La Terapeuta del departamento de Psicología de Lehigh, fue muy amable y más simpática aún.

La oyó con atención, hizo algunas preguntas y no perdió la sonrisa.

Para después darle su opinión.

"Yo creo... que necesitas una Sexóloga, Rose. En este momento de tu vida, una Teraputa Sexóloga es lo mejor. Tienes mucha frustración por dentro, de que todos manejaran tu vida y tus opciones. Tu madre sólo teme que sea rebeldía, pero no creo eso... Estás recién tomando tus decisiones pero vas por un buen camino"

"Un momento... pero, ¿y el secuestro?, ¿casi morir?, ¿viajar en contra de mi voluntad? ¿ser acarreada de un lugar a otro? ¿eso no cuenta? ¿para algo?"

"Ya lo hablaste conmigo, Rose. Te liberaste. Te explayaste. Lo asumiste y ya no te molesta... tanto. Pero vuelves al tema de tu inexperiencia y tu temor de que tu madre tenga la razón, pero en que la falta de experiencia haga que él te abandone por una mujer... con más millas... Por eso creo que necesitas de una Sexóloga. Alguien con quien no sólo hables de sexo, sino también de tus miedos y temores... Alguien que te escuche y no te juzgue. Y, al final, volverás conmigo y veremos si todo esto te ha servido de algo, ¿te parece?


Así que partió a su primera sesión con una profesional del Sexo.

Nop, esperen, ¡no de ésas!.

¿Una especialista en sexo?, nop.

Una sexóloga. ¡Eso!

Una Teraputa del Sexo.

Eso. Una Sexóloga.


"Comprendo", dijo, tras oír el mismo discurso que Rose dijo a su anterior Terapeuta "Creciste en un entorno en que tener sexo era... faltar a algún set de principios que convienen a algunos y anulan al resto. No. No eres una yegua de cría o de tiro, Rose. Sí. Los hijos se hacen de a pares, en efecto. Hay mujeres, incluso que creen que han escogido con sabiduría, han sido cruelmente abandonadas y maltratadas y es independiente de si son librepensadoras o fuertemente religiosas... Te han hecho ver que la maternidad y tus... elecciones o no elecciones no van juntas. No. Otros no manejan tu sexualidad. Puedes ser todo lo cuidadosa que deseas y quieras. Pero es tu sexualidad. Puedes gritarlo o guardártelo"

"Ese es el tema. Claro, He leído. He visto. Pero.. pero..."

"Rose, mucho de eso es estereotipo. Los gemidos de placer. La duración. Los orgasmos. El porno es eso. Exhibición. Tampoco se trata de leer tratados sobre sexo o Freud. No. Debes buscar las opciones en donde las encuentres. Se te abrirán opciones. No todo es Kamasutra... Y, para eso, te sugiero iniciar un diario... íntimo. Enfócalo como lo desees. Y otra cosa. Escribe. Si no te atreves a plasmar tus deseos y fantasías en primera persona, crea historias. Y si eres lo suficientemente valiente, busca dónde publicarlas. El cielo es tu límite. Puedes volcar tus vivencias en tus escritos. También tus fantasías. Tus deseos. Tus frustraciones. Sueña y ensueña, Rose. Libera a la Diosa que subyace dentro de ti... Hay una figura en un esquema que llaman Kabbalah. Se llama Binah. Es una eterna virgen. Porque por ella fluye pero nunca se quiebra. Su imagen es una Copa... ¿quién eres tú?. Hay otra referencia y lo llaman El Oráculo de las Diosas... Sólo debes buscarte a tí misma... dentro de ti misma. ¿Qué es lo que quieres, que te gusta y que no?. Y debes hacérselo saber. Él no es adivino. La complicidad se dará en la comunicación".


Llegó a un acuerdo con ambas Terapeutas.

Las seguiría viendo.

Algo más extenso de las 6 sesiones, con cada una.

Pero quería ver casada a su madre, al fin, así que ambas dirían que estaba perfecta, tras esas 6 sesiones (4 con la sexóloga y dos con la terapeuta, claro).

Como parte de su trato, habían cosas puntuales que debía trabajar, para mejorar su propia percepción.

Lo primero, era decirle a Lissa -y a gritarle al mundo-, que estaba casada. Y con Dimitri.

Y que le importaba un una abandonada colilla de cigarro, lo que opinaban de ella.


En esas 8 semanas, vio muy poco a Dimitri; porque Adrián estaba tan enojado, que no paraba en la Corte.

Pero su acceso al dinero se agotaba, así que tenía que ir a hacerse el lindo con su tía; y ahí Rose lograba coincidir con Dimitri, que la iba a ver a la universidad; porque otro Guardián ejercía de niñero de Adrián.

Y así uno de los guardianes de rotativa de Vassilisa, podría tomarse unos días de descanso.

Guardar a dos moroi en una universidad humana, no era divertido.

Y pasar como estudiantes y no acosadores, algo peor.

En esos días, Dimitri se quedaba en otra residencia, y Rose se quedaba con él; claro.

Total, el sexo entre bulliciosos estudiantes no era algo nuevo.

Y podían ser dos dhampir en celo, con todo lo que eso conllevaba, además.

La habitación olía a sexo todo el tiempo, porque Rose andaba súmamente caliente y sus hormonas gritaban como locas.

Parecía estar en un ciclo ovulatorio todo el tiempo, y goteaba por todas partes.

Y Dimitri no andaba diferente, con dolorosas erecciones permanentes; que hacía que se buscaran en cada rincón disponible.

Rose perdió mucha ropa interior en esos días, además.

Porque Dimitri la reclamaba para su colección privada, y así se podía masturbar cuándo estaba lejos de ella.

Con su solo olor a fertilidad.

A mujer.

A hembra en celo, disculpando la palabra.

Se vieron cuánta película porno pudieron encontrar, para copiar posiciones.

Probaron cuanta posición encontraban para satisfacerse.

Revisaron libros, y el Kamasutra era el manual del palo explorador.

La posición del helicóptero era la favorita de Dimitri.

Una pata en el techo y la otra en el catre.

La oyeron en una rutina de humor picarona, y decidieron intentarla.

Claro, no habrían catres como tal en la habitación, pero el hombro de Dimitri era una baranda difícil de superar.

¡Y para eso eran dhampirs!

Pero el celo también le causaba una sobre sensibilidad a Rose.

Tanto externa como interna.

Y hasta el goteo constante de los óvulos saliendo de los ovarios y corriendo al encuentro de Dimitri, le parecía sentir.

Óvulos que después goteaban al suelo, a las almohadas, a la cama o lo que fuera.

"Quiero que me acompañes a hablar con alguien del departamento de fertilidad, Dimitri", le dijo un día, "quiero saber el porqué somos híbridos, tras tantos siglos de casi sólo dhampir y moroi..."

"¿Y a título de qué viene eso, justo ahora?", dudó él, limpiándose y sacando las sábanas, que llevarían a lavar después.

"Siento como si... mis óvulos salieran y cayeran. Y no sé si están fertilizados o no. Nadie nunca ha puesto atención a eso, ¿cierto?, porque quizás en el futuro... podríamos... no sé, cuándo yo tenga 23 y tú 30, o yo 30 y tú 37... O algo así... Si quedan listos, sería sólo cosa de... descongelar y fijar, ¿no crees?"

"Eso... cambiaría la forma en que vemos el mundo, Rose... ¿realmente quieres...?"

"¿Seguir dependiendo de ellos y para todo?, ¡nos casamos, Dimitri!, y debimos esconderlo. Uno de los dos saldrá castigado. Y sabemos que seré yo. Las dhampir somos las putas, y ustedes son las pobrecitas víctimas. Si logramos descubrir lo que pasa, al menos los moroi podrían tratarnos mejor... Imagina que cada pareja dhampir congela sus huevos fertilizados. y llegando el momento... ¡niños doble dhampir!, eso implica que no somos híbridos... ¡somos como una subraza o una tercera raza!, y quizás los hombres dhampir y las humanas vuelvan a ser felices... ¡Hay tantas mujeres humanas solitas, y tantos dhampirs tristes porque nadie los acoge!".

"Te estás apasionando... pero la pregunta es... ¿realmente tendrías...?"

"Ni ahora, ni inmediatamente. Pero hablemos cada tanto, ¿sí?, ¿Y entonces?"

Así que buscaron a alguien que estudiaría un doctorado, y que quisiera a conejitos infértiles para reproducción.

Someramente le explicaron el predicamento, y accedió a tomar algunos óvulos de Rose.

Al notarla en ciclo ovulatorio, aprovechó la instancia, y tomó varios que querían arrancar.

Luego fue el turno de Dimitri, y su muestra casi llenó el vasito.

"Y ahora, la magia", dijo la bioquímica, a cargo del proyecto.

Y puso los óvulos y la esperma juntitos.

Y pudieron observar.

Los rápidos y feroces nadadores casi se atacaban mutuamente, como si de strigoi se tratara.

Dejaban a los más débiles fuera el camino, y quedaban realmente unos poquitos.

Y entonces, ¡zas!, magia instantánea.

4 óvulos fueron alcanzados, ¡y parecía que adentro había otra batalla campal!.

Y sólo uno ganó, y empezó a dividirse rápidamente.

La bioquímica tomó una célula para analizarla, y congeló el huevo.

El único.

Salido del celo.

Eso implicaba que... quizás las dhampir no ovulaban realmente, ¿y era sólo el periodo el que bajaba?

Como un permanente Ovario poliquístico.

Y quizás por eso el celo.

Una manera del propio cuerpo de sacar esos óvulos enquistados desde dentro.

En un frenesí total.

Y cómo eran óvulos envejecidos, no fructificarían.

Salvo uno realmente fresco... cómo el que se congeló.

Entonces, ¿dhampir y padre moroi, qué sucedía allí?

Y la clave estaba en los fluidos moroi, aparentemente.

La mordida causaba euforia por la saliva.

Quizás el líquido seminal era como una inyección hormonal.

Y en el momento indicado...

Pero sin el celo dhampir, un hijo era algo extraordinariamente raro.

El mismo Randall Ivashkov al parecer lo notó, sin querer.

Su hija mayor nació gracias al celo dhampir de Olena.

Y cada vez que volvía, con la adicción a las mordidas de Olena, venía su permisividad sexual.

Y así nació la segunda.

Y Dimitri.

Y la cuarta hija, Viktoria.

Y por eso el índice bajaba, porque no había nacimientos, realmente.

Y si no los había, no había futuros alumnos para las academias.

Porque... nacían más mujeres, pero que nunca serían enviadas a las Academias.

Y eso llevó a Dimitri a plantear una pregunta directa.

"¿Es... una niña?".

Y la joven frunció las cejas, y ajustó el microscopio, que analizaba la célula del huevo fecundado.

Y sonrió.

"Es una niña... ¿y cómo lo supiste?"

"Porque es la mayor", susurró.

Más tarde, Rose oía la teoría de Dimitri.

Era una buena teoría, y una razón de peso para ir a la Corte e investigar, así que Dimitri se despidió, pues su periodo terminaba.

"¿Estarás bien?, digo, por tu..."

"Con la extracción, me bajó desde la líbido hasta las ganas de estar despierta. Así que estaré bien. Estoy físicamente agotada. Y mentalmente peor... ¡Oh, esto es muy grande, Dimitri!, imaginas cuántos pueden ser hijos realmente de dhampir dhampir?"

"Partiendo con aquellos cuyas madres nunca les hablaron de sus padres moroi, ni siquiera para condenarlos al infierno... y peor, ¿cuántos son dhampir humano?"

Y ahí sí que sintieron escalofríos.

Rose le había prometido a su madre llamarla si tenía novedades, así que cortó por lo sano, y le contó rápidamente lo sucedido; pues con sus contactos por toda la guardianía, podría descubrir quiénes eran los mayores en cada familia.

"Así que... ¿guardaste una hija?", y se oía una sonrisa. "no... tengas muchas esperanzas. Aunque... te tocó la magia de Vasilissa, y algo puede haber cambiado en tí. Pero sería interesante de ver en una dhampir sin esa magia... Yo calculo que puedo entrar en celo para la boda, así que podríamos hacer una escala, y que saque los míos... a mi edad, se hace muy pesado andar como perrita en celo, porque hasta los gatos parecen seguirme".

"¿Y no hay posibilidad de...?"

"Tienes casi 21 años, Rose. Imagina que edad tengo yo, entonces. ¡No!, ni tu padre o yo queremos líos. Podríamos ayudar a criar a tu hija, si se da el hecho que la puedes parir, pero como dices, ¡recién tienes 20 años!, gradúate. Disfruta. Sé que Croft les dio carta blanca para retozar, ¡así que hazlo!... ¿y cómo va la terapia?".

"Van bien, así que gritaremos a los cuatro vientos que celebraremos dos bodas... Así que lo haremos... en la boda del siglo. O la primera públicamente hecha entre un moroi y una guardiana, porque pasarás a trabajar con él, ¿supongo?, porque para él, no me lo creo...".

Ambos -padre e hija-, querían que fuera... apoteósico.

¿Y Janine?, bueno, sólo quería que pasara YA.

¿Y, para qué, te preguntarás?.

Era obvio, ¿verdad?.

Salud (sexual), dinero (para juguetitos) y amor (con sexo del gúeno), todo junto.

¡En una luna de miel, espectacular!.

En que ella sería la reina, la importante.

Sería la Señora Mazur.

La (única) esposa (y amante, además), del poderoso Zmey.


Ya de vuelta en la Corte, Rose esperó la bomba de tiempo que se avecindaba.

Y ocurrió cuándo el correo entregó las invitaciones.

"Eh... ¿Rose?, sabes que tus padres se van a casar, ¿cierto?"

Lissa sostenía la sencilla tarjeta de invitación a la boda de Janine y Abe (El Señor Ibrahim Mazur y la Guardiana Janine Hathaway, tienen el agrado de invitarte a...); temiendo una explosión por parte de su guardiana.

Pero ella... sólo se encogió de hombros.

"Llevan 8 semanas planificándolo, aunque sólo reconocerán dos, claro"

"¿Ocho? ¿y dos? ¿de qué hablas, Rose?"

"¿La visita en el hotel en Las Vegas? Allí lo hablamos. Se requieren ocho semanas para transferir a un guardián de posición, Vasilissa. Mi padre le dio las ocho semanas de aviso a mi madre, para que no sintiera tanta... culpa"

"Tu madre... ¿dejará a Lord Szelsky? ¡pero por qué!"

"¿Aló? ¿Guardiana casada? ¿cuántas conoces?", y esperaba que dijera una o ninguna, para sacarla de la pista.

"Eh...no sé... ¿y Janine cuenta?, ¡tonta yo!, ella es la que se va a casar", y se llevó las manos a la boca, con los ojos como platos.

Si ella se declaraba tonta... ¿quién era Rose para rebatírselo?.

"Entonces, será sólo por lo Civil, ¿cierto? es decir, él es de Turquía y ella es escocesa... digo... ¿no comparten religión o ella no se convirtió a... lo que sea que él es?, ¿o él a la de ella?", se rascó la cabeza, más confusa aún; "¿y qué debo ponerme?... Rose ¿qué te pondrás?, ¡eres la hija de la novia... y del novio!"


Claro. Eso era lo más importante de todo.

Qué. Iba. A. Ponerse.

Su vestido de bodas, era su respuesta secreta.

Celebrarían dos por uno.

Las invitaciones iban a los invitados de... ambas parejas.


"Yo soy la testigo de mi madre, Vasilissa. Digo, así me aseguro de que sea cierto. Así que... hicimos un acuerdo entre todos. Es decir, mi padre pagará por los vestidos. Y por todo, claro. Y creo que -de la tonelada de opciones que nos ofreció-, ¡ni idea que serán!" intentó despistarla.

"Oh. No los encargó en la Corte, entonces" se desinfló, mirando de nuevo sus opciones.

¿Tendría algo a la altura?, es decir...

Era una boda civil, pero Abe era famoso por tener dinero y exhibirlo.

Los costosos regalos a Janine y a Rose eran la prueba.

¡Y los vestidos serían lo mejor del mercado!.


Así que Lissa cavilaba si alcanzaba a ir o no de compras, a causa de que la dichosa tarjetita decía... una sencilla ceremonia civil, seguido de un cocktail.

Y sencilla era una palabra que Abe no permitía en ninguna instancia.

Pero, ¿lo permitiría Janine?.

O, mejor, ¿lo permitiría Rose?.


Al mismo tiempo, la Reina y los otros doce Príncipes recibían la misma invitación, y todos incluían un Plus One (idealmente, el o la oficial. Las cámaras y páginas sociales no perdonarían, de otra manera).

Ese no era el tema, ¡Le llegó una Invitación a la Reina Moroi!.

Y si le llegó a ella... le llegó a todos los más estirados moroi.

Claro.

Si no iban, no por eso el evento sería... de poca monta.

Pero si iban... ¡Sería el chisme de la temporada!

Y sería de todo, ¡menos una sencilla ceremonia civil!

Y seguramente tanto Janine como Rose vestirían como unas Reinas... y mejor que cualquier Princesa moroi... o humana.


"¿No crees que... el vestido es algo pretencioso?, es decir... ¡es de una película!", masculló Janine, ajustándose capa tras capa; del precioso vestido de raso y encaje, que sólo Rose había visto (salvo la vestuarista, que se lo ajustó).

"Te ves... más que hermosa. Verás lo rutilante que lucirás, mamá. Hoy es tu día. No de todos ellos. Tuyo".

"Y es tu fiesta también, recuerda".

"Sólo haremos el anuncio", movió su mano, con el anillo de compromiso, "nosotros nos casamos hace ocho semanas y, después de esto; de seguro nos suspenderán o algo así, ¡así que nos iremos de luna de miel!, Dimi quiere que celebremos el rito ruso, en Baia".

"Has invertido mucho en esto, ¿cierto?, ¡es que eres tan joven!", suspiró, "y... muy adentro, pensé... que nunca veré nietecitos... pero es mejor así. El que..."

"¿Qué?", se engrifó Rose, ante la insinuación tan de cerca.

La segunda, ya.

"El hecho de que hayas acudido a la Medicina moderna, Rose. Y sin usar donantes, ¡y menos hablo de revolcones!. Y si eso no resulta, Incluso leí en alguna parte que pueden insertar el adn en tu óvulo... El donante sería sólo eso, el código correcto. Pero lo demás, será todo de ustedes..."

"En serio quieres una mini me dando vueltas por todas partes?"

"¿Y que vuelva loca a todos, incluyéndome?, ¡claro que sí!".

Rose quedó cavilando.

¿Sería cierto?, debería indagar y, conocía el mejor lugar.

Lehigh.

Ya que había comenzado ahí...


Los acordes de la marcha nupcial sonaron en todo el recinto.

Y Rose entró, llevando del brazo, a su orgulloso padre.

Vestido como todo un Lord de la época de la Regencia.

Y Rose llevaba su vestido, guantes largos, hasta el codo, y una auténtica tiara, la Rosenborg Kokoshnik (o una igualita).

Porque era una Señora Casada (no una Dama, o una Lady).

Y podía usarla, sin romper el protocolo.

Luego, se despidió de su padre, con un beso en la mejilla; y salió, para escoltar a su madre.

Qué esperaba tras otra puerta.


"Es la hora de la verdad, mamá. No hay derecho a pataleo o a arrepentirse, ¿sí?. Están toditos y atónitos", y se inclinó, para bajarle el largo velo, que cubría la hermosa tiara escocesa de rosas (la gemela de la Strathmore), comprada por Abe, para la ocasión.

Le pasó el ramo de flores -con rosas turcas y rojas, y flor del cardo de Escocia-, y los largos guantes de raso, de gala.

"Eres y te ves hermosa, mamá. Vamos, Baba nos espera".

"¿No será mucho, digo yo?", y se giró, para mirarse por todos los ángulos.

"No, ¿por qué?"

"La tiara, digo", susurró, "porque la otra... la usó..."

"The Lady Elizabeth Bowes-Lyon. Y ahora una similar es tu tiara de bodas. Y es hora de dejarlos boquiabiertos. ¡Trapea con ellos, en mi nombre!".


Y Rose entró, escoltando a su radiante madre, a la ceremonia... ¿civil?.

Si, eso dijimos. Civil.

La marcha nupcial de Mendelson, que marcaba las bodas de la Reina de las Amazonas (Hipólita) con el Duque Teseo (¿Sueño de una Noche de Verano, alguien?), marcó los pasos de dos hermosas y orgullosas mujeres.

Y no se sabía quién llevaba a quién, al altar.


"¿Traen los anillos?", el oficiante preguntó, y Pavel (el testigo de Abe), sacó la cajita de su bolsillo, y sosteniéndola en su mano, y sonrió. "¿Testigos?", se acercó Rose, a su vez; de testigo. "Estamos aquí para unir en matrimonio a Ibrahim Ibn Mustafa Mazur y a Janine Mary Elizabeth Hathaway", y ambos sonrieron.

Los demás, no parecían tan contentos.

¡Claaaaro!.

"En primer lugar, voy a proceder a dar lectura al acta matrimonial: Comparecen quienes acreditan ser Ibrahim y Janine, al objeto de contraer matrimonio civil. Quiero hacer constar que se han cumplido todas las prescripciones legales para la celebración de este matrimonio civil, sin que se haya presentado ni denunciado impedimento ni obstáculo para esta celebración."

Rose se volvió hacia la concurrencia, y sacó su estaca del soporte del muslo, y acomodó una pistola en el cinto del vestido.

El mensaje era clarísimo.

Si se oponían a algo, ¡bánquenselo!.

Paveli le acercó la cajita, para que Intercambiaran los anillos, y Abe le quitó el guante, para ponerle el anillo de bodas (que iría con el de compromiso) y luego, levantó el velo de su esposa.

Pero Janine; su esposa, su mujer, su Kadim Mazur; se colgó de su cuello, para besarlo sonoramente.


Y entonces, todos aplaudieron.

Incitados por Rose.

Obvio. Nadie faltó.

Me gustaría decir, invitados o no; pero el equipo de seguridad Mazur se hizo cargo.

Y nadie adicional pudo pasar, si no llevaba la invitación con el código QR adecuado.

Y el lugar reservado -el mejor de la corte, obvio-, estaba casi acordonado, a nivel realeza... humana.

Y además, era temprano, casi a plena luz.

Sólo así los vestidos rutilarían.


Pasaron al salón, para el brindis y el cocktail, y fue entonces, que algunos (los más cercanos a la mesa titular), notaron que Rose ya no llevaba los guantes, y, en su lugar; llevaba... ¿un anillo de compromiso?.

Para remate, Abe se levantó (estaban sentados... en el cocktail, claro), y levantó su copa.

"Mi Kadim, Jani, y yo; queremos agradecerles de hacerse un tiempito para venir a acompañarnos hoy. Sabemos que el tiempo pasa, y algunos se van poniendo viejos, y otros; como el vino".

Inserten risas, algo forzadas aquí.

"Estamos cerrando una etapa, para abrir una nueva. Yo le pedí a mi Jani que me tuviera paciencia, y al fin; el paciente fui yo, pero ¡valió la pena!", aplausos.

Menos ganosos.

"Juntos, criamos a una hermosa hija, y la vimos florecer y crecer en una hermosa joven y más bella aún, mujer. Que escogió ya, su propio camino", todos se volvieron a Rose.

La qué, curiosamente, estaba sentada junto a Dimitri.

"Su independencia, su obstinación, y su fuerza de voluntad; vienen de ambos. Es fuerte y valiente, como ambos. Y hermosa. Como ambos", y se volvió a ella, que le respondió con un beso soplado al aire, que él atesoró en su mano..

"Es así que hoy, no sólo celebramos nuestra sencilla boda, sino la que prometí a mi hija, en el lejano tiempo de 6 semanas atrás, cuando nuestra Rose y el Guardián Belikov, se casaron, ¡Y en Las Vegas!. ¡Un aplauso para ellos, por favor!", y levantó su copa, hacia ellos.

"¡Por Roza Hathaway Mazur y Belikova y Dimitri Belikov Ivashkov!"

"¡Por Rose y Dimitri!", se levantaron Janine y Pavel.

"Por Rose y Dimitri", murmuraron todos.

Sin saber qué más decir.

Sobre todo... Vasilissa.

Y la Reina.

Y el Príncipe Ivashkov, y su hermano Randall.

Y el pobre de Adrián.