —Saca el pecho, tiene ganas de ir a la carrera. Pero un par de gritos los hace saltar a los dos.
— ¡¿Qué sucede?! —Kunzite entra de nuevo con Mina.
Mina se cubre la boca, ven el desastre en la pista. Repiten las imágenes, Vegeta había chocado a propósito a Broly, lo dejó fuera de la pista, estrellado en los barriles de contención. Pero el coche de Vegeta derrapó hacia adelante, giró varias veces hasta chocar con la pared que da a las gradas. Los otros coches pasan de largo, por la carril que dejó liberado Vegeta. Van frenando para darle lugar al equipo de emergencias. —Dios mío… —Mina se quita los lentes. —Kunzite, llévame ahora mismo.
Serena se había quitado los auriculares apenas lo vio chocar a Broly a máxima velocidad, ya sabiendo las consecuencias desastrosas de hacer algo así. Después del grito, queda impotente, esperando que el choque se detenga.
El único que no se desprendió de los controles fue Nappa. Escuchaba la respiración de Vegeta, veía sus signos vitales que transmitían los sensores conectados a los Corredores. Presiona sus puños, espera en éstos segundos, que parecen mil años, que el caos se detenga. No se puede mover al ver su pulso quedar en cero y el pitido de paro cardíaco. El choque se detiene contra una pared, Nappa sale.
Serena sostiene todo su ser, después del grito. Sólo presionaba la mandíbula y trataba de no desfallecer. Se va caminando junto a Nappa, casi a los zancos, pero sin correr. —"Control Serena, control. Está bien, él va a estar bien…Dios, hazme fuerte, él va a estar bien…"—Alguien la toca en el hombro, pero ella sigue adelante.
— ¡Serena! —Rei trata de detenerla, observa como tiembla y no parpadea. — ¡Serena, tranquila! —Su ceño se frunce de tristeza, no puede creer que su amiga tenga que volver a ver algo así.
—Estoy bien. —Serena levanta el tono, con voz de mando. Saca el pecho y sigue junto con todo el equipo técnico. Ondean las banderas rojas... Ahora Lita, Ami y Rei la acompañan. Sienten los flashes de las cámaras y el bullicio.
Broly sale del coche, ahogado, todavía no puede sacarse el lazo del equipo HANS. Agitado se queja.
Raditz llega junto a él. — ¡Broly!
— ¡NO! ¡NO ME TOQUES! — Broly entiende que lo quiera ayudar, pero todo es un desastre dentro de él, no cree poder soportarlo.
—Broly, deja que te ayude. —Raditz sigue con la voz en alto, pero con calma, pone las manos en rendición.
Ve que también se acercan paramédicos hasta él. — ¡NO ME TOQUEN! ¡NO NECESITO AYUDA! —No puede sacarse el casco, siente que va a morir ahogado. Cuando logra quitarlo, trata de tomar aire, pero parece imposible, es como si sus pulmones tuvieran cemento sólido. Su vista borrosa ve el auto de Vegeta hecho añicos, sus lágrimas caen ¿Qué mierda hizo?
Raditz trata de ver cómo hacer para que los paramédicos lo revisen, pero Broly parece un animal salvaje. En un instante lo ven caer sin más.
—Auch… —Bardock se queja después de noquear a Broly por la espalda. —Casi me rompe los dedos. —Su gesto es serio, le asiente a los paramédicos para proceder.
Se acercan lo más que pueden, Serena se apoya en Nappa. Ven al Equipo de emergencias sacar a Vegeta del auto destruido. Su cuerpo sale flácido. Serena se cubre la boca, sabe que les cubren la vista por el pudor y para poder asistir a Vegeta como corresponde. Le quitan el casco, abren su traje para dejarle el pecho desnudo. Y un sonido familiar la hace temblar… El zumbido de carga del desfibrilador. Cubre sus oídos, sus lágrimas caen, no puede parpadear. Escucha el golpe del choque eléctrico.
Nappa sostiene a Serena de los hombros, pasa un brazo. No puede quitar la vista, necesita verlo reaccionar, que alguien le diga que no está pasando lo que está pasando. —Vamos Vegeta, vamos… —Presiona un poco el abrazo, para contener los sollozos de Serena, ella tampoco quiere quitar la vista. Cada carga, y cada descarga, los deja pendientes de un hilo.
Vegeta estaba a oscuras, el impacto contra la pared apagó todas las luces y simples imágenes pasan por sus ojos. Está a la deriva y no puede aferrarse a nada.
Olor a cigarro, tatuajes, una mano fría…
Unos soldaditos de plástico…
Una muñeca, una muñeca rota…
Un soldado de verdad encontrándolo en la basura…
Bulma…
Una risita falsa, unos ojos azules, cabello rubio y un vestido negro… ¿Serena? Serena… Qué bello nombre. Se-Re-Na… Ve-Ge-Ta. Parece chistoso… Un aleteo se acerca, es hasta molesto, se hace monumental y ensordecedor. En cada movimiento junta el aire, lo tira y lo golpea, justo en el pecho.
Un baile, aroma a flores, un beso de cerezas, el arrebato…Una noche y el amanecer, amanecer sobre su pecho. Aferrado a su pecho…—"Serena… Mi Serena… Te quiero."
— ¡Rápido hay que subirlo a la ambulancia! —El Paramédico da señal de que hay pulso, débil, pero hay.
Nappa al fin mueve la vista, se da cuenta que Ami estaba a su lado, aferrada también con una mano. Suelta a Serena. — ¿Estás bien?
Serena respira unos segundos, asiente. No puede dejar de presionar la mandíbula. Sus huesos truenan, el pecho le duele. Limpia sus lágrimas y sigue adelante para acompañar las ambulancias en sus coches. Respira profundo, pero es inútil, no siente que entre oxígeno a sus células.
— ¡Serena! —Mina aparece, la ve rodeada por Ami, Lita y Rei. — ¿Estás bien? Estaba por irme… —Abraza a su amiga, la siente rígida.
Serena tiene dificultades para que no le tiemble la voz. —Yo estoy bien, no fui yo la del accidente. —Les dice frunciendo el ceño para que no se preocupen. Mira a Mina con atención, está con ojeras y los ojos como tomates. La toma del brazo. —Vamos Mina, Broly seguro te necesita. —Se sube a la Van, y en caravana siguen las dos ambulancias.
Nappa y Serena no se despegan, se sientan, los hacen quedar en la sala de espera común. Ven a Tarble dar vueltas en círculos de un lado al otro, como si él canalizara todo lo que ellos tratan de contener.
Tarble no lo concibe, su hermano mayor, el tipo más duro y testarudo que haya conocido jamás en esta situación. Lo ha visto salir de todo tipo de situaciones, siempre fortalecido. Se siente como cuando era niño, y veía a su hermano mayor como un héroe. Se siente desesperado, alguien lo toca y lo hace saltar.
—Tarble, siéntate. —Gure trata de ponerlo sobre el camino de una vez. — ¿Quieres un café o algo de beber?
Tarble se sienta de golpe ¿Qué le pasa? Es él quien debe ser un apoyo para Gure en ésta situación. Recuerda cuando Vegeta le gritaba que no era un hombre, sino un maldito llorón. Se frota el rostro, sube con sus dedos hasta tirar sus mechones negros. —No ¿Quieres algo de tomar tú? ¿Te sientes bien de verdad? —Sus ojos se desorbitan, se frota las manos sin cesar.
Gure le niega, no dice nada más. Lo toma de las manos y apoya su cabeza en su hombro.
Serena mira a Nappa, entre las respiraciones y murmuraciones de maldiciones. Observa como mira sus manos, las abre y las cierra. Serena le toca un poco el hombro, Ami se fue a acompañar a Mina.
—…En éstas manos bien recuerdo… —Nappa murmura. —Así como lo ves ahora, era tan pequeño. En una mano entraba completo. —Exhala, sigue en voz baja, como si se confesara con Serena. —Recuerdo que había llegado de una Campaña con el Ejército, tenía mi uniforme puesto, yo hasta tenía cabello. —Dice como un chiste, Serena sonríe un poco con él. — El barrio donde yo vivía tenía sus lugares oscuros, pero era un barrio de familia. Mi vecino a la vuelta era Bardock, él recién había enviudado, yo hacía tres años. Llegué de madrugada, el contenedor de basura de la acera tenía unas bolsas rotas. Pensé que unos perros o algo así habían hecho de las suyas. Imagínate cuando me acerqué, sentí alguien removerse entre las bolsas rotas. Un niño pequeño, tan delgado que parecía que lo iba a partir de lo frágil. —Su voz se empieza a quebrar. —Estaba con la ropa hecha harapos, frío, lleno de cicatrices y golpes. Lo levanté y cuando se dio vuelta, me miró a los ojos con tanta felicidad y emoción. En sus manos tenía unos soldaditos, los presionaba con todas sus fuerzas. Y sin decirme nada, sin siquiera conocerme, ése niño parecía haber encontrado la salvación en mí.
Serena pone sus manos encima de las suyas, escuchar esto le parte el corazón. —Y así fue Nappa, así es. Sé que quizás él no te lo diga, pero—
—Lo sé, él es muy a su manera. —Nappa sacude un poco la cabeza. —Es el tipo más fuerte, orgulloso y cabeza dura que conozco. Se ha metido en tantos líos por eso. —Mira a Serena. —No sé si te lo dijo, no sé si arreglaron bien las cosas, pero déjame decirte que Vegeta te quiere. Serena, él te quiere de verdad y te quiere tanto que fue la primera vez que lo vi luchar contra su orgullo y esforzarse realmente por abrirse a alguien, por querer estar más con alguien.
Serena asiente, presiona los labios mientras las lágrimas caen por sus mejillas. —Sí lo ha hecho. —Presiona sus manos unidas. Imágenes del encuentro accidentado, Vegeta con su traje negro, su sonrisa presumida al bajarse un whisky, un pequeño baile, pequeños contactos. Sus ojos furtivos y un beso que le quita el aire y la razón. —En más de una forma, él lo ha hecho. —Los primeros tira y afloja, agresiones verbales. Citas inesperadas, paseos por la playa, en un convertible, en su motocicleta y a pie. —Él va a estar bien. —Se lo dice muy seria. Ya ha pasado por todo esto con Darien, no quiere, se niega a que el resultado sea fatal nuevamente.
—Sí. —Nappa mira hacia adelante, está Tarble. Frunce el ceño, decidido. Cuántas veces lo vio en peligro cuando estuvo en el ejército; miles. —Él es fuerte.
Tres Doctores entran a la sala de espera. —Buenas tardes. —Con voz tranquilizadora, uno de los Doctores habla. Tiene el ceño fruncido y una tableta en su mano. —Por favor, necesito hablar a los familiares cercanos en la pequeña sala de espera.
Tarble ajusta su saco, camina hasta los médicos. Muy determinado, antes de que llegue Nappa. —Buenas tardes Doctores. Soy Tarble Príncipe, su hermano menor. Él es Nappa Príncipe, es nuestro padre adoptivo. —Su tono es amenazante, como su actitud, tanto que su esposa le presiona el brazo para que se calme. —Y los que estamos aquí, somos todos su familia.
—Tarble… —Gure lo tironea, los doctores no tienen la culpa.
Nappa saca el pecho, muy imponente se acerca. Aprieta el hombro de Tarble. —Sepan disculpar, estamos muy alterados, como verán. No sólo por Vegeta, también por Broly. —Pone una mano en su pecho. —Les pido que hagan una excepción. —Los ve negando y de nuevo señalando a un lado. Nappa puede notar que las noticias no son nada buenas. —Iremos a la pequeña sala, pero no espere que solo entremos nosotros dos.
Serena estruja la gorra en su pecho, casi siente que lastima la piel de su palma. —"No sé dios mío, no sé qué me pasará si…"—Ni siquiera en su mente puede decirlo. —"No Vegeta, me niego completamente, eres un maldito arrogante, no es momento de que te rindas ahora."
Pasan a la sala. —De acuerdo. El Paciente Broly Densetsu, ha sido ingresado con un ataque de pánico y aparente desmayo. —Dice el doctor en un solo respiro, quiere darles una buena noticia primero. —Le dimos un tranquilizante, le hicimos una tomografía y un escaneo completo. Está sin ni un rasguño, al menos el físico. Tenemos a nuestro equipo de psiquiatras clínicos listos para atenderlo.
La Doctora suspira mirando hacia abajo, toma su Tablet. —Con respecto al estado del Señor Príncipe… La tomografía no mostró ningún vaso sanguíneo roto en el cráneo ni hemorragia interna. Su Equipo HANS funcionó perfectamente, protegiendo los huesos de la columna y el cuello. Como saben, los accidentes de éste tipo, a tan alta velocidad, su cuerpo se frena, pero sus órganos todavía asimilan la desaceleración. Al absorber la inercia en el cerebro, sus arterias se han inflamado al límite. Su cerebro está haciendo presión contra la caja craneal, si al pasar las horas no detenemos la inflamación, tendremos que intervenir quirúrgicamente. —Termina con desánimo.
Nappa se adelanta a decir la pregunta que nadie se anima. — ¿Va a salir? ¿Va a estar bien?
La Doctora mete sus manos en los bolsillos y saca el pecho. —No les voy a mentir. Luego de que lo reanimaron en la pista, su corazón se detuvo una vez en la ambulancia y otra mientras lo atendíamos aquí. Creíamos que su aorta se había arrancado por la fuerza del impacto, pero está al límite de inflamación. Eso hace que intervenirlo quirúrgicamente sea demasiado riesgoso.
Raditz presiona su pecho, sabe el dolor por el que está pasando Vegeta. Kakarotto está junto a él, apoyado contra la pared, todavía procesa lo que pasó. Jamás se le ocurrió que Vegeta iba a estrellarse contra Broly para sacarlo de la pista.
—"Porque si Broly seguía manejando así, en ésa velocidad quien sabe qué más pasaría…" —Kakarotto reflexiona, cierra los ojos, tratando de ver si había algo que él podría haber hecho. Presiona su puño, golpea sin hacer ruido la pared.
Serena siente que es a ella a quien se le detiene el corazón ahora, se mantiene fuerte, aunque su vista esté nublada de lágrimas. Nappa también siente el corazón en la garganta, latiendo como si fuera a quedar sordo. Tratan de seguir escuchando.
—…Nuestra mayor preocupación es ver la desinflamación de sus arterias. —La Doctora sigue. — En especial que ninguna estalle y se produzca un hematoma en su pecho o su cerebro. Si logramos mantener su ritmo cardíaco y su presión arterial por 24 horas, podemos decir que es poco probable que necesite la cirugía. —Toma aire. —Es todo lo que podemos decirles, tenemos que monitorearlo conforme pasen las horas.
Serena da un paso adelante. — ¿Está consciente? ¿Podemos verlo?—Sale como un quejido quebrado.
Uno de los Doctores le niega y mira su teléfono. —No todavía, tenemos que obtener de inmediato la mayor cantidad de información y su estado minuto a minuto. Nos comunicaremos para darles una actualización completa sobre su situación.
Serena toma aire, de a ratos parece que se le olvida respirar. —Entiendo. —Asiente y baja la cabeza.
—… Es un hombre saludable, con un estado físico óptimo. —Uno de los doctores les asegura. —Tiene raspones y lesiones menores, sólo necesita superar esto. —Dan por terminada la charla.
Nappa se va con Bardock, Raditz y Kakarotto. —Vayan a ver a Broly, que si se despierta no se altere. —Se voltea a Tarble y a Dieciocho. — ¿Los teléfonos empezaron a sonar?
—Los apagamos de camino aquí. —Dieciocho ya prevenida.
—Tarble, ve a tomar aire, siéntate y toma un café o una soda. —Nappa lo toma del hombro y casi es una orden. Nappa reconoce que su trabajo es intentar ser la base de todo, disminuir el caos.
—Nappa, no estás sólo. Yo también voy a ayudarlos. —Bardock parpadea, lo ve pálido. Se preocupa un poco, sólo recuerda haberlo visto así una vez en su vida. —Somos un Equipo todavía.
Nappa trata de tragar saliva y se siente ahogar, se voltea a Serena. La toca en el hombro, para que levante la cabeza y lo vea a los ojos. — ¿Vas a estar bien?
Serena presiona, sus manos en el pecho. —Sí Nappa, por favor no te preocupes, también soy fuerte. —Saca el pecho, no quiere ser una carga.
Nappa ve a todos dispuestos, todos asienten aun con el rostro serio y preocupado. Sale primero de la sala, una oleada de aire lo azota. Parece que sin saberlo no podía respirar, cada paso parece más pesado que el otro. Algo anda mal… Encuentra la puerta de un pequeño patio interior.
— ¿Nappa? —Ami se acerca, lo ve tambaleando. Le toca el brazo.
Nappa toma la perilla de la puerta. Siente el suelo inclinado, la imagen de Ami parece un cuadro borroso. —Ami… —Habla y siente el aire pesado.
Ami pone las manos adelante, los ojos de Nappa se tornan blancos y cae frente a ella. — ¡Nappa! ¡Nappa! —Revisa de inmediato sus signos vitales, toma su cabeza y lo recuesta en su regazo. — ¡Ayuda! —Ami le limpia una lágrima que caía por su mejilla.
—Sé…Fuerte… —Nappa murmura, el aire se corta, su mundo se tiñe de azul brillante y luego oscuro.
Hace casi 29 años que Nappa no experimentaba algo igual. El tiempo había pasado sin piedad, ése niño que se encontró en la basura ya era un hombre. Sin embargo, ahora no puede dejar de sentirse como aquella vez que su Doctor de confianza, el Dr. Roshi lo ayudó a asistir a Vegeta.
— ¿Y? —Un joven Comandante se pone de pie en la sala de espera. Nappa se quedó esperando alguna respuesta.
El Dr. Roshi limpia sus lentes y lo invita afuera, en un patio donde suele fumar y sentarse. —El niño está dormido ahora. —Trata de mantener su tono calmado. — Está deshidratado, desnutrido y ni hablar de los golpes. Tanto frescos como viejos. Mandamos a las autoridades donde indicó y…Parece que sus padres eran parte de una organización Yakuza, que no solo traficaba drogas, también niños.
Nappa peina su cabello corto hacia atrás, mira al cielo. —Ay Santa Mierda.
—Tiene un hermano menor, de unos tres años. Y el niño tendrá unos 7 u ocho años. —Roshi sigue. —Es lo que calculamos, porque no están registrados sus nacimientos en ningún lado. Ahora sus padres están bajo investigación, con prisión preventiva. Junto a sus cómplices.
Nappa siente mucho desprecio, si se llega a ver a cualquiera de ésos tipos ahora está seguro que los mata con sus propias manos. — Te juro que parecía más pequeño, de unos tres o cuatro… ¿Su hermanito también está golpeado?
Roshi niega. —No, pero sí está con bajo peso y deshidratado. Esto tal vez afecte el crecimiento de los dos. —Da una pitada grande de su pipa. —Eran varios niños los que estaban ahí, hay uno muy grave, con afecciones psicológicas muy severas, no quiere que nadie lo toque. Ése niño estaba hace tiempo con el Jefe Yakuza.
Nappa sigue escuchando, siente que Roshi quiere llegar a algún lado. —Mierda. —Se frota la vista, no sabe qué más decir. Ha estado en el Ejército, ha visto cosas horribles, pero que esto sea a sólo unas calles de su casa le revuelve las entrañas. — ¿Puedo ver al niño que traje? Aunque sea para decirle que todo va a estar bien ahora. —Rechista y golpea a un lado el aire. —Yo que sé…
—No… —Roshi vuelve a tomar una pitada más grande de su pipa, presiona un puño en su espalda. —El niño está siendo intervenido de urgencia. Tenía una hemorragia interna él… Verás… —Concluye que no hay buena manera de decir algo así. —Él no sólo fue abusado sexualmente por éste Jefe Yakuza, al parecer lo habían empalado.
Si Nappa tuviera algo en el estómago lo vomitaría. Entre la rabia y la frustración tira la cabeza hacia adelante, mira sus botas. — ¡Mierda! ¡Mierda y Maldita sea! —Se levanta de golpe, ahora entiende porqué lo sacó, no hay aire suficiente para todas las maldiciones que quiere tirar al cielo. Sus ojos lagrimean de rabia pura. — ¿Cómo? ¿Quién mierda le hace eso a un niño? ¡Eh! —No sabe si le pregunta a Dios o a Roshi.
Roshi suspira a un lado, pone una mano en el hombro de Nappa. —Existe gente muy cruel, que cree tener el derecho de quitarle el alma a un niño. Llenan de oscuridad su interior, tratan de hacerlos trizas. —Presiona su hombro. —Lo salvaste Nappa, el niño buscó la luz. Es algo raro del espíritu humano, no importa lo cruel que sea el mundo, siempre buscamos la luz.
Con ésas palabras y sin dormir, Nappa se va a su casa. Ya es media mañana y se va directo a la casa de Bardock. Apenas en la acera, ya escucha las risas de los niños. Toca la puerta.
— ¡Hey! ¿Llegaste tarde? —Bardock abría la puerta, lo invita a pasar. Lo ve pálido como un fantasma.
— ¡Hola! ¡Tío Nappa, Tío Nappa!—Raditz se acerca al trote, por detrás Kakarotto trata de alcanzarlo.
—Ya, no me digas tío. —Nappa habla bajo, revuelve el cabello de Raditz.
—Mira lo que le enseñé a hacer a mi hermano. —Raditz se va cerca de la pared, apoya las manos en el suelo y queda de cabeza. Su hermanito lo sigue, imita la acrobacia.
Bardock observa muy distinto a Nappa. —Ya niños, vayan a la sala. Nappa está cansado.
Nappa se da cuenta que el niño tendría más o menos la edad de Raditz. Hay risas, dibujos de crayón en la sala, juguetes…Hay luz. —Ah…—Nappa dice involuntariamente y se desploma en el suelo.
— ¡Nappa! —Bardock grita y lo ayuda. Jamás lo vio desmayarse así. Y por suerte fue solo un desmayo. Bardock escuchaba lo que le había pasado. Fueron unas horas terribles para Nappa. Le pasa un café bien fuerte y un sándwich. —Come algo te va a hacer bien.
—Haaa, sí. Desde que bajé del avión no he tomado ni agua. —Nappa comenta con los hombros abajo, sentado en la barra. De inmediato le dejan una jarra de agua y un vaso.
—Es terrible lo que me cuentas. —Bardock se apoya de brazos en la barra, mira a un lado a sus hijos mirando dibujos animados. —No sé qué haría si fueran mis hijos. Es que es inconcebible ¡Eran sus propios hijos! —Da un grito, lo reprime para que ni Raditz ni Kakarotto les llame la atención. — ¿Qué vas a hacer ahora?
—Primero dormir. —Nappa se sirve un vaso de agua detrás del otro. —Después iré a ver que esté bien, y ya.
Bardock levanta las cejas. — ¿Y ya? ¿Eso es todo?
—No puedo hacer más Bardock, por favor. Hice todo lo posible. —Nappa siente los ojos ardiendo, se frota todo el rostro. Sigue comiendo en silencio.
Cuando vuelve al hospital, el niño ya se recuperaba de la cirugía y podía comer sólidos. Va a verlo en su habitación, tiene un ventanal grande y observa lo entretenido que está mirando la luz del sol fulminante y los árboles. Sentado y todavía conectado a una intravenosa en su brazo.
—Buenas… —Nappa entra, se sienta a un lado de su camilla. — ¿Cómo has estado? —El niño baja la cabeza como si lo regañaran. —Me dijeron que no quieres comer, y que te pusiste agresivo con un par de Doctores. Vine porque querías verme.
En su mano apretaba los soldaditos. —Ésa gente, hay un señor con olor a cigarro y otra con un tatuaje. —Habla con la voz ronca. Presiona su juguete y se los muestra. —Me los habían quitado, ésa gente es mala. Los Soldados son buenos.
—Hmmm… —Nappa mira los soldaditos, dibuja una pequeña sonrisa. —Mi nombre es Nappa Príncipe ¿Y tú?
El Niño frunce el ceño, tuerce la cabeza sin entender. —No sé, me llamaban por otras cosas, como niño o mocoso ¿Es cierto que mi hermano está bien?
—Sí ¿Lo quieres ver? —Lo ve asentir muy vehemente pero serio, tanto que su ceño está fruncido. —Bueno, vas a tener que ponerte bien tú también. Tienes que empezar a comer.
Presiona su puño. —No sé si la comida tiene medicinas, las medicinas son feas. —El niño casi hace un puchero.
—Ja, buen punto. Dame un minuto, ahí vengo. —Nappa se levanta, se va hasta el comedor de los Doctores, compra una sopa de vegetales y un sándwich, también limonada. Abre todo, recién calentado. La nariz respingada del niño se activa en automático. —Permíteme… Ohm, mi favorito. —Prueba la sopa, le da el plato. Sin que se dé cuenta, el niño ya se había comido casi todo. —Jaja, es mejor a que te alimenten con una sonda eh. Come muchos vegetales y te harás grandote. —Nappa dice la vieja frase que su abuela le repetía.
—Sí, vegetales, voy a comer muchos y a ser tan grande como tú. —Sonríe cuadrado, agarra un vegetal de su plato se lo muestra y lo come. Hace gestos porque es un poco amargo.
Nappa se ríe un poco, ésa verdura parecía tener la forma de la cabellera del niño. —También carne, frutas y hacer lo que te diga el Doctor ¿Entendido niño Vegetal? —La pasa el sándwich de cerdo, el niño también bebe la limonada, está tan fascinado como si nunca lo hubiese probado. —La próxima veo para traer limonada casera, te gustará mucho más. —Lo escucha rumiando mientras come. —Ahora quiero escuchar claramente ¿Vas a dejar que te atiendan los Doctores?
Vegeta tiembla un poco, traga el bocado grande. Su abdomen todavía duele. —S-Sí. —Saca el pecho.
—Excelente, más pronto de lo que imaginas podrás ver a tu hermano entonces. —Nappa saca algo de su bolsillo. Es una pequeña bolsa de cartón. —Mira, más soldaditos y un pequeño tanque. —El niño no le dice gracias, pero ésos ojos negro brillan. Le parece extraño que pueda sonreír y mantener ése ceño tan serio. Después de todo lo que le pasó, le parece increíble. —No solo salvaste a tu hermano ¿Lo sabes? —Observa que esconde la mirada en ése flequillo que le cae. —Aguantaste mucho, sólo te pido un poco más de paciencia. Por un tiempo más… Sé fuerte.
— ¡Sí! —El niño presiona los juguetes, con una sonrisa y los ojos cerrados le afirma.
Nunca se imaginó, que su decisión no era suya desde un principio. Porque al encontrar a ése niño fue imperativo para él. De inmediato llamó a Bardock.
—Hola Nappa ¿El niño y su hermano siguen bien? —Bardock habla al teléfono.
—Sss-Sí. —Nappa alarga la consonante, se frota los ojos, casi hundiéndolos.
— ¿Qué pasa? —Bardock lo escucha con un tono algo preocupante.
—No puedo dejarlos Bardock. De verdad que no puedo dejarlos. —Nappa se apoya contra la pared. —Voy a preguntar a los agentes y autoridades cómo hacer para adoptarlos.
—Pero eres soltero… —Bardock agrega.
—Sí, no va a ser fácil. Pero tengo que ver las posibilidades.
Lo escucha determinado. Mira por la ventana a sus hijos jugando en el patio delantero. —Sí Nappa, cuenta conmigo para lo que necesites. —Bardock lo apoya.
Pasó el tiempo, ésos niños se volvieron parte de su vida. Los vio convertirse en hombres de bien. Ya no hubieron momentos tensos como ése, sí malos momentos. Hasta hoy… Ver a Vegeta en el suelo, inerte y no poder levantarlo o ayudarlo como la primera vez lo hizo colapsar.
Se despierta al sentir un paño frío en la cabeza. Mira alrededor, es una camilla de emergencias cubierta por unas cortinas. —Ami…
—Nappa. —Ami se acerca más, pone una mano encima de la suya. —Te desmayaste ¿Te sientes bien?
—Haaa… Sí, un poco mareado. —Nappa trata de sentarse pero se tambalea.
—Recuéstate, tu presión arterial se desplomó de golpe. —Ami toma el tensiómetro de nuevo.
—Estaba soñando, en verdad recordaba. —Observa con atención a Ami en modo Doctora, como si no era posible para él estar más fascinado por ella. —Cuando encontré a Vegeta en la basura y lo ayudé. Quisiera hacer algo más que simplemente esperar. Quería ir a la pista y levantarlo en brazos como si eso ayudara en algo.
Ami mira las pulsaciones y la presión sanguínea de Nappa, está todo normal. —Nos pasa a todos…—Ami recuesta su cabeza en la mano de Nappa. — ¿Si te digo que todo va a estar bien sonaría estúpido?
Nappa acaricia su mejilla con la otra mano, la acerca y le da un beso. —Sólo dime que te quedarás a mi lado sin importar los resultados.
— ¡Claro que sí! —Ami de un saltito se arroja a sus brazos, se abraza a él. Estira tanto sus brazos, en el afán de abrazarlo completo. Lo mira a los ojos y se unen en un beso.
En una sala, a Mina la dejaban a solas con Broly. Insistió y las demás convencieron a los Doctores que ella era su prometida.
Broly siente pesadez, su dolor de cabeza empieza a revivir mientras trata de abrir los ojos. Trata de mover los brazos, todo es borroso.
—Broly… Broly. —Mina habla bajito, se acerca, lo ve bastante desorientado. Despacio lo toca, Broly queda tieso de pronto, se aleja. —Lo siento. —Da un paso atrás. —Cálmate, convencí a los enfermeros que no te inmovilicen, que ibas a estar bien. Te dieron un calmante…
Escucha la voz suave y algo ronca de Mina, sus ojos se llenan de lágrimas. En verdad que odia las medicinas. Vuelve a acostarse. — ¿Y Vegeta? ¿Está bien?
—Lo están atendiendo. Sólo vi que lo ingresaron a emergencias. —Mina se quita los lentes negros, se limpia las lágrimas que le caen. —Te quería… Te quería pedir perdón. —Resuena su nariz. —Sí, lo sé. Es muy cobarde de mi parte hacerlo así, en ésta situación. Quizás siempre fui una cobarde y…Una mala mujer. —Se cubre la boca para no hacer ruido, sus lágrimas mojan su mano. —Vine a ayudarte y me voy. —Su voz tiembla, quebrada por la tristeza.
Broly presiona los labios, no se siente listo para verla todavía. —No necesito mucho, tan solo descansar. —Se voltea, se aferra un poco a la almohada.
—Tengo que avisar que estás despierto al Doctor ¿Prefieres que espere un rato más?
—Haaa… Está bien, avisa. —Broly toma aire y trata de relajarse.
El Doctor entra con un par de enfermeros, Broly sabe que lo hace por si se sale de control. Pero lo que le sucedió, fue simple y puro pánico paralizante.
—Tendremos que ver por terapia y complementar con algo de medicación—El Doctor da un salto al ver que el Paciente levanta la mano.
Broly pide permiso de hablar, se frota la sien. —No me gustan los medicamentos, hacen que me sienta mareado. Además no quiero afectar las pruebas de antidoping.
—Esta medicación es muy suave. —El Doctor insiste.
—Broly, es sólo hasta que te mejores. —Mina trata de convencerlo.
—Grrr…—Broly baja los hombros, niega con la cabeza.
— ¿Y si la toma únicamente cuando se sienta mal? —Mina negocia con el Doctor.
El Doctor mueve la cabeza de un lado al otro. —Puede ser. —Responde entre dientes.
—Prometo que si se siente mal de nuevo, las va a tomar. —Mina dice, y dibuja una sonrisa para persuadir al médico.
—Hmmm… Está bien. Prométame que le hará caso a su prometida. —El Doctor dice casi con una risita. Es intimidante, pero no parece agresivo ahora.
Mina baja la vista, se avergüenza bastante. Los dejan a solas. —Ajem, perdón por eso. Sino no me dejaban quedarme. —Lo ve asentir pero sin verla a la cara, el silencio es horrible e incómodo. —Voy a avisarle a Bardock o a alguien del Equipo que te vea. —Camina a la puerta, antes de irse, toma su último trago de valor. —En verdad te pido perdón. —Mina se tira al suelo, hace una dogeza. —Lo lamento Broly. No tengo excusas, te hice mal, mucho mal.
Broly la mira de lado, sí, es cierto. —Acepto tus disculpas. Y… De todas formas, yo no puedo obligar a nadie a quererme. Está bien.
— ¡Pero yo sí te quiero!—Mina levanta la cabeza, lo mira a los ojos. Cierra la vista de inmediato.
Broly presiona las manos. —No tienes que mentirme. —Dice con tono severo.
—No es mentira. —Mina se levanta, pone una mano en su pecho. —Sé que tienes todo el derecho a no creerme y a no querer verme de nuevo. Pero es lo que siento, y lo voy a sentir así ya no te vea. —Broly solo le tira la ley de hielo. —Deseo que te recuperes y que de verdad encuentres a alguien mejor que yo. Menos sucia, ja-ja. —Dice casi como un chiste así misma.
Levanta una ceja al verla abrir la puerta. —Recordé a Freezer… —Broly confiesa. —Así se llamaba el Jefe Yakuza que me hizo lo que me hizo. —La ve detenerse y volver a cerrar la puerta. —Siempre me decía que…Que nunca nadie me iba a amar, que sólo él podía hacerlo. —Esconde su vista.
Mina se toca el lado del corazón, para sostenerse, para ser un soporte para Broly. —No importa lo que un maldito asqueroso te haya dicho o hecho. —Da un par de pasos y están frente a frente, Broly sigue sentado en la camilla. —Tienes un buen corazón, de eso estoy segura.
—Mina… —Broly presiona los dientes. Es la primera vez que siente ésta necesidad. — ¿Me darías un abrazo? —Su voz se parte como el cristal y sus sollozos lo agitan.
Mina no lo piensa dos veces, lo envuelve. Levanta los ojos al cielo, presiona sus brazos para que deje de temblar. Siente que daría lo que fuera por haberlo conocido de niño y haberlo ayudado. En estos momentos, Mina siente que Broly le muestra eso, ése niño con el corazón roto.
Rei está con Serena, tratando de convencerla para descansar. —Serena, no puedes quedarte en la sala de espera. Esto es un hospital. —Le toca el rostro pálido y lleno de ojeras. — ¿No has dormido verdad?
Serena se frota el puente de su nariz. —Rei… Llego a irme y algo pasa…
—El Doctor dijo que se comunicaría con nosotros. —Milk le frota el brazo. —Estoy segura de que va a estar bien. Es fuerte, créeme.
—Yo también soy fuerte. —Serena se endereza de nuevo, no quiere flaquear.
—Creo que alguien debe ir a su cuarto en el resort y empacar sus cosas. —Dieciocho intenta mediar. —En caso de que tengamos que hacer un vuelo sanitario a Japón. De paso descansas, aquí más que esperar no hay otra cosa.
Serena mira alrededor y es cierto. Hay gente que va y viene, médicos y pacientes. No pueden estar estorbando en ése espacio. Le duele un poco el cuerpo por el cansancio. Se abraza a sí misma, clava sus uñas en el brazo, sus instintos se niegan a sus razones. Niega con la cabeza, ahoga un sollozo.
—Hola chicas. —Mina aparece por el pasillo, se aferra a los hombros de Serena. —Bardock, Kakarotto y Diecisiete están viendo a Broly. —Toma un pañuelo y limpia el rostro de su amiga, pasa su pulgar por su mejilla. — ¿Has comido o bebido algo? —Su amiga le niega. —Ay querida, deberías pensar en no preocupar a Vegeta cuando despierte ¿No prefieres que te vea lo mejor posible así animarlo?
—Aquí… Una soda bien fría. —Lita se acerca y le abre la lata.
Serena bebe, siente que su garganta tenía arena, pero arena ardiente. —Haaa. Bueno, tengo que ir a juntar las cosas del cuarto por si acaso.
Lita sonríe, sabía que o Rei o Mina podrían convencerla. Caminan hasta la salida, todo parece tranquilo y normal, hasta que cruzan la puerta doble a la acera. Una tropilla de reporteros y flashes casi las hace caer hacia atrás.
— ¡¿El Señor Príncipe y el Sr Densetsu se encuentran bien?!
— ¡¿Es cierto que el Corredor Príncipe está en coma?!
— ¡¿Es verdad que el Sr Príncipe fue capaz de matarse para vengarse del Sr Densetsu y sacarlo de la competencia?!
— ¡¿Eran enemigos desde siempre como con El Corredor Kakarotto?!
— ¡¿Tiene algo que ver con un Triángulo amoroso entre ustedes y el Corredor Kou?! ¡¿Cree que sus emociones fuera de control afectaron su rendimiento?!
Serena abre grande los ojos, la rabia va en aumento entre cada pregunta, cada grito y los flashes imparables. Empieza a gruñir, como un terremoto que vaticina la explosión de su volcán en la base de la garganta.
Lita se arremanga, estira su brazo con el puño bien cerrado. — ¡A ver señores, hagan lugar! ¡Este es un momento delicado! —Avanza pisando y empujando a quien sea.
—Tranquila Serena. —Mina le da sus lentes negros a Serena, ella los toma sin dudar. Entre todas sus amigas la ayudan a meterse en un taxi.
En la entrada del resort, la seguridad del hotel se ocupó de hacer un vallado bien lejos y así evitar que la prensa indiscreta haga de las suyas. El primero en abrirles la puerta del taxi es Kunzite.
—Gracias. —Mina le asiente con una sonrisa.
Kunzite la ve con los ojos inflamados, aunque en verdad nota a todas bastante abatidas. —Por favor Mina, en situaciones así, nunca es suficiente la ayuda.
Acompañan a Serena. Se ha resistido tanto a no quebrarse, a estar lo más posible bajo control, que le ha consumido sus fuerzas. Se sienta en la cama, mira a un lado las cosas de Vegeta siguen en la sala, hasta ve la almohada que él acomodaba para dormir. — ¿Es mi culpa? —Sale como un murmullo.
— ¿Qué? —Lita se voltea de golpe junto a las demás. —Claro que no ¿Qué te hace—
—Lo estuve agobiando con mis berrinches, casi ni durmió. —Serena se encoge con un sollozo. — ¡Y yo sé muy bien que debe dormir bien antes de una carrera!—Se golpea el pecho, siente que la tragedia se repite porque ella no ha aprendido a ser menos cabeza dura. — ¡Que tiene que tener los cinco sentidos lúcidos! ¡Sus prácticas fueron un desastre porque por mi culpa no pudo concentrarse!
Las tres la abrazan, casi armando un capullo. —No, no y no. —Rei le deja un beso en la cabeza. —Escúchame Serena, Raditz me dijo que Vegeta ya ha chocado antes, que él confía que va a salir ¿Entendido? Raditz salió después de mucho tiempo, él también podrá.
—Sí, por supuesto. No quiero volver a escucharte decir que es tu culpa ¿De acuerdo? —Lita la estruja fuerte, le gustaría protegerla de todo lo malo.
—O-Oye, Li-Lita… No res-respiro…Haaa. —Serena se quejaba y le daban espacio.
—Bien ahora ¿Quieres comer algo primero? ¿Te ayudamos a empacar? —Mina se ofrece.
Serena le acaricia una mejilla, la mira un momento a los ojos. — ¿Segura que tú estás bien?
Mina le aleja la mano. —Ya saben cómo soy chicas, una soñadora sin remedio. Jajaja Un poco demasiado sensible a veces. —Se rasca la nuca. No es momento de ver por ella. —Broly salió ileso, al menos es una desgracia menos que lamentar.
Serena asiente, Rei la toca del hombro. —Bueno, pidamos de comer.
—No. Quiero dormir. —Serena se frota el vientre, pensar en comer le dio algo de asco. —Después voy a empacar.
—Uh-Uh, claro que no. —Rei le niega con un dedo. —Tienes que comer.
—Lo haré Rei, lo prometo. —Serena habla suave. —Después de una siesta, me levanto y pido de comer o veo qué hay aquí para cocinar. Lo prometo.
Rei la apunta con un ojo. —Hmmm… Más te vale.
—Yo empacaré luego, les juro que la cabeza se me hace trizas. —Serena pide que la dejen dormir. Pone su teléfono en la mesita de noche. Va a buscar la almohada de Vegeta. —"Estoy segura que huele como él."—La manotea y algo cae. Sus ojos quedan inmóviles por la sorpresa. Es su pañuelo, ése pañuelo con el que se limpió el labial. Lo levanta parece tener algo envuelto. Reprime sus sollozos al ver que tiene su labial, presiona los labios al descubrir que las bragas que se olvidó ésa primera noche están ahí dobladas en un pequeño triángulo. Presiona todo en su pecho, en una exhalación se desarma en llanto. Camina con la almohada pegada a sus brazos y presiona el pañuelo con ésos recuerdos que Vegeta tenía guardados. Siente que algo cae al suelo, es el colgante que dijo que le guardaría cuando ella volviera. Lo levanta y se lo pone. —Ya volví Vegeta. No me voy a ningún lado, te lo juro. —Con lágrimas que caen como cascadas, Serena habla con tono serio. Se acuesta y mira el tic-tac del reloj, se mentaliza que debe dormir, que debe estar al 100% para Vegeta. Cierra fuerte la vista, se obliga a descansar y pasar éstas angustiantes horas.
…
—Hija… —La sacude un poco. —Hijita…
— ¿Eh? —Serena se frota la vista, su madre la llama. — ¿Mamá qué haces aquí?
—Vine para estar contigo ¿Qué más? —La Señora Tsukino le da una sonrisita a modo de consuelo. —Es hora de despertarse, sino se hará tarde.
Serena exhala con pesadez, se resigna y empieza a alistarse. Mientras trenza su cabello en el espejo, no puede creer que vuelva a tener que usar éste vestido. Frunce el ceño. —No. Quiero usar otro.
—Bueno, no sé si tienes otro de color negro…—Mamá Ikuko empieza a correr las perchas.
—Éste. —Serena lo saca muy autoritaria, baja el cierre del vestido que tenía puesto.
La Señora Tsukino la escucha algo enojada. —Mmm, bueno hija. Es que ése vestido es de coctel, no es adecuado para…
—No me importa. Éste es el vestido con el que conocí a Vegeta, es éste que voy a usar y fin de la historia. —Comenta casi con ira. Los recuerdos de Vegeta parecen lejanos y borrosos, como si no hubiera sido real lo que vivieron.
Mamá Ikuko no discute, aunque se preocupa que han pasado los días y la ve cada vez más enojada, al menos ya no la ve llorar sin cesar.
Al bajar las escaleras, estaban todos listos. Todo se ve monocromático para Serena, aun con el sol radiante afuera, no parece un clima de velorio. Pero sí lo es en su pecho, sí lo es para todos los que están ahí. Afuera de la Capilla, algunas personas de seguridad los escoltan. Enfrente hay un pequeño parque con unos niños que corren. Serena los mira, acomoda sus lentes negros y asiente que está lista.
— ¡Mamá, Mamá!
Serena se voltea de golpe, siente que se lo dijo a ella. Al girar su corazón se detiene, es un niño con el cabello parecido al de Vegeta y vestido de negro, parece venir corriendo hacia ella. Sus manos titubean para estirar los brazos y tomarlo. Se toca el abdomen en reflejo, tantas cosas que hubiera planeado tener con Vegeta y ahora ya no están. —"Aun si el niño no era de mi sangre…Podíamos armar una familia."—El niño pasa de largo, su mamá estaba esperándolo.
— ¡Hijo! ¡Por favor, pórtate bien! ¡No andes por ahí! —La mujer regaña a su hijo. —¡Tienes que ser un niño bueno!
— ¡Mamá casi me pierdo jugando a las escondidas! —El niño abraza a su mamá.
Serena siente que quiere largar una mueca de sonrisa, exhala resignada. Ve un ornamento de rosas rojas, siente un deja vu. Parpadea. —"Debe ser de parte de otra gente. Recuerdo bien que pedí fresias, y algo más sencillo…" —Sigue caminando, su madre y sus amigas le dan apoyo. Mira una foto grande, los lazos no son del color del Equipo de Vegeta, el coche tampoco es el de él ¿Qué pasa? Se empieza a enojar, supone que el de la organización se equivocó, es inconcebible para ella. Se sulfura. Espera ver a los pies del altar el casco, el mismo casco que ella le entregó ése fatal día. No es el de Vegeta. Mira alrededor, algo anda mal. Piensa en ése niño. —Algo está muy mal. —Se va afuera, dando taconazos en cada paso. Ahí ve el coche fúnebre listo para meter el ataúd e iniciar la ceremonia. — ¡Oigan ustedes! —Serena les grita bien grosera y con ganas de avasallar a quien sea.
— ¡Hija! ¡Hija por dios qué haces! —Los gritos de mamá Ikuko no funcionan contra la ira de su hija.
Se quita los lentes, pone una mano en su cintura. — ¡¿Quién organizó todo esto?! —Serena chilla.
El conductor se baja, junto a los ayudantes. —Se-Señorita, mi más sentido pésame. Pero fue usted.
— ¡Ja! —Serena vocifera, sacude los brazos. — ¡No puedo creer el descaro! —Parpadea grande, el deja vu, son las cosas de Darien. — ¡Abran el cajón!
— ¡Hija basta! —El Señor Tsukino se aparece, la toma de los brazos.
— ¡Basta nada! —Serena se sacude del agarre, rasguña un poco a su padre. — ¡Abran el cajón ahora mismo!
—Serena, Dios mío ¿Qué te pasa?— Nappa aparece ahí, trata de calmarla.
Serena da vueltas en círculos, se acerca a Nappa y le habla al oído. —Escúchame Nappa, Vegeta no está ahí. No está. Es Darien ¿Entendido? Darien está ahí adentro. Yo tampoco entiendo qué pasa, pero debes creerme.
Nappa parpadea a los lados, pone una mano en su hombro. —Creo que todos estamos cansados, no queríamos ver éste día ¿Quieres ir a tomar agua antes de la ceremonia? —Le hace señas a los del transporte para que saque el cajón y lo metan mientras él la persuade.
— ¡No! ¡¿No me escuchan?! ¡Es Darien, son las cosas de Darien! —Serena grita en lo alto. — ¡Vegeta no está ahí adentro! ¡No está! —Su garganta duele, ve que sacan el cajón. Tratan de pararla, pero entre gritos y forcejeos. Serena se acerca, se arroja sobre el cajón y lo abre. —No… ¡No, no! ¡¿Qué está pasando?! ¡¿Qué está pasando?! —Se aferra a los bordes, no puede creerlo, es el cuerpo de Bulma Briefs. — ¡¿Dónde está Vegeta?! ¡¿Dónde?! —La toman de la cintura, ella se sacude. — ¡SUÉLTENME! ¡QUIERO A VEGETA! ¡¿DÓNDE LO TIENEN ESCONDIDO?! ¡QUIERO VERLO! ¡QUIERO VERLO!
Ahogada se despierta, casi se cae de la cama. Toca la almohada, llena sus pulmones del aroma a Vegeta. Mira la hora en la pantalla del teléfono, durmió casi toda la noche. —Pero con un sueño horrible. —Da otro salto del susto cuando su teléfono suena, sin siquiera mirar el contacto contesta.
—Serena, ya tienen noticias. —Diecisiete es directo.
Corta, se lava el rostro, cepilla sus dientes y se va al hospital.
Una vez recuerda haber acompañado a Nappa al cementerio, el segundo año después de que los rescató. Casi todos los fines de año, Nappa le rinde homenaje a su difunta esposa. Bien recuerda que él pidió autorización para sacarlos del Hogar Sustituto y pasar las fiestas. Todo parece un parque, lleno de hierba, césped y bancos largos. Pero en lugar de juegos hay tumbas y criptas. Se escucha el murmullo y los pasos. Todo tiene un aire muy solemne.
—Y aquí es… —Nappa les muestra la placa con la foto. Una mujer robusta y pelirroja, muy orgullosa con su uniforme militar.
—Oooh… —Tarble se asombra, se pone de puntitas. Nappa lo toma en brazos para que alcance a ver.
—Sí, era una buena mujer. Siempre vengo a honrarla. —Nappa comenta, mira a Vegeta de lado con los brazos cruzados.
Vegeta levanta el mentón, no va a pedir que lo levanten para ver. —Seguro que sí, era un Soldado.
—Ja, pues la vida no es tan así. No se divide entre soldados bueno y los demás malos. —Nappa le explica, le pasa el jarrón y Vegeta ayuda. Tarble también coloca flores.
— ¿Y ella está ahí? ¿Por eso la visitas? —Tarble muy curioso, ve también a otras familias.
—Bueno, no espero que ustedes crean en lo que yo creo. —Nappa prende también un par de inciensos y les enseña un poco. —Yo creo que ella está todo el tiempo aquí… —Señala su corazón.
—Hmp… —Vegeta frunce el ceño y tuerce la cabeza. — ¿Entonces por qué vienes? Ella no puede oírte. —Escucha a Tarble jadear ofendido, como si hubiera dicho una grosería.
—Porque honrar los muertos, es para los vivos, no para los muertos. —Nappa toca la foto de su esposa, recuerda todavía la textura de sus mejillas, suspira con algo de tristeza. —Es parte del proceso, la muerte es algo tan definitivo, es bueno recordarlo. Algún día yo también estaré aquí, bueno, mi cuerpo. No sé qué hay del otro lado, sólo sé que los que nos quedamos de éste lado extrañamos mucho. Esto alivia mi dolor cada año. Espero verla cuando llegue el momento.
Vegeta escucha eso, desarma sus brazos y su postura tan arrogante, mira alrededor. Los arboles meciéndose, la gente reencontrándose con otros parientes lejanos, hasta sonriendo. Todo es tan fresco, no es lúgubre a pesar de ser el lugar que es. Le sorprende que un hombre tan grandote e intimidante como Nappa, siendo soldado, un Comandante sienta algo así. Mira sus manos pequeñas, todos somos de carne y hueso.
¿A quién verá Vegeta cuando pase al otro lado? Piensa de inmediato en Bulma…Tantas cosas que quedaron pendientes, tantas cosas que no pudo preguntarle por orgullo o por tragedia ¿Ella hubiera cambiado si él se comprometía? ¿Dónde estaría ahora si él se proponía a ayudarla? Ayudarla de verdad, contarles a sus amigos, a su familia que algo grave sucedía con ella. Siente que la ve, sonriendo y llena de vida, volando en lo alto en una de las avionetas que tanto le gustaban. Mira al cielo, pero no puede verla, alas, alas brillantes aletean. Alas enormes vienen a buscarlo, estira su mano. De grande a pequeña, su mano cambia, quiere alcanzarla quiere estar con ella. —"Serena…" —En su mente, ruega que ella ya no sufra, ni por él ni por nadie. Quiere verla sonreír, sonreír de verdad.
Serena está sosteniendo de nuevo todo su ser, junto a los demás escucha a la Doctora.
—… Pasamos al Señor Vegeta Príncipe a una sala individual. —La Doctora exhala. —No tendremos que operar, gracias a Dios.
Todos exhalan también el alivio, se sostienen el pecho. — ¿Podemos verlo? —Serena pregunta suave.
—Seguro, pero de a dos o de a uno. —La Doctora insiste. —Tenemos que monitorear bien su estado neurológico y el ritmo cardíaco, recuerden que tuvo tres paros. Aunque no está anestesiado está inconsciente, estamos esperando que despierte.
Serena mira a Nappa. —No, no… —Nappa insiste. Se toca un poco el pecho. —Yo recién me recupero, ve a verlo primero. Si te siente cerca, tal vez se despierta más rápido. —Todos fruncen el ceño, sin entender. Nappa no quiso armar revuelo y no dijo nada, fue solo un desmayo. Bastante tenían con lo demás.
No puede esperar más, Serena va a verlo. Al abrir la puerta, una cachetada fría la recibe. Ver a ése hombre tan fuerte, altanero y jodidamente orgulloso, postrado en la cama, vendado e inconsciente; es demasiado shock. Saca el pecho, lo ve con la manguera de oxígeno, la intravenosa y el aparato en su dedo que cuenta cada pulso, junto a varios cables que salen y se conectan a la misma máquina. Varios pitidos muy suaves, llenando el silencio total de la habitación. Se sienta en la silla junto a él y recuesta su cabeza. Toma su mano pero apenas, como si fuera a romperlo. Sus latidos son firmes y ruega a Dios que siga así.
Las plumas son suaves, frescas, las sigue tocando. Sus brazos pesan demasiado, casi tanto como sus párpados, los siente pegados. Quiere ver claramente. Una cabellera dorada y las alas. Mira a la mujer junto a él que toma su mano. Siente vendajes en su cabeza y sus brazos. —Ho-Hola… ¿Quién eres?—Todo le duele, y se siente con mil bolsas de cemento que lo aplastan. — ¿Te conozco?
Serena levanta la vista de golpe, sus ojos quedan redondos, se llenan de lágrimas. La voz de Vegeta suena extrañada y algo perdida. Oh no…
—Jajaja…Es una broma. Se…Re…Na…—Vegeta dice despacio, le lleva gran esfuerzo mover la lengua.
—Maldito idiota. Eres un jodido imbécil. —Serena se larga a llorar y no puede evitar reírse. Se ríe tanto que debe taparse la boca. Lo ve ahí con su sonrisa de lado, levantando el dedo índice. Toma su mano y se la besa. Está tan feliz que no le cabe en el pecho.
—Jeje, siempre quise hacer eso. —Vegeta confiesa, se le tratan de escapar las risas, pero le duele demasiado.
—Ja-Ja, así que ya veo que te sientes bastante bien. —Serena habla bajito, pone las manos en su cintura y se menea de un lado al otro. —Ten mucho cuidado o tomo la almohada y me siento arriba de tu cabeza. —No se atreve ni a pellizcarlo. Qué susto le hizo dar. —Qué cruel eres. —Serena está ruborizada, le duele la cara con la sonrisa. Trata de asimilar la situación delicada en la que todavía está Vegeta, y bien parece que a él no le importa.
Vegeta no puede creerlo, ésa sonrisa de Serena está ahí. Está ahí brillando para él, aunque ella no se lo diga, sí le ha demostrado que lo quiere.
…
¡Ja! Para los VegeRena de Closet, mis saludos y respetos, no sé cómo le hacen para aguantar y mantener todo en secreto, Jajaja es como que no puedas comentar a la comadre de la telenovela, Jejeje ¡Hasta el próximo viernes!
Saluditos…
OhaioIzumiKun: Mi cielaaaa! Tranquila, tómate una valeriana. Jajaja aquí vine a dar la cara, no quería terminar sin saber de nuestro niño Vegetal, Jajaja. Vengo en son de paz, lo juro, Jejeje. Entre tantas idas y venidas, despertó. Y tan arrogante como siempre. Lo de Bulma tenía tela mi' ja, el que avisa… Por suerte, si bien la situación de Broly y Mina parece haber tomado tregua, veremos cómo progresa, así como la difícil situación de Vegeta. Supimos un poco más de Nappa y el pasado con los mocosos. Una infancia muy difícil, pero siempre buscando la luz. Un abrazo! Gracias por tu rw.
Nita-chan84: Holisss, aquí vengo a dar la cara a soportar cada golpe, a poner el pecho y la actualización por todo el desmadre, jajajaja. Broly, nuestro consentido más consentido del mundo. Pobre de aquel que se atreva a dañarlo. Así Mina ha recibido una lección enorme, de amor y de quien menos se lo esperaba, de su más grande y tortuoso amor "El Kunzite tóxico" XD Esperemos ahora sí, la niña se ponga en regla y en el camino de nuestro Señor, amén. Hasta Ami comió susto :v (sí soy) Pobre del Nappa, ahí todo tenso, así no se puede, no leyó la letra pequeña cuando firmó la tutoría legal de los mocosos Jejeje ¿No querrá adoptarme a mí también? Nomás p' decirle buenos días Papi :V es un gigante de gigante corazón, por más intimidante que se vea. Ahí desde el punto de vista de Nappa lo que les sucedió de niños, él no podía dejarlos, siente que los quiere como propios. Hay cicatrices grandes y Broly fue el primero en oxigenarla. Vegeta por su parte, puede que sea su orgullo, pero ya encontrará la manera y Serena sabe cuál, con miel dicen que se posan las moscas. Bueno, creo que Vergeta se siente mal porque por orgulloso no quiso intervenir en el asunto de Bulmita y sus adicciones. Bulma ahí la tóxica con el Yamcha el tóxico= termina mal. Y hay asuntos que Vergeta le hubiera gustado cerrar definitivamente con ella. Y no pues, ahora sí, les toca trabajar en su relación y tratar de no subir tanto ni la temperatura ni la presión sanguínea :V . Gracias a ti por tu tiempo y tu rw. Sí me quedó largo de nuevo, pero no quería terminar en ascuas. Un beso grande y mucho Ki de la Lunaaaaa!
