Disclaimer: This is a translation, the original fic made by Lyricalkris, who had the kidness to let me give it to all of you in Spanish. So, thanks so much Kristina.
And Yet So Far
Traducción: Aún así tan lejos
Original de: LyricalKris
Traductora: aleshita-luvs-paramore
Capítulo 5
Despedazando esperanzas
—Elsie. ¡No!
Bella mantuvo sus ojos fijos en la hoja de cálculo, ignorando el hecho de que Edward debía levantarse por lo que debía ser probablemente la vez número siete del día y corretear a su hija en toda la habitación.
La bebé había descubierto un nuevo juego, que ahora era su favorito. Durante la última hora, estuvo paseándose entre sus juguetes para manosearlos, babearlos o subirse en ellos, a pesar de que ella era consiente que se sobrepasaba de los límites cuando lo hacía. Bella podía jurar que Elsie comprendía lo fundamental de lo que hacía, ya que siempre volteaba a ver a Edward, con ojos brillantes con alegría apenas contenida. Cuando él le decía "No, Elsie," ella obedientemente repetiría, "¡No-no!" y soltaría unas alegres risitas.
Se había convertido en algo muy tierno —la primera vez que lo hizo. Pero en el momento en que ella descompuso una figurilla que ella supuso estaba fuera de su alcance, Edward parecía estar casi tan molesto como Bella estaba.
Cuando la depositó nuevamente en la manta donde estaban todos sus juguetes desperdigados, Edward retornó a sentarse al lado de Bella. Colocó una de sus manos cansadas sobre sus ojos, y soltó un gran y alargado suspiro.
—Okay, —soltó después de un momento. —¿Cuál era la pregunta?
Bella le repitió la pregunta de su cuestionario de estudio, observándolo detenidamente. Ella podía suponer por la mirada en sus ojos que no tenía idea de la respuesta. Y nada frustraba a Edward más que lidiar apretadamente con el tema de la escuela. De lo que él le había contado de su antigua vida, estaba completamente desacostumbrado a no entender sus clases a la primera.
Y ella le hubo asegurado en más de una ocasión, que él se estaba siendo muy duro consigo mismo. En Chicago, él tomaba clases para EA (estudiantes avanzados). Ahora tenía suerte de lidiar con las clases básicas que la secundaria de Forks administraba. Él pensó que tal vez podría estar haciéndolo mejor. Sin embargo, Edward también pensó que podría trabajar más horas, pasar más tiempo de calidad con su hija, y ser un buen hijo y hermano.
Algo tenía que ceder.
El corazón de Bella se oprimió, observándolo debatir. Se aclaró la garganta, abriendo la boca para decirle, pero él levantó su mano.
—No me lo digas, —gruñó, apretando sus dientes. —Lo tengo. Sé que lo tengo. —sus cejas se fruncieron, concentrándose.
Ambos saltaron, cuando segundos después oyeron un gran sonido de algo cayéndose.
—¡Maldita sea! —ladró Edward, golpeando tan fuerte la mesa del café con su mano que Bella saltó ante el fuerte estruendo. Él se impulsó hasta quedar de pie, atravesando la habitación hasta donde Leona se sentaba a un lado de libros que ella acababa de tirar al piso.
Él tomó a su hija de los hombros, levantándola. —¿Por qué estás haciendo esto? —le gritó.— ¡Detente! ¡Sólo hazlo!
La bebé soltó un llanto entrecortado, a pesar de eso Bella no sabía si era porque su padre la tenía muy apretada de los brazos o porque simplemente estaba aterrorizada por la enojada voz. De cualquier forma, su reacción, y la forma en que ella empezó a sollozar un segundo después, tuvo un efecto inmediato.
Los ojos de Edward se abrieron casi hasta salir de sus órbitas, con una expresión muy culpable mientras se tambaleaba hacia atrás. Leona cayó sobre su trasero, llorando inconsolablemente. Edward cayó de rodillas. —Elsie. Bebé, lo siento. Papi lo siente—, soltó con voz rota, meciéndola muy de cerca.
Poniéndose de pie, y tragándose el asombro que sentía, Bella fue hacia ellos, arrodillándose al lado de Edward.
Lucía preocupado. Era obvio que intentaba no llorar. También era obvio que él era quién iba a perder esa batalla. Sus hombros temblaban y su aliento era apresurado.
Él se sentó nuevamente, doblando sus piernas para así poder seguir meciendo a Elsie. Él acarició su espalda, callándola con dulzura, mientras Bella mantuvo una mano dubitativa sobre su brazo.
—Lamento arruinar esto —, murmuró él cuando unos minutos después, el llanto de la bebé había cambiado a pequeños quejidos.
Él se burló. —No sé como puedes decir eso, tan suelta de huesos, después de lo que acabo de hacer.
—No hiciste nada.
—Puede haberlo hecho —, resopló, viendo hacia donde ella estaba con ojos torturados. —Pude haberlo hecho tan fácilmente.
Bella suspiró. —Necesitas un descanso, Edward. Estás estirándote a ti mismo, demasiado.
Su sonrisa en respuesta bordeaba lo maníaco. —No hay nada parecido a un descanso, no de esto.
—Por una hora, o algo así. —argumentó Bella.
—¿Y qué voy a hacer con ella? ¿Encerrarla en nuestra habitación? —resopló nuevamente, negando con la cabeza y abrazando a la pequeña cerca de él. —Mis padres no están aquí ahora, —le recordó él.
Bella no pensó en las palabras que estaba diciendo hasta que habló. —Entonces, déjame llevármela —, le ofreció—
Edward estrechó sus ojos. —Si. Claro.
—Estoy hablando en serio. Tu ve a jugar algo en el X-Box con Emmett. Elsie y yo estaremos bien. ¿No es cierto, Elsie?
La niñita levantó su cabeza de sobre el hombro de su padre, observando a Bella pensativamente. Ella estiró su mano, tratando de tocarla. Estirándose.
—¿Lo ves? —dijo Bella, tratando de esconder su sorpresa al notar que la bebé estaba muy preparada para ir con ella. —Somos buenas amigas.
Eso logró que Edward mostrase una pequeña sonrisa. Suspiró luego, soltando una espiración temblorosa. —Creo que estoy bien —, dijo calmadamente. —Sé que tu y los niños no van muy bien juntos.
—Me gusta mucho Elsie, —protestó Bella, dándose cuenta que mientras decía esas palabras, no mentía. —Puedo estar con ella por una rato. En serio. Te mereces un descanso.
Edward parecía dubitativo aún, pero el cansacio debió haber ganado, ya que asintió en respuesta, entregando la bebé en brazos de Bella. —Sólo por una rato —, permitió él. Tiernamente, se acercó, limpiando las marcas de las lágrimas de Elsie fuera de sus mejillas. —¿Puedo tener un beso, leoncita?
Sumisamente, Elsie se inclicó en brazos de Bella para darle un húmedo y sonoro beso en los labios a su padre. La sonrisa de Edward creció con ese gesto.
Bella se dirigió escaleras arriba con Elsie, golpeando la puerta de Emmett lo suficiente para decirle que Edward estaba interesado en patearle en trasero en algún video juego. El chico se emocionó y bajó a trompicones las escaleras de inmediato.
Edward le había dijo en algún momento que se sentía culpable. Emmett siempre le había admirado, incluso idolatrado, pero en Chicago, Edward hubo dejado el tiempo para él. Y ahora, por supuesto, tenía otras responsabilidades.
Elsie era definitivamente una niña mejor portada de lo que había sido antes durante ese día. Estaba pegajosa, aferrándose a la pierna de Bella cuando ella intentaba calmarla en la habitación de Edward. Así que Bella se sentó en la cama, cargando a la bebé en su regazo. Ella tomó una cartulina que estaba al alcance de su mano y la puso frente a ellas.
En la cartulina había muchas fotografías de la familia Cullen. El juego sería sencillo, al menos es lo que pensó Bella.
—¿Dónde esta la abuela? —soltó bella. Ella se carcajeó cuando la bebé tocó la foto de Emmett. —No. ¿Dónde está la abuela?
Elsie demostró que era mucho mejor identificando ésta vez.
—¿Quién es él? —preguntó Bella, señalando una fotografía de Edward.
—Papa* —, identificó Elsie, tocándose a sí misma.
El juego emocionó a Leona considerablemente, y pronto estuvo de vuelta en su estado normal, burbujeante como ella era. Ella gateó por el borde de la cama y se deslizó debajo con asistencia de Bella, gateando —a pesar de que era capaz de caminar muy bien— hasta su caja de juguetes.
Por un rato, Bella se limitó a permanecer allí, en la cama de Edward, observando a la bebé y contemplándola.
Una noche, unas cuantas semanas atrás, ella había ido a visitar a Charlie para dejarle la cena pues trabajaría hasta tarde. Esme también estaba allí.
Esperando a que su padre aparezca, Bella había tomado una fotografía digital del escritorio de Esme. El mismo que brilló con el flash de muchas fotos de su familia.
Bella detuvo el disparo de flashes cuando se encontró con una foto de Edward. En ella, él parecía mucho más joven, a pesar de que no había sido tomada tanto tiempo atrás. Elsie era una bebé pequeñita, con su cabello fino apenas notorio en su cabeza. La habían capturado en medio de un bostezo, contenta obviamente en los brazos de su padre. La expresión de Edward, en contraste, era un mezcla de admiración y terror.
—Ese fue el día en que se conocieron —, Esme le explicó cuando estuvo de vuelta en su escritorio. —Por supuesto, Edward había conocido de su existencia apenas un par de días antes, pero no creo que realmente creyera en ello hasta ese preciso momento.
Leona interrumpió las reflexiones de Bella, removiéndose y tirando del borde de la colcha, tratando de levantarse. —Ba —, dijo lastimeramente.
Bella se puso de pie, poniendo a la bebé hasta el medio de la cama donde lucía un poco más a salvo antes de ir a por la pelota. Elsie solo observó la cosa y la apartó lejos. —¡Ba! —insistió.
Esto continuó por unos cuántos minutos, mientras ambas, Bella y Elsie, se frustraban más y más. Ella acarició sus sienes, intentando recordar que es lo que Edward hizo. Él siempre parecía saber que deseaba ella. Él hablaba bebé.
—Ba. Biberón —, cayó en la cuenta, negando con la cabeza. —¿Tienes hambre?
Elsie asintió.
Con la niña balanceándose sobre su cadera, Bella sido su camino escaleras abajo nuevamente. Se detuvo justo cuando llegó a la sala, observando el panorama por un momento.
Edward estaba obviamente muy envuelto en el juego. Él y Emmett intercambiaban insultos, ambos maniobrando al mismo tiempo que as mociones del juego, golpeando los botones furiosamente.
Era la primera vez que ella lo veía como un chico de dieciocho, completamente despreocupado y sin cargas.
Su expresión tan suelta decayó en el momento en que la vio allí con Elsie en sus brazos. Marcó pausa, ignorando la protesta de Emmett. —¿Qué esta mal? ¿Pasó algo malo? —preguntó, ansioso mientras revisaba a la bebé.
—Ella está bien. Sólo tiene hambre —, le aseguró Bella.
—¡Ba! —estuvo de acuerdo Elsie.
Edward le sonrió a su bebita. —¿Te divertiste con Bella?
Elsie le sonrió a su padre y tomó abruptamente un poco de cabello de Bella en su boca.
—Lo tomaré como un si. —Edward observó a Bella. —Realmente ¿Fue muy horrible?
—No —, respondió rápidamente. —No fue nada mal en realidad.
~0~
Las siguientes semanas, mientras el fin del semestre se avecinaba, Bella se ofreció para cuidar de Elsie una cantidad de veces. Al principio Edward se resistió, pero los respiros entre semana hicieron mucho en cuanto a mejorar su humor, lo cuál afectaba desde sus notas hasta su paciencia con todos —no sólo con su hija.
—Pero esto es demasiado —, argumentó Edward cuando Bella le ofreció cuidar de Elsie por casi todo el día.
—No es para tanto. Hemos estado llevándonos bien —, puntualizó Bella.
—Y me doy cuenta, pero cuidar de ella una hora o dos no es lo mismo que cuidarla todo el día. —Edward pasó una mano por su rostro, desviando su mirada hasta dónde Elsie se encontraba aporreando sus bloques. Él sonrió, sólo un poco. —Es agotador.
—No soy estúpida, puedo manejarlo por un día—, argumentó Bella. —Edward necesitas más amigos que yo. Ve. Sal con Jasper y Mike. Necesitas una sacudida de testosterona.
Edward arrugó su rostro y se carcajeó. —Eso sonó muy sucio.
Cubriendo su boca con su mano, Bella intentó no reír. —Oh, Dios. —posicionando sus manos en pose apaciguadora, ella meneó la cabeza. —Mira. Has lo que sea que debas hacer. Sólo sal un rato con los chicos.
Ella triunfó, al final. El siguiente sábado, Edward hubo intercambiado horarios con uno de sus compañeros de trabajo así él podía pasar el día con Jasper y Mike en Parque del Estado de Bogachiel. Él se apareció en casa de Bella justo después que Charlie saliese a pasar el día pescando.
Él estuvo repasando preocupaciones e instrucciones de última hora durante los últimos cinco minutos, justo antes de que Bella calmara las cosas. —Edward. Ella estará bien.
Edward apretó las cejas, pero no podía contradecirla. Elsie lucía bien. Bella la sostenía sobre una de sus caderas y ella estaba meciendo uno de sus juguetes cerca de ella, luciendo bastante tranquila. La casa era extraña para ella, pero Bella no, así que no sentía estresada por nada.
Con un suspiro, Edward se acercó, recorriendo sus dedos por el paseo de sus rizos rojizos. —¿Tienes el número de mi papá y mi mamá? —le volvió a preguntar por, probablemente, décima vez.
Era sólo su enorme fuerza de voluntad lo que mantenía a Bella lejos de rodar sus ojos. —Si. Ahora vete. Y diviértete.
Su sonrisa estaba un poco más tranquila cuando vio en su dirección. —Gracias por esto. Realmente —, dijo él, acercando su mano para apretar la que ella tenía libre.
Bella sintió un estremecimiento recorrer su cuerpo con su toque. Ella tragó el grueso nudo que repentinamente estaba en medio de su garganta y asintió. —Realmente no es un problema —, dijo calmadamente.
Hubo un momento, con la mano de él aún curvandose en la de ella, en el cuál el aire parecía centellar, pero el momento pasó antes de que alguno de ellos pudiese notarlo.
Con un suspiro calmado, Edward se acercó, besando la frente de Elsie. —Sé buena para Bella, leoncita.
—¡Pa! —estuvo ella de acuerdo, enfáticamente.
Él sonrió, acarició su cabello una vez más, y se fue.
Edward tuvo razón —un día entero con Elsie era extenuante de modo rebosante. Ellas jugaron juntas, la mayor parte del tiempo, a pesar de que Bella realmente hubo estado casi en estado vegetal tirada sobre el sofá mientras que la bebé jugueteaba en su caminadora musical, dándole un poco un dolor de cabeza.
Más tarde, a pesar de que ella no podía entender en retrospectiva qué la hacía ser tan masoquista, Bella dejó a Elsie que la ayudase a hornear unas galletas. La pequeña parecía encantada mientras masterizaba el arte de larga tradición de llenarse los puñitos de chispas de chocolate, dejándolos untados en su vestido, rostro, y cabello... y ocasionalmente, en el lugar en qué debían ir. Una hora más tarde, Bella se encontró a sí misma a cargo de una bebita cubierta de chocolate y borracha de azúcar.
Cuando Leona cayó rendida, Bella la acompañó, y así es como Charlie las halló: totalmente dormidas en el sofá, los brazos de Bella envueltos alrededor de la bebé mientras ambas dormían.
Él se aclaró la garganta, y Bella despertó lentamente, desenredándose y estirándose mientras se daba cuenta que él estaba en la habitación. —¡Hola, papá! —chilló ella, apretando a la bebé contra su pecho. Leona soltó un quejido de disconformidad.
Charlie se cruzó de brazos y señaló a la bebé con su mentón. —Explícate.
Sonriendo, Bella se cambió de lugar, dejando a la bebé sobre la manta que estaba esparcida en el suelo. Desenvolvió otra manta sobre ella, acariciando su pancita un poco, imitando lo que había visto a Edward hacer al menos mil veces para asegurarse que ella estaba completamente dormida.
—¿Así que Edward está deshaciéndose de su hija contigo ahora? —le retó Charlie a Bella antes de que pudiese responder su pregunta original.
—Yo me ofrecí —, dijo ella cortante, dándole a su padre una fría mirada porque ella tenía el presentimiento de a donde estaba dirigiendo la conversación y no le gustaba en absoluto.
Charlie no lucía complacido. —No me gusta esto, Bella.
—No entiendo cuál es el problema, —contraatacó Bella, levantándose y alejándose de la bebé durmiendo. —Edward trabaja duro, él nunca tiene tiempo para ver a sus otros amigos. Esto es solo por hoy.
—Si quisiera salir con sus amigos cuando sea que deseara, tal vez debió haberlo pensado antes de—
—¡Papá! —protestó ella agudamente. Ella resopló, cruzándose de brazos, tratando de contener su irritación y no dejándola salir demasiado. —¿Tienes alguna idea lo que le ha tomado a Edward incluso considerar dejarla aquí hoy? Y él me ha llamado cada vez que ha tenido siquiera una línea de señal telefónica. —ella negó con la cabeza— Él no está intentando lanzarme sus responsabilidades o tomar ventaja de mi en algún sentido, así que deja de hacer esto. Por favor.
—Te estás entendiendo demasiado con él —, respondió Charlie, no realmente dispuesto a dejar el asunto.
—¡Maldita sea! —respondió ella, exasperada. —Estoy ayudando a un amigo. Eso es todo lo que está pasando aquí.
—Ayudando a un amigo con su hija, es lo que hace la diferencia aquí, Bells.
—Y no termino de entender cuál es la diferencia. —Bella tomó un respiro profundo. —Ya te lo he dicho —nada está pasando entre nosotros si eso es lo que tanto te preocupa. Sólo. Somos. Amigos.
Su ceño permanecía allí, pero no lucía tan enojado como hasta hace un minuto. —Confía en mi, chica. La vida te puede dar la vuelta bastante rápido. Sólo no quiero que te descarriles de tu camino a la universidad.
Bella se carcajeó. —¿Estás bromeando? Estoy cubierta de chocolate, exhausta, he lidiado con popó, pipí, y lágrimas, y sólo han sido unas horas. —Ella le rodó los ojos a su padre. —Vamos, pa. Pasar el rato con Elsie es toda la propaganda que necesito para la abstinencia.
Ella vio los labios de su padre quebrarse en un intento de no reír, pero una sonrisita entre dientes escapó. Él vio hacia abajo, pareciendo mucho más tranquilo, luego la vio directamente. Curioso. —¿Por que la continuas llamando Elsie?
—Oh. —Bella se encogió de hombros. —Así es como Edward la llama.
Él no parecía complacido con la respuesta, pero no lo comentó. En lugar de eso, él le dio un sobre de apariencia pesada que traía dentro de su chaqueta. —Te llegó mensaje del correo —, dijo finalmente con un raro brillo en sus ojos.
Ella levantó una ceja y tomó el paquete que le alcanzaban. Ella empezó por notar cual era el remitente. —Esto es de USC*.
—Es una aceptación —, soltó Charlie, con su voz reflejando orgullo. —Felicidades, cariño.
Sonriendo, Bella abrió el sobre, leyendo las palabras por su cuenta. USC era su primera opción. —Ah, carajo —, murmuró cuando llegó a la siguiente página. —No es una beca completa.
—No, —comprendió Charlie. —Pero es parcial, y eso es increíble. Nosotros arreglaremos el resto —tu mamá y yo.
—Pero yo no quiero que—
—Bella, vas a ir, nosotros nos encargaremos. —le interrumpió Charlie en un tono que no dejaba lugar a dudas.
Algunas horas después, Bella había manejado sacar todo el chocolate de ella y de Elsie, así que estuvieron relativamente presentables cuando Edward llegó.
—¡Pa! Pa, Pa, Pa, Pa. —balbuceaba Elsie emocionada cuando él llegó hasta la puerta. Ella hizo todo por salirse de los brazos de Bella y lanzarse a los de Edward.
—Elsie, Elsie, Elsie. —coreó él de vuelta, abrazándola fuertemente. Él vio sobre su cabeza, a Bella. —¿Ella estuvo bien?
—La pasamos bien —dijo Bella evasivamente.
Edward se rió de eso. —Sí claro, Bella. Luces como el infierno.
—¡Hey, gracias! —ella golpeó ligeramente su hombro. Elsie se rió. —Bueno, no fue como si no fuese agotador, pero no fue grave ni mucho menos.
—Sé lo que dices, —dijo Edward apesadumbrado.
—Hola, Edward —, dijo Charlie, ingresando a la habitación.
Instantáneamente, Edward se puso de pie mas derecho, ajustando a Elsie en su cadera. —Jefe Swan —, asintió él, a modo de saludo.
—Ven y siéntate un segundo, —ofreció Charlie, asintiendo con su cabeza en dirección a su sala.
—Uhm. Okay, seguro. —dijo Edward, sonando nervioso.
Bella observó a su padre, segura de que él estaba apunto de hacer algo que ella no aprobaría. Él solo levanto una ceja en su dirección.
Reluctante, Bella los siguió a ambos a la sala.
La cuestión no empezó mal. Charlie comento que Leona era adorable, y una bebe feliz. Era de alguna manera surreal escuchar a un chico de su edad como un padre. Tan embarazoso, como pareciendo ella una de las hijas en cuestión, ella estaba feliz de que ambos estuviesen creando lazos a partir de lo orgullosos que estaban de sus hijas.
Hasta que, por supuesto, Charlie hizo su jugada. —Bella acaba de recibir su carta de aceptación de la USC, —declaró él.
Los ojos de Edward crecieron bastante, —Oh-oh —tartamudeó él, observando a Bella. —Bueno, es asombroso. Felicitaciones.
—Gracias —murmuró Bella, por alguna razón sintiéndose no tan feliz por el prospecto.
—Cuales son tus planes para el siguiente año? —preguntó Charlie inocentemente. Ignoró las dagas en la mirada de Bella.
—Uhm, —evadió un poco Edward, rascándose la parte trasera de su cabeza. Finalmente el suspiró. —Nada impresionante. Honestamente, señor, solo intento atravesar el proceso de la secundaria ahora. Luego, me imagino que haré lo que sea necesario para sacarme a mi y a Elsie de la casa de mis padres.
Charlie asintió. —Bueno, eso admirable. Sé como va eso. Nunca pensé en ser un policía hasta que tuve una esposa y una bebe que alimentar. Luego solo parecía un buen y honesto trabajo.
Por alguna razón, ambas admisiones sorprendieron a Bella.
Ella nunca se imaginó a que sueños habría renunciado Charlie para proveerla.
Ella y Edward jamás habían hablado de sus padres a futuro.
Con una punzada, se dio cuenta de que había una posibilidad muy real de que Edward se podría quedar estancado en un pueblo tan pequeño como Forks por el resto de su vida. El pensamiento la hizo triste, pero ella también debía reconocer que habían muchas probabilidades de que fuese cierto.
Y ese, ella supo, había sido el propósito de Charlie al sacar el tema.
Mensaje recibido, Papá. Pensó calmadamente mientras le ayudaba a Edward a juntar las cosas de Elsie.
*University of Southern California: Universidad del Sur de California.
Edward me asustó, pero estaba sobre tanta presión, que Bueno que Bella estaba allí. ¿No es Elsie la cosita más tierna del mundo? Y... ¿acaso no parecían una pareja de esposos dándose consejos de pasar tiempo con los amigos y turnándose a cuidar a la nenita? Awww!
Como que Charlie es demasiado, DEMASIADO sobre protector ¿no? Aunque como que se baja un poco ahora... ¿Ustedes dejarían la U por alguien cómo Edward? Yo, si supiese todo lo que le ha pasado y estoy enamorada, sí lo haría. Espero sus opiniones.
;) Ale!
Y millones de disculpas por los atrasos. Ya saben como es la vida. Los errores son míos.
