Nadie lo notaría, y si lo hacían; el problema era de ellos.
Era su día libre y podían hacer lo que les diera la gana.
Casarse, incluso.
Eran mayores de edad.
Y Dimitri, como todos los guardianes extranjeros; tenían permisos de trabajo.
Igualmente, entraron sigilosamente al hotel esa mañana... para encontrarse, ¡a bocajarro y sin aviso previo!; con los padres de Rose.
Sip.
Ellos mismísimos.
La (formidable) Guardiana Janine Hathaway y el (temible) señor Ibrahim Mazur.
Que dijeron ¡ir de paso a visitarla!
¿Allí, en Las Vegas? (¡sospechosa la wuah!).
¡Ni hablar de todo lo que no se quedó en Las Vegas!.
La calma y la cordura no, obviamente.
Y partió con la visita de Janine y Abe.
¡Ella estaba trabajando, y no de visita!
Y ese era su día libre, ¡y libre significa libre!
Y, obviamente, los ojos de lince de esa mujer (síp, su madre. Estamos claritos en eso) ¡tenían que ver el sencillo anillo en el dedito de Rose!.
El siempre práctico Abe consiguió -en tiempo récord-, un íntimo saloncito (¿mencioné que él era accionista del hotel, también?) y hasta allí arrastraron a Janine (era el más alejado y a prueba de ruidos, y posiblemente balazos, que había disponible); para... conversar.
Con su única hija.
¡Que al menos él, quería seguir teniendo viva!.
Como era objetivo, les pidió oír toda su historia antes de mandarlos al cadalso.
Es decir, a las manos (y a la temible lengua), de Janine Hathaway.
"Nos conocimos en la Corte, ¿ok? ni antes -ni durante-, de mis 18 años", insistió Rose, "ni en Rusia o alguna otra parte. ¡Mamá, tú estabas allí!" se defendió Rose.
"¿Yo estaba dónde?" dudó Janine.
"¡En la reunión de pauta, Mamá!", insistió Rose. "¿Recuerdas que te dije, que iríamos por un café?, Dimitri quería saber cosas de Adrian, por su trabajo", se encogió de hombros.
"¿En la reunión de pauta de los guardianes elite? ¡En esa reunión!" casi saltó Janine... al cuello de alguno de los dos.
Rose, de preferencia.
Pero fue retenida por un imparcial Abe.
Otra vez.
"Deja hablar a nuestra hija, Jani" sugirió Abe "Es adulta. ¿sí?, y cruza la calle solita"
"¡A casarse, Ibrahim! ¡con un completo desconocido!".
"¿Qué es lo que te molesta, mamá? ¿que me haya casado? ¡o que lo haga antes de que tú lo hagas, de seguro!"
"La nuestra... es una relación libre" masculló Janine.
Claro. Libre.
¿Así lo llamaban ahora?
On/Off. Off, cuando se pillaban coqueteando descaradamente con otros y después terminando.
On, para encontrarse casualmente, caer en la cama y volver...
¿Y así desde antes de nacer Rose?, ¿eso era libre?.
"Mamá, somos adultos, Dimitri y yo. Nos gustamos ese día. ¡Y sí, tuvimos sexo, días después!. Y es mejor que yo te lo diga. En esos momentos yo... tenía mi celo. Y él. ¡Y nos enloquecimos por el otro!... ¡Nuestro trabajo es demasiado peligroso como para dejarlo pasar!, es eso ¿cierto? ¿qué pensarán de mí, el tema de cómo trabajaré ahora como guardiana? es lo que te detuvo a tí para no casarte con Baba, ¿cierto? ¿el qué dirían de tí? Te reventó que estuviera públicamente saliendo con Adrián, ¡y te aterra ahora que se sepa que me casé con su guardián!"
"Es que...¡eres tan joven, Rose!, si al menos te hubieras tomado algo de tiempo...No sé.. ¿un par de meses adicionales, tal vez?. Y con tan pocas experiencias y, obvio con lo guapo y bien... " miró a DImitri y a Abe se volvió a mirar a su hija, mejor; "¿no estás un poco... encandilada? ¡Yo lo estuve por tu padre!, ¡y el celo nos obnubila, Rose!"
"Y sigues con él, ¿sí?"
"Porque tu madre me causó un celo, y nos..."
"¡Baba!, deja tranquilitos a los pajaritos y abejitas, ¿sí?"
"Quiero que vayas a un Terapeuta, Rose", exigió Janine, de sopetón (¿culpabilidades, alguien?). "Al menos unas 6 sesiones. Y NO busques a uno de la Corte, son unos chismosos. Eso. Quiero que estés segura de que es lo que quieres, fuera de que el ser guardiana es un riesgo permanente... Quiero que estés bien. Has pasado por demasiado y nunca te has permitido hablarlo, conmigo, con tu padre, con Vasilissa o con nadie... un momento, ella... no lo sabe, ¿cierto?"
"Nop" masculló "fue ayer. En nuestro día libre, ¿sí?. Y libre significa eso. Libre. Sin. explicaciones. Eso. Libre".
"Ve a la terapia y luego lo dices. Guardaré tu secreto, pero sólo hasta allí... Tu vida va a cambiar y no sólo por estar casada. Ya lo verás. Igualmente te amo, Rose. Y espero que sea la mejor opción para ustedes. Y si lo es... haremos una fiesta y lo publicaremos y todo... y tal vez... le diga que sí a tu padre... algún día"
"OK. 6 sesiones. Pero tú le dices que sí a Baba y yo seré tu testigo. Así hay testigos, ¿estamos?. O matrimonio con Baba o nada. ¿Trato?"
"Trato" dijo Abe.
Tomando firmemente; la mano a su hija.
"Digamos... ¿sí? en dos meses", Abe miró a Janine de soslayo, que asintió, molesta de haber sido engañada... por su propia hija. "Ésas son 8 semanas. 6 de terapia, y 2 de preparación para la boda" sonrió "¿Jani?"
"8 semanas", masculló Janine. "Hasta entonces, a ustedes dos".
Iban saliendo, cuando Janine notó el vestido, bajo el trench.
Y su postura cambió.
Sutilmente.
"¿El vestido?, ¡ohm quiero verlo!", exigió.
Y Rose se quitó el trench y el vestido, cayó en cascada, al piso.
"¡Oh!, ¡es hermoso!", ronroneó Janine; "estilo regencia, ¡como los de Jane Austen!", se derritió. "Veníamos a eso, en realidad. Tu padre auspició una exhibición en el hotel... ¡es adorable!, ¿dónde conseguiste esta belleza?".
¿Esa era Janine?, ¡y estaba que daba susto!.
"Se lo compré al curador, de hecho. Era de los que tenían guardados, por las moscas. Eso sí, me prestaron la tiara", la sacó de su bolsillo, "tengo que devolverla. A todo esto... puede que sea un pelín carito, Baba. Estará en tu tarjeta", y se encogió de hombros.
"Te ves preciosa. Después de todo, el padre es quien paga parte de la boda".
"Espera a que hablemos de la dote", dijo Rose, guiñandole el ojo, "no nos dejarán vivir juntos, en los pabellones, lo doy por hecho".
"Si pasas la terapia, el departamento inicial correrá por baba y por anne, ténganlo por seguro".
Salieron.
Y Abe se llevó a Janine a cuestas... ¡y no se volvió a saber de ellos por bastante más!.
En 8 semanas, sospechaba Rose.
"Esto me da una idea", susurró Rose, y sacó un teléfono del bolsillo de su trench. "¿Miss Morris?, es Rose Mazur... Si, gracias. Fue perfecto... sobre eso... ¿tiene otro más?, mi mamá lo adoró, y le encanta el estilo... y cómo se va a casar con mi padre, en 8 semanas más... ¡sería perfecto!, ¿puede reservarme uno?. Voy a devolver la tiara y escojo, de paso".
Sonrió, maliciosa.
"¡Listo!. Operación boda de mami, ¡en proceso!", dijo, sacándose los anillos, para evitar más bochornos.
"¿Saliste, ayer?", Vasilissa atacó a Rose, en el desayuno moroi, una media hora, más tarde "llamé a tu habitación, para una tarde de chicas, tú sabes. Pero no estabas".
"Era mi día libre, así que salimos".
"¿Y con quién?, ¡a quién conoces aquí!", y miró alrededor.
"Sí sabes que papi es accionista del hotel, ¿cierto?, así que no te irán con el chisme. Pero, si quieres saberlo. Dimitri y yo salimos. Llevamos varios días saliendo, de hecho. Desde la reunión, esa que te avisé en la corte. Y salimos a tener sexo, lejos de ustedes, remilgados moroi; ya que en la corte está aparentemente prohibido que retocemos... Es algo natural en nosotros, ¿sabes?. El sexo no reproductivo existe, ¡y sí que lo disfrutamos!".
"¡Rose!", se escandalizó Vasilissa, "¿qué diría tu madre y tu padre, de saberlo?"
"De hecho... pasaron por aquí, y mi madre me mandó a terapia. Por 6 sesiones. Para saber si tener sexo con Dimitri es lo que busco de la vida", y le sonrió.
Y él respondió, tomando su mano y besando sus nudillos.
Y los corazoncitos se podían ver volar.
"¡Primo!", berreó Adrián.
Allá iban todas sus ilusiones de... ¿algo?
"Nop. No digas sorry, Dimi. La liebre está fuera del saco, ya".
"¿No era el gato?", dudó Vasilissa.
"Es que te pasaron gato... por liebre", y Rose se echó a reír, pérfida.
"No entendí", masculló Vasilissa.
"Rose acaba de decir que ya no es la virgen que todos esperábamos ella fuera", le susurró Cristian, y miró de soslayo a Adrián, que iba a patalear.
Y que, de pronto sonrió, ufano.
¿Era lo que creía que habían dicho?
"Ese Titanic ya se hundió, y el moroi con él", aseveró Rose, sonriendo.
"¿Fui el primero?", se alegró Adrián.
"¡Por supuesto que no!, ¿crees que tengo tan bajos los estándares, Adrián?"
"Es un guardián", dijo, él, con petulancia.
"Y dhampir, ¡Y eso sí que hace la diferencia en el aguante!, me montó y lo monté, ¡y por horas!"
Y todos enrojecieron, de vergüenza (propia, obviamente).
El Capitán Croft y la Reina tampoco lo tomaron demasiado bien.
¿Quién le habrá ido con el chisme, cierto?
Empezaba con A y... ¿terminaba con drián?
Rose movía el Nazar de derecha a izquierda -como alejando las malas vibras-, y Tatiana entendió el mensaje.
La noticia -más que el chisme-, le llegaría a Mazur.
Así que debía ser justa en eso.
"Supongo que tus padres lo saben, Guardiana Hathaway", atacó a Rose.
Podía resultar, si partía por allí.
"Sip. Lo hablamos en el hotel. Sí sabe que papi es accionista de él, ¿cierto?. ¿del hotel?".
Y Tatiana masculló, por lo bajo.
Luego, suspiró.
"Mientras no interfiera con sus trabajos". Aceptó.
De todos los males que significaban los Mazur... su hija y Dimitri fornicando (FUCK, o fornicar con la autorización real, ¿eh?)... era el menor.
"¿Con los de mis padres?", le puso cara de tontita, con todo y los ojos agrandados, y la boca muy abierta ¡y con baba!.
Para después salir Zmeyette, al ataque
"¡Ah, hablas de nosotros, claro!. Nop. No lo ha hecho hasta ahora. No lo hará, lo aseguro, Señora. Vasilissa y yo, vamos de vuelta a Lehigh y Adrián... ni idea a dónde pretende a ir a gastar su dinero. El suyo, claro. El de él, digo. Yo tomaré en Lehigh las sesiones de terapia que me convenció mami de que tomara, por eso de tener sexo con tu sobrino. Con Dimi, digo, no con Adrián. Esos fueron apenas unos refregones. Nada relevante, si me lo preguntan. Y papi pagará la terapia, supongo. Y todos, tan amigos como siempre, ¿cierto...?".
"Por supuesto, Guardiana Hathaway. Rose, puedo decirte así, ¿cierto?. Después de todo, ambos son mis sobrinos", le recordó. "Me refiero a Adrián y a Dimitri..."
"Por supuesto, Tatiana. ¿O puedo decirte tía?", y se echó a reír, pérfida. "Después de todo, estamos todos en familia", le recordó.
"¿Dimitri, y Rose?", los detuvo Croft, a la salida de esa reunión, "¿recuerdan la política de ojos que no ven, lenguas que no lo publican?. Acá somos todos unos chismosos. Y a los moroi les encantará reportarlos como... algo inmoral. Los dhampirs no nos reproducimos entre nosotros, así que no tenemos para qué aparearnos entre nosotros".
"Y a mi mamá le hicieron la vida imposible por mi causa", le recordó Rose.
"Su caso es... único entre nosotros. Tu padre siempre fue un excéntrico. Y todos le tenemos miedo a tu madre; excepto tu padre, supongo. Además de eso, ¡bien por ustedes, muchachos!, y hay rincones muy cómodos para los conejos, ¿sí?. Intentaré que sus turnos coincidan. ¡Y espero los fuegos artificiales!".
"¡Ni que lo digas!", susurró Rose, pensando en lo que se vendría en las próximas 8 semanas.
