Summary: Se conocen hace mucho, son amigos hace mucho, actúan juntos en una nueva película y ahora él quiere ser más... ¿Cómo podrá lograr llegar al corazón de Isabella Swan cuando solo te ve como el Símbolo sexual de adolescentes calenturientas? Edward Cullen no la tendrá tan fácil ¿o sí?
Disclaimer: Todos los personajes le pertenecen a la extraordinariamente talentosa Stephenie Meyer. Yo solo me atribuyo la historia, porque la he escrito.
Playlist:
Ray LaMontagne - Let it be me
Michael Bolton - Said I loved you but I lied
James Morrison - Undiscovered
MJ - The way you make me feel
Amor de Película ¿no?
CAPÍTULO 8: No puedo evitarlo
Bella POV
Todo parecía tan irreal, había llegado el momento de la premiere y me moría de nervios, como era usual. Edward había decidido dejarme todo el día sola, bueno, en realidad yo lo había echado anoche de mi habitación; él se molestó y se fue a su departamento.
¿Qué puedo decir? Soy nueva en esto de las relaciones y la presión que tenemos ahora sobre nuestros hombros, apenas y había parpadeado cuando le contamos —o informamos— a Alen y al equipo más cercano de nuestra relación y les aseguramos que no iba a afectar nuestro trabajo o nuestra película, y mucho menos el estreno. Pero aquí estábamos, en pleno día de estreno y yo enojada con Edward.
Y ahora lo que estaba afectando nuestra relación era mi trabajo y no al revés.
Tenía que arreglar esto. Por Edward. Por mí. Por nosotros.
Ahora mismo estaba muy cerca de llegar a la alfombra roja y con todo lo paranoica que estaba por la atención extra, también teníamos que lidiar con mucho más fans al llegar, pues a raíz de las noticias filtradas en la prensa amarillista, no veían la hora de que empezara el show. No culpaba a los fans de todas formas, ellos habían decidido guiarse por sus corazones, y aunque no estaban equivocados con respecto a nuestra relación, también estaba el hecho de la forma en que nos han hecho ver a Edward y a mi las dos últimas semanas, y por como añoran saber todo de nuestra relación, decidí llevar a Jasper, y supongo que ha influido en la incomodidad de Edward y mi irritabilidad continua.
Jasper estaba inquieto con su esmoquin y pajarita. Se veía fenomenal pero la atención extra de los medios (era su primera vez frente a tantas cámaras, flashes y fans gritonas) aunque aún no salíamos de la limusina con ventanas polarizadas, lo hacía preocuparse por las pelusas inexistentes o los pelos que no tenía fuera de su lugar. Hoy apenas y pude registrar el color de mi vestido y los zapatos que llevaría, no sé realmente si me veía bien, mis prioridades eran el bien estar de Edward y que nuestra relación no se destruya.
Cuando por fin nos detuvimos, y tuve la certeza que debíamos salir, un mensaje llegó a mi celular. Estuve a punto de dejarlo en mi pequeño clutch pero di un vistazo a su nombre en la pantalla y leí:
Remember I will always wanna be the one who hold your hand...—E.(*)
Mi corazón se derritió, él estaba dándome su apoyo incondicional, aún con el coraje encima. Yo también quería tomar su mano al bajar de allí, correr a sus brazos o incluso besarlo sin importar que fuésemos portada de todos los diarios y revistas mañana, pero importaba si queríamos vivir en paz después de ésta película. Y el contar con aquellas palabras que él mismo había elegido para mi de un poema que me escribió, me hacía sentir muy especial.
Escribí un "Te amo, también seré quién vaya tomando tu mano" de vuelta y guardé mi teléfono celular. Ya ansiaba su piel cerca de la mía.
Unos minutos más tarde...
—¡Hey, Edward! Muéstranos como amas a tu chica. —cuando escuché eso solo sonreí, tenía por descontado el conocimiento de que los reporteros y paparazzis estarían atrevidos e intentarían todo para provocarnos, pero el mantenerme a su lado sin ser muy obvia y con el resto de los que participamos, hacía que la cosa fuera más llevadera. El griterío de las fans casi apocaba las ocurrencias de los fotógrafos y motivaban mi sonrisa a la vez.
—¡Isabella! ¡Vamos, dale un poco de amor! —Jasper soltó una risotada detrás de mi, yo me acerqué más a Edward ya que habían llegado Jasmine, Ellen y Conrad, y necesitábamos una foto grupal antes de pasar al cine para la proyección de la película. Pude oler muy bien su intoxicante aroma, y sonreí más tras sentir un agarre firme y demandante en mi cintura. Él susurró —J'adore, sweet love.** —traté de que no me afectaran sus palabras o el maravilloso acento que soltó al sacar esa frase extranjera... pero mi cuerpo vibró y mi vientre ardió en anticipación. Definitivamente esta noche sería suya, ni siquiera quería esperar a pasar un rato en la after party, sólo quería irme a una habitación con él y terminar lo que deseábamos desde hace mucho.
Tras una ráfaga de flashes de cámaras de todos los tamaños, llegó Clarise y me dio la señal de retirada.
Ya era hora de ver la película. De ver la reacción del público ante la película que habíamos hecho, ante la película que había logrado aflorar los sentimientos que tenemos uno por el otro.
Aunque una parte de mi, odiaba el hecho de que nos fueran a ver a nosotros en una película. A los reales... pues habíamos dejado escapar demasiado de nosotros allí. Casi a regañadientes tuve que alejarme de él y de los demás para caminar hasta la sala de cine. Mi interior era un torbellino, un temible y constante movimiento. Estaba de los nervios, deseaba tanto ser suya. Y deseaba esconderme con él, no haber elegido ese papel, no haberme cruzado con la fama tan vertiginosamente.
Nunca había pensado en algo así en ninguna de las películas que había hecho con Edward, siempre era mi personaje enredándose con el suyo y ya, claro que aun me inquietaba un poco el pensar que él podría haber tenido el mismo nivel de confusión que yo. Sin embargo... ahora teníamos a todos esos testigos del set de grabación que notaron nuestras miradas y caricias íntimas yendo más allá de lo acostumbrado. Y luego, yo pensaba hacerlas todas reales y repetidas veces, pero a solas. De todas formas era muy extraño, experimentar todo esto a la vez, el recordar el sabor de sus labios y el calor de su cuerpo en circunstancias diferentes, irreales. Y ahora, lo necesitaba mucho, muchísimo en la realidad.
—Bella, apresúrate, ya casi es hora. —Clarise estaba a mi lado antes de que me pudiera acercar a Edward. —Debes controlarte, se te nota mucho que quieres estar a su lado, justo ahora estás esperando mi retirada con urgencia... ¡concéntrate! Si no, todos lo sabrán. —recuperé un poco de mi cordura y le miré a los ojos.
—Escucha C, tengo tanto tiempo pretendiendo ser alguien más que ya no aguanto, estoy pensando en mandar todo a la mierda después de esta noche y largarme con él a una playa exótica solo para nosotros dos, así que mejor no me hables así, no necesito a mi madre, ni a mi asistente, necesito a mi amiga.
Ella me observó detenidamente por un par de largos segundos.
—Realmente lo amas... —soltó maravillada. —Oh, Bells, ¿quieres que busque vuelos? ¿alquilo un jet? ¿Llamo a—
Sonreí y le di un corto y pequeño abrazo.
—De eso hablamos después, pero asegúrate que el hotel tenga la puerta de emergencia disponible para nosotros en cuanto salgamos del after party ¿hecho?
—Dalo por hecho. —juro que casi lloro de felicidad. —Por cierto, —ella se acercó a mi oído para susurrar —te sentarás a su lado ésta noche.
Mi corazón no salió de mi pecho por poco; asentí sonriente y me dirigí a mi butaca lo más rauda que pude.
Quedaban aproximadamente diez minutos para que la función empezara, él estaba esperándome allí, aún no vi a ningún miembro del cast que nos acompañaría esta noche así que traté de calmar un poco mi corazón y me fui a sentar a su lado.
—Joder, estás preciosa... —lo miré a los ojos, sin poder articular palabra. —¿También quieres que nos larguemos de aquí?
Asentí, encontrando inconveniente decirlo en voz alta, pues temía que se hiciera tal como queríamos y saliéramos de allí pitando.
Verbalizar aquello era muy peligroso para nosotros. Era casi volverlo realidad al instante.
No sé como contuve todo mi deseo de salir corriendo de allí, su serenidad y su cercanía me hacían sentir acorralada y de una manera magnífica. Él observó mis ojos lleno de lujuria, no había duda en sus ojos, yo sólo debía darle alguna señal y estaríamos fuera al segundo siguiente.
Pero era algo imposible, todo el esfuerzo por mantener nuestra vida privada para nosotros se iría al traste, y ninguno estaba dispuesto a cambiar el perfil bajo de nuestra relación.
—No falta mucho, —susurré de vuelta, pues la gente empezaba a acercarse. Y era relativamente cierto, no faltaba mucho para que estuviéramos por fin a solas, si después de todo habíamos estado uno sin el otro durante tanto tiempo que hasta dolía.
Y no refería solo al hecho de nuestra discusión, sino a todo el tiempo que perdimos alejados uno del otro.
...
La puesta de la película fue un éxito y una tortura, un éxito por que al final el público aplaudió realmente eufórico, y una tortura porque su continuo acercamiento era muy peligroso para nuestra integridad, si no susurraba algo indecente como que quería poner sus manos debajo de mi vestido, o que se había emocionado (léase emocionado, como excitado) con las escenas calientes de la película, o que deseaba repetir esas escenas a solas, ya mismo; me tocaba suavemente la mano con apenas un dedo, y subía "distraídamente" hasta mis codos y luego por mi expuesto brazo, logrando que la piel se me ponga de gallina.
Una placentera y lenta tortura.
Más que nada debido al hecho que aún no teníamos intimidad y todo se volvía más intenso, la anticipación estaba matándome.
Lo deseaba con cada poro de mi piel.
—Bella, quiero que nos larguemos ya mismo. Por favor, —soltó en mi oído cuando apenas llevábamos media hora en el after party.
—Sabes que debemos estar aquí por lo menos una hora más. —respondí sin mirarlo mucho. A pesar de que no habían muchas cámaras, era obvio que todos los que estaban allí deseaban un pedazo de nuestra burbuja en pleno, en el momento más íntimo de la fiesta y por eso habían tantos celulares cerca.
Nicholas, el productor de la cinta, y Alen estaban a nuestro lado, divirtiéndose con las ocurrencias de Clarise. Ellos se llevaron bien desde que empezó toda ésta locura de las grabaciones y me venía la mar de bien porque eso me permitía a mi darme algunas escapadas a fumar, o incluso darme algunos descansos a veces innecesarios.
Ahora me daba la impresión de que Edward debió haberme dicho todo lo que sentía antes de tiempo, para escaparnos con anterioridad de todos los flashes.
Edward suspiró sonoramente. —Si me enfermo, tendrías que llevarme a casa, y cuidarme toda la noche. —dijo después de suspirar, apesadumbrado.
Casi le creí que se sentía mal.
Casi.
Lo conocía lo suficiente como para saber que estaba tramando algo. Algo muy grande.
...
Me besó con tanta furia al ingresar a la habitación de hotel, que no me quedó más remedio que dejarle besarme a su antojo. A sucumbir. Era tan perfecto sentir sus labios así de atrevidos, y posesivos.
Gimió cuando rozó mi lengua con la suya en un baile sensual.
Sus manos recorrían mis costados hasta llevarme y acorralarme contra la pared. Sus dedos acariciaban suavemente, al contrario de los rudos que eran sus labios contra los míos.
Cuando me dejó respirar un segundo, susurró. —Ha sido un infierno no poder tocarte a mi antojo, Bella. Mi Bella.
—Es que estabas tan enfermo, —mi voz entrecortada limitó mi tono de compasión. El verlo fingir dolor estomacal fue un dolor en el culo, porque yo sabía perfectamente que fingía, pero debía pretender que no tenía idea y que sería su enfermera de cabecera.
—Eso te gustó mucho, mi amor, —besó despacio y rápidamente mis labios, —no puedes negar que ser actores, nos da ventaja.
Me permití pretender que me lo pensaba seriamente y él se impacientó.
Sonreí cuando empezó a lucir preocupado.
—Lo sé. Ahora, bésame.
Los besos no fueron suficientes. Y no quería pensar en nada más que sus manos, sus labios, lo que me hacían sentir.
Gruñó cuando me quitó el tirante derecho del vestido, quedando así mi hombro expuesto.
—De verdad... ¿en verdad vamos a hacer el amor?
Le sonreí. Tampoco podía creer que habíamos llegado al punto de no retorno, de la entrega física. No soy puritana ni virgen, pero el hecho de permitir a alguien tomar mi cuerpo de esa forma es un acto de confianza e interés y no lo iba a hacer de buenas a primeras, menos con cualquiera, ahora Edward era... realmente el único con quién deseaba hacerlo. —Sí, y estoy nerviosa...
—Yo igual, es como si hubiésemos esperado mucho tiempo... muchas vidas. Significa mucho que confíes así en mí, Bella. —sonreí de nuevo, acariciando su mejilla.
—Te amo, Edward. Eres... ni siquiera puedo explicarlo con palabras. Sólo sé que no quiero esto con alguien más... —me sonrojé, lo sabía porque mis mejillas ardían. —Te necesito, te deseo, tanto que duele.
Él no dijo palabra alguna, solo me besó hasta que mis labios ardieron, pero era delicioso, pues con sus acciones sentía el mismo nivel de necesidad que yo experimentaba. Era algo que casi escapaba de mis manos.
Sus piernas acorralaron las mías de nuevo y dejé de sentir el suelo un instante después. Me llevó a la cama y me situó sobre ella. Sin dejar de besarme. Era muy tierno pero intenso lo cual hacía elevar mi lívido niveles insospechados.
Lo quería dentro de mí para ayer.
—Déjame desnudarte, Bella. —no tenía idea que lo hacía yo misma. —déjame disfrutar de tu cuerpo...
Así lo hizo.
Con su boca, besó cada espacio de mi piel, hasta llevarme a la locura y con sus manos acarició hasta mi alma, no entendía que era lo que había cambiado en mí o en él, pero algo se hizo más fuerte entre nosotros al pasar la semanas, al olvidarnos de la fama y pensar que él y yo sólo éramos Edward y Bella, aunque era difícil dejarlo de lado por mucho tiempo y los medios no hacían más que aprovecharse de las situaciones, eso no nos impidió fortalecer nuestro amor. No sabía cuanto iba a durar pero estaba segura que no iba a volver a amar como lo amaba a él.
Después de desnudarse besó mi vientre y acarició mis muslos, sus manos eran muy cálidas y placenteras.
—Te amo, Bella.
Él subió sus labios hasta besar mis senos, los acarició con destreza y sucumbí ante su peso sobre mí, su piel ardiente y su firmeza.
Entró en mí lentamente pero nuestras respiraciones eran erráticas, me derretí al sentirlo así por fin, dentro de mí, haciéndonos uno. No esperaba que las sensaciones fueran más allá de mi raciocinio, al punto de no recordar bien qué decía o cuánto de eso tenía sentido, sólo quería que nunca se acabara lo que teníamos, toda ésta pasión desmedida.
—Más... Oh, Dios, estoy... tan cerca... Oh —mis gemidos entrecortados no hacían justicia a lo que realmente experimentaba, pero no podía detenerlos. —No pares, por... por favor.
—No... no planeo hacerlo, nena. —esta vez Edward fue más rápido por unos segundos, mientras mordisqueaba mis pezones y yo seguía tiritando de placer. Luego cambió la posición alejando su pecho de mi atrayéndome, hasta que yo quedé sobre él, y ¡demonios! se sentía como el cielo. —¿Te gusta... te gusta así, amor?
—Sí, sí, sí... —tomó mis caderas con ambas manos hasta guiarlas a un ritmo alocado y delicioso. No podía pensar en nada más que el calor que invadía mi cuerpo de pies a cabeza, quería tanto estar así por horas, saboreando en paraíso afrodisíaco de su cuerpo, experimentando tanto placer hasta que mis sentidos quedasen atontados, pero estaba muy cerca del orgasmo inminente, podía asegurar que a solo unos segundos de aquello.
Y él estaba igual o más listo para lo mismo pues gruñía maldiciones por montón.
Un par de segundos después y con uno de sus pulgares masajeando mi clítoris, exploté en mil pedazos. El placer recorrió mi interior de la forma más devastadora, más intensa.
Él gruñó mi nombre una vez más y llenó mi interior cuando caí sobre su pecho bien marcado. Parecía como si hubiera perdido mis huesos, me sentía de goma, sin embargo podría vivir de esta forma por siempre.
(*)Recuerda que siempre querré ser el que sostenga tu mano... (**) Te adoro, dulce amor.
Gracias por estar aquí aún, chicas, ya queda muuuuuuy poco para terminar (me limpio la lágrimas) Un beso enorme.
¿Que les pareció?
PS: Errores gracias a mi. Gracias a Dios que hoy me enteré que viene Coldplay a mi país y pienso ir a verlos, oh, y solo lo comento porque con ayuda de su música acabé el capítulo.
