Discleimer: El mundo Harry Potter es de su autora. Sólo son míos Lennah y algunos personajes más, así como el fic en sí
Agradecimientos: a ti: mi editora, mi Slytherin y mi contable. GRACIAS
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Hogsmade: Ese pequeño pueblo pintoresco de casas bajitas, tiendas, cabañas y con velas colgando en los árboles en medio de las calles.
Al llegar al pueblo se dió cuenta de lo mucho que había vivido en él. Era una salida más de los alumnos por el pueblo y, así como la primera vez, le había tocado quedarse en el Castillo para vigilar a los más pequeños y a los que no tenían permiso para la salida, en esta ocasión le había tocado acompañar a los mayores y autorizados. Al principio caminó por las calles dejando que los pies la llevarán arriba y abajo, pero cuando estos le llevaron dos veces a la Casa de los Gritos, se dió cuenta que debía poner cabeza y prefijar su propio rumbo.
Suspiró.
No le apetecía ir a Las Tres Escobas. Había pasado por delante varias veces y no dejaba de ver a alumnos y más alumnos entrar y salir… y si había tanto alumno, seguro también había muchos profesores y, la verdad, había dormido mal y tenía poca paciencia para depende de qué conversación.
Se dirigió a Cabeza de Puerco. Seguro estaría más tranquila.
Echó un vistazo antes de sentarse en una mesa algo arrinconada y solamente vió a un grupo de alumnos de séptimo no muy numeroso. El mesero llegó y ella pidió una copa de vino rosado y esperó a que se la sirvieran dándose cuenta de lo poco que había cambiado el lugar. ¿Cuántas veces habré venido aquí para hablar un rato con la tranquilidad de no ser vista y escuchada? Ese pensamiento le hizo sonreír y tomó su primer sorbo de vino.
- No esperaba encontrar a una profesora en este… Sitio - Eligió con cuidado la última palabra. Seguramente era la única que podía usar sin ofender al propietario y al resto de clientes. Ella volvió a la realidad para ver a un hombre que ya había visto con anterioridad.
- Yo tampoco le hacía en un lugar como este. - Pareció complacido por ello.
- ¿Y qué le trae por aquí? - Mentalmente, él se dio con la mano en la frente.
- Salida de alumnos. - La sentencia de ella no hizo que en su cara sugiera ninguna mueca. Parecía haberse dado cuenta de que la pregunta era tan obvia como su respuesta.
- Más bien, me refería a estar en Cabeza de Puerco.
- El vino es bueno. - Él se sorprendió. - Si ha venido a ver a Dumbledore está fuera por asuntos personales. No le encontrará en Hogwarts y Hogsmeade. - Recordaba lo que Hagrid le había dicho el día en que le conoció y dió la impresión que el rubio intentaba entender su razonamiento pero no acababa de entender su lógica. - El día que chocamos… tenía reunión con el director, ¿No?
- Oh, ya… No, no he venido por él. Esta vez no. He quedado con alguien. - Ella alzó una ceja a modo de interrogatorio. La puerta de la taberna se abrió y unas telas negras se removieron en el aire. ¿En serio?
Severus se acercó a su mesa con su caminar decidido y ella tomó un sorbo de su copa.
- No esperaba verte aquí
- Habíamos quedado. - La sentència obviamente no era para el rubio, sino para ella, a lo que ella levantó la copa brindando imaginariamente con él.
- Se lo decía a ella. - Ell rubio imaginaba que encontrarse a otro profesor durante una salida de alumnos era bastante obvio, así que no entendía el porqué de ese hastío en las palabras de su amigo.
- Ni yo de que compartiéramos los mismos gustos en cuanto a tabernas se refiere. - Su primo sacó aire por la nariz sonoramente antes de responder
- No preferirías ir a ..no sé… ¿a Las Tres Escobas? ¿O Al Sonora's Pub?
- ¿Conoces un Pub Muggle?- Lo que había pretendido ser un insulto se le tornó en su contra tan pronto vió la sonrisa de Lennah. Ella cambió de posición corporal acercándose a la mesa, y esto hizo ver a Snape que podía empezar una batalla a la que, por respeto a su invitado, esta vez no entraría.
- Malfoy, ¿Whiskey o Bourbon? - Ella comprendió que desistía de esa batalla y que quedaban en empate.
- ¿No nos presentas antes? - El rubio desconcertó a Severus, que quien con cara de pocos amigos les presentó.
- Lucius Malfoy, Lennah Drew.
- Holden. - La rectificación de ella lo hizo enfadar.
- Viuda de Holden, dirás.
- Puede, pero no he cambiado mi apellido aún. - Los dos sonaban enfadados y, por alguna razón, Lucius parecía intrigado en esa relación y, hasta cierto punto, le divertía ver a su impertérrito amigo enervarse de esa manera en una presentación.
- ¿Profesora de ..? - El rubio captó la atención de ambos y ella se vio en la obligación de desviar la mirada de odio hacia su primo.
- Criaturas Mágicas. - Malfoy pareció complacido y antes de que ninguno de los dos pudiera añadir nada más, Severus se adelantó.
- Vamos, Lucius. Tenemos temas que tratar. - Se giró y buscó la mesa más alejada a la de su prima y pasando por al lado de la barra pidió dos whisky sin hielo, uno de ellos doble.
Al volver de la salida, antes de siquiera pasar por su despacho, se dirigió a la Cabaña de Hagrid. El encuentro con Lucius le había hecho pensar mucho en Negur.
Llamó a la puerta, pero parecía que el semigigante no estaba. Miró hacia el Bosque Prohibido y, aunque iba poco preparada, se decidió a encaminarse al claro dónde estaba la manada de Thestrals.
Caminó una media hora hasta llegar al claro, donde se encontró Hagrid instruyendo a Tenebrus. Se quedó mirando desde la entrada al claro, medio escondida entre los árboles. Le fascinaba la manera en qué Hagrid y Tenebrus se entendían con poco más de un gesto. Mientras observaba a ese par, se dio cuenta que Dark era hoy el vigilante de Negur, así que supuso que Negrín estaría de caza no muy lejos de ahí.
Siguió observando a los Thestrals y a Hagrid. Era prácticamente hipnótico para ella. En su cabeza se recopilan datos y más datos de cómo estaban actuando y de sus hábitos.
Estaba tan absorta que no oyó el crujir de las hojas secas a su derecha y cuando Negrín apareció de entre los árboles de forma amenazadora no pudo más que gritar dando un paso atrás mientras su mano buscaba entre los pliegues del vestido su varita
- ¡Negrín, no! - Hagrid había sido el más rápido de reflejos y ese grito hizo detener por unos segundos la escena.
Aún así, en los pocos segundos que habían transcurrido, Lennah había quedado tirada de espaldas al suelo, con la mano enredada en la falda del vestido buscando la varita y Negrín por su lado amenazaba con levantar las patas delanteras para atestar un buen golpe. Tanto Lennah como Hagrid estaban en una especie de petrificación, pues cualquier movimiento en falso podría causar el efecto contrario. Fue Negur quien planeó hasta ponerse entre la humana y su "doula".
- ¡Profesora! ¡Lennah! ¿Estás bien? - En un par de pasos y viendo que Negur la protegía, Hagrid se había puesto a su lado y le tendía la mano, mientras Lennah y Negrín aún mantenían una batalla de miradas. Negrín fue quien por culpa de Negur, perdió esa batalla.
Lennah aprovechó ese desvío de sus ojos, para enfocarse en Hagrid y su mano. La cogió y mientras él tiraba hacia arriba, ella conseguía desenredar su varita.
- Estoy bien, Hagrid.
- ¿Seguro? ¿Qué ha pasado? - Lennah se quitaba las hojas secas de su vestido a la vez que comprobaba que tenía el trasero mojado, por haber caído en un pequeño charco.
- Creo que Negur acaba de invitarme a ser médico y se lo ha dejado claro a su doula. - Se giró hacia la Thestral y con una inclinación de cabeza se dirigió a ella: - Gracias Negur.
Hagrid miró la escena y, esperó pacientemente a que la Thestral se reagruparà con el resto de la manada
- ¿Doula?- se encaminaron hacia el castillo.
- Doula es alguien experimentado en la ayuda al nacimiento, que proporciona un apoyo continuo desde el embarazo hasta el parto y post parto. Es bastante común que en las manadas la mamá hembra de mayor edad asuma ese papel.
- Negrín. - Aseveró Hagrid
- Si. No obstante, Negur, acaba de anunciarle que no irá solo con ella al parto y que acepta que yo esté ahí. - Al oír esto Hagrid se alegró mucho por ese cambio en las Thestrals y estuvo a punto de interrumpir, pero Lennah continuó. - Hagrid, no he asistido nunca a un parto de Thestrals… Es más, creo que ningún experto en Criaturas mágicas ha podido asistir porque es una raza muy reacia al contacto humano. Además, este parto ya de por sí será complicado… Por eso creo que Negur prefiere ir con su doula y conmigo.
- Comprendo. - Habían llegado a la Cabaña de Hagrid y estaban casi en la puerta cuando ella se detuvo y le miró a los ojos
- Hagrid, si algo sale mal en ese parto… las cosas se pondrán muy feas. - Hagrid se puso serio de golpe.
- ¿Cómo de serias?
- Visto cómo están relacionándose con Negur, probablemente se pongan violentos. - Ambos tragaron el nudo que tenían en la garganta. - Enviaré un par de cartas a unos compañeros de tesis a ver si… - Él asintió y ella vió la preocupación en su rostro. - Hagrid. Irá bien.
- Lamento haberte metido en este lío.
- De lío nada… Estoy muy contenta de que quisieras contar conmigo y me hace una ilusión tremenda poder ayudar. Sólo tengo que ver cómo salir de una pieza y ya. - Parecía que bromeaba y eso relajó el rostro del semigigante.
- La próxima vez, nada de zapatitos para el Bosque. - Lennah se miró con culpa los pies.
- Touche. Creo… creo que voy a cambiarme y a descansar. Ha sido un día agotador.
- Buenas noches, Lennah.
- Buenas noches, Hagrid. - El semigigante entró en su casa, mientras que la morena se fue, con paso decidido, hacia sus habitaciones.
Al llegar delante del cuadro de una reproducción de parte del Jardín de las delicias de El Bosch, se detuvo. Esta era la entrada se sus habitaciones, pero alguien estaba esperándola desde la oscuridad.
- ¿Qué quieres? - Sin siquiera girarse a la sombra que esperaba, se detuvo para conversar.
- ¿Por qué Holden y no Drew? ¿Has renunciado a ellos? - Aunque la pregunta no era mordaz y ocultaba bastante bien la curiosidad que él sentía, sabía por propia experiencia que una respuesta que no fuera de su gusto empezaría otra guerra.
Suspiró y se giró hacía su primo.
- ¿Quieres pasar? - Susurró la contraseña y dejó abierta la puerta a la espera de que Severus entrará. Pareció una eternidad, pero terminó entrando.
Una habitación con una pequeña sala de estar, conectada a su despacho que a la vez conectaba con su clase y otra puerta que, seguramente sería su habitación propiamente dicha. Ella se dirigió a un pequeño mueble bar y sacó una botella y dos vasos.
- Prefiero el vino, pero creo que tú vas a preferir algo más fuerte para mantener a nuestros genios en segundo plano. - Sirvió un poco del líquido ámbar en cada vaso y le dió uno a su primo.
- ¿Por qué? - Tomó el vaso y sin tiempo a que ella lo soltara entre sus dedos, volvió a preguntar.
- ¿Por qué el whisky, el apellido o hacerte entrar? - Suspiró y tomó un sorbo del líquido. Enseguida recordó porqué prefería el vino.
- Empecemos por el apellido. - Notaba como el líquido le quemaba por dentro desde la garganta hasta llegar al estómago. Cogió aire y le miró a los ojos.
- Le quise. En algún momento le quise, Severus.
- Esperaba algo más. - Y la sonrisa cansada de Lennah le hizo entender que sí, que había algo más. Ella se sentó en una butaca de lectura con orejeras y dejó el sofá libre por si Snape quisiera tomar asiento.
- Aunque todo fue un poco precipitado, por unos meses él fue mi mundo y consiguió que olvidara… Que olvidara … - Quería decir su nombre, pero se le quedó atragantado en la garganta y tomó el resto del whiskey.
- ¿Te fuiste por él? - Los ropajes negros volaron hasta el sofa. Se sentó en una punta, como si en cualquier momento tuviera que irse.
Lennah sonrió con amargura.
- Me hubiera quedado por él y me fui por mis estudios. - No había ápice de conformidad o disconformidad en la mirada de su primo, pero dejó de mirarle. - Antepuse mis conocimientos a nuestra relación y acabé casada con Albert un año después y sin terminar la tesis.
Un extraño silencio les envolvió por unos segundos y, luego, el crujir del sofá le hizo percatarse de que Severus se iba.
- Lucius me ha pedido que te diera esto. - Un pequeño pergamino cayó en su falda. - Está casado.
