Notas del autor:

La presente historia es una propuesta de cómo hubiera sido si, en el Universo principal de RWBY, Pyrrha Nikos y Jaune Arc hubieran adoptado las identidades de Red Huntress y HuntsMan respectivamente, alter-egos que aparecieron en la serie RWBY Chibi.

RWBY y sus personajes no me pertenecen, fueron creados por Monty Oum (QEPD) y sus derechos pertenecen a Rooster Teeth.

Capítulo 1. Por usar capa roja.

Después de una intensa mañana y tras haber tenido una guerra de comida contra las chicas del equipo RWBY, los miembros del equipo JNPR habían decidido disfrutar de una tarde tranquila en la ciudad de Vale y, por sugerencia de Pyrrha Nikos, acordaron visitar la librería de Tukson. Sin embargo, al llegar al número 282 de la calle 27, encontraron el local acordonado por la policía. También ahí se encontraban Blake y Yang.

—Entonces ¿tú sabías que el tal Tukson era fauno? —cuestionaba la rubia a Blake, quien se encontraba pensativa.

—Había escuchado rumores, por lo que quería venir para despejar mis dudas.

—¡Hola de nuevo! —interrumpió Pyrrha con su característico saludo acompañado de una cálida sonrisa.

—¡Hey, Pyrrha! ¡Chicos, qué onda! —respondió Yang con la misma calidez mientras que Blake se limitó a saludar agitando levemente su mano derecha y tratando de esbozar una leve sonrisa— ¿Ya tan pronto vienen por la revancha?

—Pues yo ya estoy lista para ser la primera en colocar a una güera en órbita —afirmó Nora mientras simulaba el movimiento de swing como si en ese momento portara su martillo.

—En realidad quisimos pasar la tarde en Vale y relajarnos un rato —intervino Ren apoyando sus manos en los hombros de Nora, intentando calmar el ímpetu de ésta.

—Y como Pyrrha quiere comprar un libro que le recomendó Blake, acordamos venir a la librería —agregó Jaune, quien inmediatamente fue fulminado por una intensa mirada de Blake, a quien aparentemente le había molestado la innecesaria explicación del rubio.

—¿En serio? Qué curioso que vinieran a la misma librería que nosotras —comentó Yang con ironía, posando sus puños sobre la cadera y girándose hacia Blake, cuyo semblante había cambiado de molesta a nerviosa.

—Es correcto, Yang... yo incluso invité a Pyrrha a que... visitara esta librería —confesó Blake, evitando ver directamente a su compañera de equipo.

—¡Ah, mira nada más...! Pues de hecho... ¡me parece genial! Sólo que hay un pequeeeeño detalle: como verán, no podremos pasar más a este lugar.

—¿Qué ocurrió aquí? —preguntó Pyrrha.

—Encontraron muerto al dueño de la librería —respondió Sun tras caer repentinamente en medio de todos—. La policía afirma que fue asesinado aunque no tienen idea de quién pudo hacerlo.

—¿Por qué alguien le haría algo tan terrible a un vendedor de libros? —preguntó Pyrrha consternada.

—Quizá algún cliente, molesto por no encontrar el libro que buscaba —comentó Jaune encogiéndose de hombros seguido de un sonoro manotazo en la nuca por parte de Nora quien, al igual que los demás presentes, hacía un gesto de desaprobación con la cabeza— ¡Oye! Yo sólo decía.

—Cuando llegamos, mencionaban algo sobre que el dueño de la librería era fauno ¿Creen que eso tenga relación con que haya sido atacado? —cuestionó Pyrrha a Blake y Yang.

—¡Cierto! ¿Crees que incluso el Whitefang haya tenido que ver, Blake? —agregó la rubia.

—La gente de Vale no será la más progresista pero no creo que sean capaces de cometer un crimen de odio contra un fauno. Por otra parte, la única razón por la que el Whitefang atacaría a un fauno es si lo consideran un traidor a la causa o... —antes de terminar su explicación, Blake pareció disociarse por unos segundos.

—¿O? —pronunció Yang intentando que su amiga retomara el hilo de la conversación.

—O un desertor... El Whitefang jamás perdona a los desertores —sentenció Blake con pesar en su voz.

—Sin embargo, no sabemos si el señor Tukson había formado parte del Whitefang —comentó Sun, acercándose a Blake para intentar animarla—. Vaya misterio... Pero descuida, que yo me encargaré de resolver este crimen.

—¡No si el equipo RWBY lo resuelve primero! —interrumpió Weiss quien había llegado acompañada de Ruby que secundó a su compañera con un impetuoso "Yeah!".

La presencia de la joven Schnee no pasó desapercibida para Jaune Arc, por lo que éste se aproximó a la peliplateada —Quizá sea alguien más quien logre resolver este crimen y lleve al culpable ante la justicia —afirmó Jaune, intentando sonar cautivador.

—¿Quién? ¿Tú vas a detener al asesino? Pero si hoy quedó demostrado que un plato de ensalada es mayor desafío que tú en combate —objetó Weiss sarcástica—. Y, a todo esto ¿Qué haces tú aquí? —cuestionó la peliplateada presionando con su indice derecho el pecho del joven Arc.

—Veníamos a comprar algunos libros —intervino Pyrrha intentando ayudar a Jaune.

—Excepto Juanelo, ya que él, desde el final del semestre pasado, dijo que no quería volver a ver un libro en su vida y sólo está aquí porque quería comprar cómics —agregó Nora volteando a ver a Jaune con una sonrisa despreocupada.

—¡Ja! ¿Por qué no me extraña? —comentó Weiss con sorna para luego tomar un tono más serio— Jaune Arc, por razones que jamás comprenderé, fuiste elegido como el líder del equipo JNPR, un equipo con miembros muy talentosos que merecen tener un líder a su altura, no a un bobo que se cree un héroe salido de una película o serie de aventuras. Así que será mejor que dejes de perder el tiempo, tomes tu rol de líder en serio y comiences a trabajar para estar al nivel de tus compañeros —al terminar su sermón, Weiss desvió su mirada de Jaune, dio media vuelta y se apartó de él.

—Jaune, chicos —intervino Ruby, tratando de desviar el tema esperando que Weiss no se molestara también con ella— me enteré que hace poco una nueva tienda de libros abrió a unas cuadras de aquí. Y ahí también venden cómics... así que los puedo llevar si gustan.

—Gracias Ruby —respondió Jaune desanimado—, la verdad es que...

—¡Nos encantaría ir contigo, Ruby! —interrumpió Pyrrha.

—¡Genial! ¿Qué dicen ustedes? —se dirigió Ruby a sus compañeras de equipo y a Sun, quien particularmente se había enfocado en atender su scroll.

—De hecho mi amigo Neptune quiere que lo alcance en un lugar con buen ambiente y bebidas —respondió el fauno mientras tecleaba en su dispositivo.

—¿Neptune? —preguntó Weiss con sincero interés.

—Mi amigo y compañero de equipo. Se los quería presentar en la mañana pero terminamos siendo daño colateral de su guerra de comida. ¿Qué les parece si nos reunimos con él, tomamos algo y nos divertimos un rato?

—Aguarda ¿Ese amigo es como tú? —continuó interrogando Weiss.

—¿Te refieres a que si es fauno? —cuestionó Sun.

—No.

—Porque Neptune es humano.

—¡Que no tengo problema con que sea o no un fauno! Me refiero a que si es igual a tí.

—¿Igual cómo? ¿Igual de guapo?

—Sí... Digo... ¡No! ¡Ni siquiera te considero atractivo!

—Porque no es tan guapo como yo, aunque tiene su encanto...

—¡Ok! ¡Ya me quedó claro que tú lo consideras atractivo! Pero quiero saber si su personalidad es como la tuya.

—¿Intrépido? ¿Valiente?

—¡No!

—Porque sí es valiente, siempre y cuando no esté cerca del agua...

—¡Solamente quiero que me digas si el mentado Neptune no es otro exasperante bufón que no se puede tomar una conversación en serio! —exclamó Weiss levantando la voz tan alto que los policías, que investigaban dentro de la librería de Tukson, tuvieron que salir a ordenar que nadie hiciera más escándalo.

—¡Oh! ¿Quieres saber si Neptune es igual de cool que yo? —continuó Sun sin perder la calma tras el arrebato de Weiss y la advertencia de los policías— Pues no tendrá los mismos encantos que yo, pero es un chico muy cool, a su propio estilo.

—Ughh... Qué más da... De acuerdo, iré a conocer a tu dichoso amigo —refunfuñó la joven Schnee resignada—, cualquier cosa es mejor que... —agregó Weiss con tono despectivo dirigido hacia Jaune.

—Pues entre que si el tal Neptune es o no es fauno o bufón, yo sólo sé que ya me dio sed, así que cuenten conmigo para ir a tomar algo —comentó Yang— ¿Vienes, Blake? Sé que los libros son más lo tuyo pero no quisiera terminar sola como réferi de estos dos.

Blake no pudo evitar soltar una pequeña risa y asintió.

—Por nada del mundo te dejaría sola.

—¡Excelente! —exclamó Sun, interponiéndose entre Blake y Yang— No te preocupes, Blake, ya resolveremos este caso y atraparemos al agresor de Tukson.

—¡Bueno, chicos, nos vemos luego! ¡Disfruten sus cuentitos! —se despedía Yang de Ruby y el equipo JNPR, mientras que Blake, Weiss y Sun se adelantaban— ¡Oh! Por cierto, Pyrrha ¿Te puedo encargar que cuides a Rubs?

—¡Oye, ya no soy una niña chiquita! —reclamó la aludida, mientras que Pyrrha, extrañada por tan peculiar petición, se limitó a aceptar hacerle el favor a la rubia, que no tardó en correr para alcanzar a Blake y los demás.

Minutos más tarde, Ruby y el equipo JNPR habían llegado a la nueva librería que había mencionado la joven Rose. Ésta se encontraba a tan solo un par de calles del establecimiento de Tukson, dentro de la zona comercial de Vale. En su marquesina tenía escrito el nombre "Mirror Mirror Publishing", con letras plateadas sobre un fondo azul marino. Además del par de puertas de vidrio de la entrada, un gran aparador abarcaba la mayor parte de la fachada; a través de su enorme cristal podían verse exhibidos varios títulos de novedad, además de un póster pegado que anunciaba "¿Te gusta escribir? ¿Quieres que más gente conozca tu talento? MMP te invita a su primer concurso de novela corta...". El establecimiento era de un solo piso y en su techo se alcanzaban a ver algunas sombrillas. Al entrar, Pyrrha y compañía fueron inmediatamente atendidos por una chica.

—Bienvenidos a Mirror Mirror ¿En qué puedo servirles?— se presentó la chica con tono amable.

—¡Buenas tardes! —respondió Pyrrha, tomando la iniciativa en el grupo— Nos comentaron sobre esta nueva tienda y quisimos conocer el lugar...

—Perfecto, somos una librería especializada en publicaciones de ficción: novelas, cuentos... —comenzó a explicar la chica.

—¿También venden cómics? —interrumpió Ruby.

—¡Así es! Por allá están las mesas de novedades en historietas, así como los estantes con títulos pasados, compilaciones y novelas gráficas —señaló la trabajadora de la librería.

—¡Genial! —exclamó Ruby entusiasmada al mismo tiempo que jalaba de un brazo a Jaune Arc— ¡Vamos, Jaune! ¡Busquemos el nuevo número de X-Ray & Vav!

—Adelante —continuó la empleada de la librería mientras que Nora y Ren comenzaban a explorar el lugar—. ¿Algún título que esté buscando en particular? —preguntó dirigiéndose a Pyrrha.

—¡Ah! Sí... Estoy buscando un libro llamado "Teatro del Misterio" —respondió la pelirroja.

—En seguida se lo busco.

Mientras aguardaba por su libro, Pyrrha se dispuso a recorrer la librería. Nora sacaba al azar libros de los estantes, viendo nada más las portadas por si alguna le llamaba la atención. Ren, por su parte, se encontraba frente a una consola de consulta.

—Interesante, puedo sincronizar mi scroll con el catálogo digital de la tienda; ideal para aquellos que no contamos con tanto espacio.

En la sección de historietas, Ruby ya llevaba un par de cómics y hojeaba otros de la mesa de novedades. Jaune, en cambio, murmuraba molesto, apartado de los demás.

—Ay sí, ahora resulta que Weiss tiene interés en el amigo desconocido del furro cool —dijo para sí mismo el frustrado rubio, sentándose en los primeros escalones de la escalera de caracol que llevaba al piso superior donde se encontraban la terraza y cafetería de la librería.

—¿Jaune, te encuentras bien? —preguntó Pyrrha, sentándose en el mismo escalón junto a su compañero de equipo.

—¿Eh? ¡Ah, sí! Todo bien, Pyrrha, gracias... —respondió el joven Arc apenas y volteando a ver rápidamente a la pelirroja. Sin embargo, Pyrrha sabía que nada estaba bien para Jaune, pues había sido humillado por la propia Weiss enfrente de todos. Así que volteó a ver directamente a su compañero, arqueando una ceja, dándole a entender que no era una ingenua sino que esperaba que Jaune fuera más sincero con ella y consigo mismo también; de tal forma que el rubio confiase y se abriera con ella para compartirle sus penas.

—Bueno, en realidad, no dejo de pensar cómo puedo hacer entender a Weiss que no soy un tonto —las palabras del rubio le generaron envidia a Pyrrha, ella detestaba que Jaune solamente tuviera cabeza para la joven Schnee—. ¿Qué tengo que hacer para captar la atención de Weiss y que me tome en serio? —continuó Jaune— Tal vez si llegase con la respuesta al misterio del asesinato del dueño de la otra librería o resolviese el problema detrás de los robos de polvo por parte de Roman Torchwick y el White Fang, quizá ella me vería de otra forma, incluso hasta como un héroe.

—¿De qué estás hablando, Jaune? —cuestionó la pelirroja— No necesitas convertirte en un héroe o hacer algo extraordinario para...

—¡Eso es! —interrumpió el rubio— ¡Pyrrha, tienes razón! Jaune Arc es sólo un alumno cualquiera de Beacon ¡Pero un héroe podría hacer cosas extraordinarias, como atrapar a los grandes criminales de Vale! —sentenció Jaune mientras levantaba su tomo de "X-Ray & Vav".

—Espera ¿qué? No me refería a eso, lo que quería decir...

—¿De qué están hablando? —interrumpió Ruby.

—Algo acerca de que Jaune usará mallones y la ropa interior por fuera para llamar la atención de la Reina del Hielo... o algo así; es difícil entender cuando Juanelo comienza a delirar y balbucear —respondió Nora, quien llevaba un rato escondida detrás de un estante escuchando la conversación de sus amigos pues, al parecer, resultó más interesante que todos los libros que había tomado al azar.

—Jaune, no sé por qué quieres volverte una especie de héroe —comentó Ruby— si nosotros ya estamos preparándonos en Beacon para ser cazadoras y cazadores usando nuestras habilidades para ayudar a la gente, lo que es algo así como ser héroes con superpoderes ¿No es así, chicos?

—Ruby tiene razón, Jaune —dijo Ren, quien se aproximó al rubio para tomar el cómic que éste llevaba en sus manos—. Éstas son solamente narrativas para entretener y quizá inspirar a los lectores con algún mensaje positivo, no un manifiesto para ponerse una capa y máscara y salir a la calle a combatir el crimen.

—Lo que estamos aprendiendo en Beacon —continuó Pyrrha— y lo que haremos al graduarnos, tendrá mucho más valor para Remnant y toda la gente que lo habita.

—¿De qué sirve lo que haga dentro o fuera de Beacon si Weiss ni siquiera tiene interés de voltear a verme? —espetó Jaune.

—Bueno, no es como que quieras que Weiss te volteé a ver cada vez que Cardin patea tu trasero en las clases de la profa Goodwitch —respondió Nora con un tono sarcástico que terminó hartando a Jaune quien, ofuscado y sin decir nada más, se dirigió impulsivamente hacia la salida de la librería.

—¡Aguarda, Jau...! — pronunciaba Pyrrha tratando de alcanzar a su compañero, cuando fue interceptada por la empleada de la librería.

—¡Señorita, disculpe la demora! Aquí está su libro — dijo la chica mientras le entregaba un ejemplar de "Teatro del Misterio" a una Pyrrha que, ignorando todo a su alrededor, sólo pudo ver cómo Jaune se alejaba por la calle hasta doblar en un esquina.

Por su parte, Ren se cruzó de brazos y, con el ceño fruncido, volteó a ver a Nora.

—Perdón, no era mi intensión... —dijo la joven Valkyrie con la cabeza agachada, ambas manos detrás y encogiéndose de hombros. Pero antes de que Ren pudiera pronunciar alguna palabra, Nora levantó entre ella y Ren un ejemplar de "Fábulas y Leyendas de Mistral", escrito por Gin Theodora Ozaki—. ¡Me lo compras!

Ren tomó el libro y al verlo supuso por qué le había interesado a su amiga. La portada era de color negro con un marco de grecas doradas y el dibujo de un Feilong igualmente dorado.

—¿Qué opinan si subimos a la terraza y compramos algo de la cafetería? —sugirió Ruby intentando distraer a todos del momento incómodo que habían pasado con Jaune.

—¡Pensé que nadie lo diría! Se me antoja tomar un moca y comerme un pastel entero— expresó Nora.

—Yo voy a necesitar un té... —agregó Ren, dirigiéndose después hacia Pyrrha— No te preocupes por él, estará bien, solamente dale tiempo —La pelirroja sonrió levemente, tomó el ejemplar de X-Ray & Vav que había olvidado Jaune y lo pagó en la caja junto con su libro "Teatro del Misterio"; mientras que Ren pagó el libro de Nora.

Finalmente, y a pesar de lo sucedido con Jaune, el equipo JNPR y Ruby Rose disfrutaron del resto de la tarde en la terraza de MMP. Sin embargo, Pyrrha no pudo ocultar por completo su preocupación por su compañero ausente.

Un par de horas más tarde, ya de vuelta en la Academia Beacon, Ruby Rose se detuvo al pie del edificio donde se encontraban los dormitorios de los alumnos para despedirse de Pyrrha y compañía.

—¡Muchas gracias por todo, chicos! La he pasado increíble... a pesar de todo.

—¡Gracias a tí por llevarnos a conocer ese lugar! —contestó Nora, con una amplia sonrisa, a la líder del equipo RWBY— Y no te angusties por nuestro "güero emo"; nos da el pretexto perfecto para volver a esa librería con él.

—Primero dejen pasar unos días o semanas para que puedan resurtir la cafetería, ya que entre ambas casi acabaron con sus reservas de café y galletas —comentó irónico Ren mientras que Ruby y Nora rieron intercambiando una mirada de complicidad.

En contraste, Pyrrha Nikos se había mantenido callada y pensativa, algo que Ruby no tardó en notar.

—Si gustas puedo hablar con él más tarde ya que, hasta cierto punto, entiendo por lo que esta pasando —comentó la joven Rose sacando de su trance a la pelirroja quien terminó confundida "¿Será acaso que Ruby...?"—. Todo esto de estudiar en Beacon para ser cazadores en el futuro —continuó Ruby—, estar al frente y ser responsable de un equipo, puede ser una carga muy estresante y hasta abrumadora. Lo sé porque... joven líder de equipo RWBY.

Pyrrha estaba asombrada de lo madura pero a su vez inocente que podía ser la chica de capa y capucha rojas, por lo que no pudo resistir el impulso de abrazarla y decirle un emotivo "¡Gracias, Ruby!".

—Eh... ¿De nada? —alcanzó a responder la joven Rose antes de quedarse sin aire.

—¡Oye, Pyrrha, no la vayas a romper sino Yang nos la va a cobrar como nueva! —exclamó Nora con su característico tono burlón.

La pelirroja no pudo evitar reír y soltó a Ruby quien, después de recuperar el aliento, volvió a agradecer por la agradable tarde para luego despedirse, desvaneciéndose en una repentina nube de pétalos rojos. Sin nada más que hacer, el equipo JNPR se dirigió a su dormitorio.

—Jugaremos en el Bosque Esmeralda pero si Juanelo aparece, a todos nos funará ¿Juanelo estás ahí? —canturreaba Nora por el pasillo hasta llegar a la puerta del dormitorio del equipo JNPR.

—Parece que no está —contestó Ren mientras revisaban la habitación.

—¿Creen que haya ido a buscar a la Reina de Hielo? —el cuestionamiento de Nora le generó un gran escozor a Pyrrha.

—¡Será mejor que vaya a buscarlo! —exclamó la pelirroja dirigiéndose velozmente hacia la salida.

—No te hagas esto, Pyrrha —dijo Ren, mientras le bloqueaba la salida a su compañera de equipo.

—¡Pero Jaune me necesita! Es decir... nos necesita, somos equipo y como tal debemos apoyarnos entre todos sin importar nada —afirmó impacientemente la joven Nikos intentando quitar de su camino a Ren.

—Jaune ya está grandecito y puede cuidarse solo... bueno, no realmente... pero si fue a buscar a Weiss, no creo que sea lo mejor para tí que estés ahí —intentó negociar Nora con su amiga.

—Eso no importa, aún así iré a buscarlo —afirmó imperiosa Pyrrha, haciendo a un lado a Ren para alejarse velozmente por el pasillo.

Mientras tanto, cerca del dormitorio del equipo RWBY, llegaba Ruby Rose con un vaso de chocolate y galletas que había tomado del comedor de la Academia Beacon después de que se había despedido del equipo JNPR. Para Ruby nunca son suficientes galletas y tenía que aprovechar que Weiss ni Yang se encontraban para regañarla. Sin embargo, al llegar a la entrada del cuarto del equipo RWBY se encontraría con alguien que ya no le permitiría seguir disfrutando de su botín.

—¿Jaune? ¿Qué haces aquí? —preguntó la chica de capa roja al joven Arc quien se encontraba sentado en el suelo a un lado de la puerta— Todos nos preguntábamos a dónde te habías metido y Pyrrha estaba muy preocupada por tí ¿Acaso estás esperando a Weiss?

—No, Ruby —contestó el rubio mientras se levantaba—, en realidad te estaba esperando. Hay algo muy importante que quiero decirte.

—¡Ah, qué coincidencia! Yo también quería hablar contigo —exclamó con satisfacción la líder del equipo RWBY—. Le dije a Pyrrha que platicaría contigo respecto a lo que sucedió hace rato y, en general, si te sientes estresado por todo esto de ser líder de equipo, las clases, el ser cazador, las responsabilidades, tu semblanza... —comenzó a hablar Ruby rápidamente y sin parar por lo que Jaune tuvo que agitar sus manos tratando de llamar la atención de la chica de capa roja.

—Ruby, Ruby, espera... ¡Ruby, escucha! —ordenó el rubio sujetando a Ruby de los hombros— Quiero pedirte algo muy importante, pero necesito que no se lo comentes a nadie, en especial a Pyrrha.

La aludida en ese momento caminaba por un pasillo cercano, intentando realizar una llamada.

—Por favor contesta — murmuraba Pyrrha mientras sostenía su scroll junto a su oído para luego voltear a verlo unos segundos y después volverlo a pegar a su oído esperando escuchar una voz en lugar del ya desesperante tono de llamada; la secuencia se repitió varias veces hasta que desde su dispositivo sonó la voz de Yang Xiao Long.

—¡Ey, Pyrrha! ¿Qué onda? ¿Ya tan rápido regresaron a Beacon? —se alcanzó a escuchar la voz de la rubia entre música de fondo.

—¡Hola de nuevo, Yang! Sí, ya Ruby fue a su habitación... —contestó Pyrrha pero inmediatamente fue interrumpida por la rubia.

—¡Genial! ¡Oye! ¿te aseguraste de que se acostara en su camita? ¿La arropaste y le leíste alguno de sus cómics para que se pudiera dormir?

—¿Perdón? —la pelirroja no alcanzó a entender lo último debido al fuerte ruido de donde quiera que se encontrara Yang.

—¡Descuida! ¡Sólo bromeo! ¡Ya sé que Rubs no es una niña chiquita! ¡Pero en serio, muchas gracias "rojita" por cuidar de Ruby! ¡Te debo una!

"¿'Rojita'? ¿Desde cuando Yang la llamaba así?" pensó Pyrrha casi olvidando el motivo de su llamada.

—Por cierto, Yang ¿De casualidad has visto por ahí a Jaune?

—¿Al Juanelo? ¡No! —respondió extrañada la rubia — ¡Pensé que se había quedado con ustedes! ¡Desde que nos despedimos no lo he visto acosar a Weiss! ¡Hablando de acosadores, me tengo que ir! ¡Hay dos tipos incomodando a la Weiss y no quiero que los convierta en sacos de hielo para las bebidas del lugar! ¡De por sí está molesta porque el tal Neptune no se apareció! ¡Y el furro nada más ha acaparado a Blake! ¡Como sea, nos vemos luego! ¡Bye, bye!

Pyrrha sujetó su scroll frente a ella solamente para ver cómo la pantalla se apagaba, tras marcar como finalizada la llamada. "Si Jaune no fue a buscar a Weiss entonces ¿dónde podría estar?" pensó la pelirroja mientras caminaba hacia la habitación del equipo RWBY, con la esperanza de encontrar ahí a su compañero o que, al menos, Ruby supiera algo de él. Su sorpresa, al aproximarse al lugar, fue encontrar a Jaune tomando de los hombros a Ruby.

—Si Pyrrha se entera, estoy seguro que se opondría rotundamente —comentó el rubio a la chica de capa roja—. Lo mejor es que vayamos a otra parte.

Antes de que Ruby pudiera decir algo, Jaune la tomó de la mano y la llevó corriendo por el pasillo en dirección contraria a la que se encontraba Pyrrha, quien aún no podía creer lo que estaba presenciando. Sin perder más el tiempo, la pelirroja siguió a la pareja . Tras dar algunas vueltas por los corredores del edificio, subir las escaleras y salir por una puerta, Ruby Rose y Jaune Arc llegaron a un techo que Pyrrha conocía muy bien.

—¡Jaune! ¿Qué rayos te pasa? ¿Por qué me trajiste aquí? —reclamaba Ruby mientras Jaune recuperaba el aliento— ¡Oye, mira qué bonito atardecer!

Oculta detrás de la puerta de evacuación se había ocultado Pyrrha, asomándose levemente podía ver cómo los últimos rayos del sol bañaban a sus dos amigos, mientras que el cielo se tornaba de un color rojizo. Un escenario que le hubiera gustado compartir con Jaune quien, sin embargo, en ese momento se hacía acompañar por Ruby. La joven Nikos deseaba interrumpirlos pero, al mismo tiempo, sentía la necesidad de averiguar qué tramaba su compañero de equipo, por lo tanto la pelirroja tendría que esperar y prestar atención oculta.

—Perdón por traerte hasta acá sin mayor explicación, Ruby —dijo finalmente Jaune tras haberse repuesto—. Aquí es donde Pyrrha y yo entrenamos en secreto. Es muy raro que alguien venga acá; así que es perfecto ya que tengo que pedirte algo muy intimo —tras pronunciar estas últimas palabras, una vez más el rubio colocó sus manos sobre los hombros de Ruby, esta vez con mayor delicadeza, acariciando la parte de la capa que rodeaba el cuello de la chica de ojos plateados.

Aún oculta tras la puerta, Pyrrha sólo pudo cubrirse la boca con ambas manos para evitar ser descubierta pues sentía que estaba a nada de estallar. Mientras que la joven Rose temblaba de nervios al no entender qué rayos estaba pasando ni qué rayos pretendía Jaune.

—Ruby, lo que quiero... es que... —prosiguió el rubio mirando directamente a los ojos a la joven Rose— quiero que tú... me des... —los ojos plateados de Ruby se abrieron como platos, estaba a nada de gritar y golpear a su amigo que actuaba tan raro— Ruby, quiero que tú... ¡Me des tu capa! Es decir, quiero que me prestes tu capa , por favor.

—¿¡Acaso estás loco!? ¡No vuelvas a asustarme así! —comenzó a reclamar Ruby mientras que Pyrrha se dejó caer de sentón en el suelo soltado un largo suspiro.

—Perdón, ahora que lo pienso, creo que sí soné raro —comentó el rubio actuando de nuevo como el Jaune que todos conocían— ¡Caray, hasta pudo malinterpretarse!

—¡Oh! ¿¡Tú crees!? —exclamó sarcástica Ruby, tratando de contener su rabia lo mejor posible— ¡A la otra que intentes sujetarme de los hombros o del cuello, te cortaré las manos con Crescent Rose! —amenazaba Ruby haciendo el ademán de golpear a Jaune como si llevase su arma, mientras que el rubio cerraba los ojos y ponía sus palmas al frente como intentando detener la furia de la líder del equipo RWBY— Y a todo esto ¿para qué quieres mi capita? ¿Te vas hacer pasar por mí para que así Weiss te preste atención? o ¿crees que, con usar un color llamativo, ella volteará a verte?

—¡No! ¡Nada de eso! Sólo préstame tu capa para que te pueda mostrar —dijo Jaune mientras le extendía su mano a una incrédula Ruby que tras pensarlo unos instantes se desabrochó su capa y se la dio al joven Arc quien al tomarla se giró inmediatamente.

—Ruby Rose, presta mucha atención, te presento a ¡Hunts-Man, defensor de Vale! —exclamó Jaune, girándose de nuevo hacia Ruby, posando lo más erguido posible y levantando el pecho, portando la capa así como también un antifaz rojo.

—Pfff... ¡Jajajajaja! —comenzó a carcajearse la joven Rose haciendo que Jaune interrumpiera su pose "heroica"— ¿De verdad quieres ser un superhéroe? ¿y te llamarás "Hunts-Man"? ¡Jajajajaja! Te quejaste sobre ser un cazador y ahora ¿pretendes ser un superhéroe llamado "Cazador"? ¿¡Y para eso querías mi capa!?—cuestionaba Ruby doblándose de risa— ¡Qué bueno que no se te ocurrió usar la ropa interior fuera del pantalón! ¡Jajajaja!

—¡Anda, búrlate todo lo que quieras! Pero ya verás cómo Hunst-Man acabará con la ola de crímenes en Vale y así tendré la atención y aprobación de Weiss y de todo Vale. Seré yo quien deje en ridículo a ese bufón de Sun y a su amigo Neptune —sentenció tajantemente el rubio.

—Aquí el único bufón que me está haciendo reír eres tú —afirmó entre risas Ruby a la vez que se limpiaba las lágrimas de sus ojos y mejillas—. Perdón, Jaune, pero es difícil tomarte en serio con ese aspecto y ese nombre.

—¿Así que no me crees que voy en serio? —cuestionó el rubio ofendido mientras caminaba hacia la puerta.

Al ver a su amigo acercarse, Pyrrha se apartó de la salida al techo, tratando de encontrar un escondite en las escaleras por lo que no pudo ver lo que Jaune haría en ese momento.

—Pero no te enojes, Jaune. Ya no me voy a burlar de ti —decía Ruby mientras se recuperaba del ataque de risa—. ¿Jaune? ¡Jaune!

Sin decir una palabra, el rubio corrió hacia el borde del techo y saltó al vacío, tomando por sorpresa a Ruby y a Pyrrha que ante el grito de la primera, corrió hacia el techo sin importarle más el ser vista.

—¡Pyrrha! ¡Pyrrha, perdón, perdón, perdón! ¡No detuve a Jaune! —gritaba preocupada Ruby, sintiéndose culpable por no haber usado su semblanza para atrapar al rubio en el aire— Con todo esto de mi capa y sus ideas locas, no creí que él fuera en serio... yo sólo...

—Calma, Ruby. Tú no has hecho nada malo —dijo Pyrrha abrazando a la chica de ojos plateados para intentar calmarla. La pelirroja sabía que lo mejor era no perder tiempo para seguir el rastro de Jaune pero no quería dejar en ese estado a Ruby—. ¿En qué dirección se fue Jaune? —la joven Rose, sin dudar, señaló inmediatamente el punto en el que el rubio acababa de saltar.

Antes de poder agregar algo más, el scroll de Ruby comenzó a sonar, lo que provocó que Ruby diera un saltito por la impresión y terminara haciendo malabares con su dispositivo para evitar que éste cayera al suelo.

—¿Es Yang, cierto? —Ruby asintió con la cabeza al cuestionamiento de Pyrrha— En ese caso será mejor que regreses a tu habitación.

—¡Pero, Pyrrha! ¿Qué hay de Jau...?

—No te preocupes por él —interrumpió la pelirroja—. Yo me encargaré de traerlo de vuelta sano y salvo —dijo más serena Pyrrha guiñándole un ojo a Ruby—. Ahora ve a tu cuarto antes de que las demás chicas no te encuentren y Yang o Weiss se enojen con nosotras.

Ruby volvió a asentir sin decir nada más, corrió hacia la puerta pero regresó inmediatamente para darle un abrazo a Pyrrha. Antes de que la pelirroja pudiera decirle algo, la líder del equipo RWBY se había disipado en una estela de pétalos rojos.

Pyrrha Nikos inhaló hondo y posteriormente dio un largo suspiro para concentrarse en su objetivo; caminó hacia el punto del borde del techo por donde había saltado Jaune, cuando escuchó una voz familiar.

— ¿Así que el cobarde finalmente decidió acabar con sus patéticos problemas tirándose del techo? —era Cardin Winchester, desde la ventana de su habitación que se encontraba en el piso inferior, con otro de sus acostumbrados comentarios ofensivos hacia Jaune.

La joven Nikos, muy molesta, apretó los dientes y sus puños, posteriormente usó su semblanza de polaridad para azotar fuertemente la ventana de la habitación de Cardin contra la cabeza de éste, quien soltó un escandaloso quejido y agregó— ¡Agh! ¡Eso me gano por perder el tiempo espiando a los perdedores! —después de las quejas de Cardin, lo último que Pyrrha escuchó fue la ventana cerrándose por completo.

Ya sin nadie observando, Pyrrha Nikos saltó del techo en la misma dirección que su compañero de equipo. Cayendo un par de pisos pudo ver un gran árbol. Con rápidos reflejos, la pelirroja alcanzó una de las ramas dando varias acrobacias entre las demás ramas y finalmente caer en el suelo sin mayor problema. Observando los alrededores, la pelirroja pudo notar varias ramas desquebrajadas en el piso, que muy probablemente mermaron una caída menos elegante de Jaune. Sin perder el tiempo con más distracciones, Pyrrha se dirigió una vez más a la ciudad de Vale.

El sol había terminado de ocultarse cuando la integrante del equipo JNPR había llegado a la zona comercial de Vale. Muchos negocios estaban cerrando; la joven Nikos decidió probar suerte en un local de artículos deportivos que todavía permanecía abierto. Recordó que mientras había espiado a Ruby y Jaune, el rubio no llevaba ninguna de las piezas de su armadura, por lo que infirió que probablemente Jaune buscaría piezas de protección para completar su traje de HuntsMan. Al entrar a la tienda deportiva, sonó una campanilla que apenas notó el joven encargado quien, sin voltear a ver dijo:

—Disculpa, ya estamos por cerrar ¿en qué te... puedo... ayudar? —el chico titubeó en sus últimas palabras pues finalmente había dirigido su mirada hacia la pelirroja.

Pyrrha no supo interpretar la reacción del joven encargado ¿Acaso no era muy común tener clientas en las tiendas deportivas? o ¿quizá el chico la había reconocido por el cereal Pumpkin Pete's?

—Hola, espero puedas ayudarme —dijo Pyrrha con su habitual tono cálido.

—En todo lo que gustes... estoy a tus órdenes —pronunció embelesado el chico.

—Estoy buscando a un chico rubio, un poco más alto que yo, llevaba jeans y una sudadera oscura. Pensé que probablemente habría pasado aquí a comprar algo como hombreras, rodilleras o espinilleras —explicó la pelirroja mientras observaba a su alrededor los artículos de la tienda deportiva— ¿De casualidad lo has visto?

El joven encargado, que hacía unos instantes estaba encantado por la pelirroja de ojos esmeralda que había entrado a su tienda, cambió totalmente su expresión a una claramente desencantada e irritada.

—No, no he visto a nadie con esa descripción —respondió secamente el joven—. Si buscas a tu novio, te sugiero que vayas unas calles más hacia esa dirección, ahí se encuentran abiertos todavía los bares y cafeterías. Ésta es el área comercial y, como te dije antes, ya estamos por cerrar ¿Algo más?

Pyrrha estaba sorprendida, para mal, de la actitud hosca que había tomado el sujeto que tenía enfrente ¿Acaso sintió celos porque ella solamente buscaba a Jaune? ¿Y por qué lo primero que pensó el tipo fue que ella buscaba a su novio? En ese momento, lo que menos quería la pelirroja era permanecer más tiempo en esa tienda deportiva, a la que sin duda jamás volvería pero...

—De hecho me preguntaba ¿cuánto cuestan esos?

Mientras tanto, Jaune se encontraba en una zona de pequeñas bodegas, a un par de calles del área comercial de Vale. El rubio continuaba caracterizado como HuntsMan, que difería de su atuendo habitual salvo que también portaba la capa roja de Ruby y un antifaz igualmente rojo. El autoproclamado nuevo justiciero había montado guardia a la salida de un callejón desde donde podía observar las entradas de varias bodegas.

Jaun... es decir, HuntsMan, esperaba que con algo de suerte se topara con algo de actividad sospechosa que pudiera guiarlo al polvo que había sido robado las últimas semanas. Sin embargo, la suerte no parecía sonreírle puesto que, después de media hora, no había sucedido nada relevante. Por lo tanto, el encapotado decidió salir del callejón e inspeccionar las bodegas. Fue así como el rubio de antifaz pasó las siguientes horas husmeando por las ventanas de las bodegas, al menos aquellas que podía alcanzar. Con algunas tuvo que subir al techo u observar desde las escaleras para incendios; con otras bastó con meterse en otros callejones y asomarse por las ventanillas de los inmuebles. En contraste, en una tuvo que apilar varias cajas abandonadas, para poder alcanzar alguna ventana. Más tardó HuntsMan en subirse sobre dichas cajas que éstas en romperse, provocando una estrepitosa y ruidosa caída del justiciero novato, espantando algunos gatos callejeros y alertando a un viejo vigilante quien, con lámpara en mano y un enorme manojo de llaves, salió a verificar qué había pasado. El rubio de capa roja huyó de ahí lo más rápido que le fue posible, ya que no quería probar suerte con el viejo pero malhumorado guardia.

HuntsMan estaba a punto de tirar la toalla y declarar su debut como un total y absoluto fracaso, cuando escuchó la bocina de un camión de carga no muy lejos de donde se encontraba. Al acercarse pudo ver mejor el camión que esperaba afuera de una de las bodegas. Al abrirse las puertas del inmueble, HuntsMan pudo distinguir a un sujeto de traje, gafas y sombrero oscuros "¿Podría tratarse de algún secuaz de Roman Torchwick, como los que enfrentó Ruby en su primera noche en Vale?" pensó el rubio. Valía la pena averiguar más al respecto, así que el encapotado se movió lo más rápido que pudo para colarse dentro de la bodega sin que fuese detectado.

Ocultándose detrás de unas cajas, HuntsMan pudo ver bajar del camión a otros dos sujetos que portaban también el atuendo de traje, gafas y sombrero oscuros. Antes de que los tres individuos realizaran algún otro movimiento, una voz resonó en todo el lugar.

—¿Por qué tardaron tanto? El jefe quiere que movamos la mercancía a otro sitio antes de que a la policía se le ocurra hacer algún cateo sorpresa —la voz provino de un miembro del White Fang que había salido de una pequeña oficina de la misma bodega.

—Teníamos que asegurarnos de que la policía no nos siguiera —se excusó uno de los individuos de traje oscuro.

Mientras los sujetos discutían, HuntsMan dio un vistazo a las cajas que lo rodeaban. Muchas tenían el logotipo de la Schnee Dust Company y, como era de esperarse, contenía grandes cantidades de todo tipo de polvo. Pero también había varias cajas sin algún sello distintivo, algunas contenían armas y en otras había cables, cronómetros y otro tipo de piezas que probablemente se usarían para armar explosivos.

—¡Ok, suficiente! Tenemos que largarnos de aquí cuanto antes, así que ¡a trabajar! —ordenó el miembro del White Fang.

El encapotado se movió entre las cajas, agachándose para evitar ser visto y escaló la pila más alta a su alcance. Finalmente se irguió y adoptó una pose que le pareció idónea para su "heroico" debut. Con los puños en la cintura y las piernas abiertas, alzó la voz y dijo —¡Ríndanse, criminales, que HuntsMan ya está aquí!

—Te digo que cargues con las rodillas o te vas a joder la espalda —los sujetos de traje, que estaban más concentrados en su pesada labor, ignoraron la presencia del intruso.

—¿Eh? ¿Y este payaso de dónde sal...? —antes de que el tipo pudiera terminar su pregunta, el encapotado se había lanzado sobre él, dejándolo en el suelo fuera de combate. Inmediatamente, HuntsMan arremetió contra otro de los sujetos de la bodega pero antes de poder conectar siquiera un golpe, sintió cómo era tirado hacia atrás. Otro de los maleantes lo había alcanzado de la capa, jalándolo de ésta y recibiendo al rubio de antifaz con un lazo con el antebrazo que terminó tumbando fácilmente al justiciero novato.

Antes de que HuntsMan pudiera levantarse, sintió una fuerte patada en el estómago, seguido de varias patadas más que lo hicieron cubrirse el rostro con sus manos y tratar de colocar sus rodillas contra el pecho como se lo había recomendado su amigo de la infancia, Dewey. Las patadas cesaron cuando HuntsMan sintió cómo el calzado de alguien le oprimía la cabeza.

—¿¡Quién carajo les dijo que dejaran de trabajar!? —se trataba del miembro del White Fang que había salido una vez más de su oficina tras el escándalo que se había armado en la bodega—. ¡Encárguense rápido de esta escoria y continúen cargando el maldito camión!

El justiciero novato recibió una última patada en el rostro por parte del líder del grupo quien se disponía regresar a su pequeña oficina cuando una voz femenina resonó en toda la bodega.

—Con razón dice la gente que los faunos del White Fang son sólo un montón de animales salvajes —dijo una mujer que estaba parada en el techo del camión, posando muy parecido a como había hecho HunstMan momentos antes.

Como la lámpara principal de la bodega le quedaba de espaldas, los 4 maleantes sólo pudieron distinguir una silueta de cabellera y capa rojas que en un parpadeo se lanzó contra ellos. Desde el suelo, HuntsMan pudo escuchar el ruido de los golpes y los gritos de los tipos. Aún con la vista nublada por la última patada que había recibido, el rubio de antifaz rojo alcanzó a distinguir a uno de los tipos de traje oscuro tirado en el suelo, mientras que otro se abalanzaba contra una mancha roja que lo detuvo en seco, lo dejó de rodillas en un instante y en otro lo dejó fuera de combate. La visión del rubio era muy lenta para seguir la figura rojiza que ya había despachado a otro de los sujetos que ya estaba gimiendo de dolor por los golpes recibidos seguidos de un repentino silencio.

Estupefacto, el fauno del White Fang trató de desenfundar su arma cuando recibió una fuerte patada en el pecho que lo arrojó contra una columna. Antes de poder reaccionar, la misteriosa mujer ya lo sujetaba fuertemente del cuello de su ropa, levantándolo levemente del suelo. Desde la perspectiva aún borrosa de HuntsMan, solamente se podía distinguir la cabellera roja de la mujer mientras que su capa, también roja, ocultaba su misteriosa figura.

—¿Qu-quién carajo... eres? —preguntó el miembro del White Fang apenas pudiendo respirar.

—Aquí la única que hará las preguntas, soy yo —dijo con voz firme la mujer—. ¿Trabajan para Roman Torchwick? ¿A dónde tienen que llevar todo este cargamento?

—¡Púdrete, no diré nada! Puedes golpearme todo lo que quieras pero si hablo soy fauno muerto —sentenció el miembro del White Fang.

—¿Si hablas Roman acabaría contigo? ¿Así como hicieron con Tukson? —continuó interrogando la misteriosa mujer.

—¿Quién? —apenas terminó de pronunciar su pregunta, cuando el fauno recibió una bofetada.

—Mírame bien, animal —ordenó la mujer con un tono cada vez más impaciente—. Hoy alguien acabó con la vida del dueño de una librería que resulta era fauno como tú. Ahora dime ¿se trataba de un traidor del White Fang? ¿un traidor a la causa?

El fauno miró directamente a la mujer, que efectivamente tenía el cabello rojo, pero no pudo distinguir bien su rostro pues llevaba unos goggles rojos que ocultaban sus ojos. El tipo trató de ver la figura de la pelirroja pero ésta lo sujetó con mayor fuerza, obligándolo a continuar hablando.

—Asquerosa humana... no tienes idea de en lo que te estás metiendo —respondió el fauno que recibió un rodillazo en el abdomen, dejándolo de rodillas para luego recibir otro golpe en la cara que lo terminaría dejando inconsciente.

—¡Lo siento! —dijo con un tono burlón la pelirroja de capa mientras se sacudía las manos para luego ser inmediatamente tacleada por el único individuo que no había golpeado: ¡HunstMan!

—No sé quien seas, extraña —comenzó a decir el rubio de antifaz, mientras estaba encima de la mujer que había terminado de espaldas contra el suelo, sujeta de ambos brazos por el justiciero novato que prosiguió—, pero claramente eres la más poderosa supervillana que jamás me he enfrentado.

—¡No, tú no entiendes! —exclamó la pelirroja con un tono radicalmente más dulce que con el que se había dirigido hacia el fauno.

—¡Desde ahora tienes mi total atención! —sentenció HuntsMan con una mirada iracunda hacia la mujer que tenía a su merced.

—Yo ¿tengo tu atención? —pronunció la pelirroja sorprendida.

—Te perseguiré día y noche, y no descansaré hasta atraparte —continuó su monólogo le rubio de antifaz que al parecer no se había dado cuenta que ya tenía en sus manos a la villana—. Así que, espero que esté feliz.

Y lo estaba, Pyrrha Nikos estaba contenta. Era la primera vez que ambos estaban tan... juntos el uno del otro. También era la primera vez que Jaune mostraba tan intenso interés en ella... aunque en realidad el interés era en la nueva villana que el rubio pensaba que ella era. Fue entonces que cayó en cuenta de lo que había hecho: no sólo el ir tras Jaune, disfrazarse y enfrentar un grupo de criminales para salvarlo, sino también el haber espiado su conversación con Ruby o aguantar sus arrebatos de más temprano y sus intentos de coqueteo hacia Weiss. ¿Por qué hacía todo esto? Pyrrha siendo la alumna más destacada de Beacon, alguien que ha ganado torneos de combate, alguien que jamás permitiría que un oponente le pusiera una mano encima y la sometiera tan fácilmente. Por un momento el orgullo de la guerrera pelirroja afloró. Y, ya que Jaune seguía sin darse cuenta de la identidad de Pyrrha, decidió entonces actuar como la villana que el rubio pensaba que era.

La pelirroja se concentró mientras que HuntsMan, confiado en su primera victoria de la noche sintió repentinamente un fuerte golpe en la entrepierna, para luego rodar involuntariamente y terminar con un intenso dolor en su brazo derecho que ahora era sujetado fuertemente por la mujer que se encontraba encima de él y que, con su otra mano, tomaba el cabello rubio del encapotado presionando el rostro de este contra el frío piso. En un solo instante, la pelirroja sometía sonriente al justiciero novato.

—¡Que les quede muy claro a todos, éste ahora es territorio de La Cazadora Roja! —exclamó con firmeza la pelirroja, mientras que luces rojas y azules iluminaban las ventanas de la bodega.

Inmediatamente se escuchó el estruendo de una puerta abriéndose de golpe, seguido del ruido de los pasos de los oficiales de la ley.

—¡Arriba las manos! ¡Departamento de Policía de Vale! —ordenaron un par de policías que apuntaban sus armas hacia la pelirroja de capa que continuaba encima del rubio sin dejar de someterlo.

—Muy pronto, ustedes y toda la ciudad de Vale sentirán ¡La estocada de La Cazadora Roja! —exclamó la pelirroja arrojándose hacia el arma que había tirado, durante la pelea, el miembro del White Fang. Después de rodar en el suelo para esquivar los disparos de los oficiales, la Cazadora Roja apuntó hacia arriba y, de un disparo que acertó en la lámpara, oscureció la bodega, permitiendo que entre disparos y gritos de los oficiales, la nueva villana escarlata de la ciudad de Vale, se saliera con la suya.