Disclaimer: This is a translation, the original fic was made by Lyricalkris, who had the kidness to let me give it to all of you in Spanish. So, thanks so much Kristina.
And Yet So Far
Traducción: Aún así tan lejos
Original de: LyricalKris
Traductora: aleshita-luvs-paramore
Capítulo 13
El primer día del resto de nuestras vidas
—Probablemente esto no va a salir bien.
Bella le apretó la mano. —Obviamente esto es solo una formalidad, —le dijo, reconfortándolo. Respiró profundamente. —Victoria ya sabe que estamos juntos. Sólo estamos haciéndole honores a sus deseos, haciéndole saber cuando hacemos un gran cambio. —Ella soltó una mueca. —De cualquier forma, no puede ponerse más agresiva de lo que ya ha mostrado ¿verdad?
Pasando una mano por su cabello, Edward soltó un suspiro. —Detesto que esté sacando toda su mierda frente a las personas con las que tal vez termines trabajando en un par de años.
—En realidad, mientras ella más intenta llamar la atención mejor quedo yo frente a la situación, —se rió Bella. —La supervisora de Carmen, Tanya Ivonov, me llamó ayer. No puedo creer que halla olvidado decírtelo.
—¿Qué pasó ahora? —preguntó Edward, cauteloso.
—Nada malo. Ella solo llamó para decirme que estaba manejando la situación muy bien, y que cuando esté buscando pasantías el próximo año, que definitivamente le de una llamada.
Ante eso, la sonrisa de Edward era orgullosa y auténtica. —Eso es excelente.
—Lo es, —estuvo ella de acuerdo. —Así que, sus pequeñas rabietas me ayudaron, de alguna manera.
—Bueno, tampoco lo tomemos tan a la ligera. —Edward negó con la cabeza mientras se estacionaba en frente de la casa de Victoria.
Cuando salieron del auto, Edward fue golpeado por el estrépito chillido de su hija. Él apenas había escuchado una vez ese alto y agudo, completamente desgarrador sonido: cuando tuvo que decirle que se mudarían lejos de sus abuelitos y Emmy.
Él corrió hasta golpear la puerta.
—¡Leona Catelyn Cullen! ¡Espera allí! —escuchó él que gritaba Victoria.
Obviamente, Leona no le había escuchado porque la pueta se abrió en un santiamén un segundo después. Edward se sorprendió cuando la pequeña saltó no a sus brazos, sino hacia Bella. Elsie se lanzó tan fuerte sobre ella que por poco y la hizo caer.
—Elsie ¿Qué pasó? —preguntó Bella, intentando que ella la viera a la cara.
La cara de la niñita estaba tan roja, casi de color pardo, y era muy obvio que había estado llorando durante mucho rato. Quiero que tu seas mi mami. No ella. Dijiste que amabas a mi papi y también a mi. Puedes ser mi mami. Por favor. Por favor.
La pequeña enterró su rostro en la camiseta de Bella, aferrándose a ella y continuó sollozando.
—¿Crees que es lindo lo que nos estás haciendo a mi y ami hija? —demandó Victoria, con expresión lívida. Dio un paso en dirección a Bella, pero Edward se metió entre ellas rápidamente, con la mano al frente.
Victoria se burló. —¿Cómo puedes llamarte buen padre a ti mismo si le dejas hacerme esto? —gritó. —Ella está envenenando la mente de Leona contra mi. ¿Cómo has dejado que esto pase?
—Bella no está haciendo nada. ¿Qué le has hecho tu a mi hija? —La voz de Edward era baja y peligrosa. Su cuerpo estaba tenso por completo, su innata actitud protectora estaba lista y preparada para saltar.
—Yo no—
—Elsie. —Edward se arrodilló, tratando delicadamente de soltar la presa que formaban los dedos de Elsie sobre Bella. —Corazón, dime qué ha pasado. ¿Por qué estás tan enojada?
Separándose de Bella, Elsie lanzó sus brazos alrededor del cuello de su padre. Su respuesta inicial fue demasiado enredada como para que él entienda.
—Respira, Elsie. Inténtalo de nuevo.
—Oh, por el amor de Dios. Le palmeé el trasero ¿okay?—dijo Victoria.— Estaba fanfarroneando, le di un golpe en el trasero, y luego se asustó como el infierno.
Edward apenas podía oír fuera del chirrido en sus oídos. —Bella, —empezó él, luchando por mantener su voz firme. Se puso de pie con su hija en los brazos, y mantuvo sus ojos en Victoria, marcándola con la mirada. —Por favor lleva a Elsie al auto y mantenla allí.
Cuando él intentó pasar a la niña a los brazos de Bella, Elsie protestó. —¡Papi! Quiero ir a casa. Quiero ir a casa ahora.
—Tranquila, bebé,—dijo Edward suavemente. —Iremos a casa muy pronto. Necesito hablar con mami un minuto.
Elsie luchó, pero saltó fuera de los brazos de Edward. Y corrió al auto.
Edward suspiró. Bella se le acercó, apretando su mano brevemente antes de que se dirigiese hacia donde estaba la pequeña niña.
—Dentro, —demandó Edward, pasando junto a Victoria hasta su casa sin permiso. Él estaba tratando muy duro de calmarse, pero no estaba funcionando.
—Tienes 23 años de edad. ¿No crees que ya es tiempo de dejar de hacer las cosas tan dramáticas?— preguntó Victoria, corriendo hacia la puerta después de él.
Edward se giró hacia ella. —Eso es mucho viniendo de ti, ¿O acaso fue alguien más quién le gritaba a Bella que estaba envenenando la mente de Elsie contra ti?
El rostro de Victoria se contrajo con furia. —Eso, no es nada más que la verdad. Esa chica—
—Con un carajo Victoria. Esa chica ha sido nada más que algo bueno para tu hija incluso mucho antes de que decidieras intentar volver a ser mamá, —gritó Edward. —¿Qué demonios está mal contigo? No puedes estar celosa. No me quieres a mi, así que ¿Cuál es el problema que tienes con ella?
—¡La quiero lejos de mi hija! Cómo demonios esperas que intente construir una relación con Leona cuando tu pequeña perra está susurrando en su oído, reduciéndome porque aparentemente ella es la madre perfecta. —el tono que usó Victoria era amargo, pero había tristeza en él. —Aparentemente ella nunca se enoja. ¡Esto no es tan difícil para ella!
Edward contuvo el aliento, dándose cuenta abruptamente que el problema de Victoria no tenía nada que ver con Bella.
—Amo a Leona,— dijo Victoria, y ahora que su enojo había disminuido un poco, Edward pudo oír la cualidad desesperada de su voz. —Pero no importa cuanto trato, ella ama más a Bella. "Bella esto" y "Bella aquello", eso es todo lo que oigo. Todo. El. Maldito. Tiempo.
Edward se dejó caer contra la pared, frotándose los ojos, sin saber muy bien qué decir.
Cuando Victoria habló de nuevo, toda la furia había desaparecido de su voz. —¿Tienes alguna idea de lo que es esto para mí? Hacen que todo parezca tan fácil. Eres sólo un niño estúpido y-
—Sabes, tal vez sería útil que dejaras de mirarnos como si fuéramos niños pequeños,—interrumpió Edward, haciendo notoria su irritación. —Sí, eres mayor que nosotros, pero ¿y qué? He sido padre de Leona durante seis años, Victoria. Y Bella en realidad tiene una educación formal en el trato con los niños. No es fácil para ninguno de nosotros, sólo hemos estado en esto por más tiempo.
—Sí, bueno ...— Victoria dejó escapar un largo suspiro, como si estuviera tratando de no dejar que su ira y amargura sacaran lo mejor de ella. —Tampoco te haría daño tener en cuenta que tu camino no es el mejor ejemplo. ¿Cómo esperas que sea un padre eficaz si me estás diciendo que estoy equivocado todo el tiempo? ¿Cómo esperas Leona me respete si no me apoyas? —ella se burló. —Has dejado bien en claro que no confías en mí con ella un minuto más de lo que el juez lo permite.
Una vez más, Edward se quedó en silencio, haciendo todo lo posible para considerar sus palabras racionalmente. Todavía estaba furioso. Al ver a su hija en ese estado -sollozando y tan molesta- le hizo sentir como si quisiera romper algo, o a alguien con sus propias manos.
Pero...
Se frotó la parte posterior de su cuello. —¿Te das cuenta de lo que me estás pidiendo? Eres una mujer adulta que podría seducir a idiotas adolescentes. Traficabas drogas. Después, ni siquiera me contaste acerca de mi hija -tuve que descubrir sobre ella cuando los servicios sociales me lanzaron un bebé de un mes de edad, en el regazo, y tuve que aprender a ser un padre durante la noche. Todo lo que he hecho desde que tenía apenas diecisiete años putos años, todo lo que he hecho, era mantener segura a Leona, para darle lo que necesitaba. ¿Ahora quieres que yo confíe en ti después de todo eso?
Victoria tragó saliva, mirando al suelo. Tenía las manos en puños a su lado, pero había una medida de la culpabilidad que irradia de su postura. —No puedo cambiar quién era, —dijo finalmente. —No puedo cambiar lo que hice o que yo no quería decirle a un adolescente que iba a ser padre. —se echó a reír sin rastro de humor. —Así que sí, entiendo lo que estás diciendo. Yo no quería que tuvieses algo que decir en su crianza porque yo no me fiaba de ti con ella, porque la amo.
Ella contuvo el aliento, visiblemente enojada. —Lo intenté. Intenté tanto hacer lo que estaba bien. —se limpió el rabillo del ojo como si se estuviese limpiando una lágrima y luego volvió a reír. —Nunca fue fácil para mí. Estar embarazada, y luego cuando ella nació...
Victoria resopló, sacudiendo la cabeza. —Pero he trabajado duro para ser mejor. Para ella. Ella me salvó. Sé que lo hizo. Yo sé que no intenté contactar con ella o contigo, pero eso fue porque pensé que era mejor para ella. He pensado en ella todos los días. Cada uno de mis días. Y he tratado de hacer todo bien desde entonces. ¿Alguna vez olvidé un pago de manutención? —le desafió. —La tengo lista y a tiempo cuando la recoges. Yo-
—Hablas mal de mi novia a quién sea que escuche como si ella estuviese intentando acabar contigo, cuando ella jamás te ha hecho una mierda, —interrumpió Edward.
—¿Qué es lo que esperas que crea? —dijo Victoria cansinamente. —Leona continua hablando acerca de lo maravillosa que es.
—¿Alguna vez te detuviste a pensar que lo hace porque sabe que te molesta? —preguntó Edward, tranquilamente.
—¿Por que ella haría eso?
—Porque ella no te conoce. Ella nunca tuvo una madre. Entraste después de seis años de estar ausente y ¿qué? ¿Esperas que ella te ame inmediatamente? Eso no es justo para ninguna de los dos. Elsie no debe amarte sólo porque eres su madre. ¿Qué crees que está haciendo? Estás diciéndole que la amas, pero ella no confía en eso. Así que está poniendo a prueba tus límites y la estás alejando de ti.
—¿Cómo la estoy alejando?
—Insistes en llamarla Leona, por ejemplo.
—¡Ese es su nombre! —la voz de Victoria era amarga de nuevo. —Ese es el nombre que le di.
—Me doy cuenta de eso, pero ella te ha dicho en repetidas ocasiones que no es el nombre que ella prefiere. Mis padres llamaban Leona hasta que ella les pidió que se detuvieran. Y han cumplido con su petición. También deberías hacerlo.
Victoria no contestó, pero volvió la cabeza. ¿Qué podía hacer? Estaba en ella escuchar o no. En su fuero interno, sabía que tenía que ser un golpe a su orgullo, aceptar que un chico como él podría saber más sobre la crianza de sus hija que ella.
Se frotó los ojos con cansancio. —Yo entiendo. No es que no tenga compasión, —dijo lentamente. —Soy muy protector con Leona, y sí, soy protector de Bella. Protejo a la gente que me importa. —Se mordió el interior de la mejilla. Las siguientes palabras que salieron de su boca no fueron fáciles. —Voy a tratar de dejar un poco de holgura si haces lo mismo por mí. Va a tomar mucho tiempo para reescribir la forma en que te veo, pero voy a tratar si así lo quieres.
Ella parecía dudosa, pero asintió estando acuerdo.
Edward se quedó en silencio, porque si su admisión anterior fue difícil, la siguiente era casi imposible. Las palabras cuajadas en la boca, vacías y poco naturales. —Vamos a tener que encontrar una manera de comprometernos en cómo educar a Elsie. Voy a escucharte, vas a escucharme, y vamos a averiguar a dónde ir desde allí.
—Excepto, no en este caso particular. Podemos estar de acuerdo en castigos en el futuro, pero no estoy ni remotamente cómodo con la corrección física. Por un lado, creo que es demasiado, demasiado fácil perder el control y dar un paso demasiado lejos. Por otro, ella lo ha hecho muy bien sin eso. No ha sido educada así durante los últimos seis años de su vida. No creo que la introducción de ese tipo de castigo sea eficaz. —la miró con seriedad, con la esperanza de que pudiera ver que estaba haciendo todo lo posible para no exigirle que tocara a su hija de nuevo. Había dejado en claro que sus pensamientos eran válidos y muy lógicos, detrás de su razonamiento.
—Bien, —dijo Victoria después de un momento de tensión. —Pero ella no me escucha.
—Vamos a hablar. Todos nosotros. Todos nosotros. Pero no en este momento. Déjame llevarla a casa. Todos podríamos utilizar el tiempo para calmarnos.
Victoria entrecerró los ojos con suspicacia. —Cuando dices que todos nosotros...
Una vez más, la actitud defensiva de Edward salió a la luz. Su cuerpo se tensó. —Bella vino conmigo hoy porque pediste que se te informara en cuanto hiciéramos un gran cambio. Bueno, ella está en mi vida, lo que significa que va a ser parte de la vida de Elsie, lo que dure. Si voy a ser justo contigo, serás justo con ella. Ella no cree ser la madre de Elsie, Victoria. Pero ella va a ser una figura parental. No voy a hacerla ineficaz sólo para hacer que luzcas mejor.
Ella frunció el ceño pero asintió. —Hablaremos, —fue todo lo que prometió.
Tendría que ser suficiente por ahora.
~0~
Elsie se rehusó a hablar durante el trayecto de regreso a casa.
Edward observó por el retrovisor, lo que le irritaba más que nada por que ¡Por amor a todo lo sagrado!, ella lucía más que nada igual a Victoria cuando gruñía de esa forma.
Bella mantuvo los ojos en el camino, pero no habló tampoco. Él dudó si algo de lo que ella pudiese decir lograría hacerlo sentir mejor.
A pesar de eso, su mano posada sobre la de él en la palanca de cambios era un consuelo.
Por el rabillo del ojo, Edward vio a Bella saltar un poco. Ella se acomodó en su sitio, pero no dijo nada. Esto pasó tres veces antes de que Edward cayese en la cuenta que estaba pasando.
—Leona Caitlyn, —soltó él, severamente. —sabes comportarte mejor que para patear el asiento.
Leona no dijo una palabra pero cruzó sus brazos sobre pecho, atrincherándose aún más.
Un minuto después lo hizo de nuevo.
—¡Leona! ¿qué se te ha metido?
—¡No me llames así! —gritó ella, furiosa. —Mami no me llama Elsie. Me. Gusta. Elsie—. Ella golpeó el espaldar del asiento de Bella de nuevo, obviamente frustrada.
Por suerte, estaban en casa en ese momento. Elsie se desabrochó a sí misma de su asiento para niños y golpeó en el lado de la puerta. —Vamos. Déjame. Salir.¡Déjame salir! ¡Déjame salir!
Bella miró a Edward, su mirada era comprensiva pero inquisidora. Edward dio una leve inclinación de cabeza, frotándose las sienes. Respiró hondo, midiéndose mientras Bella liberaba a su muy enojada hija de sus confines. Elsie corrió hacia la puerta principal. En pie. Esperando. Jadeando. Su pequeño rostro estaba rojo, y sus cejas fruncidas.
Ella realmente se parecía a un pequeño león, lleno de malicia y listo para saltar.
—Quieres que me vaya? —le preguntó Bella suavemente, inclinándose hacia la puerta.
—No, —dijo Edward al instante. Era la última cosa que él deseaba hacer después de la última media hora en su vida. —¿Podrías solo... darnos un minuto a solas? Sólo espera en la habitación mientras intento averiguar que es lo que está pasando con ella?
—Claro, por supuesto.
Cuando salió del coche, caminando hacia el frente, ella tomó su mano y él la besó en la mejilla. Edward se sintió más tranquilo. Lo que sea que fuera a suceder entre él y su hija, él sabía que tenía el apoyo y el amor de Bella. Sabía que no estaría solo de nuevo.
Eso hizo toda la diferencia en el mundo.
En el momento en que abrió la puerta, Elsie irrumpió dentro. Ella fue a su caja de juguetes, arrastrándolo hacia fuera desde la esquina, rezongando y gruñendo a cada momento. Al abrirla, rápidamente comenzó a lanzar juguetes al suelo.
Una vez más, Bella apretó su mano. —Voy a estar aquí, —prometió antes de dejarlo ir y se dirigía por el pasillo hacia su habitación.
Observando rabieta de su hija hizo su dolor de corazón. No podía recordar cuando había visto su carita tan absolutamente furiosa.
Él contó hasta diez antes de entrar a la sala, dejándose caer sobre una rodilla y tomándola por los hombros con firmeza pero no con dureza, volviéndola hacia él. —Elsie. Elsie, —él llamó, pero ella luchó ciegamente, alejándose de su agarre. —¡Leona Caitlyn Cullen!
—¡Odio ese nombre! —ella gritó. —Lo odio, lo odio, lo odio. Odio a mami, y te odio a ti!
Edward estaba tan absolutamente aturdido, que se olvidó de cómo respirar. No había forma de que tres palabras jamás podrían haberle lastimado tanto. Él parpadeó furiosamente, tratando de devolver las lágrimas que habían surgido de manera automática a los ojos.
Gimiendo y sollozando, Elsie pareció darse cuenta de lo que había dicho. Metió dos dedos en la boca, mirándolo con los ojos muy abiertos que eran culpa de parte y parte el miedo.
Edward respiró hondo, sus pulmones doloridos. —Odiar es una palabra muy mala, leoncita, —dijo en voz baja. —¿De verdad querías decir eso?
Ella miró hacia abajo y lentamente alejó los dedos de su boca. No respondió, pero negó con la cabeza, sus rizos rojos rebotando.
—¿Quieres decir que estás muy enojada conmigo? —preguntó, manteniendo de nuevo su voz calmada.
Aún sin levantar la vista, Elsie asintió.
—Eso está bien. Está bien estar enojado, pero tienes que decirme por qué, ¿de acuerdo? Dime lo que está mal.
Cuando Elsie miró hacia arriba, con los ojos llorosos. Sus respiraciones se estaban convirtiendo en pequeños jadeos, y era obvio que estaba a punto de comenzar a sollozar. —Se. Supuso. Que. Sólo. Seríamos. Tú. Y. Yo, —dijo ella entre jadeos. —¡Tú lo dijiste! ¡Tú lo dijiste!. Sólo tú y yo. Siempre.
—¡Pero nos hiciste alejamos de mi abuelita y mi abuelito, y el tío Em! ¡Y entonces me hiciste ver mami cuando te dije! Te dije que no quería una mamá. ¡Te dije que sólo quería a mi papá y tú no escuchaste! —Su rostro se arrugó y sus lágrimas de una niña miserable. —Y 'hora tienes a Bella. Y no me necesitas.
Edward no pudo tomar a la pequeña llorando en sus brazos con la suficiente rapidez. Todo su cuerpo estaba temblando fuerte. Su corazón se retorció dolorosamente en su pecho mientras la sostenía, con la mano en la cabeza. Elsie se aferró a él como si su vida dependiera de ello, llorando a lágrima viva contra su cuello.
Por supuesto que sabía cuan confuso todo esto tenía que ser para ella. Era confuso para él, tratando de hacer frente a Victoria, con la vida dependiendo de él sólo -lejos de sus padres- por primera vez, y la escuela, y el trabajo, y Bella.
Pero Elsie no estaba preparada para entender cómo se sentía acerca de todas estas cosas a la vez. Obviamente, había muchos problemas y temores andantes deambulando en su sobrecargada cabecita. Había estado observando lo mejor que pudo desde que se mudaron y desde que Victoria había estado de vuelta en su vida. Como Bella había dicho, que era una niña bien adaptada. Él había empezado a respirar mejor.
Aún así, él debería haber predicho esta pequeña rabieta aproximarse.
Edward se levantó y llevó a Elsie para el sillón reclinable para poder cruzar los brazos y las piernas a su alrededor, esperando que ella se sentía segura y amada en sus brazos. Se balanceó suavemente, acariciándole el pelo y dejándole llorar, derramar una lágrima con ella de vez en cuando.
Pasó mucho tiempo hasta que se calmó.
Cuando sus jadeos desiguales se redujeron a un seco hipido de vez en cuando, él la sostuvo con el brazo extendido. —Te sientes un poco mejor? —preguntó, secándole las mejillas húmedas.
Ella negó con la cabeza, con los dedos firmemente en su boca, y se acurrucó contra él, más tranquilo pero no menos miserable.
—Elsie, lo siento, —comenzó en voz baja. —Sé que has pasado por mucho. Ha sido un gran cambio. El cambio puede ser muy atemorizante. ¿Te acuerdas de la historia de ti y de mí? —le preguntó con suavidad.
Elsie no respondió, pero ella lo miró con grandes ojos inyectados en sangre.
—Mi vida cambió el segundo en que te vi. Era aterrador. Muy, muy aterrador. Pero cuando te dieron a mí, sentí mucho amor.
Poco a poco, Elsie tomó los dedos de su boca. —¿Cuánto? —susurró. Esta fue su línea habitual en la historia.
—Lo suficiente como para llenar todo el mundo cinco veces.
—Tengo seis.
—Seis veces, —rectificó Edward, sonriéndole.
Suspiró, acercándola. —Muchas cosas cambian. Así es como funciona el mundo. Sé que no entiendes por qué hemos tenido que alejarnos de tus abuelos, y no entiendes por qué mamá no estaba aquí antes y porque lo ésta ahora. Pero incluso los cambios atemorizantes pueden ser buenos cambios, al igual que cuando me dieron mi pequeña leoncita a amar para siempre. —le besó la parte superior de la cabeza, esperando que ella entendía que quería decir cada palabra. "Y te prometo que eso no va a cambiar nunca, Elsie. Yo siempre te amaré. Yo siempre te necesitaré. No importa lo que pase.
Elsie se aferró a él, y Edward se limitó a abrazarla con fuerza. Sabía que había un montón de cosas que ellos todavía debían pasar. Él sabía que habría un millón y un debate sobre su madre y cómo sus vidas estaban cambiando. Uno por uno, tendría que ayudarla a resolver lo que sentía acerca de todo, desde Victoria repartiéndole nalgadas hasta el hecho de que Bella estaba en sus vidas.
La idea le hizo sentir cansancio. A juzgar por los párpados caídos de Elsie, se sentía de la misma manera.
Antes de que pudieran descansar, había algo más que necesitaba hacer con ella de inmediato, porque lo que más deseaba era llevar a la sala, donde Bella esperaba y acostarse con su pequeña familia en sus brazos. Pero lo que él quería no siempre coincidía con lo que Elsie necesitaba.
—¿Cariño? —preguntó, moviendo a Elsie un poco. Ella lo miró. —Bella espera por nosotros para ir tomar una siesta, pero... si prefieres nos acostamos solos, estaría bien. Bella puede ir a casa.
Elsie miró pensativo. —¿Crees que ella está enojada conmigo? —preguntó con un hilo de voz.
—No, cariño. No, en absoluto. —Le dirigió una mirada seria. —Creo que debería pedir disculpas por patear su asiento sin embargo.
—Está bien, —ella estuvo de acuerdo, serpenteando sus brazos alrededor de su cuello.
Aliviado, Edward se puso de pie, manteniendo sus brazos envueltos alrededor de ella mientras la llevaba a su dormitorio. Él dio a Bella una pequeña sonrisa sobre el hombro de Elsie, y Bella le devolvió la sonrisa. Por lo rojos que se veían sus ojos, podías decir que probablemente había estado escuchando.
Cuando puso a Elsie en la cama, ella se lanzó a Bella y le dio un fuerte abrazo. —Lamento haber pateado tu asiento.
—Gracias por decir que lo sientes,— dijo Bella suavemente, devolviéndole el abrazo.
Elsie se sentó nuevamente en sus rodillas. —Papi dice que algunos cambios está bien, y creo que eres buen cambio para él, como yo. Tu y yo le hacemos reír. Puedes ser su princesa leona como Simba y Nala. Cepto que no lo lamas, porque es asqueroso.
En ese momento, Bella y Edward estallaron en enormes sonrisas. El ambiente se tornó un millón de veces más ligero.
—Bueno, tú y tu papi me hacen sonreír mucho, también, así que funciona.
Elsie asintió amigablemente y bostezó. —Estoy cansada, —anunció.
Edward no tenía que escuchar ninguna otra cosa. Se acostó, y Bella también, y Elsie se hizo espacio en medio de ellos, acurrucándose contra su costado y quedándose dormida rápidamente. Edward soltó un largo suspiro de alivio.
—Estoy cansado tan, Bella, —susurró, sin hacer nada pasando un dedo por el cabello de Elsie.
A veces se sentía como si no hubiera dormido nada en los seis años que había tenido a su hija.
Bella presionó su mano en la mejilla de él, el movimiento fue tierno. No dijo una palabra, pero su suave toque hizo que el pudiese respirar mejor, aflojando mucho más el apretón que había alrededor de su corazón.
—Eso va a suceder de nuevo, —dijo después de un momento.
—Probablemente, —estuvo de acuerdo Bella, moviendo su mano a su cabello, masajeando a lo largo de su cuero cabelludo.
Se sentía tan bien.
—Probablemente va a poner una diana sobre ti, en algún momento, —advirtió él.
—Lo sé,— dijo Bella simplemente. —Así es como funciona. Se ajustará a Victoria y ahora a mí, será algo más mañana, y luego, ya sabes, sólo cualquier cosa cuando sea adolescente. —Ella sonrió en su dirección.
Sonriendo irónicamente, Edward sonrió de vuelta. —¿Aún quieres esto?
Bella bajó su brazo, envolviendo a Elsie pero dejando su mano sobre el de el codo de Edward. Ella lo estaba viendo directamente a los ojos, con la expresión más serena. —Tenemos esto.
Mirando en sus ojos, por fin creía que la felicidad que había peinado con la punta de sus dedos, casi la mayor parte de su vida, era suya para por fin sostener en sus brazos. Era su hija apretada fuertemente contra su pecho, confiando en él para amarla por siempre. Era Bella prometiendo que ella podría enfrentar todos los altibajos que estaban por venir, a su lado, sin importar cuán difícil o feo.
Su vida nunca iba a ser perfecta, pero la vida no era para eso.
Acomodándose de una forma que despertase a Elsie, besó los labios de Bella, dejando que la tensión y el estrés se esfumaran mientras ella le devolvía el beso suavemente.
—Sip, —él estuvo de acuerdo, su voz era un ronroneo contra la piel de ella mientras se cerraban sus cansados ojos. —Lo tenemos.
(*) Cada vez que parezca que la palabra está mal, es porque Elsie aún está aprendiendo vocabulario y los "errores" son debido a eso mismo.
Pues ese fue el capítulo final. Ahora queda esperar el Epi y tal vez habrá sorpresita. Un besote. Saben que estoy un poco mal (algunas) y pues bueno, he demorado una eternidad, prometo subir el epi antes que acabe el año, sino, me largo de fanfiction- Ok, no, sino, ¿me dejan sin reviews? Okay, gracias por su bella atención y tiempo. Besos mil.
PS: Errores gracias a mi. Menos los de Elsie. Gracias por seguir por acá.
Oh! y claro, ya dije que D.E.T.E.S.T.O. a Victoria
Ale!
