Rose pvo

Las palabras seguían retumbando una y otra vez en mi cabeza. Me sentía débil y mareada. Como si a mis piernas les costara mantenerse firmes.

-Hemos hecho todo lo que hemos podido Señora Cullen.-dijo el doctor con cautela.

-Rosalie.-dije simplemente desorientada.

-¿Disculpe?-preguntó confundido.

-Se ha llevado horas ahí dentro tratando de salvarle la vida a mi marido.-expliqué en un hilo de voz con la mirada perdida.-Qué mínimo que me llame por mi nombre.-vi como el doctor escondió una sonrisa.

-De acuerdo.-hizo una pausa.-Rosalie. Su marido ha perdido mucha sangre. Aunque debo felicitar a quien hiciera el torniquete.-suspiró. Y no lo dijo, pero yo lo noté.-La bala ha rozado el pulmón, ha conseguido dañarlo y aunque mi equipo ha hecho todo lo que estaba en sus manos.-suspiró mirándome con comprensión.-Solo nos queda esperar.-Ahí sentí que la cabeza me daba vueltas y el aire me salía de golpe. Incluso estaba comenzando a respirar con dificultad.

Aun seguía en cuidados intensivos. Conectado a muchos cables. Mi corazón no soportaba tanto dolor. Me sentía impotente al no poder hacer nada.

Él literalmente me había salvado la vida una vez más. Esa bala iba directamente a mí. Pero Emmett la había recibido en mi lugar. Y ahora estaba ahí luchando por su vida.

Aún no había visto a mi suegra. La pobre seguía sedada. Cómo madre seguramente estaba devastada. Yo solo quería que Emmett abriera los ojos.

-Rose.-Bella llamó mi atención.-Deberías irte a casa y descansar un poco.-dijo con cautela.

-No voy a moverme de aquí. Emmett no lo haría.-al pronunciar su nombre, noté como se me aguaban los ojos.

-Está bien.-Jasper fue el que intervino.-Yo tengo que irme ¿si?-me abrazó con cariño.-Pero volveré en unas horas ¿de acuerdo?-asentí. Edward y Bella se miraron y decidieron sentarse de nuevo junto a mi.

-Oye.-suspiré.-No tenéis por qué hacerlo.-traté de acomodarme por décima vez en la incomodísima silla mientras me tapaba con el abrigo. Si iba a quedarme a dormir allí debería pedir que al menos me dieran un sillón decente.-Yo estaré bien. Los matones no me quitarán el ojo de encima. La puerta de la habitación está sellada...-me di de hombros y me levanté para pedir que me pusieran un sillón cómodo para poder dormir en la habitación donde se encontraba mi marido.

Las horas pasaron y apenas pude cerrar los ojos y descansar un poco. El sonido del teléfono me despertó. Era mi padre.

-Hija, ¿Cómo estás? ¿Cómo está mi yerno?-Yo dirigí la mirada hacia donde él yacía me mordí el labio.

-Sigue sin despertar papá.-Sollocé y me levanté yendo a su lado. Tomé su mano.

Mi padre suspiró.-Justo ahora voy a reunirme con los socios. Están realmente inquietos.

-Ok.

-Bueno, llámame estaré pendiente.

-Está bien.-cuando colgué el teléfono suspiré. Me sentía tan sumamente impotente. Emmett no despertaba, y lo único que podía hacer era esperar que lo hiciera. Tenía fe en ello. Él no podía irse así. No podía irse de ninguna manera. Me senté junto a él y miré su cara. Incluso así. Pálido y con una máquina que le ayudaba a respirar seguía siendo malditamente guapo.

-Por favor, Emm.-sollocé sorbiendo por la nariz.-Te quiero.-dije antes de quedarme dormida con la cabeza apoyada en su camilla.

No sé cuanto tiempo pasó pero el sonido de los aparatos me despertó. Me levanté de golpe asustada. Emmett ya sentado en la cama y se había desconectado lo que tenía puesto.

-¡No Emmett! Voy por el médico.-Salí rápidamente pero no fue necesario hacerlo porque justo iban entrando a estabilizarlo. Tuve que salir de ahí para que hicieran su trabajo.

Aunque el arrebato de Emmett me había dejado inquieta, pude respirar mejor porque finalmente había despertado.

Decidí no decirle nada a nadie. Solo hasta que pudiera hablar con Emmett y pudiera asegurarme de que ya estaba más tranquilo.

-¿Señora Cullen?-una enfermera de acercó a mí con una sonrisa tímida. Yo le devolví la sonrisa.

-¿Qué ocurre?-pregunté algo nerviosa.

-Oh.-sonrió.-Su marido está bien. No se preocupe. Aunque hemos tenido que sedarlo de nuevo. Estaba muy nervioso.-me miró apenada.-Aunque puede entrar y acompañarlo. No tardará mucho en volver en si.-me alentó.

Entré de nuevo y ahí estaba con los ojos cerrados. Me acerqué y tomé su mano.-Oh Emm, enorme susto me has dado.-Me mordí el labio.-Pero estoy más tranquila sabiendo que ya despertaste.-Sonreí.-No sé qué hubiera hecho...-Dejé un beso en su frente y me senté a la par, esperando que nuevamente despertara.

Mientras tanto decidí llamarle a Sam para que me contara si había investigado algo.

-¿Sam? ¿Has encontrado algo?

-Justo a llamarte iba-Contestó-Tus hombres han hecho hablar al maldito.-Dijo entre dientes.

-¿Tiene que ver con los Cullen, verdad?-Se me puso la piel de gallina.

-Ajá.-dijo furioso.-Resulta que el que orquestó toda esta locura no quería a Emmett.-bufó molesto.-Sino a ti.

-¿A mí?-pregunté aterrorizada.

-Sí.-se quedó callado por un momento.-Tú eras a la que debían disparar esa noche. Por lo poco que he descubierto tú eres la única que supone una traba para que Carlisle Cullen consiga su objetivo en Cullen & Co.-suspiró.-Aun no saco nada en claro pero...

-No lo digas.-dije sin más.-Está bastante claro.-de repente vi que Emm estaba recobrando la consciencia.-Oye Sam, tengo que colgar ¿si? Te hablo más tarde.

-¿Emmett está bien?-simplemente le contesté que no se preocupara. Ya les diría más tarde que mi hombre tan grande y fuerte había despertado.

-¿Rose?-Me llamó.

-Aquí estoy, querido.-Me acerqué antes de que se pusiera inquieto otra vez. -Aquí estoy Emm.-Tomé su mano.-Tranquilo, ¿si?

-¿Tú estás bien?-Preguntó preocupado.

Asentí.-Tú me salvaste la vida.-Acaricié su rostro.

-Lo haría una y mil veces.-dijo de repente tomando mi mano.

-Ay Emmett.-suspiré triste.-Nos has tenido tan preocupados.-mordí mis labios para evitar ponerme a llorar otra vez.

-¿Qué ocurrió exactamente?-preguntó. Yo suspiré antes de contestar. Solo de pensarlo se me ponían los vellos de punta.

-Emmett...-Él vio y dudé en decirle todo lo ocurrido. Seguramente se enfadaría si le contaba cuál había sido el motivo del ataque.-Tus hombres están investigando y Sam también está colaborando.

-¿Sam? ¿De verdad?-Preguntó sorprendido.

Yo asentí.-Sí él ofreció su ayuda.

-¿Y mi madre, cómo está? ¿Está bien?

-Tuvo un ataque de nervios pero ya está mejor.-Aseguré.

-Vaya.-su semblante estaba triste. Y no me extrañaba. No quería imaginarme como reaccionaría cuando supiera que el blanco de aquella bala era yo. Lo miré tratando de infundirle confianza.

-Aún no he querido decirle a nadie que has despertado.-suspiré.-Quería darte tranquilidad y bueno, asegurarme de que estabas bien.

-Reconoce que querías tenerme para ti sola.-dijo divertido pero no le duró mucho. Ya que acabó quejándose por el dolor.

-No fuerces querido.-le miré molesta.-Tienes que reponerte. Hemos tenido mucha suerte. Eres realmente duro, Cullen.-dije apretando su mano. Realmente sentía que si hacía eso lo sentiría real.

-No podía dejarte viuda tan rápido, nena. Con lo que me costó convencerte en que me dieras una oportunidad.

Yo sonreí tímidamente recordando cómo había iniciado nuestra relación. -Bueno aún estamos aprendiendo cosas del otro.

Emmett sonrió.-Además, aún no he podido disfrutar la noche de bodas con mi mujer.

-Por Dios, Emmett.-Dije en voz baja.-No estás en condiciones para pensar en eso.

-Mataré al hijo de puta que arruinó mi luna de miel.-Dijo molesto.

-Emmett...

-Dios, piénsalo nena justo ahora estaríamos en el Caribe disfrutándonos.-Se quejó.

-Tienes razón.-suspiré y me mordí los labios nerviosa solo de imaginarme lo que podríamos estar haciendo ahora si el maldito de Carlisle no quisiera acabar con mi presencia de una vez.-Pero ahora lo importante es que te recuperes. No las teníamos todas con nosotros ¿sabes?

-¿Tan mal he estado?-preguntó preocupado mientras hacía un mohín al ver la vía que tenía conectada a su brazo. Yo suspiré.

-Hemos estado a punto de perderte.-dije con un hilo de voz.-Emmett de verdad que no sé qué hubiera hecho.-apreté su mano y continué.-Pero eso ya pasó.-me dije a mi misma.

Los días pasaron y sus amigos y mis amigas habían venido a visitarlo. Su madre también estuvo feliz de volver a verlo.

Pese a las quejas de Emmett no tuvo más opción que quedarse en el hospital hasta que se recuperase por completo.

Nunca imaginé que pasaría tanto tiempo en el hospital peor durante estas fechas dónde supuestamente nos habríamos desconectado de todos y todo.

En los últimos días me había estado sintiendo un poco rara por un momento pensé que todo el malestar se debía al estrés.

-¿Rose?-Bella me llamó la atención. Yo la miré confundida.-¿Te ocurre algo?

-No.-mentí. Había vomitado esta mañana. Pero no le tomé importancia. Eso me solía pasar cuando pasaba por épocas de mucho estrés. El estrés me daba jaqueca y la jaqueca fatiga. Aún recuerdo lo mal que lo pasaba durante los exámenes en el colegio y en la facultad. Suspiré.

-Está bien.-dijo sentándose junto a mí.-Emmett está hecho un toro parece ser.-dijo divertida haciéndome reír. Aunque me levanté al notar algo viscoso en mi asiento. Me levanté con cuidado.

-¡Vaya rubia!-Bella también se dio cuenta.-Iré a decirle a Leah si tiene un tampax o algo.

Allí me sentí mareada.-¡¿Rose estás bien?!-Preguntó Bella alarmada ayudándome a sentarme de nuevo.

Yo asentí pero la cabeza me daba vueltas. Sintiéndome completamente mareada.

Bella fue a buscar ayuda rápidamente pero ya no pude enterarme de nada más.

Me había desmayado y lo más extraño es que lo sentía. Aunque yo no pudiera decir nada porque mi cuerpo se sentía literalmente apagado lo escuchaba absolutamente todo.

-La señora Cullen se encuentra estable.-escuché una voz de mujer. Sería la doctora.-No tardará en volver en sí. Es normal que ocurra esto con el cuadro de estrés que presenta. Pero es joven y está sana. No debe de qué preocuparse.-dijo antes de cerrar la puerta. Parpadeé unas cuentas veces. Cuando enfoqué mi vista pude ver a Bella y a Leah. Al parecer la morena se había enterado de todo. Yo solo rezaba porque los chicos estuvieran en otro lado y no se hubieran percatado. No quería a Emmett preocupado de más.

-¡Mira ya despertó!-Exclamó Bella.-Cariño, ¿Cómo te sientes?-Preguntó tomando mi mano.

-¿Qué? ¿Qué fue lo qué me pasó?

Ambas se tensaron y volvieron a verse entre sí.

Leah suspiró antes de responder.-Acabas de sufrir un aborto.

-¡¿Qué?!-Pregunté alterada.-Eso es ridículo. Ni siquiera estaba embarazada.

-Rose...-Bella intervino.-A veces pasa.-se dio de hombros.

-La doctora dice que es algo normal después de todo lo que has sufrido en tan poco tiempo.

Yo seguía negándome a creerlo. ¿Cómo era posible que estuviera embarazada? Fruncí el ceño.

-Eso es ridículo.-comenté.-Ni siquiera estaba embarazada.-Me rehusaba a creerlo.

Mis amigas no dijeron nada.-¿Alguien más lo sabe?

Ambas negaron.

-Por favor no le digan a nadie, no quiero que Emmett se entere.-Pedí. Leah me vio incrédula.

-¿Le ocultarás esto a Emmett?-Dijo escandalizada.

-No tiene por qué saberlo. Al menos ahora. Además, no es como si lo estuviéramos esperando en estos momentos.

-Bueno.-Bella decidió intervenir.-Está claro que tú no lo esperabas pero.-hizo una pausa y jugó con su cabello incomoda.-Emmett según lo que me ha contado Edward se muere por ser padre.-se dio de hombros.

-¡¿De qué lado están?!-pregunté realmente molesta.

-Rose...-Leah intentó hacerme razonar.-Oye, entiendo que no quieras alterarlo ni preocuparlo de más. Pero si no se lo dices acabarás contándole una mentira por una cosa o por otra.-ambas se acercaron y se sentaron junto a mi.

-Siempre estamos de tu lado Rose.-concluyó Bella por Leah.-Pero yo también creo que deberías de contárselo.

-¿Por qué?-pregunté de nuevo.-Quiero decir... Emmett es el que está ingresado aquí desde hace días porque casi lo matan. ¿Queréis que lo remate yo diciéndole que he tenido un aborto? Le comerá la rabia por dentro y cuando se recupere querrá que vayamos de nuevo a por un hijo.-dije preocupada.

Unos golpes en la puerta nos interrumpieron. Era Edward.

-Rose, ¿Estás bien?-Yo fruncí el ceño.

-Vamos, Edward.-Bella lo tomó del brazo.-Rose, necesita descansar.-Lo sacó de ahí.

-¿Puedes decirle a Bella que me traiga algo de ropa?-Le pedí a Leah.

-No te preocupes, yo me encargo.-Aseguró y se despidió dejándome sola. Bueno, yo confiaba en que Bella no le mencionara nada a su novio.

Decidí tratar de relajarme un poco. Necesitaba organizarme las ideas. ¿Debería decirle a Emmett sobre el aborto? Solo suspiré y me acomodé entre las sábanas.

De repente alguien llamó a la puerta. Yo miré hacia allí algo nerviosa.

-¿Rose?-mi suegra entró en la habitación. Yo grité mentalmente.-¿Estás bien?-preguntó preocupada.

-Si Esme.-sonreí.-Solo fue un mareo provocado por el estrés que he vivido estos últimos días.

-Vaya.-respiró nerviosa y tomó mi mano.-He ido a ver Emmett y no te he visto allí.

Dejó de prestarme atención por un instante y se enfocó en el cuadro clínico que estaba sobre la mesa al lado de la cama.

Sus ojos se abrieron exageradamente.-¡Dios mío!-Exclamó alterada.-¡¿Estabas embarazada?! Acabo de perder a mi nieto.-Sus ojos se llenaron de lágrimas y yo no pude sentirme más que incómoda. Si las chicas no le contaban a sus parejas seguramente Esme iría y se lo contaría a su hijo.

-Esme.-La llamé sin saber qué decir en realidad.

-Mi hijo tiene derecho a saberlo.-Dijo segura.

-Esme.-suspiré.-Por favor escúchame.-dije llamándole la atención.

-¡No Rose!-dijo histérica.-¿Tú lo sabías?

-¡No! Claro que no.-dije molesta.-Ni siquiera estábamos buscando un niño. Obvio que no tenía ni idea.

-Pero...Vas a decírselo ¿no?

-Es que no quiero preocuparle de más Esme.-dije en un suspiro.

-Te entiendo. Pero Emmett jamás te perdonaría si le ocultaras algo como esto.-Dijo firme.

-Lo sé.-Agaché la mirada. No tenía sentido discutir con ella sobre el deseo de ser madre. Ella jamás me entendería. Yo no estaba lista para eso aún.

-Te dejaré descansar.-Se marchó.

Emmett pvo

-Hola hijo.-yo sonreí a mi madre acomodándome en la maldita cama del hospital.-Oh deja que te ayude.-llegó a mi lado y ahuecó mis almohada.

-Gracias ma.-sonreí tomando su mano.

-Ay mi vida.-sonrió orgullosa.-Como me alegro de que estés bien. Me has dado un susto de muerte.

-Eso me dices a cada vez que vienes.-rodé los ojos divertido.

-Y te lo seguiré diciendo cuando quiera.-me miro molesta haciéndome reír.-Oye Emm quería preguntarte algo.-sonrió acomodándose en la silla.

-Dime, má.

-¿Tú y Rosalie se han planteado tener hijos?

-Yo lo tengo muy claro.-Aseguré.-Rose ya lo sabe.

-¿Y ella?

-Siempre que puede me evade el tema.-Reconocí.-Dice que no se siente lista.

Ella se había quedado pensativa.-¿Por qué me preguntas eso?-Me daba la sensación que ella sabía algo que yo no.-¿Ocurre algo?-Pregunté nervioso.

-Nada grave.-sonrió quitándole importancia dándose de hombros.

-Mamá mientes fatal.-bufé molesto.-Siempre he sabido cuando no dices la verdad.-rodé los ojos.

-¿Me estás retando?-dijo molesta.-Oye que sigo siendo tu madre, jovencito.-frunció el ceño y yo reí divertido al verla tan ofuscada.

-Venga mamá.-dije ansioso.-¿Qué es lo que ocurre?

-La verdad es que creo que tu esposa tiene algo que contarte.-se dio de hombros.

Ahí se conectaron todos mis pensamientos, no pude evitar emocionarme.-¿Mi Rose está embarazada?-Pregunté ilusionado.

-Ay hijo.-Mi madre sonrió pero su mirada estaba triste.

-¿Qué? ¿Ya no quieres ser abuela?-Alcé una ceja confundido.

Mamá negó.-No es eso.-Suspiró.-Cómo te dije antes. Ella te lo contará todo.

-¿Dónde está?-Pregunté sintiéndome inquieto.-¿Sabes? Ya estoy harto de estar en esta cama. Me siento mucho mejor.

-Es cuestión de días que te manden a casa, mi amor.-Me animó ella.

-¿Donde está Rose mamá?-pregunté molesto. Sabía que estaba ocultándome algo.

-Pues ehhh.-suspiró nerviosa.-Emmett la verdad es que...

-Dios ma.-bufé molesto levantándome.

-¡¿Qué haces?!-exclamó histérica.

-¡Ir a buscar a mi mujer porque tú no me dices nada!-le respondí molesto. Tomé el dichoso aparato que tenía conectado en mi brazo y salí de la habitación con mi madre pisándome los talones.

-¡Emmett! ¡Vuelve a la cama!-dijo mamá enfadada. Justo en ese momento Rose me vio.

-¡Emmett! ¿Qué haces? ¿Estás loco?-dijo llegando hasta mí para instarme a volver a la cama. Todo el mundo nos estaba mirando pero no me importaba en absoluto.

-Quiero que me digas la verdad y no me ocultes nada.-Pedí.

Ella volvió a ver a mi madre escandalizada.-Dime qué es lo que no sé.-Insistí.

-Está bien.-Suspiró derrotada.-Regresa a la cama, por favor.-Dijo más tranquila-Solo déjame terminar de llenar unos formularios.-Tomó mi mano.

-De acuerdo.-Bufé y caminé de regreso a la maldita habitación de hospital mi madre me siguió sin decir nada.

Momentos más tarde regresó mi esposa y le pidió con mucha cortesía a mi madre que nos dejara solos.

-¿Qué es lo que pasa Rose?-pregunté molesto mirándola.

-Emmett.-ella suspiró. Estaba nerviosa y eso, me estaba poniendo malditamente nervioso a mí. ¿Qué narices le pasaba a esta mujer ahora?-¿Qué te ha dicho tu mamá?

-Pues nada realmente.-dije confundido.-Me preguntó si teníamos clara nuestra postura sobre tener hijos.-me di de hombros.-Y luego me dijo que tenías algo que contarme. Le pregunté si estabas embarazada pero me lo negó diciendo que tú me dirías todo.-expliqué realmente nervioso.-¿Qué tienes que decirme Rose? ¿Estás embarazada? ¿Es eso?

-Ya no.-Se mordió el labio.-Ya no.-Repitió.

-¡¿Cómo qué ya no?!-Grité enfadado.-¡¿Qué mierda significa eso?!-Exclamé alterado.

Rose agachó la mirada y después se llevó ambas manos a la cara.-Mientras estaba aquí sufrí un aborto.-Volvió a verme y mi mandíbula se desencajó.-Para mi también fue una sorpresa.

-¡¿Y no pensabas contarme nada?!-Pregunté indignado.

-¡Yo tampoco lo sabía hasta qué sucedió!-Se quejó.

No sabía cómo sentirme realmente. Pasé de la alegría, a la tristeza y finalmente a la ira. Si nada de esto hubiera pasado, Rosalie en estos momentos estaría cargando a mi hijo en su vientre. Mis manos comenzaron a temblar y mi respiración se aceleró. Apreté los puños e intenté controlarme antes de destruir todo lo que estaba a mi alrededor.

-¡VÉTE!-grité de repente. Rose me miró estupefacta.

-Emmett.-ella me miró con miedo pero trato de acercarse. Yo no quería hacerle daño. Pero en ese estado no sabía lo que podría hacer o decir. Tenía tanta rabia en mi interior. Rabia por toda esta maldita situación que estábamos viviendo y sobre todas las cosas, rabia porque probablemente mi hijo seguiría en el vientre de Rose si todo esta mierda no hubiera pasado.

-¡No!-La detuve.-¡No te acerques!-Ella me vio asustada y ya no se movió.

No pude evitarlo y aventé las cosas que tenía a mi alrededor. El personal médico no tardó en aparecer y en pincharme un calmante con una aguja. Ya no me enteré de nada más.

Finalmente abrí los ojos. La cabeza me daba vueltas. Me di cuenta que mi madre estaba a mi lado.

-¿Hijo cómo estás?-Preguntó viéndome preocupada.

-Bien...-pensé por un momento y miré a todos lados.-¿Dónde está Rose?-pregunté asustado. Seguro que no quería ni verme.

-Emmett cielo.-Mama suspiró preocupada.-Anda en la cafetería con Bella. Estaba temblando cuando la vi.

-Dios.-suspiré nervioso.-¿La espanté no?- le pregunté asustado a mi madre.

-Si hijo.-dijo sin más.-Espantaste a la pobre.

-¿Puedes decirle que venga, por favor? Iría a buscarla yo mismo pero la cabeza me da vueltas.-Cerré los ojos.

-Descuida hijo, iré por ella.-Aseguró mi madre y escuché que salió.

Momentos más tarde escuché que se abrió la puerta y volví a ver. Rose iba entrando tímidamente y se quedó muy lejos de mí. Aún lucía temerosa.

-Tu mamá dice que quieres hablar conmigo.-se dio de hombros. Miró la habitación y se sentó en uno de los butacones junto a la ventana. Subió las piernas y se abrazó las rodillas para mirarme después.-Habla.-dijo sin más mirándome confundida.

-Lo siento.-dije sin más.-Rose perdóname yo...

-Si ya sé que perdiste el control. No hace falta que me lo expliques.-bufó.-Lo que no entiendo es por qué la has tomado conmigo, Emmett.-dijo rodando los ojos.

-He reaccionado mal, eso es todo.-Contesté.

-¿Seguro?

-Sí, nena.

-¿No estarás culpándome a mí por todo?

-¡¿Qué?! ¡No! ¡Por supuesto que no! Nosotros somos las víctimas aquí.

Ella tenía una mirada indescifrable.

-¿Qué estás pensando Rose?-me atreví a preguntarle. No tenía ni idea que le estaba rondando por esa cabecita suya.

-Pues que no pienso tolerarte actitudes así Cullen.-rodó los ojos y bufó molesta.-La verdad no creo que sea justo.

-Tienes razón nena.-dije sin más.

-¿Por qué te ha pasado eso?-preguntó de repente.-¿Qué es lo que te ha dado tanto coraje como para comportarte como Hulk?

-Creo que me ha afectado más la noticia que a ti.-Suspiré.-Yo sí estaba deseando un hijo contigo pero tú...

-¡Eso no te da el derecho de faltarme el respeto como lo hiciste!-Se quejó.

-Tienes razón, nena. Lo siento.-Volví a disculparme.-Fue demasiado por procesar.

Ella iba a decir algo pero me di cuenta que se retractó.

-¿Hay más?-Alcé una ceja.-Creo que me estás ocultando más cosas.-Deduje.

-Es que tú por todo estallas.-Me vio mal.

-Ya bueno...-suspiré molesto.-Soy un hombre bastante intenso con todo.-dije sin más.-¿Contenta?-dije cuando la vi sonreír divertida.

-Más o menos.-dijo después.-El caso es que recuerdas que te dije que Sam se había ofrecido a recabar información ¿no?-dijo sin más. Yo asentí.

-¿Qué ocurre Rose?-dije al ver que se mordía los labios y jugaba nerviosa con sus manos.-¿Qué descubrió Sam?

-Pues...-suspiró al ver que la miraba impaciente.-Sam descubrió que el blanco de esa bala.-me hizo un gesto con la cabeza.-Era yo.-dijo después de una pausa que pareció de horas.

Si hubiesen dado en el blanco, mi mujer ya estaría muerta. No habría corrido con la misma suerte que yo tuve. Rose era muy frágil en todos los sentidos.

Era inevitable no enfadarme ante tales circunstancias pero gracias a los calmantes no reaccioné como hace un momento atrás.

-Ya me cansé de evadir el problema. Lo mejor será que le declare la guerra al culpable.

Ella me vio preocupada.-Emmett, esa no es la manera.

-Mataron a mi hijo y te quieren muerta a ti.-Fruncí el ceño.-¡¿Te parece poco?! Tengo que hacer algo.-Dije levantándome de la cama.

-¿Qué estás haciendo?

-Necesito salir de aquí. Corres mucho peligro si yo me quedo de brazos cruzados.-Comencé a vestirme y fui a pedir mi alta pese a los reproches de mi madre y de mi esposa.

-Oye viejo.-Edward llegó tras de mí.-¿Qué demonios estás haciendo?-dijo espantado al verme en la recepción.-Se supone que aún tienes que estar aquí unos días más.

-Mira Edward.-le dije enfadado.-No voy a quedarme de brazos cruzados cuando han intentado matar a mi mujer y he perdido a mi hijo por su culpa.-escupí furioso.-Esto se acaba ahora.

-Espera...-mi amigo se quedó en shock.-¡¿Tu hijo?!-exclamó alucinado.

-Al parecer Rose estaba embarazada.-me di de hombros.-Ni siquiera ella lo sabía. Tuvo un aborto producido por el estrés y los nervios.-Edward seguía callado.-Aquí en el hospital. Por eso se desmayó.-dije sin más.

Edward aún parecía estar procesando todo.-Oye, llama a Sam.-Lo hice volver en sí.

-¿Por qué?-Preguntó confundido.

-Quiero demandar a Carlisle.-Dije entre dientes.

-Pensé que Rose estaba llevando ese caso.

-Rose ya corre peligro no puedo exponerla aún más. Y no le digo a uno de mis abogados porque los puede comprar mi tío. El único en el que confío es Sam.

-Está bien viejo.-él fue a sentarse junto a Bella mientras llamaba a mi amigo.

-Emmett.-Rose llegó a mi lado.-¿Que estás haciendo?-dijo enfadada.-Edward me ha dicho que le has dicho que llame a Sam.

-Rose no te metas en esto.-dije sin más.-Demasiado expuesta estás ya.-rodé los ojos firmando los papeles de mi alta.

-¿Perdona?-dijo indignada.-No vas a ponerte en ese plan conmigo. Yo estoy en esto.

-Oye Emm.-Edward llegó con cara de disculpa.-Sam dice que no puede venir. Emily le ha pedido que recoja al niño.

-Que se lo traiga.-dije sin más.-Yo le invito a cenar lo que quiera.-Edward se fue rodando los ojos. Rose me miraba fijamente visiblemente molesta.-¿Qué?

-No debes tratar así a las personas, Emm.-Me reprochó.-Son tus amigos, no tus empleados.

-Da igual es una emergencia.-Me encogí de hombros.

Justo cuando íbamos saliendo, Sam iba llegando con su hijo. Tal vez sí, Rose tenía razón me había excedido un poco con mi amigo.

-Oye Sam.-fui a su encuentro.-Perdóname. No ha estado bien exigirte así que vinieras.-le dije algo avergonzado.

-No importa.-dijo divertido.-Llevamos siendo amigos desde hace años y tu familia es mi familia.-dijo simplemente dándome un abrazo.-Aunque espero que lo de la cena vaya enserio porque mi pequeño me ha pedido McDonals.-rió y yo con él.

-Por supuesto.-sonreí encantando.-Podemos ir a recogerlo y tomarlo todos en casa. Mientras valoramos nuestras opciones en el juicio.-mi amigo asintió.

-¿Papá?-Sam Jr llegó hasta su padre.-¿Puedo ir contigo?

-Verás campeón...-mi amigo se rascó la nunca nervioso.-Papá tiene que ir a su despacho antes a por unas cosas súper secretas. Pero puedes ir con Leah y Rose a por las hamburguesas y nos encontraremos en casa del tío Emm ¿te parece?-él niño estaba indeciso. Miraba al suelo mientras movía sus piececitos.

-Vamos Sam.-Se acercó Leah tendiéndole la mano. El pequeño estaba reacio.-Tu papá tiene que trabajar, nosotros vamos por esas hamburguesas. Anda, ¿sí?

-¡No! Tú no eres mi mamá-Le respondió y vi que la morena se quedó un poco avergonzada ante la actitud del enano.

Sam decidió intervenir.-Hey campeón.-mi amigo se arrodilló a la altura de su hijo. El pequeño miró a su padre.-¿Recuerdas lo que hablamos?-el niño asintió.

-Si papi.-sonrió Sam orgulloso.

-Eso es.-lo abrazó.-Yo creo que deberías pedirle disculpas a Leah ¿no crees? Ella ha sido muy buena contigo ¿o me equivoco?-le guiñó.

Y ahí estaba el pequeño apenado ante la morena.-Lo siento, Leah.-Dijo con la cabeza gacha.

Ella sonrió y le acarició los rizos.-Descuida, vamos por esas hamburguesas.-Dijo con una sonrisa y el niño se emocionó dándole la manita.

Tomé la mano de Rose y nos subimos al auto. Kurt condujo en silencio. Volví a verla y suspiré.

-¿Qué ocurre?-Dirigió sus preciosos ojos hacia mí.

-¿Cómo estás? Luego de...-Recién me di cuenta que había sido un insensible con ella. Pero estaba tan asustado y enfadado por lo que había sucedido. Tenía mucho miedo que me arrebataran a Rose.

-Estoy bien. Gracias por preguntar.-Contestó con sarcasmo cruzándose de brazos.

-Perdóname nena.-suspiré derrotado.-Es que todo esto ha supuesto una explosión de emociones desde que me desperté en esa dichosa cama. No me perdonaría si te pasara algo. Y me siento idiota porque siento que he dejado que todo esto haya ido demasiado lejos. Os he expuesto demasiado a todos.

-Emmett.-ella suspiró.-No has parado de protegernos desde que toda esta maldita locura pasó.

-Pero nada de eso ha sido suficiente.-bufé.-Casi consiguen lo que quieren y...-sin poder evitarlo puse mi mano en su vientre.

-Emmett.-Rose me llamó algo incómoda.

-Déjame vivir el luto por la perdida de mi hijo, ¿Quieres?-Pedí. Ella ya no me dijo nada simplemente apartó la mirada y siguió viendo por la ventana.

-Apenas tenía un mes y un poco más.-Dijo momentos después.

-Es igual. Ya existía.

Ella suspiró.-Oh vamos Emmett, podemos dejar ese tema, ¿Por favor?-Volvió a verme.

-Eres una insensible.-dije enfadado quitando mi mano de su vientre.

-¿Perdona?-dijo molesta. En ese momento Kurt subió la ventanilla del auto para darnos privacidad.-Te recuerdo que fuiste tú el que se comportó como idiota hace sólo unos minutos.-bufó.

-Está bien.-dije sin más. Ya no quería discutir con ella.-Pero volveremos a intentarlo.

-Emmett...-Advirtió ella.-Ni se te ocurra querer intentarlo. Estás convaleciente, ¿Lo olvidas?

Yo resoplé.-De acuerdo, pero al menos déjame retomar nuestra luna de miel.

-Y dices que yo soy la insensible.-Rodó los ojos apartando mi mano que ya había empezado a recorrer sus increíbles curvas.-Además, recuerda lo que dijo el doctor. Nada de esfuerzos físicos.-Se soltó de mi agarre.

Yo suspiré y me hundí en el asiento.-Creo que soy el primer hombre al que le reprimen celebrar su luna de miel.-Me crucé de brazos.

Rose sonrió divertida.-Vamos, no te burles.-Me quejé.-Al menos dame un beso.-Puse un puchero al que ella no podría resistirse.

-Ven aquí anda.-Rose dijo divertida acercándose a mí con cuidado para darme un besito.

-Nena que no soy de cristal.-fruncí el ceño molesto rodando los ojos.

-Ya lo has demostrado, Cullen.-bufó mirándome con sus hermosa y penetrante mirada.-Nos has dado un susto de muerte pero has resultado ser todo un toro.

-Soy un toro en todos los sentidos nena.-le guiñé acercándome para besarla más salvaje.

-¡Emm!-se quejó cuando nos separamos. Se veía exquisita. Tenía los labios hinchados y decidí besarla de nuevo. Esta vez fui más apasionado introduciendo mi lengua en su boca y recorriendo con mis manos su delicado cuerpo. Poco a poco fui colocándome sobre ella, tumbándola en el asiento

-¡Emm!-Rio nerviosa colocando sus manos sobre mi pecho.-Vamos, contrólate que acaban de darte el alta, querido. No querrás regresar al hospital de nuevo.

Yo puse un puchero y me hice a un lado. Ella volvió a sentarse y se acomodó el cabello y la ropa.

Rose pvo

-Oh.-dije al mirar por la ventana del auto.-Parece que ya hemos llegado.

Salí del coche con Emmett pisándome los talones. Kurt fue a dejar el auto en el garaje y el otro de los matones fue a tantear el terreno de nuestro hogar antes de entrar. Llevábamos sin entrar desde antes de la boda y después de lo que había pasado, no podíamos arriesgarnos a que algo más pasara.

-Todo está limpio señor.-él hombre le dijo a Emmett.

-Gracias Karl.-sonrió.-Ahora llegarán nuestros amigos. Avísame para que pasen.

-Entendido.-dijo después para quedarse en la puerta.

Se sentía extraño volver.

-Es raro estar de vuelta.-Emmett se quitó la chaqueta.-Nunca me imaginé que íbamos a regresar así.

-Lo importante es que estamos a salvo.

-Y juntos.-Dijo tomando mi mano, dejando un beso en el dorso. Y ahí estaba viéndome de nuevo con esa mirada.

Yo aclaré mi garganta y me solté de su agarre.-Emmet...

-Tranquila nena.-Dijo divertido.-No es como si vaya a saltarte encima otra vez.-Dejó un beso en mi cabeza.

-Eres horrible.-bufé divertida rodando los ojos.

-Pero te encanto nena.-me guiñó divertido.-Sabes que soy irresistible.-se sentó en el sofá.-Auch.-se quejó de dolor.

-Uy si.-dije riendo divertida.-Ahora luces muy sexy querido.

-No te burles.-me miró mal.-Ahora me duele Rose.-le miré con ternura. Tenía una cara de cordero degollado.

-¿Quieres que te dé un calmante?-pregunté acariciando su cara.

-Por favor.-dijo suplicante. Fui a la cocina a llevarle un vaso de agua para que tomara su pastilla. En ese momento sonó el timbre. Era Sam.

-Hola chicos.-tras saludarnos, miró a todas partes.-¿Aún no ha llegado Leah?-dijo algo preocupado. Justo en ese momento mi amiga llegaba con la bolsa de hamburguesas para nosotros en una mano y la mano del pequeño de la otra.

-¡Mira papi! Leah ha comprado McDonalds.-sonrió mientras corría hacia él.

Él lo abrazó encantado. En ese momento Emmett volvió a verme ilusionado alzando las cejas mientras intercalando su mirada entre el pequeño y yo. Me hice la desentendida y me fui para la cocina.

-Oye.-Llegó Leah después.-¿Qué ocurre?

Yo suspiré.-Emmett quiere hijos y me lo recuerda cada oportunidad que tiene.-Dije incómoda.-Más ahora con lo que sucedió...-Me mordí el labio y mi amiga frotó mi hombro dándome una mirada comprensiva.

-Oye.-sonrió apenada.-No deberías sentirte presionada.-yo la miré interrogante.-Lo que quiero decir... es que si Emmett te quiere de verdad te entenderá.

-Oh Leah.-yo suspiré.-Emmett no es una persona muy razonable que digamos.-suspiré.-Además, yo no le estoy diciendo que no quiera tener hijos.-dije pensativa.-Si me gustaría ser madre. Pero no ahora por supuesto. Aún soy muy joven para eso.

-Pero Emmett ya se ve mayor ¿a que si?-dijo Leah divertida.

-Dice que quiere ser un papá joven y cool.-rodé los ojos y mi amiga río conmigo.

-Nena, Leah.-Apareció Emmett en la cocina.-La comida se enfría.

Leah salió y nos dejó solos. Emmett se acercó a mí viéndome con esos ojos que estaban tramando algo.

-No, Emmett. Ahora no.-Advertí.

-¡¿Qué?! ¡No he dicho nada!-Exclamó.

-Lo estabas pensando desde que Sam jr ha venido no has dejado de verme con esos ojos soñadores.-Me quejé.-No estoy lista para tener hijos ni tú tampoco.-Me crucé de brazos.-Entiéndelo.

-Está bien.-Resopló.-No voy a discutir contigo sobre eso hasta que me recupere.-Frunció el ceño.-Pero.-dijo de repente y lo miré molesta.-Nena es que solo míralos.-hizo un gesto con su cabeza señalando a nuestros amigos. La verdad es que estaban realmente adorables. Sam Jr le estaba diciendo a su padre que los pepinillos estaban asquerosos y mi amiga le andaba contando una historia divertida de las suyas a lo que ambos no pudieron evitar reír. Sonreí.-¿Ves?-incidió Emmett.-Y Leah ni siquiera es su mamá en efectos biológicos.

-Emmett.-bufé.-Deja de insistir. Cuando llegué el momento lo sabremos.-dije sin más antes de ir a comer.

La cena pasó tranquila, el pequeño se entretuvo con unos dibujos animados que Emmett le había puesto en la televisión. Leah se había quedado con él mientras nosotros veíamos cómo plantearíamos el caso ante la corte. La verdad es que en estos meses había recogido muchas pruebas para iniciar el juicio.

Sam se había quedado en silencio revisando los documentos.

-Ahora entiendo por qué quería matarte.-Volvió a verme antes de seguir leyendo.-Tienes demasiada información sobre sus ilícitos. ¿Por qué no lo habías demandado antes?

Emmett volvió a verme interrogante y yo suspiré:-Me ha llevado bastante comprobarlo porque mi fuente no era tan confiable.

-¿El imbécil de Royce?-Preguntó entre dientes. Asentí y tomé su mano para que se tranquilizara.

-Emmett.-le miré tranquila.-Déjalo estar ¿si? Al final la información era certera al 100%.-me di de hombros.-Por lo que incluso nos ha dado esa ventaja que necesitábamos.-dije sin más.

-Está bien nena.-dijo Emmett ofuscado como todo un niño grande. Yo sonreí mientras revisaba algunos documentos.-Pero no esperes que le dé las gracias a ese maldito.-Yo aparté la vista de los papeles por un momento y le miré.

-En eso no podemos estar más de acuerdo querido.-le di la razón acomodándome las gafas.

-Y...¿Carlisle sabe que Royce le ha traicionado por tus servicios como abogada?-Emmett alzó una ceja confundido.

-Claro que no.-dije como algo obvio.-¿Cómo lo ves?-le pregunté a Sam su opinión al respecto.

-Podemos ganar la demanda pero... Tu compañía se verá afectada.-Volvió a ver a Emmett.

-¿Qué tanto?

-Mucho.-Contestó.

-¿Voy a quebrar?-Preguntó preocupado.

-No pero perderás mucho dinero.

-Si ese es el precio por quitarme a Carlisle para siempre...-Suspiró quedándose pensativo.

Sam y yo seguimos revisando los documentos.-Nena.-Me llamó Emmett, ¿No vas a dejarme por eso verdad?-Preguntó inseguro. Yo la miré incrédula.

-¡Emmett!-chillé sorprendida.-Claro que no querido.-me acerqué a él y tomé sus manos mirándolo profundamente.-¿Cómo puedes pensar eso de mi? ¿Tan superficial te parezco?-dije bastante apenada.

-Iré a ver cómo están por ahí.-dijo Sam algo incómodo y se levantó. Ni siquiera me había dado cuenta de que lo había escuchado todo.

-Rose yo...-dijo inseguro. Su cabeza estaba gacha y miraba a sus manos con desconfianza.

-Rose tú ¿qué?-bufé molesta.-¿De verdad crees que sería capaz de dejarte porque bajes un poco la productividad de la empresa? Tampoco es como si yo fuera una mantenida. Tengo mi trabajo Emmett y la verdad, no gano un mal sueldo.-me di de hombros.-No necesito que nadie me mantenga.

-No es eso, es que yo quiero darte la vida que mereces.

-Emmett, de verdad. Yo no te dejaría por algo como eso.

-¿No?

-No.-Aseguré y le di un beso en la mejilla.-En cambio, si no dejas de ser un macho es probable que me canse de ti.-Rodé los ojos.

Él me vio sin creérselo.-¿Perdona?-dijo incrédulo.-¿Qué es lo que acabas de decir?-se había molestado.

-Pues Emmett.-suspiré nerviosa.-Siempre estás todo macho tratándome como si fuera de cristal o haciendo lo que sea para que no tenga que mancharme las manos.-dije sin más.

-¿Estás diciendo que ser caballeroso está mal?-me miraba como si estuviera loca.

-Por Dios Emmett.-bufé.-No quiero discutir. Pero en una relación y sobretodo en un matrimonio las decisiones y los puestos deben de ser equitativos ¿entiendes?

Él asintió de mala gana:-Ya que nos estamos desahogando y sacando los defectos del otro.-Frunció el ceño.-Yo también tengo un par de quejas.

-¿Disculpa?-Me crucé de brazos.

-Pues sí, a veces siento que me ocultas cosas.

-¿De qué estás hablando?

-Me dices las cosas a medias o prefieres no decirme nada. Es frustrante que no confíes en mí.

-Si hablamos de confianza, tú eres el más desconfiado de los dos.-Rodé los ojos.-Te creas escenarios en la cabeza sobre yo siéndote infiel.

-¡Te estabas viendo a escondidas con el imbécil de Royce!-Me reclamó.

-Royce está en prisión o muerto, ya supéralo. Emmett.

-Si claro cambia de conversación.-bufó molesto.-Igual que haces siempre.

-¿Perdona?-le miré incrédula.-¿Que quieres decir con eso?

Realmente estaba comenzando a enfadarme. Emmett se había puesto en plan padre plasta a reclamarme cosas verdaderamente absurdas.

-Pues eso.-dijo de manera firme.-Siempre utilizas todo a tu favor.-rodó los ojos.-Parece que siempre crees que estás en la corte.

-¡Eso no es cierto!

-Mira Rosalie ya no quiero discutir.

-Tú empezaste. Y ya que estamos "presentando quejas"-Dije con ironía.-Pues detesto tus malditos celos incluso con mi mejor amiga.

-Ya no sucederá.-Rodó los ojos.-Ahora me perteneces. Eres mía.

-¡¿Ves?! ¡Estás siendo un macho otra vez!-Exclamé exasperada.

-Oh por favor.-bufó molesto.-¿Realmente te molesta que me preocupe por ti?-preguntó incrédulo.

-Eres increíble, Emmett.-rodé los ojos.-Eso no es preocupación es posesión y es realmente exasperante.

-¡Pero bueno!-en ese momento Sam volvió a la instancia.-¿Ya andan teniendo sus primeras discusiones de recién casados?-dijo divertido.

-¡Tú no te metas!-dijo Emmett molesto. Yo bufé rodando los ojos y sentándome de nuevo en el sillón para seguir revisando documentos.

Rose pvo

-Oh.-dije al mirar por la ventana del auto.-Parece que ya hemos llegado.

Salí del coche con Emmett pisándome los talones. Kurt fue a dejar el auto en el garaje y el otro de los matones fue a tantear el terreno de nuestro hogar antes de entrar. Llevábamos sin entrar desde antes de la boda y después de lo que había pasado, no podíamos arriesgarnos a que algo más pasara.

-Todo está limpio señor.-él hombre le dijo a Emmett.

-Gracias Karl.-sonrió.-Ahora llegarán nuestros amigos. Avísame para que pasen.

-Entendido.-dijo después para quedarse en la puerta.

Se sentía extraño volver.

-Es raro estar de vuelta.-Emmett se quitó la chaqueta.-Nunca me imaginé que íbamos a regresar así.

-Lo importante es que estamos a salvo.

-Y juntos.-Dijo tomando mi mano, dejando un beso en el dorso. Y ahí estaba viéndome de nuevo con esa mirada.

Yo aclaré mi garganta y me solté de su agarre.-Emmet...

-Tranquila nena.-Dijo divertido.-No es como si vaya a saltarte encima otra vez.-Dejó un beso en mi cabeza.

-Eres horrible.-bufé divertida rodando los ojos.

-Pero te encanto nena.-me guiñó divertido.-Sabes que soy irresistible.-se sentó en el sofá.-Auch.-se quejó de dolor.

-Uy si.-dije riendo divertida.-Ahora luces muy sexy querido.

-No te burles.-me miró mal.-Ahora me duele Rose.-le miré con ternura. Tenía una cara de cordero degollado.

-¿Quieres que te dé un calmante?-pregunté acariciando su cara.

-Por favor.-dijo suplicante. Fui a la cocina a llevarle un vaso de agua para que tomara su pastilla. En ese momento sonó el timbre. Era Sam.

-Hola chicos.-tras saludarnos, miró a todas partes.-¿Aún no ha llegado Leah?-dijo algo preocupado. Justo en ese momento mi amiga llegaba con la bolsa de hamburguesas para nosotros en una mano y la mano del pequeño de la otra.

-¡Mira papi! Leah ha comprado McDonalds.-sonrió mientras corría hacia él.

Él lo abrazó encantado. En ese momento Emmett volvió a verme ilusionado alzando las cejas mientras intercalando su mirada entre el pequeño y yo. Me hice la desentendida y me fui para la cocina.

-Oye.-Llegó Leah después.-¿Qué ocurre?

Yo suspiré.-Emmett quiere hijos y me lo recuerda cada oportunidad que tiene.-Dije incómoda.-Más ahora con lo que sucedió...-Me mordí el labio y mi amiga frotó mi hombro dándome una mirada comprensiva.

-Oye.-sonrió apenada.-No deberías sentirte presionada.-yo la miré interrogante.-Lo que quiero decir... es que si Emmett te quiere de verdad te entenderá.

-Oh Leah.-yo suspiré.-Emmett no es una persona muy razonable que digamos.-suspiré.-Además, yo no le estoy diciendo que no quiera tener hijos.-dije pensativa.-Si me gustaría ser madre. Pero no ahora por supuesto. Aún soy muy joven para eso.

-Pero Emmett ya se ve mayor ¿a que si?-dijo Leah divertida.

-Dice que quiere ser un papá joven y cool.-rodé los ojos y mi amiga río conmigo.

-Nena, Leah.-Apareció Emmett en la cocina.-La comida se enfría.

Leah salió y nos dejó solos. Emmett se acercó a mí viéndome con esos ojos que estaban tramando algo.

-No, Emmett. Ahora no.-Advertí.

-¡¿Qué?! ¡No he dicho nada!-Exclamó.

-Lo estabas pensando desde que Sam jr ha venido no has dejado de verme con esos ojos soñadores.-Me quejé.-No estoy lista para tener hijos ni tú tampoco.-Me crucé de brazos.-Entiéndelo.

-Está bien.-Resopló.-No voy a discutir contigo sobre eso hasta que me recupere.-Frunció el ceño.-Pero.-dijo de repente y lo miré molesta.-Nena es que solo míralos.-hizo un gesto con su cabeza señalando a nuestros amigos. La verdad es que estaban realmente adorables. Sam Jr le estaba diciendo a su padre que los pepinillos estaban asquerosos y mi amiga le andaba contando una historia divertida de las suyas a lo que ambos no pudieron evitar reír. Sonreí.-¿Ves?-incidió Emmett.-Y Leah ni siquiera es su mamá en efectos biológicos.

-Emmett.-bufé.-Deja de insistir. Cuando llegué el momento lo sabremos.-dije sin más antes de ir a comer.

La cena pasó tranquila, el pequeño se entretuvo con unos dibujos animados que Emmett le había puesto en la televisión. Leah se había quedado con él mientras nosotros veíamos cómo plantearíamos el caso ante la corte. La verdad es que en estos meses había recogido muchas pruebas para iniciar el juicio.

Sam se había quedado en silencio revisando los documentos.

-Ahora entiendo por qué quería matarte.-Volvió a verme antes de seguir leyendo.-Tienes demasiada información sobre sus ilícitos. ¿Por qué no lo habías demandado antes?

Emmett volvió a verme interrogante y yo suspiré:-Me ha llevado bastante comprobarlo porque mi fuente no era tan confiable.

-¿El imbécil de Royce?-Preguntó entre dientes. Asentí y tomé su mano para que se tranquilizara.

-Emmett.-le miré tranquila.-Déjalo estar ¿si? Al final la información era certera al 100%.-me di de hombros.-Por lo que incluso nos ha dado esa ventaja que necesitábamos.-dije sin más.

-Está bien nena.-dijo Emmett ofuscado como todo un niño grande. Yo sonreí mientras revisaba algunos documentos.-Pero no esperes que le dé las gracias a ese maldito.-Yo aparté la vista de los papeles por un momento y le miré.

-En eso no podemos estar más de acuerdo querido.-le di la razón acomodándome las gafas.

-Y...¿Carlisle sabe que Royce le ha traicionado por tus servicios como abogada?-Emmett alzó una ceja confundido.

-Claro que no.-dije como algo obvio.-¿Cómo lo ves?-le pregunté a Sam su opinión al respecto.

-Podemos ganar la demanda pero... Tu compañía se verá afectada.-Volvió a ver a Emmett.

-¿Qué tanto?

-Mucho.-Contestó.

-¿Voy a quebrar?-Preguntó preocupado.

-No pero perderás mucho dinero.

-Si ese es el precio por quitarme a Carlisle para siempre...-Suspiró quedándose pensativo.

Sam y yo seguimos revisando los documentos.-Nena.-Me llamó Emmett, ¿No vas a dejarme por eso verdad?-Preguntó inseguro. Yo la miré incrédula.

-¡Emmett!-chillé sorprendida.-Claro que no querido.-me acerqué a él y tomé sus manos mirándolo profundamente.-¿Cómo puedes pensar eso de mi? ¿Tan superficial te parezco?-dije bastante apenada.

-Iré a ver cómo están por ahí.-dijo Sam algo incómodo y se levantó. Ni siquiera me había dado cuenta de que lo había escuchado todo.

-Rose yo...-dijo inseguro. Su cabeza estaba gacha y miraba a sus manos con desconfianza.

-Rose tú ¿qué?-bufé molesta.-¿De verdad crees que sería capaz de dejarte porque bajes un poco la productividad de la empresa? Tampoco es como si yo fuera una mantenida. Tengo mi trabajo Emmett y la verdad, no gano un mal sueldo.-me di de hombros.-No necesito que nadie me mantenga.

-No es eso, es que yo quiero darte la vida que mereces.

-Emmett, de verdad. Yo no te dejaría por algo como eso.

-¿No?

-No.-Aseguré y le di un beso en la mejilla.-En cambio, si no dejas de ser un macho es probable que me canse de ti.-Rodé los ojos.

Él me vio sin creérselo.-¿Perdona?-dijo incrédulo.-¿Qué es lo que acabas de decir?-se había molestado.

-Pues Emmett.-suspiré nerviosa.-Siempre estás todo macho tratándome como si fuera de cristal o haciendo lo que sea para que no tenga que mancharme las manos.-dije sin más.

-¿Estás diciendo que ser caballeroso está mal?-me miraba como si estuviera loca.

-Por Dios Emmett.-bufé.-No quiero discutir. Pero en una relación y sobretodo en un matrimonio las decisiones y los puestos deben de ser equitativos ¿entiendes?

Él asintió de mala gana:-Ya que nos estamos desahogando y sacando los defectos del otro.-Frunció el ceño.-Yo también tengo un par de quejas.

-¿Disculpa?-Me crucé de brazos.

-Pues sí, a veces siento que me ocultas cosas.

-¿De qué estás hablando?

-Me dices las cosas a medias o prefieres no decirme nada. Es frustrante que no confíes en mí.

-Si hablamos de confianza, tú eres el más desconfiado de los dos.-Rodé los ojos.-Te creas escenarios en la cabeza sobre yo siéndote infiel.

-¡Te estabas viendo a escondidas con el imbécil de Royce!-Me reclamó.

-Royce está en prisión o muerto, ya supéralo. Emmett.

-Si claro cambia de conversación.-bufó molesto.-Igual que haces siempre.

-¿Perdona?-le miré incrédula.-¿Que quieres decir con eso?

Realmente estaba comenzando a enfadarme. Emmett se había puesto en plan padre plasta a reclamarme cosas verdaderamente absurdas.

-Pues eso.-dijo de manera firme.-Siempre utilizas todo a tu favor.-rodó los ojos.-Parece que siempre crees que estás en la corte.

-¡Eso no es cierto!

-Mira Rosalie ya no quiero discutir.

-Tú empezaste. Y ya que estamos "presentando quejas"-Dije con ironía.-Pues detesto tus malditos celos incluso con mi mejor amiga.

-Ya no sucederá.-Rodó los ojos.-Ahora me perteneces. Eres mía.

-¡¿Ves?! ¡Estás siendo un macho otra vez!-Exclamé exasperada.

-Oh por favor.-bufó molesto.-¿Realmente te molesta que me preocupe por ti?-preguntó incrédulo.

-Eres increíble, Emmett.-rodé los ojos.-Eso no es preocupación es posesión y es realmente exasperante.

-¡Pero bueno!-en ese momento Sam volvió a la instancia.-¿Ya andan teniendo sus primeras discusiones de recién casados?-dijo divertido.

-¡Tú no te metas!-dijo Emmett molesto. Yo bufé rodando los ojos y sentándome de nuevo en el sillón para seguir revisando documentos.

Emmett pov

Decidí salir a la terraza para calmarme. Pero a veces Rose me sacaba de mis casillas fácilmente.

Ella me consideraba un macho. Cuando mis amigos me lo decían no me importaba pero cuando ella me llamaba así de forma despectiva realmente me molestaba.

Definitivamente dejaría de ser un hombre caballeroso con ella por qué al parecer eso la exasperaba. A lo mejor estaba acostumbrada que la trataran mal y si eso quería pues eso haría.

-Oye, Emmett ¿Todo bien?-Llegó Sam a mi lado.

-Dios.-suspiré realmente agobiado con la situación y decidí sentarme en uno de los sillones para respirar el aire fresco.-No soporto que se ponga en ese plan ¿sabes?-dije sin más.-De mujer súper independiente que puede hacerlo todo ella misma y que por tanto no necesita a nadie.-me levante. Mi amigo solo me miraba escuchando.-Debería haberse casado con ella misma.-dije irónico.-¿Te puedes creer que me ha llamado 'macho'?-dije incrédulo.-Solo porque me preocupo por ella y soy caballeroso. Y ¡para mi mujer soy un macho!-la verdad es que me irritaba tanto.

-Emmett...-mi amigo fue a hablar pero lo interrumpí.

-No he terminado.-bufé y miré el mini bar.

-No deberías hacer eso, Emmett. Acabas de llegar del hospital y estás con medicación muy fuerte.-dijo Sam haciéndome entrar en razón. Apreté los puños impotentes y volví a apoyarme en la barandilla contemplando las maravillosas vistas de Nueva York.

-Bueno tiene un punto.

-¡¿Qué?!

-Creo que tiene razón, hermano.

-¡Increíble! ¡¿Tú también estás del lado de ella?!

-A lo que me refiero es que las mujeres están cansadas que las subestimemos, hermano. Y pues Rose es una mujer independiente de carácter muy fuerte además.

-Aún así odio que nadie me dé la razón.-mi amigo rio divertido. Yo le miré mal.

-Oye perdona viejo.-sonrió apoyándose en la barandilla junto a mi.-Pero es que a veces creo que agobias mucho a Rose.-yo lo miré incrédulo.

-¿A que te refieres?-pregunté sin más.

-Pues que la tratas como si fuera de cristal y fuera a romperse.-dijo como algo obvio.-Y, Emm, creo que si algo ha demostrado Rose durante este tiempo es que perfectamente puede valerse por sí misma.

Sam tenía tal vez tenía algo de razón pero odiaba que Rose no me necesitara la mayor parte del tiempo. En cambio yo, si la necesitaba y mucho. Quería estar con ella siempre, incluso había pensado en ofrecerle que trabajara en mi compañía en lugar del bufete de abogados que se encontraba. Aunque seguramente me mandaría al demonio por esa oferta.

-Estoy cansado, ¿Sabes?-Volví a verlo.-Creo que me iré a la cama.

-Piensa en lo que te dije.-Insistió Sam.-Además, deja de tratar a tu esposa como objeto de tu propiedad.-Rodó los ojos.-A ninguna mujer le parece eso romántico. Peor a alguien cómo ella.

Yo fruncí el ceño. Dijeran lo que dijeran ella era mía y punto.

Salí de la terraza camino a la sala con Sam pisándome los talones. La escena que nos encontramos era malditamente adorable. Tres respiraciones acompasadas confirmaron nuestras sospechas. El pequeño Sam Jr se había quedado dormido en medio de nuestras chicas. Leah estaba apoyada en el respaldo con el cabello alborotado mientras que el niño estaba en su regazo. Rose, por otro lado estaba estirada con la cabeza en el posabrazos del sofá.

-¿Tan tarde es?-me preguntó Sam sorprendido sacando su teléfono para mirar la hora.

-Son las 11.-dije simplemente dándome de hombros.-Lo que me recuerda que.-dije antes de moverme incómodo.-Debo tomarme mis calmantes.-salí de ahí y fui a la cocina para tomar algo de agua. Tras eso volvimos a la estancia quedándonos un par de segundos en silencio contemplando la escena.

-Al final Leah le ha caído bien.-apunte divertido a su hijo. Mi amigo estaba prácticamente babeando con la escena.

-Se llevan bastante bien.-Acordó.-Nunca me lo hubiera imaginado.

Nos quedamos charlando un rato más hasta que Leah se despertó.

-¿Sam?-Lo llamó haciendo que Rose se despertara.

-¿Papi?-El enano también abrió los ojos.-¿Podemos irnos a casa? -Se rascó los ojitos.

-Claro que si, hijo.-sonrió.-Ven aquí.-el pequeño se acercó sentándose en el regazo de su padre.

-Dios.-Leah se estiró.-No recuerdo el momento en el que me quede dormida.

-Yo tampoco.-dijo Rose igual de sorprendida.

-¿Te vendrás con nosotros?-preguntó el niño somnoliento a Leah desde los brazos de su padre.

Sam y Leah intercambiaron una mirada rápida. Mi amigo asintió.

-Claro.-Respondió y sin más se despidieron antes de marcharse, dejándonos solos.

-Tú también deberías de ir a descansar.-Habló Rose mientras ordenaba los papeles.

-¿Tú no vienes?-Alcé una ceja.

Simplemente asintió y caminé hacia nuestra habitación. Me metí en el baño. Quería darme una ducha antes de acostarme. Aún tenía ese desagradable olor a hospital. Comencé a quitarme la ropa pero el dolor era jodidamente incómodo.

-¿Emmett?-escuché que a Rose llamándome. Había llegado a la habitación.-¿Estás en el baño?

-Si.-dije simplemente aguantando el jadeo de dolor que amenazaba con salir.

-Está bien.-dijo sin más. Terminé de quitarme la ropa y entré en la ducha.

-Auch.-dije al levantar mi brazo para enjabonarme.

-¿Necesitas ayuda?-escuché detrás de la puerta y vi que estaba asomada. Era malditamente hermosa.

Simplemente asentí. No podía negarme a sus atenciones.

Ella se deshizo de su bata quedando completamente desnuda frente a mí. Intenté reprimir todo el deseo y las ganas que tenía de hacerla mía en ese instante.

-Emmett. Solo vengo a darte un baño, ¿Ok?-Me recordó tomando mi cara, haciendo que la viera a los ojos y yo asentí sintiéndome completamente aturdido.-No olvides que no debes hacer ningún tipo de esfuerzo en estos días. -A medida que me enjabonaba mi cuerpo iba reaccionando naturalmente.

Un suspiro se atoró en mi garganta al sentirme tan cachondo y a la vez tan inútil para conseguir algo. Me pasó el jabón para que me encargara de limpiar mi entrepierna.

-Emmett.-dijo divertida mientras me enjabonaba el cabello.-Pórtate bien ¿quieres?-sonrió dejando un beso en mi hombro. Yo suspiré.

-¿Tenias que meterte desnuda?-pregunté algo molesto. Ella rio.

-También iba a ducharme.-dijo como algo obvio.-Además, no me apetecía mojarme la ropa. Echa la cabeza hacia atrás anda-dijo de repente y eso hice.

-Listo.-Sonrió ella.-Creo que la próxima vez será mejor que lo hagamos en la bañera.

-¿Por qué?-Alcé una ceja divertido.

-Porque tú estás muy alto.-Se quejó.-Y sentado se me haría mucho más fácil bañarte.

Yo reí.-De acuerdo, nena. Lo que tú digas. Además...-Pasé un brazo en su cintura haciendo que chocara contra mi cuerpo.-Me encanta la idea.

-Bueno ya...-Se soltó de mi agarre.-Vamos a dormir.

-Nena.-volví a llamarla. Ella se giró mirándome. Ya habíamos salido de la ducha y ella se encontraba secándose el cabello. Apagó el secador.-¿Podrías ayudarme a vestirme?-dije con un puchero.

-Claro.-sonrió.-Un momento.-dejó el secador junto al lavabo para vestirse. Tras eso se acercó a mi y me ayudó a colocarme el pijama.-¿Tomaste tus calmantes?-preguntó mientras acariciaba mi cara.

-Ajá.-respondí mientras dejaba un beso en la palma de su mano.

-Ven vamos.-Tomó mi mano y me ayudó a sentarme con cuidado en la cama y luego me pasó la sábana encima mientras acomodaba mi almohada.

-En serio que te preocupas por mí.-Sonreí sorprendido al ver a Rosalie pendiente de que estuviera bien.

-¿Qué dices?-Preguntó confundida mientras apagaba la luz y se metía bajo las sábanas

-Pues eso que te agradezco tus atenciones.-Respondí.-A mi también me gusta que me consientan de vez en cuando.

-Eres mi marido.-Se encogió de hombros restándole importancia.

-Y eso...¿Qué tiene que ver?-pregunté algo molesto.

-Pues eso.-dijo simplemente acomodándose en la cama.-Si no me preocupo por mi marido ¿por quién me voy a preocupar?-dijo sin más.

-Lo has dicho como si fuera una obligación.-refuté.

-¿Ya vas a empezar?-respondió molesta. La sentí girarse hacia mi lado.-Te quiero Emm.-Dejó un beso en mi mejilla pero odio discutir contigo. Así que duérmete, ¿Si?-Volvió a girarse y se echó la sábana encima.

Yo suspiré volviéndola a ver. ¿Por qué tenía que amarla tanto? Si otra mujer me tratara de la forma en que ella lo hacía, seguramente ya me hubiera marchado. Pero con ella simplemente no podía. Algo en mi interior no me lo permitía. La quería siempre conmigo aunque discutiéramos la mayor parte del tiempo. Sin embargo, todo con ella me parecía más excitante. Iba a dejar pasar mi molestia por un momento ya mañana sería otro día. Simplemente comencé a trazar círculos por su espalda.

-Emm...-escuché que me llamó somnolienta.

-No me puedo creer que ya estes dormida, nena.-dije divertido.

-Ha sido un día realmente estresante y ambos.-remarcó.-Necesitamos descansar.

-Pero nena.-dije poniendo un puchero que aunque ella estaba dándome la espalda y estaba oscuro, sabía que había intuido.

-Emmett.-suspiró dándose la vuelta.-No puedes. ¿Está bien?

-Pero...¿a ti te apetece?-le pregunté igual que un niño. Sabía que Rose no podía resistirse cuando me ponía en ese plan. Comencé a dejar besos en su espalda en tanto una de mis manos se abría paso entre sus pliegues.

Ella gimió al sentir mis dedos en su centro.

-Eres increíble.-Apartó mi mano de ahí.-¿Si te la chupo me dejaras dormir?-Preguntó dándose la vuelta y viéndome a los ojos.

Rose podía ser muy descarada cuando quería lo que me ponía realmente caliente.-Qué romántica, nena.-Dije divertido e hice a un lado la sábana para que ella comenzara.

-Dios.-suspiré. Rose realmente era una diosa y era capaz de hacer maravillas con su boca.-¿Por qué no me das acceso tú también nena?

-¿Ah?-ella se apartó por un momento y me miró confundida.

-Pues...-dije sin más recorriéndola con la mirada.-Que yo también quiero darte placer a ti Rose.-dije simplemente.

-¿A que viene eso?-dijo sin más.

-Eres mi mujer.-respondí divertido con la misma frase que ella había utilizado minutos antes.

Ella sonrió y se bajó las bragas. Luego se colocó sobre mí con cuidado colocando su trasero sobre mi cara mientras ella se inclinaba con cuidado sobre mí y seguía dándome placer con su boca.

-Oh nena.-Gemí en tanto levantaba su camisón.-Ya extrañaba tu maravilloso culo.-Estrellé mis manos en sus glúteos.

-¡Emm!-Chilló. Así que ya dejé las nalgadas y apreté su trasero antes de dirigirme a su centro.

-También he echado de menos tu delicioso coño.-Sonreí antes de deslizar mi lengua en su centro. Pero ya no pude concentrarme porque estaba a punto de correrme por lo que ella estaba haciendo allá abajo.-Ah.-suspiré.-Nena si sigues así me voy a correr ya.-dije apretando su trasero.

-Hazlo.-dijo divertida separándose un segundo de mi miembro.

-Pero no te pares.-dije molesto.-Sigue así nena.-dije.-Estoy a punto.-y Justo ahí me corrí. Ella se separó divertida para acomodarse con cuidado a mi lado.

-¿Contento?-dijo tomando una servilleta para limpiarnos.

-No sabes cuanto nena.-sonreí embobado mirándola.-Pero yo no he acabado contigo.-dije mientras acariciaba su centro. Ella soltó un suspiro.

-Emm...-advirtió.-No quiero que te lastimes.

-No tuvimos luna de miel, al menos déjame disfrutar esto.-Insistí incrementando el ritmo de mis caricias.

Ella se mordió el labio y asintió. Abriéndose a mis caricias que ya no fue capaz de rechazar. Mientras yo me deleitaba y me perdía en sus reacciones culminando en un delicioso orgasmo que me había comenzado a poner duro de nuevo.

Me coloqué poco a poco sobre ella y ella me vio sorprendida.-¡Emmett, no!-Advirtió.-Puede que ahora no sientas dolor pero mañana...

Yo suspiré cansado, tenía razón. Estaba realmente excitado por eso no sentía nada más que eso.-Ok.-Dije tratando de controlar mis instintos.-Pero...-Seguí frotando mi miembro en su entrada. Cielos, se sentía jodidamente bien.-No sabes las ganas que tengo de hundirme dentro de ti.-Susurré antes de devorar su boca.

-Emmett-Insistió Rose cortando el beso colocando sus manos en mis hombros y alejándome con delicadeza.-De verdad.-Dijo nerviosa.-Tienes que cuidarte.

-Está bien.-dije simplemente resignándome ante situación.

-Emmett.-Rose rio divertida.-No te pongas así ¿quieres? Tampoco es como si estuvieras en sequía total.-sonrió acariciando mi cara mientras se acomodaba en mi hombro con cuidado.

-Me siento un adolescente en la segunda base Rose.-bufé molesto haciéndola reír.

-Dudo que un adolescente sepa hacer lo que tú haces querido.-me dio un beso en la mejilla.-¿Duérmete si? Tienes que descansar.

Yo asentí y dejé un beso en su cabeza antes de cerrar los ojos y conciliar el sueño.

A la mañana siguiente desperté con ganas de pasarme todo el día en la cama. Busqué a Rose con la mirada pero ella ya no estaba ahí. El silencio reinaba en todo el apartamento, me puse alerta.

-¿Rose?-Comencé a llamarla alzando la voz en tanto me levantaba de la cama.-¿Rose, dónde estás?

En eso la puerta de la habitación se abrió.-Cielos, Emmett.-Apareció con una bandeja en las manos. Traía el desayuno para ambos -Parece que no puedes estar sin mi ni un momento.-Rodó los ojos.-Estaba preparando algo de comer.

Yo sonreí aliviado.-Menos mal nena.-suspiré.

-Emmett.-Rose se sentó en la cama dejando la bandeja entre ambos.-Estás comenzando a volverte paranoico. No huiré ni me iré a ninguna parte ¿entendido?

-Entendido.-dije sonriendo al igual que un niño. Rose sonrió y acarició mi mano.-¿Qué es lo que traes nena? Huele delicioso.

En la bandeja traía varias cosas. Café, zumo de naranja recién exprimido, además de varios dulces y tostadas. Sin pensarlo comencé a comer todo lo que estaba en la bandeja.

-Me alegra que te guste.-sonrió amarrándose el cabello en una cola y luego volvió a verme.-Come más despacio, Emm.-Me limpió la boca con la servilleta.-Todo es tuyo.-Dijo divertida.

Tragué mi bocado y pregunté:-¿Tú ya comiste?

Ella negó.-Desayunaré fuera. He quedado con un cliente y...-Yo asentí.

-Ok que Adam y Garrett te acompañen.

-¿Podrías dejarme solo a 1?-Se mordió el labio.

-Rosalie...-Suspiré.-Carlisle quiere matarte.-Dije entre dientes.-¿No lo entiendes?- Ella agachó la cabeza y ya no refutó nada.

-¿Y tú? ¿Estás seguro que no quieres a una enfermera?

-No es necesario. Ya me siento mejor. Además mi madre no tarda en venir.

-De acuerdo. Yo no tardaré en regresar.-Dejó un beso en mi mejilla antes de levantarse y meterse al armario.

Rose acababa de irse así que resignado tomé el mando de la televisión e hizo algo de zapping hasta que llegara mi mamá. No recuerdo en qué momento volví a quedarme dormido.

-¿Emmett hijo?-escuché la voz de mi madre en la lejanía. Suspiré. Me recordó a aquellas veces que venía a despertarme para ir al instituto.

-Estoy aquí ma.-dije desde arriba para que me escuchara.

-¿Aún sigues acostado hijo?-dijo escandalizada.

-Estoy de reposo, ma.-dije sonriendo divertido.-Se supone que no puedo hacer nada.-dije dándome de hombros.

-¿Cómo estás?-Entró a la habitación.

-Estoy mejor má.-Contesté restregándome los ojos.

-¿Y tu esposa?-Preguntó de repente mientras se sentaba en la cama.-No la vi por ningún lado.

-Ya sabes cómo es Rose má.-Respondí mientras me sentaba.-Salió a trabajar.

Volvió a verme escandalizada.-¿Y te dejó solo? ¿Qué clase de mujer abandona a su marido enfermo?

Yo rodé los ojos.-La que tú y mi padre escogieron. Y vamos no es para tanto, estoy bien. No es como si estuviera inválido además dijo que no tardaría en regresar.

-Ya.-dijo mamá algo molesta.

-Oye ma.-pregunté cauteloso.-¿Ocurre algo? Parece que estás enfadada con Rose por algo.

-Oh.-dijo sorprendida.-Tú eso ya lo sabes hijo.-dijo sin más sentándose en la cama.

-Es sobre el aborto que sufrió ¿verdad?-pregunté algo incómodo.

-Ajá.-dijo simplemente.-Aunque por su reacción parece que le ha pasado a otra persona.-bufó.

-Madre, no seas tan dura con ella.

-¿Y a ti?-Volvió a verme enfadada.-¿También te da igual ahora?

-¡Por supuesto que no!-Dije molesto.-Pronto haré unos hermosos bebés con Rosalie. No tengas dudas sobre ello.

-Eso espero que tú eres mi único hijo y yo si quiero muchos nietos.

Rose pvo

Salí de casa con los matones de Emmett tras de mí. Suspiré porque estaba harta de esta situación. Solo esperaba que terminara con la demanda. Suspiré de nuevo revisando mi teléfono. ¿A quien quería engañar? Todo iba a ponerse peor.

-Rosalie.-saludé al cliente con el que había quedado en una cafetería cercana al apartamento y les indiqué a los seguratas que se quedaran en la entrada. Así si sucedía algo podía volver a cuidar de Emmett.-Enhorabuena por su reciente matrimonio.-yo sonreí de manera cortés.-Y gracias por hacerme un hueco en tu apretada agenda. Me han hablado maravillas de tu trabajo.

Luego de todos los halagos innecesarios por parte del sr. Kirby, me comentó un poco sobre su problema. La verdad es que no era tan complicado ganar la demanda, teniendo en cuenta todos los vacíos legales que el contrato tenía.

-¿Qué te parece que la próxima reunión sea una cena en lugar del desayuno?-Preguntó.-Así podríamos hablar más tranquilamente durante la velada.

La verdad es que me chocaba que los hombres fueran así. Siempre con dobles intenciones.

-No tendrías problemas con tu agenda por si se alargara nuestro encuentro.

¡Qué cínico!

-Sr. Kirby...

-Dime Jack.

-Jack.-Sonreí amablemente y tratando de controlar mi molestia ante el intento de seducción de este hombre.-A esa hora se me hace imposible.-Me excusé y noté la desilusión en su rostro.

-Bueno.-dijo desilusionado tomando un sorbo de su café.-Creo que tendré que conformarme con estos momentos.-sonrió y a mi me dieron ganas de vomitar. ¡Por dios! Ese hombre tenía esposa e hijos. ¿Cómo podía ir coqueteándole a alguien que podría ser su hija? Solo traté de calmarme interiormente. Tenía que actuar amable. Era mi cliente al fin y al cabo.-¿Crees que podemos lograrlo?-preguntó de nuevo.

-Oh.-sonreí volviendo a revisar los documentos. Al menos con esto no trataría de coquetearme.-No habrá problema. Aunque tengo que mirarlo más detenidamente para asegurarme. Mi asistente Mark le llamará en cuanto sepamos algo más.

-Está bien.-sonrió.-Aunque preferiría que me llamaras tú.-continuó con su estúpido juego.-Al fin y al cabo eres tú quien defenderá mi caso.-trató de justificarse.

-Como guste.-Sonreí queriéndome ir de ahí.

-Bueno ha sido un placer conocerte Rose. Espero tener noticias muy pronto.-Se despidió.

-Igualmente Jack. Seguiremos en contacto.

Gracias al cielo mi reunión finalmente había terminado. Aunque seguramente más adelante me toparía con otro idiota igual o peor que este. En fin... Cuando salí del lugar, los gorilas de seguridad ya estaban esperándome. Uno adentro del coche y otro en la entrada del local.

-A casa, por favor.-Pedí cuando uno de ellos me abrió la puerta del coche. Quería regresar con Emmett y asegurarme que todo estaba bien. Aunque por otra parte tendría que enfrentarme a mi suegra que podía ser odiosa cuando se lo proponía.

Durante el camino a casa revisé mi teléfono y redes sociales. Bufé. No había nada interesante. El resto del viaje miré por la ventanilla del vehículo mientras una pregunta no paraba de darme vueltas en la cabeza. ¿Yo quería un bebé? Yo podía parecer una persona fría, que no demostraba sus sentimientos. Pero no podía evitar sentirme algo triste por cómo había pasado todo. Tenía un gran lío en la cabeza que necesitaba aclarar. Solo que no sabía cuando.

-Señora Cullen.-uno de los seguratas me saco de mis ensoñaciones.-Ya hemos llegado.

Le sonreí y caminé hacia el apartamento. Suspiré antes de enfrentar a mi suegra.

Caminé hacia la estancia y para mí mala suerte Esme salió a mi encuentro.

-Vaya. Por fin regresas Rosalie. ¿Dónde estaba?

-Hola Esme.-Me contuve de rodar los ojos.-Estaba con uno de mis clientes. Trabajando.

Ella entrecerró los ojos.-Me parece de muy mal gusto que abandones en estas circunstancias a tu marido. Mi hijo merece una mejor atención.

-Él mismo rechazó que le contratara una enfermera.-Me crucé de brazos.

-Tú eres su esposa. Tú deberías de cuidarlo.

-La cafetería estaba a dos calles de aquí, Esme.-suspiré tratando de contener la molestia que me estaban provocando sus acusaciones.

-Y ¿encima te vas a desayunar con un cliente?-escupió molesta.-Tú marido está convaleciente después de haber estado a punto de morir y ¿te vas a desayunar con un cliente?-bufó molesta.

-Verás Esme...-¡Era increíble está mujer! ¿Qué pretendía que parase toda mi vida por quedarme cuidando a Emmett? Él estaba bien y yo estaba informada de su estado en todo momento. De un momento a otro escuchamos ruido en las escaleras. Emmett estaba bajando y justo había presenciado la disputa que acababa de protagonizar su madre.

-¿Podrían parar de discutir, por favor?

-¿Cómo te sientes, querido?-Me acerqué y el pasó uno de sus brazos a mis hombros.

-Estoy bien.-Sonrió dejando un beso en mi cabeza.

Esme vio incrédula la escena.-¿A ti te da igual que tu mujer te deje y vaya a desayunar con otro hombre?

Emmett frunció el ceño.-Madre deja de ser tan dura con ella.-Dijo molesto.-Además, Rose lleva mi sortija en su dedo.

-A veces eres muy ingenuo.-Rodó los ojos y Emmett me soltó de su agarre.

-¿Qué has dicho?-Preguntó molesto.

-Hijo.-bufó incrédula.-¿De verdad piensas que una sortija va a impedir una infidelidad?

Emmett iba a hablar pero yo le interrumpí.-¡¿Perdona?!-pregunté sin poder creerlo.-De verdad, ¿acaso crees que soy una zorra?-dije molesta.

-Por Dios Rose.-Emmett intervino. Yo no me lo podía creer. Mi suegra a veces era tan sumamente insoportable. Además siempre se metía en todo.-Estoy seguro de que mamá no ha querido decir eso.-continuó.-¿Verdad mamá?-insistió de nuevo.

Esme se veía molesta y no decía nada...-Mamá...-Suspiró Emmett cansado.-Creo que le debes una disculpa a mi mujer.

-De acuerdo, hijo. No era mi intención ofenderte.-Dijo entre dientes volviendo a verme. Yo simplemente asentí.

-Bueno ya que hemos pasado la página.-Sonrió Emmett abrazándome de nuevo.-¿Qué quieren almorzar? Muero de hambre.

-Oh no te preocupes cielo, Rosalie me ayudará a preparar el almuerzo.-Me regaló una sonrisa falsa.

-Claro.-yo traté de sonreír.-Solo deja que vaya a cambiarme. Enseguida bajo.

-Oh si no te preocupes.-dijo de manera falsa mientras se adentraba hacia la cocina.

-Voy a matarte.-le dije a Emmett molesta.

-¿A mí?-preguntó incrédulo.

-Sí.-dije sin más.-Pero ya lo hablaremos más adelante eso.-bufé subiendo a la habitación para ponerme cómoda.

Luego bajé resignada a la cocina a seguir conviviendo con mi suegra después de cómo me había tratado. Mientras tanto, Emmett estaba acostado en el sofá.

-¿Qué vamos a cocinar?-Pregunté entrando en la cocina.

-Haremos estofado. ¿Sabes prepararlo?

-Sí claro.-Pasamos mucho tiempo en silencio hasta que Esme habló.

-No vayas a lastimar a Emmett. Él está muy enamorado de ti.

-¿Perdona?-le pregunté molesta. Estaba claro que mi suegra no pretendía parar de ser una molestia en el día de hoy.

-No te hagas la tonta conmigo Rosalie.-dijo mientras le daba vueltas al estofado.-Las dos sabemos a que me refiero.

-¿Insinúas que no quiero a Emmett?-pregunté enfadada. Esto ya estaba comenzando a volverse un suplicio.

Simplemente se encogió de hombros. Yo suspiré intentando mantener la calma.-Quiero y respeto mucho a Emmett. Jamás le haría algo así.

Ella me veía desconfiada.-Eso espero.

-¿Por qué no me crees?-Pregunté cansada.-Al parecer ni tú ni Emmett confían en mí. ¿Por qué?-Me crucé de brazos.-Me gustaría saberlo.

-Pues verás.-ella dejó lo que andaba haciendo para mirarme fijamente mientras se apoyaba en la encimera. Estaba siendo realmente cruel conmigo hoy. Y, sinceramente, creo que todo tiene que ver con el dichoso tema del supuesto bebé. Suspiré interiormente y traté de contar hasta 10 para calmarme.

-Ajá.-dije para instarla a hablar.

-Eres una mujer sumamente independiente.-¡Dios! Esme pensaba como alguien de la Edad Media.

-¿Eso es malo?-pregunté incrédula.-Me han educado como a una mujer fuerte e independiente que puede valerse por sí misma.

-Además.-continuó ignorando por completo mis argumentos.-Está claro que eres una mujer muy hermosa. Y, he conocido muchas mujeres hermosas como tú que utilizan sus encantos para conseguir todo aquello que anhelan.-dijo acusándome sin ningún tipo de vergüenza en su voz.

Suficiente. Esto era ridículo. Dejé las cosas sobre la encimera.-No puedo creer que me juzgues por mi apariencia.-Salí de ahí muy enfadada.

-Oye, nena. ¿Qué sucedió?-Me encontré a Emmett en el pasillo. Tomó mi cara entre sus manos haciendo que lo viera.

-Tu mamá sigue creyendo que soy una zorra.-Dije frustrada y Emmett frunció el ceño.

-Hablaré con ella.-Se dirigió a la cocina y yo decidí alejarme de ahí.

Estaban sosteniendo una fuerte discusión de la que decidí alejarme lo más que pude. Me dirigí a la terraza. Suspiré y tomé algo de aire. Miré a la mesa. Había una caja de cigarrillos. Hacía bastante tiempo que no fumaba. Simplemente rodé los ojos. Tomé uno y lo encendí. Me acurruqué en uno de los sillones tapándome con una manta. De un momento a otro sentí la puerta de la terraza abrirse con cuidado. Ni siquiera me giré. Emmett había venido a buscarme.

-Hola.-se sentó junto a mí en uno de los sillones pasando su brazo por sobre mis hombros.

-Hola.-dije sin más acomodando mi cabeza en su hombro y soltando una calada.

-Lamento lo que sucedió.-Dijo Emmett de repente.-Ya hablé con mi madre. No volverá a suceder.-Acarició mi rostro.

Yo alcé las cejas.-¿Aún sigue aquí?

Él negó.-Ya se marchó.

-Emmett lo último que quiero es que te pelees con tu madre por...

-Rose nena, ella ha sido muy injusta contigo.

-Pero tampoco quiero ser el motivo por el que estén peleados.

-No estamos peleados nena.-me guiñó.-Mi mamá puede parecer muy dura pero no es capaz de enfadarse conmigo.-alzó las cejas divertido haciéndome reír.

-¿Seguro?-pregunté algo triste apagando el cigarrillo.

-Seguro.-dijo sonriendo.-Vamos entremos, hace frío. Además sigo teniendo hambre.

-Tú siempre tienes hambre, Emm.-dije levantándome con una sonrisa.

A mi la verdad se me había quitado el apetito en tanto Emmett ya iba por su segundo plato.

-Y tú, ¿no vas a comer nada?-Se dio cuenta que apenas había tocado mi plato.

-Comeré después.

-¿Han habido avances en el caso?

-Sam le entregó las pruebas a un detective de su confianza. No tardarán a detener a Carlisle.

Emmett asintió.-Mejor. Así lo juzgan mucho más rápido y ponemos fin a eso.

-Es un proceso un poco lento, Emmett.

-Lo importante es cerrar ese capítulo en nuestras vidas. Y escribir nuestra propia historia.-Tomó mi mano dedicándome una mirada tan profunda.

-¿A qué te refieres con eso?-pregunté algo confundida dándole vueltas a la comida.

-Pues eso.-sonrió emocionado.-Cuando todo esto pase y yo me recupere del todo podremos pensar en lo que venga después.-me tomó de la mano. Ya había conseguido adivinar sus intenciones.

-¿Por qué quieres un hijo ya?-pregunté directamente.-No digas nada.-dije sin más.-¿No crees que deberíamos consolidar antes nuestra relación? Un niño necesita estabilidad y mucho cariño. No podemos tener un hijo solo por nuestro propio egoísmo.-expliqué.

-¿Entonces si quieres tener hijos?-Preguntó un poco ilusionado.

-Sí Emmett pero no ahora. No hasta que como te dije consolidemos nuestra relación. Además tú retomarás tus estudios y créeme no querrás estar cambiando pañales mientras tienes los exámenes más las cosas del trabajo encima.

Él asintió.-Poco a poco entonces.-Sonrió.

-Exacto no hay que apresurarnos, ¿si?-Finalmente lo había comprendido.

Holaaaa ¿Cómo estáis? Siento todo el drama pero era necesario XD Me alegro mucho de la emoción que ha generado el capítulo! ¡Qué siga así durante los que quedan! Ahora me dispongo a contestar individualmente:

Candylover778: ¡Hola! Bienvenidaaaa. Me alegra de que haya nuevas lectoras que disfruten e interactúen con la historia. Sigue leyendo hahaha espero tus reacciones a próximos capítulos!

Nelita: Pues sí, pero como ves Emmett es un toro. Me alegro de que te haya gustado el capítulo. Nos seguimos leyendo.

Tecupi: Siempre escribes los reviews más largos y tengo que decirte que me encanta leerlos! xd Te metes de lleno en la historia y eso es genial xd Si bueno poco a poco iremos viendo que va pasando.

Jupy:¡No iba a matar a Emmett! xd Solo quería darle drama a la historia hahahaha