Parte 4: DE VUELTA A MOSCÚ

Buscó su equipaje, se retiró los audífonos y se acercó a la puerta, a lo lejos divisó la imagen de una mujer rubia y que cargaba en brazos a una niña de cabello castaño, la pequeña hizo señas para que la bajaran y corrió emocionada

- - ¡Tía Yuli, Tía Yuli! – Gritó la niña de ojos azules mientras Yulia la levantaba

- - ¡Dasha! ¡Qué enorme estas! Mira lo que te he traído - Dijo Yulia mientras le entregaba un lindo peluche de un tigre

- - Yulia estoy tan feliz de verte – Larissa llegó a donde estaban y le dio un fuerte abrazo su hija, estaba llorando de la emoción

- - Yo también mamá, pero no llores, te hará daño -

- - Tonterías Yulia, déjame expresarme, no he visto a mi hija en mucho tiempo, ahora vamos a casa para que te vea el resto de la familia, te están esperando -

- - Imaginé que también estarían aquí, ¿tienen mucho trabajo o por qué no vinieron?

- - Si, tienen trabajo, los dejé cocinando y preparando todo para tu llegada- dijo Larissa riendo

- - ¿Cocinando? ¿En serio? ¡Esto tengo que verlo! – dijo riendo y haciendo una mueca retadora

Subieron a la camioneta y Larissa condujo, Yulia iba mirando por la ventana

- - "Se ve todo muy diferente" - dijo para sí misma en voz baja

Estacionaron el auto y un hombre alto y de cabello negro abrió la puerta, era Oleg. Yulia estaba feliz de ver a su padre le dio un abrazo y éste le correspondió el abrazo de una manera tan fuerte que hasta levantó a Yulia del suelo, después le dio un beso en la frente a su hija, le ayudó con la maleta y entraron a la casa. Yulia observó todo y de pronto tuvo un sentimiento de nostalgia, volvió a la normalidad al escuchar que Dasha preguntaba ¿en dónde estaba su papá? y en ese momento un hombre alto, rubio y de ojos azules iguales a los de Yulia salió de la cocina y se acercó

- - ¡Papá, papá mira la tía Yuli ya llegó! – dijo la niña señalando a Yulia

- - Hola hermanito gusto en verte, me encanta ese mandil, combina con tus ojos ¿así que ahora ya eres oficialmente un mandilón? -

- - ¡Cállate, ahora ven y dame un abrazo! – le dijo él mientras sonreía

Oleg hijo, era prácticamente una copia de su padre, lo único que lo diferenciaba era el cabello rubio, el cual había heredado de su madre, al igual que Yulia, solo que ella prefería teñirlo de negro

- - Papi mira lo que me trajo la tía Yuli – dijo la niña mostrando muy emocionada su nuevo peluche

- - Dasha ve a lavarte las manos ya vamos a comer – dijo la voz de una mujer que en ese momento entró a la sala, ella era alta, piel blanca, cabello castaño y ojos del mismo color

- - ¡Hola Tamara! – dijo Yulia y se acercó a darle un beso en la mejilla a su cuñada

Durante la comida se pusieron al corriente de lo que había pasado desde la última vez que se vieron, informaron a Yulia de todas las novedades, las altas y bajas en la empresa y ésta a su vez les platicó lo que había hecho, las personas que había conocido, las ciudades en las que había estado y en general les habló de cómo había estado su vida. Oleg jr. hizo un anuncio que sorprendió a Yulia

- - Volverás a ser tía, Tamara está embarazada– Dijo él

- - ¡Wow! ¡Muchas felicidades! ¿Cuánto tiempo tienes? ¿Ya saben que va a ser niña o niño? – Preguntó Yulia emocionada

- - Aun no, apenas son unas semanas, todavía es muy pronto para saberlo, pero esta semana iré a revisión, espero que todo esté bien – dijo Tamara

- - Yo quiero que sea niña, los niños son muy molestos y llorones – Dijo Dasha mientras comía un bocado, esto hizo reír a todos

Después de terminar de comer Dasha llevó a Yulia a su vieja habitación, obviamente Yulia sabía cómo llegar, pero estaba encantada con todo lo que tuviera que ver con su sobrina y le hacía caso, Oleg entró un momento después para llevarse a su nieta y darle a Yulia la oportunidad de descansar y tener privacidad. Yulia desempacó, la sensación de nostalgia que había tenido al llegar a la casa volvió a aparecer, su habitación estaba tal y como la vio la última vez que estuvo ahí, a pesar de que varias veces en todos esos años le había dicho a su madre que si lo deseaba podía deshacerse de todo, regalarlo o tirarlo a la basura, Larissa insistía en que eso le correspondía a Yulia y que ella prefería no mover nada.

Recordó cuando se fue la primera vez de Rusia tenía mucha prisa de salir de ahí y ser libre, no odiaba a su país, pero si detestaba que la gente y sus leyes fueran tan cerrados y estrictos, ahora era más madura y pensaba con más calma las cosas, decidió que al día siguiente despejaría su habitación y se desharía de cosas que ya no necesitaba, se dio una ducha, se puso su pijama y en ese momento su celular sonó

- - Yulia, amor ¿por qué no me has llamado? ¿tan pronto te has olvidado de mí? – preguntó una chica

- - Allison, pensé que estarías ocupada – dijo Yulia tranquila

- - ¿Es domingo nena, que más podría hacer? – preguntó la chica con tono irónico

- - Ah no sé, pensé que estarías con Jackson, y los demás – contestó Yulia mientras se acostaba en la cama

- - Aquí estoy con ellos, pero todo es tan aburrido sin ti, te extrañamos -

- - Jaja también yo los extraño, te dejo, acá es muy tarde y estoy agotada por el viaje, debo dormir – dijo Yulia riendo, después colgó, en eso Dasha abrió la puerta

- - ¿Tía Yuli puedo dormir aquí? – preguntó la niña con un tono muy tierno

- - Tu papá me va a decir que te malcrío mucho ¡¿pero qué rayos?! ¡Ven aquí!

Dasha se acomodó en la cama y al poco rato se quedó dormida. Yulia no quería que su hermano fuera a regañar a la niña así que cargó a su sobrina y la llevó a su propia habitación, la cual a decir verdad era demasiado grande, tenía muchos juguetes y estaba decorada con temática de animales; después regresó a su propia habitación y se quedó dormida. Despertó temprano y decidió salir a correr, cosa que era habitual para ella, fue a un parque cercano a su casa, pero el lugar era pequeño y había ya muchas personas ahí, así que no pudo quedarse mucho tiempo, no corrió a gusto, decidió regresar a su casa, para entonces su familia ya estaba desayunando y se preparaban para hacer su rutina de siempre, su padre y su hermano llevarían a Dasha a la escuela y después se irían a la empresa, Larissa no iría, se quedaría en casa con Tamara y Yulia para hacerles compañía, a pesar de la insistencia de esta última de no modificar sus rutinas

- - No todos los días tengo a mi hija conmigo, prefiero quedarme aquí, además de que ahorita no hay mucho que hacer en la empresa, tu padre y tu hermano pueden encargarse – dijo Larissa.

Justo como se lo había propuesto Yulia limpió su habitación, su madre le consiguió algunas cajas para que organizara y se ofreció a ayudarle pero Yulia negó con la cabeza y dijo que prefería encargarse ella misma, así que fue a su habitación y de sus muebles sacó su ropa, zapatos, juguetes de cuando era niña, algunos posters, libros y revistas, fue a su closet donde encontró una caja que se le hacía familiar, era su viejo teclado aun en su estuche, sonrió al recordar cuando sus padres se lo regalaron en su octavo cumpleaños

- - Lo probaré más tarde, quizás todavía funcione – dijo la pelinegra poniendo la caja a un lado, junto con un cuaderno donde ella anotó algunas melodías que ella había compuesto hace muchos años; siguió limpiando hasta que prácticamente su habitación quedó vacía, después bajó a la cocina en donde su madre y Tamara preparaban la comida

- - ¿Mamá podrías prestarme el auto?, quiero llevar unas cosas a donar – preguntó Yulia

- - ¿Ya terminaste? creí que te tomaría más tiempo – dijo Larissa

- - Si, quedó mucho espacio, Tamara si gustan pueden usar mi habitación para el nuevo bebé, pueden empezar a decorarla cuando me vaya –

- - Gracias Yulia eres muy amable, pero no te preocupes, Oleg y yo ya lo hemos hablado y usaremos la habitación de Dasha, ahí hay suficiente espacio – respondió Tamara

- - Tonterías, Dasha necesita su propio lugar, además imagínate si esta vez tienes un niño, necesitará un lugar por separado, imagínate a mí y a mi hermano compartiendo una sola habitación, quien aguantaría el olor a sudor y pies apestosos cuando él regresaba de entrenar, yo necesitaba mi propio espacio o me ahogaría con la peste – todas rieron por el comentario de Yulia

- - Bueno lo platicaré con Oleg, todavía falta mucho para que nazca – Tamara agradeció el gesto de su cuñada

Tamara era una mujer muy amable y hermosa, sus padres eran personas muy mayores y hace tiempo habían fallecido solo con meses de diferencia debido a sus enfermedades, ella se había quedado sola, aun así, trabajó duro y pudo terminar sus estudios, conoció años atrás en una fiesta a Oleg Jr. Salieron durante unos años y después se casaron, eran muy felices en su matrimonio y Dasha llegó tiempo después a alegrar aún más sus vidas.

Al llegar la tarde Yulia llevó las cosas que iba a donar a una fundación, Larissa le dijo que podía disponer del auto para lo que necesitara, después de dejarlas ahí, recorrió las calles de la ciudad, muchas cosas habían cambiado, algunos viejos edificios si estaban como antes, pero en su mayoría todo se veía más moderno. Estacionó su auto y se puso a caminar, ahora se sentía como turista en su propia ciudad, pero esto era algo natural, hacía muchos años que no vivía en ella, sus regresos a Moscú habían sido escasos, 3 veces en total, la primera vez solo un par de semanas para visitar a su familia, la segunda vez se quedó más tiempo, un día recibió una llamada de su padre donde le dijo que estaban en el hospital y que debían operar urgentemente a su madre, Larissa estuvo muy delicada esa vez, Yulia tomó el primer vuelo a Moscú y después de que dieron de alta a su madre del hospital decidió quedarse a cuidarla hasta que estuvo mucho mejor, se quedó 3 meses, no quería correr el riesgo de perder a su madre, pero esa vez no salió a pasear ni nada, se dedicó exclusivamente a cuidar a Larissa; y la tercera vez fue para la boda de su hermano, pero un día después de la fiesta ya estaba tomando un avión de regreso, se perdió el nacimiento de Dasha, pero la conoció en persona cuando toda su familia fue a visitarla en navidad, cosa que la familia repitió al año siguiente.

Después de caminar un buen rato llegó al Parque Gorky en el distrito Yakimanka, se veía mucho más grande y bonito de lo que recordaba, había muchas personas disfrutando de él, sintió un poco de frío, se había propuesto beber menos alcohol así que el café o el té son buenas opciones para mantener el calor en lugar del vodka como anteriormente era su costumbre, encontró varias cafeterías unas eran muy grandes pero estaban tan llenas de gente que ni se podían entrar, estaba a punto de rendirse y mejor regresar a su casa cuando vio una cafetería que llamó su atención, no era tan grande como las otras pero la fachada se veía muy bonita y había un letrero que decía que estaba abierto las 24 horas del día, así que decidió entrar, el lugar por dentro no estaba nada mal, tenía un diseño moderno que a la vez transmitía tranquilidad, y más por la música, le gustó mucho, había muy pocos clientes, ordenó algo y una empleada le invitó a conocer el piso de arriba para disfrutar mejor de la vista, Yulia la siguió hasta una mesa junto a una ventana, que a pesar de estar cerrada dejaba ver la belleza de la ciudad, las luces de los edificios empezaban a encenderse debido a que ya estaba anocheciendo, el timbre de su celular sonó y se puso a leer algunos mensajes, novedades de redes sociales, correos, etc.

Al levantar la vista divisó en el fondo del lugar sentada en un sillón con una pequeña mesa enfrente a una chica, tenía el cabello rojo y rizado, se asombró por lo linda que era, usaba un sweater ámbar, pantalón de mezclilla azul y botas cafés, Yulia sintió que ya la conocía de algún lado, la chica daba un sorbo a su café mientras leía un libro, Yulia no paraba de mirarla, estaba embobada, la chica notó que la observaban y parecía que eso no le había agradado porque miró su reloj, dio un último sorbo a su café, guardó su libro en su bolso y se fue del lugar, Yulia salió de su trance al ver como la chica bajaba las escaleras para irse del lugar, luego vio por la ventana como se alejaba y se perdía entre la multitud.

- - Creo que la incomodé – dijo para sí misma, se quedó un rato más en la cafetería y al terminar su café regresó a su casa, cenó con su familia y se fue a dormir.

A la mañana siguiente se levantó mucho más temprano que el día anterior, se preparó y subió al auto, decidió ir a correr al parque Gorky, pensaba que por estar más grande e irse más temprano podría correr con más tranquilidad, y tenía razón el lugar estaba prácticamente solo, nada que ver con la tarde del día anterior donde había muchas familias paseando de un lado a otro. Se puso sus audífonos y empezó a trotar, un rato después se detuvo en una fuente a descansar y a lo lejos divisó la silueta de una chica que pelirroja la cual Yulia estaba segura de que era la misma que había visto el día anterior en la cafetería leyendo, se veía trotando muy concentrada y también usaba audífonos, Yulia no quería parecer una acosadora, así que decidió no seguirla y prefirió continuar en lo suyo. Una hora después, estaba exhausta y tenía hambre, si volvía a casa seguramente su madre no la dejaría cocinar y ella misma le prepararía algo, pero no quería parecer niña consentida, además de que Larissa tenía sus propios asuntos y Yulia no deseaba que los interrumpiera por su visita. De lunes a sábado había personal que se encargaba de la limpieza y la comida de la casa, pero en ese momento ella deseaba algo de fuera. Decidió entonces ir a la misma cafetería seguramente tendrían algo bueno para desayunar.

Entró al local y en la fila estaba formada la misma chica pelirroja que vio un rato antes, ella pidió algo que Yulia no alcanzó a escuchar por la distancia a la que se encontraba y de nuevo subió al segundo piso. La empleada le dio la bienvenida a Yulia quien en un principio tenía la intención de ordenar algo para llevarse para el camino de regreso a casa, pero decidió que mejor desayunaría ahí, quería averiguar quién era esa chica, de verdad era muy bonita, se veía de su misma edad, quizás tendrían cosas en común, pensó en preguntarle a los empleados, pero tal vez ellos la veían seguido o la conocían bien y podrían pensar que está interesada en ella, podrían decirle que estuvo preguntando por ella y quizás la chica pensaría que Yulia era alguna enferma mental acosadora o algo así. Yulia estaba divagando entre sus propios pensamientos hasta que la voz de la empleada la sacó de su trance.

- - Señorita permítame llevarle su pedido a la mesa ¿en dónde le gustaría sentarse? – le preguntó la empleada amablemente

- - ¿Eh? ¡Ah, cierto!... no te preocupes, lo llevaré yo misma, gracias – le respondió

Yulia tomó su café y su plato y se sentó en una mesa cercana, sintió la necesidad de subir al otro piso y hablar con la chica pelirroja, presentarse y aclarar que no la estaba siguiendo

- - ¡Yulia Volkova si subes y haces eso la chica va a pensar que efectivamente la estas siguiendo! Además de que acabas de correr, apestas a sudor – se reprendió a sí misma

Terminó rápido de desayunar y esperó un rato más por si la pelirroja bajaba, pero nada. Un rato después recibió un mensaje de su madre diciéndole que saldría a hacer unos trámites para que no se asustara por si al llegar no los veía. Yulia se levantó sin más y salió del lugar, regresó a su auto y condujo a su casa, al llegar se dio una ducha y se acostó en la cama, no podía sacar de su mente a esa chica pelirroja

- - ¿Quién será ella?, siento que la he visto antes, pero ¿dónde?, ¿Será que va al parque todos los días o habrá sido casualidad? – se repetía constantemente, siguió sumida en sus pensamientos hasta que el sueño la venció.

A las 2:00p.m. Yulia estaba comiendo algo mientras veía televisión en la sala, su celular sonó:

- - ¿Aló, Yulia? ¿estas ocupada? – decía Larissa al teléfono

- - No mamá dime ¿necesitas algo? – preguntó Yulia

- - Yulia no quería molestarte, sé que son tus vacaciones, pero llevo toda la mañana entre papeleo, trámites y Tamara tiene su cita con la ginecóloga a las 3:00p.m. ¿crees que podrías acompañarla por favor? – preguntaba Larissa muy preocupada

- - Claro que si mamá ¿en dónde está Tamara? –

- - La dejé en el centro comercial de compras, había quedado en pasar por ella porque me traje su auto, pero no pensé que esto me tomaría tanto tiempo, tu hermano y tu padre están en una junta en la empresa y no se desocuparán pronto, solo sería que la acompañes para ver que todo esté en orden o por si la Doctora Katina indica algo – Explicaba Larissa

- - Mamá, mamá, no te preocupes, todo está bien, iré con gusto… Dime exactamente en dónde está Tamara para pasar por ella – dijo Yulia muy segura para que su madre se tranquilizara

- - Justo acaba de enviarme un mensaje para decirme que tomaría un taxi a la clínica ¿puedes encontrarte allá con ella? – preguntó Larissa

- - Claro que si – afirmó Yulia

- - Muy bien, la dirección es… -

- - No te preocupes mamá, sé en dónde queda –Yulia la interrumpió, reconoció el nombre "Doctora Katina", ese era el apellido de la mujer que operó a su madre años atrás, Yulia la recordaba de cuando la doctora les explicó como había salido la cirugía – en seguida salgo para allá – dijo y seguido de esto colgó la llama.