"¡Rose!", gritó (chilló) Vasilissa, "¡pero cómo, cuándo y dónde!"
Todos pretendieron no tener interés en la conversación, entre la destemplada Lady Vasilissa Dragomir (sobre todo, su familia) y la hija de Mazur (su nombre era Rose Mazur. Ahora es Roza Mazur-Belikova, y la boquita les queda donde mismito... en el suelito) con... eh... si, su esposa.
Claro.
"Las Vegas, en nuestro día libre y sip, ¡en una capilla!", le gritó Rose, de vuelta.
"Pero, pero... pero... ¡si recién estaban saliendo!, ¿sí?", se movió a su mesa (tanto ella, como el resto, estaban de pie. Era un cocktail. ¿recuerdan?). "Espera, ¿y ese... vestido?, ¡quiero saberlo todo, todito!, ¡nunca te lo había visto!".
"Obvio. Fue el de nuestra boda", se encogió de hombros Rose.
"Pero, ¡en dónde lo compraste y cuándo y cómo!"
"El hotel, el día previo. Con la tarjeta de papi, obvio".
"No hay boutiques en el hotel, o sea, ¡yo no vi algo así!"
"De hecho... sí lo viste. Pero no éste. Uno similar... Es de la exhibición cinematográfica de Jane Austen. Éste y el de mamá, estaban en la reserva. Por eso, pudimos comprarlos".
"Espera, ¿qué?. ¿La exhibición del hotel?, ¡pero, cómo lo conseguiste!"
"Si sabes a qué hotel fuimos, ¿cierto?. Uno en que papi es accionista, y el mismo hotel en que auspició la exhibición".
"Suerte la tuya, Rose", masculló, volviendo con su familia.
"Tú eres hija de un Príncipe, Vasilissa", Vasilissa se volvió a ella, iluminada por sus palabras. "Y eres Lady Vasilissa Dragomir, no simplemente una Lady cualquiera; después de todo. En mi familia, somos todos commoners, ¿cierto?. Tu eres la afortunada".
"Si, ¿cierto?", sonrió, moviendo su pelo hacia atrás.
"Nosotros sólo compensamos esa falta de pedigrí con mucho dinero. Muchísimo. Mi mamá y yo, somos dhampirs, después de todo. ¿Cierto?".
"¡Claro!", se le iluminó la cara. "¡Tienes razón!, ¡pero te casaste y sin mí!, ¡por qué eres así conmigo!, ¡ahora yo estoy soltera, y tú no!", maulló, desesperada.
"Soy la mayor de ambas", Rose volvió a encogerse de hombros, "es la tradición, Vasilissa".
"¡Obvio!, ¡la tradición!", e intentó no parecer una tonta y volvió con sus padres.
Las risitas la siguieron.
"Bien jugado", le susurró la Señora Janine Mazur (ya cansada del Hathaway, al parecer), "esa niñita está cada día más tonta. ¡Y prepárate!, de seguro, Tatiana querrá tu cabeza, ahorita mismito":
"¿Por casarme antes de ella?".
"Por casarte. Y con su sobrinito".
"Le queda Adrián, para mimar y vestir como gato de chalet. Dimi es mío", y lo besó, sonoramente, ante los asombrados ojos de todos.
"Sobre eso, muchacho, quiero que sepas que eres bienvenido en nuestra familia. Así que te preparé la sorpresa prometida", y Abe sacó una cajita de su bolsillo, "nuestro regalo de matrimonio, para ustedes", y se la pasó.
Dimitri abrió la cajita.
Adentro, estaban sus anillos de matrimonio.
Por dentro, estaban bañados en platino y con sus nombres grabados, al igual que la fecha del matrimonio; y por fuera, tenían una B grabada en oro puro, formando un sello. El de Rose, tenía una M entrelazada.
Dimitri le pidió que no incluyera el Ivashkov, pero el de Rose si incluyera el Mazur.
"¡Baba, quedaron hermosos, gracias!", lo abrazó Rose.
"Hice que los tocaran otros usuarios de Espíritu, vinculados a los Belikov y a los Mazur; como prometí. Llevan la bendición de nuestras familias. Estoy orgulloso de ustedes".
Y los cuatro se abrazaron, con todo el afecto del mundo.
"Si te diste cuenta que Rose se burló de ti, ¿cierto?", le dijo su hermano, a Vasilissa; "la mención del dinero de Mazur, ofende y humilla a muchos por aquí. A la Reina, le pisa los callos; claramente. Es casi dueño del hotel y de la exhibición de vestuario de cine y teatro, ¿cierto?, y esas tiaras sí son reales. Esa es la Strathmore de Escocia, la de Janine. Estoy seguro de haberla visto en una exhibición en Londres. La de Rose, me recuerda a las rusas".
"Tendrá que explicármelo todo, cuando volvamos a Lehigh", suspiró Vasilissa.
"No volverá contigo, hermanita. La Reina va a echarla. Degradarla. Hundirla. Y eso... todos lo sabemos. No la dejará ganar. Y eso... la Reina lo pagará muy caro. Nadie echa a la hija de La Serpiente. Su veneno será mortal para todo aquel que intente pisotearla. Será mejor... que te apartes de su camino. No eres rival para ella".
"¿Y... te refieres a Rose o a la Reina?", dudó. "Me quedaré sin guardiana... ¿por eso?", refunfuñó.
"Hermanita, tienes que empezar a crecer un poco, ¿sí?".
"¡Y yo pensé que estaría siempre conmigo!, ¡me lo prometieron!, ¡la Reina me lo prometió!".
"Jaque a la Reina, me temo. Rose... bueno, es más inteligente y tiene más poder que la Reina. Y aprendió que este reducto no es el mundo. Ella se mueve como se mueve el mundo real. Y afuera, debe haber una muy buena razón para prohibir que dos colegas se casen".
"¡En serio que no me molesta eso del matrimonio!, ¿por qué debería importarle a la Reina?", refunfuñó Vasilissa, "es mi guardiana, ¡no de ella!"
"Y... ¿con quién se casó?"
"Con... ¡oh!", abrió los ojos como platos
"Exacto. El otro sobrino. A Rose la tenía reservada sólo para Adrián. Todo el dinero y el poder Mazur a su alcance, a través de su otro sobrino. Eran peones, nada más. Pero Rose...".
"Nunca fue peón de nadie", completó Vasilissa, cayendo en la cuenta, "Rose es como una reina. O una princesa. Al menos... ¡o una Lady Ivashkov por matrimonio!" y ahora sí se le cayeron los globos oculares al suelo.
"Y no dudo que usará ese recién adquirido poder, si lo necesita, claro, así que mejor sonríe, hermanita".
"Muchachos, quiero hablarles", Croft se los llevó aparte, "primero, felicitaciones. Ahora, ¿'WTF?, les dije, piolita. ¡Pero no!, ¡tenían que publicitar el matrimonio!, ¡y el lío que han armado!. Dos guardianes casados... no pueden tener cargos separados, ¡pero tampoco juntos!. Y la Reina quiere sus cabezas, ¡y con ella, todos!, o sea, todos los morois. O sea, los royal moroi. O sea, ¡algunos royal moroi!, me están enredando, muchachos", meció la cabeza, "primero, el aviso de 6 semanas de tu madre, ¿sí?. Buscar un guardián acorde, y blablablá. La Princesa Szelsky, incluso me sugirió que no les importaba que tu madre estuviera casada o no. Luego, el que ustedes... salieran. O como quieran llamarle. ¡Pero están casados, muchachos!. C.A.S.A.D.O.S. ¡Qué puedo hacer con ustedes, ahora!".
"Uno de los dos, deberá renunciar", la voz de la Reina se oyó, llegando desde una esquina, "no permitiré a uno -¡o a cualquiera de ustedes, incluso!-, causar este lío. ¡Son bolcheviques!. Y ambos tienen... cargos excepcionales, mi error por permitirlo, claro. Vasilissa no necesita a dos, ¡Y es lógico, que no irás con Adrián!, y Dimitri, bueno, eres mi sobrino. ¡Oh, no es cómo si tuvieras que pedirme permiso o algo, pero...!".
"Pero, soy una simple guardiana y la hija de un moroi commoner, ¿o es por qué soy la hija de Zmey?, ¿es eso, Tatiana?", y Rose puso las manos en su cintura.
Otros ya habrían retrocedido ante eso, ¿si?..
"Oí mi nombre, ¿me perdí de algo?", y se acercó Abe, en su ronda de... saludos.
"Tatiana quiere que renunciemos. Supongo que ambos, de preferencia", explicó Rose, "él es su sobrino, así que debe referirse a mí, una simple guardiana, hija de un commoner, claro", y tomó de la mano a Dimitri, "¡adiós a los planes del departamento inicial, supongo!". Se hizo la melodramática, como un cachorrito (¿las serpientes tienen cachorritos?).
"Bueno, está claro, entonces; que serás tú, Rose. Fue tu hija, Ibrahim. Ella aceptó. Y, obvio, todas las regalías te serán cortadas. Todos los beneficios. Todo eso".
"¿Qué regalías?, ¿tengo alguna, acaso?"
"Lehigh, obviamente. Entre otras cosas".
"Pero, ¿eso no lo pagan los Dragomir?".
"Obviamente, no. Ellos pagan, pero nos pasan la cuenta. Y ya no lo pagaremos más. Ya no serás guardiana. Ni parte de nuestra Corte. No tendrás arte o parte. Lástima, por Dimitri... un amor a la distancia... Nunca es bueno".
"Obviamente seguirás en Lehigh, pero con lo que prefieras, Kizim"; exigió Abe, "tu madre y yo lo pagaremos. Pero no te hospedarás allá, ¡oh, no!. Tu madre y yo, les regalaremos el departamento prometido, cerca de Lehigh. Así, tendrás dónde recibir a tu esposo... Y, como seguramente Adrián se molestará con tener a tu esposo como guardián; Erik Dragomir no tendrá problemas en pedir a Dimitri como el Guardián de Vasilissa. Sólo puede ser uno de alto nivel, ¿y, qué mejor que el hijo de un Lord Ivashkov?, y hablamos de un legal Master Ivashkov" .
Y levantó sus bien cuidadas cejas a Tatiana.
"Sip. Mi yerno Dimitri, para Lady Vasilissa Dragomir, y yo mismo hablaré con el Príncipe Dragomir, Capitán Croft. Él sólo tendrá que poner la solicitud. Y, como debes volver a Lehigh, tu esposo puede tomar todas sus vacaciones atrasadas y las actuales, y así pasan su luna de miel... tal vez, incluso en Rusia, y casarse en Baia".
Inserte una sonrisa sibilina acá.
"De seguro, a Olena le encantará la idea, la de mostrarlos a su comunidad. Ahora, si me disculpan, iré a hablar con los Dragomir. Para que dejemos todo atado, antes de nuestras lunas de miel y vacaciones respectivas... ¡ah, el trabajo de padre, nunca acaba".
¡Y se alejó, silbando!.
"Está hecho, Tatiana. Ganaste esta vez", dijo Rose, tironeando a Dimitri, "ya no seré guardiana. Ni de Vasilissa o de nadie, al parecer. Pero Dimi es mío. No lograrás quitármelo. Tus reglas, pero es mi padre quién las interpreta. Soy su hija, de hecho. De nombre Roza. No Ivashkov, sólo Belikova. O Mazur Belkova. Incluso Lady Ivashkov si me da la gana. Así que, o lo aceptas; o perderás no sólo a tu sobrino, al que me llevaré, aunque sea secuestrado; sino que, a todo el financiamiento Mazur, que parcha tus baches, ¡y sé que no son pocos!. Y soy su hija. Y, por ahora, su heredera. ¿Sabes lo que eso significa, verdad?".
"Si. Significa que igualmente eres parte de mi Corte, sobrina... y ua Lady Ivashkov", y se alejó.
Derrotada.
Y sin derecho a pataleo alguno.
Exactamente, atrapada por sus propias leyes y reglas obsoletas.
En su propia casa.
Nop. ¡No era justo!
Pero, ¿quién dijo que la vida es justa?.
