Crepúsculo no me pertenece.

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Soy una vampiresa ¿y tú...? (Bella x Alice x Leah)

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25: Más que solo sexo… y lo sabes.

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(Alice)

Mi sorpresa fue enorme, cuando escuché un estallido sónico, muy cerca de mi habitación… la cual estaba en el segundo piso de la casa. Me giré en redondo y lancé un puñetazo, siendo mi muñeca agarrada por una delicada mano, con una fuerza enorme. Mis ojos se abrieron, al reconocerla y no pude evitar sonrojarme.

Ella asintió con frialdad. Su mirada casi vacía, me caló los huesos. —Cullen.

Tragué saliva, mientras me sonrojaba.

Ella suspiró, recobrando el aliento. Escuché su corazón latiendo como loco, mientras me sonreía. Yo le devolví la sonrisa y la besé. —Entonces se marchan, ¿eh?

—Matar a esos tres… fue un error. O bueno: A dos de ellos. Dos de cada pareja… —Y me pasé las manos por la cara. —mierda. Sabes lo que quiero decir, Isabella.

—Adquirí… tu capacidad para ver el futuro, pero solo si es próximo. Muy próximo. —me confesó, asombrándome. Di un paso atrás, ante la frialdad con la cual estaba hablando. Nunca había sido tan fría o tan seria conmigo y mi corazón se estaba partiendo, mientras se desangraba. —Soy mitad Ángel Caído y mitad Licántropo, podré defenderme a mi misma, cuando Victoria y Cassandra lleguen. Y si todo parece irse al demonio, tengo a Leah y a los de la Push, para echarme una mano.

Sus palabras solo me hicieron sentirme, aún más miserable y odiar aún más profundamente a Edward, por haber convencido a toda la familia de que Victoria y Cassandra, dejarían de intentar dañar a Isa, si nos marchábamos.

No sé mucho sobre la biología de los ángeles… de los Nefilim, pero el aura escarlata que la rodeó, me dio una muy buena pista de lo que ella, estaba a punto de hacer: Marcharse por mi ventana y seguramente, jamás volvería a verla. Recorrí una corta distancia, con mi velocidad y le agarré las muñecas, antes de besarla, hasta que nuestros labios nos dolieron.

Ella levantó mi camiseta, yo le quité su chaqueta.

Le quité la camiseta y ella, ya estaba bajándome los pantalones.

Pronto, mi ropa interior voló, mientras su pantalón salía y luego su ropa interior, dejándonos en las mismas condiciones.

Besos, caricias, más besos, promesas, lagrimas, arañazos…

Otro TIPO de besos… en una región más al sur de nuestros cuerpos y más lágrimas.

Acabamos agotadas y transpirando.

¡YO NO SABÍA, QUE LOS VAMPIROS PODÍAMOS TRANSPIRAR!

Ruego para que este liquido azul que me recubre, sea sudor. Pero realmente no lo sé.

Es asqueroso y no voy a comprobarlo.

Sentí una nueva descarga de adrenalina, pero ahora, Isabella no estaba usando sus dedos, en mi Monte de Venus, sino que me clavó los dientes en el cuello, cambiando a su forma de Licántropa.

Gemí ante el orgasmo y la mordí con fuerza y deseo.

Abrí los ojos horrorizada, al reconocer el sabor de la sangre, ahora en mi boca, fui a escupirlo, pero una garra recubierta de pelaje castaño, me cerró la mandíbula. Sus ojos eran ahora azules y veía mi sangre en su hocico lobuno, mientras lamía. Su cuerpo, recubierto de pelaje, la volvía una autentica diosa. —Traga, Brandon. —Me ordenó, las lagrimas resbalaron por mis mejillas, pero lo hice, me soltó y su rostro volvió a ser humano, mientras me besaba y me impedía abandonar la cama. — ¿No escuchaste?

— ¿Escuchar qué? —Pregunté confundida y aterrorizada, por haber bebido sangre, por primera vez.

—Mientras hacíamos el amor, estuve recitando un hechizo. —dijo ella —Ahora, tienes una parte de mí: Causar ilusiones en la mente de las personas. Y yo, tengo una parte de ti: Ver el futuro.

—Me otorgaste algo más, Isabella —dije yo, sorprendida —hace ya… un tiempo: Puedo ver el pasado, también.

Se levantó rápidamente de la cama y me miró con el ceño fruncido. —Sucederá esta noche.

Yo no pude evitar hacerle una broma. — ¿Capítulo 16: la profecía de la Profesora Trelawney?

—Edward los convencerá de irse, creyendo que así, todos me protegen. —me gruñó, su rostro se contorsionó en ira y yo retrocedí, sorprendida por el cambio de actitud de mi novia, sin creerme que estuviéramos a punto de marcharnos —Creyendo que Victoria y Cassandra, irán detrás de ustedes, pero ellas me buscan a mí. —Se vistió y se marchó a prisa, pero algo quedó atrás.

Una pluma escarlata.

Lo pensé por medio segundo, me metí la mano en la boca, me arranqué un colmillo, me mordí los labios, regeneré el colmillo y corrí hacía su hogar, dejándoselo.