Del diario de Faride


"Hola, Soy Faride, y tengo 17 años.

Ni idea porqué estoy escribiendo estas estupideces aquí.

Pero era esto o volver al psicoloco. Así que serás mi terapeuta".

"Mi madre se divorció del tal Cok (déjalo así), cuando yo tenía como 10 años.

Mi padre (biológico) la había dejado cuando yo era una cría, y ella nunca más lo mencionó".

"Entonces vivíamos en una pequeña ciudad llamada Turquía -pero no en la misma Turquía, lástima-, y mi mamá consiguió un trabajo en Montana".

"El Distrito no era tan malo.

Allí encontró una Escuela Elemental -parte de un Complejo de 3 Escuelas-, fundada por una orden religiosa de Europa del Éste -La de St. algo (no es importante, a mí nunca me importó, en realidad), ya casi extinta ¡afortunadamente!-, y la única con cupos a esa altura del año".

"Ahí estuve todo el tiempo y temí -en un momento-, que moriría.

Una epidemia traída por uno que había viajado con sus papis casi asoló a toda la Escuela.

Ni que decir que nadie más le habló al tal Jessa Choclo (así quedó, después que le pegué un combo por imbécil) por... bueno, hasta que nuestra memoria infantil durara".

"Georgi y Abe eran mis mejores amigos.

Entre las niñitas, estaba Marissa (Le decíamos Riza), pero era tan blancucha, enfermiza y delicada que no jugaba mucho -o nada-, con nosotros.

Así que no contaba, en realidad".

"A mí me gustaba jugar a los combitos.

O sea, al que me molestaba, combos iban y combos volvían.

No entiendo por qué vivía suspendida.

Mi mamá ya no iba a la Escuela cuando eso pasaba".

"En fin, tampoco me fue mal allí (eso creo).

Cálculo no era mi amigo -ni yo de él, aparentemente-, pero igual nos tolerábamos.

¿Lenguaje?, los Maestros siempre me lo recordaban.

¡Pero era la primera en subir a las cuerdas! y en no querer bajarlas, obviamente".

"En la Escuela Intermedia todo fue igual.

Georgi y Abe.

Y menos combos.

Algunos ya decían que estaban demasiado grandes para eso... ah, claro.

Me llevaban como una cabeza.

Es que soy mitad Pixie (o sea, mi mamá) y mitad Jinn ( o sea, E.Q.N.D.S.N).

¡Qué años más maravillosos!, si pudiera recordar algo más que la oficina de La Directora, claro".

"La Escuela Secundaria es en dónde comenzaron los reales problemas.

Las niñas que ya no éramos tan niñas (¿?) debíamos asistir a clases con la enfermera escolar sobre higiene, y cuidados y esas cosas.

De mi clase, era la única.

Por ende, la única que se arrastraba por el piso una vez al mes.

Pero también la única que empezó a ver cómo los niñitos pasaban a chiquillos...

¡Y Georgi estaba ÑamiÑami!".

"Sipi. Los chiquillos se volvían bonitos. Más grandes. Más rellenitos. Menos rodilludos.

Pero eran más estúpidos.

Los programas de animalitos decían que -cuando entraban en este periodo-, las estúpidas hormonas los volvían estúpidos. y a los potros y a los toritos y a los perritos; había que castrarlos...

Cuándo se lo sugerí a Georgi y a Abe -al verlos a las trompadas-, huyeron como a mil por hora.

¿Por qué?".

"Fue entonces que ellos comenzaron a notarme.

Pero fue el momento en que mi mamá cambió de trabajo y además... encontró a otro novio.

Un tal Toño.

Y se fueron a vivir juntos a Pensilvania.

Yo cumpliría 15 años en marzo.

Y debería armarme de paciencia al tener que cambiarme a una nueva -y extraña-, escuela".

"Esa escuela era un desastre de escuela.

Según el tal Toño -qué manera de rebajarse mi madre por ese imbécil, casi arrastrándose y dejando que la callara y mandara-, era de lo mejorcito.

Si, seguro.

Camino seguro al reformatorio".

"La familia del tal Toño eran ricachones arribistas, para quienes la sencilla oficinista (mi madre) y su problemática hija (yo) eran un problema social.

Eso implicaba que en las, reuniones y esas cosas, no podían -simplemente-, insultarla y a mí el llamarme callejera".

"El deporte fue mi forma de escapar a esa estupidez hormonal de mi madre.

Después de todo, mujeres de su edad -30 y algo de años-, se inseminaban a falta de un semental... ¡Les regalo al tal Toño!, no quiero que deje inseminada a mi madre y yo tenga que criar al fruto de esa estupidez".

"¿A que no sabes quien asomó la nariz... y el pene?.

¡Mi propio donante de semen!, ergo, padre. O el Baboso, como yo insistía en llamarlo.

El quería que yo lo llamara padre, ¡el muy patúo!.

Antes de eso, quiero la manutención que me debe.

A mi madre -claro-, no a mí.

Sí. A mi.

Quiero un pasaje de ida a alguna parte o de vuelta a Montana.

Lo que sea primero".

"¡Y se casaron!, mi madre y mi padre. Claro.

¡En las Vegas, los fugados!, volvieron de su viaje de reencuentro con anillo en el dedo.

¡Y yo ni me enteré!.

Y... ¡A Montana los Boletos!... Adiós, Pensilvania, hola... mis casi 18 años".

"Me sentí como pollita en corral ajeno al volver a mi vieja escuela.

No era tan chica entonces, ¿cierto?.

Yo era la nueva. Y en el curso senior.

Había perdido todo el crecimiento -o achique-, de la escuela.

Y para todos era un bicho raro. ¡Rarísimo!.

Las chiquillas eran mucho más estiradas y flacuchas que antes.

Riza estaba que daba risa, de lo anoréxica que se veía, la pobre.

Y las que no... eran invisibles, las pobres.

Los chiquillos parecían postes de alumbrado.

¿Y quién era yo entonces?".


"Buen día, estudiantes, soy Miss Petra, la profesora de deportes y él es Milovan Bonasic, que estará en su práctica deportiva con nosotros. Se graduará de la Universidad este verano".

" ¡Que. Pedazo. De. Hombre!, llegué a aullar. En mi mente (bajo el ombligo, esa mente, claro).

Altísimo. Ojos y pelo de ese chocolate caro, que sólo podía ver pero no comer.

¡Qué hombros y qué trasero!. ¡ÑamyÑamyÑamy!.

Podía ver que todas se derretían por él.

Incluso podía olerlas.

Y sospechaba que algunas irían a estrujar su ropa interior al baño e incluso... a... bueno, estrujarse a sí mismas.

Aprovechando.

Milo tenía 23 años.

Becado en deportes en la Universidad de Montana.

¡Y era eslavo!.

Su acento era muy sensual y sus músculos dejaban a todos los chiquillos como niñitos, otra vez.

"Farride", ¿en serio me estaba llamando a estar con él?. Floté hasta su posición. "Tengo entendido que erres una excelente deporrtista. Así que nos verremos una horra antes y otrra después de clases. Serré tu entrrenador perrsonal, en vías a que obtengas una beca deporrtiva. Los Scouts de las Univerrsidades vienen entrre marrzo y abrril".

Que qué... él y yo... ¿juntos hasta la eternidad?.

Sus ojos me hechizaron totalmente.

No sólo eso.

Una sola mirada y ya soy suya.

Para siempre. Sólo faltaba que él lo supiera".

"No me importaba la diferencia de edad.

Me importaba él.

Acostarme con él.

Estrujarlo a él.

Incluso, ¡tener los bebés de él!."

"Así que me aboqué a hechizarlo.

Seducirlo.

Engatuzarlo.

Para enfundarlo, pero dentro de mi cuerpo".

"Jamás había sentido tanto deseo por alguien, antes.

Y Él era un hombre.

Y lo quería para mí. Mi solita".