Emmett pvo

Habían pasado un par de semanas y yo ya me encontraba mucho mejor. Había vuelto al trabajo y mientras estaba en la oficina me habían llegado las solicitudes para la universidad. Suspiré nervioso. Probablemente si no estuviera con Rose nunca me había planteado continuar con mis estudios pero ahora que había tomado la decisión me sentía muy orgulloso de mí mismo. Llegué a casa muy nervioso con ganas de contárselo a Rose.

-¡Nena, estoy en casa!-Exclamé mientras dejaba mis cosas en la estancia.

-¡Estoy en la cocina, querido!-Respondió ella.

-¿Qué estás cocinando?-Pregunté en tanto iba hacia donde ella.

-Estoy haciendo un batido.

Yo puse un puchero.-Pensé que estabas preparando la cena.

Ella alzó una ceja.-He ordenado tu comida favorita para que revisemos juntos las solicitudes.-Acarició mi pecho.

-¿Te acordabas?-pregunte sorprendido e ilusionado a partes iguales. No pensé que Rosalie se acordara de que hoy era el día en el que recibía las solicitudes.

-Claro bobo.-sonrió con cariño.-¿En enserio creías que iba a olvidarlo? Además, lo apuntamos en el calendario.-señaló su teléfono.

-Vaya.-dije aún sorprendido.-Entonces...¿cenaremos costillas?-dije ilusionado. Rose rió.

-Con extra de salsa barbacoa.-puso una mueca.

-¿No te gusta?

-Comeré papitas fritas.-Respondió.

-¿Es demasiado para ti?-Alcé una ceja divertido.

-Y para ti también en unos años.-Remató.-Así que aprovecha ahora que eres joven y sano para comer todo eso.

Yo reí.-¿O sea que cuando seamos mayores me vas a poner a dieta?

-Obvio no quiero que te mueras de un infarto por comer tanta grasa.

Yo sonreí y me acerqué a ella dejando un beso en su mejilla.-Qué lindo que mi esposa se preocupe por mí.

-Ya te lo he dicho.-dijo alzando la barbilla. Ese gesto me pareció tremendamente caliente.-Si no me preocupo por mi marido ¿por quién más lo iba a hacer?-dijo tomando su batido para irse a la sala.

-Últimamente lo dices mucho.-sonreí mirándola mientras me sentaba junto a ella en el sofá.

-¿El qué?-preguntó confusa.

-Pues que últimamente en vez de referirte a mí como Emmett.-expliqué.-Lo haces como 'mi marido'.

-Es que eres mi marido.-dijo confundida sin entender a dónde quería llegar.-Pero si te molesta puedo...

-¡No, no!-dije interrumpiéndola.-Me encanta que te refieras a mí como tu marido nena.-sonreí acercándome peligrosamente a sus labios.

-Seguramente es porque estuviste al borde de la muerte y me ha creado un pequeño trauma el quedarme viuda tan pronto.-dijo irónica.

Yo reí.-Puedes estar tranquila, nena. Tu hombre es fuerte.-Guiñé.-Así que tienes marido para rato.-Sonreí con suficiencia y ella rodó los ojos.

-Eres terrible.

-No te abandonaré tan fácilmente.-Acaricié su hermosa cara antes de besarla, perdiéndome en el dulce sabor de sus labios.

-Te quiero, Emm.-Susurró cuando nos separamos.

-Y yo también mi vida.-sonreí mirándola profundamente.

-Mucho.-dijo de nuevo.-No lo olvides ¿si?-dijo dándome unos pequeños toquecitos en la sien.

-De acuerdo.-reí besando su frente.-Te prometo que no lo olvidaré nunca.

-Genial.-sonrió.-Porque a veces te pones muy pesadote.

Alcé las cejas y decidí cambiar de tema.-Bueno, veamos las solicitudes.-Me estiré para cogerlas y dejarlas sobre la mesita.

Rose se limpió las manos y agarró una. Comenzó a leerla mientras yo me deleitaba con las costillas que estaba comiendo. Por un momento Rose dejó de leer y volvió a verme.

-Dios, Emmett. Estás haciendo un desastre.

Me tragué el último bocado.-¿Por qué?

Ella cogió una servilleta y me limpió la boca.-Pareces un niño.-Señaló intentando sonar molesta pero la verdad es que no lo logró. Percibí un deje de ternura en su voz y en su mirada.-¿Qué?-preguntó confundida.

-Nada.-sonreí divertido mientras dejaba un beso en su mano.

-¡Emm!-chilló molesta.-¡Para! ¡Vas a mancharme!

-No seas así nena.-le puse un puchero.

-¡Venga! Veamos esas solicitudes Emm. No lo quieras atrasar.

Hice a un lado los restos de comida y me limpié las manos.

-Ya estoy listo.-Tomé algo de soda para que me bajara la comida.-Ven aquí, nena.-La llamé y ella se sentó en mis piernas.

Comenzó a leer en voz alta la correspondencia. Yo estaba tan nervioso que ni siquiera estaba prestando atención a lo que decía.

-¡Emm!-chilló emocionada agitando el papel en mi cara.

-¿Qué que pasa?-pregunté confundido.

-Ay Emm.-suspiró rodando los ojos.-¿Dónde andas?

-Estoy justo aquí duh.-dije como algo obvio.-Es que estoy nervioso nena.

-¡La NYU te ha aceptado!-dijo emocionada.

-¿Hablas en serio?

-Ajá.-Sonrió y me pasó el papel.-Ahora sigamos revisando las demás.

-¿Qué? ¡No!-Respondí.-Ya estoy adentro de ésta.

-¿Seguro?-Volvió a verme y yo asentí.-Bueno, en ese caso felicidades por tu ingreso a NYU, querido.-Me abrazó.

-Gracias Rose.-sonreí emocionado. Realmente no podía creerme que fuera a estudiar en la universidad con más de 30 años. Obviamente no viviría la experiencia universitaria al 100% ya que lo haría de manera online para poder compaginarlo con mi trabajo en la empresa y por supuesto mi vida personal.

-¿Cómo te sientes?-sonrió. Yo dejé un beso en su cabeza.

-Estoy emocionado y algo nervioso.-me rasque la nuca.-No te voy a mentir.-dije sincero.

-Es normal pero ya verás que podrás sacarlo adelante.

-¿Tú crees?

-Sí es cuestión que te organices y seas responsable.-Acarició mi cara.-Estoy segura que lo lograrás, querido.

Me quedé apreciando su belleza.-Gracias Rose por inspirarme. Estoy seguro de que por mi cuenta jamás lo hubiera considerado.-Ella me besó.

-Emmett.-ella sonrió cuando nos separamos.-Deberías confiar más en ti mismo ¿sabes? Puedes conseguir mucho más de lo que te crees si lo haces.

-Tú me ves con muy buenos ojos, nena.-sonreí divertido.-Por eso me alientas tanto.-dije frunciendo el ceño.

-No digas eso nene.-sonrió tomando mis manos.-Puedes conseguir lo que te propongas. Solo debes conocerte y saber dónde estan tus límites.

-Te amo, nena.-Volví a besar sus deliciosos labios.-Estaría perdido sin ti.-Susurré cuando nos separamos antes de volver a besarla con ganas.

Ella cortó el beso.-Emm, sé lo que estás pensando.-Dijo divertida.-Pero no te distraigas que debemos de revisar tu plan de estudio.-Se levantó de mis piernas y fue a buscar su laptop.

Yo suspiré intentando calmar mis hormonas un poco. Rosalie sin proponérselo podía volver todo un caos mi interior. Demonios pero era normal que me sintiera así. Era un hombre joven y sano al fin y al cabo. Y estaba loco de amor por ella. De todas formas aún no consumábamos nuestra luna de miel. Y eso cada vez me estaba poniendo más intranquilo e impaciente.

-Vale.-Rose apareció en la estancia divertida sosteniendo su ordenador.-¿Tienes ganas de saber tu horario de clases?-dijo mientras se sentaba junto a mi y colocaba el portátil entre los dos.

-No hay nada que me emocione más.-dije irónico.

-Oh venga Emm.-dijo cruzando sus piernas y amarrándose el cabello en un moño despeinado. Estaba tremendamente adorable. Era una maldita tentación. Traté de borrar esos pensamientos y de concentrarme en mis futuros estudios universitarios.

-Nena, de verdad no creo que eso importe.-Masajee mi frente.-Mis clases son virtuales al fin y al cabo.

-Aún así debes estar informado qué materias tienes que cursar, Emmett.-Dijo de forma mandona poniéndome realmente caliente.-Recuerda que también están las tutorías para las materias en las que tengas dificultad.

-Ok maestra lo que usted ordené.-Sonreí coqueto y ella rodó los ojos.

-Emmett ya concéntrate.-Pidió y yo solté un suspiro quejumbroso.-¿Estás bien?-Preguntó preocupada.-¿Tienes dolor otra vez?-Adoraba que me cuidara y estuviera tan pendiente de mí pero lo que yo necesitaba en estos momentos era otro tipo de atenciones.

-A decir verdad.-me acomodé en el sofá y la miré.-Si que estoy algo molesto nena.-dije sin más.

-¡¿Cómo?!-preguntó mi hermosa mujer preocupada mientras su frente se adornaba de pequeñas arruguitas provocadas por el susto.-¿Por qué no me dijiste antes Emmett?-dijo levantándose molesta para ir a la cocina a por un analgésico.

-Espera.-tiré de su mano.-¿A dónde vas?-pregunté haciéndome el confundido.

-A la cocina.-dijo como algo obvio.-Te traeré algo para el dolor.

-Pero nena.-dije sonriendo pícaramente.-No es ese del dolor del que hablo.-le guiñé colocándola en mis piernas.

-Al parecer no tienes espacio para otra cosa que no sea eso en tu cabeza.-Puso los ojos en blanco.

Yo reí.-¿A ti no te hace falta estar conmigo?-Alcé una ceja. Ella simplemente se mordió el labio. Su respuesta era más que obvia.-Mira nena, si no lo hacemos te juro que no voy a poder concentrarme en otra cosa.

-Eres un exagerado.

-Hablo en serio. Justo ahora estoy pensando en todas las formas posibles de hacerte mía.

-Emmett...

-Rose, de verdad. Quiero que consumemos nuestro matrimonio.

Rosalie rio.-Por Dios, Emmett. Suenas desesperado.

-¿Te parece chistoso?-Pregunté ofendido.-Porque a mí no.-Fruncí el ceño. Esto era ridículo estar rogándole algo de cariño a mi mujer así que decidí hacer algo que debí haber hecho hace mucho.

-¡¿Qué?! ¡¿Qué estás haciendo?!-Chilló nerviosa cuando me levanté con ella en brazos caminando hacia la habitación.

-Tranquila que no haré nada que no quieras, querida.

-¡Emmett!-Rose chilló sorprendida cuando pellizqué su trasero mientras subía las escaleras.

-Oh vamos nena.-sonreí llegando a nuestra habitación visualizando la gran cama que reinaba en la estancia.

-Eres increíble.-bufó molesta rodando los ojos cuando la dejé delicadamente en la cama.

-¿No quieres?-dije acercándome peligrosamente y comencé a besar su cuello mientras me deleitaba acariciando cada centímetro de su espectacular fisionomía. Y luego fui a devorar su boca. Cuando nos separamos ella me veía aturdida y con la respiración agitada.

Así que me puse de pie una vez más y comencé a quitarme la ropa frente a ella, de forma lenta y seductora. Rose no despejó sus ojos ni un segundo de mí.

-¿Te gusta lo que ves, nena?-Sonreí de lado orgulloso por mis músculos y mi condición física envidiable. Aparte de mis atributos que sobresalían del resto.-Todo esto es tuyo, nena. ¿Qué esperas para disfrutarlo?-Alcé una ceja.

Ella tragó en seco pero volvió en sí y caminó hacia mí. -Eres todo un espectáculo, sr. Cullen.-Tomó mi miembro con una de sus suaves y delicadas manos comenzando a tocarlo.-Todo un semental.-Ahora mi respiración era entrecortada a medida que incrementaba el ritmo de sus caricias.

De repente se detuvo y yo volví a verla aturdido.

Ella llevó una de sus manos a mi pecho dónde tenía la cicatriz de la bala. Mi expresión se suavizó al sentir sus labios ahí dejando un beso. El corazón se me encogió un poco al sentir la ternura con lo que lo había hecho.

Ella ahora comenzó a desvestirse.-Espera.-La detuve.-Yo lo hago.-La besé mientras mis manos recorrían su maravilloso cuerpo en tanto iba deshaciéndome de lo que llevaba puesto. Y poco a poco la fui dejando sobre el colchón en tanto continuaba dejando besos y caricias en cada milímetro de su piel. La sentí removerse a medida que me iba colocando sobre ella.

-Emm.-Me llamó y por un segundo me detuve temiendo que me cortara el rollo.-¿Te importaría si cambiamos de posición?-Preguntó insegura mordiéndose el labio yo la vi confundido pero hice lo que me pidió, ahora yo me encontraba de espaldas en el colchón en tanto ella se colocaba a horcajadas sobre mí.

-¿Ocurre algo?-pregunté algo preocupado mientras observaba cualquier atisbo de incomodidad en su rostro. Ella me sonrió con dulzura.

-Estoy bien, Emm.-dijo acariciándome el pecho con delicadeza.-Es solo que después de lo que pasó...

-Lo sé.-dije sin más apretando los dientes molesto. Sabía que le rondaba sus pensamientos.-Nadie volverá a hacerte daño. No lo permitiré, ¿de acuerdo?-ella asintió.

-Te amo Emmett Cullen.-dijo mirándome profundamente antes de abalanzarse para devorar mi boca.

Eso me puso aún más caliente. Con mis manos recorrí su maravilloso cuerpo.

No tardó mucho en comenzar a frotarse contra mi entrepierna. Yo ya no pensaba con claridad moría por follarla ya.

-Oh Rose-Gemí.-Estás tardando demasiado.-Me quejé en tanto dirigía mis dedos a su centro.

-Eres un impaciente.-Rio ella.

Un gruñido salió de mi garganta en tanto la levantaba y la acomodaba sin ningún problema introduciéndome en ella de una estocada.

Ella chilló y yo suspiré aliviado.

-¡Cielos, Emmett!-se mordió el labio.

-¿Estás bien?-pregunté algo preocupado.

-Sí.-ella respondió con una sonrisa que acabó convirtiéndose en una mueca provocada por el placer que yo mismo le estaba dando. Rose era la mujer perfecta. Era la mujer más recatada y elegante que había conocido en mi vida pero en la intimidad de nuestro hogar se convertía en una completa tigresa.

-Ah.-La sentí gemir mientras apretaba mis brazos.

Seguimos amándonos sin parar. Disfrutando de nuestros cuerpos y consumando finalmente nuestra unión matrimonial.

Nos quedamos abrazados por un momento.

-Te amo, Rose.-Dejé un beso sobre su cabeza.

Ella volvió a verme y dejó un besito en mis labios.-Yo también, Emm.

Rose pvo

Habían pasado varios meses desde que Emmett y yo nos habíamos convertido en marido y mujer en aquel increíble día que acabo de manera tan fatídica.

Abrí los ojos y sonreí mientras me desperezaba y me giraba para buscar a Emmett. Me llevé una sorpresa al ver que no estaba pero luego vi una nota en su mesilla de noche. "Me he levantado temprano para estudiar. No quería despertarte. Te veías tan cansada. Te quiero Ángel." Y yo me derretí sin poder evitarlo tras leer el mensaje.

Decidí levantarme y colocarme una bata para bajar a buscar a Emmett.

Antes pasé a la cocina y preparé algo de café y un té para mí.

Volví a ver mi sortija en tanto esperaba que ambas cosas estuvieran listas. Era raro pero cada vez me sentía más cómoda con Emmett. Había notado que poco a poco estaba mejorando en muchas cosas. Ya no me sentía sofocada, había aprendido a darme mi espacio. O quizás era porque tenía la cabeza más enfocada en sus estudios y en la empresa ahora. Cómo sea, era un alivio.

El sonido de la tetera me devolvió a la realidad. Le llevaría café a Emmett y algún panecillo para desayunar. Tomé las cosas y las coloqué en una bandeja. Tras eso me encaminé a la sala en busca de mi hombre. Sonreí al entrar, él aún no me había visto. Estaba tan concentrado en lo que estaba leyendo que no tenía atención para nadie más. La verdad, me gustaba esa faceta de Emmett.

-Buenos días.-dije susurrando mientras dejaba el desayuno en la mesa junto a él. Emmett levantó la vista de los papeles sonriéndome y tomó mi mano para darme un beso.

-Buenos días, Rose.-sonrió.-Gracias por eso.-dijo señalando el desayuno.-La verdad es que no tengo tiempo para nada.-dijo preocupado.

-¿Cómo lo llevas?-pregunté sentándome junto a él para darle mi apoyo.

-Estoy intentando resolver un ejercicio pero no lo entiendo.-Dijo frustrado rascándose el cuello.

-A ver.-Él me entregó la hoja que tenía entre las manos. Era un ejercicio financiero. No estaba tan complicado. Tomé otra hoja de papel y un lápiz y me puse a resolverlo antes de explicarle a Emmett. Él solo me veía en silencio.

-¿Pudiste resolverlo?

Yo asentí.-Ajá.-Le pasé la calculadora y empecé a darle indicaciones para que hiciera las operaciones mientras le explicaba.

-Nena.-el me miró sorprendido cuando terminamos de repasar su ejercicio. Realmente esperaba que lo hubiera entendido. Yo lo miré expectante esperando a que dijera algo.-Eres realmente perfecta ¿lo sabías?-yo reí encantada. Solo Emmett era capaz de ponerse en plan meloso horas antes de un examen.

-¿Por qué lo dices?-dije divertida.

-Realmente sabes de todo.-dijo sorprendido poniendo los ojos.-Seguro que te pongo un problema de física y también sabes hacerlo.-dijo explicándose.

-¿Me estás llamando nerd?-dije algo molesta para provocarlo.

-No, solo que eres una auténtica cerebrito.-Agregó divertido y yo rodé los ojos.-Oh vamos, nena. No te enfades. -Me abrazó apretándome contra su fuerte pecho.-De hecho creo que es muy sexy que sepas de todo.

-Ya.-Me removí.-Estás asfixiándome. Él simplemente rio soltándome y dejando un sonoro beso en mi mejilla.-Solo espero que nuestros hijos sean tan inteligentes como tú y que no sean unos flojos como yo.-Dijo con la cabeza gacha.

-Hey tampoco te subestimes.-Acaricié su brazo.-Tú también tienes cualidades.-Lo animé y él volvió a verme expectante.

-¿Qué?-alcé las cejas divertida.

-Estoy esperando a que me digas esas hermosas cualidades que te hicieron enamorarte locamente de mi.-dijo sonriendo divertido.

-Tu modestia desde luego no fue querido.-dije bufando mientras rodaba los ojos.

-Oh venga nena.-sonrió.-Solo dime un chiquitito ¿quieres?

-Mmmmm.-me hice la que se quedaba pensando.-Tienes una muy buena cualidad ahí abajo.-dije pícara jugando con el hilo de mi bata.

Él alzó las cejas sorprendido-¿Me estás diciendo que lo único que te gusta de mí es mi pene?-Entrecerró los ojos.

-¡¿Qué?! ¡No!

-O sea que para ti soy solo un pedazo de carne, un objeto.-Dijo de manera dramática yo rodé los ojos.

-¿Sabes qué? Olvídalo.-Me crucé de brazos.-No sabía que te pondrías sensible si coqueteaba un poco contigo.

-Es que ahora no era momento para coquetear.-dijo molesto volviendo a mirar sus apuntes y dispuesto para realizar de nuevo el ejercicio.

-¿Enserio Emmett?-dije sorprendida.-¿Ahora te vas a poner en modo drama?-bufé mientras me ponía de pie para irme esperando que dijera algo. Yo solo venia a ayudarlo y se ponía en ese plan.

-Rose.-suspiró dejando los papeles en la mesa y levantando la mirada para verme.-No seas así.-yo le miré molesta.-Es que de verdad quería que me dijeras algo más sentimental.

Yo suspiré.-Emmett...

-Yo no ando diciendo que lo único que me gusta es tu maravilloso culo o tu delicioso coño

-¡Emmett!-Chillé escandalizada.

-Déjame terminar.-Se puso de pie.-Mi punto es que no solo estoy completamente enamorado de tu despampanante belleza, sino de lo inteligente, lo segura de ti misma, tu elegancia incluso tu carácter, todo eso se me hace muy sexy.

-Ok Emmett, ya no volveré a hacer ese tipo de comentarios para que no te sientas ofendido.

-Es que no se trata de eso.-Dijo impaciente.-Solo quería que me dijeras algo bonito.-Se sentó otra vez con la cabeza gacha.

Dios. Este hombre gigante y fortachón era todo un sensible. Jamás me lo hubiera imaginado.

-¡Está bien!-dije mirándolo fastidiada.-De verdad que no aparentas ser un ñoño, Emm.-me mordí el labio aguantándome la risa.

-¡Oh venga!-bufó molesto.-No vayas a caer tú ahora en los convencionalismos sociales. Los hombres si lloramos a veces ¿sabes?

Lo miré en silencio. Él estaba tan serio y seguro. Lo que me producía ternura pero a la vez mucha gracia. No pude evitar la carcajada que salió de repente.

Él me vio indignado pero antes de que dijera algo me acerqué y besé sus labios.-Te quiero Emm y me encanta que seas un hombre sensible.-Dejé un último beso en su mejilla.

Él suspiró.-¿Verdad que no era difícil?-Volvió a verme alzando una ceja yo simplemente me mordí el labio.-Si no fuera por ese estúpido examen que tengo encima.-Se puso de pie y se acercó hacia mí halándome de la cintura bruscamente hacia su cuerpo.-Te tomaría justo aquí mismo.

-¡Emmett! Después te quejas.-Intenté soltarme de su agarre.

-Tú misma dijiste que eso era lo que más disfrutabas de mí-Sonrió coqueto mientras bajaba sus manos hacia mi trasero.

-¡Ya concéntrate!-Me solté nerviosa de su agarre.-Tienes que aprobar.

-En la noche no te escaparás de mí.-Me dio una fuerte nalgada y luego rió al verme salir ofuscada de ahí.

Tras eso, volví a la habitación y cogí la ropa para ir al baño. Luego comencé a prepararme para ir a trabajar. Dejé que el agua cayera por mi cara y decidí relajarme durante un par de minutos antes de salir de la ducha. Hoy me esperaba un día largo de reuniones. Además, papá quería hablarme sobre un tema del departamento jurídico de la empresa. Emmett no me había comentado nada pero imaginé que sería por los nervios del examen.

Cuando volví a la sala para coger mis cosas y salir a la oficina Emmett aún seguía repasando.

-Lo vas a hacer genial, querido.-sonreí acercándome a él dejando un beso en su mejilla.-Solo intenta estar tranquilo ¿si? Has estado estudiando mucho.

-Gracias Rose.-sonrió tomando mi mano.

-Llámame cuando salgas ¿si? Quiero saber como te ha ido.-sonreí lanzándole un beso.

-De acuerdo, nena.-le escuche decir justo antes de irme a la oficina.

La primera reunión de la mañana fue más larga de lo esperada. El caso estaba tomando un rumbo más complejo pero nada que no pudiéramos solventar. Había decidido darle un poco más de libertad a Mark ya había demostrado que tenía potencial, así que esta era su oportunidad para lucirse.

Al salir revisé mi teléfono y me di cuenta que tenía un par de llamadas perdidas de Emmett. Decidí regresársela. El segundo tono contestó.

-Hola nena.

-Hola querido, ¿Cómo estuvo?

-No me fue tan bien pero tampoco tan mal.

-¿Entonces, nene?

-Tuve lo suficiente para aprobar.-Suspiró.

-Bueno, no te desanimes. Es tu primera evaluación. Seguramente mejorarás en las siguientes.

-No estoy seguro si lo lograré.-Admitió.

-No es momento para tirar la toalla, Emm. A penas estás comenzando.-Le recordé

-Ok, ¿Oye ya almorzaste? Podemos ir a comer juntos si estás libre.

-Me encantaría pero he quedado con un cliente.

-Vaya.-suspiró algo desanimado.-Tienes razón, recuerdo que me dijiste que hoy estarías bastante ocupada.-respondió de nuevo.

-Sí, Emm.-dije algo triste, realmente me apetecía comer con él.-Pero este cliente es bastante importante.-dije sin más esperando que lo entendiera.

-No te preocupes Rose.-respondió.-Lo entiendo.-de repente lo escuché reírse. Eso me extrañó.

-¿Emmett?-pregunté curiosa. Creía que estaría en la empresa.

-Si nena estoy aquí.-dijo.-Es que estaba en un bar tomándome algo con mis compañeros de la universidad. Ya sabes, para conocernos un poco.-dijo de manera jovial.

-Oh parece que estás disfrutando esto.-Dije divertida.

El rio.-No voy a negarlo. Lo único que me gustaba de la universidad eran las fiestas.-Admitió.-Pero ahora ya estoy viejo.

-No lo estás, Emm.-Sonreí.-Bueno, tengo que colgar. Elliot ya está aquí.-Suspiré.

-Adiós nena.-dijo despidiéndose.-Que vaya bien esa comida.

-Adiós Emm.-sonreí.-Pásatelo bien.-dije divertida.

-Lo intentaré.-dijo riendo. Después de esa conversación con Emmett, guardé mi teléfono en mi bolso y me preparé mentalmente para la comida de ahora.

La verdad no marchó nada mal. Me sentía positiva al respecto.

Al salir de ahí regresé de nuevo a mi despacho. Pronto mi padre vendría para hablar sobre algo urgente que tenía que ver con la compañía de Emmett. El juicio que había comenzado entre él y su tío estaba afectando la imagen y las finanzas de Cullen&Co Seguramente de eso querría hablar papá. Suspiré y me hundí en el asiento.

Comencé a revisar mi agenda mientras esperaba a mi papá.

-¿Rose?-Mark entró en mi oficina.-Tu papá está aquí.-sonrió.

-Genial.-sonreí de vuelta.-Dile que pase.-Antes de que saliera de mi despacho lo llamé.-Mark ¿Cómo vas con lo de esta mañana?

-Oh.-sonrió satisfecho.-Pues estaba rellenando un par de informes y, de hecho, me gustaría pedirte si pudieras echarle un ojo más tarde.

-Claro.-sonreí.-Sin problema. Lo estás haciendo fenomenal.-le alenté. Él me sonrió agradecido.

En ese momento entró mi papá, se le veía preocupado. Sin duda eran malas noticias.

-¿Qué ocurre?-Pregunté luego de que nos saludamos y se sentara frente a mí.

-Me temo que ese juicio nos llevará a la quiebra.-Soltó con pesadez.-Aún estamos a tiempo de vender.-Dijo preocupado.-Incluso tengo un par de contactos que estarían interesados.

Yo fruncí el ceño. Era el legado de Emmett y mi padre estaba pensando en venderlo.-¿Acaso esto ya lo consultaste con él?

Mi padre negó.-No, creo que me escuche. En cambio a ti...-Volvió a verme y tomó mis manos.-Hija, él hace todo lo que tú le pidas.-Sonrió con orgullo.-Sino míralo, regreso a la universidad por ti. Incluso quiere meterse a la política por ti.-Sonrió burlándose.

-Yo eso no se lo he pedido. Fueron ideas que tú le metiste a la cabeza.-Dije molesta.

-Pero él está dispuesto a hacer todo por ti. ¿No te das cuenta? Y esta vez no será la excepción.

-Papá...-suspiré con pesadez.-No creo que yo deba meterme ahí.-Jugueteando con mis manos nerviosa volví a acomodarme en mi sillón.

-Rose...

-Sabíamos que esto pasaría.-dije simplemente.-Que todo esto del juicio afectaría negativamente ¿qué? ¿Unos cuantos meses? Solo hay que contener el desastre.-me di de hombros.

-Cielo, no es tan sencillo.-suspiró con pesadez.-El departamento jurídico no quiere seguir con la contención. Aseguran que no va a servir de nada.

¿De verdad mi padre estaba pidiéndome que le dijera a mi marido que vendiera lo único que le quedaba de su legado? ¡Por dios! Él había entrado en la universidad de nuevo para ser mejor al frente de la compañía. Definitivamente no iba a hacerle eso.

-O se me ocurre otra cosa.-Dijo pensativo.-¿Qué tal si tú tomas tu parte en la junta? Tú eres más inteligente que Emmett, puedes asesorarlo mejor. Y en temas legales... Deberías estar a la cabeza del departamento jurídico también.

-Eso significaría dejar mi trabajo actual. Y no estoy dispuesta a hacerlo.

-¿Ni por Emmett?-Insistió.

Yo suspiré. Recién cuando nos habíamos casado, él mismo me había hecho una oferta para que trabajara en su compañía. En ese entonces, era más que nada un capricho de parte suya para tenerme con él. Como si no bastara la protección que me daban sus gorilas de negro adónde quiera que iba. Sin embargo, lo de ahora parecía mucho más crítico. Emmett me necesitaba junto a él.

Mi única opción era aceptar a medio tiempo mientras le delegaba más tareas a Mark.

-Entonces, ¿Qué dices hija?

-No voy a dejar mi otro empleo.-dije antes de empezar. Mi padre sonrió triunfante.-Acepto ¿si?

-Oh hija.-No padre sonrió.-No sabes lo aliviado que me deja eso.

-Tengo condiciones.-dije sin más cruzando los brazos. Mi papá rio divertido.

-Por supuesto.-sonrió.-Te escucho, hija.

-Estaré a tiempo parcial. Seguiré trabajando aquí. Y quiero un despacho para poder trabajar a distancia además, quiero estar al frente de todo. Necesito que las cosas se hagan a mi manera.-me di de hombros.

-¡Hecho!-Me ofreció la mano para cerrar el acuerdo.-Entonces te veo el día de mañana en la compañía.

Sin más se marchó y pude continuar con las otras reuniones que tenía pendientes.

Más tarde revisé algunos informes y le delegue nuevas tareas a Mark. Estaba muy satisfecha con su trabajo.

Emmett pvo

Después de mi examen había decidido irme a tomar algo a uno de los bares que se encontraban en la universidad. La verdad, no iba a mentir. Me sentía muy raro viviendo todo esto. ¿De nuevo? Si bien es cierto que no había terminado en Brown, más o menos recordaba lo que era ser universitario.

Solo que claro, estaba tomándome unas birras con gente que acaba de cumplir la edad legal para hacerlo en público y eso me hacía sentirme bastante mayor. Aún así, no había estado mal, mis compañeros me aceptaron enseguida y pasé un buen rato. Revisé mi teléfono.

No tenía noticias de Rose, seguro estaba muy ocupada. Decidí darle su espacio y pasarme por casa de Edward. Ya que había escrito hacia un par de minutos sobre ver un partido con Sam.

-Y bueno, cuéntanos.-dijo Ed cuando me senté en la sala.-¿Cómo se siente ser el Sugar Daddy de la NYU?-Sam no pudo evitar reírse.

Yo lo vi mal.-Tampoco soy tan viejo.-Me quejé.

-Bueno.-Una sonrisa burlona apareció en su rostro.-La edad es relativa, pero oye, ¿Habían chicas lindas?-Preguntó divertido.

Yo me encogí de hombros.-No me interesa porque no he ido a ligar. Solo quiero mi maldito título.

Tanto Sam como Edward me vieron incrédulos.-¿Escuchaste?-Volvieron a verse entre sí.-Desconozco a este Emmett.

Yo rodeé los ojos.-Ya estoy fuera del juego.-Contesté.-Además ya tengo lo que quiero.-Sonreí.-Compartimos la cama cada noche.-Alcé las cejas sugestivamente.

-Desde que la conociste ya no eres el mismo.-Chasqueó Edward.

-¿Y qué quieres, viejo? Soy un hombre felizmente casado.-Sonreí.

-Oye pero no tiene nada de malo encontrar atractivas a otras chicas.

-¿Y Leah no tiene problema con eso?-Sam dejó de sonreír y yo alcé una ceja.-Por Bella no te pregunto porque es un caso a parte.-Señalé a Edward y dirigí otra mirada a Sam esperando su respuesta.

-Pues... Leah no está tan de acuerdo con esa afirmación.-dijo simplemente rindiéndose.

-Osea...¿es celosa?-preguntó Edward. Yo le miré divertido.

-¡Oye!-Sam me señaló molesto.-Tú no te rías si no quieres que hablemos de ti, grandullón.

-¡Está bien!-reí.-Pero no estamos hablando de mí sino de tu chica.-le guiñé divertido.

-Osea Leah no es del tipo tan celosa.-dijo sin más.-Solo que prefiere que no le diga a ella que encuentro atractiva a otra mujer.-se dio de hombros simplemente.

Edward y yo lo vimos divertido y luego nos pusimos a ver el partido. Momentos más tarde apareció Bella.

-Bells, creí que estarías con Rose o con Leah.-Dijo sorprendido Edward.

-La rubia me canceló porque se fue a cenar con Mark.-Rodó los ojos.-Y Leah no está en la ciudad. Por eso decidí venir a ver a mi novio.-Se sentó junto a él.-¿Cómo van?

-Los Lakers están aplastando a los Clippers.-Contestó Sam.-LeBron se está luciendo.

-¡Genial!-Sonrió animada Bella cogiendo una cerveza.

-Entonces, ¿Estás diciendo que Rose se fue a cenar con su asistente?-Fruncí el ceño molesto porque no me había dicho nada al respecto.

-Dijo que le había surgido algo muy importante de última hora y tenía que poner en contexto a Mark.-se dio de hombros apoyándose en el brazo del sofá.

-Y ¿por qué no me ha dicho nada?-dije sorprendido.-¿Tú sabes algo?-le señalé con el dedo.

-¡Oye!-Edward me miró molesto.-No le hagas eso a mi novia.

-Puedo defenderme sola cielo.-sonrió Bella divertida.-Pero gracias.-le guiñó haciendo que mi amigo se sonrojara.-Y si Emmett, Rose está cenando con su asistente.

Inmediatamente decidí llamarle. Pero como era de esperarse no me contestó. Bufé molesto y me levanté de la sala ante la mirada curiosa de todos.

Ahora le llamé a uno de los guardaespaldas que siempre andaba con ella.

Al primer tono contestó.-Sr. Cullen.

-¿Dónde están ahora?-Pregunté.

-La señora Cullen está cenando con su compañero de trabajo en el Eleven Madison Park.

-Ok Garrett.-Colgué enfadado. Increíble. Mi esposa se encontraba cenando con otro hombre en uno de los restaurantes más caros de la ciudad. No pude sentirme más molesto.

-¡Ey! ¿Qué haces grandullón?-preguntó Edward al verme tomar mi chaqueta.

-Nada.-dije entre dientes molesto. Sabía que si se enteraban de mis intenciones se reirían de mi. Y qué decir de Bella. Me llamaría gorila y diría que soy un posesivo con Rose. ¡No se lo iba a permitir!

-Oh no...¿enserio Emmett?-dijo Sam divertido.

-No lo digas.-dije enfadado.

Inmediatamente me subí al auto y conduje hacia ahí. Sin embargo, estando solo en el tráfico analicé mejor la situación y decidí hacer un giro para retornar hacia el apartamento que compartíamos. Lo mejor sería que discutiéramos en casa.

Entré y encendí las luces, me quité la chaqueta y la corbata y me dirigí al bar. Necesitaba un trago para calmarme y dejar que el tiempo pasara. Volví a ver el reloj que estaba en la pared, casi eran las 10. ¿Por qué demonios tardaba tanto? Mi paciencia se estaba agotando.

-¿Emm?-de repente escuché la voz de Rose desde la sala.-¡Ya estoy en casa querido!

Yo suspiré molesto y volví a llenarme la copa por 4 vez. Me la bebí de golpe y fui a su encuentro. Seguramente se molestaría por eso. Pero tampoco iba tan mal.

-¡Cielo!-mi mujer sonrió al verme y fue a recibirme. Yo le di un beso y por poco se me olvida que iba a decirle.

-Tengo algo que decirte.-dije sin más.-¿Dónde estabas?

-¿Has estado bebiendo?-dijo algo molesta a la par que curiosa.

-Al parecer no he sido el único.-Alcé una ceja al verla levemente sonrojada.

-Solo he tomado algo de vino.-Contestó.-En cambio tú.-Se cruzó de brazos.

-Yo estoy bien.-Aseguré.-Además no cambies el tema de conversación. Contéstame, ¿Dónde estabas?-Insistí.

-Estaba con Mark, revisando varias cosas que surgieron.

-En un restaurante caro.-Señalé irónico.

-Si ya lo sabes ¿por qué me estás interrogando?

-¡Porque tú no me dices nada!-Dije molesto.-¡Siempre tengo que enterarme por otras personas!

Ella simplemente se dio media vuelta y salió de ahí. Respiré hondo antes de ir tras ella. La tomé del brazo.

-¡Emmett!-chilló molesta soltándose de mi agarre.-Lo último que necesito ahora es una escena de celos de tu parte sinceramente.

-No era mi intención.-dije con ironía.

-Pues parece que si lo es.-bufó.-¿Por qué no simplemente preguntas? Si es curiosidad lo que tienes. No hace falta que me cuestiones donde estoy, eso ya lo sabes.-escupió molesta.

-Oye Rose.-me suavicé.-Sabes que la seguridad es necesaria.

-Lo sé.-dijo sin más.-Aún así no puede darme más coraje.

-Está bien. Ya no te preguntaré nada.-Dije molesto antes de subir las escaleras hacia nuestra habitación.

Increíble. Ella era la más ofendida cuando en realidad yo tenía más razones para estarlo. Qué irónico. Decidí quitarme la ropa y meterme a la cama. Poco dispuesto a seguir con la discusión que probablemente yo acabaría perdiendo.

Momentos más tarde ella entró a la habitación y pasó de largo al baño. No tardó mucho. Cuando escuché que venía saliendo, me di la vuelta, apagó la luz y yo cerré los ojos fingiendo estar dormido. Se metió a la cama sin decir nada.

Minutos más tarde ella se abrazó a mí.-Emm, no quiero que estemos enojados.-Dejó un beso en mi espalda mientras esperaba mi respuesta.

Yo suspiré simplemente y tomé su mano con delicadeza jugando con nuestros dedos.-¿Emm?-Rose volvió a insistir.

-Rose...-suspiré de nuevo dándome la vuelta para verla. Era tan jodidamente hermosa. La luz tenue de la noche se colaba por el gran ventanal de la habitación. Rose parecía una diosa. ¡Demonios! No podía enfadarme con ella.

-Rose es que sigues ocultándome cosas.-dije sin más.

-No creí que te importara que fuera cenar con Mark.-Acarició mi pecho.-No ha sido en plan amistoso ni mucho menos romántico. Solo ha sido trabajo.

-Aún no me explico porque estaban cenando en el Eleven Madison Park.-Levanté su barbilla con suavidad para que volviera a verme a los ojos.

Ella se mordió el labio.-Voy a promover a Mark.-Contestó.-Ahora las cosas serán diferentes, necesito que el se encargue de más cosas y...-Yo la interrumpí para darle un beso al que tardó segundos en corresponder.

-Está bien te creo, hermosa.-Acaricié su precioso rostro antes de volver a besar sus labios. Esta vez ella se colocó poco a poco sobre mí.

-Te quiero Emm, solo a ti.-Aseguró y yo fui a devorar su boca en tanto pasaba mis manos sobre su escultural cuerpo sobre la fina tela de satén de su pijama.

-Te quiero nena.-sonreí embelesado. Me sentía tan afortunado de tenerla a mi lado. Ella era perfecta en todos los sentidos. Ella sonrió y me dejó completamente deslumbrado con su belleza. Rápidamente me deshice de la fina tela de su pijama y la dejé completamente desnuda, a mi merced.

-Emm.-gimió de repente. Yo la miré preguntándole.-No estamos en igualdad de condiciones.-dijo molesta. Ya que yo aún no me había quitado parte de mi pijama. Reí y de un movimiento me deshice de ello.

-¿Contenta?-dije divertido. Ella asintió y mirándome con picardía, tomó mi miembro en sus manos y comenzó a frotarlo de arriba hacia abajo. Suspiré en cuestión de segundos ya estaba duro como una piedra.

Yo tampoco me quedé atrás, empecé a acariciar su centro en tanto devoraba su boca. Haciendo que se corriera.

Después de eso ella se abalanzó sobre mí y comenzó a montarme. Moviéndose en círculos, así que tomé su cadera para llegar hasta el fondo.

Ella chilló arqueándose hacia atrás así que fui a mordisquear sus pezones y continúe entrando y saliendo duro y rápido. No tardó mucho en correrse así, apretando mi miembro en el proceso haciendo que casi la siguiera. Pero no había terminado con ella. Quería cambiar de posición.

Aprovechando que estaba recuperándose de su orgasmo la tumbé nuevamente en el colchón.

Y volví a besarla esta vez con más ternura mientras me colocaba sobre ella. Acaricié su rostro y volví a verla mientras me posicionaba en su entrada. Estaba esperando que ella me lo permitiera. A diferencia de las otras veces ella simplemente asintió y yo no pude ser más feliz. Así que sin romper contacto visual poco a poco fui introduciéndome una vez más en su interior.

Aún no estaba por completo dentro de ella cuando la sentí muy nerviosa y tensa. Por lo que me acerqué a sus labios y acaricié su rostro con ternura.-Te amo, ¿Si? Todo estará bien.-Repetí antes de volver a besarla y entrar por completo.

Hacía tanto tiempo no lo hacíamos de esa manera. Desde aquella vez que... Solo de pensarlo me daba rabia. Decidí hacer a un lado esos pensamientos y concentrarme en ella. Rose merecía sentirse amada no lo contrario y yo tenía mucho amor para darle.

Rose pvo

A la mañana siguiente yo me desperté antes de que sonara el despertador. Suspiré y decidí quedarme un par de minutos más en la cama. Sería un día largo.

Además quería pensar cómo le diría a Emmett que mi padre había venido a verme para pedirme que me pusiera al frente del departamento jurídico de su empresa, y de tomar parte en mis acciones. No quería que se enterase por nadie, así que trataría de decírselo lo antes posible.

-Buenos días nena.-sonreí al sentirlo estirarse junto a mí.

-Buenos días Emm.-me di la vuelta para mirarlo.-¿Cómo dormiste? Te veías cansado.-dije apoyándome en su pecho. Él dejó un beso en el tope de mi cabeza.

-He dormido increíblemente bien.-Sonrió pasando una de sus manos en mi cuerpo.-Sobretodo luego de follar, claro está.-Guiñó y yo rodé los ojos.

-Solo piensas en sexo desde que amanece hasta que anochece.

El rio.-Tengo que sacarle provecho a una de mis mejores cualidades.-Dijo divertido.-Después de todo fue eso lo que te hizo enamorarme de mí.-Esa sonrisa coqueta que tanto me gustaba se estaba dibujando en sus labios.

-Ya deja de fanfarronear.-Le pegué en el pecho y él se puso a reír solo que esta vez comenzó a dejar besos chillones en todo mi cuerpo haciendo cosquillas y poniéndome realmente nerviosa.

-Ya para.-Pedí entre risas cansada de luchar contra él.

-Está bien.-dejó un tierno beso en mis labios.-¿Te importaría si lo repetimos otra vez?-Me puso su mejor mirada de cachorrito en tanto sus dedos se hacían paso en mi centro, torturándome y yo inevitablemente sucumbí ante sus caricias una vez más.

Así seguimos amándonos una vez más. Tenía que admitir que comenzar así el día no estaba nada mal. Sonreí mientras Emmett seguía acariciando mi cuerpo. Suspiré.

-¿Qué pasa?-Emmett me miró preocupado. Yo le miré aguantándome el alarmismo. Tenía que decirle eso antes de que se fuera a la empresa.

-¿Desayunamos?-dije sonriendo.

-Pues...-suspiró.-La verdad es que tengo bastante prisa nena.-dijo levantándose para ir al baño a asearse.

Yo suspiré y me hundí en el colchón. Momentos más tarde Emmett salió del baño y comenzó a vestirse rápidamente. Yo me levanté de la cama y me puse una bata encima.

Me acerqué a Emmett y lo ayudé a abrocharse su camisa.

-Corbata.-Pedí y él me la pasó antes de sentarse en la cama. Lo cual agradecí porque estaba muy alto.-Listo, guapo.-Dejé un beso en su mejilla.

-Gracias, nena.-Se puso de pie y dejó un beso en mi cabeza.

-Emm.-Lo llamé y tomé su mano antes de que saliera de la habitación y él volvió a verme.-Tengo algo que decirte.-Me mordí el labio.

-¿Qué ocurre?-Preguntó preocupado mientras pasaba su mano libre en mi rostro. En eso su teléfono sonó interrumpiéndome por completo y él maldijo por lo bajo al ver la pantalla.

-Vete.-Le dije al ver que él intercalaba su mirada entre el aparato y yo.-Llegaré a tu oficina más tarde y hablaremos.-Prometí.

-¿Segura?-Inquirió.

Yo asentí y él dejó un beso en mis labios antes de contestar.

-Si, si. Ya voy en camino.-Dijo de mal humor mientras bajaba los escalones.-No creo que se muera por esperarme un par de minutos más.

Tras eso cerró la puerta del apartamento de un golpe. Yo suspiré sentándome en uno de los sillones de la habitación. Solo esperaba que Emmett se centrara 100% en su reunión. Tanto que no se diera cuenta de que yo había llegado a la empresa.

De un momento a otro mi padre me mandó un mensaje a mi teléfono. Estaba preguntándome a qué hora llegaría a Cullen & Co. Yo suspiré de nuevo y le contesté antes de tirar mi teléfono encima de la cama y meterme al baño para arreglarme. Solo esperaba que esto no fuese a ser un desastre.

Ya en la empresa pude sentir muchas miradas sobre mí mientras me dirigía al despacho de mi padre, quién me recibió con una sonrisa y un abrazo.

-¡Oh princesa viniste!

-Te dije que vendría.

-Emmett se alegrará mucho de tenerte aquí.-Sonrió.

-¿Alguien más sabe sobre esto?-Pregunté recordando las miradas que había recibido por parte de los empleados.

-Solo le dije al antiguo jefe del departamento jurídico.-se dio de hombros mirándome con curiosidad.

-Pues no lo parece.-dije sentándome en uno de los sillones de su despacho.

-¿Qué pasó?-preguntó curioso.

-Pues he sentido varias miradas curiosas cuando he llegado a la empresa.-dije sin más.-Supongo que ya han corrido los rumores. Espero que Emmett no se haya enterado todavía.-me mordí los labios nerviosa.

-Y si se entera, ¿Qué tiene de malo? De todas formas él ya te lo había ofrecido antes y tú simplemente has aceptado.

-No está bien que se entere por alguien más. Es como si le hubiese ocultado esto.

-Estás siendo paranoica, princesa. Yo creo que se pondrá muy contento. Ya lo verás.

-Eso espero.

-Bueno.-Dijo viendo la hora.-Emmett no tardará en regresar de su reunión, será mejor que lo esperemos en su despacho.-Se puso de pie.

-Está bien.-dije rindiéndome. Me levanté del asiento para seguirlo. Mi padre cerró la puerta de su despacho y nos dirigimos al de mi marido.

De nuevo, las miradas. Otra vez sentí que había varias personas me miraban y cuchicheaban sobre mí.

-¿Ves como no estoy paranoica?-dije susurrándole a mi papá. Él rió divertido. Sin más entramos al despacho de Emmett y nos dispusimos a esperar a mi marido.

Emmett no tardó en aparecer y oh sí. Lo que temía. Realmente estaba muy molesto.

-¿Qué tal ha ido la reunión Emmett?-Preguntó mi padre.

-Sabes que no soporto al imbécil de Cage.-Escupió enfadado.-Es un maldito arrogante y un verdadero dolor de culo.-Bufó.

-¿Llegaron a un acuerdo?

-¡Qué va!-Bufó.-Ese imbécil dice que necesita más tiempo.-Se dejó caer en su asiento. Bueno al parecer, el motivo por el que estaba tan molesto era esa reunión.

Luego posó sus ojos en mí y su mirada no se suavizó en absoluto.-Stefan, ¿te importaría dejarnos solos?-Pidió sin dejar de verme y por supuesto mi padre no puso ninguna objeción. Ver a Emmett en ese estado mandón me ponía un poco nerviosa pero a la vez caliente.

-¿No vas a decir nada?-preguntó molesto. Yo tragué duro y tomé un mechón de pelo nerviosa. Emmett me instó a sentarme frente a él.

-¿Lo sabes?-decidí ir directamente al grano. Estaba claro que lo sabía. Sino no hubiera echado a mi papá.

-¿En qué momento ibas a decirme que ibas a encargarte del departamento jurídico?-dijo molesto.

-Tú mismo me lo ofreciste.-me di de hombros haciéndome la inocente.

-Sí pero la última vez que te lo pregunté rechazaste mi oferta.-Noté mucho reproche en su voz.

-Consideré mejor tu oferta. Lo decidí ayer por la tarde.

-¿Y no pudiste decírmelo ayer en la noche o ahora temprano?

Yo alcé una ceja.-¿Acaso hubo tiempo de charlar? Tú ni siquiera estabas interesado en hacerlo.-Rodé los ojos.-De hecho tu mente solo tenía espacio para una cosa y no era precisamente hablar.

Él sonrió por primera vez desde que había entrado a la oficina, seguramente pensando en todo lo que estuvimos haciendo a esas horas.-Oh nena.-Suspiró y volvió a recobrar su postura de seriedad.-No traigas a mi mente esos recuerdos que me distraen y luego olvidó porque estaba enfadado.-Me reclamó.

Aprovechando su debilidad por mí, me puse de pie y rodé su escritorio hasta sentarme en sus piernas.

-Rosalie...-Dijo en tono de advertencia cuando enredé mis brazos en su cuello.-No juegues conmigo que te arrepentirás.

-No cariño, solo quiero que me cuentes por qué te enfada tenerme aquí.-Demandé inocentemente.-Pensé que te alegrarías con la noticia.

-Y así es, nena.-Yo lo vi incrédula.-No me malinterpretes, amor. Adoro tenerte cerca.-Me rodeó con un brazo mientras una de sus grandes manos descansaba en mis muslo-Pero la forma en cómo me abordó Michael cuando venía hacia acá cuestionándome el por qué de su sustitución me descolocó un poco.-Confesó.

-Lo siento, Emmett.-Me disculpé.-No quería causar problemas...

-Descuida.-Le restó importancia.-Le dejé muy claro que él que da órdenes aquí soy yo.-dios. Emmett hablando en ese tono me estaba poniendo.-Yo decido qué hacer con mi compañía.-Me mordí el labio mientras lo escuchaba.

-Emm.-me acerqué a su boca peligrosamente. Él alzó las cejas divertido. Pero no lo dejo pasar y se abalanzó a mis labios. Comenzó a pasar sus manos por mis piernas y mi trasero haciéndome suspirar.

-No imaginé que tendrías la fantasía del despacho del jefe.-rio divertido en cuanto volvía a besarme.

-Oh.-rodé los ojos. La verdad que era algo que ya había hecho. Pero obviamente no iba a decírselo.-No sabes lo caliente que me ha puesto escucharte hablar así.-dije jugando con su corbata.-Tan seguro de ti mismo.

Rápidamente metió una de sus manos bajo la falda de mi vestido, haciendo a un lado mis bragas.-Compruebo que es cierto.-Dijo complacido antes de volver a devorar mi boca y levantarse conmigo en brazos para dejarme sentada sobre el borde de su escritorio.

Se separó de mis labios y volvió a verme mientras acariciaba mi rostro.-¿Estás segura que quieres hacerlo aquí?-Preguntó visiblemente excitado.

Yo me mordí el labio y asentí.

-¿Es primera vez que lo haces con tu jefe?-Preguntó con una sonrisa de lado, en tanto se acercaba una vez a mis labios. Yo simplemente lo besé, no iba a responder eso.

Segundos más tarde cortó el beso viéndome inquieto.

Yo suspiré.-¿En serio, Emmett?-Lo ví molesta cruzándome de brazos.-Arruinarás el momento por esto.

-Entonces sí lo hiciste.-Dedujo frunciendo el ceño.

Yo rodé los ojos. Esto era increíble. Emmett se había enojado otra vez por una tontería. Estaba a punto de bajarme cuando él volvió a besarme apasionadamente, abriendo mis piernas y colocándose en medio.-Ahora eres solo mía.-Susurró antes de bajar hacia mi cuello mientras desabrochaba sus pantalones y hacia a un lado mis bragas.

-¡Emmett!-dije susurrando divertida. Mi hombre era incapaz de estar un par de horas sin sexo. Pero ¿Quién era yo para juzgarlo? Si a mí también me encantaba. Suspiré cuando Emmett bajó a darme placer con su boca. Oh Dios mío. Iba a hacer que me corriera. Agarré su cabello con fuerza.

-Emm...-advertí. No teníamos tanto tiempo.

-Córrete para mí Preciosa.-dijo dejando un beso en la cara interior de mi muslo en tanto sus dedos se unían a sus labios haciendo estragos en mi centro.

Finalmente hizo que me corriera y yo me mordí el labio para no gritar como loca por la fuerte sensación del orgasmo que acaba de explotar en mi interior.

Emmett aprovechó para agarrarme del cuello y volver a estampar sus labios en los míos en un beso salvaje. Sin embargo, unos golpes en la puerta hicieron que nos separáramos.

-¡Mierda!-Empujé a Emmett como pude para quitármelo de encima y me bajé de su escritorio. Había olvidado que mi padre estaba afuera.

Emmett lucía aturdido pero volvió en sí al escuchar su voz desde el otro lado.

Inmediatamente arregló sus pantalones y yo mi vestido. Emmett recogió mis bragas del suelo y se las metió en el bolsillo de su chaqueta.

Tuvo que sentarse para ocultar su inminente erección. Por mi parte decidí huir y meterme en su baño, no podía ver a mi padre en estás condiciones.

-Pasa Stefan.-dijo Emmett tras carraspear un par de veces y tratar de calmar su respiración.

-¿Por qué tardan tanto?-preguntó algo molesto. Papá odiaba que lo hicieran esperar. Después de unos segundos de silencio volvió a hablar.-¿Dónde está mi hija Emmett?-preguntó

-Pues...-mi marido suspiró pesadamente y tartamudeó un par de veces hasta que dijo.-Rose está en el baño.

-Bueno, mira. La razón por la que he convencido a mi hija que acepte el puesto en la compañía es para que nos saque de adelante con este tema, no para que venga a distraerte.-Le reprochó. Viéndome por última vez en el espejo y asegurándome que tanto mi ropa como mi cabello estuviera en orden, decidí salir y enfrentar a mi padre.

-Descuida papá. Todo está bajo control.-Aseguré mientras colocaba una de mis manos en su hombro.-No tienes por qué preocuparte. ¿Verdad, querido?-Volví a ver a Emmett él asintió dirigiendo su vista hacia mi padre.

-Así es, amor.-Besó mi mano. Me di cuenta como mi padre intercaló una mirada escéptica entre nosotros.-Aún nos queda un punto por resolver.

-¿Cuál?-Preguntó mi padre realmente interesado.-Yo podría ayudar si...

-¡No!-Chillamos los dos al mismo tiempo y él nos vio sorprendido.

¡Hola hola! Aparecí con un nuevo capítulo de esta historia. Bueno, pasaron muchas cosas ¿no? Ahora Rose es la jefa del departamento jurídico de la empresa de Emmett, ¿Qué les parece eso?

Espero sus reviews. Gracias por el apoyo y por estar ahí, animan a seguir.