Disclaimer: This is a translation, the original fic was made by Lyricalkris, who had the kidness to let me give it to all of you in Spanish. So, thanks so much Kristina.

And Yet So Far

Traducción: Aún así tan lejos

Original de: LyricalKris

Traductora: aleshita-luvs-paramore


Capítulo 10

El lado opuesto

Era una gran cosa que el departamento de él quedara tan cerca de su trabajo y del de Bella. La proximidad hacía muy conveniente el lugar para una cita secreta por la tarde.

Con la poca cantidad de tiempo de libre que tenían, estar en una relación era difícil. No podían mantener sus manos alejadas uno del otro, pero intenten explicarle eso a la universidad, el trabajo, y a una pequeña inquisidora de seis años. Así que Edward y Bella robaban momentos tanto como podían.

Edward inspiró profundamente el abrumador perfume, manteniendo los ojos cerrados, sintiendo la tibieza de la piel de Bella contra la de él. Estuvieron sentados en la cama disfrutando de la sensación de placer después de hacer el amor, aun acurrucados, los brazos de ella alrededor de los hombros de él, y los de él enredados en su cintura. A pesar que nadie hablara, lo hacían, reiterándose el uno al otro en esta nuevamente encontrada intimidad por medio de suaves toques y pequeños besos.

Sus labios se calentaron sobre su brazo, sobre el tatuaje de ouroboros, y ella levantó un solo dedo para pasearlo por el interminable circuito. —Esto es perfectamente tu, sabes.

Él giró su cabeza a un lado, repasando su nariz sobre la mejilla de ella. —¿Cómo así? —preguntó él, con la voz convertida en un bajo rumor.

—El ciclo de renovación y renacimiento. Estás reinventándote constantemente tu mismo.

Edward resopló suavemente, besándola con suaves movimientos. —Con es costumbre, me das demasiado crédito. —Él se inclinó nuevamente para besarla, pero ella retrocedió un poco.

—Como de costumbre, tú no te das el suficiente. —sus ojos observaron nuevamente a sus labios y con un suspiro lo besó de nuevo.—Eres bueno en esto.

—¿Qué será eso? —él acarició su espalda con sus dedos hacia arriba y hacia abajo, memorizando curvas y depresiones de su piel y sus músculos.

—Esto, —gesticuló ella a su alrededor.

La sonrisita de suficiencia se extendió lenta y perezosa por su rostro. —¿Qué? ¿El sexo? —él la presionó sobre su espalda, frotándose sobre ella. —Sí, me dio esa impresión cuando gritabas hace rato, —la retó, salpicando su rostro con besos.

Ella se sonrió. —No eso. Bueno, No solo eso. —tiernamente, ella acarició su mejilla con sus nudillos. —Me refiero a todo. A amarme.

Él sintió su corazón hervir, tensamente estirado con la presión más dulce. Él se agachó hacia ella, besándola reverencialmente.

Él entendió lo que ella decía. Ambos temían no saber como ser amantes. Pero era una preocupación innecesaria, mientras ellos se adaptaban a un ritmo fácil uno con el otro. Él nunca se sintió un tonto, sin importar cuan ridículamente sentimental se oía su declaración, o cuán desnudo estaba él frente a ella, con o sin ropa.

—Tú haces que sea fácil, Bella, —él murmuró sobre sus labios.

Ella suspiró sobre su boca, sin terminar el beso, sino manteniéndolo muy cerca, con sus dedos vagando sobre su espalda.

Separándose a regañadientes, él recostó su frente contra la suya. —Tenemos que vestirnos.

—Lo sé, —dijo ella con voz calmada, pero no mostró intenciones de moverse.

—¿Debo ser siempre el responsable? —soltó él con un suspiro dramático, rodando hacia un lado.

Ella se aferró a él, resoplando contra su espalda. —Oh, claro. ¿O fue alguien más que me acorraló contra la puerta unos días atrás cuando ya íbamos con diez minutos de retraso?

Volvieron a besarse con suavidad y nada apresurados besos. Cuando se separaron, ambos estaban sonriendo. —¿De vuelta a la realidad?— preguntó Bella.

Él no contestó al instante. Sin quitarle los ojos de encima, él la tomo de la camiseta, subiéndola por su cabeza. —Esto es real.

Ella sonrió, una sonrisa preciosa, y lo besó de nuevo.

~0~

—¡Beuua!

Bella se sobresaltó un poco, sorprendida. Ella vio hacia abajo para encontrarse con Heidi, una niñita de tres años con una adorable puchero, que la observaba.

—Lo siento, Heidi. ¿Que me dijiste? —le preguntó mientras ponía una rodilla en el suelo.

—¿Tus labios está heridos?* —la niña preguntó curiosa. —Estabas frotándose.*

Bella sonrió arrepentida. —No. Solo estaba soñando despierta. ¿Que necesitas, niña?

La expresión de Heidi fue aprensiva. Ella se deslizó más cerca. —Eta señora me asuta, —susurró ella.

Viendo hacia el frente de la guardería, el estómago de Bella dio un vuelco incómodo y su garganta se apretó.

Había de hecho una mujer de pie frente a la guardería, justo en la puerta. Ella parecía que estaba intentando no parecer tan horriblemente fuera de lugar como parecía. Sus brazos estaban cruzados sobre su pecho a la defensiva, y estaba viendo a todos los niños, como buscando.

Ella tenía el cabello de un rojo que se le hacía demasiado familiar a Bella.

—Está bien, Heidi, —dijo Bella, acariciando el cabello de la niña. —¿Por qué no vas a jugar y yo me encargaré de esto.

Heidi estaba de acuerdo con ese plan.

Aclarándose la garganta y tomando una gran bocanada de aire, Bella caminó hacia ella, recordándose a sí misma la necesidad de ser profesional, , manteniéndose lo más al margen posible de su vida personal.

—Hola, —ella saludó a la mujer, manteniendo su tono calmado. —¿Puedo ayudarla?

La mujer meneó su cabeza para verla, estrechando inmediatamente los ojos, escaneando a Bella de la cabeza a los pies.

Tenía que estarla evaluando.

Bella se esforzó en mantener un tono plácido.

—Estoy aquí para recoge a mi hija, —dijo la mujer. —Leona Cullen.

—¿Y su nombre? —preguntó Bella, a pesar de que ella sabía jodidamente bien con quién estaba hablando.

Sus labios se torcieron, con una expresión colérica traspasándole el rostro. —Victoria Damon.

—Realmente me disculpo, sra. Damon pero me temo que no está en la lista.

—¿Qué significa eso? —definitivamente había una nota de irritación en su tono.

—Usted debe estar autorizado por un padre para que podamos dejarla llevarse a un niño, —explicó Bella.

El brío en los ojos de Victoria se volvió más afilado, fatal. —Yo soy su madre; ya se lo he dicho.

—Lo entiendo pero, usted no está autorizada.

—Mire, sé que Edward estará ocupado en el trabajo. Él dijo que iba a llamar así podría recogerla en lugar de que él tenga que hacerlo.

—Me disculpo, pero no parece haber ninguna llamada reportada aquí.

Por un largo, y pesado momento, las dos mujeres se vieron una a la otra, sin retroceder ni bajar la guardia.

—¿Cuál es tu nombre? —demandó Victoria.

Aquí vamos.

soy Isabella Swan. Si desea que verifique con Angela, podría—

La boca de Victoria cayó abierta solo un poco. —¿Tú eres Bella Swan? —se extasió, con los ojos nuevamente pasando por la longitud del cuerpo de Bella, en claro reconocimiento. —Ya veo de que va todo esto.

—No estoy segura de a qué se está refiriendo. Los procedimientos están—

—Jesucristo ¿podrías parar con esta mierda? —siseó la otra mujer. —No tengo ningún interés en jugar ridículos juegos. Tráeme a mi hija.

—Como le he dicho—

—¡Maldita sea! —Victoria avanzó un paso amenazante. —suficiente. ¡Tráeme mi maldita hija!

—Está asustando a los ni;os, y tiene que irse, —soltó Bella firmemente, manteniendo su posición.

—Disculpen ¿Qué está pasando aquí? —dijo Angela, caminando hacia ellas.

—¿Quién eres tu? ¿Algún administrador o supervisor o lo que sea? Dios, por favor dime que lo eres.

—Mi nombre es Angela Weber. Y sí, puede decir que soy administradora aquí.

—Bueno, esta pequeña perra, —ella gesticuló en dirección a Bella —está jugando malditos juegos de mierda, intentando mantenerme lejos de mi hija. Este es mi tiempo, ¡joder!

—¿Y su hija es?

—Leona Cullen, —gritó Victoria.

Fuera de su visión, Bella observó a Leona, quién había estado jugando felizmente hasta ese momento, voltear a ver en su dirección.

—¿Señora Damon, correcto? Puedo asegurarle que Bella no juega a ningún juego. Hasta que Edward la agregue como un par autorizad—

—Él dijo que llamaría, —chilló Victoria. Bella se estremeció ante el estridente sonido de su voz, muy consciente de que los niños a su alrededor empezaban a hacer sonidos de angustia.

—Eso está muy y verdaderamente fuera de lugar. La autorización solo puede ser dada por escrito y alcanzada a nosotros personalmente, —dijo Angela, con su dulce y calma voz volviéndose dura. Ahora voy a tener que pedirle que se vaya. Está asustando a los niños.

—¿Mami?

Actuando rápidamente, Bella se posicionó al lado de Leona, poniendo a la pequeña niña detrás de ella antes de que Victoria la pueda coger.

—¿Qué demonios crees que haces? —bulló Victoria. —¡Aléjate de ella!

—Señora Damon estoy llamando a la policía en este momento, —advirtió Angela, con el teléfono ya en la mano.

—¿Qué?

—Victoria si te la llevas ahora, será considerado secuestro, —dijo Bella rápidamente, manteniendo su mirada fija en la pelirroja. Destrás de ella, sintió a Elsie apretar la parte trasera de sus jeans. Su corazón se apretó, sabiendo que asustaba a la niña. —Estás haciendo de esto un lío más grande de lo que realmente es.

La mirada de Victoria no dejaba de parecer la de un animal salvaje. Instintivamente, Bella buscó detrás de ella, asegurándose que Elsie estaba allí.

—Mami, estás asutándome, —gimoteó Elsie, sollozando un poco. —No quiero irme contigo ahora.

Una mirada que era de puro dolor endureció los rasgos del rostro de Victoria, y dio un paso hacia atrás.

La habitación estaba tensa y silenciosa, algunos de los niños más pequeños lloraban un poco. Fuera de allí, Conner, el otro cuidador de la guardería, estaba manteniendo a los niños que no estaban dentro, ocupados y distraídos, pero observaba, listo para intervenir si las cosas llegaban a ponerse físicas.

La mirada de Victoria se dirigió a Bella. —¿Quién está en esa lista?

—Nosotros no pod—

— ¿Estás en esa lista? —demandó Victoria.

Bella no respondió, pero no necesitaba hacerlo. Su rostro siempre había sido un libro abierto.

—Si, —carraspeó Victoria sobre su respiración. —Esto no se ha acabado, estúpida imbécil.

Con eso, se giró sobre sus talones y salió desfilando de la habitación.

Bella bajó la guardia, dejando escapar un largo resoplido. —Llama a Edward—ladró.

—Si, eso es lo que estoy haciendo ahora, —dijo Angela, con el teléfono en su oreja.

Girándose, Bella se arrodilló y tomó a Elsie en sus brazos apara abrazarla fuerte.

¿Qué demonios? Angela gesticuló con los labios sobre la cabeza de Elsie.

Bella negó con la cabeza, incrédula por lo que acababa de pasar.

—¿Edward? Hola, lo lamento, pero acabamos de tener una situación aquí...—comenzó Angela, y Bella volvió su atención a la pequeñita en sus brazos que se encontraba demasiado alterada.

~0~

Cuando Charlie llegó a visitarla, una semana después del incidente con Victoria, Bella tomó la mayor parte del trabajo de día libre. Ellos no vivían tan lejos, pero la vida de Bella era tan agitada últimamente, por lo que había pasado tiempo.

Y Charlie no sabía nada de Edward, todavía.

Al recordar cómo había reaccionado exageradamente cuando ella tenía 18 años, Bella sintió nervios, debido a toda la situación. Había sido una semana estresante, y no quería agregar una discusión con su padre en la mezcla.

—Te ves estresada, Bells,— Charlie observó casualmente. —¿Algo pasa en la escuela?— Bella sacudió la cabeza. —¿En el trabajo?

Bella respiró hondo.

—Sabías que Edward también se mudó aquí este verano? —preguntó ella.

Él levantó la mirada y asintió. —Por supuesto que sí. Escribí una carta de recomendación para su trabajo.

—¿Lo hiciste? —la voz de Bella se convirtió casi en un chillido. —No lo sabía.

Charlie gruñó. —Trabajó duro. Cada vez que tenía sobrecarga de trabajo en la prisión él siempre era el más competente. —observándola, se rió. —No me mires así. Te lo dije en ese entonces, sólo porque yo no quisiera que salieras con él, no quería decir que no me caía bien.

—¡No estábamos intentando salir!

—¡Ja! —resopló Charlie. —Sólo era cuestión de tiempo.

—Bueno, supongo que en eso tienes razón.

Su padre parpadeó dejando que todo se asentase—¿Edward y tu están saliendo?

—Es algo un poco más serio, pero sí.

—¿Cuánto más en serio? —la mirada de Charlie se estrechó, y Bella se ensalzó.

—No nos vamos a casar, si es lo que te preocupa. —hubo una larga pausa, donde ninguno de los dos habló. Charlie parecía estar procesando todo. Bella se aclaró la garganta. —No vas a decirme que estoy arruinando mi vida involucrándome con un hombre que tiene una niña de seis años? —ella mantuvo un tono ligero tratando de no parecer antagonista y estar a la defensiva, que era como se sentía.

—La vida descarrila tus planes lo suficiente por sí misma, —soltó Charlie con una sonrisa. —Conozco a mucha gente cuya vida resultó exactamente como se la imaginaron al principio. Esa simplemente no es la forma en la funciona para todos.

Él tamborileó su dedos sobre la mesa. —En realidad, no hay respuesta correcta o incorrecta a la felicidad. si hubiese dejado que ocurra lo que veía venir entre Edward y tu... —miró a lo lejos, tomando una respiración profunda. —Bueno, si había alguien lo suficientemente maduro para lograr que funcione, habrías sido tu.

—Haces que parezca como si hubiera dejado todo, todos mis planes, para estar con él, —dijo Bella, negando con la cabeza.

—Y tu no te das cuenta de lo fácil que podría haber sucedido. —él inclinó la cabeza, observando fijamente a su hija. —¿Recuerdas que postulaste a UDub?

—Si.

—Cuándo fue? ¿Recuerdas?

Bella miró a la mesa. —Fue algo inteligente a hacer. Debía tener un plan de respaldo.

—Estoy de acuerdo con que postular a otra universidad es inteligente, —dijo Charlie pacientemente. —Pero llegados a ese punto, nunca mencionaste a UDub como segunda opción... así que ¿Cuándo aplicaste?

Bella se mantuvo en silencio.

Charlie asintió sabiendo la verdad. —Sé que probablemente no fue algo que hicieras a consciencia. Te lo digo por experiencia, así es como sucede a veces. Sigues tu corazón y antes de saberlo, tu vida es irreconocible. Y eso está bien. Es una opción válida, y puedes ser feliz. No me arrepiento de haberme casado con tu madre, o de tenerte, por ejemplo. No me arrepiento de ser policía, aunque nunca pensé en ser uno hasta que era una opción que me hacía mantener los alimentos en la mesa.

—Pero deseaba más, deseaba más para ti. Tampoco hay nada de malo en querer más. —él sonrió. —Soy tu padre, y aún tengo autoridad. Tomé una decisión ejecutiva. Ese era mi trabajo en ese entonces.

—¿Y ahora no puedes? —conjeturó Bella. —¿Y si pudieras?

Charlie levantó una ceja. Bella no podía culparlo. Las conversaciones profundas no eran exactamente una costumbre entre ellos.

Él se encogió de hombros. —No voy a decir que no estoy preocupado por esto. Tienes mucho yendo en tu vida -apenas empiezas tu carrera y continúas en la escuela. Cada relación es complicada. Y tener una niña de seis en la ecuación es sólo algo más que añadir.

—No es la que tiene seis la que es complicada, —murmuró Bella.

Ella le contó a su padre acerca de los conflictos con Victoria.

—Y ahora está haciéndome la vida miserable, —se quejó Bella cuando terminó de llenar los espacios vacíos. —Ella llenó una queja a la universidad comunitaria a la que la guardería esta afiliada. Y ha estado haciendo tremendos desastres con el departamento de servicio social, intentando que Edward saque a Elsie de la guardería y quejándose de mi todo el tiempo.

—¿No son esas las personas con las que quieres trabajar en un par de años?

—Exactamente, —dijo Bella con un suspiro. —Me hace ver tan poco profesional: Involucrarme con el padre de una de las niñas que cuido. Y por supuesto, Victoria hace que todo luzca mucho más desproporcionado. Sin embargo, Edward lo no hace exactamente mejor. Él es demasiado protector conmigo, y terminan peleando a los gritos.

La expresión de Bella cambió de estresada e irritada a ligeramente avergonzada mientras observaba a su padre. —Lo lamento. No pretendí perder los estribos, es solo que ha sido un momento bastante interesante, eso es todo.

Charlie negó con la cabeza. —Y aún no has llegado a la parte difícil.

—¿Que quieres decir?

—Bueno, dijiste que no han dejado que la pequeña sepa de su relación ¿verdad? —él esperó hasta que Bella asintió. —Así que en menos de medio año, ella ha tenido que adaptarse al hecho de perder dos figuras paternas en Carlisle y Esme, encontrarse nuevamente con su madre aunque su padre ha sido todo lo que siempre tuvo, y luego va a tener que tener otra figura paterna en ti.

—No soy su madre, —argumentó Bella.

—Bueno, no van a ser capaces de esconder su relación de ella para siempre, —puntualizó Charlie. —¿Y luego qué? Vas a tener que descubrir como ser una figura parental para ella.

—¡Guao! Estás yendo muy lejos ahora. —Bella paseó su mano en su cabeza en un gesto nervioso.

—¿Lo estoy? Te lo dije mucho tiempo atrás Bells, los hijos cambian todo. Nada es simple.

~0~

Durante el resto del día después de la conversación con su papá, Bella estuvo distraída, perdida en sus pensamientos.

Ella y Edward han estado tomando su relación día a día, casi minuto a minuto, intentando hacer malabares con sus responsabilidades y aun así encontrando algo de tiempo de intimidad. Su relación era muy nueva aún, e intentaban encontrar la mejor forma para apoyarse uno al otro.

Pero Charlie tenía razón. Ella había estado ignorando la visión más amplia. Ahora que estaba inmersa en el mundo de las relaciones, Bella entendió la parte de amar a Edward y amar la vida que él traía consigo.

Viendo alrededor, a todos los niños que supervisaba, Bella luchó contra la diferencia entre ser una trabajadora en una guardería -una persona con una posición de autoridad frente a las vidas de esos niños- y ser una figura paternal. Si ella se mantenía al lado de Edward, ella no podía optar por no jugar parte en la crianza de Elsie.

Vaya tremenda responsabilidad.

En su tiempo de estudiante, había leído tantos libros acerca del tema -familias mixtas y los efectos de los padrastros en la vida de los niños.

Tan nueva como su relación con Edward era, ella no podía no pensar en esas más tiempo.

¿Acaso no le había des el primer día, que él no podría ofrecerle nada sin complicaciones ni fácil?

Era tan abrumador, especialmente cuando ella tenía tantas cosas en medio. Aún así, si ella no estaba lista para las responsabilidades, ella no tenía nada que hacer con él.

Y era eso en efecto lo que la había llevado hasta la puerta de entrada de él cerca de la media noche ese viernes.

Ella lo llamó así el sonido del timbre no despertaría a Elsie. Él abrió la puerta, con una expresión confundida.

—Tenemos que hablar—, soltó ella.


Por fin he vuelto, lo sé. Después de millones de años luz...

Igual; millones de disculpas. Ya saben, estoy en el último ciclo, perdonen demoras. Seguiré con el epílogo de "Rescission".

¿Que tal estos dos? ¿No son super lindos? ¿Qué creen que dirá Bella? ¿Llegará todo a su fin?

Bueno, espero sus suposiciones... un besote. PS: Errores gracias a mi.

Ale!