¡Al fin pude actualizar esta historia!, hace tiempo que no podía. Estaba bloqueado. Pero gracias a BELLZADOR pude hacerlo.
Les recomiendo sus historias.
Vamos a la lectura.
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HOSPITAL SITRI-INFRAMUNDO
Cierto director de uno de los hospitales más prestigiosos del inframundo bebía una taza de té con hierbas relajantes quizás para calmar sus nervios, una vez terminada la infusión dejaba la taza en el plato y suspiraba con un poco de pesadez. El té no estaba cumpliendo su función, pero al menos lo relajaba hasta cierto punto, tolerable. Trunks se encontraba algo apenado y asustado por las posibles resoluciones de sus problemas, Mai estaba a un lado de el, solo que a diferencia del peliazul, ella estaba muy tranquila. Abader no sabía que decir o como actuar, eran apenas las 6 a.m. y ya se enteró de la junta clandestina entre el líder de Asgard y del Maou Lucifer, un trato injusto y ventajoso en su humilde opinión y para colmo, el posible uso de Trunks y Mai como lazos de alianza con el reino nórdico.
El peliazul pretendía estar tranquilo pero sus gestos corporales le delataban, pues no quería verse malagradecido con la persona que les brindo ayuda desde el momento en que llego. El doctor se esforzó mucho para ayudarles en su recuperación quizás demasiado para los estándares de un médico general, pero a pesar de sus cuidados quizás su joven paciente tal vez estaba en búsqueda de otra "mejor atención medica" en otro lugar, cosa que estaba más lejos de la realidad, pero a pesar de que ese no era el propósito de los dos jóvenes, sus constantes escapadas estaban dando esa impresión por lo que ante cualquier pronóstico, existiría una alta probabilidad de que el doctor pudiera malinterpretar las cosas.
—Ustedes dos, en verdad no tienen remedio. —Decía el doctor algo cansado del asunto y sobándose las sienes, Trunks solo reía nervioso y Mai desviaba la mirada apenada — ¿Cuántas veces me harán sufrir de sobresaltos?
Esa pregunta hizo que se avergonzaran más de lo que ya estaba.
—Le juro que esa no fue nuestra intención —Decía Mai un poco avergonzada por la situación—. Lo que menos pretendemos es ser malagradecidos con usted.
—Lo sé, lo comprendo —El doctor pareció no tomarle importancia a lo dicho por parte de la joven —. Pero muchas veces las personas buscan mejores opciones, y aunque me cueste admitirlo la medicina asgardiana, es mucho mejor que la del inframundo. De entre todas las facciones en realidad.
—Pero usted nos ha tratado bien—respondía el peli azul algo incrédulo, pues los cuidados del doctor ayudaron en buena parte a su casi total recuperación.
— ¿Enserio? Pues a mi parecer aún no se encuentran del todo recuperados —respondía con un tono burlista pero manteniendo sus facciones impávidas —chicos, como sabrán yo soy un médico. Y como tal, mi deber es asegurar que mis pacientes se recuperen totalmente —las palabras que salían de su boca, sonaban totalmente sinceras —, por lo que, si para asegurar su completa recuperación creen que lo más conveniente es ir a Asgard, háganlo con total libertad.
Ambos chicos estaban se mostraban asombrados y de cierta forma agradecidos por la comprensión y la madurez que estaba mostrando el doctor en estos momentos, sonrieron contentos al saber que el doctor no tomo como ofensa aquella decisión que ambos jóvenes habían tomado desde que regresaron de Asgard. Eso hablaba muy bien de él, y por esa razón merecía ser el reconocido médico y estar a cargo del hospital de una de las familias más influyentes del inframundo.
—Gracias por su comprensión doctor—la pelinegra aun sentada le daba una ligera reverencia, siendo imitada por Trunks.
Pero a juzgar por la expresión del doctor ellos pensaron que quizás habían cantado victoria de forma precipitada.
—Aunque debo admitir que no comparto la insensatez propuesta por parte de Sirzechz-sama —menciono con un tono molesto, por la inverosímil sugerencia del Maou lucifer. Eso hizo a ambos volver a sentir nervios —No quisiera imaginar el alboroto que se formaría si alguien llegara a enterarse de esto —Nuevamente suspiro un poco frustrado y a volvió a masajear con sus dedos sus sienes —, espero que Sirzechz-sama sepa lo que hace.
—Suponemos que si—mencionaba el peli azul más tranquilo pero algo dudoso, en serio era algo muy arriesgado —. Digo, no es un líder por nada, ¿verdad?
—No pongo en duda su liderazgo, eso tenlo por seguro —Abader se relajaba un poco al razonarlo mejor—Sirzech-sama no solo es poderoso, ha sabido manejar el inframundo junto al resto de los maous con sabiduría. No podíamos pedir a alguien mejor.
Trunks sonrió de forma satisfecha, sus dudas y temores se habían disipado un poco no había nada de qué preocuparse; en cambio Mai no estaba del todo segura. No había manera de reprochar su actitud, pues desde que volvió a crecer gracias al rejuvenecimiento que le otorgaron las esferas del dragón, toda su vida se volvió un martirio y su pan de cada día era representado en una sanguinaria guerra contra Black que se hacía llamar así mismo un dios que traería la justicia al mundo.
En ese sentido, se supone que los dioses deben ser sabios y benevolentes, no megalómanos homicidas que veían la vida de los seres humanos como algo sin ningún valor.
Y ahora resulta que había muchos más seres compartiendo ese rango y otros seres capaces de igualarlos, o incluso superarlos. Era una locura todo esto; este mundo, tiempo o dimensión donde habían caído, era extremadamente bizarro a su opinión. Dioses por todos lados haciendo y deshaciendo a su antojo, comandando ejércitos y otros siendo líderes de una extensa variedad de facciones, algo completamente diferente a lo que estaba acostumbrada en su dimensión y que en cierta manera le ponía incomoda.
Pero la ironía en el asunto era que no sentía ninguna aversión hacia el doctor Abbader, ya que el mismo era líder de clan y su estatus y poder le situaba como un dios entre los de su especie, quizás el factor de esa conducta radicaba en los cuidados que el mismo dedico en ella y a su amado.
—Lo entendemos a la perfección —respondía la pelinegra ante el pronóstico expuesto por Abbader.
—Es bueno saberlo—Asintió el doctor sintiéndose un poco satisfecho —Y cambiando de tema... ¿Cuándo partirán?
—Odín-sama, nos dijo que podríamos irnos cuando así le deseemos—respondía honesta Mai
—De ser así, es mejor que sea lo más rápido posible — el doctor se levantaba de su silla y se dirigía hacia un estante de libros—, mientras más pronto vayan a Asgard, menos serán las sospechas de todos—tomaba lo que había encontrado y volvía a sentarse en su lugar—ten esto
Le lanzaba algo de forma suave que Trunks atrapo de inmediato, arqueo una ceja al ver que se trataba de una piedra azul, pero no era solo eso. Tenía unas marcas desconocidas para ambos, aunque admitían que eran algo llamativas y de bonito diseño. Era del tamaño de una canica y emanaba una firma de energía muy conocida
Igual a la del doctor, ambos observaron al galeno que sonreía de forma suave quien, leyendo los rostros confundidos de sus pacientes, sabía que esperaban una respuesta.
—Este es un mineral especial que solo pueden hallarse, en las cuevas dentro del territorio Sitri—mencionaba tranquilo mientras bebía otro poco de te—contienen una firma energética que resuena con la de los seres vivos y conectarlas. Además de que, gracias a esas cualidades, dos o más personas, pueden mantener una comunicación holográfica sin importar en qué lugar estuvieran.
Ambos chicos observaron nuevamente sorprendidos por las capacidades de aquella peculiar piedra, era básicamente una máquina de llamada holográfica natural.
—Vaya, eso es sorprendente—en eso Mai cambio a una mirada confusa—¿Pero, por qué nos da esto?
—Podrán recibir tratamiento médico de Asgard, —dejo en claro y algo determinado — ¡pero aun soy su doctor! Y como tal, debo estar atento hasta la completa recuperación de mis pacientes.
Ambos sonrieron y también se asombraron por la determinación y profesionalismo que mostraba Abbader en estos momentos, era como un guerrero saiyajin, solo que enfocado en la medicina.
—Gracias doctor—ahora era Trunks el que le agradecía—le daremos un reporte diario si lo desea.
—Espero que sea verdad—volvía a tomar un sorbo de té —bueno, ya es hora de retirarse; vayan a alistarse rápidamente.
Ambos asintieron y se levantaron, con una reverencia doble salieron del despacho del galeno. En menos de 15 minutos ya estaban listos, después de todo solo debían cambiar sus vestimentas de hospital, por las de ellos; después de eso junto al doctor Abbader salieron del hospital hacia el bosque.
El doctor no dio ninguna excusa, ya que no necesitaba hacerlo pues era el encargado del hospital y el líder de clan Sitri, solo se fue sin que el personal del hospital se enterara, las ventajas y beneficios de ser un jefe. Además, no se demoraría mucho, el hospital no se destruiría ni ocurriría algo extravagante en dos minutos de ausencia.
—Bien, creo que aquí es perfecto—analizo Trunks, era mas del centro del bosque. Abbader y Mai asintieron en aprobación, el peliazul volteo a ver al doctor y Mai se paró a su lado —Antes de partir; quiero manifestarle que estamos muy agradecidos por las atenciones que tuvo para con nosotros —Decía el guerrero del futuro mientras realizaba una respetuosa reverencia —, de no ser por usted quien sabe cómo hubiésemos acabado Mai y yo.
El padre de Sona quien a pesar de haber entendido las palabras del guerrero del futuro no pudo evitar que una sonora gota gruesa de sudor resbalara por su sien.
—Creo que entre ustedes y yo nos hemos ayudado mucho, así que no lo menciones —dijo el doctor mientras les taba espacio a Trunks y a Mai al parecer estarían por viajar de forma un poco agitada Por favor manténganse en contacto Por favor manténganse en contacto una vez que se retiren les pediré de la manera más atenta que no olviden mantener una conexión estable.
Ambos asintieron y Trunks alzo su brazo donde tenía su reloj en su muñeca
— ¡Por favor señor Heimdall!, ¡abra el bifrost!
Ante la exclamación del peliazul, el "cielo" del lugar empezó a agitarse cual torbellino. Una ligera luminiscencia empezó a mostrarse en el centro hasta mostrar ases de luces de colores vividos
—Hasta luego doctor—se despedía Mai de igual forma que lo hizo el guerrero del futuro siendo esta correspondida de forma inmediata por el galeno.
Segundos después, una luz multicolor cubrió todo el lugar.
Actualidad:
PALACIO DEL REINO-ASGARD.
Tras luego de que el espectáculo de luces cesara, ambos abrían lenta y pesadamente los ojos debido a la luminancia que casi les perforo las retinas. Podían sentir que ya habían cruzado que ya habían visto lo suficiente y lo que necesitaban para estar satisfechos.
El padre y madre de todos habían recibido la autorización de ambos, para ver los recuerdos de ambos, incluso mucho antes de los sucesos que necesitaban para confirmar que no habría problemas con los demonios.
Si, habían visto toda la vida de ambos, eso aclaro muchas dudas que el padre de todos mantenía a propósito, más que nada en consideración de ambos, quería que estuvieran presentes y tener su consentimiento para que los demás se enterasen de la historia de su vida.
—Oh mis pobres niños
—¿Pe-pero q-que esta? —Mai se estremecía al ver que la diosa líder de Asgard se acercaba a ellos
Como toda una madre, a pesar de que Mai con muchos nervios le apunto con una escopeta, ella sin perder esa sonrisa maternal desvió suavemente el cañón con su mano, ya que no la veía como una amenaza, ella se mostraba frágil, desconfiada y temerosa, eso era más que justificado por todo ese infierno que tuvieron que pasar cosa que tal cosa le hizo sentir tristeza. Nadie debía sufrir lo que ellos sufrieron.
A todo pronóstico, la diosa la abrazo sin que ella pudiera reaccionar. Aun temblaba nerviosa, Frigg solo le palmeaba de forma suave la espalda mientras su rostro descansaba en los pechos de ella, como una forma de ofrecerle confort y seguridad. Mai por primera vez se sintió segura con alguien que no eran Bulma o Trunks aunque también un poco contrariada porque una deidad le estaba mostrando afecto, demasiado para ser más exactos, sin quererlo soltó su escopeta quedando en el suelo y su cuerpo involuntariamente bajo la guardia.
Trunks observaba la escena un poco triste y llenando de remordimiento sus pensamientos, pues la verdad Mai era quien más ha sufrido en todo este tiempo. Porque Trunks a pesar de ser en parte humano, él también tenía en su sangre, el linaje de una raza guerrera muy poderosa por lo que en teoría debería tener la fuerza y el poder suficiente para seguir adelante, por lo tanto, su deber era protegerla; y no solo a ella, sino también a todos los seres humanos como se lo prometió a su difunto mentor. No pudo evitar pensar que el que Mai se sintiera así, fuera mayormente por su culpa.
Su fracaso.
Ella era solo una humana, entrenada bajo un estricto régimen militar pero humana, a fin de cuentas. No era como los humanos de los guerreros Z, solo una militar letal, pero no llegando a un nivel como los nombrados.
—Que terrible, cruel e injusta vida les ha tocado tener ustedes dos—mencionaba condescendiente mientras aun reconfortaba a la pelinegra—nadie merece vivir ese tipo de infierno ¡por Odín! sentí como si estuviera experimentando el propio Ragnarok ahora mismo.
Trunks solo suspiro derrotado, no sabía que era eso del Ragnarok pero a juzgar por el tono de la diosa, debía ser algo similar al genocidio cometido por los miserables androides. Así que si debía ser algo muy malo.
—Aún me intriga que ustedes tengan un tipo de energía distinta a la que nosotros conocemos. Dejando tus genes a un lado chico —razonaba Odín mientras frotaba su larga y prominente barba—seres de una dimensión diferente a la nuestra, vaya que es algo nuevo incluso para nosotros —mencionaba divertido el padre de todos.
Trunks lo veía con una ceja alzada por aquellas despreocupadas palabras
—No pareciera sorprenderle nuestra historia —mencionaba confuso mientras lo observaba—creo que la acepto de forma rápida.
—Ojojojo. Chico, ¿Qué edad crees que tengo? —pregunto divertido mientras se levantaba de su trono y se acercaba a el—tengo sobre mí, incalculables milenios de sabiduría acumulada, experiencias vividas y muchas rarezas conocidas—se paraba a un lado del peli azul aun sonriente—No descartaba esto como posibilidad de que algún día debía vivirlo.
Trunks sonrió de forma leve, este anciano le caía bien a pesar de conocer su lado pervertido durante su reunión con Sirzech y no entendía como su esposa le soportaba todo, pero le agradaba. Le recordaba mucho al viejo maestro Roshi que había conocido cuando viajo al pasado para advertir a Goku de la llegada de los malvados androides y darle su medicina para la enfermedad de su corazón.
—Debo admitir, que se siente un poco reconfortante el contarle esto a alguien—admitía ya relajado.
—Siendo sincero, si le contabas a alguien más, no te hubieran creído—mencionaba el anciano—, incluso si hubiese sido el yo de hace diez milenios, me hubiera sido imposible el creerte—admitía divertido.
—Al menos su mente esta abierta a otros horizontes—menciono el peliazul también divertido.
Ambos reían en voz baja, hasta que Odín tomo una postura seria que Trunks sintió y también opto por la seriedad
—Así que Zamas, ¿eh? —Preguntó en voz baja, con Trunks asintiendo cosa que lo hizo suspirar—, con que ese fue aquel ser que se presentó frente a mi hace tiempo, vaya que era un completo demagogo y desequilibrado mental; clamando justicia pero queriendo rehacer al universo a su imagen y semejanza —razonaba mientras veía a ambas mujeres —, tenía buenos argumentos y razones más que validas, puedo dar fe a ello cada vez a veces observo el mundo de los mortales, pero la manera en que hizo las cosas torció la nobleza y dedicación de querer hacer las cosas bien. Y al final termino hambriento de poder y destruido por su propia egolatría y narcisismo—ante las palabras de Odín, el semi-saiyajin asentía nuevamente.— ¿seguro que fue derrotado de todo?, ya que acabar con un inmortal puede ser prácticamente imposible.
—Sí, —respondía confiado el guerrero del futuro —. Estoy completamente seguro
—Bueno, no me queda más opción que confiar en ti—suspiraba derrotado, sin descartar completamente la posibilidad de que Zamasu haya sido erradicado completamente —, solo espero…que el hakaishin todavía no llegue a este mundo
—Si... —pensaba lo mismo Trunks — Yo también espero lo mismo.
Ambos quedaron viendo el panorama e incluso las mujeres ya habían terminado su momento, ambos hombres estaban pensativos por las infinitas posibilidades que se posaban no solo en Asgard, sino sobre todos los reinos. Trunks solo rogaba que su presencia no vaya a provocar algún tipo de caos o atraer enemigos como Goku lo hacía, ya que no soportaría ver más muerte y destrucción, más que nada si el tuvo algo que ver.
En el fondo las palabras de ambos Zamasu sí que le martillaron fuertemente la conciencia, al punto de darle varias vueltas al asunto y no poder conciliar el sueño en algunas ocasiones.
Después de todo aunque su misión fue noble y desinteresada para impedir que más gente buena e inocente tuviera que sufrir, a fin de cuentas cometió un pecado imperdonable. Y aunque por más acciones virtuosas haga y muchas vidas salven, estará condenado cargando con ese pecado hacia el final de sus días.
Después de divagar en sus propios pensamientos por un rato observo que los médicos asgardianos habían terminado de atender a Mai, y decidieron que era mejor que sus invitados debían descansar y le pidieron a su servidumbre que los llevaran a sus aposentos hasta más tarde, pues Trunks aún le quedaban unas largas sesiones de tratamiento para curarse del todo, los médicos no entendían como carajos alguien podía seguir con vida con la barbárica cantidad de heridas tanto internas como externas, eran de esas veces que no importaba cuantas vueltas le dieras simplemente eran coincidencias que podrían trasgredir la lógica. Escuchando los consejos de los médicos y del mas pervertido y sabio líder de Asgard decidió acatarlos sin rechistar.
Ambos caminaban por un gran corredor, bastante elegante y con tema nórdico antiguo, debían admitir que, a pesar de no importarle o interesarle cosas como estas, era algo llamativo todo este lugar; Muebles de finas construcciones, abundantes adornos de oro y plata que además de ser variados estaban casi por doquier. A Trunks le llamaban bastante la atención muchas de las armaduras y estatuas de bestias y guerreros asgardianos que portaron con orgullo en sus tiempos como mortales haciendo que Mai reía en voz baja al verlo así de animado; cosa que los guardias que los escoltaban también la imitaron pero al estar cubiertos del casco vikingo no pudo notarse.
Ambos quedaron en sus respectivas habitaciones, los guardias se despidieron y se fueron del lugar dejándolos solos. Se sorprendieron bastante al ver la inmensidad de sus habitaciones, tenían todo lo que necesitaban, una cama tamaño real, sabanas de seda fina y pura, almohadas suaves y esponjosas. Un gigantesco ropero hecho de roble y adornos de oro, tapetes rojo vino y diseños nórdicos, incluso tenían sus propios baños, los cuales estaban bien equipados y arreglados
Pero, a pesar de tener todos esos lujos solo para ellos, se sentían incomodos y fuera de lugar. Pero no podían ser malagradecidos.
—¡Es demasiado! —pensaron ambos observando apenados sus habitaciones
Inframundo - territorio Gremory
Herrería de la familia.
Las brasas y el calor eran sofocantes, las calderas hervían a mas no poder, el ruido del metal siendo forjado se escuchaba por todo el lugar. El lugar era muy rústico y rocoso, parecía una gigantesca caverna y en realidad lo era, pero esta era mucho más grande que una normal, casi era una montaña entera solo de fábrica. Por el humo parecía que fuera un volcán miniatura.
Mas esto no la atemorizo o molesto, caminaba junto a su séquito con mucha calma y tranquilidad. La elegancia de sus pasos llamaba la atención de muchos trabajadores, pero no por su exuberante y tentador cuerpo que podría despertar la lujuria hasta del más puro y casto hombre; ellos la conocían a ella y su grupo desde pequeños así que le tenían buena estima, lo que les asombraba, era que alguien como ella viniera a este lugar por ese camino, siendo ella literalmente una princesa y la futura líder del clan.
Caminaron por todo un camino de roca hasta llegar a un lugar en específico, sonrió al ver la inmensa puerta roja-carmesí de acero puro, pero con la inconfundible cresta de la familia Gremory en el centro de aquella. Poso su mano en medio de la puerta, en la unión de ambas y con su firma energética empezó a abrirla. La energía subió hasta el sello y este brillo, giro de forma estoica hasta volver a quedar en su mismo lugar, en eso, con un sonido muy pesado, el sello se abría en dos mediante las puertas se abrían, por seguridad, la chica y su sequito retrocedían poco a poco, un castaño veía todo asombrado, para su opinión era igual a las películas de acción y fantasía que el veía
Cuando ambas puertas se abrieron en su totalidad, todos entraron y las puertas volvían a cerrarse
A diferencia de afuera, este era un lugar también era inmenso, pero estaba cubierto de un fuerte y fino mármol carmesí, tenía tres niveles bien cuidados y con varias cosas de importancia e interés. Pero el primer piso era lo más llamativo e interesante. Había muchas armas en estantes y vitrinas, variedades de ellas cubrían las paredes. Armaduras, espadas, escudos, ballestas, hachas, había de todo. Cosa que al espadachín del grupo le llamo poderosamente la atención.
—¡Alder!, ¡Alder! —llamaba la princesa en voz alta y por todos lados—¿estás aquí?.
—¿Rias-sama? —un sujeto muy grande se asomaba por uno de los lugares—¡sí!, ¡voy enseguida! —el enorme tipo salió de un lado del lugar, venía caminando de forma incomoda y forzada, pues cargaba una gran armadura y otros artefactos de varias formas y pesadas—¡oh!, ¡wow! ¡wo!, ¡wow! —un mal paso fue suficiente para que perdiera el equilibrio y amenazara en caerse a pesar de su esfuerzo en evitarlo, pero por suerte no cayo. El espadachín rubio y el sekiryuutei se adelantaron y ayudaron—muchas gracias chicos—agradeció de forma aliviada el fornido y enorme hombre.
—De nada—ambos chicos volvieron a su sitio luego de ayudarlo.
El herrero maestro soltó lo que sostenía, al caer al suelo, este se cuarteo bastante. Eso sorprendió a todo el sequito de Rías, pues eso demostraba un enorme poder físico, más la pelirroja no se sorprendió, pues la realidad era que ella si conocía el potencial latente del viejo herrero.
Solo reía en voz baja por aquello, pues sus subordinados veían asombrado aquello. Era muy divertido.
—Buenas noches Alder—saludaba de forma educada hacia el herrero—creo que sabes a que he venido.
—Si, ya me lo imagino—mencionaba confiado—síganme por favor.
El herrero se dirigía hacia otro lugar de la fábrica, era exactamente igual a la anterior sala, pero esta tenía aún más artefactos como espadas y otras cosas que no sabían su uso. No les prestaron atención, siguieron caminando hasta la parte central, el herrero aplaudió dos veces y una serie de engranajes empezaron a trabajar, ocasionando un ruido pasable.
El techo se abría lentamente y una parte del suelo también, de este último una especie de mesa hecha de acero puro, pero tenía runas talladas en él, además de tener dos ranuras bastantes separadas la una de la otra, por cada extremo de la mesa. Del techo una muy conocida espada encadenada bajaba lentamente, hasta que la punta y el mango se acoplaron en las ranuras.
Las cadenas se desenrollaron lenta y suavemente del arma y volvieron dentro del techo, el cual inmediatamente se cerró, los presentes se acercaron al altar para ver la espada, la cual no estaba de todo reparada, pues se podía observar como una gran grieta se encontraba cerca de la base. Eso desilusiono a la heredera Gremory , pues creía que ya estaba reparada, pero al parecer no. Solo estaban pegadas. El herrero también suspiro decepcionado de si mismo, pues no había logrado casi nada.
—Vaya, que mal—mencionaba un poco desilusionada—creí que ya estaba lista.
—Lo siento señorita Gremory, pero aún no hemos logrado aquello—mencionaba apenado el herrero maestro del lugar—es la primera vez que un artefacto ha logrado darnos tantos problemas—mencionaba un poco estresado sobándose la nuca.
—¿A qué se refiere? —pregunto un poco confundida Akeno.
El herrero camino hasta estar muy cerca de la espada, con un ademan de la mano les invito a acercarse, cosa que ellos hicieron.
—La aleación de la hoja está hecha de un material desconocido, el mango igual, su peso es muy considerable y su filo es más que perfecto. Es un arma de temer—inspeccionaba con la mirada cada rincón de la hoja mientras un ligero nerviosismo causaba que sudor bajara por su frente—la cantidad de calor que necesite para simplemente poder pegar, fue excesiva. Tuve que usar la ayuda del propio Tanin y alguno de sus congéneres para lograr al menos esto—señalo la gran grieta que mostraba como solo estaba pegada.
"El material del cual está hecho fue creado por mi difunta madre, es una aleación única, la diseño para que fuera muy resistente, es más, este elemento ni siquiera aparece en la tabla periódica".
La pelirroja sonrió un poco nerviosa al recordar las palabras del peliazul.
—Crear una nueva aleación de la nada—pensaba con una gota de sudor bajándole por la frente y no específicamente por el calor—tu madre en serio era un súper genio, la humana más inteligente de todos. Incluso talvez, más que el propio Maou Belzebub —razonaba mentalmente la pelirroja.
Bulma Brief, la madre de tan poderoso guerrero como lo era Trunks, Rias no se equivocaba en lo absoluto. Era la mortal más inteligente del universo 7, y eso ciertamente le daba mucha curiosidad.
El Maou Belzebub estaría bastante interesado en agregarla a sus filas.
—No puedo decirle una fecha exacta para cuando la termine—admitía el viejo herrero observando la espada—aun debo seguir estudiándola para trabajar mejor, pero cuando lo consiga, la reparare sin duda alguna.
—Entiendo—mencionaba viendo la espada—por cierto, ¿ya recibiste el encargo que te envié?.
—¿El encargo? —pregunto confuso y Rías asintió —¡Ah!, claro, el mismo Tanin los trajo cuando pedí su ayuda. Permítame un momento—camino hasta una vitrina y al abrirla, saco un objeto del tamaño de su antebrazo.
Cuando regreso, se lo enseño a la pelirroja y esta sonrió satisfecha. Era un colmillo de dragón, del propio ex rey dragón Tanin.
—Que bueno—menciono satisfecha y aliviada al ver aquel objeto, aun sin ya estar unido a su ex dueño, desprendía un inmenso poder magico-dragónico. Sin duda Trunks le agradecería —¿crees que podrás combinar estos dos elementos? —pregunto curiosa la pelirroja.
—La pregunta ofende Rías-sama—mencionaba divertido el herrero —, solo debo seguir estudiando y experimentando con esta aleación y sin duda alguna, lograre su pedido. No se preocupe.
Rias sonreía un poco más calmada, este herrero es uno de los obispos de su padre, siendo un demonio con inmensos poderes mágicos y fuerza brutal, además con mucha sabiduría en su haber. Solo debía darle un poco más de tiempo y sin duda alguna cumpliría su palabra y quizás con el elemento que descubriera en la propia espada podría significar el inicio de una renovación en las armas que podrían no solo beneficiar al clan si no que al inframundo entero. La familia Gremory podría subir unos cuantos peldaños mas en importancia entre los demás clanes.
En eso volteo a ver a su equipo y con un ademan de su cabeza, invito a dos de sus piezas a pasar al frente. Se trataba de sus dos caballeros, Kiba Yuuto y su adquisición nueva, la ex exorcista, Xenovia Quarta.
—Alder, quiero presentarte a mi nueva caballero, su nombre es Xenovia.
—Un placer—la mencionada hacia una leve reverencia mostrando respeto.
—El placer es mío señorita—el herrero la imitaba de forma respetuosa y luego observaba a ambos. Se daba una idea de que deseaba—al igual que Kiba, eres un caballero, ¿no? —pregunto amablemente, ella asintió—ya me imagino que desean, mejorar sus armas. ¿Verdad?.
El rubio asintió pero no fue lo mismo con la ex sacerdotisa. El adolescente se acercó al herrero y desenfundo su nueva espada.
—Esta es la Sword of Betrayal—mencionaba mostrándole su nueva espada, quedando el herrero muy fascinado—la conseguí hace poco, así que es nueva y quisiera que alguien experto en armas la estudiara y mejorara.
—Me halagas chico—mencionaba divertido el herrero —, claro que lo hare, vengan conmigo.
El grupo siguieron al adulto hasta un lado de la sala, frente a ellos otra sección del suelo se abría y de ella emergía una nueva mesa de herrero, igual que sostenía la espada de Trunks. Incluso tenía las ranuras de sostenimiento, con un ademan de manos le invito a colocar su espada cosa que el chico hizo.
El herrero con unos lentes especiales examinaba con fascinación cada rincón de la espada notando varios aspectos interesantes.
—Te dejaremos solo de momento Alder, Kiba y Xenovia se quedaran aquí—la pelirroja junto a su sequito salían del lugar, el herrero solo alzo su pulgar y el rubio junto a la peliazul, solo asintió—estaremos afuera, avísanos cuando hallan terminado.
Sin más, todos salieron de la sala.
Esperaban afuera mientras esperaban noticias, Alder era alguien que al ser un genio en lo que hace, necesitaba toda la concentración posible para trabajar en cosas tan complejas como ese dúo de espadas. Asia estaba tranquila sentada en una banca mientras tarareaba una canción y meneaba ligeramente la cabeza. Se veía adorable a la vista de cualquiera.
Ella pensaba en el peliazul, no de forma romántica, sino de una forma mucho mas leve. Las palabras de aquel chico le inspiraron bastante, sentía una calidez muy grande en su pecho, era menos de lo que sentía por Issei, pero era agradable. Pero era entendible, ¿a quien no le agradaría alguien como Trunks?. Alguien muy poderoso, inimaginablemente fuerte, pero aun así era tan sereno, honorable y humilde. Pudo sentir su aura y era muy cálida
—Asia-chan, te he visto mas animada que de costumbre—Akeno mencionaba con un tono fraternal mientras se sentaba a un lado de la ex monja—me alegra que la revelación de Kokabiel no te halla afectado tanto.
—La verdad….si me habían afectado un poco—mencionaba con una leve sonrisa—pero las palabras de Trunks-san, me inspiraron un poco ~desu~—la chica sonrió aun mas cuando recordó ese momento.
—Ara, ara. Al parecer Trunks te ha flechado—mencionaba divertida y sugerente mientras se tapaba la boca con una mano, ante este comentario, el castaño sintió como una ligera molestia se genero en su pecho. Murmuraba ligeramente molesto.
—¡N-No no no!, ¡Akeno-san, se equivoca! —alarmada y sonrojada, agitaba los brazos en vergüenza—¡no es lo que piensa!, el solo me inspiro a seguir adelante—agachaba la mirada mientras jugaba con sus dedos tímidamente, y recordaba el momento donde las palabras del peliazul—es verdad lo que dijo, puedo seguir adelante.
La pelinegra sonreía junto a los demás, Issei se sentía un poco celoso por la nueva inspiración de la monja aparte de el, pero también estaba contento de que su amiga no halla sido tan afectada y no halla perdido su tierna personalidad y su dulce sonrisa. Eso con toda sinceridad, se lo agradecía al peliazul.
—Te debo una, Trunks—pensaba sincero mientras veía hacia arriba.
—Trunks es buena gente—mencionaba la nekomata de forma estoica mientras comía un caramelo y meneaba las piernas atrás y adelante como Asia.
—¿Cómo sabes eso Koneko-chan? —pregunto la Akeno con un tono suave pero curioso.
—Yo solo lo se…—la peliblanca solo desviaba la mirada apenada, pero sin dejar de comer su caramelo.
Rias y Akeno solo observaban a la nekomata con un poco de pena, ellas sabían el cómo podía sentirlo, la naturaleza de su especie estaba conectado a todo tipo de energías ya sean natural o artificial. Gracias a eso podía inconscientemente, leer y reconocer los tipos de energía no dé en vano sintió en un principio un asco inmenso por Issei.
Issei Y Asia no entendían al no conocer su pasado, no entendían su comportamiento. Así que no sabían cómo actuar.
—Pero…—hablo de nueva cuenta y para sorpresa de todos, esbozo una ligera sonrisa. Ella casi no era de las que sonreía muy a menudo—el es bueno, estoy segura de ello—tras esas palabras, volvió a comer su dulce en su estado normal.
Todos la veían asombrados, escucharla hablar de esa manera era algo que no se veía muy a menudo. Pero volvieron a sonreír al verla normal como siempre, Koneko era alguien bastante tierna e interesante. Trunks no se quedaba atrás.
Reino de Asgard.
Castillo de Odin y Freya.
Trunks caminaba algo apenado, se había quedado dormido y no encontraba a Mai y para colmo estaba perdido deambulando por los inmensos pasillos del castillo. Era como un laberinto del cual no sabía cómo salir, para él era fácil sentir la presencia de la pelinegra y de hecho lo hacía, pero no podía ir con ella fácilmente. Los distintos pasillos y puertas se lo impedían y no iba a demoler muro tras muro de la casa de quienes le ofrecieron amablemente asilo.
Así que le tocaba hacerlo de la forma antigua.
Seguía caminando sin saber cómo llegar a la salida del castillo y para colmo su cita con los médicos asgardianos era en unos 20 minutos. ¿Cómo podría llegar a tiempo?, volando obviamente pero primero debía salir de aquí.
Estaba preocupado al parecer estaban atrapados, no había un guardia a quien preguntarle cómo salir de ahí. Hasta que a lo lejos pudo notar a una persona caminando en dirección contrario, sonreía al por fin encontrarse con alguien. Corrió hacia el sujeto tratando de llegar hacia el sujeto.
—¡Eh!, ¡espera por favor! —escucho una voz tosca, curioso por saber que era lo que quería aquel ser que le estaba llamando, volteo a verlo—gracias por espe….
Abrió un poco sus ojos cuando al acercarse, noto un inmenso poder y su esencia era divina, similar a Odín y Frigg ¿acaso también era un dios asgardiano? Su vestimenta era una camisa celeste sin mangas, lo que dejaba ver unos poderosos brazos, los cuales tenían protectores de antebrazo de plata y bajo de ellos, unos vendajes azules, la camisa era larga, casi llegando hasta los muslos, por lo que era rodeado por un cinturón de cuero café con hebilla de oro, lo que daba la impresión de ser una pequeña falda vikinga. Pantalones negros y botas de cuero y piel, amarrados con cuerdas, tenía un casco de plata con un ala extendida en cada lado, que cubría y protegía su cráneo, el cual tenía largos cabellos rubios, su rostro mostraba una gran barba también rubia, pero con tres accesorios de oro adornando unos mechones.
Pero lo que más le llamaba la atención, no solo la imponencia del tipo y su gran poder, sino aquel objeto que estaba guardado en su correa de cuero a un lado de su cadera. Era un martillo, algo pequeño, pero muy poderoso. Emanaba un poder abrumador para cualquiera que lo sintiera, obviamente no le hacía efecto a Trunks, pero si le sorprendía.
El sujeto alzo una ceja al ver como el chico se quedó paralizado, por lo que decidió despertarlo de su ensueño.
—¿Te ayudo en algo? —pregunto aquel sujeto, lo cual volvió a traer al saiyajin a la realidad.
—¿Eh?, ¡Ah, sí!, perdón— se disculpaba el peliazul apenado por su comportamiento—discúlpeme, pero no conozco el castillo y me perdí. ¿Cómo llego hasta la salida?.
El sujeto suspiro al entender aquello, él sabía quién era el chico al estar enterado que invitados especiales llegaría a hospedarse en el castillo del Valhala. Como era de esperarse, al ser alguien ajeno en las tierras de Asgard era obvio que se perdería en los gigantescos y casi interminables pasillos del castillo.
Desenfundo su martillo y apunto a una dirección contraria a donde él se dirigía.
—Ve dos cuadras hacia allá y luego gira a la izquierda, cuando llegues a unas escaleras, bájalas, esas te conducirán directamente al recibidor, por lo consiguiente a la salida— se apoyaba el martillo en uno de sus hombros —,no te perderás.
—Ya veo, ¡gracias! —tras despedirse, Trunks empezó a dirigirse hacia el lugar indicado, pero en eso se detuvo y volteó a verlo—por cierto, soy Trunks Brief, ¡un gusto! —hacia una reverencia, cosa que hizo reír en voz baja al dios del rayo.
—Soy Thor, soberano del trueno en Asgard. Hijo de Odín y Frigg—se presentaba el dios del trueno y aquel que estaba predestinado a terminar el ragnarok a costa de su vida—, también es un gusto —, al contrario de Trunks este no devolvió la reverencia de vuelta debido a su alta posición no estaba muy acostumbrado a hacerlo, pero si agacho un poco la cabeza en señal de respeto.
El chico asintió y dio una media vuelta para seguir su camino, hubiera querido hablar más con el príncipe guerrero para que le explicara sobre su llamativo martillo, pero ya no tenía tiempo. Podría hacerlo en algún otro momento. Sin saberlo, Thor también tenía esa misma intención.
Esa espada que portaba en su espalda, le llamo poderosamente la atención, podía sentir que su esencia era muy similar a su Mjölnir. Quería saber más de ella y que mejor manera de conocer algo mediante una buena batalla, como todo buen guerrero vikingo, él no era tonto, al igual que su padre y madre, tenía milenios de edad y gracias a eso tenía grandes habilidades. No podía sentirlo al estar muy suprimido, pero sabía que ese joven peliazul era extremadamente poderoso y un guerrero innato, eso ultimo pudo notarlo al ver en sus ojos, que, a pesar de estar tranquilos, emanaban una fiereza guerrera, como una espada pulida y afilada lista para usarse en una conquista en nombre a Odín.
Tenía tantas ganas de enfrentarse a él y chocar su martillo con esa espada para comprobar, muy a su estilo, cual arma mágica es superior; pero lo haría luego de encargarse de ciertos asuntos, por lo que retomo su camino para arreglar lo que sea que debiese arreglar y así tener su ansiada batalla.
Trunks suspiraba aliviado mientras volaba a gran velocidad por los cielos de Asgard, al fin pudo salir de aquel inmenso y confuso laberinto. Debía darse prisa y llegar a aquel lugar de sanación lo más pronto posible, de seguro Mai lo estará esperando en aquel lugar, pues su ki se había trasladado hasta cierto lugar.
Pero no podía evitar maravillarse por el paisaje que este mundo le ofrecía para deleite de su vista. Era una mezcla entre naturaleza y civilización moderna, además de animales exóticos que jamás había visto en su vida, incluso un par de pegasos volaron muy cerca de el haciéndole sonreír, nunca creyó que vería este tipo de cosas algún día; pero se tranquilizó, no era momento de sorprenderse, eso sería después, ahora debía llegar con Mai y los demás.
Por lo que aumento la velocidad de vuelo.
La pelinegra estaba sentada en un sofá blanco dentro de un enorme salón, jugaba con sus dedos en ligeros nervios al ver que Trunks no llegaba, sabía que se había quedado dormido y suspiro por ello, solo esperaba que llegara a tiempo… hasta que sus plegarias fueron escuchadas cuando vio en el cielo, un punto que se acercaba rápidamente a su posición. No tardo más de 3 segundos hasta que el peliazul aterrizo a un lado de ella. El alivio que la embargo era inmenso.
—Solo a ti se te ocurre llegar a estas horas —decía seria la pelinegra de brazos cruzados, cosa que asusto un poco a Trunks—los saiyajin sí que tienen el sueño pesado—negaba con los ojos cerrados.
—Lo siento—se disculpaba rascándose la nuca apenado y nervioso.
—Bueno, no importa—suspiraba ya resignada y empezando a caminar—vamos Trunks, es momento de que nos analicen.
—¡H-Hai! —asintió el peliazul y empezó a seguirla.
Era un inmenso lugar, con varias decoraciones exóticas escandinavas. Pilares de piedra, adornados con imágenes y runas, sostenían el techo del lugar.
Eir (diosa de la sanación).
Pero a pesar de ser la diosa de la salud, sanación y euforia en la mitología nórdica, también es una valquiria y como tal, en sus tiempos de expedición y batallas llego a conocer las propiedades medicinales de las hierbas, y su experiencia como sanadora mejoro a tal punto de ser capaz de resucitar a alguien. Solo las mujeres podían aprender el arte de la curación en escandinava, es una buena amiga de Frigg. Era una de las diosas custodiada en la montaña Lyfjaberg, se la puede relacionar con los Vanir por el hecho de conocer las propiedades curativas de plantas y demás hierbas.
Por eso, no había duda alguna en que ella sería la mejor y la indicada para sanarlos a ambos. Ambos pararon de caminar cuando frente a ellos una gran puerta se abrió, con algo de asombro, ambos vieron como una persona aparecía tras ellas, con una sonrisa comprensiva y amable, pero también mostraba una presencia fuerte y poderosa, Eri se presentaba frente a ambos y a los lados de ella, varias otras féminas se encontraban, quizás se trataban de nuevas valquirias que son aprendices en el arte de la curación y sanación.
Sin duda alguna, este día sería algo muy raro.
Serafall leviatán tenía una misión muy importante como una de las cuatro regentes del inframundo: entablar amistad con los demás panteones mitológicos.
Pese haber tenido una pesadilla trayendo a sus recuerdos una tragedia inolvidable, Serafall consiguió anteponerse rápidamente y volver a su característica actitud infantil y entusiasta para volver a realizar los deberes que solo alguien de su categoría podía realizar. Había terminado de entablar relaciones con la raza de las hadas y al parecer todo iba bien, dentro de unas semanas ella le mostraría a la regente de las hadas, Titania a explorar el inframundo y así quizás poder también entablar relaciones comerciales que podría beneficiar a ambas especies a desarrollarse más.
Tenía en su haber un frasco con el néctar extraído de una planta mágica endémica que al parecer solo crecía en el centro bosque de las hadas cuyas diversas propiedades casi milagrosas podrían igualar el twilight healing a su máxima capacidad. Grande fue su sorpresa que la misma reina compartiera con ella gustos similares por el anime y el manga, sobre todo relacionado a las Mahou shojo e inclusive hicieron un compromiso de asistir el mes que viene a la tan ansiada convención de akihabara.
Quizás eso fue suficiente para hacerle olvidar esa horrible pesadilla. De solo recordar esos tiempos oscuros donde aquella bestia casi devasta todos los mundos le hacía estremecerse de miedo.
Ahora tocaba el turno de visitar al padre de todo en persona, claro que hace días atrás escucho que uno de los dioses principales y uno de los que están profetizados a traer la calamidad al mundo actuando de forma rara, decidió que quizás sería una buena idea verlo con sus propios ojos y ponerle un ojo encima aprovechando que la diligencia con Odín era precisamente hoy, después de todo esto no podría considerarse una afrenta o una ofensa ya que ella misma era la encargada de estrechar lazos diplomáticos entre el inframundo y las otras criaturas, así que en caso de que Loki se estuviera conspirando en contra de Odín, ella misma ofrecería ayuda como muestra de buena voluntad, si es que se llega a presentar la oportunidad.
Y así forjar otra alianza que podría beneficiar a ambas partes.
Otra cosa de la que pudo enterarse de alguna manera, fue que el misterioso guerrero al parecer se encontraba ahí, ¿Que como lo supo? digamos que solo se necesita una noche de copas en uno de los barrios más discretos y poco llamativos para que el buen Sirzechz ya pasadito de copas fuera un poco más complaciente para cualquier ocurrencia que Serafall le pidiera, y lo conocía tan bien que estaba segura de que si le pidiera quitarse sus pantalones, este lo haría sin dudar importándole un bledo quedar en ropa interior. Muy poderoso entre los demonios, pero aún así, era increíblemente débil con el licor. Era gracioso para muchos.
Como la vez que ella decidió pedirle una pequeña ayudadita económica para dar inicio a la investigación de un artefacto electrónico que fuera capaz emular el cetro de poder Zaphiro de Mahou Shoujo Milky Spiral Rainbow Fusión argumentando que sería de muy gran utilidad para contramedidas que podría tomar el inframundo en caso de una emergencia de niveles críticos, obviamente era más que estúpida su propuesta, pero tal cosa perdía relevancia en relación a las copas de vino que el pelirrojo se había tomado, y si eso no funcionaba, un espectáculo ecchi junto a Graffya era más que suficiente para salirse con la suya siempre.
Serafall ya le tenía tomada la medida a Sirzechz.
Así que no desaprovecharía la oportunidad de llegar hasta llegar allá, más ahora que su padre no estaba ahí para prohibirle verlo como hizo la última vez total, así que podría matar dos pájaros de un tiro y conocer al desconocido guerrero que no conocía pero que se había adentrado a sus sueños, y ahora que lo recordaba con avidez, no sabía porque, pero necesitaba estar cerca de el para comprobar si esa aura pura era tan atrayente como había escuchado por parte de los médicos del hospital que dirige su padre, al punto de casi arecer una obsesión por hacerlo y que no le traería tranquilidad hasta experimentar aquello que le carcomía desde hace unas cuantas noches.
—Vaya, así que este lugar es Asgard. ¡Se ve genial!—los ojos de la Maou shoujo brillaban por la emoción—es mas hermoso de lo que se pensé.
No era para menos, Asgard era un paraíso para cualquiera, incluso para seres oscuros como los demonios. Incluso a ella no le importaría llegar a grabar algunas escenas de su programa ahí.
Se encontraba ahí, sentada en un enorme sofá muy elegante y de color negro, esperando que la atiendan. Hoy hablaría con el padre de todos sobre la posible alianza, seria una gran noticia si se llevara a cabo de forma exitosa. Un paso mas para la paz.
Jugaba con su tradicional bastón de chica mágica, haciéndolo girar en sus manos, a diferentes velocidades y silbando. Estaba un poco aburrida, pero era entendible al ser ella también una política. Era demasiada carga laboral y exigencia para cualquiera, pues esto no era fácil de sobrellevar. Le quitaba demasiado tiempo de su vida.
Tack…tack…tack…
—¡Ay no!.
En uno de sus giros, se le salió de control y se fue volando hasta un poco lejos, suspiro por eso. Fue un poco lejos al usar mas fuerza de lo habitual, pero ya lo había hecho. Así que debía ir a tomarlo.
Suspiro y se levanto, debía tomar su bastón o alguien mas lo haría. Fue un poco difícil de conseguir, así que mejor no lo perdía. Aunque no le molestaría hacer otras escenas yuri con Grayfia, pues haría lo que sea por obtener otra. ¡Todo por su "poderoso e importante" cetro!.
Pero cuando estuvo por tomarlo…
—¡Oh!.
Su pequeña y delicada mano, choco con una mas grande y tosca. No lo había visto.
—Disculpe, ¿esto es suyo?.
Lo vio, ahí estaba. Ese tipo que estaba en sus sueños, había aparecido en el mundo real y frente a ella. Le estaba pasando su cetro con una ligera y educada sonrisa.
Era Trunks, el chico de otro mundo. Ahí estaba.
Ella estaba hipnotizada, sus hermosos ojos violetas, se habían conectado con los azul cielo del recién llegado, en sus manos aun estaba su cetro, esperando ser tomado por su dueña. Cosa que hizo de forma temblorosa y sin cortar el contacto visual.
Fue lo mas espectacular e increíble que halla sentido en la vida, apenas rozo ligeramente su mano al tomar su cetro, una descarga de poder incalculable y desconocido, rodeo su cuerpo, por dentro y fuera. No supo como reaccionar, pues su cuerpo se paralizo al sentirse rodeada por un enorme y desconocido poder. Algo fuera de este mundo.
Pero, ¡Era increíble y genial!, ese poder, a pesar de estar muy contenido, era inmenso e increíble. A pesar de eso, no emanaba nada negativo, sino todo lo contrario y mucho mas. Era cálido, protector, humilde, noble y muchos mas adjetivos positivos. No era como aquellos que tienen un gran poder en sus manos.
Pues incluso seres como Odín, que tienen poderes inmensos, mas allá incluso que un Maou, tienen aunque sea, un poco de malicia. Pero Trunks era bastante diferente y con creces.
Porque si, tenía como todo ser vivo, un poco de malicia. Pero era casi nula, no podía detectarse con facilidad. ¡Era maravilloso!.
Reprimía su impulso natural de demonio noble, trataba de no proponerle y convencerlo de forma exagerada, que se vuelva su reina. No quería incomodarlo, no a el. Por primera vez en su vida, trataba de mantenerse tranquila y educada frente a alguien. Cosa que no hacia con cualquiera.
—G-Gracias…—¿tartamudeo?, ¿acaso ella había tartamudeado?. ¡Eso no era posible!, pero no podía controlar sus emociones en este momento.
—De nada—respondía Trunks amable y educado, sin notar el estado de la maou—seria mejor que lo guardes o podrías perderlo.
—Si….—fue lo único que podía responder la pelinegra.
El peliazul solo dio una pequeña risa y se despidió agitando su mano, caminando tranquilo hacia una pelinegra, la cual pudo sentir por medio de su energía, que era humana. Ambos se retiraban de ahí al mismo tiempo, Serafall solo lo veía con los ojos bien abiertos, la ancha y fuerte espalda del peliazul. Sin saber que hacer o decir.
Era demasiado para ella, por primera vez en la vida, Serafall Leviatán se había quedado paralizada y callada. Era un milagro.
