Y había llego la hora de empacar (o desechar, depende del punto de vista, claro), toda lo de su vieja vida.

Y debía partir con presentar su renuncia formal (aunque suene redundante, a toda su vieja vida) al Guardián Principal de los Dragomir, que era el que coordinaba los turnos y esas cosas.

Bueno, la renuncia era un término algo... elástico.

Su padre estuvo allí, para garantizar la equanimidad de los términos de la rendición (de Tatiana, obvio).

A Rose se le debían vacaciones (sip, así es. Y los viajes no contaban como tales, aclaró Abe), bonos de todo tipo y... tatatatán, ¡el fondo de jubilación, de todos esos años!.

Sip, era trabajadora (privada), pero igual requería de un Seguro Social y de un Seguro Médico, hasta entonces... al parecer, inexistente.

Y, por ende, se lo adeudaban (¡también!)

Además, que fue su empleadora (Tatina Ivshkov figuraba en el contrato; raaaaro, pero cierto), la que exigió su renuncia.

No fue Rose la que renunció.

Eso era de mutuo acuerdo (¡o eso creo!).

Y eso tenía un costo... económico.

Para la Corte, obvio.

Así que Rose salió por la puerta ancha del edificio (nada figurativamente), con una decente (y linda) suma de dinero, en sus bolsillos.

Y con ella, su flamante esposo; por el que negociaron una semana de vacaciones adeudada (de las muchísimas que le debían, y que llevaban años negándose a darle; por esa tontera de falta de guardianes. No era su problema, ¿cierto?).


Lo primero fue vaciar su cubículo de dormir (pomposamente llamado... dormitorio), y subió todo al flamante auto (inicial, dijo su padre. De segunda mano -exigencia de Rose-, pero impecable. Del año anterior. Inicial. Claro); y condujo hasta Belén (cerca de Lehigh, no de Judea), con Dimitri de copiloto (mis ruedas, y a tu riesgo; diría Rose); en donde los esperaban los Mazur -en un lindo y discreto hotel-; para comenzar a buscar el departamento inicial (nada rutilante o nuevo, exigencia de ambos. Del matrimonio Mazur-Belikov, obvio).


"No pueden subsistir con un solo salario", comenzó la siempre práctica Janine, "así que pensamos... que quizás algo que les deje algo de dinero, ¿puede ser, Rose?, algo en dónde puedas alquilar habitaciones o, incluso; un sótano terminado o un pisito... Hay varias opciones ya remodeladas, y otras por remodelar, que podríamos ver".

"Obvio, yo no tengo problemas en facilitarte dinero mientras egresas de la universidad", agregó Abe, "pero no creo que a tu esposo le agrade la idea... ustedes dos, han sido formados y condicionados para trabajar. Les será difícil comenzar sin tener trabajos".

"Puedes usar todo lo aprendido y entrenar mujeres en autodefensa", sugirió Janine, "y un sótano o un ático habilitado sería una opción genial para eso. ¡Piénsalo!, serías una emprendedora. ¡Una microempresaria!".

"Así partí yo. Comprando y vendiendo... bienes y servicios", agregó el jovial Mazur, sin ponerse nervioso, "mi familia siempre fue de esfuerzo. Y no tenían mucho a su haber... el esfuerzo los mató, a muy temprana edad, me temo... y unos strigois, también", susurró.

"¿Cómo... fue que se conocieron, si eran de mundos tan diferentes?", dudó Rose, con una corazonada.

"Yo... me ganaba algo de dinero como... mercenaria", explicó Janine Rose abrió los ojos como platos, "exterminaba strigois por dinero", aclaró.

Abe carraspeó.

"Abe me contactó para... eliminar al que mató a su familia... su propio padre, transformado. Sin Mustafá Mazur muerto -de verdad, no de muerto strigoi, me explico-; los temas de dinero no se resolverían para él y para su hermana; y ellos estarían en la pobreza, porque el padre era quien manejaba la bolsa, por decirlo así... así que eliminé al strigoi e Ibrahim pudo recolectar lo que quedó, para comenzar su propia vida".

"¿Y el certificado de defunción?, me imagino que no fue fácil..."

"Alquimistas, obviamente", explicó Abe. "Una vez entregada la prueba de su... fallecimiento, ellos hacían el papeleo.. por una comisión, obviamente. Pero mínima".

"Es muy riesgoso, pero paga", suspiró Janine, "la emoción de la cacería -sin barreras morales de matar a un animal o a una persona-, deja una satisfacción única. No era maldad. Los liberamos. Eso compensa lo poco que el sistema establecido nos paga... tarde o temprano, Rose, todos nos volvemos mercenarios. Todos. No conozco a ninguno que no haya... hecho un trabajito así"; y miró a Dimitri, quien asintió.

"¡Dimi!".

"Tu madrre tiene toda la rrazón. Tarrde o temprrano, alguien viene a tí con una solicitud. Llorriqueada de verrdad o falsa. Y te pagan por... eliminar al elemento... esperrar 7 años a declarrarrlo muerrto es... engorroso, además que anda por allí, parreciendo muy vivo".

"Yo quiero entrar. Es decir... no tengo trabajo, ¿a dónde me inscribo, con quién?, ¿hay una base de datos de guardianes freelance o algo así...?"

"De hecho... es sólo correr la voz, Rose", sonrió su madre. "Confía en Dimitri. Él te ayudará a entrar. Ahora... ¿tu casa...?"

"Una última cosa... ¿los Szelsky lo...?"

"¿Por qué crrees que se pelean a los guarrdianes de alto nivel?, tener a un merrcenarrio siemprre paga bien", dijo Dimitri, muy sombríamente.

"Pero Iván...", susurró.

"Él no. Perro sus padres y, prrincipalmente; la Rreina Emérrita, Ekaterrina. Las Herrencias deben perrmanecer con los vivos, solía decir".

"¡Vieja bruja!"

"Zorra, y de las mejores", aclaró Janine, "hice varios trabajitos para ella, a lo largo de los años. Ella fue quien me puso con los Szelsky, después de todo".


De las opciones que vieron (y los precios que consideraron), una opción con un sótano terminado y otra -un dúplex-, con ambos pisos separados; parecían las mejores opciones.

El dúplex, sobre todo, tenía un pequeño altillo, ideal para dar clases (o almacenar las armas de la profesión, sugirió Abe, carraspeando); e incluso a Dimitri, le gustó mucho la idea.

Había que amueblarlo, obviamente.

Pero era poca área, si lo pensabas en su contexto completo.

Cada piso tenía un baño habilitado y un área de cocina de sobremesa, además de una habitación... y media.

Compartían el pequeño patio, obviamente.

Y la parte superior, tenía el acceso al ático.

Así que esa era la opción, para ellos.

La ubicación era buena.

En auto, Rose podía ir y venir.

¿El precio?, bueno, era algo que todos querían conversar.

Dimitri y Rose querían pagar una parte, pero no tenían ni para la inicial.

Pero la casa no estaría por siempre.

Llevaba 6 meses en el mercado, y el precio había bajado.

"Por favor, acepten que paguemos la inicial", insistió Janine, "y así, lo que reciban de ganancia, va a su hipoteca. Nuestro crédito es muy bueno, pero ustedes no están tan actualizados, ¿cierto?", ¡claro!.

y ahora Janine, la Señora Mazur; hablaba del crédito que ellos tenían en su matrimonio.

¡Y del dinero!, como si toda la vida hubiera sido de ella...

¿O acaso era así?.

Al parecer, Janine llevaba como mercenaria más de lo que quería reconocer...

Al final, aceptaron que Abe llevara las negociaciones.

Una llamada al banco, para conocer las condiciones (y las deudas que podía tener la casa); y Abe cerró el trato, a través de... su corredor de propiedades, obvio.


"Nosotrros lo amueblarremos, Janine", dijo Dimitri, "ustedes... ya han hecho mucho más de lo que podrríamos pedir..."

"Por supuesto, dijo Abe, y sacó una tarjeta de su bolsillo, "para lo inicial", se la pasó a Rose, "pintura, chapas, alfombras y esas cosas. Necesitan ofrecer una excelente oportunidad a sus inquilinos, muchacho". dijo, acallando a Dimitri.

Que lo encontró lógico.

"Los guardianes también hacen trabajillos", les recordó Janine, "pueden pintar y hacer reparaciones. Somos genios en eso. Muchos nos hemos... capacitado en diversas cosas. Hay que conseguir el dinero diario en donde sea", reconoció Janine.

"Y... ¿cuál es tu especialidad, mamá?", tembló Rose.

¡Ojalá no sea decoración! (rogaba).

"Creo que ya te lo dije, soy mercenaria"

"¡Y una muy buena!", reconoció Abe.


"Crroft, necesito usar el panel digital de avisos", le dijo Dimitri, al volver a la corte, días después.

"Oh, claro... ¿Rose anda en búsqueda de... trabajo?, no hay muchos que la contratarían por aquí, aún siendo la hija de Mazur... pero, tal vez; trabajando en lo de su madre..."

"¿Eh?, ¡OH!, eso ya está palabrreado. Pero no. Necesitamos manos. Para pintar, hacer arreglos eléctrricos y de gasfiterría. Esas cosas. Rrose... no es muy dada a las cosas manuales", reconoció. "Y yo no tengo tiempo, con lo del trraslado de carrgo y eso... pasarré a ser de Vasilissa en pocas semanas más. Y Adrrián no me quierre cerrca, obvio", (¿por qué sería?) ni se inmutó al decirlo

"Oh. Claro... ¿y, por qué no...?, obvio. No puedes hacerlo tú, en tus ratos libres ¿cierto?, no todos tenemos dedos para el piano..."

"Exacto. Tiene que quedar prrofesional, o no podrremos arrendar el prrimer piso. Ni habilitar el ático. Rrose quierre comenzar luego, ¿sí?. Hay que aprrovechar los perriodos de movimiento".

"¿El primer... piso de qué?"

"De nuestrro dúplex", sonrió Dimitri, opacando al sol, "crreí que era obvio. Rrose y yo... ya tenemos nuestrra casita inicial. Es un dúplex, y arrendaremos el prrimer piso. El segundo piso y el ático, serán los nuestros. Se podrrá acceder por la escalerra de la cocherra, que tenemos que mejorar, claro... ¡Pero es nuestrro!".

"Bien por ustedes", ¡sonó tan sombrío, el pobre Croft!.

Está necesitando vacaciones.

Y muchas.

"Sobre eso... Lord Adrián Ivashkov, en efecto; pidió tu reemplazo inmediatamente... El Príncipe Dragomir prefiere que empieces... de inmediato, porque Vasilissa debe volver a Lehigh, con un guardián menos... Y si alguien debe ser, te prefiere a tí que a otras guardianas. Además, lo negoció con... tu suegro", se rascó la cabeza, "¿así que te quedarás con Rose, cuando estés allá?. Porque Vasilissa tendrá una nueva habitación, sola. Una rareza, pero se pudo. Ella quería una casa, pero sus padres le dijeron que no... Y sin Rose como guardiana primaria...".

"Clarro. Estamos casados. Por eso elegimos el dúplex. Está más que cerrca", sonrió.


3 guardianes respondieron al aviso de handyman.

Así que cuadraron sus turnos, y Rose los esperó afuera de la corte, para llevarlos a su casita.

Uno de ellos era una guardiana, que gustaba de coser; y llevaba su arsenal de costura, con máquina incluida.

Así que, mientras Dimitri y los forzudos trabajaban en la obra gruesa, Abe llevaría a Janine, Rose y a la guardiana; a la compra de telas, para cortinas y cojines y de todo.

Y de paso, pasarían a comprar comida para todos.

Porque Abe y Janine iban a colaborar (¿es en serio?).

Bueno, Abe asesoraría en la mejor señal de internet, y Janine; en las medidas de seguridad.

Habitación del pánico, incluida (el ático).

"Una de las compañías en las que he invertido tienen el mejor internet", dijo Abe, "es satelital, y muy buena. Pueden venir mañana mismo a instalarla. Y una extensión, y ustedes pueden cobrar por su acceso a los inquilinos".

"De hecho, ya les tengo una oferta por el primer piso", dijo Janine, mirando su celular (de última generación, obvio). "¿recuerdan a los ex guardianes de los Bádica, que renunciaron por amor", encontraron trabajo en Lehigh, en seguridad. Y buscan un lugar cercano y confortable. Mikaela es una buena mujer y era excelente guardiana. ¡Y adoptaron a un bebé dhampir, además!, así que la media habitación de abajo, es ideal para el bebé. Preguntan para cuándo lo pueden visitar".

Rose y Dimitri se miraron y conversaron sin palabras.

"El fin de semana prróximo. Tengo dos días librres", dijo Dimitri, "y ahí los puedo rrecibir".

"Mikaela podría trabajar conmigo", dijo Rose, "cuando yo esté en clases, ella podría..."

"Habría que modificar la escalera de acceso", pensó Janine, en voz alta "pero es excelente la idea. Nadie mejor que una guardiana para enseñar a defenderse de los matones".


Al término del día, Dimitri condujo a los 4 guardianes a la corte (cada uno, con sus dólares en sus bolsillos), y estacionó el auto de Rose en la cochera de los autos Dragomir.

Porque ahora, era -obviamente-, el flamante guardián de Lady Vasilissa Dragomir.

Y porque Rose... accedió a prestarle su auto.

No podía dejar a su maridito a pie, ¿cierto?.

Cierto.

Y ella estaría tan cerca, que prefería caminar... y así mantener la línea... de sus curvas.

Y porque Dimitri debería acarrear cosas, ida y vuelta.

Jeje.


Buscar su rumbo en Lehigh no fue una tarea fácil.

Siempre a la sombra de Vasilissa, cuando ella misma era un solcito rutilante.

¿Qué hacer?, ¡había tanto por dónde escoger!.

Y, de pronto; su nueva compañera de cuarto la invitó a ver un especial de tv.

Nada fuera de lo común, dirías.

Pero mostraba el mundo de las ciencias forenses, desde dentro.

¡Los auténticos CSI!,y estaban siendo formados!.

"Hay poquísimos cupos, este semestre", le decía la chica, acomodándose; "y me gustaría mucho entrar, ¿sí?. ¡He oído que el programa de la de Pensilvania es tan cool!".

Sin mucha ilusión, Rose acomodó su humanidad para... acomodar el popcorn y... se sumergió en el mundo de la realidad.

¿Lo extraño?, si sacabas el audio y las explicaciones... ¡ella veía una escena post strigoi, por doquier!.

Y sus ojos se abrieron como OVNI.

Su pulso se aceleró.

Y puso todas sus clases (aburridas, y teóricas de los guardianes) a funcionar y solucionar los casos.

¡Y acertaba en varios!

"Deberías intentarlo, Rose", le dijo la chica, "¡eres muy buena en esto!".

"¿Cierto que sí?"

Y así, su destino (profesional) quedó sellado y escogido.

Por ella misma.


"¿Forensics?, que interesante", murmuró Janine, entre sorbos de vino, "muy útil, si me lo preguntas. Nos serías muy útil -profesionalmente hablando-, a tu padre y a mí".

"Sin hablar de los guarrdianes, de los alquimistas, y de los morrois con líos de sangrre", completó Dimitri, entre masticadas de su cena.


La cena familiar era ya una tradición.

Los cuatro disfrutaban por toda la ciudad (ni Rose, o Janine, o Abe; podían cocinar para sobrevivir. O eso decían).

Y no le permitían a Dimitri el que cocinara.


"Un campo fascinante, al que puedes dedicarte, Tienes el tiempo, los recursos e inteligencia", dijo Abe, "la arqueología y antropología es un poco eso, y son las elecciones de Vasilissa, ¿cierto?. Al final, no tuvo dedos para las Ciencias Políticas, esa niñita... Quizás... ¿podrías especializarte en finanzas forenses o en leyes?", inquirió Abe, esperanzado.

"Claro, Baba. Eso puedo hacerlo. ¡Debe haber mucho dinero perdido por los royals!, sin ofender, Dimi".

"No lo haces, Rroza Belikova", sonrió, "además, desde los 18 años, ya no soy un Ivashkov. Me lo quité como un cáncer. Soy sólo Dimitri Belikov".

"Interesante", dijo Abe.

"Y si no estoy en su testamento, no estarrá en mi vida", explicó, "desherredó a mi familia, por ser dhampirs. Así que lo desherredé de mi vida".

"Bien hecho, muchacho. Ahora, si quieres ser un Belikov-Mazur, yo honrado".

Y Dimitri sólo sonrió.

"Pero no se lo digas a Tatiana aún", sugirió Janine, "o lo usará en tu contra. Y busca como atacarlos, desesperadamente".

"Idealmente, cuándo lo sepa, que sea con los términos que ustedes planteen. Pero, mientras tanto, continúa usando el Máster Ivashkov. Así funciona la Corte. Puedes jugar según sus reglas, si lo deseas".


"... Y, en fin. Ya no trabajo más, ni con ni para ellos", explicó Rose, a su terapeuta, al retomar sus sesiones, "mis padres insistieron en que volviera a Lehigh, y nos apoyaron con un dúplex. Dimitri sigue trabajando allá y yo, bueno, ya doy clases de defensa personal. Soy muy buena en eso".

"¿Y... es difícil?".

"¿El qué?".

"Crecer así. Tomar tus propias decisiones, hacer tu propia vida. Eso".

"¡Puff!, ¡sí que lo es!. Pero no había tenido el tiempo de disfrutar al sol, es en serio. ¡Y lo amo!. Y no volveré a cambiarlo... jamás".

"¿Y, referente a lo que tu otra terapeuta dice?, ¿qué vas a hacer?, ¿vas a escribir?. Para sacar lo que llevas adentro. Puedes publicarlo, si quieres. Internet da para todo, en estos días".

"Pero, ¡se darán cuenta que soy yo!"

"No es necesario, Rose. Cambia algunas cosillas por aquí y por allá y conviértelo en historias y aventuras. No tienes por qué ocultarte. Sólo piénsalo", le sonrió. "Incluso, usa un apodo. La Hija del Sol. Tú amas al Sol, ¿cierto?".


Como dijo su Terapeuta, ¿por qué ocultarse? así que sólo cambió algunas cosillas en sus aventuras (para que no la pillara algún moroi caliente que navegara por esas páginas rojas).

Y pronto, encontró sitios en que le podían pagar por ellas.

Estaba algo corta de dinero (siempre), así que, cuando empezó a publicarlo, se puso como apodo La Sombra (para no decir la SK, ¿cierto?), porque era menos ella misma.

Y así podría despistar..

Así diferenciaba la fantasía que surgía de sus manitas de la realidad que la golpeaba fuerte por esos días.


Y ya sabía por dónde partir.

Por el inicio, claro.

El inicio de sus ¿qué habría pasado si...?