Rose Pov
Estaba siendo una semana bastante agitada. Justo en ese momento acababa de salir de la corte de defender un caso, cuya sentencia había sido dictada a nuestro favor. Eso era algo que realmente disfrutaba de mi trabajo además hacía que mi carrera creciera.
Más tarde había quedado con Leah para merendar. Así que me dirigí a la cafetería donde habíamos acordado.
-Rubia.-Me abrazó.-Me alegro que estés bien.
-Gracias Leah.
-Uhhh veo que tienes un par de escoltas muy guapos.-Dirigió la mirada a los guardaespaldas que desde hace un par de días me acompañaban a todas partes. De hecho ya ni siquiera conducía mi coche sino que lo hacía uno de ellos.
-Oh.-suspiré divertida.-Déjalo ¿quieres?-sonreí mientras nos encaminábamos a la mesa.
-¿Señorita Hale?-preguntó uno de ellos.
-Estaré justo en esa mesa de ahí.-señalé y él asintió. Me giré suspirando algo incomoda y me dirigí ahí con mi amiga.
-Vaya...-dijo sorprendida.-Parece que se toman su trabajo muy enserio.-dijo simplemente.
-Ajá.-dije dándome de hombros.-No voy a negarlo. A veces me agobia tener que decirles todo el tiempo donde voy a estar.-suspiré.-¡Me acompañan hasta el servicio!-dije algo alterada.-Pero... después de los horribles acontecimientos, es necesario.-suspiré tomando la carta del café.
-Bueno, lo importante es que te protejan.-Me sonrió.-Aunque no sé cómo Emmett ha permitido que dos hombres muy apuestos se hayan quedado con el cargo. Con lo celoso que él es...-Alzó las cejas.
-Ambos son ex militares o algo así.-Me encogí de hombros.-Además... No he sido capaz de volver a estar con Emmett.-Susurré en voz baja.-Mucho menos coquetearé con otros tipos.
Leah me dio una mirada comprensiva y tomó mi mano en apoyo.
-Aunque él está siendo tan tierno.-sonreí y Leah rio divertida.-Además, no voy a mentirte. Es realmente caliente ver a Emmett tomando las riendas de la situación.
-Oh Rose.-ella rio tomando un poco de fruta.-Es muy sexy ver a un hombre seguro de sí mismo.-guiñó. Yo reí con ella. Me hacía muy bien estar con mis amigas. Hacían que esta situación fuera mucho más amena.
-Hablando de hombres atractivos...-dije divertida.-¿Cómo vas con Sam?
-Va de maravilla.-Sonrió ilusionada.-El otro día conocí al nene. Y es un niño bastante juguetón y travieso.
-¿En serio?
-Sí.-Asintió.-Incluso ya tuve mi momento de madrastra cool.-Guiñó y yo reí.
-¿Por qué? ¿Qué hiciste?
-Pues le regalé la consola de videojuegos que tanto quería y que sus padres no habían querido comprarle.
-Seguramente para que no se descuidara de sus estudios.
-Pues no importa porque no lo cuido yo.-Sonrió.-Además con eso ya me gané al mocoso.
-Y...¿Sam no se molestó con que te tomaras la libertad de hacerlo?-pregunté curiosa. Sam era responsable y probablemente no le había hecho gracia que Leah le hubiera comprado una consola a su hijo de 7 años. Más cuando ninguno de los dos estaban de acuerdo.
-Sí, mamá.-mi amiga rodó los ojos.-Se molestó.-reconoció.-Pero ya estaba hecho.-se dio de hombros divertida.
-Leah.-suspiré.-No deberías meterte ahí. Tú lo has dicho. No lo cuidas tú.-expliqué tranquilamente.-Si Sam, se molestó por ello...¿Qué te crees que dirá su madre?
-¡Oh venga!-dijo molesta.-¿De qué lado estás eh?-bufó rodando los ojos.
-Es que amiga, tarde o temprano vas a enfrentarte a Emily.-Ella iba a replicar pero continúe.-Déjame terminar.-Pedí-Algún día tú estarás cuidando al niño sin Sam y tú serás la figura de autoridad. No solo puedes ser la novia divertida de papá. ¿Entiendes?
-Demonios, rubia.-Se cruzó de brazos.-Tú y tu sentido de responsabilidad.-Rodó los ojos.-Definitivamente tú serás la madre estricta y aburrida.
-Como sea.-repliqué algo molesta.-Lo que te digo es que busques el equilibrio entre ser una mujer adulta y responsable y ser la novia divertida y súper cool de papá.-guiñé divertida.
-Está bien...-cedió al fin mientras sonreía. Al parecer no le parecía tan mala idea.-¿Dónde está Bella?-preguntó de repente.-Es raro que no se haya querido apuntar.
-Estará trabajando o con Edward.-guiñé divertida-Ya sabes que están produciendo un corto juntos.-sonreí.
-Ay esos dos.-Rio Leah.
-Oye y ¿Paul?
-Lo dejamos.-Se encogió de hombros.-No íbamos para ningún lado.
-Ay.-sonreí tomando su mano y dándole un apretón como signo de apoyo.-Estoy orgullosa de que finalmente hayas decidido dar el paso amiga.-sonreí.
-Ya ya.-rio avergonzada.
-No es cierto.-dije animándola.-Se ve que estás poniendo el 100% de ti en qué salga bien. ¿Qué te dijo Paul? ¿Le dijiste que había alguien más?
-No hizo falta.-se dio de hombros.-De hecho no se lo tomó para nada mal.
-Qué bueno. Lo último que queremos es más drama en nuestras vidas.
-Sí.-Sonrió Leah.-Me dijo que solo quería que yo fuera feliz e incluso me preguntó quién era el afortunado.
-Resultó ser un hombre muy maduro.
-Lo sé y muy comprensivo.-Acordó.
-Has hecho bien.-dije sonriendo al ver que estaba dudando.-Al fin y al cabo no estabas enamorada de él.-sonreí.-Paul también necesita encontrar a alguien que le corresponda como se merece ¿no crees?
-¿Sabes?-sonrió mi amiga divertida.-Creo que eres la voz de la cordura de las tres mosqueteras.-guiñó y yo me sonrojé.
-Oh por favor. Déjalo ¿quieres?-dije molesta. Cuando íbamos a pagar escuché que alguien me llamaba. No podía ver quien era ya que los guardaespaldas que Emmett había contratado para mí lo tapaban.
-¿Jasper?-Reconocí que se trataba de mi hermano. Les indique a los guardias que podían dejarlo acercarse.
Cuando lo tuve enfrente lo abracé.-¿Cómo estás?-Me preguntó.
-Bien ¿Ya conocías a Leah?-Pregunté el negó y mi amiga se acercó a saludar.
Luego se despidió dejándonos solos y decidimos salir de la cafetería a tomar algo de aire fresco. Seguidos por los guardias. Mi hermano iba pensativo en tanto caminábamos por el parque.
-Oye.-traté de preguntarle.-¿Cómo estás? ¿Todo va bien en casa?
-Oh.-sonrió feliz.-En casa todo va de maravilla.-rio.-Deberías venir un día a ver a Blake. Crece por minutos.-yo reí con él. La verdad es que mi sobrinita era adorable. Alice había estado mandándome fotos.
-Sí.-sonreí.-Sin duda iré encantada. Está adorable.-Suspiré mentalmente mientras seguíamos caminando.-Pero no me refería a eso.-él me miró alzando las cejas.-Hay algo que te preocupa y no quieres decírmelo. ¿Es eso? Mira entiendo que no sientas esa confianza conmigo aún. Pero siempre voy a estar para ayudarte. Somos familia al fin y al cabo.-pasé una de mis manos en su espalda. Él volvió a verme.
-Estaba preocupado por todo lo que pasó.-Se rascó la nuca.-He visto las noticias y... Luego te vi que estabas en la cafetería donde iba a comprarle a Alice su pastel y...-Jasper se estaba haciendo bolas.-Me di cuenta de lo que ocurrió. Y quería saber si estabas bien.-Soltó finalmente.
-Estoy bien Jasper. Además Emmett está cuidando de mi ahora.-Hice un gesto con la cabeza señalando a los escoltas que nos seguían a unos cuantos metros.
-Supongo que estarás acostumbrada a todo eso.-Volvió a verlos.-Te sientes más segura ahora.
Yo negué.-En realidad me siento asfixiada.-Admití.-Todo esto es demasiado.-suspiré.-No lo tomes a mal. Estoy muy agradecida por todo lo que Emmett se preocupa.-le miré divertida.-Incluso hasta llegar al punto de contratar a esos hombres gigantes de ahí. Pero me siento observada todo el tiempo.
-Bueno.-sonrió algo triste.-Verás como todo se soluciona pronto.-frotó mis espalda fraternalmente.-Pero si que creo que las medidas de Emmett aunque extremas... son necesarias.-dijo sincero.-¿Lilian lo sabe?-preguntó con cuidado de no agobiarme.
Yo asentí.-Ya hablé con ella. Pero no la quiero conmigo ahora, no quiero que ni ella ni papá corran peligro por mi culpa también. Suficiente con Esme, la madre de Emmett que vive aquí en la ciudad.
-Ya.
-Dijiste que le comprarías un pastel a Alice.-Cambié de tema.
-Ah sí.-Sonrió avergonzado.-Luego te vi y se me olvidó.-Al parecer Jasper era muy distraído. Yo reí.
-Oh vamos te acompaño.-Fuimos a una pastelería.
Compró una tarta de zanahoria. La verdad es que se veía y olía deliciosa.
-Es su favorita.-Dijo Jasper -Y quería sorprenderla en su cumpleaños.
-¿Ahora está cumpliendo años?
Jasper asintió.-Bueno en ese caso, yo también le mandaré un regalo.-Sonreí. Jasper fue a decir algo pero le interrumpí.-Oh venga.-puse un puchero.-Me hace ilusión ¿si?-él se rindió finalmente. Pero cuando llegamos a una de las joyerías más cercanas habló.
-¿Rose? Sé lo que tramas y es demasiado.
-Oh vamos, Jazz.-dije divertida.-Te prometo que será algo modesto.-él alzó una ceja molesto.-Compraré algo a lo que le des el visto bueno. ¿De acuerdo?-él asintió resignado.
Sin más entramos a la tienda. Comencé a mirar que podía regalarle a mi cuñada.
-Estamos en Tiffany's.-Suspiró Jasper.-Aquí nada es modesto.-Dijo luego de un rato. Viendo escandalizado las joyas que estaban en exhibición.
-Encontraremos algo, ya lo verás.-Aseguré.
Un vendedor nos atendió muy amablemente mientras Jasper lucía abrumado.-Este no es mi ambiente, Rose.-Dijo incómodo cuando nos quedamos solos.
-Hazlo por Alice estoy segura que quedará encantada.-Lo animé.
-No me voy porque por más que lo niegue tienes razón.-suspiró algo resignado.-Se va a morir cuando lo vea.-sonrió pen sábado en ello. Aunque luego gritará escandalizada que de dónde saqué el dinero.-rio y yo con él.
-Oye de verdad.-sonreí dándole unas palmaditas en la espalda.-Lo hago muy ilusionada. ¡Oh!-dije maravillada con un par de pendientes que eran perfectos para mi cuñada.-¡Son ideales! Mira Jazz.-le animé para que se acercara a ver.
-Vaya.-dijo asombrado.-Brillan un montón.-yo reí divertida.
-Le van a encantar.-sonreí y llamé a un empleado de la tienda para que me los preparase para llevar.
-Rose...-mi hermano llamó mi atención.-No puedo permitirme esto.
-Oh vamos Jazz, no te pongas en ese plan.-Finalmente logré convencer a mi hermano. Así que le di el regalo para que se lo entregara a Alice.
-Es una pena que no pueda ir a celebrar con ustedes.-Lo abracé.-Pero no quiero andar con hombres armados cerca de mi sobrinita.
-Descuida, Rose. Podremos encontrarnos en otro momento.
-De acuerdo, Jazz. Te veo en mi boda. No vayas a faltar.-Le recordé.
El sonrió.-Descuida, no creo que Alice me permita olvidarlo.
-Genial.-dije sonriendo.-Nos vemos allí.-le advertí divertida mientras me despedía de él con un abrazo.
-Creo que estarás muy ocupada saludando a todo el mundo.-dijo algo triste.
-Oh vamos Jazz.-le miré molesta.-Siempre hay tiempo para la familia.
-Tienes razón.-sonrió.-Cuídate, Rose. Ahora que nos hemos encontrado tenemos muchas cosas que hacer.-dijo de forma dramática. Yo reí.
-No te preocupes.-sonreí.-Pasadlo bien.
Cuando se fue me quedé sola durante un par de minutos respirando un poco de aire fresco. Cuando me sentí preparada me giré para ver a los escoltas.
-¿Señorita Hale?-preguntó uno de ellos.-¿La llevamos a casa?-por un momento fui a decir que si. Pero miré mi reloj y me acordé de que Emmett aún estaba en la empresa.
-No.-dije simplemente.-Me gustaría ir a recoger a mi prometido a Cullen&Co.-sonreí.-Si es posible.
Emmett Pov
Sam se había aparecido en mi oficina para contarme lo último que había hecho Leah.
-No puedo enfadarme con ella, viejo. Sé que no lo hizo con mala intención pero Emily me ha reclamado por ese obsequio. Además de mencionar qué nuestro hijo anda hablando de una tal Leah que es súper guapa y muy cool.
Yo reí.-No es gracioso, Emmett.
-Tienes que reconocer que si lo es, amigo.-sonreí mientras le ofrecía un trago del mini bar.-Oh venga, no me mires así. Lo necesitas ahora.-suspiró molesto. Pero aún así lo aceptó.
-Solo una.-dijo amenazante y yo reí alzando los brazos en señal de rendición.
-Estoy seguro de que Leah sólo quería ganarse al pequeño Sam Jr.-alcé las cejas de manera sugerente.-Así y tal vez la premias en la cama.-hice un gesto obsceno.
En eso la puerta se abrió y entró Rose, ella me vio confundida.
-Oh nena-Dije recobrando la compostura.-¡Qué sorpresa!
-¿Qué estabas haciendo?-Preguntó alzando una ceja y vi como Sam se estaba aguantando la risa.
-Solo estaba molestando a Sam por lo que me contaba.-Lo señalé y mi amigo tosió disimulando la carcajada que estaba por salir de su boca. -Oh nena.-La acerqué a mí y dejé un beso en su mejilla.-Me alegro que hayas venido a visitarme.-Vi mi reloj.-O mejor dicho a recogerme. ¿Qué quieres que hagamos ahora? Podemos hacer planes para esta noche.
-La verdad, Emm.-sonrió mientras se acomodaba en uno de los grandes sillones de la estancia.-Estoy exhausta. Podemos pedir algo para comer en casa. ¿No crees?
-Claro. Como desees nena.-sonreí.
-Oye...¿y sobre qué hablaban?-preguntó curiosa.-¿Puedo?-señaló mi butacón. Yo sonreí.
-Por supuesto, nena.-reí divertido.-En unas semanas compartiremos responsabilidades. Siéntete como en casa.-dije divertido mientras le corría el asiento. Ella se sentó divertida e intercaló una mirada curiosa entre Sam y yo.
-Es que le estaba contando a Emmett que Emily está molesta porque Leah le regaló unos juegos a mi hijo.
-Oh.-Sonrió divertida.-Justo acabo de tener esa conversación con ella. Y ya le di un par de consejos al respecto.
-¿En serio?
-Ajá.-Asintió.-Así que no te preocupes, antes de hacer algo precipitado para agradar al nene, se lo pensará dos veces.-Aseguró.
-Gracias.-le agradeció.-¿Sabes? Sé que su intención es buena pero...
-Emily se ha puesto en plan mamá osa con su cachorro.-agregó divertido.
-Oh venga, es normal ¿no?-dijo Sam confundido.
-Claro.-Asintió segura.-Es normal que esté susceptible. Quiero decir, ahora habrá otra persona en la vida de su hijo.-se dio de hombros.-Y al parecer él está encantado.-sonreí.
-Nena.-La llamé y ella volvió a verme.-No tengo duda que serás una madre increíble para mis hijos.
Ella sonrió avergonzada.-Oh vamos, Emm.
-No, lo digo en serio.
-¿Te gustaría tener hijos, Rose?-Preguntó curioso Sam y se lo agradecí internamente que sacara a colación ese tema que siempre que podía me evadía.
-Tal vez en un tiempo.-dijo sin más algo incómoda.
-Por supuesto.-sonrió mi amigo con una mirada cómplice.-Aunque te aseguro que nunca se está del todo preparado para esa aventura.-sonrió divertido.
-No la espantes.-dije molesto mientras me sentaba junto a mi novia y le dejaba un beso en el dorso de su mano.
-Solo digo.-rio.-Que si para nosotros es un gran cambio... No quiero imaginar todo lo que sentís vosotras.
-Es algo único.-dije yo seguro.
-¿Lo has vivido?-preguntó Rose molesta.
-Todas las madres lo dicen.-me di de hombros.
Ella rodó los ojos.-Es algo realmente traumático y doloroso.-Se estremeció.
-Oh nena.-La animé.-No estarás sola. Yo estaré contigo.
-Soy yo la que dará a luz, querido.-Se cruzó de brazos.- Quién sufrirá de las náuseas, dolores de parto, contracciones, incremento de peso. Seré yo, no tú.
-Entonces, eso es un sí. ¿Aceptas?
-No me presiones.-Advirtió.
El idiota de Sam veía divertida la escena hasta que su teléfono comenzó a sonar.-Shh dejen de discutir.-Nos calló antes de contestar.
-¿Quién es?-pregunté yo en un susurro. Rose me pegó en el brazo por entrometerme pero cuando Sam susurró el nombre de Leah, Rose pidió que pusiera el altavoz. Yo la miré divertido y ella se hizo la desentendida.
-Hola.-dijo sin más.-¿Estás enfadado?-mi amigo sonrió divertido al igual que Rose.-Mira Sam, ¿lo siento si? No estuvo bien.-suspiró al otro lado de la línea.-Al menos eso dicen todos. No volveré a hacer nada sin consultártelo antes. Prometido ¿me perdonas?
-Leah...-suspiró derrotado. Rose me miró encantada. Estaba loco por ella.-No estoy enfadado, solo algo molesto. ¿Si? Sé que no lo hiciste con mala intención pero he tenido que lidiar con Emily después.
-¿Sabe que existo?-dijo sorprendida.
-Ajá.-Mi amigo asintió divertido.
-Bueno es igual.-dijo sin más.-Te vienes a casa a arreglarlo con un...-en ese instante mi amigo entró en razón y quitó el altavoz del teléfono. Rose y yo hicimos un gran esfuerzo por aguantar la carcajada que amenazaba por salir.
Un momento más tarde colgó la llamada y volvió a vernos con una sonrisa toda idiota.-Bueno ya tenemos planes para esta noche.-Tomó su abrigo.-Me voy.
-Que lo pasen bonito.-Se despidió Rose.
-Sí, tengan mucho sexo, viejo.
Sam rio y vi como Rose me dio una mirada que no logré descifrar.-Hasta luego.-Se marchó.
Rose se había puesto de pie y yo me acerqué a ella, rodeándola desde atrás.-¿Y tú y yo qué, nena?-Besé su hombro. La verdad es que quería probar si tenía algo de suerte esta vez. Teniendo en cuenta que ya habían pasado varios días desde ese maldito suceso.-¿Hmmm?-Dejé un beso en su cuello esperando su respuesta.
Ella se giró y acarició mi cara mirándome fijamente.-Emmett.-suspiró mordiéndose el labio. Cuando me incliné para besarla puso su dedo en mis labios.-Vamos a casa ¿te parece?-yo asentí resignado y caminé tras de ella.
-Sr. Cullen.-los hombres de seguridad me saludaron. Tras eso nos montamos en el coche.
-¿Quieres que vayamos a por algo de comer?-pregunté mientras acariciaba su brazo. Rose asintió sonriendo. Así que antes de llegar al apartamento cogimos la cena.
-Hogar Dulce hogar.-dije divertido cuando abrí la puerta. Rose rió divertida deshaciéndose de sus zapatos.
-Iré a cambiarme.-dijo sin más subiendo a la habitación.
La cena pasó tranquila, Rose me contó sobre el caso que había ganado hoy en la corte, lo cual la hacía muy feliz y a mí muy orgulloso. También me contó que se había encontrado por casualidad a Jasper en el centro de la ciudad.
-¿Te gustaría que fuéramos a visitar a tu hermano?-Pregunté.
-Me encantaría pero no en este momento.
-¿Por qué?-Fruncí el ceño sin entender.
-No pienso llegar a su casa acompañado de un grupo de hombres armados, Emmett.-Se quejó.
-Nena, ya habíamos hablado sobre eso.-Suspiré.-Es necesario.
-Lo sé. Me conformaré con verlos en nuestra boda.
Yo sonreí y fui a besar su mejilla. Ella se me quedó viendo, entonces me pegué más a ella y como adivinando mis intenciones se excusó y se marchó hacia el baño.
Esto sería realmente más difícil de lo que pensaba pero no iba a rendirme.
-¿Nena?-la llamé algo incómodo.-¿Estás bien?
-Sí, Emm.-respondió.-Estoy en el servicio.
-Pero...-dije subiendo las escaleras.-¿Vas a dormirte ya?
-No.-sonrió.-Aún no tengo sueño. Si quieres podemos ver algo en la tv. Nunca la usamos y tienes una televisión enorme aquí.-dijo sin más saliendo del baño sentándose en la cama deshaciéndose de su bata de forma elegante. No pude evitarlo y la recorrí con la mirada. Era realmente hermosa y muy sofisticada.
-Sí no la usamos es porque cuando estamos aquí.-Sonreí de lado.-Hacemos otras cosas.-Alcé las cejas sugerentemente.
Ella rodó los ojos.-Bueno, yo si quiero ver algo.-Dijo cogiendo el control remoto desde la mesita.-Ahora se estrena la última temporada de Grey's Anatomy.
Yo suspiré pesadamente. No podría creer que pasaría viendo dramas médicos antes de dormir. Esto era el colmo. En fin, lo único bueno es que estaba acostada en mi pecho mientras de vez en cuando yo dejaba sutiles caricias en su espalda en tanto hacía comentarios halagando su belleza. Necesitaba tener algo de acción esta noche.
Después de un rato Rose decidió apagar el televisor y se sentó.-¿Qué haré contigo, Emmett?-Alzó una ceja.
-Tu oso necesita amor.-Hice un puchero y ella se rio.
-No tienes remedio.-Dijo divertida mientras se acercaba a mí yo no lo dudé y fui a devorar su boca. Dios. Había echado de menos tanto esto.
-Emm.-rio divertida mientras acariciaba mi torso. Yo seguía besándola y deleitándome con cada delicioso toque.
Seguimos así un buen rato. Simplemente disfrutando de las caricias del otro hasta que Rose me apartó.
-Emm.-me miró apenada.-No puedo. Lo siento de veras pero...
-¿Pero qué?-pregunté algo molesto.-Creía que estaba dándote tu tiempo. No he querido presionarte Rose.-exclamé algo exasperado.
Ella se alejó de mí y se cruzó de brazos.-No me siento lista.
-Mira como me has dejado.-Tomé su mano y la dirigí hacia mi entrepierna. Era más que evidente el calentón que me había dado. Ella inmediatamente apartó su mano.
-Lo sé y perdona pero no puedo seguir con esto.
-¿Y vas a dejarme así?-Pregunté incrédulo y enfadado.
-Te estoy diciendo que no me siento lista, Emmett.-Replicó molesta.-¿Acaso no lo entiendes?-Chilló indignada.
La paciencia ya se me estaba agotando. Además ella me había dejado increíblemente caliente.
-¡Mira!-grité molesto apretando los puños.-¿Sabes que? Muy bien.-bufé y me levanté.-Que descanses mi amor.-dije con sorna y me encaminé al baño a terminar con el problema yo solo.
Cuando terminé me quedé sentado durante un rato pensando. Me había excedido con Rose pero es que ya no podía más. Suspiré y me eché agua en la nuca antes de salir a la habitación a enfrentar a la que pronto sería mi mujer. Cuando llegué mi actitud se calmó al verla completamente dormida.
Suspiré y me acosté a su lado, esperando que mañana ya fuese otro día en el que tal vez las cosas entre nosotros volvieran a la normalidad.
Dejé un beso en su cabeza y luego cerré los ojos. Sería una noche larga.
La alarma volvió a sonar. Suspiré. Rose y su manía de posponer la alarma. Ponía 3 alarmas antes de la hora a la que tenía que levantarse. Yo decidí quedarme en la cama cuando ella se levantó para meterse al baño. Cuando escuché que bajaba a la cocina para preparar el desayuno decidí levantarme. Tras echarme algo de agua en la cara bajé a la cocina.
-Buenos días.-Rose me saludó secamente mientras hacía algo de jugo de naranja. Yo tragué. Iba a ser difícil que me perdonara.
-Buenos días Rose.-dije sentándome en una de las butacas para mirarla. Ya andaba con su ropa de oficina. Tan sexy y elegante.-¿Ya te vas?-dije mirando el reloj.
-Ajá. Solo termino de prepararte el desayuno.-Soltó de mala gana.
No resistí más y me acerqué a rodearla por atrás. Ella se tensó. Yo suspiré. Moría de ganas por hacerle el amor a esta mujer pero ella seguía evadiéndome. Así que como primer paso decidí disculparme por lo de anoche.
-Nena, siento haberte reclamado pero estaba realmente frustrado.
-Está bien, Emmett.-Volvió a verme.-Y te pido una vez más que me entiendas.
-Tú también debes entenderme, nena.-Ella se dió media vuelta y me vio incrédula.
-¿Cómo?-Se cruzó de brazos y me vio incrédula.
-A ver nena.-Puse mis manos sobre su cintura.-Yo soy un hombre joven, sano, fuerte y muy vigoroso.-Sonreí con orgullo.-Es normal que tenga necesidad de eso.
-Y muy egoísta por cierto.-Dijo molesta apartando mis manos de su cintura.
-¿Egoísta?-Fruncí el ceño.-¿Qué tiene de egoísta querer hacerle el amor a la mujer de mi vida?
-¡Emmett!-chilló molesta.-¿Es que no lo entiendes de verdad?-dijo sorprendida.
-No sé por qué te pones así Rose.-comencé a molestarme.-Soy yo. Emmett.-expliqué como si estuviera hablara si con una niña de 5 años.-Nunca. En la vida, se me ocurriría hacerte daño ¿entiendes?-dije sentándome junto a ella y mirándola fijamente.
-Emmett.-ella se removió nerviosa.-Solo te pido que trates de entenderme. ¿Si? Solo necesito algo de tiempo. No me siento lista aún. Es todo.
-Maldición.-Dije exasperado.-No soy como esos idiotas, ¿No lo ves?-Pregunté nervioso.-Seré tu marido en un par de semanas.-Le recordé.
-Y a ti solo te importa el sexo.-Dijo molesta dándose media vuelta y caminando hacia la sala.
Yo suspiré derrotado.-Sabes que no es así. Pero está bien... Ya no sacaré más el tema.-Resoplé.-Veo que aún te incómoda.-Subí las escaleras y fui a prepararme. Definitivamente sentía que no habíamos avanzado nada. Seguíamos estancados.
Solo esperaba que durante el viaje las cosas fueran diferentes. Y Rose se mostrara más dispuesta a retomar nuestra intimidad.
Rose pvo
Los días pasaron y las cosas entre nosotros ya estaban tranquilas de nuevo. Acababa de terminar de recoger las cosas para la pequeña escapada que haríamos Emmett y yo en el fin de semana. Era divertido como el mismo la había bautizado como "nuestro último viaje de solteros", sonreí. Y es que ya si que si dentro de nada seríamos marido y mujer. Y ni siquiera sabía qué sentir sobre eso.
-¡Rose!- escuché la voz de Emmett entrando en el apartamento. Tenía que ir antes a la empresa a hacer algunas gestiones.-Ya he llegado. ¿Lo tienes todo?-dijo divertido al verme hacer recuento de cosas.
-Sí.-Respondí.-Está todo listo.
-Genial.-Se acercó y dejó un beso en mi mejilla. Era extraño pero desde la última vez que discutimos sobre lo de tener sexo, Emmett parecía finalmente haberlo entendido. Ya no había insistido al respecto, lo cual agradecía. Aunque probablemente ahora en este viaje ya no habría vuelta atrás.-Bueno.-Cogió las maletas sin ningún problema.-Vámonos entonces.
Sin más nos dirigimos a una de las propiedades de los Cullen a las afueras de la ciudad, cerca de las montañas. Emmett iba conduciendo su camioneta y en el auto de atrás iban esos hombres armados que se habían convertido en prácticamente nuestra sombra.
-¿Emm?-pregunté algo insegura jugando con mis manos.
-¿Qué ocurre nena?-preguntó cauteloso mientras me miraba por un segundo.
-Ellos...-hice un ademán refiriéndome a los escoltas. Emmett asintió.-¿Van a estar todo el tiempo con nosotros?-dije al fin.
-Sabes que es necesario nena.-dijo sin más.-Mi tío podría haber estado aquí.
-Ya.-suspiré. Si ya de por si me había sido difícil convencerme de tratar de volver a estar con Emmett, ahora tendría que hacerlo con unos seguratas en la misma casa.
-Hemos llegado nena.-sonrió señalando la propiedad. En tanto avanzaba un poco más hacia la entrada.
El lugar era hermoso, la cabaña era enorme con un acabado rústico de piedra y madera dándole un encanto. Tenía grandes ventanales que sin duda daban excelentes vistas al bosque que nos rodeaba.
-Es maravillosa.-Dije ilusionada.
-Ven vamos.-Desabrochó su cinturón y salió de la camioneta para ir a abrir mi puerta.-Te mostraré todo el lugar.-Dijo emocionado mientras tomaba mi mano y me conducía hacia adentro.
La sala de estar, era muy amplia, consistía en un acogedor rincón de televisión, una zona de estar con una chimenea. Todo está inundado por las grandes ventanas de piso a techo que dejan pasar luz natural, mientras tal y como lo suponía regalaban increíbles vistas al exterior.
También contaba con una terraza que conectaba a través de las grandes ventanas y puertas de cristal con el interior. Además tenía un diseño bastante creativo porque el tronco de un árbol se había integrado en el concepto arquitectónico.
Luego dejamos nuestras cosas en la habitación principal que estaba equipada con grandes ventanales y claraboyas, siguiendo el mismo esquema de color y diseño del resto de la cabaña, pero con un toque un poco más opulento. Las telas suaves, detalles de cuero y accesorios inusuales se complementaban a la perfección.
-¿Te gusta, nena?-Emmett acarició mi rostro mientras me veía con atención.
-Es precioso.-sonreí encantada con el lugar.-¿Sabes?-él me miró con atención.-Cuando era pequeña solía frecuentar la casa de unos amigos de mis padres en los Costwolds.-sonreí recordando.-Es como Los Hamptons ingleses.-guiñé y él sonrió.-Esto se me parece mucho.
-Señor Cullen.-de un momento a otro los hombres de seguridad aparecieron en la instancia.-Ya hemos revisado todo.-Emmett les miró interrogante.-No hay nada. Parece que todo está limpio.-Emmett suspiró aliviado.
-Perfecto.-sonrió mientras me acercaba a su cuerpo.-Pueden retirarse. Gracias.
De nuevo ahí estábamos solos.
-Y...¿Qué te apetece hacer?-dijo sonriendo.-¿Quieres ponerte cómoda o prefieres que vayamos a dar un paseo por la montaña?
-El paseo suena bien.-Sonreí.
-Ok podemos montar juntos.-Sonrió coqueto.-A ti te encanta hacerlo, ¿No? Además se te da muy bien.-Guiñó en tanto bajaba sus manos a mi trasero.
-Emm...-Advertí.
-¿Qué?-Se hizo el desentendido y yo entrecerré los ojos-Hablo de los caballos.
-¿Seguro?-dije mirándolo de manera desconfiada. El rió.
-Claro que sí nena.-sonreí.-Ven.-me tendió la mano.-Te enseñaré esto.
Yo le di la mano y él sonrió con la ilusión de un niño. Yo me alegré interiormente ya que no tenía que cambiarme. Me había vestido justo para la ocasión.
-Buenos días Javier.-saludó a uno de los hombres que por lo que pude ver mantenía el lugar.
-Hola sr. Cullen-Saludó con una sonrisa.
-Oh vamos Javier.-Replicó divertido.-Deja los formalismos de lado.-Fue y lo abrazó.
-De acuerdo, Emmett. Qué gusto tenerlo por acá. Ha pasado tanto tiempo.
-Ni que lo digas. Oye te presento a mi futura esposa, Rosalie. Nena, él es Javier se encarga de mantener todo en orden y de cuidar a los caballos que eran de mi padre.
-Un gusto.-Lo saludé.
-Encantado, señorita. Qué bueno que haya podido hacer sentar cabeza a este muchacho.-yo reí divertida mirando a Emmett que estaba algo avergonzado.
-Oh no otra vez no.-dijo Emm rodando los ojos.
-Oh.-dije sorprendida.-¿Otra vez? ¿Has traído a muchas mujeres aquí?-dije algo molesta. Emmett no sabía dónde meterse así que Javier respondió por él.
-Le aseguro que ninguna tan hermosa como usted señorita Rosalie.-sonrió y yo no pude evitar reír encantada.
-Gracias Javier.-le guiñé divertida.-Pero llámame Rose ¿si?-él asintió divertido.
-Ella me gusta, Emmett.-le dijo orgulloso.
-Cuéntanos Javier.-Emmett cambió de tema.-¿Qué caballos podemos llevarnos? Mi prometida es una excelente amazona.-guiñó divertido.
-Thor y Odín siempre están listos.-Exclamó antes de dirigirse hacia el establo.
-¿Y bien?-Alcé una ceja.-¿Aquí has traído a todas tus conquistas?-Pregunté cuando nos quedamos solos. Tenía ganas de molestarlo un poco.
-¿Estás celosa?-Preguntó mientras colocaba sus manos en mi cintura y me acercaba a él. Y a él esto le parecía divertido.
Yo enredé mis brazos en su cuello.
-Es simple curiosidad.
-Oh venga nena.-dijo removiéndose incómodo. Yo alcé las cejas y le miré molesta.-Está bien.-bufó molesto.-Pues no.-suspiró.-Solo fue en eventos familiares, ya sabes.-rodó los ojos.-Para que mi mamá no se entrometiera en estar buscándome pareja todo el tiempo.-él confesó finalmente y yo reí.-¿Contenta?-me miró avergonzado.
-Oye.-dije mirándolo divertida.-No pasa nada ¿si?-él me miró incrédulo.-Ya te he dicho que no soy celosa.-me di de hombros.-Además, te entiendo.-suspiré.-Sé lo molesto que puede ser que tus padres no te dejen en paz con ese tema.-puse los ojos.
-Quiero que sepas que para mí es muy especial que estés aquí.-dijo de repente.-Eres la única mujer a la que traigo de verdad.-dijo acortando la distancia que nos separaba para besarme. Yo sonreí contra sus labios y lo acepté encantada.
Tras eso Javier llegó con ambos caballos. Los dos eran blancos y muy hermosos
-¿Cuál quieres, nena? ¿A Thor o a Odín?-Me los presentó.
-Me quedo con Thor.-Sonreí.
-¿Te ayudó?-Preguntó caballerosamente.
-Descuida. Yo puedo.-Aseguré. Y logré subirme sin ningún problema.
Emmett me vio sorprendido.-Oh vamos Emm, ¿Vas a quedarte ahí?
El sonrió volviendo en sí y se montó en el suyo.
-¿Cuando empezaste a montar?-preguntó sorprendido. Yo reí.-¿Qué?-dijo confundido.
-Es que yo iba a preguntarte lo mismo.-sonreí mientras admiraba el paisaje.
-Oh.-sonrió.-Pues desde niño.-se dio de hombros.-A mi padre siempre le gustó todo esto.-le miré.-Ya sabes, la vida fuera de la ciudad.
-Es una buena manera de desconectar de todo.-dije dándole la razón.
-¿Y tú? ¿Cuándo aprendiste a hacerlo?-Preguntó de nuevo.
-Igual que tú desde niña recibí clases de equitación.-Respondí.-A mi papá le hacía ilusión compartir estos momentos conmigo. Su única hija. Aunque a mí madre no le hacía nada de gracia.
Emmett tomó mi mano.-¿Y a ti te gustaría que nuestros hijos lo practicaran?
Yo volví a verlo. Dios. Estaba tan metido en ese tema que cada vez que tenía una oportunidad lo sacaba a colación.
-No tenemos por qué hablar sobre eso Emmett. Es muy pronto.
-Pronto seremos marido y mujer, nena. Y es obvio que quiero construir un futuro contigo.-Besó mi mano.
-Ya habrá tiempo hacer ese tipo de planes.-dije simplemente.-¿No te parece?-puse los ojos.
-¿No quieres ser madre?-preguntó con algo de temor.
-¿Sabes?-dije sincera.-Te agradezco que me lo preguntes.-él me miró incrédulo.-Nunca lo habías hecho hasta ahora. Simplemente lo habías dado por hecho.-me di de hombros mientras lo miraba.
-Es que Rose...-suspiró.-Te entiendo y te respeto.-se dio de hombros.-Pero no puedo estar con alguien que no quiere tener hijos.
-Ok perfecto. No nos casemos.
-Rose, tampoco te pongas en ese plan.-Gruñó Emmett.
-Estás diciendo que no quieres estar con alguien que no quiera hijos.-Le dije como algo obvio.
-No puedes estar hablando en serio.-Dijo alterado.
-Mira Emmett, no quiero hijos en el corto plazo.-Le expliqué. Él pareció calmarse un poco porque no le había dado un no rotundo-Además... tú antes de conocerme eras todo un Playboy sin remedio. Así que no te creo que siempre hayas querido hijos.
-Es porque no había conocido a alguien cómo tú, Rose-Respondió.-Yo quiero todo contigo, nena.
-¿Estarías dispuesto a compartirme con alguien más?-Pregunté inocentemente sabiendo la respuesta de Emmett. Él frunció el ceño-Porque los niños demandan mucho tiempo. Y obviamente ellos serían mi prioridad.
Emmett parecía estar procesando todo.-Tienes un punto.-Se rascó la nuca.-Pero eso me da esperanzas.-Sonrió.-Porque estás pensando en plural. Y pues un niño o niños.-Sonrió divertido.-Es algo que siempre nos uniría.
-Ni se te ocurra embarazarme sin mi consentimiento.-Advertí molesta al darme cuenta de la "lógica" de Emmett. Lo que un niño supondría en nuestra relación.
-¡Pero Rose!-respondió sorprendido.-¿Qué dices?
-Tú solito lo insinuaste.-dije yo molesta.
-No lo dije en ese sentido.-dijo sorprendido.-¡¿Cómo puedes pensar que yo haría algo así?! ¿Por qué piensas lo peor de mí?-dijo molesto.
-Emmett.-dije de nuevo.-Es que tú mismo lo has dicho.-suspiré molesta.-Insinuando lo que un niño supondría en nuestra relación.-rodé los ojos.
-Pero...-él volvió a insistir.-Rose tengo 34.-dijo ansioso.-Se me pasa el arroz para ser un padre joven y sexy.-me miró suplicante.
-Y yo sigo siendo muy joven para ser madre.-Respondí.
Se encogió de hombros.-De acuerdo, nena. Pero tú sabes muy bien que soy muy perseverante cuando me lo propongo -Guiñó mientras estiraba su brazo para acariciar mi muslo. Y ahí estaba ese brillo en su mirada pensando a saber qué cosas. A veces Emmett era muy terco y cabeza dura lo cual me exasperaba.
Rodé los ojos. Emmett era imposible.
Definitivamente no me fiaba del todo mucho menos ahora con lo que él había confesado. Así que tendría que ser el doble de cuidadosa para evitar cualquier sorpresa.
-¿Y bien? ¿Vamos a continuar con el recorrido?-Cambié de tema en tanto hacía que Thor se girara.
-Ah venga.-se quejó molesto.-Es increíble.-dijo siguiéndome.
-¿El qué es increíble Emm?-dije algo cansada.
-¡Qué puedas pensar que yo sería capaz de hacer algo así!-repitió.-Yo solo estaría feliz con hacer bebés juntos si ambos estamos de acuerdo.-yo le miré desconfiada.-Te lo juro Rose.
-Está bien.-dije sonriendo.-Hagamos una carrera.-le di un pequeño golpecito al caballo para que aumentara su velocidad.
-Ok nena.-Sonrió.-No te vayas a enfadar si pierdes.-Dijo divertido.
-Lo mismo te digo Emmett.-Repliqué.
Emmett ganó apenas por unos segundos.
-Gané.-Exclamó contento y se bajó del caballo.-Vamos.-Se acercó hacia mí y me bajó del caballo también sin ninguna dificultad.
-¡Emmett!-Me quejé sorprendida ante la fuerza bruta de este hombre.
Él simplemente rio.-¿Vas a darme mi premio ahora, nena?-Preguntó cuando me dejó en el suelo inclinándose hacia mí.
Yo enredé mis brazos en su cuello y me estiré un poco y él fue en busca de mis labios.
-Hola.-dijo divertido. Yo sonreí en respuesta y volví a besarlo.-Tengo una sorpresa.-dijo de repente. Yo lo miré sorprendida. ¿Qué tendrá preparado ahora este hombre? De un momento a otro sacó una manta de picnic de una pequeña mochila.
-¿Tenías pensado hacer un picnic?-dije divertida ayudándole a estirar la manta. Los caballos estaban junto a nosotros mientras descansaban.
-Ajá.-sonrió.-A mi madre le encantaba hacer estos planes en familia. Veníamos los tres y hacíamos un picnic y luego mi padre y yo jugábamos mientras mi madre leía una revista o tomaba el sol.
-Suena muy lindo.-sonreí acariciando a Thor. Este relinchó feliz y comenzó a mover su cabeza agitadamente.
-Ven, nena.-Me llamó y me senté a su lado.-Toma.-Me pasó alcohol en gel.
-Vienes preparado.-Comenté sorprendida mientras me limpiaba las manos.
-Me gusta tener las cosas bajo control.-Guiñó. Y si yo daba fe de eso.
-¿Qué vamos a comer?-Pregunté animada.
-Ya lo verás, nena.-Respondió y en eso apareció la gente del servicio con un par de cestas. Emmett les agradeció e hizo que se retiraran. Dejándonos solos nuevamente.
-Has preparado todo un banquete, Emm.
-Lo mejor para mí chica.-Dijo complacido dejando un beso en mi frente.
-Ay Emm.-dije asombrada observándolo todo.-Es increíble. Pero de verdad que no hacía falta.
-Ya te he dicho que si nena.-sonrió.-¿Qué te apetece tomar? ¿Dulce o salado?
-Está mal comer dulce antes de cenar, Emm.-dije con un puchero.
-Siempre podemos hacer una excepción.-dijo divertido dándose de hombros mientras tomaba una fresa y la untaba en chocolate.-¿Quieres?-sonrió de manera sugerente haciéndome reír algo nerviosa.
-Dame.-Pedí y lo acercó a mis labios. Decidí jugar con él un poco.
-Eres malditamente caliente, nena.-Suspiró y yo me relamí los labios.
Él sin dudarlo fue a besarme con ganas y yo lo recibí gustosa. Dios. Emmett era tan apasionado. Estaba considerando seriamente retomar esto en nuestro dormitorio. Tal vez esta vez funcionaba.
Reí cuando nos separamos y acaricié su rostro.-Eres hermosa.-dijo embelesado mirándome. Yo tomé otra fresa y se la acerqué. La tomó dejando una pequeña mordida en mis dedos y luego besó el dorso de mi mano.
-Emmett.-lo llamé mientras lo miraba profundamente y acariciaba su rostro.-Creo que tal vez si que te echo de menos.-dije algo avergonzada mirando al suelo.
El tomó mi barbilla y me besó.-Podemos intentarlo esta noche, nena. Si te apetece.-Dijo con una sonrisa.
Yo me mordí el labio y asentí.-Ok.-Emmett fue a darme otro beso.
Luego continuamos merendando mientras de vez en cuando compartíamos caricias y besos. Tal vez después de todo no era tan mala idea aprovechar esta escapada para retomar lo nuestro.
Más tarde fuimos a dejar los caballos al establo. Emmett había insistido en que Javier podía ocuparse de eso pero yo me había negado.
-Ya te lo he dicho Emmett.-dije de nuevo.-No eres buena amazona si dejas que otro se ocupe del vínculo con tu caballo.
-Muy bien.-dijo el divertido.-Nosotros nos ocupamos Javier.-le dijo al mozo con una sonrisa divertida.
-Está bien.-él otro sonrió.-Estaré por aquí si me necesitan.
Me adentré en el establo y lo amarré para quitarle la silla. Emmett me ayudó a dejarla en su lugar. Tras eso nos encaminamos a darle una ducha a los caballos. Por supuesto Emmett aprovechó para que eso se convirtiera en una lucha de agua y jabón. Fue divertido pero ambos acabamos perdidos.
-Estás hermosa así.-me dijo de repente cuando ya habíamos terminado. Le miré molesta alzando una ceja.
-Me veo de todo menos hermosa.-bufé para alejar mi cabello de la cara. Se me había quedado pegado del agua. Él se acercó y acortó la distancia entre nosotros para besarme. Yo lo acepté encantada.
-Te amo, Rose.-Dijo cuando nos separamos y se quedó acariciando mi rostro.
-Yo también Emm.-Respondí y él aprovechó ese momento para alzarme en sus brazos y hacerme girar.
-¡Emm ya!-Chillé riendo.-¡Ya bájame!-Pedí y él antes de hacerme caso fue a besarme una vez más momento que aproveché para enredar mis piernas en su cintura.
Emmett gruñó cuando rocé su entrepierna y perdió un poco el equilibrio haciendo que chocara mi espalda en una viga.
-Emm.-Exclamé sorprendida aún cerca de sus labios-No estarás pensando en hacerlo aquí.-Alcé una ceja.
-¿No te gustaría?-Preguntó visiblemente excitado.
-No se me antoja para nada que se me meta paja en el trasero.
Emm rio y apretó mi trasero.-No te preocupes.-Me puso en el suelo.-Yo me encargaré de consentir ese trasero bonito que tienes.
-Además no estamos solos.-Le recordé.-Javier está cerca.
Él suspiró todo agitado.-Ok.-Pareció entenderlo pero aún luciendo abrumado así que tomé su mano.
-Ven.-sonreí.-Vamos adentro.-dije mientras lo conducía a la gran casa.
Los de seguridad nos saludaron al entrar. Yo sonreí amablemente tratando de disimular mientras Emmett me arrastraba escaleras arriba a la habitación como todo un niño pequeño. Yo no pude evitar reír ante su insistencia.
-Ven.-sonreí mientras lo sentaba en la cama.-Dame un beso.
-Lo que tú quieras mi amor.-dijo visiblemente excitado y complaciente.
Empezamos a quitarnos la ropa en tanto seguíamos compartiendo besos y caricias. Y poco a poco Emmett fue tomando el control de la situación.
Me colocó de espaldas en el colchón mientras se ponía sobre mí y seguía devorando mi boca con ansias y recorría mi cuerpo con caricias urgentes.
Emmett prácticamente se había saltado todo el juego previo. Estaba desesperado por follarme, podía notarlo. Lo cual me ponía realmente nerviosa. Inevitablemente imágenes sobre mis traumas del pasado no tardaron en aparecer en mi cabeza al tener todo su enorme cuerpo sobre mí, dominándome por completo.
Definitivamente no lo disfrutaría. Me recordaba demasiado a su primo así que cerré los ojos y chillé cuando lo sentí penetrarme mientras me retorcía bajo él.
Emmett estaba tan caliente que lo dejó pasar por alto porque siguió entrando y saliendo un par de veces más.
-Por favor... Por favor...-Pedí.
-Nena, nena.-Exclamó preocupado-¿Qué tienes?- ¿Por qué estás llorando?-Dijo asustado mientras finalmente se detenía.
No me había dado cuenta que las lágrimas corrían por mi rostro.
-Lo siento Emm. Pero no puedo.-Gemí. Él me veía asustado y confundido mientras seguía dentro de mí.-Por favor.-Volví a pedir.-No te enfades y no me hagas daño.-Pedí con temor al ver que se había enfadado.
-Rosalie.-dijo de manera calmada saliendo de mí y sentándose en la cama.-Ey nena.-me arrulló entre sus fuertes brazos.-Ya está. Todo está bien ¿si?
-¿No estás enfadado?-dije asustada apartando mi mirada de la suya. Le vi fruncir el ceño ante mi comportamiento.
-Estoy frustrado.-dijo sincero dándose de hombros.-Pero no solo por eso. No puedo entender como puedes pensar que yo te haría daño de alguna manera.-dijo preocupado mirándome.
Yo me zafé de su agarre y me cubrí con la sábana.
-Entiendo.-Dijo entre dientes y se levantó de la cama.-Quieres estar sola.-Suspiró quitándose el condón y se fue caminando con tremenda erección al baño.
Yo me hundí en el colchón y me tapé la cara con las manos. Sintiéndome terriblemente mal y culpable. Emmett no se merecía esto pero yo no podía evitarlo.
Momentos más tarde me levanté de la cama y caminé hacia el baño. Le debía una disculpa.
Emmett estaba de espalda con las manos apoyadas en la pared mientras la ducha caía sobre sus músculos esculpidos.
Sin pensarlo fui a abrazarlo por atrás.-¿Rose?-Se sobresaltó al sentirme pegada a su cuerpo.-Nena.
-Lo siento, Emm.-Dejé un beso en su espalda y apoyé mi cara después. Él se dio media vuelta.
-Nena, descuida.-Intentó restarle importancia pero ahora su respiración se había vuelto dificultosa.-No me estás poniendo las cosas fáciles, así.-Tragó en seco.-Estás poniendo mi control al límite.-Respondió nervioso.
-Quiero intentarlo de nuevo, Emm.-Dije avergonzada mientras bajaba la mirada y me mordía el labio.
-¿Estás segura?-Preguntó en tanto buscaba mi mirada inclinándose.-Porque yo estoy seguro que no podré determe otra vez.-Tomó mi barbilla con suavidad obligándome a verlo. Era evidente que Emmett estaba de nuevo excitado.-Y no quiero obligarte a nada, nena.
¿Y yo lo deseaba? ¡Por supuesto que lo deseaba!-Solo no seas tan rudo está vez.-Pedí.
El se inclinó y fue a besarme lento y profundo.
Yo pasé mis brazos alrededor de su cuello mientras me deleitaba con las sensaciones. Emmett seguía concentrado en mi boca. ¡Y vaya beso! Sentía su lengua recorrerme por completo mientras sus manos estaban inmóviles. Cogí una de ellas y la llevé a mi centro. Él se separó de mí respirando agitado.
-¿Estás segura?-preguntó con temor.
-Te amo Emmett Cullen.-dije sin más.-Confío en ti. Hazme el amor.-le dije. Había sido lo más intenso y profundo que le había dicho desde que nos habíamos conocido. Él me miró con devoción y comenzó a tocarme haciéndome suspirar buscando más.
Emmett conocía perfectamente mis puntos más sensibles. No duré mucho así. Me sostuve de él para no perder el equilibrio.
-¿Estás bien?
Yo asentí y me estiré a buscar su boca de nuevo. El inmediatamente me alzó en sus brazos y yo me agarré de sus amplios hombros enredando mis piernas en su cintura.
Emmett volvió a verme y yo simplemente asentí. Así que poco a poco fue introduciéndose en mi centro. A diferencia de la vez anterior Emmett estaba siendo cuidadoso y estaba pendiente de mis reacciones.
Me mordí el labio al sentirlo por completo en mi interior.
-¿Estás bien?-Preguntó preocupado de nuevo.
-Solo no te detengas.-Pedí contoneándome un poco. Él gruñó y fue a besarme, comenzando a embestirme lentamente a un ritmo completamente tortuoso.
-Ah.-gemí agarrándome a sus fuertes hombros. Cambió de posición y mi espalda chocó contra los azulejos del baño mientras el agua de la ducha seguía cayendo en cascada sobre nosotros.
-Rose.-gimió en un suspiro antes de irse en mi interior. Era excitante sentir como todos sus increíbles músculos se contraían en ese momento en el que parecía estar indefenso ante la explosión de placer. Yo suspiré y cerré los ojos antes de mirarlo. Su mirada era profunda y penetrante.
-Estoy bien.-sonreí acariciando su cara. Y cerré el grifo de la ducha. Aún seguía corriendo.-¿Te parece si nos relajamos con un baño?
-Iba a proponerte lo mismo. Podemos usar el jacuzzi.-Sugirió con una sonrisa de hoyuelos a la que evidentemente no pude negarme.
-De acuerdo.-Desenredé mis piernas de su cintura, Emmett me dejó en el suelo de nuevo.
-Nena.-Tomó mi mano antes de que saliera de la ducha y me acercó a él, acarició mi rostro.-Gracias. Estaba ansiando mucho esto.-Dejó un corto beso en mis labios antes de estrecharme en un fuerte abrazo.-Te amo, Rose.-Fue a besarme otra vez solo que ahora sí fue más apasionado.
Era evidente que Emmett estaba esperando más acción pero yo no estaba segura si podría seguirle el ritmo. Corté el beso y él me vio confundido.-Vamos.-Dije tomando su enorme mano.-El jacuzzi nos espera.-Él sonrió aliviado y me cargó en volandas.
-¡Espera!-Dije antes de que Emmett y yo saliéramos desnudos de la habitación.-No estamos solos.-Le recordé en un momento de lucidez.
-¡Mierda!-Emmett me dejó en el piso y me pasó un albornoz.
-¿Y tú no vas a usar nada?-Pregunté.
-¿Para qué?-Se encogió de hombros.-Todos somos hombres aquí.-Dijo como algo obvio.
-Emmett.-le dije molesta. ¿Cómo podía darle todo tan igual?-Ponte algo ¿quieres?-dije alzando las cejas.
-¿Por qué?-dijo confundido. De repente se quedó callado por un par de minutos.-¿Estás celosa?-alzó las cejas divertido.
-No claro que no.-dije bufando molesta.-Está claro que eres un exhibicionista. O simplemente quieres fardar ante esos hombres que eres todo un macho.-rodé los ojos.
El rio.-¿Acaso no lo soy?-Guiñó coqueto.
-¡Ah!-Dije exasperada.-A veces no te tolero.-Salí de la habitación. Y escuché que él rió. Un momento después Emmett me alcanzó y para mí sorpresa también traía puesto un albornoz. Solo que sin abrochar. Yo puse los ojos.
Cuando entramos a la habitación Emmett se quitó rápidamente lo que traía puesto y se acercó a mí. Desabrochando mi albornoz. Sí definitivamente quería seguir follando. Podía sentir su erección contra mi trasero en tanto besaba mi cuello.
-Ohh.-Sonreí al ver el mini bar y me solté de su agarre caminando hacia ahí.-Hay vino.-Saqué una copa y me serví un poco.
Emmett se acercó de nuevo a mí así que se la ofrecí.
Y yo decidí llevarme la botella. Definitivamente necesitaría mucho alcohol en esta velada.
Me sumergí en el agua y comencé a beber.
-¿Qué estás haciendo Rosalie?-Preguntó molesto Emmett quitándome la botella de la mano.
-¡Oye!-Me quejé.-Estoy intentando relajarme.
-Rosalie.-dijo molesto entre dientes. Yo sabía que estaba aguantándose de decir algo de lo que probablemente fuera a arrepentirse.
-¿Qué Emmett?-dije sin más quitándole la botella y pegando un trago. Tras eso, me limpié la boca de una manera muy poco elegante y le miré.-¿Por qué no vienes y te unes a la diversión, querido?-sonreí jugando con el agua.
-¿Vino?-dijo incrédulo. Yo lo miré sorprendida cuando abrió el mini bar y sacó una botella de ginebra. -¿Por qué no algo más fuerte querida?-llenó los vasos y se introdujo en el agua junto a mi. No iba a negar que el momento estaba siendo increíblemente excitante. Pero me estaba probando.
-No pretendo embriagarme, cariño.-Respondí.-¿O acaso tú eso pretendes hacer conmigo?-Alcé una ceja.
-Tú solita comenzaste a beber, mi vida.-Dijo con ironía en tanto él se empinaba ambos de una sola vez.
No le di mucha importancia a la actitud de Emmett. Seguí tomando de mi botella mientras contemplaba la maravillosa vista al lago que tenía a través del ventanal. Vi por el rabillo del ojo a Emmett. No se veía contento. Había estado viendo el horizonte en silencio. Pero ese 'enfado' se le pasaría con un par de atenciones y caricias.
-¿Emm?-Me acerqué melosa a él.-¿Qué hay en tu mente? -Apoyé mi cabeza en su hombro.
-Nada.-Hizo una pausa y volvió a verme.-Solo me preguntaba porqué mi mujer necesita alcohol para estar conmigo. ¿Acaso soy tan insoportable?
-Oh vamos.-Le resté importancia.-Eso no es cierto.
Él me vio incrédulo.-Esas botellas me indican otra cosa.-Bufó.
-Solo ha sido una.-Me quejé aunque en realidad había sido una y la mitad.
-Rose.-dijo algo molesto. Pero se le pasó enseguida cuando me coloqué a horcajadas sobre él.-¿Qué haces?-preguntó sorprendido.
-Solo te estoy dando amor, nene.-le guiñé divertida mientras dejaba un camino de besos en su cuello.
-Definitivamente tienes un aguante nefasto bebiendo.-bufó molesto.
Yo reí tontamente.-Ya cállate y bésame.-Pedí y él obviamente no se resistió.
-Hmmm.-Me separé de su boca.-Emy está listo.-Sonreí al sentir la erección de Emm chocando sobre mi vientre.
-¿Emy?-Preguntó ofendido.-Querrás decir Emmettconda.
Yo reí ante su comentario pero no me dio mucho tiempo porque Emm había aprovechado para abrirse paso en mi centro.
Había comenzado a contonearme sobre él ajustándome a su tamaño.
-¿Seguirás llamándolo Emy?-Preguntó con una sonrisa socarrona al verme toda agitada por su culpa.
-Lo llamaré señor Titán si quieres.-Me mordí el labio sintiéndome completamente atravesada con cada embestida. Emmett ahora rio y fue a estrujar mis senos disfrutando complacido.
-Y tú eres mi amazona.-Agregó antes de ir a mordisquear mi cuello en tanto apretaba mi trasero.
-Oh Dios, Emmett.-suspiré en su boca antes de besarlo. Fue un beso tan apasionado como el momento que estábamos disfrutando.
-Dios nena.-mordisqueó mis pechos a la vez que desesperado rodeaba mi trasero con sus grandes manos. Me hizo reír.
-Emmett.-sonreí.-No voy a irme a ningún sitio ¿si? Te quiero.
-Hoy estás muy cariñosa tú.-dijo sonriendo complacido.
-Aprovéchalo.-dije con suficiencia.-No lo estoy a menudo.
-Oh Rose me encantas, nena.-Suspiró.-Eres solo mía.-Siguió susurrando cosas que ya no pude entender. Me encontraba perdida ante esa deliciosa fricción de nuestros cuerpos. Ya no pensaba con claridad, estaba a punto de correrme.
-Córrete para mí.-Ordenó Emmett en tanto pellizcaba mi clítoris. Y justo ahí llegué, dejé de moverme perdida en esas sensaciones y disfrutando de los orgasmos que acababa de percibir.
Emmett gruñó y siguió embistiéndome una y otra vez hasta que finalmente se corrió presionando hasta el fondo.
Me quedé desplomada sobre él descansando un momento en tanto nos recuperábamos.
-Nena.-Su respiración era irregular.-Me he corrido dos veces dentro de ti.-Apartó el cabello de mi cara.-Luego no digas que yo te he embarazado a la fuerza.-Sonrió de lado.
-¿En serio, Emmett?-Volví a verlo incrédula. ¿Cómo sacaba ese tema otra vez?
-¿Qué? Solo digo que en ambas ocasiones he contado con tu consentimiento.-Se encogió de hombros.
-Emmett.-Me salí de él.-Para empezar no estoy en mis días fértiles sino ni loca dejo que acabes así de esa manera. Además estoy usando mis métodos también.
Él suspiró y agachó la mirada.-Lo disfruté mucho.-Besé su mejilla.
-¿Qué métodos usas?-preguntó de repente mirándome con curiosidad. Yo rodé los ojos. Era todo un niño grande.-¿Qué? Nunca hemos hablado sobre eso.
-Tampoco me has preguntado.-dije simplemente dándome de hombros.
-O tú no me lo has dicho.-rebatió molesto. Rodé los ojos.
-¿De verdad me vas a rebatir esto?-dije molesta.-Pues Emmett si quieres saberlo te lo digo.-dije sin más.-Tomo la píldora.
-¿Desde cuándo?-preguntó sorprendido.
-Desde que inicie mi vida sexual. Obviamente me he estado cuidando.
-¿Y eso cuándo fue?
Yo me crucé de brazos y lo vi incrédula. Esto se estaba volviendo un interrogatorio.-¿Para qué quieres saberlo?
-Curiosidad.-Se encogió de hombros.-Respóndeme.-Pidió.
-Tenía 15.
-¡¿Qué?!-Exclamó sorprendido sin dar crédito de lo que acababa de escuchar.
-¿Qué?
-¡Eras solo una niña!-Exclamó escandalizado.
-¡Oh por favor!-Rodé los ojos.-¿Vamos a discutir sobre eso también? Además tú seguramente iniciaste por esa edad.
Él negó.-Mi primera vez fue a los 18.-Alzó las cejas.
Yo sonreí recordando.-Mi novio tenía 18 en ese entonces también.
Él frunció el ceño.-Maldito asaltacunas.-Soltó por lo bajo y yo lo vi molesta.-Yo al menos lo hice con una chica de mi edad no con una niña.-Bufó.
-Bueno ya, ¿Vas a quedarte ahí?-Pregunté en tanto salía y cogía una toalla.-Tengo hambre.
Emmett suspiró y se pasó las manos por la cara.
-¿Emm?-Lo llamé.
-Ya voy nena. ¿Qué quieres cenar?
Emmett pvo
Después de aquella confesión de Rose había necesitado de unos minutos para procesarlo. Pero es que esta mujer no dejaba de sorprenderme. Tras eso cenamos y nos fuimos a dormir. A la mañana siguiente yo me desperté antes que ella. Me quedé observándola durante unos minutos. No podía creerme que en menos de unos días ya seríamos marido y mujer. Y yo ya tenia claro que quería compartir mi vida con ella.
-Emm.-dijo con los ojos cerrados mientras se acurrucaba en mi pecho.-Deja de mirarme.-se quejó en un murmullo.-Eres un raro.-dijo mientras se apretaba a mi cuerpo.
Yo reí y besé su cabeza.-¿Acaso no puedo admirar tu belleza, mi hermoso ángel?
-Ugh eres un adulador sin remedio.-Suspiró.-No es mi mejor momento.-Se quejó buscando mis ojos para taparlos.
Yo reí. Era muy graciosa y adorable así.
-Y encima te burlas.-Chilló cubriéndose por completo con la sábana.
-¡Nena!-dije divertido mientras le hacía cosquillas y dejaba besos en su cara.
-¡Emmett!-chilló tratando de sonar molesta fallando en el intento.
-Es que tú siempre estás en tu mejor momento, querida.-sonreí mostrándole mis hoyuelos.
-Aggg.-bufó rodando los ojos.-Déjalo ¿quieres?-sacó un brazo fuera de las sábanas-Dios, que frío.-se quejó.-Métete aquí conmigo ¿quieres?-dijo divertida arrastrándome adentro.
Yo reí y la abracé.
-Eres todo un oso-Se pegó a mí.-Siempre estás caliente.-Sonrió.-¿No tienes frío?-Volvió a verme.
Yo negué.-El clima está agradable para quedarse en la cama.
-Hmm sí.-Ronroneó.-Quedémonos aquí, así.-Pidió antes de bostezar.
-¿Quieres seguir durmiendo?-Pregunté divertido.
-Quiero hibernar.-Bostezó otra vez.-Tú también cierra los ojos y duérmete.-Pidió.
-Está bien.-sonreí.-Me quedaré un rato consintiéndote aquí, señorita mimosa.-deje un beso en el tope de su cabeza.
Cuando Rose volvió a dormirse decidí despertarme y comenzar mi día. Así que salí con cuidado de no despertarla y me metí en el baño para ducharme y ponerme un chándal. Mi chica había dicho que tenía frío así que cortaría algo de leña para la chimenea.
De un momento a otro la vi apoyada en el marco de la puerta. Estaba adorable vestida con unos joggers y una de mis sudaderas. Le quedaba enorme. Pero no podía estar más hermosa.
-¿Qué haces?-preguntó divertida.
-Voy a cortar leña.
Se acercó hacia mí.-¿Tú puedes?-Preguntó preocupada al verme con el hacha en la mano.-Podrías decirle a alguien del servicio que lo haga.
-La gente del servicio es mayor y lo hace todo el tiempo. Ahora que estoy yo aquí me encargaré.
-¿Y tus hombres de negro que nos siguen a todas partes?
-No les pago para eso.-Fruncí el ceño.
Ella me vio preocupada.-Tranquila, nena. Estaré bien no es primera vez que lo hago.-Aseguré.
-Ok.-Dijo un poco desconfiada.-Iré a traer el botiquín por si acaso.
Yo reí. Era una exagerada. Así que empecé a hacerlo tal y como mi padre me había enseñado años atrás.
Volví a ver disimuladamente de nuevo a la puerta y ahí estaba Rose tomándose una taza de café mientras contemplaba la escena.
-¿Te gusta lo que ves, preciosa?-pregunté fanfarrón secándome el sudor.
-Solo estoy asegurándome de que no te cortas un dedo, querido.-dijo divertida mientras apartaba la vista de su libro. Yo reí ante su preocupación. Estaba claro que Rose no había hecho algo así en su vida.
-¿Quieres probar?-pregunté sabiendo que me diría que no. Pero sería chistoso.
-¿Estás loco?-preguntó visiblemente sorprendida.-No voy a llegar a mi boda con un dedo del pie amputado por ponerme a jugar a la cabaña del bosque, Emmett.-dijo rodando los ojos y yo reí. Cuando terminé tomé la leña y me dirigí hacia el interior de la casa para hacer la chimenea.-Te espero adentro.-dije divertido al ver que me miraba desconfiada.
Un momento más tarde apareció junto a mí. Pasándome los trozos de madera para introducirlos en la chimenea.
-Gracias.-Sonreí y prendí el fuego.
Luego ella cogió el atizador para acomodarla.
-¿Puedes?-le pregunté divertido al ver la desconfianza con la que miraba el fuego que estaba comenzando a formarse. Ella solo asintió concentrada. Era realmente chistoso verla así. De un momento a otro me devolvió el atizador y se sentó en el gran sofá de la sala con su libro y su taza de café.
-¿Qué lees?-pregunté interesado.
-Una tontería.-Sonrió levantando el libro enseñándomelo.
Yo achiqué los ojos para distinguir la portada pero lo único que identifique fue una granada-¿Es sobre comida?
Rosalie rio.- No. Es parte de una saga que leí cuando era adolescente.-Respondió con un deje de nostalgia.-Y la escritora decidió lanzar hace unos días la misma historia pero contada desde la perspectiva del chico.
-¿Es una novela rosa?-Pregunté divertido sentándome junto a ella. Nunca creí que a Rosalie le gustaran esas cosas.
-Incluye vampiros y hombres lobos también.-Yo reí y decidí colocar mi cabeza en su regazo.
-Ahhhhh.-sonreí mientras la miraba.-Es sobre esas películas de amor de vampiros con las que todas las niñas babeaban ¿a qué si?-dije divertido mientras acariciaba sus piernas.
-Ajá.-sonrió mientras agitaba el libro en mi cara.-La saga se llama 'Crepúsculo'.-me explicó.
-Y...¿a ti quién te gusta más?-pregunté divertido. Ella alzó las cejas curiosas.-¿Los vampiros o los hombres lobo?-le aclaré divertido mi pregunta.
-Mmmmm.-se quedó un rato pensativa.-Creo que siempre he sido más del equipo vampiro.-me guiñó cerrando el libro y dejándolo en la mesa. En su lugar tomó su celular y empezó a textear.
-¿Rose?-La llamé y ella desvió sus ojos de la pantalla.
-¿Sí?
-Nena, acordamos desconectarnos de todo durante nuestra escapada romántica. Nuestro último viaje de solteros, ¿Lo olvidas?
-Emm solo estoy reportándome.-Contestó en tanto continuaba tecleando.
-¿Con tus padres?-Alcé una ceja.
-No, con Bella.
Yo fruncí el ceño.-¿Con Bella? ¿Por qué?-¿Qué demonios le importaba lo que hacíamos mi prometida y yo?
-Sigue preocupada por lo que ocurrió. Ya sabes...-Se mordió el labio. Yo tomé su celular.-¡¿Oye qué estás haciendo?!
Inmediatamente comencé a grabarle una nota de voz.-Oye Bella es Emmett.-Sonreí.-Deja de preocuparte por Rose, no me he despegado de ella ni un segundo. De hecho no hemos salido de la cama desde ayer.-Dije coqueto. En eso Rose me quitó el teléfono.
-¿Por qué eres así?-Me vio mal.
-¿Qué?-Me hice el desentendido.-Ahora se quedará más tranquila.-Sonreí.
-No te entiendo, Emmett.-dijo Rose. Se la veía bastante molesta por lo que acababa de ocurrir.-¿Por qué eres así con ella?
-¿Así con ella como?-me hice el desentendido.-Simplemente le he dicho la verdad.-me di de hombros.-Que no te he perdido de vista nena.-alcé las cejas divertido.
-No hace falta que se lo cuentes como si tuvieras la intención de restregárselo ¿sabes?-dijo molesta.
-Lo que no entiendo es porque a Bella iría a herirle ese comentario.-bufé molesto.-Estamos prometidos y vivimos juntos. Es obvio que follamos. O ¿está celosa?-dije tras hacer mis conjeturas.-¿Es eso no?-rodé los ojos.-Siente algo por ti.-la miré de mala manera.
-¡¿Y eso en qué mierda te afecta?!-Estalló poniéndose de pie.-Voy a casarme contigo. No sé porqué insistes en hacerle ese tipo de comentarios a mi mejor amiga.
-Ya me enteré que ustedes dos tuvieron algo también.
-¡¿Qué?!-Preguntó sorprendida.-¿De qué estás hablando?
-Ella misma me lo confesó.
-No puede ser.-Cerró los ojos.-¿Y ahora vas a reclamarme por eso también?-Volvió a verme escéptica.
-Ah o sea que si es cierto.-Bufé.-Vas a casarte conmigo pero seguramente me pondrás los cuernos con esa tal Isabella.-Exclamé enfadado.
-¡Ahh Dios!-chilló exasperada.-Emmett eres simplemente horrible.-bufó.
-No me cambies de tema Rosalie.-dije enfadado.-Quiero la verdad.
-La verdad.-dijo tranquilamente.-Es que eres un verdadero paranoico.-dijo rodando los ojos. Yo la miré mal.
-Rose...
-Emmett te estoy diciendo que eso ya quedó en el pasado. De verdad. No tienes por qué preocuparte por eso.
Yo no le creía nada. De un momento a otro Rosalie se acercó de nuevo y se sentó en mis piernas y me abrazó.
-No entiendo por qué un hombre como tú es tan inseguro.-Suspiró y volvió a verme a los ojos mientras acariciaba mi rostro.
-¿Un hombre cómo yo?
Ella asintió.-Eres un hombre alto, fuerte y con unos músculos impresionantes. Eres un soltero codiciado, guapo y muy rico.-La verdad es que me sentía muy halagado por sus comentarios.
-Próximamente casado con la mujer más ardiente del planeta.-Guiñé y ella sonrió.
-Oh y aparte eres muy bueno en la cama.
-¿Soy el mejor con el que has estado?-Alcé una ceja y sonreí coqueto. Ella suspiró y se mordió el labio.
-Emmett, yo amo a Bella.-Me dijo sincera.-Eso no puedes cambiarlo.-Negó y se encogió de hombros.-Y también te amo a ti.-Besó mi mejilla.
-Rose.-Suspiré.-¿Sabes lo terrible que sería que tú siendo mi esposa, abandonaras a este semental-me señalé-por otra mujer?
Ella rodó los ojos.-Eso no sucederá, Emm.-Aseguró.-El amor que siento por ambos es muy distinto. Así que, no debes sentirte amenazado por mi cariño hacia ella.
-¿Me lo prometes?
Ella sintió y fue a besarme. Yo la recibí encantado y acaricié su cuerpo, metiendo mis manos bajo la sudadera que llevaba puesta.
-No llevas sostén.-Dije excitado en tanto comenzaba a apretar y acariciar sus pechos.
-Emm.-ella rio divertida.-No tienes remedio.-Rose bajó mis manos hasta su cintura.-Enfríate un poco ¿quieres?
-Pero nena.-yo puse un puchero.-Me tientas todo el rato.-dije exagerando.
-Tú te tientas solo.-dijo rodando los ojos.-Es muy temprano aún Emm.-dijo divertida sentándose en el sofá.
-Solo nos quedan unas horas para que todo la locura de la boda empiece y ya no podremos estar a solas nena.-pedí con un puchero.
-Te estoy empezando a consentir mucho.-dijo divertida sentándose a horcajadas sobre mí.
-¿Solo quieres ser tú la consentida de la pareja?-dije alzando las cejas sorprendido mientras acariciaba sus muslos.
-Es que ya me tienes acostumbrada.-dijo mordiéndose el labio mientras acariciaba mis hombros.
-En ese caso.-Me puse de pie con ella en brazos.-Vamos a la habitación donde podré consentirte como mereces.-La besé y caminé hacia la habitación.
La dejé sentada en la orilla de la cama y me agaché para bajar sus pantalones abriendo sus piernas de paso.
-Oh Dios Emm.-Gimió ella a medida que mi lengua y dedos hacían estragos en su centro.
No tardó mucho en correrse. Luego continuamos dándonos placer mutuamente por las siguientes horas.
-Nena.-la llamé mientras me deleitaba con su belleza. Era tan jodidamente hermosa. Ella giró su cabeza para mirarme.
-¿Qué ocurre?-preguntó achicando los ojos al ver que estaba indeciso.
-Pues...-suspiré.-Verás Rose...
-¿Emmett?-dijo algo asustada.-Me estás asustando ¿qué ocurre?
-Pues.-tragué duro. No sabía cómo iba a reaccionar.-Quiero volver a estudiar.-dije sin más.
Ella sonrió aliviada.-Esas son excelentes noticias.-Me besó.
-¿Tú crees?
-¡Claro que sí! Nunca es tarde para aprender. Me alegro mucho que hayas decidido retomar tus estudios.
-Sí es que quiero enterarme mejor de cómo se hacen las cosas. Y además, tú también tienes que ver en esto, nena.
-¿Yo?
-Sí.-Sonreí.-Me haces querer ser alguien mejor. Ella sonrió y me besó de nuevo.
-Y... ¿Dónde has pensado estudiar?
-Aún no lo decido. Ángela me ha mandado algunas opciones.
-Vaya.-sonrió.-Si que vas enserio.-dijo sorprendida. Yo la miré mal.
-¿A qué ha venido eso?-pregunté molesto.-¿No creías que fuera verdad?
-No es eso Emm.-dijo con un tono más suave.-Es que me sorprende que estes tan decidido. Pero me alegra mucho.-dijo antes de que yo pudiera interrumpirla.-¿NYU?-dijo mientras miraba los panfletos.-Creo que es muy buena idea. Conozco a varios amigos que han estudiado finanzas ahí.-sonrió.
-¿Amigos?-Alcé una ceja.
Ella rodó los ojos.-Sí, Emmett amigos. Mira lo importante es que seas responsable desde el principio. Yo puedo ayudarte a organizarte.
-¿De verdad?
-Sí. He sido tutora más de alguna vez. Incluso llegué a dar clases.
-¿En serio?-Pregunté sorprendido imaginándomela como maestra. Lo malditamente sexy que sería eso.
-¿Qué?-llamó mi atención de repente cuando vio que estaba completamente ido en mis pensamientos. Yo sonreí divertido antes de contestar.
-Nada.-dije divertido.-Solo estaba imaginándome lo sexy que sería verte en el papel de profesora, nena.-le guiñé.
-Emmett.-bufó.-Eres increíble.-dijo rodando los ojos.
-Ya lo sabes nena.-le guiñé divertido.
-De hecho, fue precisamente por ese tipo de actitudes que desistí de la docencia.-Alzó una ceja.-No soporto a la gente que se pierde en sus pensamientos en lugar de prestar atención a la clase-Me vio mal.-En fin.-volvió al tema.-¿Vas a querer que te ayude o no?
-Por supuesto que sí, nena.-Respondí.-Es evidente que la necesito. Siempre he sido un flojo, no como tú.
-De acuerdo. Cuenta conmigo.
-Bueno-Hizo a un lado la sábana y se estiró.-Ya levántate, busquemos que comer.-Pidió.
-Estaba muy a gusto aquí contigo, nena.-Hice un puchero.
Holaaaa! Os traigo este regalito de Navidad para que disfrutéis lo que queda de vacaciones :) La boda viene YAAAA! Omg que ganas de que lo veáis, ya está en proceso. Bueno, hablando del cap... Rose&Emm necesitaban relajarse después de todo el estrés que han vivido últimamente ¿no creen?
Jupy: a ver que tal les va... la verdad es que los pobres han vivido con mucho agobio últimamente. A ver como les va con la boda. Esperemos que todo vaya bien!
Nelita:Lo malo de Carlisle es que suele salirse con la suya... casi siempre. ¿Conseguirá hacerlo ahora también? Gracias por tu apoyo :)
Tecupi: Adoro tus súuuuper reviews! Pues sí veremos a ver que pasa ahora xd Carlisle está distraído pero como hemos visto no podemos perderle de vista. Algo estará planeando... pero ¿Qué es la vida sin dramas? xd
Muchas gracias por su apoyo! Espero sus reviews!
