Discleimer: El mundo Harry Potter es de su autora. Sólo son míos Lennah y algunos personajes más, así como el fic en sí
Agradecimientos: a ti: mi editora, mi Slytherin y mi contable. GRACIAS
3
Se había acercado al lago. Ir ahí le daba cierta paz interior. Era una especie de isla en medio del bullicio que era estudiar en Hogwarts.
Esa mañana había cogido un bollo de más y lo había escondido en el bolsillo de su capa, por lo que ahora podría comer algo y aislarse de todo mientras observaba las pequeñas ondas que causaba el movimiento de los seres mágicos que habitan en el fondo del lago .
Se sentó en un viejo tronco que había caído por una tormenta hacía un trimestre y se apretó la bufanda, pues aunque no era oficialmente invierno, ese final de octubre estaba siendo bastante frío.
Se comió el bollo y siguió enfocada en esas olas, hasta que un par de brazos la estrecharon por la espalda. Su olor era inconfundible, así como el calor que emanaba su cuerpo.
- Te vas a resfriar. - Su susurro, pegado a su cuello, quedó medio ahogado entre su pelo. Lo más llevaba largo que nunca y aunque casi siempre iba trenzado, a él le gustaba suelto y hacía un tiempo que procuraba complacerle.
- No creo. Eres como una pequeña estufa. - Ambos sonrieron.
Él dejó de abrazarla y se sentó a su lado. Una vez acomodado, puso una mano en su cintura y la aproximacion.
Estuvieron en silencio casi cinco minutos. A veces, estar en compañía de la persona que quiere ya llena el tiempo lo suficiente.
- Parece absorta. - Dijo sacándola de su ensimismamiento.
- Solo... solo esperaba. - Ambos se miraron: sus ojos negros contra los grises de él.
- ¿Y qué es lo que ocupa tu cabeza que no sea yo? - Preguntó realmente intrigado.
- Dijo el egocéntrico de mi novio. - Ella sonrió de lado y él cara puso de fastidio.
- Aunque lo de "mi novio" suena genial, lo ha estropeado con lo de egocéntrico. - Intentó ser una regañina, pero ella se rió. - ¿What? Es cierto… - Parecía un niño pequeño muy indignado. Le dió un pequeño beso en los labios y después, se puso seria de golpe. Le aguantó la mirada.
- He estado pensando en qué hacer después de Hogwarts. - Se avecinaban curvas y ambos lo sabían. Era un tema peliagudo porqué él quería quedarse y seguir estudiando para Auror, pero ella… La intención de ella… - Creo que… que… Me planteo aceptar la plaza en San Francisco… - Lo vio. Vió el fugaz enojo de él y como intentó sacarlo de sus ojos apartándola para poder hablar mejor y sin distracciones.
- Pero Lennah…
- Sirius, he estado pensando mucho. En Inglaterra hay pocas opciones en cuanto a formación de Criaturas Mágicas, en cambio allí…
- Lo sé, lo sé…pero… ¿Pero y nosotros? - Esa era la clave de todo: ¿Y nosotros? Ella se mordió el labio inferior pensando o equilibrando las palabras que tenía en la cabeza.
- Sabes que puede seguir teniendo un nosotros…- Y aquí empezarían las curvas. Como si de una carretera cerca de un acantilado fuera, la conversación iría y vendría en una tira y afloja.
- ¿Uno nosotros? ¿Pero cómo? ¿Con un océano de distancia? ¿Con horarios invertidos? - Ella quería poder dar respuesta a cada una de las preguntas que Sirius planteó, pero no era capaz de responder. Le hubiera gustado poder contestar con algún tema parecido a un "encontraremos la manera" pero ¿Y si no la encontraron?
Él era Sirius Black. Un merodeador. Un mujeriego. Un hombre inteligente y admirado tanto por hombres como mujeres, a quien le gustó gozar y retozar en esa admiración. Sabía que él no era perfecto, que a veces las bromas se le iban de las manos, que podía leer un libro y prácticamente recitar el mismo sin ningún problema, que había roto con su familia y había elegido la suya propia…. Lo sabía todo de él …. Incluso sabía de su celosía y de su amor por ella... en solo un par de meses lo había visto y sentido.
Pero ella… Ella en cambio… Ella era… Era Lennah Drew. Una Gryffindor que bien podría haber quedado en Slytherin, según el propio sombrero seleccionador o según su ascendencia. Ella era una chica de notas medias, en que sólo destacaba su pasión por las Criaturas Mágicas. Alguien a quien Pociones se le dio bien, pero no de maravilla como si se le dio a su primo…. O alguien a quién DCAO le hacía sudar la gota gorda por miedo a no matar a alguien sin querer. Ella era, simplemente, Lennah…
¿Simplemente?
Nada era sencillo.
Ella también era la persona que, según la mitad de Hogwarts, había cazado al cazador. Al chico de oro, junto a James Potter… Al merodeador seductor… Al indomable e incorregible Sirius Black…
Pero ello también era su propio dolor de muelas. Aceptar estar pillada y tremendamente colada por él y .. aceptar salir con él había hecho que la distancia entre ella y su primo se hubiera vuelto un abismo de difícil arreglo… motivo por el cual última pelea no empezada (o quizás terminada por su propio mutismo ) con Sirius se le antojaba como una montaña de sentimientos y contradicciones.
¿Qué hacer?
Habían pasado unas cuatro o cinco horas desde ese encuentro. Estaban todos en la sala común: algunos leían por placer, otros estudiaban, algunos terminaban sus tareas y luego estaban ellos: los merodeadores. Ellos estaban lo más cerca del fuego posible. Estaban sentados en semicírculo hablando y riendo. Junto a ellos Lily... mejor dicho junto a James: Lily. Ese año parecía que les había unido una fuerza sobrenatural sólo rota por la rectitud de ella ante las bromas pesadas de los cuatro amigos.
La puerta se abrió y la recién llegada oteó la sala y se paró a absorber la felicidad que amaba el grupo. No avanzó ni un paso aún estando en medio de la entrada.
Siguió observando sus movimientos y sus posturas. Era fácil ver la conexión entre ellos. Era fácil tener envidia de ese grupo y era fácil querer encontrar un grupo al cual pertenecer y al que llamar familia… entonces… ¿Por qué querer irse? Esa era la pregunta que Sirius le había repetido: si eres feliz aquí conmigo… con tus amigos…. ¿Por qué vas a poner un océano de por medio?
Pero su respuesta no llegó nunca.
- ¡Lennah! - la pelirroja habia alzado la mano y la reclamaba. Queria que fuera ahi con ellos.
Perdió el contacto visual con ella y buscó los ojos grises de Sirius, pero esquivó su mirada. Nadie, excepto ella, pareció darse cuenta y algo dentro de ella se resquebrajó. - ¡Vamos, Lennah, vente que James va a explicarnos la historia que nos prometió anoche! - Se sintió con la obligación de ir, pero sus pasos eran lentos y pesados y su cabeza pedía subir a la habitación.
Llegó, saludó a todos con un "Buenas noches" y esperó a que Sirius le dejara un sitio a su lado. No se movió.
Remus, en cambio, sin juzgar nada de lo que acababa de presenciar, se apartó un poco y dejó que se sentará entre él y su novio.
Suspiró y se sentó ahí, con la cabeza en otro lado y las manos en su regazo.
Unos minutos más tarde, en algún momento de entre las explicaciones de James, Sirius buscó su mano sin siquiera buscarle los ojos. No la había perdonado, pero no quería perderla aún.
- Te he visto con Sirius esta tarde. ¿Va todo bien? - La cama de Lily quedó a su derecha, pero desde principio de curso no la usaba. Utiliza su habitación de Prefecta, aunque en alguna ocasión subía a la habitación de las chicas para conversar más tranquilamente con alguna de ellas.
Lennah estaba recogiendo su pelo en una trenza y miró a Lily sin saber qué respuesta quería darle. Optó por la fácil, la que no permitió una conversación en profundidad.
- Mejorara. - Aunque su mente había pensado más bien en un "si, irá bien" su boca había dicho lo que su corazón esperaba.
Lily se sentó junto a ella y sonrió. Era una sonrisa llena de ánimo y tomó su trenza entre sus propias manos.
- De eso no hay duda. - Siguió la labor de tenzar el pelo largo y negro de su amiga. - Sirius a veces es cabezota, pero tiene miedo de perderte .. de perder lo que hay entre vosotros… - y ahí estaba la clave: ella también tenía miedo de perderle a él, de perder su amor, de perder sus amistades .. pero también quería conocer nuevas formas de vida desconocidas para ella, aprender de los mejores, instruirse para poder cuidar esos seres, estudiar para poderles ayudar, formarse y practicar en su pasión…. Y todo eso .. todo esto solamente podía hacerlo en San Francisco… al otro lado del mundo…. Con un océano de por medio ..con horarios invertidos… con …. Pecado …
Cayó una gota en su mano. No entendía de dónde procedía, pero cayó otra.. eran sus propias lágrimas. Calladas, sin sonido, sin eco…. Pero Lily había terminado la trenza y con el mismo mutismo que ella había comenzado a derramar lágrimas, su amiga pelirroja la abrazó sin preguntar, sin hablar, sin juzgar, sin opinar.
El murmullo de sus compañeras hizo que los brazos de Lily que la habían sostenido en su llanto silencioso se dejaran caer al lado de su amiga. Lennah, en cambio, se secó las lágrimas que aún quedaron en sus ojos y miró a su amiga.
- Gracias. - susurró.
- Por nada. - dijo la pelirroja sonriendo y levantándose de la cama. - ¿Sabes que puedes contarme para lo que sea, verdad? - Lennah asintió en el momento que Greta abría la puerta para quedarselas mirando.
-¿Interrupción? - Preguntó aún sujetando la puerta y sin atreverse a dar otro paso hacia su cama.
Ambas Gryffindor sonrieron y negaron con la cabeza, pero fue Lily quien, con una sonrisa en los labios dijo algo como "yo ya me iba" y se despidió del resto con un "Buenas noches".
Esa noche Lennah no durmió.
Salió de la cama tan pronto el sol se vislumbró en la lejanía. Se visitó en silencio y procurando ir rápido para no despertar a sus compañeras y bajó a la sala común. Estaba cansada de contar las vigas de madera de la habitación, el respirar tranquilo de las chicas y las conversaciones inventadas de su cabeza con Sirius.
La sala común a esas horas era un lugar frío no sólo por su chimenea apagada, sino por la falta de estudiantes en ella. suspiró. ¿Qué diferencia había entre esa sala y estar despierta en la habitación? Nada. Aunque, tampoco haría nada diferente.
Miró a su alrededor y vio el ventanal cerrado. Se acercó a él e intentó abrirlo… nunca antes lo había probado y se encontró al ver la factibilidad con la que esa gran estructura de madera cedía ante su poca fuerza.
Se abocó al alféizar y contempló las tierras de Hogwarts desde la torre… debería haberlo hecho antes.
Absorta en esa imagen y consiguiendo mantener la mente prácticamente lejos de Sirius, no se percató de que otro Gryffindor había bajado a la sala común.
La miró desde el último escalaón que iba y venía de la habitación de los chicos. Su silueta empequeñecía en ese ventanal. Ella no era especialmente alta y ese ventanal era enorme. Ahí, apoyada en sus codos y con medio cuerpo fuera, parecía un cuadro de los que bien podría ver en los pasillos de Hogwarts. El sol casi horizontal a ellos no parecía molestarle.
Pasó uno o dos minutos admirando la imagen y luego de grabar quién era él y quién era ella. Carraspeó intentando captar su atención, pero no lo oyó.
Con las manos en los bolsillos se acercó a ella intentando hacer algo de ruido para no asustarla, pero ella seguía absorta en algún punto del horizonte.
- Buenos días. - Se giró al tiempo que tapaba su boca con una mano y la otra atrapaba su corazón para que no escapara de su sitio.
- ¡Ay, Merlín! - Su chillido le hizo sonreír.
- Juro que no quería asustarte - dijo enseñándole las palmas de las manos a modo de disculpa. - Llevo rato ahí y no me tiene oído.
- Oh .. lo siento, estaba… - Se giró hacia el paisaje y él terminó su frase.
- Admirando Hogwarts, ya veo. - Ella asintió. - ¿No tienes frío? - se dio cuenta que iba en mangas de camisa. La había observado hacía bastante tiempo y acababa de darse cuenta de eso.
Ella se sonrojó.
- Me dejó el jersey arriba y… no quería despertar a nadie. - De repente cayó en la cuenta - ¿Remus, qué haces despierto a estas horas?
- Podría preguntar lo mismo…- levantó una ceja, esperando que ella evitara la pregunta, pero no lo hizo.
- No podía dormir. Discutimos con Sirius. Bueno, en realidad.. en realidad creo que no discutimos.
-Ajá…. Entiendo… - Fue el turno de ella de girarse rápidamente hacia él.
- ¿Entiendes? - Su voz era entre curiosa y asustada. ¿Cómo podía entender si ni ella misma entendía?
- Bueno, yo… Queiro decir… ayer por la noche estabais raros… no os abrazásteis, prácticamente no os mirasteis… ni hablasteis… ni… ni disteis ningún beso…- mientras enumeraba todo lo que no habían hecho Remus se puso rojo y desvío la mirada.
- Ya… - dejó de mirarle y volvió a mirar por el ventanal. - No sé cómo arreglarlo. - Confesó.
- ¿Se puede arreglar? - Remus se colocó a su lado y miró también por la ventana. Estaban a un codo de distancia, uno al lado del otro mirando un punto indefinido.
- I don't know. Es complicado. - Remus esperó pacientemente a que ella ordenará sus pensamientos y ver si quería contárselo. No tuvo que esperar mucho. - Él quiere ser Auror…y yo… yo quiero seguir estudiando Criaturas Mágicas. Puedo optar a una plaza en San Francisco… - se giró para ver la reacción del chico que encajó rápidamente las piezas: relación a distancia.
- Oh.. comprendo…
