Disclaimer: This is a translation, the original fic was made by Lyricalkris, who had the kidness to let me give it to all of you in Spanish. So, thanks so much Kristina.

And Yet So Far

Traducción: Aún así tan lejos

Original de: LyricalKris

Traductora: aleshita-luvs-paramore


Capítulo 12

Ten un poco de fe

Edward parpadeó en su dirección y presionó sus labios. Había un notorio temor en sus ojos. —Si hay cuatros palabras capaces de estremecerte hasta los huesos... —murmuró él, pero abrió más la puerta para dejarla entrar, deteniéndola solo para besar un lado de su mejilla.

—Bella, —él murmuró cuando estuvieron sentados en el sofá por un minuto entero y ella aún no hablaba. —Por favor. El suspenso...—

—Lo siento, —dijo ella rápidamente. Ella podía sentir el calor en sus mejillas. Lo que tenía que decirle no era fácil para ella. —¿Recuerdas cuando estábamos en secundaria, justo después que mi papá dijese que no podíamos seguir saliendo?

Él asintió, su ansiosa mirada se mezcló en las esquinas con confusión.

—Elsie me llamó mamá ese día, —dijo ella con un suspiro. Ella vio hacia abajo a sus manos, mientras continuaba. —Mi papá —me estuvo diciendo por semanas que podía quedarme estancada muy rápido, que podía olvidarme de mis planes de ir a la universidad -de mis planes del futuro- si me enamoraba de ti. —su sonrisa era irónica. —En ese momento, pensé que estaba sacando todo de proporción, pero ahora me doy cuenta... que era así. Que me estaba enamorando tan profundamente que mandé mi admisión a una universidad diferente. ¿Recuerdas?

Su asentimiento era rígido.

—No creo haberlo hecho conscientemente, pero cuando obtuve la aceptación... —ella volvió a levantar la mirada en su dirección, buscando en el espacio que había entre ellos para tomar su mano. —Cuando la obtuve, estaba ésta parte de mi que me veía quedándome. Estaba asustada. Especialmente con la voz de Elsie llamándome mamá, estaba aterrada, pero... —ella contuvo un tembloroso aliento. —pero si me hubieras dado esperanzas, tal vez me hubiera quedado.

—Yo... yo lo sabía, —Edward tartamudeó. —No tengo idea de cómo lo supe, pero recuerdo ese momento tan claramente. —cuidadosamente, ella buscó arriba, acariciándolo con sus dedos, su mejilla. —Pero lo que quería para ti era algo mucho mejor de lo que podía ofrecerte.

Bella entendió el sentimiento. Era la misma emoción que le hizo desear poder barrer a Victoria debajo de la alfombra de donde salió, eso hizo que ella lo ayudase con la escuela, y con Elsie cuando él estaba en el límite de su cordura. Era eso también lo que la hacía sentir orgullosa cuando, uno a uno, había sorteado los obstáculos de su camino, levantándose de sus cenizas.

—Todo está pasando de nuevo ¿verdad? —preguntó Edward, con la voz encogida. Él intentaba eliminar el dolor del tono de su voz, pero no estaba teniendo éxito. —Todo esto -mi vida- es demasiado complicada. Y encima, Victoria está interfiriendo con las personas con las que quieres trabajar, y—

Bella puso su mano sobre la boca de él. —Cierra la boca, —le ordenó. —Eso no es lo que intentaba decirte.

Viéndolo con precaución, mientras bajaba su mano. Su expresión estaba a la defensiva, como si esperase que en cualquier momento ella rompiese su corazón.

—Cada elección en la vida es un riesgo, —ella dijo calmadamente, tomando sus dos manos entre la suyas. —Lo que intento decir es que ahora, ésta vez, estoy dentro.

Él parpadeó, buscando su rostro. —¿Qué significa eso?

—Estoy diciendo... obviamente, que te seguiré a donde quieras, pero quiero que le contemos a Elsie sobre nosotros. Quiero que nos convirtamos en completamente reales. —habló lentamente, sin dejar jamás de sostener su mirada para que él entendiera que estaba hablando en serio. —Quiero ser parte de ésta pequeña familia.

Sus labios se torcieron por un momento antes de romper en una sonrisa. —Eso suena muchísimo a una propuesta de matrimonio, Bella. —su tono era ligero, retador, pero había verdad detrás de aquella declaración.

Bella se sonrojó furiosamente, agachando su cabeza y riéndose tranquilamente. —Bueno, eso es algo, —murmuró. Luego tragó pesado y vio hacia arriba. —Tú eres el que lo dijo. No puedes darme "sólo diversión". Sé que significa eso. Hablo en serio con respecto a ti. Quiero estar allí para ti, quiero lo mismo para Elsie por lo que necesite. Y quiero que ella se acostumbre al hecho de que estoy aquí, y que no me voy a ir a ningún lugar. Quiero—

Ella fue interrumpida cuando él se le acercó veloz, cubriendo la distancia entre ellos, acorralándola contra el brazo del sofá. Sus besos eran duros y la noquearon hasta dejarla sin aliento. Ella jadeó y rió cuando sus labios le salpicaron besos por toda la cara.

—Lo siento, —murmuró, con los labios contra el cuello de ella mientras intentaba recuperar el aliento. —Fue muy grosero de mi parte, interrumpir.

Carcajeándose, ella enredó sus brazos alrededor del cuello de Edward. —No me importan este tipo de interrupciones. —Lo besó gentilmente. —No de ti.

Él bufó, paseando su nariz para hacer cosquillas debajo de mi oreja. —Espero que nadie más te interrumpa de ésta forma.

—D.J. Garrett me interrumpió lamiéndome, —dijo ella pensativamente, refiriéndose a un niño de siete años en la guardería.

Edward rodó lo ojos.

—¿Realmente creíste que iba a botarte el primer signo de problemas? —Le preguntó, acariciándole la mejilla con la punta de sus dedos.

—He sido tan feliz contigo, que debo admitir haber estado esperando lo inevitable. Como antes. —su expresión fue tímida. —Te apareciste en mi entrada en medio de la noche. No era augurio de algo bueno.

—Oh, sí. —Bella le sonrió. —Lamento eso. Sabía que estarías despierto, y no quería esperar para hablar contigo.

Él los atrajo a ambos hasta estar de pie, enredando un brazo alrededor de la cintura de ella para poder así tenerla justo a su lado. —¿Estás segura? —le preguntó seriamente, descansando el dorso de su mano contra su mejilla. —¿En realidad es esto lo que quieres? ¿Quieres ser parte de nuestras vidas?

El corazón de Bella dio un vuelco en su pecho. Era bastante responsabilidad. Una cantidad abrumadora., cuando había un niño envuelto.

Ella sabía que había muchas cosas que Edward lamentaba no poderle ofrecer. Su relación nunca sería así de intricada sin el peso que representa un hijo. Él había dejado en claro muchas veces que ellos no podían simplemente elegir un lugar e ir dónde quisieran. No habría espontaneidad, o fines de semana para escapadas románticas. Si ella fuera parte de sus vidas, eso significaría que debía lidiar con todo ello. Elsie era una amorosa, y adorable niña, pero también era precoz. Ella tenía temperamento. Podía hasta ser frustrante, y como cualquier niño se portaría mal.

Y Bella no sería capaz de simplemente salir de allí o dejar a Edward que lidie con eso todas las veces.

—Esto es lo que quiero, —reiteró Bella, con voz firme. —Los quiero. A ambos.

Su sonrisa era radiante. Quitaba el aliento.

Él era tan hermoso.

Sus besos se hicieron lentos y mostraban adoración. Eran besos serios, sin necesidad de convertirse en febril pero conteniendo el calor adecuado.

Rió ella contra su boca, eufórica, nunca es más segura de que había tomado la decisión correcta. Contra viento y marea, nunca se arrepentirá de elegirlos a ellos esta vez.

—¿Te quedarás? —su voz era un susurro en el oído.

Bella contuvo el aliento, un poco asombrado asombrada mientras le devolvía la mirada. —¿Te refieres a ésta noche?

—No quiero dejarte ir aún, —él explicó, delineando su mentón con un solo dedo. —Sólo por un poco más. Mañana, le diremos a Elsie de nosotros. Juntos. —su sonrisa se convirtió en algo más juguetón, algo que hizo que la boca de ella se secara. Había un travieso y claramente lascivo brillo en sus ojos. —Y luego puedes quedarte a dormir cuando quieras.

El deseo desapareció cualquier pensamiento lógico en su cabeza que le gritaban que sería mejor si solo le decía que no. Más seguro.

—Sí, —dijo ella, en cambio, besándole con sus dos manos acunando sus mejillas. —Lo haré.

~0~

Había un feo sonido que intentaba penetrar la adorable bruma del sueño. Bella sintió algo de irritación. Ella estaba envuelta en calidez y absolutamente ninguna necesidad de dejar de dormir aún. Ella había estado teniendo un sueño maravilloso.

El sonido era insistente.

Crunch, crunch, crunch.

En contra de su voluntad, Bella parpadeó despertándose.

Los ojos de Edward la observaban, con una expresión levemente curiosa.

Los ojos de Edward... en un rostro en miniatura.

El aliento de Bella se quedó atorado en su garganta. Para alivio suyo, estaba bien envuelta en las sábanas por ende su desnudez no era obvia, pero Edward también estaba enredado firmemente a su alrededor, con su cabeza enterrada en contra de su cuello.

Elsie le ofreció una cucharada llena de hojuelas de maíz.

—No, gracias, —Bella soltó, con la vos ronca debido al sueño. Por debajo de los cobertores, ella golpeó un lado de Edward urgentemente.

—¿Mmm? —Edward se despertó gruñendo, presionándose contra ella, y sus brazos apretándole más la cintura.

—¿Le leíste a papi un cuento largo? —preguntó Elsie.

A su lado, el cuerpo de Edward se puso rígido. Definitivamente estaba despierto ahora.

—¿Qué quieres decir? —cuestionó Bella, atragantándose.

—A veces, cuando papi me lee un cuento largo, se queda dormido en mi cama, —la pequeña niña explicó. —Había estado bostezando bastante, y le dije que mi abue debió leerle un cuento si no podía dormir. Pero mi abue vive en Forks, y tu vives aquí, más cerca, así que si tu le lees cuentos estaría bien.

—Sí, —contestó Edward, con la voz grave y deliciosa cerca de su oído. Bella tembló. —Ella me leyó una historia porque no podía dormir, luego se quedó dormida en mi cama accidentalmente.

—¿Fue un buena historia? —Elsie inquirió.

Bella escondió su sonrisa debajo de la sábana.

—Sí, fue una muy, muy buena historia, —soltó Edward seriamente, a pesar de que ella podía oír la sonrisa en sus palabras.

—¿Me la leerías más tarde? —preguntó Elsie, con expresivos, grandes y brillantes ojos llenos de emoción.

—Mucho, muchísimo más tarde, —masculló Edward.

¿Pueden Alec y Jane quedarse a dormir? —Elsie cambió de tema rápidamente. —Dijías* que un niño o puede dormir aquí, pero si tu tienes una pijamada con una chica, yo puedo tener una pijamada con un niño.

Bella giró su rostro a la almohada para que Elsie no pudiera ver su sonrisa al momento que Edward farfullaba.

—No entiendo por que te gusta Alec, de todas formas, —él soltó finalmente. —La última vez que estuvo aquí, él rompió tu juguete. A propósito.

—Ya lo sé. —Elsie suspiró —Pero yo le dije que si él lo hacía de nuevo, ya no seríamos amigos, así que él lloró y me dio una flor a pesar de que Jane lo llamase bebé.

Aparentemente Edward no sabía como responder a eso. —Leoncita ¿me harías un gran favor? —soltó al contrario.

—Tal vez.

—¿Crees que podrías ser una niña grande y poner algo de cereal para Bella y para mi también? Vamos a bajar y unirnos a ti en sólo un minuto.

—¡Okay!

Tan pronto como Elsie salió rápido por la puerta, con sus rizos rojizos balanceándose, Edward soltó un bufido de alivio, rodando sobre su espalda. —La cagada. —Él puso su brazo sobre sus ojos y respiró profundamente. —Supongo que debemos enseñarle como tocar la puerta.

Bella se permitió reír, ahora que lo peor había pasado. —Ponte algo de ropa, —poniendo el edredón a su alrededor antes de ver alrededor de la habitación, intentando descubrir donde se había ido su camiseta. —Parece que vamos a enfrentarnos a los hechos más temprano que tarde.

Apenas menos mortificante que tu padre interrumpiendo nuestro primer beso, —Edward dijo mientras se sentaba, balanceando sus piernas en el borde de la cama. —¿Lo recuerdas?

—¿Menos mortificante? —preguntó Bella con un bufido. —¿Cómo puedes pensar eso? Ni siquiera nos besamos esa vez. Tu hija nos puedo haber encontrado desnudos. —ella arrugó su nariz, examinando las condiciones de su blusa con desaliento. Decir que estaba arrugada era decir menos.

Usando un par de pantalones de buzo, Edward caminó hasta su lado de la cama. Le quitó la blusa de las manos, poniendo una de sus propias camisetas sobre la cabeza de Bella en su lugar.

La mirada de adoración y satisfacción en su rostro podría iluminar la habitación entera.

—Era un chico de dieciocho con una nena de un año, —le recordó él. —Y tu padre, el jefe de policía. Atreverme a pensar en besarte era tan malo como si hubiésemos estado desnudos él cuando nos vio. El hombre tiene un arma.

Levantándose en las puntas de sus pies, lo besó rápidamente. —Bueno, vamos, —soltó ella, tomando su mano. —apuesto a que Elsie tiene su propio pelotón de ejecución, a pesar de ser más pequeña que mi papá.


(*) Cada vez que parezca que la palabra está mal, es porque Elsie aún está aprendiendo vocabulario y los "errores" son debido a eso mismo.

¿Que tal, eh? ¿Leyendo cuentos largos? Ya nos queda un capi más para acabar. Eso quiere decir que...

Bueno, espero sus suposiciones... un besote. PS: Errores gracias a mi. Menos los de Elsie. Gracias por seguir por acá.

Ale!