Capítulo [18]

(...)

Al compás de los recientes eventos, Uraraka abrió con cautela la puerta de la "ostentosa" habitación de Momo, ubicada en los dormitorios de Hights Alliance. La habitación estaba decorada con algunos muebles elegantes y exquisitos detalles dorados que reflejaban la luz de las lámparas. El aire estaba impregnado con un suave aroma a flores, cortesía de los numerosos arreglos florales que adornaban la habitación.

Con cuidado, la chica de pelo castaño se acercó a la cama donde Momo yacía, apenas cumpliendo con su estricto horario de sueño. La chica se mostraba soñolienta, sus ojos apenas entreabiertos en respuesta al suave toque en su hombro.

—Momo, siento despertarte, pero necesito hablar contigo —susurró Uraraka.

Momo parpadeó un par de veces, tratando de enfocar su mirada en su amiga. Entonces, entre bostezos, se sentó con dificultad, frotándose los ojos con las manos.

—¿Qué ocurre? ¿Qué hora es? —preguntó con voz somnolienta.

Uraraka suspiró, observando la habitación con una mirada de nostalgia. Fue en ese lugar donde no hace mucho, todas sus amigas se habían reunido para discutir cualquier tema frívolo que chicas de su edad discutirán en una pijamada, ahora esos tiempos se han ido. Pero ahora, había mejores asuntos en que enfocarse.

—Momo-san, necesito tu ayuda…..—imploró Uraraka.

El hecho de ver a su amiga en la noche e implorando su ayuda, causó cierta preocupación en la chica.

—Claro, ¿Qué necesitas?—preguntó Momo, mientras se acomodaba entre sus sábanas para estar sentada para poder ver con una correcta postura a su amiga.

La cama de Momo estaba elegantemente vestida con sábanas de seda blanca, y a su derecha, un escritorio de madera maciza estaba cubierto de libros y documentos perfectamente ordenados.

—Necesito que me prestes las llaves de tu Rolls-Royce, el que está estacionado en el aparcamiento cerca del edificio 2. No tengo dinero para pedir un taxi en mi aplicación y con tu permiso de estacionamiento podré salir de la Academia, sin recurrir a mi ID. Es para una emergencia, necesito ayudar a un amigo—dijo Uraraka con cuidado, evitando despertar el genio de su amiga.

Aún aturdida por el sueño, Momo frunció el ceño y se tomó un momento para procesar las palabras de su amiga. Sin embargo, al percibir el olor a cigarrillo que emanaba de la ropa de Uraraka, su semblante cambió de sorpresa a molestia. También la molestia aumentó cuando se dió cuenta de lo ridícula que era la petición de su amiga.

—¿Qué? ¿Que te preste mi auto? ¡Probablemente ya son más de las 10 de la noche! ¡Obviamente que no! Además, ¡apestas a cigarro! ¿Fumaste de nuevo? —exclamó Momo, levantándose de la cama con una expresión de expedición en su rostro—

Uraraka retrocedió nerviosa por la reacción de su amiga.

—Si, pero está vez fue por una buena razón personal…..—sonrió nerviosamente, provocando que su mentira sea más que obvia— El caso es que tengo una emergencia ahora. No podré llegar a tiempo sin un auto disponible.

Momo actuó en consecuencia de lo dicho y se acercó a su amiga con paso firme, notando que algo no cuadraba en la situación. Uraraka, quien estaba vestida para salir con un abrigo negro que le protegía del frío, parecía inquieta al ver a Momo acercarse.

—Es obvio que me estás mintiendo —dijo Momo, adoptando una postura seria, con los brazos cruzados—. ¿Para qué quieres mi auto a esta hora? Dime la verdad. No olvides que somos amigas, y soy la única estúpida que oculta el hecho de que que fumas cuando estás ansiosa siempre en el basurero de la cafetería.

Uraraka se quedó en silencio por un momento, mirando a Momo con expresión preocupada. ¿Cómo podía ocultarle la verdadera razón? Su amiga había descubierto la mentira, y su conciencia comenzaba a pesarle más de lo que imaginaba.

—Lo siento, Momo-san. Es solo que necesito llegar a un lugar con urgencia, y no tengo otra manera de hacerlo. Inclusive, el transporte público no está en funcionamiento a esta hora—dijo finalmente, evitando la mirada de su amiga.

Momo frunció el ceño, sintiendo aún más preocupación por la situación. La mentira de su amiga cada vez no le cuadraba en absoluto, y las alarmas en su conciencia se activaron por completo. Necesitaba saber la verdadera razón detrás de la urgencia de Uraraka por usar su auto.

—No te creo, Uraraka. Algo más está pasando aquí, y necesitas contármelo —dijo Momo, con determinación en su voz—. No voy a dejarte ir hasta que me digas la verdad.

Uraraka se quedó pensativa, considerando la idea de contarle la verdad a su amiga. Recordó lo significativo que era su amistad con Momo como para ocultar un secreto. Rindiéndose con un suspiro, decidió que era hora de decirle la verdad, al menos parte de ella. No quería compartir aún sus sueños extraños con ella. Al menos hasta estar segura de su propia cordura.

—Me acaban de llamar de un bar, el Tropical Seasons. Un hombre que trabaja allí me dijo que Izuku-kun estaba ebrio y ocasionando un desastre. Necesito llevarlo a la Academia o algún lugar seguro para que descanse. No quiero que la policía lo arreste —dijo Uraraka, finalmente revelando un atisbo de la verdad a su amiga.

Momo reaccionó con preocupación ante la revelación de su amiga. En consecuencia, se acercó a Uraraka con un ligero pánico en sus acciones y le sostuvo de los hombros.

—¿Estás loca? —exclamó Momo con voz temblorosa—. ¿Quieres ayudar a Izuku-kun? Uraraka-san, él ya no es el mismo chico que conocimos. Está casado con múltiples mujeres, una situación escandalosa. Además, con esa magia desconocida que parece poseer, ¿quién sabe qué podría hacerte si está ebrio?

Uraraka frunció el ceño al ver la reacción precipitada de su amiga. Por puro instinto, retiró las manos de Momo de sus hombros.

—Fue él quien me solicitó ayuda para llevarlo a un lugar seguro. ¡No puedo abandonarlo sin más! —respondió Uraraka con firmeza—. Está en problemas y necesita nuestra ayuda, Momo.

La tensión entre las dos amigas era palpable, ambas conscientes de que la situación era más complicada de lo que aparentaba.

Después de un breve silencio entre ambas, Uraraka finalmente, viendo el posible retraso que tendría en seguir discutiendo con su amiga, decidió poner las cosas en claro antes de finalmente dejar la habitación. Algo que realmente deseaba hacer desde algún tiempo, pero jamás tuvo la valentía de hacer.

—Por las últimas dos semanas he estado escuchando cosas buenas como malas de nuestros ex compañeros. Pero, aún así, no puedo evitar pensar que tú y la gran mayoría parecen ignorar el hecho de que en algún momento eran nuestros amigos. ¡Parece que todo lo que vivimos juntos fue algo sin importancia como para rechazar la idea de dejar de lado los malditos prejuicios! ¿pues sabes que? No me importa, al igual que Shoto, que por cierto le han estado criticando recientemente por su hermana, haré todo lo que sea necesario para apoyarles. Ahora Izuku-kun está confiando en mi para que le saque de ese bar, y lo haré si así tenga que caminar en la carretera para pedir ayuda a algún extraño con un auto—exclamó Uraraka con una mano en su pecho con convicción.

Después, ella dio la espalda a su consternada amiga por lo dicho, y se encaminó hacia la salida de la habitación. Suponiendo un fin a la discusión que concluyó con una verdad dicha.

—¡Espera!

La misma voz de Momo detuvo su andar de forma inesperada. Uraraka volteó a ver a su amiga tratando de acercarse con su mano extendida, y se notaba que sus palabras la afectaron de alguna manera.

—¿Que?—contestó Uraraka de una manera brusca.

Cómo si el tiempo se hubiera detenido, Momo se quedó sin palabras, reflexionado sobre las palabras de su amiga. Aunque, no por mucho tiempo ya que la reacción de frustración al bajar sus brazos y cerrar sus puños con fuerza era notable. Después de eso, simplemente las palabras salieron de ella por puro instinto.

—¡Bien! Si es lo que quieres, lo tendrás—exclamó Momo, mientras cambiaba de dirección y se acercaba a su cama.

En un acto de impulsividad, Momo sacó las llaves de su auto de su mesita de noche y las lanzó a Uraraka. Las llaves volaron por el aire y ella las atrapó con sorpresa en sus manos.

El gesto de Momo tomó a Uraraka por sorpresa, pero luego la conversación no terminó aquí.

—Pero, tengo una condición. No dejaré que mi amiga menor de edad entre a un bar sola a esta hora. Iré contigo.

—¡Espera! ¿Qué?—exclamó Uraraka sorprendida.

—¡No sé discutirá más! Ambas iremos a sacar a Izuku de ese bar. Tengo una propiedad cerca de ahí, lo sé porqué conozco ese bar debido a que mi padre a veces lleva a sus inversionistas ahí. Desafortunadamente, el llevarlo a nuestro edificio es mala idea. Además, Nezu le entregó todas sus cosas la semana pasada, por lo que no tiene habitación aquí. Mi plan es pasar la noche en mi propiedad y dejarlo que descanse en el sofá.

Uraraka sin más se quedó en silencio, pero con una gran sonrisa en el rostro por el inesperado apoyo de su amiga, a pesar de lo que ella había dicho previamente.

—Solo espera afuera y en silencio—declaró Momo, sacando una mochila de su armario para llenarla de ropa para un cambio que necesitará al día siguiente— Te recomiendo que te lleves contigo un cambio de ropa para mañana. Me tardaré un poco ya que necesitaré vestirme para salir con este frío.

—Si, gracias—respondió Uraraka cálidamente.

Al final, ella se encaminó a su habitación con cautela e hizo lo que su amiga ordenó. Al final, ambas con sus mochilas listas, se salieron de Heights Alliance y se encaminaron al aparcamiento dónde finalmente Momo condujo con su permiso de aprendiz hacia el destino indicado. Afortunadamente, no tuvieron problemas en salir de la Academia sin que nadie lo supiese.

(...)

Momo estacionó con elegancia su Rolls-Royce Silver Spirit en el exclusivo y elegante estacionamiento adyacente al bar Tropical Seasons, después de un viaje de media hora.

—Bien, hemos llegado—comentó Momo, esforzándose por reunir valor para seguir adelante. Internamente, su ansiedad era evidente, apretando con fuerza sus manos sudadas sobre el volante, pero exteriormente intentaba mantener la calma.

La última vez que rompió las reglas para salir en la noche a un concierto, las cosas terminaron mal, con ella y sus amigas siendo castigadas por el profesor Aizawa, quien las obligó a cortar gran parte del pasto del edificio de Heights Alliance con un cortauñas. Ahora, prácticamente ambas faltarían un día completo de clases regulares, lo cual le causaba conflicto interno al ser siempre la chica que debía ser un ejemplo para sus compañeros.

La única razón por la que accedió a esta locura fue que su amiga necesitaba ayuda para Izuku, el hombre que solía ser su compañero y amigo, pero en quien ahora desconfiaba. Aunque tenía motivos para desistir, el hecho de que lo estaba haciendo para apoyar a Uraraka le daba el valor necesario. Sin embargo, su ánimo se vio empañado al observar con decepción a su amiga encendiendo un nuevo cigarrillo con su encendedor mientras bajaban del lujoso automóvil.

—¿En serio, ahora? —exclamó Momo con un tono de desaprobación en su voz.

Uraraka ignoró las críticas de su amiga, evitando cruzar miradas con ella y respondiendo con voz tensa:

—Estoy con mucha ansiedad en este momento, Momo, no molestes. Jamás había sacado a un amigo mío ebrio de un bar.

A pesar de su preocupación por la salud de su amiga, Momo decidió no darle un sermón en ese preciso instante. La razón de esto es que practicamente habían llegado a la entrada del establecimiento. El letrero luminoso de "Tropical Seasons" se alzaba, iluminando el camino de los clientes con sus letras brillantes y exóticas. Cuando ambas abrieron la puerta, las palmeras en macetas se alineaban a lo largo del pasillo de la entrada, marcando el sendero hacia la zona de comensales.

Al adentrarse al lugar, el hombre que llamó a Uraraka no tardó en recibirlas de manera poco ortodoxa.

—¡Al fin llegaron!—exclamó una voz chillona y asustadiza.

Shinji Yamada hizo acto de aparición, saliendo de su escondite improvisado detrás de la barra central, hecha con madera oscura y adornada con conchas marinas. Detrás, destacaba una impresionante colección de licores y rones premium listos para ser mezclados en exquisitos cócteles tropicales para los clientes adinerados de la zona. Desafortunadamente, algunas botellas estaban rotas, un desorden causado por el amigo que necesitaba la ayuda de ambas.

—¿Shinji Yamada? Soy Uraraka Ochaco, vengo por mi amigo—dijo Uraraka, sin soltar su cigarro de los labios.

Shinji, un hombre de mediana edad, rubio, vestido con la típica indumentaria de un barman, portaba grandes ojeras producto del escaso descanso que suponía su oficio.

—¡Un momento! ¿Ustedes son menores de edad?—preguntó confundido Shinji, acercándose a ambas chicas, notando sospechosa su entrada al establecimiento—...¿Saben qué? No me importa, no es mi problema. Síganme y contemplen el desastre que hizo su amigo.

—¡Claro!—dijo Momo con una sonrisa fingida, tratando de ocultar su ansiedad.

Ambas se sintieron nerviosas ante la idea de que el hombre las regañase por entrar a un bar siendo menores. Afortunadamente, a él parecía no importarle su presencia. Eso las tranquilizó a medida que avanzaban hacia Izuku.

—¡Debo admitir que jamás había tenido un cliente tan problemático! Me alegra que hayan venido—comentó el hombre mientras las guiaba hacia Izuku.

Al recorrer el bar, notaron que estaba totalmente vacío debido a la hora diurna que era. El lugar era un amplio establecimiento con varios pisos para reuniones sociales, mesas de madera decoradas con manteles florales, y numerosas sillas de mimbre. Al menos antes del desastre que Izuku había provocado. Ahora, muchas mesas estaban rotas, el mobiliario adicional como las pantallas planas, los tocadiscos distribuidos por el lugar, y varias ventanas también estaban dañadas.

Al final, las chicas encontraron a Izuku sentado en una esquina del segundo piso. Lo que presenciaron ambas provocó incredulidad. Durante su primer día de regreso a la Tierra luego de su experiencia en otro mundo, habían visto a un líder poderoso imponiéndose con gran astucia y confianza en el menor tiempo posible como logrando grandes hazañas con sus simples órdenes hacia su grupo. Sin embargo, lo que veían ahora era a un hombre derrotado, sumido en la más absoluta miseria.

—¿Yaoyorozu? ¿Ochaco? Ciertamente no me esperaba que ambas vinieran... Seguramente deben pensar que soy patético, ¿no? —dijo Izuku, con una gran sonrisa borracha, sosteniendo una botella de ron que ya estaba medio vacía.

Izuku llevaba una camisa blanca y pantalones negros que hacían juego con su gabardina, que estaba colgada en una mesa cercana. Desafortunadamente, su camisa estaba manchada por vómito reciente y grandes manchas de vino, evidencias de su excesiva bebida. A su alrededor se alzaba una colección de botellas vacías de todo tipo de alcohol, dispuestas de manera desordenada. Esta escena generaba inevitablemente lástima en las espectadoras.

—Uraraka-san, si te preguntas por qué te llamé. No quiero que mis mujeres me vean en este estado. Ya tengo suficiente con sus sermones y consuelos constantes cada vez que me paso de copas. ¡Esto es una mierda! ¿Por qué no puedo estar solo con mi miseria alguna vez? —exclamó Izuku, alzando una botella para señalar a sus excompañeras— Todo hombre merece o tiene derecho a hundirse en el alcohol. ¡Este es nuestro derecho!

—Ha estado así desde hace algunas horas. Simplemente no sé de lo que habla. Lo único que sé es que no dejaba de llorar muchas veces—concluyó Shinji, al ver nuevamente el estado precario de su cliente— Supongo que ustedes que lo conocen podrán manejarlo.

Momo no pudo evitar dejar escapar un gemido de sorpresa, al ver la impactante situación en la que se encontraba Izuku. Se arrepintió de haber negado su ayuda en un principio.

—Nos haremos cargo. Gracias por no llamar a la policía —dijo Uraraka, sacando su cigarro de la boca para sostenerlo entre los dedos de su mano izquierda.

Al final, Shinji hizo una reverencia y se retiró para ocultarse nuevamente detrás de su barra. Lo extraño del asunto era que ahora parecía estar muy feliz a pesar de la anormalidad de la situación.

—Con su permiso, me iré. Gracias por llevárselo. Por favor, vengan de nuevo. Voy a comprar este bar con lo que su amigo pagó y posteriormente echaré a mi jefe. Estaré encantado de que vuelvan a la nueva remodelación.

—No, pero gracias —respondió Momo antes de que el hombre se fuera, dejándolos solos a los tres.

Ahora que no había testigos, Izuku realmente quería continuar con su espiral de miseria. Se levantó con dificultad y buscó otra botella que había dejado cerca, dejando la que tenía en la mano. Todo esto mientras expresaba su siguiente plan a las chicas.

—¡Ahora que se fue ese molesto empleado! Es hora de que me lleven a otro bar. Este lugar se volvió aburrido. No se preocupen chicas, les pagaré bien. Después de todo, no las hice venir sin recibir nada a cambio.

—No lo creo, es hora de descansar…

Sin previo aviso, Momo agarró bruscamente su brazo izquierdo con ambas manos.

—¿Qué? —preguntó sorprendido ante la acción de su amiga.

Uraraka tiró su cigarrillo y lo pisó con fuerza para que se apagara. Ahora ya no lo necesitaba, tenía una responsabilidad. Antes de hacer cualquier cosa, no pudo evitar mirar con lástima a Izuku antes de hablar.

—Es hora de irnos, Izuku-kun. Tenemos un lindo sofá para que descanses. No quiero que todas tus esposas me terminen regañando por ser una mala amiga al permitirte provocar otro desastre en otro bar, especialmente a esta hora —afirmó con seriedad Uraraka, antes de acercarse a Izuku y sostenerlo del brazo derecho.

—¡Esperen! No quiero irme—habló Izuku en medio de su delirio alcohólico.

Finalmente, cualquier botella fue retirada de sus manos a pesar de su necedad por permanecer en el bar o realizar cualquier acción destructiva. Posteriormente, lograron sacarlo a rastras del bar para llevarlo al auto de Momo. No sin antes luchar para que se sentara y se abrochara el cinturón de seguridad.

Lamentablemente, Uraraka olvidó un pequeño detalle sobre la personalidad de su amiga en relación con su automóvil, lo que dificultó el acuerdo para el viaje.

—Ya que fuiste tú quien lo llamó, serás quien lo cuide en el asiento de atrás— declaró Momo con toda la seriedad del mundo, mientras su amiga la miraba con furia— Si vomita, tú lavas el auto, ¿entendido?

Uraraka se quejó al respecto.

—Sí, ¿pero por qué no puedo conducir? Sabes que, a pesar de todo, aún me gusta Izuku-kun, pero no sé cómo lidiar con un ebrio. Tú, en cambio, ayudabas a tu madre cada vez que salía de un evento de caridad. Estás más familiarizada con esto—argumentó.

—Él cuenta contigo. No lo olvides—respondió Momo con firmeza, imponiéndose ante las quejas de su amiga.

—¡Tsk!—se quejó Uraraka.

Lo peor del asunto era que esta no era la primera vez que ella tenía un roce con su amiga al enfrentar una situación que pudiera potencialmente generar suciedad. Un comportamiento que no concordaba con la personalidad amable de la chica, cuyo actuar ahora era autoritario.

—Bien, pero ¿No se supone que tú también te ofreciste a ayudarme con Izuku-kun?

—¿Acaso ves que le voy a estar exigiendo que limpie? La responsabilidad recae sobre ti. Fin de la discusión —dijo Momo, ejerciendo su autoridad, antes de dirigirse al asiento del conductor.

Después, el viaje hacia la propiedad de Yaoyorozu continuó con más tranquilidad por parte de Izuku de lo que ambas esperaban. A pesar de su estado, mostraba una mirada melancólica mientras observaba por la ventana del coche, sin despegar la vista de la ciudad hasta que finalmente llegaron a su destino.

(...)

La madrugada caía sobre la ciudad de Musufatu cuando Momo, Uraraka y Izuku llegaron a su propiedad, una de las muchas que poseían en una exclusiva zona residencial privada. El camino sinuoso que los llevó hasta lo alto de un pequeño cerro cerca del centro de la ciudad lo recorrieron en apenas una hora, dejando atrás el bullicio y la agitación de la urbe.

Al llegar, Uraraka quedó maravillada al ver la casa a la que se dirigían; Una impresionante residencia de estilo americano con una fachada blanca y un espacioso estacionamiento automático que les daba la bienvenida.

—¿Es aquí donde pasaremos la noche?

—Sí—respondió Momo mientras se preparaba para estacionar su auto.

—Ojalá hubiera otra botella de vino en esa residencia—dijo Izuku mientras mantenía su mirada en la ventana del auto—Debo admitir que nunca has sido una presumida, Yaoyorozu.

—¡Cállate, Midoriya!—exclamó un poco frustrada Momo— No te daré otra botella. Ya lo hemos hablado durante más de una hora.

—Déjalo en paz, Momo-san—dijo Uraraka bastante cansada luego del viaje—Está ebrio. Solo dejémoslo en el sillón, y por mi parte dormiré en el colchón inflable que me comentaste.

Momo finalmente estacionó en el aparcamiento privado de la residencia.

—Estoy de acuerdo—concluyó Momo al apagar el motor del auto y luego salir del vehículo— Por suerte, todavía tengo las llaves de esta residencia.

No tardaron mucho en desabrocharle el cinturón y cargarlo entre ambas hacia la residencia. Como era de esperarse, él se había acoplado bastante bien al sillón donde pretendían dejarlo para dormir.

—¡Bien! Iré a traer cobijas de la habitación principal para que puedas dormir ...—dijo Momo, tratando de poner fin a esta extraña noche que habían vivido.

Uraraka también parecía dispuesta a dejar atrás todo por hoy y sólo darle agua a su amigo para que pudiera pasar la noche lo más cómodamente posible. Sin embargo, no contaban con el comportamiento impredecible de Izuku en su estado de embriaguez.

—Uraraka-san…

—¿Sí?

La repentina conversación iniciada por Izuku llamó la atención de ambas.

—Sé que estuviste en la asamblea. No fuiste muy discreta, y todos notamos tu presencia. Afortunadamente, no llamaste suficientemente la atención como para que mi madre o las familias de mis camaradas se percataran de ti.

Uraraka se sorprendió por los repentinos recuerdos que Izuku revivió de lo sucedido hacía dos semanas. Por lo que se sentó junto a Izuku en el sillón para continuar la conversación, para consternación de Momo, quien por alguna inexplicable razón aún estaba presente y no descansaba como debería.

—Sí, y lamento si me mostré como una entrometida—se disculpó Uraraka con sinceridad, recordando el arrepentimiento que había sentido al entrar a una asamblea que prácticamente no era de su incumbencia.

—Uraraka-san, creo que ya deberíamos irnos a dormir—sugirió tímidamente Momo, para ya finalizar este día.

—No deberías disculparte, de hecho el hecho de que tú y Shoto estuviesen ahí nos hizo revivir los viejos tiempos. Nos sentimos como nuestras antiguas versiones del pasado, como si nada de lo que nos pasó haya sido posible. Al menos, eso he podido observar sentir a la gran mayoría de mis camaradas—siguió comentando Izuku, con la mayor coherencia posible debido a su estado.

—¡Me alegro, Izuku-kun!—respondió Uraraka feliz de que su amigo y aparentemente los demás presentes en ese luga, además de Itsuka, se sintieron cómodos con su presencia en dicho evento.

—Lastima, que somos malos mentirosos. Seguramente pudiste notar las incoherencias, ¿No? ¡Mierda! Hasta estoy comenzando a sospechar que mi madre empieza a cuestionar mi versión cada vez que hablamos del tema—comentó Izuku mirando con mucho arrepentimiento a su amiga de pelo castaño.

Dicho comentario no pasó por desapercibido en ninguna de las presentes. En especial para Uraraka, quien estuvo de primera mano cuando las versiones de la experiencias de los invocados fueron contadas.

—¡Un momento! ¿Qué estás diciendo? Izuku-kun, no tiene sentido. Es decir, la historia que tú contaste es la verdadera, ¿No?—exclamó perpleja ante lo que él estaba diciendo.

—No, la mía, la versión real es muy diferente a lo que yo conté….

—¿Qué está sucediendo, Uraraka-san?—preguntó Momo ante el repentino giro de eventos.

Uraraka evidentemente se tomó la confesión de Izuku con un enojo y coraje que jamás pensó sentir. Su estado de embriaguez fue la excusa perfecta del destino para ponerlo de evidencia. Sin más había confesado que él le mintió a su madre y demás familiares de los invocados. No solo fue él, sino que todos los demás probablemente también habían mentido en todo a todos.

—¡Izuku-kun! ¿Cómo puedes decir esto? Todos sus seres queridos creyeron la historia que habían contado. ¿Qué crees que sentirán si saben la verdad que no has dicho? ¡Mierda! —dijo Uraraka, agarrando las sienes para calmar la irracional furia que estaba sintiendo—.

¿Acaso ella podría confiar de nuevo en su palabra? Esa es la pregunta que invadió su cabeza al procesar lo que le dijo.

—Lo sé, todos estamos conscientes de eso—confesó Izuku con mucho arrepentimiento en su voz.

—¡Un momento! ¿Fue en la asamblea donde contaron su historia? Jamás nos dijiste acerca de esto—exclamó Momo sorprendida, dirigiéndose a su amiga.

—¿Acaso esto les hubiera interesado? ¿Hubieran querido escucharlo a pesar de todo lo que han estado diciendo?—miró Uraraka de reojo a su amiga, bastante molesta.

Ahora su amiga fue quien guardó silencio, sabiendo que ella tenía toda la maldita razón. Dando un duro golpe a su autoridad moral.

—Todos tenemos nuestros motivos…. Espero que ambas lo entiendan. Además, seguramente no van a querer escuchar mi historia verdadera. En especial si proviene de un idiota como yo—agachó Izuku la cabeza, para evitar mirar a ambas con vergüenza.

Lo que Momo no esperaba fuera que Uraraka hiciera su próximo movimiento. Para la chica, fue como si su acción fuera un producto de su comportamiento extraño desde que ellos llegaron. "Actuar sin pensarlo" sería un excelente resumen para lo que estaba a punto de hacer.

Un impulso de estupidez en el que ya estaba acostumbrada.

—Oye, Izuku-kun—se acercó más Uraraka al peliverde— Tu no eres un idiota. Nadie te va a juzgar. En especial nosotras.

Por desgracia para los secretos de Izuku, el alcohol actuó como un poderoso inhibidor de su cordura. Ahora él se había convertido en víctima de la treta de Uraraka para sacarle la verdad.

—Si, lo soy…..Solo daré lastima.

—¡Claro que no!—insistió Uraraka con esa extraña actitud.

—¡Que si!

—¿Qué estás tramando? Uraraka-san—susurró Momo al ser testigo de esto.

Uraraka no se rendía. Sus esfuerzos debían dar frutos, así que seguía perseverando en convencerlo.

—¡Por algo estabas siendo patético en ese bar! ¡Somos amigos! Se supone que nos digamos la verdad.

—Sí, pero…..

—Escucharé cada palabra que digas. Nadie de aquí te va a juzgar—insistió aún más.

—No lo sé…..

De repente, Uraraka sacó de su mochila, que estaba a su lado, una cajetilla de cigarros, ganándose la mirada fulminante de su amiga al saber que probablemente iba a apestar su propiedad con un ambiente parecido al de una cantina.

Después, ella agarró su encendedor y prendió su cigarro para luego aspirarlo. Luego, solo quedó exhalar para crear una pequeña estela de humo.

—He sido adicta a estas porquerías desde que estaba en la secundaria. Mi vida tampoco es como mis amigos lo imaginan. Incluso, Momo-san ignora lo que fui antes de conocerla o lo que sigo siendo ahora. Es más, te diré un secreto. No me importa si una de mis amigas está presente ahora, ya no me importa si está escuchando. Solo puedo decirte que no soy una chica dulce. Nunca lo he sido, pero gracias a ti, a todos mis compañeros, al fin puedo fingir que sí y al mismo tiempo sentirme bien conmigo misma.

—Yo ... no lo sabía ...—contestó sorprendido Izuku, con la cordura más intenta.

Momo no sabía qué decir a estas alturas.

—Si te crees patético contando tu historia, ojalá me hubieras visto antes de conocerlos a ustedes. Pero en fin, no dejes que la cara sorprendida de nuestra amiga presente te desista de desahogarte con nosotras al contarnos tu historia…..

—¿Qué eras?—preguntó Izuku.

Finalmente, la jugada salió como un diamante reluciente entrando en una exhibición de una joyería.

—Ambos estamos igual de patéticos. Yo estoy fumando mi cigarro número ... un número que olvidé, y contando un poco mi pasado de la manera más descarada frente a ustedes dos—miró a ambos— y tú estás ebrio por un dolor de un evento que seguramente sufriste. Ahora, creo que es buen momento de contarnos nuestras historias. Tu primero y yo contaré la mía. ¿Estamos bien?

Derrotado ante la insistencia de Uraraka, al final decidió hablar. Al mismo tiempo, Momo no pudo evitar que su curiosidad la domine y saber la causa del dolor de su amigo.

—Está bien…..yo lo haré….

Ahora, el verdadero pasado de Izuku, el líder del Clan Wolf, será revelado.


Continuará….

Espero que les haya gustado, no olviden comentar que tal les pareció. ¿Qué opinan?