Capítulo 8 – No, no existe el amor

Lori estuvo preguntando entre todas sus amigas para ver quién podía darle asilo y estuvo pasando uno o dos días con una y con otra, pero nadie tenía la posibilidad de alojarla por mucho tiempo, mientras tanto, la escuela y el trabajo se volvían difíciles gradualmente, pero finalmente, una compañera del equipo de golf le avisó que podía quedarse con ella, al menos hasta fin de semestre; Lori acogió esta noticia con alegría y se dispuso a reiniciar su vida desde aquí; la amiga quiso saber el porqué de esta salida rápida de su casa, pero Lori solo argumentó vagamente el que había tenido una fuerte pelea con su hermana y necesitaba tiempo y espacio para pensar la situación, al parecer la respuesta fue suficiente para su anfitriona y no volvió a preguntar.

Lori jamás contaría todo lo que había pasado en su antiguo departamento y pareciera que se había olvidado de todo, pero realmente seguía muy preocupada, ella era el sostén principal de esa casa y pensaba que Leni no sería capaz de sacarlos adelante, Lucy era una chica difícil si no le encontrabas el modo y Lincoln... aquí era donde sus ojos se arrasaban en lágrimas, su pequeño hermanito, su amado peliblanco, Lori realmente estaba enamorada, pero entendía que era un imposible y sabía que lo lastimaría mucho si se empeñaba en intentar algo con él, así que decidió tratar de borrar esa parte de su vida.

En casa de sus hermanos nada iba bien, Leni notaba que los menores estaban tristes y muy distantes, Lucy intentó establecer un lazo con su hermano, pero Lincoln era reacio a todo, ya no la acompaña de ida o de regreso de la escuela, se escondía o de plano escapaba para no verla y procuraba llegar antes o después de ella a casa solo para comer y salir de nuevo o estar encerrado, no dejó la escuela ni el trabajo en el campo de golf, pero no había ya pláticas ni actividades comunes con nadie; la rubia veía a Lincoln callado y siempre enojado o triste, no salía de su habitación más que a comer y evitaba estar en el mismo sitio con alguna de ellas, las pocas comidas en las que coincidían estaban marcadas por un silencio incomodo que los asfixiaba y los hacía aislarse cada vez más. Leni no tenía idea de cómo manejar la situación y pensó que tal vez, dándole su espacio a sus hermanos, lograría que todo se calmara y posiblemente pudieran hablar para tratar de resolver las cosas, pero el efecto fue justo el contrario, el silencio y la indiferencia que mostraban entre ellos los iba separando más.

Lucy había encontrado las cartas que su hermana mayor les dejara y en un acto de egoísmo, las guardó sin dárselas a sus hermanos, pero tampoco se molestó en leerlas siquiera, pensaba, con rabia y resentimiento, que Lori solo diría mentiras y trataría de justificar su indecencia y su abuso; estuvo tentada a tirarlas a la basura, pero en el último momento, decidió no hacerlo, la pelinegra pasó algunas horas muy enfadada, estaba indignada por lo que consideraba el acto final del descaro de su obscena hermana mayor, pero una curiosidad nacida de estar mirando las hojas de papel dobladas le pudo demasiado y terminó abriéndolas; la suya era una larga serie de disculpas, Lori decía lamentar todo y queriendo poder terminar en paz, se despedía en un tono que hacía pensar en un adiós definitivo; Lucy rompió la carta y la tiró a la basura, sentía un algo de desprecio y mentira vil en ese tonito condescendiente de la misiva; luego estuvo rumiando su enfado por un rato, aunque miraba de reojo los demás mensajes; después de unos momentos de pensarlo, decidió abrir el destinado a Leni, en este, el tono era diametralmente distinto al usado con ella, cosa que la hizo enojar más, a ella sí le explicaba todo lo sucedido con la seriedad que el asunto ameritaba, le pedía disculpas por su proceder y su locura, entendía el odio desatado y se declaraba culpable única y absoluta, se dolía en un tono tan lastimoso de lo que había hecho, que casi la convence de que se arrepentía, luego se despidió, hablando largamente de todo lo que fue su vida juntas y de nuevo pedía disculpas; la pelinegra, dudó entre tirar la carta o dejarla para su hermana, aunque se decidió por esto último y la dobló de nuevo, más tarde la entregaría.

Quedaba la más importante y al parecer la más larga, la carta para ella fue apenas una hoja y ni siquiera estaba escrita por ambos lados mientras que la de Leni eran tres pliegos, pero la carta para Lincoln eran casi diez hojas, Lucy de inmediato se puso a la tarea de leerlas, solo que el texto que se encontró, casi la hirió de muerte, Lori también se disculpaba con él, pero los términos, las palabras amorosas y pasionales le dejaban muy en claro que lo de ellos no era una relación física, de verdad Lori amaba a Lincoln y esa carta era una prueba real, la mayor estaba consciente de que todas las consecuencias serían negativas para ambos y prefería renunciar a ese amor prohibido y pecaminoso, le recomendaba cuidar siempre a sus hermanas, trabajar y estudiar lo más duro posible para ellas y olvidarla, tal vez en un futuro ella podría hablar con él y explicarle de viva voz el gran sacrificio que ahora estaba haciendo, le repetía constantemente lo mucho que lo amaba, y como gran dato significativo en esa carta, solo al principio y al final utilizó su nombre, las demás veces que se refería a él, el apelativo "amor" dejaba constancia de cuan dolorosa y expresiva era ese escrito, Lucy leyó las últimas palabras con los ojos arrasados de lágrimas, ella prometía volver, luego de esto, la pelinegra dejó caer las hojas y se sentó en el suelo, llorando sin parar, derrotada.

Leni comenzó a estar mal, se sentía culpable de que Lori escapara así sin decir nada, y aunque se sabía poseedora de la razón al estar enojada con ella, también pensaba que pudo darle una oportunidad de explicar todo el problema, luego saltaba a estar enojada de nuevo porque no admitía que hubiera una disculpa para lo que hizo, pero regresaba a estar triste porque Lori era su hermana más cercana, casi su gemela, le debía mucho durante su vida ya que ella le enseñó muchas cosas, la protegió y siempre procuró ayudarla o enseñarle todo, y aunque a veces tuvieron peleas o discusiones, jamás nada había escalado hasta este nivel; la ex modista comenzó a pensar que era su culpa que Lori ya no estuviera con ellos y la torturaba la idea de ser la culpable de que algo le sucediera, intentó comunicarse con ella de alguna forma, pero Lori estaba temerosa de que Leni la amenazara o peor, la denunciara a la policía, por lo que había bloqueado a toda su familia, además pidió en la escuela y el trabajo que no le pasaran ningún recado y/o llamadas, por lo que la comunicación estaba totalmente cortada; en casa nadie hablaba del suceso y el tema ya no era un "elefante en la habitación" sino un enorme dinosaurio, de a poco sus hermanos fueron volviéndose más y más huraños y eso la volvía loca, pero cuando escuchó llorar a Lucy en una noche anónima, Leni se rompió.

La ex modista había intentado seguir con su vida, pero la escuela era cada vez más pesada y el trabajo se volvía monótono e insoportable, ella estaba distraída todo el tiempo, pensando solo en Lori y el gran problema que tenía en casa, pero pretendía que nada estaba pasando afuera para no tener interferencia de nadie. Leni se volvió callada al igual que sus hermanos, se reprimía en casa porque pensaba que su alegría natural era un absurdo, sobre todo viendo como estaban las cosas, solo que este bloqueo se extendió al exterior también, sus compañeros en el trabajo y la escuela extrañaban la sonrisa y la voz cantarina de su amiga, pero se preocuparon cuando las ojeras y un tic nervioso que la hacía "sonreír" por un instante se empezaron a notar en su cara, era como si la Leni alegre estuviera luchando contra sí misma para escapar de detrás de esa máscara color cera y estuviera perdiendo la batalla.

Cierta noche de cena solitaria, Leni escuchó llegar a Lincoln, ella se levantó de la mesa pensando en ofrecerle algo de comer, pero solo lo miró pasar rápidamente y un leve olor a alcohol la hizo palidecer, no quiso ni pensar en ello y lo único que pudo hacer fue regresar a sentarse frente a su plato, pero la poca hambre que tenía despareció y solo estuvo picando la comida hasta que se enfriara, luego tiró todo a la basura, dejó el plato en el fregadero y se fue rumbo a su habitación, antes de entrar, miró de reojo la puerta de Lori, nadie había entrado ahí desde que ella se fuera y no tenía ni idea de cómo estaría por dentro, de la habitación de Lincoln salía una música triste en volumen bajo; Leni fue al baño y se dio cuenta de que la música se interrumpió cuando se escuchó la puerta al abrirse, ella se sintió peor aun cuando entendió que ni siquiera se sentían libres de poder hacer algo sin sentir que molestaban; la rubia estuvo un buen rato en el baño, apenas hizo sus necesidades sin darse cuenta, pero al lavarse las manos y verse en el espejo, notó su tristeza, vio el rostro de su hermana mayor, vio a su madre, vio a las gemelas, a quienes también se parecía, luego llegaron las lágrimas y de nuevo la culpa que le taladraba el corazón y la mente.

Después de un rato de llanto, la rubia se serenó, empezó a pensar en que necesitaba soluciones y no dejar que las vidas de sus hermanos y la propia se le fueran de las manos, tenía que demostrarse a sí misma que podía cumplir ese papel de hermana mayor que jamás le concedieron los demás, entonces salió del baño y entró a su habitación para encontrarse con otra tragedia, Lucy lloraba hecha un capullo en su cobertor, Leni se acercó a su hermanita

— Lucy, ¿estás bien? ¿qué te pasa? —

la pelinegra intentó callarse, pero el sentimiento no la dejaba y le pedía el desahogo completo, entonces la rubia se metió dentro del capullo hasta dar con su hermanita

— ¿qué te pasa, linda? ¿quieres contarle a tu hermanita lo que te duele? —

como toda respuesta, Lucy abrazó con fuerza a su hermana mayor y soltó toda su pena en alaridos lastimeros que se escucharon por toda la casa, lastimando tanto a la hermana que brindaba su amor y su protección a la menor, como al chico que, del otro lado de la pared, comenzó a llorar también.

Lincoln también enfrentaba problemas, pero eran de otro tipo, al abandono y huida de Lori, se sumaban la tristeza de sus hermanas y la suya propia, no sabía cómo enfrentar esta avalancha de sentimientos encontrados y comenzó a beber, si bien era una cantidad moderada, el alcohol ganaba terreno poco a poco dentro de su mente y el siniestro hábito empezaba a volverse la fuga ideal para todas sus dificultades, pero esa noche, escuchando a Lucy llorar, se dio cuenta de que el problema seguía ahí y que escaparse de él no servía de nada.

Lucy se calmó poco a poco mientras sentía lo confortable del abrazo de su hermana mayor, lo pensó un poco antes de actuar, pero era necesario y así lo hizo

— Leni... — dijo la pelinegra —... Lori dejó unas cartas, una para cada uno de nosotros, te daré la tuya —

y saliéndose del improvisado refugio, caminó hasta un pequeño buró, de donde sacó la carta destinada a la rubia y regreso para entregársela, luego se sentó a un lado y esperó en silencio; Leni tomó las hojas con algo de desconfianza, sabía que posiblemente no iba a gustarle lo que contenían, solo que no le quedaba otra alternativa que leerlas. Leni lloró de nuevo, hoja tras hoja y palabra tras palabra, el dolor de su hermana se hacía suyo también y esa despedida la dejaba sola en la crianza y apoyo de sus hermanos menores, pero esto también la hizo sentirse decidida a ser lo que siempre admiró en Lori: la hermana mayor, con autoridad y determinación, con fuerza y voluntad por encima de todo; la rubia terminó de leer la carta y miró a su pequeña hermana

— la leíste ¿verdad?... — ante el mudo asentimiento de la otra, Leni solo suspiró — ¡sigh...! no debiste hacerlo, pero ya no importa, de todas formas, no es algo que no supieras... ¿dices que también hay una carta para Lincoln?... — Lucy extendió la mano, con la carta para su hermano en ella —... y por supuesto que también la leíste… —

— lo siento, Leni, estaba tan enojada, pensé que Lori solo estaría siendo mentirosa e hipócrita en ellas... h-hasta pensé en destruirlas y no decirles nada, pero no me atreví, después de leer la mía... era tan corta... pensé que las de ustedes tendrían más razones y... —

— le daré la suya a Lincoln, luego... —

— ¿no vas a leerla? —

— ¡por supuesto que no! no es para mí, lo que Lori tenga que decirle a Linky en esa carta no es de mi incumbencia... y a-aunque lo fuera, es de muy mala educación —

y levantándose de la cama, caminó hacia la puerta, pero antes de salir, se volvió y señaló a su hermanita

— tú y yo tenemos una plática pendiente, jovencita, por lo pronto, te quedarás aquí hasta que te llame a cenar —

todo esto dicho en un tono tan firme, que Lucy no se atrevió a hablar, solo dijo que sí con la cabeza y miró salir a su hermana.

Lenin llegó hasta la puerta de Lincoln y tocó suavemente, como no obtuvo respuesta, lo hizo de nuevo, esta vez con más fuerza y escuchó unos pasos leves que se acercaban, la puerta se abrió y el rostro de Lincoln asomó por una rendija

— ¿sí? ¿qué pasa, Leni? —

— me gustaría pasar, necesito hablar contigo —

el tono de la rubia era firme, aunque no rudo o grosero, así que el chico abrió la puerta y ella entró, dentro había el desorden común en el cuarto de un chico, pero Leni escaneó hasta el más pequeño rincón del lugar buscando alguna pista de alcohol, al no encontrar nada, se volvió a verlo y le dijo secamente

— siéntate —

Lincoln obedeció, más por la decisión mostrada por su hermana que por otra cosa, Leni tomó la silla del escritorio y se sentó frente a él

— tengo una carta de Lori para ti, pero no te la daré hasta que respondas unas preguntas —

— está bien — dijo él, con un tono que dejaba en claro el interés que le despertaba la carta en cuestión, Leni lo miró fijamente y soltó la primera

— ¿Qué pasó entre tú y Lori? —

— Leni, yo... yo no sé cómo explicarlo, al principio era... yo la admiraba y estaba agradecido, por haberme aceptado y no dejarme a mi suerte cuando salimos de la casa... —

— Lincoln, no te hubiéramos dejado así nunca, ni ella, ni yo, ni Pop pop, ¡jamás iba a pasar! ¿cómo se te ocurrió algo así? —

— solo tenía miedo, nos trataron muy mal siempre que defendimos a Lori y ese día... solo tenía miedo y... —

— está bien, te entiendo, yo misma tenía miedo, pero eso no responde mi pregunta —

— luego ella y yo comenzamos a llevarnos mucho mejor que antes, pero el día del masaje... pensé que era solo un juego, las cosquillas y la forma de hablar de... pero después pasaron otras cosas que me hicieron dudar, poco a poco me fui dando cuenta de que me estaba enganchado, me sentía celoso cuando ella salía, estaba nervioso mientras estábamos juntos en casa y.… y... algo pasó en el tiempo que estuvimos aquí y.… comencé a enamorarme... —

Leni se queda en silencio por unos instantes, procesando toda la información

— e-está bien, ahora ¿cuándo te diste cuenta que ella te correspondía? ¿te dijo algo? ¿seguro que nunca te obligó a nada o te chantajeó? —

— ¡no! ¡ella nunca lo haría!... —dice en voz alta el chico al mismo tiempo que se pone de pie, pero se interrumpe mientras mira a su hermana —... l-lo siento, es solo que... Lori jamás haría algo así, ¡jamás lo hizo! fue algo diferente, ella y yo... nos amamos, Leni —

Lincoln se sienta de nuevo y baja la mirada, las lágrimas corren por sus mejillas pensando en que jamás volverá a verla; por su parte, Leni lo mira, afligida, sabe que esto será algo difícil de superar para el chico, pero ella lo ayudará, ayudará a todos sus hermanos, es su deber como la mayor, entonces se acerca a su hermanito y lo abraza

— está bien Linky, no llores, por favor, sé que estás triste, pero voy a ayudarte, lo juro... solo una cosa más y te daré tu carta, tú... tú estás bebiendo, ¿verdad?... — la cabeza del chico se mueve afirmativamente y Leni también baja la cabeza, apenada —... eso es muy malo, además, creo que no tengo que recordarte lo que el alcohol le hizo a Luan y a Luna, ¿verdad?, no quiero que te pase nada malo, Linky, no lo soportaría, prométeme que no volverás a beber, por favor —

— l-lo pro-prometo... — dice el chico entre sollozos, Leni suspira y le dice

— no sé qué va a pasar, Linky, todos estamos muy lastimados, pero no voy a dejar que esta casa se hunda, mi obligación como la mayor es levantarla y es lo que haré, ahora toma tu carta y por favor ven a cenar cuando te llame ¿está bien? —

la rubia le da un beso en la mejilla y se levanta de la cama, le revuelve un poco el pelo antes de irse y sale de la habitación, Lincoln se quedó con la carta en la mano, no estaba muy seguro de querer leerla, luego pensó que sabría algo más de Lori y la abrió.

La vida de los tres hermanos continuó más o menos estable, pero la tristeza seguía reinando en esa casa, Leni se esforzaba lo más que podía para que todos estuvieran mejor, pero no encontraba la manera y el estrés de su situación familiar más la escuela y el trabajo, comenzaron a pasarle factura, le costaba trabajo dormir y cuando lo lograba, horribles pesadillas la hacían despertar bañada en sudor e incluso la hacían gritar, sus hermanos estaban bastante preocupados por ella, pero no había demasiado que ellos pudieran hacer; La universidad fue lo primero que empezó a irse por la borda, sus calificaciones comenzaron a bajar de manera alarmante y solo hasta que la llamó una consejera escolar fue que Leni le contó sus problemas a alguien, ahí fue donde la rubia se deshizo en llanto contando los problemas familiares (sin mencionar la rota relación incestuosa de sus hermanos), además de toda la tensión, la falta de sueño, las pesadillas, etc. la consejera le dijo que necesitaba ver a un psicólogo y le recomendó algunos, La joven rubia agradeció todo y salió algo más tranquila de la oficina; por la tarde llamó a una terapeuta de las que le habían recomendado y acordó su cita para el día siguiente.

Leni llegó temprano al consultorio, esperó en la pequeña salita hasta que la secretaria dijo su nombre y se levantó mientras miraba salir a una pareja que hablaba en voz baja con una mujer morena, se despidieron y en cuanto la pareja saliera, la doctora le indica a Leni que puede pasar. El consultorio es sobrio, pintado de un color verde menta tan tenue, que es casi blanco, la rubia se queda un momento sin saber qué hacer, pero la doctora la toma del brazo y la lleva hasta un pequeño sofá frente a un escritorio

— siéntate, por favor —

— g-gracias —

— soy la doctora Tarrant, tu eres Lenore Loud ¿verdad? Mucho gusto —

— buenas tardes, Doctora... —

— y entonces, ¿por qué has venido, Lenore? ¿cuál es tu problema? —

— bueno, yo vivo con mis dos hermanos menores, un chico y una chica, ella tiene catorce años y él diecisiete, el problema es que estamos pasando por una crisis muy fuerte y no sé qué hacer para ayudarlos, n-nosotros hemos... hemos pasado por cosas muy difíciles en estos dos años y... — Leni comenzó a llorar — no... (snif...) n-no quiero... no sé có-cómo... mis hermanas...

Tarrant la dejó desahogarse por un rato, pero luego la calmó

— Lenore... —

— p-puede decirme Le-Leni... a-así me dicen todos —

— Leni, necesito que te calmes, si se acaba el tiempo no podrás decirme nada —

—pe-perdón, es que yo, pues, no sé bien que hacer y cada vez que hablo de esto me gana la tristeza —

— es muy grave esto que pasó? —

— p-pues, yo creo que sí, tuvimos una pelea enorme en la familia, nos dividimos y mis padres fueron a la cárcel... —

y Leni le contará a la terapeuta todos las dificultades por las que pasó la familia Loud al tiempo que se descalifica como una persona capaz de resolver estos problemas o siquiera poder entenderlos correctamente; Tarrant recuerda algunas de las noticias en las que esta familia fue protagonista y comienza a entender el que esta chica llegara al punto de comenzar con problemas nerviosos; mientras la rubia habla, ella toma apuntes y se da cuenta de que tiene que tratarla junto a sus hermanos menores para que, al menos ellos, puedan salir del "pantano" en el que están. Cuando Leni llega al punto final de su narración, Tarrant se pone de pie y le habla mientras camina por el consultorio

— Leni, has enfrentado muchas cosas que te pusieron a prueba y quiero que entiendas una cosa: nadie está preparado para algo así, posiblemente algunos sean más valientes o tengan la cabeza fría necesaria, pero eso no quiere decir que sean mejores o peores, yo creo que tú fuiste la más fuerte porque no solo enfrentaste todo esto, también ayudaste a tus hermanos y tendiste un puente entre ustedes cuando fue necesario, incluso te hiciste cargo de los menores sin pensarlo y ayudaste a las que estaban en peligro de muerte sin fijarte en sus diferencias, eso es lo que te hace tan valiosa, Leni, pero me extraña que pienses tan mal de ti, yo no veo a esa mujer tonta que dices ser, pero eso lo veremos más adelante —

Cuando el tiempo terminó, la doctora Tarrant tenía un panorama más o menos completo de cómo empezar esta terapia, así que Leni pudo irse más aliviada por las palabras de confort que le dijeran y con la petición de llevar a sus hermanos menores a consulta la próxima vez, Tarrant quería ver que más se escondía detrás de este apellido tan sonoro.

Mientras tanto, Lori vivía horas de preocupación, después de unos días le fue muy evidente que no podía seguir viviendo en Detroit, tenía miedo de encontrarse a alguno de sus hermanos, de que la hubieran denunciado a la policía... todo esto la hacía pasar noches en vela y su rendimiento escolar y laboral comenzaron a bajar, tampoco comía ni tenía ánimos para nada, decidió que se iría en cuanto tuviera oportunidad, tenía ahorrada una cantidad de dinero suficiente como para poder establecerse en otro lado, al menos al principio, y con las calificaciones que tenía, posiblemente podría ir a alguna universidad pública con un programa de golf necesitado de una estrella estatal, así podría conseguir una beca y trabajaría como siempre, pero lejos de ellos, lejos de él, aunque, de todas formas, la idea de verlo una última vez no se le iba de la cabeza, necesitaba pedirle perdón, una carta era tan impersonal que le parecía una traición, ella no era así, nunca fue así y esta no sería la primera vez y mucho menos tratándose del Lincoln, él no se lo merecía.

Ese fin de semana Leni y Lucy fueron a Royal Woods donde sus hermanas ya habían despertado del coma y ambas estaban impacientes por verlas, Lincoln no quiso ir y pretextó algo del trabajo y la escuela, pero Leni sabía que era porque se sentía mal de ver a las demás, seguía triste y nada lo animaba, y aunque le juró que no volvería a beber, ella estaba un poco recelosa, de todas formas no iba a dejar de ir a ver a Luna y Luan, entonces llenó de recomendaciones a su hermanito y se fue, con la preocupación y la esperanza metidas en el pecho. Alguien rondaba el lugar esperando una oportunidad y esta le cayó del cielo cuando vio salir a las dos chicas del edificio, subir al auto e irse, las escuchó hablar apenas sobre una visita a la familia, pero aun así esperó una buena hora por si hubieran olvidado algo, al no suceder, la persona en cuestión entró al edificio.

Lincoln estaba tirado en la sala, mirando la televisión sin realmente ver nada, se sentía culpable por no ir a Royal Woods, aunque tampoco sabría que hacer una vez llegado allá, realmente quería ver a Luna y a Luan recuperadas, solo que el sentimiento era algo extraño, se sentía vacío y no le gustaba; en ese momento tocaron a la puerta y él se levantó con molestia, tal vez sus hermanas olvidaron algo, tal vez algún vendedor... cuando abrió la puerta sintió que se desmayaba, pero no pudo hacer nada porque unos brazos los envolvieron con fuerza mientras su boca era sellada por un beso cálido, cuando pudo reaccionar, el mismo correspondió con fuerza al abrazo y al beso, tenía sed de esa saliva, sed de esa mujer que ahora estaba ahí de nuevo, la puerta se cerró tras ella mientras ambos caminaban torpemente hasta caer en el sofá, ella se separó para verlo a los ojos y respiró hondo para decirle bajito

— hola, Linky, mi amor... —

el chico la besó de nuevo y ella lo sentía temblar en sus brazos mientras la temperatura subía peligrosamente en ambos, pero Lori recordó la difícil misión y se obligó a soltarlo, Lincoln la miró sin entender mientras le decía

— te extrañé tanto, por favor no te vayas, te necesito, ¡te amo! —

— Linky, necesito hablar contigo… — él anticipaba lo siguiente, pero no quería creerlo, solo que Lori sería firme, ella continuó —… sabes que esto sería difícil, casi imposible, tenemos tanto en contra… —

— pero Lori… —

— no Lincoln, esto es delito y está prohibido por la sociedad, sé que no te importa, pero tenemos que pensar en lo que pasaría, tengo miedo por ambos, si Leni o Lucy hablan iré a la cárcel, tu quedarías marcado también y no quiero dañarte de ninguna manera… vi-vine a despedirme porque te quiero y no te mereces solo una carta, per… perdóname Linky… (snif)… perdona a tu lo-loca hermana… te amo dem-demasiado y esto me… me duele tanto… (sob)… (snif)… —

— no llores Lori, por favor, tú no tienes la culpa de nada… y-yo… no quiero quedarme solo, ¡llévame contigo! —

— no Lincoln… — Lori se ha puesto seria pese a las lágrimas que corren por sus mejillas —… tienes que quedarte por tu propio bien y el de tus hermanas, Leni necesita todo el apoyo y Lucy toda tu protección, yo tengo que irme para protegerlos y protegerme, si huyéramos juntos, seguro Leni o Lucy harían una denuncia y nos separarían, no quiero que estés en un reformatorio o que entraras al sistema de adopciones, además, te perdería para siempre porque yo estaría en la cárcel por el resto de mi vida… por favor Lincoln, entiende que no es posible… tengo que estar lejos para poner mis ideas en orden y hacer algo de mi vida, pero te prometo algo, voy a estar al pendiente de ustedes, te juro que no voy a olvidarlos… no voy a olvidarte… jamás lo haré, te amo demasiado y… —

el peliblanco asiente, sus lágrimas dan fe de lo difícil que es esto, entonces solo se acerca a ella y la abraza, siente su calor y su perfume, los grabará a fuego en su memoria por si fuera la última vez que la viera

— Lori… — le dice con la voz quebrada —… no voy a dejar de amarte, y en cuento pueda voy a buscarte porque te amo demasiado como para aceptar que te vayas así nada más, ahora no puedo pelear, pero no te olvidaré… espérame… —

ambos lloran abrazados y se buscan las bocas de nuevo, Lori se rinde a todo ese amor que los envuelve y se deja llevar un poco, luego ella se va y deja a su hermano llorando.

Al regreso de Royal Woods, Leni y Lucy se sentían relajadas, incluso se diría que hasta alegres, el reencuentro con sus hermanas y su madre les daba la esperanza de que tal vez algún día podrían juntar a la familia de nuevo, pero Lincoln las recibió sombrío, Lori se había ido entre llanto, y a pesar de las promesas, su futuro no lucía bien, y los siguientes días fueron terribles, Leni entendió por qué la doctora Tarrant quería que sus hermanos la vieran, esto también estaba afectando a Lucy, por lo que la rubia se dio cuenta de que lo que quedaba de su pequeña familia podía acabar en nada y es algo que tenía que evitar, así que confirmó su cita de la semana.

La cena del día anterior a la cita de terapia, todos comían desganadamente, Leni se levantó de improviso y les dijo

— hermanitos, mañana tengo agendada una cita con la psicóloga y me gustaría que fueran conmigo — ambos chicos la miran, Lincoln con extrañeza y Lucy con algo de desgano —… necesitamos ir con un profesional para que nuestra familia no se rompa y… —

— perdóname, Leni, pero no creo que eso vaya a servirnos, nosotros ya estamos demasiado mal —

— no, no quiero ir —

de pronto la voz de la rubia suena fuerte y determinada

— mañana los quiero aquí después de la escuela y vamos a ir con la doctora Tarrant, quise ser amable con ustedes, pero ahora es una orden y van a cumplirla ¿entendieron? —

ambos menores se quedan callados y asienten, Leni ha estado cambiando muy rápido.

Al día siguiente los Loud están en la pequeña sala de espera, Leni se ve tranquila, aunque puede que sea solo en apariencia, pero los otros dos están más que serios, Lucy se ve nerviosa, mira constantemente su celular si realmente meterse en él, se diría que no está muy convencida de entrar; Lincoln se ve más bien triste, tiene todavía en la mente todo lo que pasó con Lori la última vez que se vieron y no sabe qué tan buena idea sea hablar de ello, así que cuando se abre la puerta de la sala de consulta, todos se sobresaltan un poco, Tarrant sale de ahí con una señora a quien da las últimas indicaciones, la acompaña hasta la salida del consultorio y al mirarla irse, regresa y cierra la puerta, luego se vuelve para mirar a los Louds, quienes se sienten como en una encerrona, pero la doctora los tranquiliza al invitarlos

— hola, familia Loud, por favor pasen —

los tres se pusieron de pie y entraron al consultorio, se sentaron en el sofá y esperaron a que la doctora hiciera lo mismo tras el escritorio, ella los miro un momento antes de comenzar a escribir en su lap top y luego comenzó a hablarles

— hola de nuevo Leni, veo que pudiste traer a tus hermanos, pensé que se negarían a venir —

— lo hicieron, pero no tenían opción —

— ¿los obligaste? deberías saber que a veces la terapia no funciona cuando las personas no están de acuerdo —

— no es que no estemos de acuerdo... — dijo Lucy de pronto —... pero no creo que vaya a ayudarnos mucho, nosotros estamos muy rotos por dentro —

— entonces, ¿tú crees que no tienen remedio? interesante punto de vista señorita... —

— Lucille, puede decirme Lucy —

— ah, sí, la chica gótica, o debería decir ¿ex gótica? te explico, Lucy, la terapia solo te ayuda a enfrentar tus problemas y poder entenderlos, pero no te va a sacar de ahí si tu no quieres, nosotros los psicólogos te damos las herramientas para que veas tu vida de otra forma y encuentres las soluciones que antes no veías, pero no te voy a dar la llave mágica de la felicidad, aunque creo que todo esto ya lo sabes —

— me gustas — Lucy esbozaba una sonrisa después de mucho tiempo, esta mujer había sido directa y muy clara, era algo que ella veía muy positivo y aceptó de buena gana ser tratada.

Lincoln permaneció callado durante todo este tiempo y apenas levantó la vista una o dos veces mientras se llevó a cabo este diálogo, se refugió en el celular hasta que la doctora se levantó y fue donde hasta el chico, y sin decir nada, le quitó el aparato, Lincoln levantó la cara sorprendido aunque no enojado

— lo siento jovencito, pero estás aquí para hablar conmigo y no para desperdiciar mi tempo o el de tus hermanas, cuando acabe la sesión te lo devolveré —

Tarrant regresó a su asiento y dejó el celular en el escritorio, jamás miró la pantalla ni lo apagó, solo tuvo cuidado de ponerlo boca abajo; todos se quedaron en silencio por un momento, luego la propia doctora lo rompió

— ahora, háblame de ti, Lincoln, ¿ese es tu nombre? —

—s-sí, Lincoln Marie Loud, tengo 16 años y estudio la secundaria, vivo con mis hermanas y... —

— perdón por interrumpir, Lincoln, pero todo eso ya lo sé, ¿tú no tienes dudas sobre por qué estás aquí? ¿no te negaste a venir? —

— sí, no quería venir porque no sé si puedo hablar de algunas cosas —

— ¿por qué? ¿son malas o vergonzosas? ¿no son importantes? —

— es que... ¿Leni no le dijo nada? —

— Leni me dijo mucho, pero tal vez no todo, me parece que esto es algo muy fuerte y al parecer, es muy personal, ¿te gustaría hablarlo en privado? —

— creo que da igual, mis hermanas lo saben... —

y Lincoln contó su fallida historia de amor con Lori, Tarrant no decía nada, solo se escuchaban sus dedos volando sobre el teclado como ruido de fondo a la voz de Lincoln; cuando el chico terminó, tanto él como sus hermanas suspiraban fuertemente y las lágrimas corrían en los tres rostros

— ejem... — la doctora carraspeó un poco, queriendo recuperar el aplomo que esta confesión le había quitado —... pues... esto que acabas de contarme es algo grave y por ley debería de notificarlo a las autoridades, pero ya no eres un niño y estás dentro del rango de edad para el consentimiento, además, por lo que escucho, Lori se dio cuenta de todo lo que involucraba este acto y tuvo a bien irse... te diré lo que vamos a hacer, voy a dejar todo asentado en mi acta, pero no voy a dar aviso a las autoridades, estoy segura de que ninguno de ambos actuó de mala fe ni tomó ventaja de la situación, pero si tenemos que hablar en privado con respecto a otras cosas —

— di-disculpe, doctora, yo si quiero tratar en privado un asunto usted — dijo Lucy algo ruborizada

— está bien, Lucy, te daré cita para después al terminar... — Tarrant se levantó de su asiento y caminó hacia el otro lado del escritorio mientras hablaba

— jóvenes Loud, he estado haciendo algunas averiguaciones sobre ustedes y me sorprende mucho todo lo que vi; chicos capaces, inteligentes y hasta superdotados, una enorme familia con un futuro brillante destrozada por un chisme y once futuros tirados a la basura en una pelea interna; no lo creería si no tuviera pruebas, pero aquí están ustedes tres, con su padre preso casi de por vida, al igual que sus hermanas menores; Luna y Luan despertando después de casi morir, una creciente estrella deportiva que terminó con su carrera antes de empezarla, y no sé qué haya pasado con las dos menores aunque no creo que estén mejor, esto escandalizaría a cualquier otro terapeuta, pero yo no soy cualquier otro, así que, manos a la obra, chicos, yo les ayudaré a salir de este hoyo —

la doctora Tarrant siguió hablando con ellos, de algunas otras cosas, más superficiales parea calmar el asunto y se despidió de ellos con la promesa de verse la semana siguiente, los tres Loud iban con una cara que mostraba una tranquilidad de la que no gozaban desde hacía un buen tiempo.

la semana siguiente, los hermanos llegaron puntuales a la cita aunque era una hora más temprano que la vez pasada, porque Lucy tenía cita para ella sola. Cuando sonó la hora y entró, estaba algo asustada, la vez anterior terminó sintiéndose a gusto porque no estaba sola, pero ahora mucho de esa seguridad se había esfumado, Tarrant se sentó detrás del escritorio y miró a la niña sufrir un rato

— vamos, Lucy, ¿de qué quieres hablar? ¿de tu odio hacia Lori, de tu miedo a quedarte sola o... de tu amor por tu hermano? — la pelinegra levantó la vista mirando fijamente a la doctora, ¿cómo diablos...? —... disculpa, pero no es como si fuera muy difícil de ver, siempre estudio a mis pacientes y suelen decir mucho más con su cuerpo y sus expresiones que con palabras, tus reacciones durante la declaración de Lincoln fueron claras, sientes odio, o más bien, celos hacia Lori, te quitó a tu hermano, aunque ese enamoramiento es más bien un apego muy profundo porque siempre estuvo ahí para ayudarte y protegerte, y creo que lo de Lincoln era algo parecido hasta que Lori le dio entrada, creo que ella en verdad está enamorada de él... —

— ella... ella lo sedujo, y-yo me di cuenta de que algo pasaba porque siempre estaban nerviosos, evitaban mirarse y se portaban como tontos, c-como si estuvieran enamorados... nunca hice nada porque no tenía pruebas y porque no quería creerlo, luego nos fuimos a Hawai... no sé exactamente que pasó en nuestra ausencia, pero cuando regresamos todo era diferente, me di cuenta de que ya estaban enredados ¡y todo porque los dejamos solos!... ahí lo perdí... —

— Lucy, no has perdido a tu hermano, él está ahí afuera, está contigo y estoy seguro de que te quiere tanto como el primer día que te vio, solo quiero que definas bien lo que sientes para poder ayudarte, en cuanto a tu odio, creo que podemos analizarlo para definirlo adecuadamente, el miedo a estar sola se irá cuando entiendas que nunca vas a estarlo, tienes al menos 5 hermanos que te aman y que siempre van a estar contigo —

Lucy enjugó sus lágrimas y miro a Tarrant — sabía que me gustabas por algo, gracias —

luego hablaron un poco más sobre la escuela y algunas otras cosa más y al sonar el reloj, dejaron entrar a los otros dos Louds.

Leni siguió tratando su vergüenza y esa culpa que siente de que su hermana más querida se haya ido; y Lucy, descubrirá ante sus hermanos su inseguridad extrema y temor de verse sola, abandonada y hasta repudiada por su familia, aunque lo otro quedará en secreto, también siguen tratando sus problemas internos como grupo, lo que es algo más complicado, pero los hermanos harán lo posible para salvar su familia o al menos lo que queda de ella.

Lori se fue de Detroit en cuanto le fue posible, estar ahí solo la hacía sufrir y seguía con el temor de que alguien la delatara, habló con sus jefes en la oficina y les pidió una recomendación para poder buscar otro trabajo, la cual le fue dada sin problemas, no tenían quejas de ella y muy por el contrario, su trabajo era más que excelente; le aseguraron que iban a extrañarla e incluso su jefe inmediato le ofreció un aumento para que se quedara, pero ella rehusó amablemente, Geraldine le lloró todo el tiempo mientras estuvo ahí, pero se consoló cuando Lori le prometió estar en contacto con ella e incluso invitarla a Hawai, si es que se atrevía a ir.

Algo muy similar pasó en Fairway, donde no querían dejar ir a una más que excelente estudiante y jugadora de golf, también se le ofrecieron becas y regalos, pero ella fue inflexible y no pudieron hacer más que darle su pase y desearle la mejor de las suertes, incluso el decano le pidió que esperara hasta el viernes, cuando tendrían una ceremonia de despedida para la mejor jugadora que la escuela había tenido en décadas, Lori tuvo que aceptar esto y aplazó por ese pequeño tiempo su viaje, sus compañeros del equipo estaban inconsolables, solo que nada lograría hacer que se quedara. Ese viernes, el "green" del campo de golf estuvo lleno de gente que homenajeó a la más reciente campeona estatal, triple medalla y capitana del equipo de golf, quien que se iba a buscar una mejor vida, a las chicas del equipo les llamó la atención que alguien tan importante para ella, como lo era su hermanito y caddie, no estuviera presente en el evento, pero no quisieron incomodarla; el decano y el entrenador de golf dieron inspirados discursos, y a Lori le regalaron un trofeo y una chamarra de la universidad, además de darle un diploma y los mejores deseos para su futuro, también le dieron una recomendación académica que le permitiría postular a casi cualquier universidad de primer nivel, la rubia estuvo encantada por sentirse tan querida y al tomar la palabra no pudo evitar derramar algunas lágrimas, agradeció todas las atenciones, ayuda y esfuerzo de todos, y después de que le aplaudieran, el evento se dio por concluido y hubo una comida ligera, luego la festejada se despidió de nuevo y se fue directamente a la estación del tren, un largo y tranquilo viaje la esperaba.

Lori ya había buscado un lugar lejano para establecerse, así que se fue a Providence, en la costa este, ciudad tranquila donde el Providence College la acogió con los brazos abiertos, pero no solo eran sus buenos grados académicos o que demostrara poder estudiar dos carreras simultaneas, también estaba su gran habilidad como golfista, la cual demostraba con el reciente tricampeonato obtenido en Michigan, por lo que, seguros de estar obteniendo un muy valioso elemento para su escuela, la becaron de inmediato, el programa de golf en este colegio necesitaba algo más que solo una buena jugadora, necesitaba de un milagro para levantarse, la rubia aceptó el reto y se autonombró capitana, proponiendo un programa de entrenamientos, mini torneos y captación de valores que la rectoría aceptó de inmediato, el entrenador oficial solo dijo que sí, incapaz de mejorar en nada el programa y Lori se volvió co-entrenadora, el mismo se lo agradecería después e incluso se volverían buenos amigos; pero aún con todo lo que la escuela le ofrecía, Lori buscó un trabajo, el cual también encontró sin problemas gracias a la carta de recomendación y una llamada de la jefa ejecutiva de su anterior oficina, sentía que era su obligación probar que con o sin escuela, ella era capaz de vivir por sí misma, aunque la verdadera razón era que necesitaba mantenerse ocupada el mayor tiempo posible para no pensar en su familia y todo lo que había dejado atrás, seguía sintiéndose culpable de haber traicionado a su familia, a sus hermanos menores, quienes confiaban en ella, y en especial a Lincoln.

despertar viendo el gris del concreto se está volviendo una rutina, al principio era desagradable, luego eso dio paso a la tristeza y después la costumbre se hizo cargo de todo, Lynn Loud Sr. se levantaba día tras día para hacer un poco de ejercicio y luego salía de su celda para ir a trabajar al comedor, afortunadamente para él, todavía podía cocinar y era de lo poco que lo mantenía cuerdo. En esos dos años que llevaba encerrado, le había pasado mucho y él había cambiado; después del desayuno salió un rato al patio a tratar de calentarse un poco al sol, aprovechaba que era día de visitas y que pocos presos estaban ahí, ese era un día muy esperado por todos los interno, pero era un día cualquiera para él, nadie lo había visitado en esos dos años de encierro y Lynn Sr. entendía el por qué, y aunque su abogado lo había tenido informado de lo que pasaba con su familia al principio, cuando su apelación fracasó, ni siquiera él volvió, y habían pasado dos años en los que solo se tenía a sí mismo, a la cocina y a dos o tres amigos dentro de la prisión; se había enterado de lo de Luna y lo de las gemelas por las noticias, y se preguntaba que más podía pasarle a su familia antes de que pudieran tocar fondo.

El casi calvo hombre de escaso cabello café ensortijado, dormitaba en una banca al fondo del patio cuando un guardia lo llamó, Lynn se hizo el sordo esperando que lo dejaran en paz, pero un nuevo grito, esta vez más cercano lo hizo abrir los ojos, miró un par de guardias caminar hacia él y se desperezó mientras aquellos seguían llamándolo, al llegar a donde se encontraba el hombre, los guardias estaban algo sofocados ya que eran tipos gordos y grandes, por lo que se dieron un respiro antes de hablar, mismo que Lynn aprovechó para estirarse

— ¿qué no escuchaste que te llamé?... — dijo uno de los guardias — tienes visita —

la cara de Lynn era de una extrañeza total — ¿para mí? ¿una visita? no, debe de ser un error, a mí nadie me… —

— así es, amiguito… — le dijo el otro guardia con un tono burlón —… ¡y qué visita!, aunque creo que podría verse mucho mejor, seguro en su juventud fue una belleza, claro que, si no quieres ir, seguro yo puedo consolarla jejeje… —

Lynn se aguantó las ganas de insultar al tipo, pero ¿de verdad, una visita? la curiosidad lo picó de tal manera, que caminó tan rápido como pudo hacia el edificio donde estaban las salas de visita, llegó a la ventanilla de permisos, donde también le hicieron un comentario acerca de su visitante, aunque menos grosero que el anterior y lo dejaron pasar. En una mesa al fondo de la sala, estaba una mujer rubia que miraba ansiosa hacia la reja de entrada, al abrirse, ella de inmediato se puso de pie, pues, aunque tenía tanto tiempo sin verlo, de inmediato reconoció a su marido, ambos caminaron apurados hasta encontrarse y se abrazaron con fuerza, las lágrimas corrieron por ambos rostros mientras mencionaban sus nombres en voz baja, varias mesas los observaban con curiosidad e incluso los guardias situados en la sala, no les quitaban la vista de encima

— Ri-Rita, mi amor… —dijo el señor Loud entre suspiros — pe-pero ¿cómo? ¿Cuándo saliste? ¿y los ni…ños…? —

— Lynn, querido Lynn, ¿estás bien? tenía tantas ganas de verte… — contestó Rita —… perdón que no haya venido antes, salí hace un año, p-pero las chicas… hemos tenido muchos problemas y… —

— s-supe lo de Luna por las noticias, ¿está bien?... ¿e-está viva? — Lynn preguntaba todo esto con miedo a enfrentar una pérdida de ese tipo, su debilidad de carácter no había mejorado durante el tiempo encerrado, Rita lo tranquilizó

— sí, estuvo en coma un tiempo, pero ahora ella y Luan están mejor… —

— ¿Luan? ¿qué le pasó a Luan? —

— te contaré, e-esto será un poco difícil… — y, luego de sentarse, la mujer le contará a su esposo todo lo acontecido en esos dos años de aislamiento, el hombre se enoja y se entristece alternativamente al conocer lo terrible que ha sido la vida para sus hijas mientras él ha estado encerrado —… ahora todas están mucho mejor… salvo las gemelas, pero están asistiendo a terapia y el abogado me dice que posiblemente pueda evitar que las juzguen como mayores en la próxima audiencia y… —

— por dios, Rita, ¿en qué nos equivocamos? ¿de verdad fuimos tan malos padres? —

—sí, Lynn, lo fuimos, y los únicos que están llevando una vida normal y estable son los hijos que huyeron de nosotros; Lori incluso fue campeona estatal de golf con el equipo de Fairway; ella, Leni, Lincoln y Lucy viven en Detroit, todos estudian o trabajan y no nos necesitan, aunque al menos Leni y Lucy nos han perdonado; todo empieza a mejorar, Lynn, poco a poco —

— al menos algo va bien… — dice el hombre mientras suspira

— y a ti ¿qué tal te ha ido aquí? yo solo estuve un año en la cárcel y fue horrible… n-no me imagino cómo la estás pasando tú… —

— no te mentiré Rita, al principio fue un infierno, entré con una pésima fama, era el padre golpeador y abusivo que se odia en las cárceles, fui molestado, golpeado, se burlaban de mí todo el tiempo y nadie me hablaba más que para eso; luego fue lo de Luna y vinieron más burlas y golpes, los internos tienen un extraño código de moral donde los delitos cometidos contra un hombre adulto son prueba de hombría y hasta de orgullo; los cometidos contra una mujer son mal vistos salvo una que otra excepción, pero un delito contra un niño es lo peor que puedes hacer y no dejan de recordártelo, en ese caso eres el peor monstruo, esta cárcel tiene fama de no tener ningún pedófilo o abusador de menores, pero no es porque no los reciban, esa gente no vive más de unas semanas… tenía miedo de que me mataran porque apenas al entrar aquí, un padre pedófilo y abusador fue asesinado a golpes por una turba, acusaron a muchos, pero la investigación no arrojó buenos resultados y un pequeño grupo aumentó sus condenas en una decena de años, la mayoría de ellos, si no es que todos, están aquí de por vida, así que realmente no les importó una década o una cadena más a su condena total… — Lynn se queda callado por un momento, luego continúa —… cuando Lola y Lana fueron noticia, a-aquí todos hablaban mal de ellas, pero peor de mí y me dieron una golpiza por esa mala crianza, luego llegó uno de los maestros involucrados y lo mataron la semana siguiente a su juicio, mi compañero de celda y mis vecinos siempre me decían que ellas eran mejores criminales que yo o que las llamara para un servicio a la celdas, después de un tiempo se volvió la única broma con la que me molestan, aquí todo se olvida rápido, aunque no tanto como quisiera —

el señor Loud tomó la mano de su esposa y la sostuvo por un rato mientras la miraba

— esto ha sido muy difícil para mí, Rita, afortunadamente me dieron permiso de trabajar en cocina, al principio era solo lavar y ordenar, pero después pude ayudar a los cocineros y ahora soy uno de ellos, creo que esto es lo que me ha ayudado más a que los compañeros me dejen en paz, la comida les gusta y saben que es por mi causa; me porto bien y procuro no meterme en problemas, el consejero legal dice que posiblemente puedan rebajarme unos años por eso y el servicio prestado, pero no sé si alcance a salir… 25 años s-son demasiados —

Rita sintió su corazón partirse al escuchar la voz rota de su marido y quiso consolarlo

— n-no te desesperes, Lynn, le diré a mi abogado que se encargue de tu caso y con el testimonio del oficial Sinner y del inspector Demetrius junto con lo de Ruth y el testimonio de tus hijas podría hacerse algo… — él la mira conmovido —… todas me han preguntado por ti y quieren venir a visitart… —

—¡no!... — Lynn Loud baja la voz mientras mira de reojo a un guardia que se acerca, este se detiene junto a ellos y se queda ahí por un momento, luego levanta la cara y sigue con su ronda, Lynn lo deja alejarse y le dice a Rita en voz baja —… ninguna debe de pararse en este lugar, si escucharas toda la porquería que se dice aquí de las gemelas… apenas puedo creer que alguien sea capaz de expresarse así de cualquier persona, ya no digamos de unas niñas, por muy criminales que sean, ella no tuvieron la culpa, fuimos nosotros… fui yo el que las orilló a todo eso… imagínate que pasaría si se enteran que tengo no dos o tres sino diez hijas… — Rita asiente en silencio y Lynn la abraza —… diles que estoy bien y que me escriban, yo les contestaré cada carta a cada una, sin falta —

la rubia mujer asintió en silencio y se quedó entre los brazos de su marido hasta que sonó una alarma que daba por terminadas las visitas, el matrimonio Loud se despidió entre lágrimas y con la promesa de Rita de venir lo más seguido posible, Lynn le pidió que no lo abandonara, jamás se dio cuenta cuanto le hacía falta ver a su mujer y cuando al fin se fue, él tenía una sonrisa de esperanza en el rostro

— ¡hey, Loud!... — una voz lo llamó desde la reja —… ya casi es hora de comer, el trabajo te llama —

Lynn Loud regreso de los felices pensamientos y sacudió la cabeza, luego miro a la reja y caminó hacia la misma mientras decía

— voy, ya sé que esas papas no van a cocinarse solas —

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Hasta aquí el nuevo capítulo de esta historia, espero sigan leyéndola y les guste

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