Summary: Se conocen hace mucho, son amigos hace mucho, actúan juntos en una nueva película y ahora él quiere ser más... ¿Cómo podrá lograr llegar al corazón de Isabella Swan cuando solo te ve como el Símbolo sexual de adolescentes calenturientas? Edward Cullen no la tendrá tan fácil ¿o sí?
Disclaimer: Todos los personajes le pertenecen a la extraordinariamente talentosa Stephenie Meyer. Yo solo me atribuyo la historia, porque la he escrito.
Playlist:
Wolfgang - The king and all of his men
Of monsters and men -Little talks
Of monsters and men - Mountain Sound
Amor de Película ¿no?
CAPÍTULO 3: Quiero matarte
Estaba desesperada, no había escapatoria, deseaba que me tomase allí, sin importar quién apareciese, ni qué haría cómo respuesta a sus estímulos sensoriales. Simplemente deseaba tenerle.
Sin embargo, no había forma en que no equilibrase mi deseo y sus fechorías harto conocidas de todos estos años, la nube que cubría mi cuerpo de deseo, no era suficiente para sucumbir. O al menos eso era lo que me decía a mi misma.
Necesitaba una escapatoria. Una rápida y efectiva.
- ¡Jacob! -gimoteé. Necesitaba auxilio. Él se soltó de mi agarre cual si hubiese tocado un cable pelado del lado equivocado. Cual si mi cuerpo fuese a ser su muerte, literalmente.
- ¿Que dijiste? -gruñó él, exasperado. Con el rostro contrito de furia.
- Necesito que Jacob, ...venga aquí, ...ahora. -mi voz no ayudaba mi accionar, era tan suave y débil, que no dudé en que si volviese a tocarme ya estaríamos en mi habitación culminando lo que tanto deseábamos. Ambos.
- Así que necesitas a esa marica, cuando me puedes tenerme a... -solté un bufido, cortándolo. Enojada, por el modo nada amigable en qué se dirigía a mi mejor amigo.
- Estás hablando de mi mejor amigo. No lo insultes, ahora, vete de aquí, no aguanto más de esto. Tú, ...tú fuiste quién soltó algo que jamás debió decir. No yo. No son mis sentimientos los que quedaron expuestos. -No debí decirlo como si hubiese sido un error.
- Justamente, por eso Isabella. Por que no arriesgas nada, en absoluto. Mucho menos tus sentimientos, abrí mi corazón ante tu debilidad: mis besos. Y aun así no dijiste nada en absoluto, ni hiciste algo lo suficientemente arriesgado para demostrar que al menos removí el piso en el que estabas anclada, nada en absoluto y sabes que, me alegro, porque así no voy a pasarme la vida esperando que reacciones después, por que no quiero saber nada de nada, mucho menos de lo romántica que podría haberse tornado nuestra historia, una que no pasará, obviamente. Al menos ahora sé que lo intenté.
Yo no sabía si estaba oyendo bien o si estaba demasiado mareada como para reconocer la realidad de lo que pasaba. Lo único que podía asegurar es que me estaba hiriendo, por que sus palabras eran verdaderas y yo no quería rebajarme a aceptarlo. Mi orgullo era más fuerte.
Sin embargo, Jacob apareció nuevamente. No sé como lo llamé realmente pero agradecí su aparición.
- ¿Me llamaste, Bella? -él pareció notar nuestro intercambio de mal humor pues su tono de voz disminuyó en medio de la pregunta. -Perdón, no quise...
- Sí. Te llamé. Podrías acompañar a Edward si decide quedarse más tiempo, tengo que salir un momento.
Realmente no podía quedarme más allí. O me lanzaba sobre su cuello y no precisamente a matarlo, o lo asesinaba sin remedio. Prefería escapar.
Eres cobarde, Bellita. -Me inquietó mi consciencia.
- No te preocupes Isabella, ya me voy.
Ipso facto se fue. Y mi corazón quedó más dolorido que cuando estaba frente a mí.
Negué cuando su espalda desapareció de mi vista, no, no sufriría por él. Tenía derecho a protegerme.
¿De qué, exactamente Isabella? -preguntó mi mente enojada.
-o-
Era lamentable lo que él le hacía a mi cerebro, pero había que enfrentarlo ¿no? Edward y yo no estábamos ni a cien mil años luz de estar juntos realmente. Y eso dolía aunque sólo en una parte escondida de mi mente.
Decidí salir a correr, necesitaba oxígeno en mis neuronas.
Jacob se había ido hace ya rato atrás, alegando que su chica estaba desesperada por verle, y no entendía por qué Edward y yo habíamos discutido. Tampoco quería explicar algo tan... tan íntimo.
No había forma en que le dijese a mi amigo, mejor amigo en realidad, que Edward me había seducido lo bastante rápido como para que yo cayese y encima quisiera follármelo en medio de la cocina.
De eso no había ninguna duda. Él sería el último en saberlo, pues mi vergüenza ganaba a mi excitación.
¿Acaso no era yo quién gritaba a los cuatro vientos que Edward y yo jamás seríamos más que amigos?
¿Acaso no era yo también quién aseguraba que el último hombre en la tierra con quién me enredaría sería él?
Entonces ¿Qué hacía metiendo mis narices -y lengua- en todo esto?
No valdría la pena y menos si yo iba a terminar con el corazón roto...
¿No es él quién te dijo que...?
Lo sé, lo sé. Pero no soy de piedra. ¿Acaso no hemos sentido ésta atracción por él por quién sabe cuánto?
¿Qué carajos hacía respondiéndome a mi misma? Estaba para el psiquiátrico, de eso no había duda.
-o-
- Empezamos en cinco, Bella. -Alen volvió a llamarme. Estaba aterrada. Vería a Edward, o mejor dicho, a Jared como el amor de mi vida y tendría que simular hacer el amor con él de forma suave y tierna. ¡Diablos! sólo quería golpearlo.
No me hablaba desde que se fue de mi casa -dos días atrás. Aunque hemos empezado el trabajo recién ayer, lunes, pero no teníamos escenas juntos.
Él, igual veía en otra dirección si estaba en la misma habitación, y era decepcionante, porque se suponía que al menos éramos amigos y manteníamos nuestras vidas laborales separadas de las personales.
Obviamente tú olvidaste ese detalle cuando metiste tu lengua en su garganta ¿no? -Joder, que esta consciencia mía no me dejaba en paz ni un segundo.
- ¿Está todo bien Bella? Pareces algo absorta, llevo hablándote buen rato... -mi asistente, Clarise, estaba a mi lado antes de salir del remolque donde estaba prácticamente escondida.
- Si, no pasa nada. Ya ves como me pongo para recordar mis líneas. Debo concentrarme, eso es todo.
- Y parecer una zombie...
solté unas risitas, a veces Clarise me disipaba el estrés rápidamente.
Sin embargo, aun moría de nervios. ¿Edward se comportaría igual que hace un par de días?
- Que bueno que llegaste Bella. Estaba explicándole a Edward un ligero cambio en el libreto.
- ¿Cambio? Okay, debiste avisarme eso antes... -odiaba que me cambiasen las líneas a último momento. Lo detestaba.
- No te preocupes, es apenas media línea. Tres palabras.
- Está bien, entonces no me estresaré. Tanto... -susurré la última palabra. La intensidad que sentía provenir desde donde se encontraba Edward me estaba enviando olas de calor nada agradables.
- Okay, preparados, salimos en cinco... cuatro... tres... -los segundos siguientes ni los oí, apenas entré en consciencia de qué se venía, quité el albornoz que me cubría, y mi ropa interior doble era lo único que me tapaba. Ahora era Rachel...
- Estás hermosa esta noche... -susurró Jared cuando entró su amada en la habitación, él estaba sentado en el borde derecho de la cama, nervioso por que estaría con la chica que amaba, a pesar de todo lo que había pasado antes entre ellos. Ahora, no tenía ninguna duda de su amor, ni deuda con el pasado.
Rachel temblaba de miedo por dentro, esta sería su primera vez. Amaba sentir a su novio cerca, y lo amaba a él con todo los defectos que tenía, con lo celoso que era y lo que había causado en ella desde que lo conoció. Aunque claro, odiaba que él hubiese optado por mostrarle su lado negativo, por decirlo menos, para demostrar que le interesaba. Pero puestos a cómo iba todo, ya no tenía opción a dejar de quererlo.
Jared estaba nervioso y juntó sus manos un poco indeciso de dónde o cómo tocarla, moría de miedo de hacerle daño.
Rachel se acercó a él, desesperada por que no hacía nada. Por que sentía pánico de que él no sintiera atraído a ella de esa forma. De que no la deseara.
- Jared- él la acalló poniéndose de pie rápidamente y besándola sin pensar en otra cosa que no fuera el deseo irracional y el amor loco que lo poseía. Rachel tembló de gusto. Sus labios eran el afrodisíaco más potente que pudiese existir.
Apenas y encontró un poco de paz mental y oxígeno cuando él decidió besar su cuello. Sus manos no podían estar quietas, las dirigió directamente a su nuca, acariciándolo suavemente. Luego subió por su cabello, enredando sus dedos allí mientras él saboreaba su piel del cuello. Su piel ardía, estaba a punto de estallar.
No supieron cómo pero cayeron sobre el colchón con ella sobre él. Jared dirigió sus besos a lo largo de su mandíbula. Rachel se deshizo en sus brazos.
La manos de él acariciaron sus costados suaves y calientes, ella se limitaba a suspirar y jadear cuando recorría un nuevo lugar en su piel. Cuando él llegó al broche trasero de su brassier, su boca volvió a buscar la de ella. Rahcel iba a sufrir algún tipo de combustión por el calor que bullía en sus venas.
Un vez que desabrochó su ropa interior, rodó el cuerpo femenino para quedar sobre ella. Sin soltar sus labios.
Rachel gimió su nombre cuando notó su masculinidad rozándola en el centro mismo de su cuerpo. El separó sus rostros, con ansias de notar el ardor que ambos sentían en los ojos de ella. Ella tenía los ojos cerrados.
- Rachel... -susurró, acariciando su nombre de la misma forma en que acarició su cuerpo segundos antes. - Abre tus ojos, por favor -rogó, sintiendo que no podría ser tierno por mucho tiempo. Su centro rozaba delicadamente su polla y moría por enterrarse en ella. Estaba tan caliente...
- Por favor, -repitió.
Ella abrió los ojos y sonrió apenas. Él separó un tanto más su cuerpo, absorbiendo con sus mirada la visión de sus bellos senos... del color sonrosado de su piel debido a sus besos.
- No voy a hacerte daño. sentenció suavemente. -Jamás.
Ella se entregó. por completo, si sentía alguna duda debido al titubeo de él en un principio, el verse reflejada en esa mirada repleta de lujuria le decía lo contrario. La hacía sentirse apenas mantequilla suave en sus palmas.
Él terminó de desnudarla y con toda la paciencia que pudo, a pesar de si mismo entró en su cuerpo con delicadeza, absorbiendo sus gemidos en medio de besos. Nunca se cansaría de besarla.
- ¡Corte! -Alen hizo que la burbuja reventase de forma irrevocable. Edward seguía sobre mí, abrazándome cual si hubiésemos tenido esa tan ansiada liberación que ambos queríamos, por que sí señores, yo quería estar enredada con él completamente, y ser parte de su cuerpo como Rachel fue de Jared. Y joder, su nada decente erección estaba pegada a mi centro después de rozarse conmigo. Ahora ¿cómo nos arreglaríamos?
¿Ustedes cómo lo arreglarían?
Bueno, espero que lo hayan disfrutado, yo como siempre amé escribir esta historia, y tengo que decirles que nos quedan pocos capítulos, es un short fic, así que... bueno, no queda mucho.
¿Creen que estos dos cabezotas se arreglaran? ¿o seguirán igual de tontos?
Espero sus opiniones y les comunico que me han nominado como mejor traductora en una página de recomendaciones en Facebook. Les pongo el link acá abajo para la que desee apoyarme.
Ya saben, quiten espacios y eso:
ww w (punto) f ac ebook /photo (punto) php?fbid= 1020451981645803 3&set=gm.5565 28997790404 &type=1&thea ter
En el comentario 6, donde está el link de mi perfil :)
Bueno, Besos.
