¡Clank!
¡Clank!
—¡Haaa!
¡Clank!
—¡Uuugh!
Una patada fue directo al estomago, fue suficiente para enviarla a volar por un par de metros, pero ella era fuerte y apretando sus dientes por la determinación que recorrían su alma, empezó a girar acrobáticamente y aterrizo con seguridad y elegancia. Su espada estaba en lo alto y con muchas ganas de seguir chocando acero con su rival.
Pero se notaba que estaba muy agotada y lastimada, la prueba era como respiraba pesadamente, los hematomas y cortes en su cuerpo, también en la misma armadura de entrenamiento que se supone, debía cubrir y proteger su cuerpo, habían fisuras y cortes. Demostrando la brutalidad de el combate en el cual estaba metida, pero eso no la intimidaba para nada, ya había vivido peores situaciones, esto era como un simple y tranquilo paseo por el parque. Así que con su brazo se limpio el hilo de sangre que bajaba por su boca, no era momento de descansar. Era tiempo de seguir luchando por su destino.
No puedo fallar, no ahora que he llegado hasta aquí. Ellos me están observando.
Estaban en una gran arena, llena de espectadores que gritaban llenos de emoción y algarabía, estaban disfrutando de este combate como nadie más. El las alturas, estaba el palco especial, un lugar en donde solo aquellos espectadores más importantes del reino, se quedaban para observar el desarrollo de los combatientes. Eran los soberanos del reino.
Odín y Frigg, sentado en sus tronos, observaban atentos y serios los combates. Esto era un evento muy importante, pues se decidiría quienes serian partes de las valkiryas. Aquella doncellas guerreras que protegían asgard y ayudaban a las almas de los valerosos que caían en batalla.
Por eso Mai estaba dando todo de si a pesar de que su rival eran mucho más prominente que ella, pues era como una amazona, una mujer guerrera. Al parecer era una mujer de alguna parte de Latinoamérica, alta, piel morena, cabello negro largo, pero atado en un moño abultado. Su cuerpo estaba muy bien formado y entrenado, dejándose a ver su naturaleza guerrera y poderoso físico. Esa mujer era siquiera dos cabezas más alta que ella, además de mas musculosa. Ella no se quedaba atrás, pues gracias a los entrenamientos, logro obtener un cuerpo entrenado y modificado, aunque claro, no se comparaba a la fisicoculturista que tenía de oponente. Debía encontrar la forma de como ganarle.
Aunque no estaba ilesa, estaba en las mismas condiciones que Mai. Pero también tenía su espada en todo lo alto.
—¡Haaaaa! —se lanzo la pelinegra nuevamente contra la enorme mujer.
—¡Haaaaa! —también respondía la corpulenta mujer.
¡Clank!
Nuevamente chocaban acero, una y otra vez, en una veloz y mortal danza. La enorme mujer era muy poderosa físicamente hablando, Mai no podía negarlo aunque quisiera, pero esa también era una debilidad que podía y estaba usando. Su cuerpo era muy pesado y por eso, se volvía muy lento. Mai era mas delgada y compacta, por lo que usando su velocidad y agilidad, lograba mantener un combate parejo. Pero sabía que eso solo alargaba su posible derrota, no podía ganar un combate con solo cubrirse y evadir ataques. Debía encontrar la forma de ganarle de forma contundente.
¡Clank!
Ambas espadas chocaron nuevamente, pero esta vez se mantuvieron así. Sus dueñas forcejeaban apretando sus dientes y el agarre en las espadas, mirándose ferozmente a los ojos. Esperando que sus hojas sean las que ganen en esta confrontación.
—Jaja, para ser una pulga, no lo haces nada mal, sabes luchar bastante bien. Pero eso no es suficiente—mencionaba burlista la enorme mujer.
Con encuentro, logró hacer arrodillar a Mai. Aunque está no se intimidaba ante las palabras de su rival.
—¿Quieres apostar? —preguntaba Mai aun forcejeando y logrando levantarse con mucho sobreesfuerzo, cosa que sorprendió a la mujer que se sorprendió. Por lo que aumentó su fuerza.
Pero Mai no iba a dejarse ganar, por lo que se impulso apoyándose en la rodilla de su sorprendida rival y le conecto un rodillazo al mentón. Esto funciono, pues retrocedió aturdida y adolorida por el ataque sorpresa. La pelinegra giraba en el aire, pero mientras estaba en eso, genero varios sellos mágicos. Los cuales empezaron a dispararle, la enorme mujer aun en su aturdimiento y dolor, genero un escudo mágico. La cual logro cubrirla de aquella lluvia de destrucción, pero genero una nube de polvo y humo. Eso la hacia toser por no poder respirar bien.
La pelinegra había salido de su rango de visión, siendo apoyada por el humo y polvo. Apareció atrás de ella, usando una finta, corto su parte trasera de su rodilla. Haciéndola perder su equilibrio y caer de rodilla al suelo.
—¡Miserable! —exclamó furiosa la mujer.
Dio un corte trasero que Mai esquivo saltando, le dio una patada a la mano y eso logro que soltara su arma. Trato de levantarse, pero por el dolor, volvió al suelo. Pero Mai no iba a quedarse así no más, por lo que usando otro movimiento mágico, le dio un disparo directo al pecho. Mandándola a volar y estrellarse en una pared, el golpe fue demasiado fuerte. Había quedado inconsciente.
—Alba ya no puede continuar—Brumhilde que estaba de arbitro, dio su veredicto. Pues la enorme mujer ya no de veía apta para seguir luchando—Mai es la ganadora de esta lucha.
El estadio estallo en algarabía y emoción, pues fue una muy buena lucha. Demostró que el ingenio, muchas veces supera a la fuerza bruta. No siempre, pero si la mayoría. Por ello, esta victoria le satisfacía bastante. Pero estaba demasiado herida y agotada, por lo que suspiro y cayo sentada en ese mismo lugar. Estaba feliz por lo que había logrado por ella misma, aunque también era una lástima que su oponente halla perdido. Cuando una candidata era fallaba en estas pruebas, automáticamente era descalificada y devuelta a midgard con su memoria borrada. La prueba era ver como su cuerpo empezaba a brillar y deshacerse en partículas de luz. Hasta que desapareció.
Aunque esa mujer Alba, era muy prometedora, su fuerza y habilidades físicas eran demasiado grandes para una humana normal. Pero tenía un gran defecto y ese era su muy baja capacidad mágica y todo lo que eso conlleva, pues una valkyria que solo tenga habilidades físicas elogiables, no bastaba. Debía aprender a controlar los cuatro elementos que componen a dichas guerreras.
Habilidades físicas: fuerza, velocidad y agilidad. Tener la capacidad de superar los límites de estas e ir más alla.
Habilidades mágicas: dominar las artes arcanas (magia nórdica) y tener un completo control de el.
Control espiritual: tener un control total de su elemento espiritual y su alma, pues este era uno de los elementos que conformaba las habilidades mágicas de las valkyrias.
Control mental: tener una armonía y control total sobre su propia mente.
Alba solo tenía dominada el primer elemento, el resto le costaba demasiado por su temperamento tan fuerte, orgullosa y terca. Esta prueba a pesar de que suene cruel, debían hacerse con regularidad para eliminar a las prospectos que ya no tenían capacidad de mejorar.
Ahora, no se iba a autodenominar como una experta, claro que no ella tampoco era una prodigio. De hecho, sus tensiones y frustraciones, eran porque sus habilidades de valkyria no pasaban de nivel bajo. Sus capacidades fiscas eran más arriba del humano promedio, su control mental y espiritual era bajo, por lo tanto, su magia era errática. Sus hechizos eran demasiado peligrosos para ejecutar, por eso solo usaba magia ofensiva de nivel bajo. Por lo tanto, encantamientos, sellos y otras cosas como romper maldiciones, no podía crearlas. Eso la frustraba.
—Solo pude ganar por usar mi ingenio y la poca magia que domino.
Pensaba para nada satisfecha por su "falsa" victoria que obtuvo este día, veía su espada y no pudo evitar fruncir su ceño, además de chistar en molestia. Pues tampoco era muy buena con la espada, de hecho, es la de peor puntaje de todas en la academia. Nuevamente, solo gano usando su ingenio e inteligencia táctica militar. Pero eso no seria suficiente a largo plazo, quería dominar todos los principios de las valkyrias. No solo lo hacia por ella. Sino por la diosa Frigg, ella confía plenamente en su victoria. No quería que la viera con ojos llenos de decepción, no lo soportaría. Quería llenar todas sus espectativas.
El tiempo se le estaba acabando y eso no era un gran augurio para ella.
—Maldita sea…
—Felicidades Mai, lo has logrado. Pasaste esta prueba—la voz siempre amable y serena de Frigg, la saco de sus vacilaciones. La diosa madre llegaba con una agradable sonrisa—¿te encuentras bien? —preguntaba un poco preocupada por el lamentable estado de la chica.
—¿Eh? Gracias Frigg-sama y no se preocupe—respondía escondiendo sus frustraciones con una ligera sonrisa—estoy bien, solo un poco lastimada. Pero no es nada—guardaba su espada nuevamente en su funda a un lado de su cintura.
—Si tu lo dices—respondía sin creerle a su protegida—ahora estas dentro de las 20 mejores, vas por buen camino. Si sigues así, te volverás una valkyria. De eso no hay duda.
—Gracias por sus palabras Frigg-sama, me halaga con sus palabras. Prometo no decepcionarla—respondía haciendo una ligera reverencia—¿uh? ¿Dónde esta Odín-sama?
La respuesta de Frigg, fue un suspiro y rostro de frustración. Cosa que confundió a Mai.
—Haaa…ese hombre…
…..
A Odín se le caían las babas, pues debía admitir algo, las aspirantes para las nuevas valkyrias, eran bastante atractivas. Personalmente había venido para ver a las que pasaron estas pruebas, estaban heridas y agotadas. Pero eso no le quitaba que estuvieran bastante hermosas y apetecibles ante su vista.
Bueno, había una obvia excepción. La joven Mai, no podía verlo con otros ojos que no sean paternales. Algo no se lo permitía.
—Pero sus compañeras son un caso aparte jejeje.
Nuevamente su atención se centro en las aspirantes, ahora ellas estaban siendo atendidas y curadas por los médicos asgardianos. Su risa era la de un obvio depravado, era una suerte que no estuviera su esposa para detenerlo. Pues no podría disfrutar de esta hermosa y virginal vista.
Nada podía arruinar esto.
¡Pack!
O eso creía.
—¡Auch! ¡¿Qué demonios…?!—Odín se quejaba adolorido, pues recibió un fuerte golpe en la cabeza. Pudo ver quien lo golpeo al voltear a ver—¡¿Gondüll?!
—Veo que no importa cuantas lunas invernales pasen en milenios, no cambiaras. Serás un pervertido toda tu inmortal vida.
Había llegado una anciana bajita, con un largo y liso cabello plateado. Vistiendo una vestimenta nórdica y una túnica morada encima de ella, tiene una capucha, pero estaba baja. En sus manos tenía un bastón de madera.
Aunque ese bastón parecía ser de acero, puesto que Odín si que sintió el golpe. Hasta su cráneo vibro y sonó de una forma perturbadora.
—¡Carajo mujer! ¡ese golpe en serio me dolió!—reprochaba molesto el padre de todos sobándose las sienes—por un momento creí que iría con mi padre Bor al Valhalla.
—Al menos el trataría de cambiar esa perversión tuya—respondería sin importancia la anciana caminando hacia un lado.
—Si supieras—pensaba un poco fastidiado, pues su padre no era un santo como ella creía. De alguien debió sacar su perversión después de todo—estas aspirantes son muy prometedoras.
—Lo se, he visto sus progresos. Son muy buenas prospectos—respondía la anciana observando a las aspirantes—a unas todavía les falta por aprender, pero van por buen camino. Serán buenas valkyrias.
—Escuche que Rossweisse ya fue aceptada como una de ellas—mencionaba el padre de todos ahora con diversión—se volvió una de las valkyrias, en serio me alegro por ella. Se lo merece por todo lo que se ha esforzado y sacrificado.
—Si, paso desde la primera prueba. No tuvo problemas—respondía orgullosa por los logros de su nieta, pues al fin su actitud y perseverancia le otorgo el rango de valkyria. Algo que ella soñaba—pero no te preocupes, ella seguirá siendo tu escolta. No te dejaríamos solo sabiendo lo mañoso e irresponsable que eres—respondía divertida la anciana ex valkyria.
—Por mis barbas, sabía que esto no seria tan fácil. Siempre me complican todo—suspiraba resignado a seguir recibiendo los regaños de la solterona valkyria—bueno, así es la vida. Solo queda resignarse—mencionaba ya recuperado por esa noticia—por cierto ¿Qué me puedes decir sobre…?
—Mai Shiranui, la prospecto que Frigg-sama recomendó ¿verdad?—menciono seria al saber que preguntaría por ella—vamos a la oficina para hablar mejor.
Luego de un asentimiento por parte del padre de todos, decidieron caminar hasta el lugar indicado. Pues no le veían el caso usar un círculo mágico, para dirigirse hacia un lugar cercano. Era un desperdicio de magia y energía.
Cuando llegaron al despacho, la anciana se sentó tras su escritorio, Odín se sentó frente a ella. Esperaba ansioso aquello que le iba a decir.
—Bueno ¿Qué me puedes decir de ella?
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Trunks estaba sobrevolando asgard, pues no tenia nada más que hacer, puesto que Odín y los demás dioses estaban en espada de Yggdrassil para ver las pruebas para Valkyrias. Lastimosamente nadie (a excepción de los dioses) podían asistir a dicho evento.
Es decir, que no podía ir para darle apoyo a Mai. Eso lo desanimo un poco y esperaba que hubiera pasado.
La verdad esperaba que algo interesante pasara hoy, puesto que estaba algo aburrido. Mas que nunca, ahora mismo desearía que Thor apareciera para aceptar su duelo. Siendo sincero, no sabía si ganaría o no, pues el dios del trueno no era para nada débil. Estaba al tanto que estaba dentro del top de seres sobrenaturales más poderosos, así que si llegara a luchar contra el, debería ir con mucho cuidado. En especial con ese martillo tan especial que porta como arma.
Admitía algo, así como con el Gungnir de Odín, deseaba alguna vez empuñar ese martillo. No sabía si tenía alguna implicación o castigo de hacerlo en contra de la voluntad del arma, como la lanza del padre de todos, que envió al mismo Thor a la luna por un mes. Pero de todas maneras quería intentarlo, pues esa arma desprendía un poder inmenso y al mismo tiempo, uno natural y vivo. Era como si tuviera vida y consciencia propia, un arma con viviente. Era algo de locos a decir verdad.
Esperaba que Thor volviera de donde halla ido para luchar, así se quitaría el aburrimiento. Además de pedirle si le dejara empuñar el Mjolnir.
—¿Uh? —musito Trunks cuando vio algo que le llamo bastante la atención—¿Qué esta pasando allá abajo?
Hablando del diablo….algo irónico…
El Dios del rayo llegaba al salón del castillo, siendo visto y alabado por varios sirvientes y otras personas. El dios se vanagloriaba en esto, en su hombro cargaba un inmenso animal bovino. Era si quiera cinco veces más grande que una vaca o toro normal, sus astas eran grandes y de oro por como brillaban. Trunks veía esto con mucha curiosidad, la verdad era que asgard le recordaba mucho a su mundo. No había sólo humanos viviendo en el planeta y algunos animales eran únicos en su especie.
Se asomó por una ventana cercana, viendo a dos cabras enormes tirando una carroza de oro. Tanngnjóstr y Tanngrisnir, había oído hablar de ellos por muchas personas. Eran los animales sagrados del dios del rayo, un par de animales majestuosos a decir verdad. Tuvo el honor de verlos de cerca varias veces.
—¡Vencimos a los merodeadores que aterrorizaban Alfheim! —declaraba con orgullo y alzando un cuerno de hidromiel, eso causó algarabía en general. Cosa que aumentó los ánimos de todos—¡vamos hermanos y amigos! ¡celebremos esta victoria! ¡bebamos y comamos hasta saciar nuestro apetito!
Un unísono gritó de alegría y ánimos fue lo que de escucho en toda la zona, varios invitados seguían al Dios del rayo, que aún cargaba al inmenso animal por encima de un hombro. Trunks no pudo evitar reír un poco por la situación.
Más tarde ese día, una gran celebración se llevaba a cabo en el palacio real. Aquella enorme bestia era el plato principal del banquete, otros tipos de comida y bebida habían ahí. Barcos y otros músicos animaban el ambiente con variedad de canciones, que los ebrios y animados coreaban con licor en alto. Los dioses habían vuelto a sus aposentos y cuando vieron la celebración, se unieron a ellos. Siendo que se sentaban en la mesa principal frente a todos en el sagrado salón.
Aunque en esa celebración, faltaban dos personas que ya eran considerados parte de la familia divina. Aunque una era perdonará por obvias razones, faltaba otra persona que no tenía excusa. Un peliazul experto en el uso de espadas.
Pero el no quería arruinar la celebración con su presencia.
¿De dónde sacaba esa idea? Del como era observado por algunos residentes de asgard.
Desde aquel día que confronto y ahuyento a Ophis de asgard, empezó a recibir un trato un poco diferente. No era observado con hostilidad o desagrado, todo lo contrario. Podía notar el respeto que le tenían la mayoría por la proeza que logró. Pero también generó miedo y desconfianza en algunos, en especial por parte de los civiles asgardianos que no eran dioses. Ellos desde que se enteraron, no pudieron evitar que un poco de temor les fuera implantado en sus corazones. Trunks lo entendía, no les reprochaba nada porque sabía lo que era la desconfianza y el miedo al haberlo sentido en carne propia. Desde su infancia fue así, todo por culpa de las calamidades que sufrió desde recién nacido. Admitía que aún era así y no podía cambiar, ser desconfiado era un rasgo que lo mantuvo con vida muchos años. Así que entendía a los pobladores.
Además ¿Qué podría hacer el en un ambiente como este? No era alguien muy fiestero que digamos.
—Debería volver a mi habitación—consideraba desde el marco de la puerta en donde estaba arrimado, nadie lo había notado. Sólo tenía curiosidad—debo pensar en que hacer de mi vida de ahora en adelante.
Ya por fin había conseguido paz en su vida, bueno, no había muchos peligros en estos mundos en realidad y si los había, los seres sobrenaturales se encargarían de solucionarlos. El ya no tenía que luchar sólo, de hecho, no tenía que hacerlo más. Podía colgar sus espadas y por fin, vivir una vida tranquila en asgard. Podría ayudar con su inteligencia, en algunos proyectos científicos del lugar. Aunque claro, era realista. A veces tendría que luchar, lo haría sin dudar. Pero por ahora quería disfrutar de la paz que habían obtenido.
Así que dio media vuelta y se dirigía a sus aposentos, pues tenía mucho en que pensar. Pero el mismo dios del rayo lo detuvo con su imponente voz.
—¡Oye Briefson!* ¡¿A dónde vas?! ¡la celebración es aquí?! —llamaba a su compañero de castillo con ánimos y un cuerno de hidromiel por lo alto—¡ven acá y celebra con nosotros! Hay comida y bebidas de sobra, podrás saciar ese imbatible apetito que tienes. No debes contenerte hermano.
*Briefson: en la antigua Escandinavia, los apellidos de los hijos, ya sean mortales o dioses, eran los nombres del padre. Un ejemplo serían los mismos dioses.
Thor Odinson: Odín y Son (hijo en ingles) es decir "Hijo de Odin" en el caso de los varones, ya que en el caso de las mujeres en lugar del "Son" usaban el dóttir. Es decir, Odindóttir, hija de Odin. Así eran los apellidos en la antigua noruega.
Es por eso que Thor al escuchar el apellido de Bulma, así es como se dirige a el. Un Briefson (hijo de Brief) normalmente sería Bulmason, pero no quedaría bien. Por eso el Briefson quedó mejor.
Trunks se apeno por ser el centro de atención en la sala, pues todos se lo quedaron viendo. Algunos animando al chico a unirse y otros lo veían con curiosidad. Pues era el chico que logró hacer retroceder a la temible Ophis de asgard.
—Y-Yo creo que paso…—trataba de declinar con nervios el peliazul, pero el Dios del rayo no era de los que se rendían a la primera. Era alguien terco.
—¡Oh vamos! No seas aguafiestas—para sorpresa de Trunks, Thor ya estaba a un lado de el. Lo abrazaba de un hombro con camaradería—debes venir a divertirte de ves en cuando, fundirás ese cerebro de nerd si sólo pasas pensando en cosas triviales. Debes divertirte de ves en cuando.
—¿Cerebro de nerd? —pregunto confundido pero fue ignorado.
—¡Vamos a celebrar! Una lucha se ganó hoy. Salvamos uno de los 9 reinos—ya habían llegado a la mesa del dios, en donde los amigos de el estaban. La gran bestia estaba en todo el centro del salón—es una anécdota que debo contarles a todos.
—Bueno yo…—trataba de negarse nuevamente de forma cortés, pero no pudo hacerlo. No cuando el Dios del rayo se veía tan animado—creo que puedo quedarme por un tiempo.
—¡Esa es la actitud! ¡celebremos juntos mi victoria!—exclamó contento el dios, bebió su cuerno de hidromiel de un solo trago. Para luego romper el cuerno al lanzarlo al suelo y asustando un poco a Trunks por lo repentino—¡toma asiento amigo! ¡esta historia está llena de aventuras y anécdotas que podrían quedar plasmadas en las mentes de cada ciudadano de asgard y los otros 8 reinos!
Así fue como el Dios comenzó a beber nuevamente muy animado, pues disfruto de esta lucha como todo un guerrero nórdico que era. Trunks se sentó con timidez entre los amigos del poderoso dios del rayo. Para su alivio, toda esa atención que recibió momentos antes, se había disipado por completo y volvieron a la ruidosa algarabía. Algo normal en un pueblo guerrero.
Si era sincero, lo disfrutaba bastante y eso que era la primera vez que participaba en un evento de este tipo. El ambiente era alegre y animado, la música era buena y que decir de los alimentos, eran un manjar digno de dioses (Nótese la ironía) y Trunks como buen saiyajin, no lo desperdiciaría. Para no dar una mala impresión a los demás, aplaco sus instintos saiyajin para comer con educación, aunque no era necesario al parecer. No cuando vio como una hermosa y poderosa vikinga devoraba con ferocidad un cerdo asado completo y bebida licor en un tarro que más parecía un pequeño bidón, ella sola. Los demás también comían del mismo modo, hasta el propio Thor. Sólo los Reyes de asgard y su corte en la mesa real, comían de forma civilizada. Eran los monarcas después de todo.
Así que por primera vez en su vida, Trunks dejo libre su instinto saiyajin para comer. Ahora, no lo hacía de forma bárbara como los demás presentes al ser bien educado por Bulma. Pero si que comía en gran cantidad.
—Por Odin, amigo mío. Parece que tienes a midgarsorm en tu estomago—mencionaba una chica de los amigos del dios con un poco de diversión al verlo comer, eso apeno un poco a Trunks. Talvez debía contenerse un poco—apenas llegas y ya te creo un pariente de Grorman.
En eso se escuchó un enorme vaso chocar con la mesa, llamando la atención de los presentes. Fue a causa de un hombre de gran volumen corporal.
—¡Oye! Lo dices como si fuera algo malo—mencionaba con diversión el mencionado mientras se limpiaba la cerveza de la boca con un brazo—además ¿me estás diciendo comelón a mi? No me compares con tu hermano, Röskva. El si es alguien que me gana en cuanto a comida y bebida se refiere y me atrevo a decir que supera a este muchacho en cuanto a comida y bebida se refiere—mencionaba mientras señalaba a un tímido Trunks.
—Lo dudo sinceramente—pensaba el hijo de Bulma.
—Y aún así, Pjálfi no engorda. Al menos no como tu—mencionaba divertida, por lo que el hombre sólo gruño y siguió bebiendo. Eso la hizo reír a ella y a los demás—tu tampoco tienes ese problema por lo que veo—mencionaba al ver el buen cuerpo de Trunks.
—B-Bueno…es por mi entrenamiento—respondía con un poco de timidez.
—¡Oh! Come como bisonte y entrena como berserker—mencionaba otro de los acompañantes de la mesa mientras comía—serás extranjero, pero tienes costumbres de asgard. Ahora veo como fue que te acoplaste tan fácil a este reino jajajaja!
—Gracias…—mencionaba apenado el joven mientras se rascaba la nuca.
Era un momento ameno el que vivían todos, Trunks ya estaba acoplado al ambiente fiestero. Era algo que empezó a disfrutar.
—¡Oye Thor! —uno de los tantos invitados llamó la atención del soberano de los relámpagos—¡cuéntanos sobre la aventura que viviste!
Cuando dijo aquello, una algarabía aún mayor se armo, todos emocionados por querer saber sobre aquella experiencia. Incluso Trunks puso atención mientras bebía un vaso de jugo.
Al peliazul le encantaba oír los relatos de todo tipo, eran fantásticos y llamaban su atención por completo. Los de Odín eran sus preferidos, pues eran muy extensos. Eran tan geniales, que a veces al cerrar sus ojos, podía revivir esos momentos en su mente. Era algo que le gustaba hacer antes de dormir.
Thor al oír aquella petición y la algarabía que se generó por los demás al también querer saber, supo que no tenía más opción. Por lo que sonrió orgulloso y con un cuerno de hidromiel, caminaba hasta el centro del salón, siendo seguido por la vista de todos. Volvió a tomarla de un solo golpe, pero esta vez no lo destrozo en el suelo, sino que lo dejo colgado en su cinto. Por lo que se aclaro la garganta y comenzó a hablar.
—De acuerdo, si eso quieren. Ahí va—mencionaba y todos se emocionaron por ello—cuando recibimos la noticia que uno de los reinos del Yggdrassil estaba en problemas, no dude en salir a averiguar qué estaba pasando. Uno de los reinos estaba siendo arrasado por un mal desconocido.
—¿De qué se trataba? —preguntaba curioso uno de los invitados.
—De Hurbur, la bestia toro demoniaca. Este amigo atrás mío—mencionaba divertido al enorme toro asado que era el plato principal—al parecer salió de la nada, con una furia comparable a la de mil tormentas. Sus patas provocaban terremotos, sus cuernos abrían el cielo. Sus rugidos hacían retumbar todo el reino.
A este punto, a pesar de que sólo habían pasado unas cuantas palabras, Trunks estaba absorto al relato. Por lo que decía el dios del rayo, esa enorme bestia era muy poderosa. Hubiera querido verlo con sus propios ojos.
Los demás oyentes estaban igual, hasta los dioses. Pues era un relato muy entretenido.
—Su furia era implacable, nadie podía detener su avance. Aún cuando llegue yo—mencionaba con seriedad y en eso sacó a mjolnir de su cinto—los golpes de mi martillo chocaban contra su piel, pero casi no podía hacer nada. Era muy resistente está bestia, además de poderosa. Casi me atraviesa con una de sus astas—alzó un poco su camisa y mostró un enorme rayón en su abdomen.
Eso sorprendió a muchos por esto.
—¿Tan poderosa era esa bestia? —pregunto una asombrada mujer.
—Así es mi lady—respondía Thor y sorprendía aún más a todos—aún cuando llegue yo, no pudimos detenerlo del todo. Su poder era inconmensurable y su ira creciente sólo lo volvía más fuerte.
—¿Cómo lo derrotaron? —ahora fue Trunks quien no pudo aguantar su curiosidad y emoción, eso hizo sonreír al dios del rayo. Le agradaba el chico.
—Junto a los soldados del reino, llegamos a una conclusión. Una última oportunidad—mencionaba girando su martillo con lentitud—si esa bestia era dura y resistente por fuera, sólo teníamos una opción. Atacarlo de forma interna—señaló con su martillo al animal cocinado—en un momento determinado, esa bestia abrió sus fauces cuando volvió a rugir. Esa fue nuestra oportunidad—empuño con fuerza su arma y está comenzaba a generar relámpagos—lance con toda mi fuerza el mjolnir hacia su boca, los soldados usaron ataques mágicos. Todo entró en el—recordaba aquel combate con mucha exactitud, pues uno de los más difíciles que halla tenido. Algo así no se olvida fácilmente—nuestros poderes unidos, causaron un estrago mortal dentro de esa bestia demoníaca. Eso causó nuestra victoria.
Cuando exclamó aquello, relámpagos salieron disparados en todas direcciones de la parte alta del lugar sin dañar a nadie. Era sólo un espectáculo de luces que todos disfrutaron, hasta Trunks. El cual quedó sin habla por el relato.
Admitiría algo, Thor era uno de los seres más poderosos de los panteones. No sólo lo decía por su inmenso físico, sino por su poder divino. Era inmenso a decir verdad, su martillo encantado también lo era. Sentía que podría llegar a dañarlo si uno sólo de esos relámpagos lo golpeara, de eso no había duda. Ahora con la bestia, era poderosa. Eso lo dejo en claro el mismo dios del rayo en su relato.
Ahora, esa bestia debía ser demasiado poderosa como para darle un desafío digno a este dios, el cual fue capaz de derribar y derrotar a incontables seres de gran poder, como los dioses vanir o los mismos gigantes. Sin duda había peligros muy severos en todos los reinos al parecer.
Ante su historia, todos nuevamente comenzaron con la algarabía que los caracterizaba. El dios del rayo había hecho algo para la historia de asgard.
—Es por eso que celebramos hoy—mencionaba acercándose al animal cocinado—además, quisiera otorgarles a nuestros monarcas, un obsequio de esta batalla. Pero necesitaré ayuda de nuestro invitado Briefson.
—¿Y-Yo?—preguntaba nervioso señalándose así mismo, este recibió un asentimiento del dios. Además que la atención volvía a ser de el.
—Así es amigo mío—respondía Thor con amabilidad y apoyando su martillo en su hombro—ven por favor.
El chico estaba dudoso, pero no quería ofender o hacer quedar mal a Thor, por lo que se levantó de su lugar y se encaminó junto a el. Con la mirada de todos en su persona.
Eso sin duda le causaba muchos nervios y pena.
—¿Qué deseas de mi? —pregunto a un lado de el.
—Como mencioné antes, ni mi poderoso Mjolnir pudo lastimar a esta bestia. Su cuerpo era muy duro—mencionaba mientras veía su martillo y daba ligeros rebotes en su palma—pero he escuchado la historia de tus espadas, en especial la Z. Mitos que llamaron mucho mi atención.
—¿"Mitos"? —pregunto curioso con una ceja alzada—¿qué has oido?
—Que la legendadia espada Z, es una de las armas más poderosas de los mundos. Capaz de cortar todo lo que se le cruce—mencionaba animado relatando lo que había escuchado, sorprendiendo a Trunks. No sabía de donde sacó eso—la poderosa espada, que puede partir estrellas en dos de un solo tajo y sin esfuerzo, demoler montañas, partir gigantes como cuchillo caliente a la mantequilla. Su poder está al nivel de un dios.
—Exageran—pensaba asombrado el peliazul por lo que escuchaba, nunca había atacado una estrella. Ni siquiera se había encontrado con algún gigante alguna vez.
Bueno, excepto Loki. Pero eso es algo un poco diferente.
[No del todo niño] fue lo que pensó divertido el ser dentro de la espada.
—Mjolnir no fue capaz de ayudarme a darle el regalo a nuestros reyes—menciono con un poco de impotencia algo ser su martillo tan fuerte—¡pero la espada Z podría! Así que eres esencial para esto.
—Pero ¿qué debo hacer?
—Corta ambos cuernos de esta bestia, pues el izquierdo es de oro y el derecho de diamante. Materiales muy valiosos—mencionaba mientras señalaba al enorme toro cocinado, eso sorprendió al chico. No sabia que un ser vivo pudiera nacer con un poco de ese tipo de elementos, sólo conocía unos pocos, como los elefantes que tienen colmillos de marfil. Pero nunca conoció una especie que tuviera elementos tan valiosos como partes de su cuerpo por naturaleza—mjolnir no es capaz, pero la espada Z podría hacerlo. Ayúdame a darle este obsequio a nuestros líderes por favor.
Trunks estaba dudoso, pues la verdad no sabía si la espada lograría cortar algo como esto. No quería romperle las esperanzas que tenían en sus rostros, otros emocionados por ver el acción a esa tan renombrada espada. Querían ver su poder con sus propios ojos.
No sabían quien lo inició, pero alguien se enteró del "poder" que la espada tenía y eso lo logró saber todos los 9 reinos. Siendo asgard el que tiene el privilegio de tenerla gracias a Trunks, Odín no pudo decirlo, el respetaba su posición de no decir nada de esta. Frigg peor, la diosa madre era muy buena confidente. Así que esa fuga salió de la nada y esparció el rumor su poder y el de su portador. Ahora algunos entendían el porque tenía tanto poder, aunque estaban cometiendo el mismo error que el rey Cold cuando lo conoció. Creían que la espada era la responsable de sus poderes y por eso nunca se apartaba de ella ni un segundo.
No era una sorpresa que algunos ya tuvieran planes siniestros para hacerse con ella. Sólo tenían un problema, el encantamiento que la protegía. Que sólo el elegido por la espada podía levantarla.
—De acuerdo—menciono el chico con un suspiro derrotado—háganse a un lado.
Todos hicieron caso a sus palabras, por lo que retrocedieron para darle su espacio. Cuando desenfundo la Z, todos quedaron maravillados por alguna razón. Por alguna razón, Trunks no podía sentir su poder, pero los demás presentes si. Era como sentir el poder abrasador de 1.000 soles, así de grande era su poder. No sabían de donde la había obtenido, pero eso no importaba. Los malignos querían poseerla.
La hoja brillaba por la luz del salón, Trunks hizo algunos movimientos demostrando su elevado nivel de kenjutsu [arte de la espada]. Hasta que la apunto hacia la bestia.
El silencio de apoderó de la sala, esperando el movimiento del chico. Este se mantenía estoico viendo al toro, pues estaba analizando donde cortar. Aunque también tenía dudas ¿cómo se supone que la Z cortaría algo que ni el mjolnir pudo destruir? Era algo tonto, sólo era una espada, una extremadamente pesada, pero una espada a fin de cuentas. No iba a lograr más que partirla.
¡Slash! (×2)
Como si fuera la reencarnación del viento o el mismo rayos, Trunks ya estaba atrás de la bestia con su espada extendida. Parecía que no había pasado nada, que todo seguía igual. Al menos eso creyeron hasta que el chico volvió a envainar su espada.
¡Clack! (×2)
Los ojo de todos se abrieron, cuando ambas astas empezaron a temblar hasta despegarse del cráneo con dos cortes limpios. Cayendo a suelo de forma pesada y casi partiéndolo por el peso de ambos cuernos.
Los gritos de algarabía no se hicieron esperar, el chico demostró que la Z no eran puras palabrerías. Hasta el estaba asombrado y eso se notaba por la mirada asombrada sobre su espada.
—Jaja lo sabía—mencionaba el dios del rayo bebiendo otro cuerno con licor—te lo agradezco amigo.
Tras aquello se limpió la boca y fue a tomar ambos cuernos, ahí Trunks confirmó que Thor tenía un poder físico inigualable, pues las cargaba como si nada, con ambas manos sin esfuerzo. Ese sujeto en serio era muy poderoso.
Se acercó a la mesa de los Reyes y les dejo frente a ambos, los dos cuernos como tributo. A Odín le entrego el de oro macizo y a Frigg la de diamante puro, un regalo muy valioso como cualquiera. Hasta ambos dioses lo creían, además de que Se veían hermosos y relucientes. Sin duda eran buenos regalos para ambos, los cuales veían con mucha aprobación. Su hijo era alguien muy poderoso y amable con ellos.
—Tus obsequios son de los mejores hijo mío—mencionaba Odín sobando su larga y canosa barba.
—Te lo agradecemos de corazón—respondía Frigg con una sonrisa maternal.
—No es necesario el agradecimiento—respondía el soberano de los rayos, luego volteo verlos a todos. Alzando nuevamente su cuerno lleno de licor—¡vamos compañeros! ¡sigamos con la celebración!
Todos gritaron de alegría y emoción por esas palabras, sin duda Thor era uno de los dioses más carismáticos y queridos del reino. Trunks había vuelto a su lugar.
Barriles con diferentes tipos de licor llegaban a la fiesta, parecía que a los asgardianos les gustaba más el licor que la misma comida, aunque sólo era una ligera diferencia. Pues arrasaban con todos los alimentos sin piedad, si pudiera compararlos, parecían saiyajin en cuanto a apetito se refiere. Eso lo hacía sentir extrañamente como si estuviera en casa.
Así que por primera vez, dejo que su instinto saiyajin en cuanto a comida se refiere, sea liberado. Después de todo debía seguir la costumbre en donde estuviera ¿no?
—¿Uh?—se confundió en cuanto un cuerno con bebida fue puesto frente a el—¿Qué es esto?
—Esto mi amigo, es hidromiel de asgard. El licor más puro y delicioso de todas las facciones—respondía Thor quien era aquel que le había entregado el cuerno de bebida—adelante amigo, bebe con confianza. Te va a gustar.
—B-Bueno…yo nunca e bebido licor…—mencionaba apenado viendo el líquido dorado de su cuerno.
Eso sorprendió un poco a los de la mesa, pues un poderoso guerrero como el ¿cómo no va a beber licor? Era algo un poco raro. Pero sólo se limitaban a verlo con incredulidad.
—Pues con más ganas deberías hacerlo—mencionaba Grorman con una enorme jarra de cerveza en una mano y en la otra un muslo de pavo—ya es momento de que pruebes del dulce néctar de un licor asgardiano y te vuelvas un verdadero guerrero, Thor tiene razón. Va a gustarte sin duda alguna.
Trunks estaba dudativo, pues el jamás había tomado licor, ya sea en el pasado o el mismo futuro. Su cuerpo jamás se había embriagado.
Pero como menciono antes, no quería desilusionar a nadie. Así que aceptó, incluso Odín le alzó su propio cuerno de licor desde su lugar en apoyo y una sonrisa, ahora tenía más motivos para hacerlo. El mismo Odín junto a Frigg lo aumentaban.
—Bueno, hay una primera vez para todo ¿no? —pregunto con una sonrisa nerviosa y eso alegro a los de la mesa—bien, aquí voy.
Empezó a beberlo ante los gritos alegres y de ánimos por los de la mesa, incluso Thor. Había escuchado que los licores eran bebidas algo amargas, pero cálidas y reconfortantes. Ahora está hidromiel, tenía un sabor fuerte por el licor, pero también era dulce y suave. No les estaba costando beberlo, así que continuaba bebiendo con tragos largos. Algo raro le parecía, pues por más que tomará, aquel líquido no parecía terminarse. Pero no le tomo importancia.
Cuando bebió todo el contenido, separó el cuerno de su boca de forma rápida y respiraba pesadamente por la falta de oxígeno que sufrió. Fue el primer trago más largo que alguien tuvo alguna vez.
Los demás gritaban extasiados por ver la "victoria de Trunks" por lo que bebían y comían más animados, aunque el chico estaba un poco confundido. El cuerno era pequeño ¿cómo pudo contener tanto líquido dentro de si? No era algo lógico y posible, pues sintió que bebió un bidón completo en lugar de un cuerno. Hasta que vio el interior de aquel objeto y vio algo que lo sorprendio.
—El fondo…¡no lo veo! —pensaba sorprendido por ver un gran vacío dentro del objeto—pareciera que es un pequeño pozo en lugar de cuerno.
—Estos son cuerno de la abundancia—mencionaba Röskva al notar su duda y comiendo un cerdo entero—beber de ahí, sería el equivalente a beber de un pequeño pozo. Por eso es algo increíble lo que hiciste.
—¿Me bebí un pozo de hidromiel?—pregunto sorprendido el guerrero z del futuro—que locura.
—Estamos en asgard, la magia lo puede todo. Que no te sorprenda—respondía la mujer comiendo su cerdo—¡traigan más hidromiel!
—¡Ya escucharon a la señorita! —fue lo que exclamó Thor con emoción.
No fue esperado el llamado, apenas terminó de hablar, ya había tres barriles de hidromiel a un lado de ellos. Trunks sonrió nervioso por esto.
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La fiesta seguía en su apogeo, pero había alguien que no estaba en dicha celebración. De mantenía lejos de la sociedad asgardiana por voluntad propia, pues no le veía el caso participar en dicho patético y estúpido evento. Un dios no debería comportarse de esta manera.
Bufaba molesto, pues tenía trabajo que hacer y el tiempo sobraba. Se enteró que Katerea fue capturada, pero por suerte, la caja de los antiguos inviernos no fue tomada. Aún la tenían Shalba y Creuserey, por lo que no había nada que temer. Excepto por Trunks, ese maldito entrometido salido de la nada. Le estaba complicando las cosas más de lo necesario, debía encontrar una forma de detenerlo, aunque ya tenía algo en mente. Sólo esperaba que fuera suficiente.
Loki estaba al tanto de la sagrada espada Z que Trunks portaba, siendo un objeto de mucho interés para el, queriendo apoderarse de ella en algunas ocasiones, pero nunca podía. Ese maldito encantamiento se lo impedía, no sabía que dios lo había creado, pero debía admitir que era un genio único. Pues por más hechizos que creará para romper aquel encantamiento, era repelido sin poder lograr siquiera algo ligero. Ese poder mágico era descomunal, algo que nunca vio en su muy longeva vida. Eso lo volvía más atractiva a su vista, la espada Z debía ser un arma única, más allá de una sacred gear tipo longinus. Debía obtenerla, pues de esa forma el creía que podría dejar indefenso a Trunks. El también creía erróneamente que los poderes del semi-saiyajin provenían de su espada. Si el se apoderaba de ella, todo ese poder sería suyo. Por lo que nadie podría detenerlo para desatar el ragnarok.
—Insulso entrometido— mascullaba sentado en su trono molesto mientras pensaba en Trunks— desde que llegaste, sólo me has causado problemas. No logró mi objetivo por tu culpa.
El peliazul era su principal problema para realizar su destino.
Asgard por alguna extraña razón, había sufrido una serie de eventos desafortunados. Desde una legión de soldados einherjer, hasta bestias salidas del mismo hellheim, todos atacaban algunos de los 9 reinos, asgard incluido. Siempre tratando de desatar el caos para crear una distracción suficientemente fuerte como para llevar a actuar a asgard y distraerlos lo suficiente para infiltrarse y robar el sagrado cuerno de oro y guerra, aquel que con su sonido, iniciaría el ocaso de los dioses. El Gjallarhorn
Pero todo terminaba siempre igual, un plan fallido. Pues Thor y los demás dioses se encargaban de solucionar todo.
Incluso Trunks participaba a veces, pero sólo cuando Asgard era atacado. Derrotaba junto a los demás guerreros del reino a las amenazas, mucho antes de poder actuar y por lo tanto, era obligado a retroceder y abandonar sus planes. Como odiaba al peliazul entrometido, por suerte era meticuloso en lo que hacía, por eso todavía no había sido descubierto. Era el dios del engaño y las mentiras después de todo.
Suspiro rendido y se levantó de su trono, estaba tentado en enviar a su hijo Fenrir o Jormungander para arrasar el reino y robar con más facilidad el cuerno de oro. Pero eso lo señalaría sin dudas como el causante de todos estos desastres, sería cazado y posiblemente asesinado antes de siquiera haber iniciado el ragnarok. Eso no lo podía permitir, el debía morir, pero en el ocaso de los dioses junto a Heimdall, no como un animal sacrificado. Aunque sería mejor si sólo el vigía de los dioses muriera y el sobreviviera, puesto que el tenía una nueva ambición. Era un dios codiciosos a decir verdad, amaba el poder y sentir la gran satisfacción que era dominar a los demás. Ese ahora era su sueño.
El quería reinar sobre lo que quede de los 9 mundos, siendo el único dios que quede en pie, nadie podría ir en su contra. Aquellos infames, serían eliminados por su propia mano. Pues su palabra sería absoluta.
La idea de luchar y morir en el ragnarok de forma honorable y épica, ya no le parecía tan atractiva. El era un dios, uno al que se le estaba negando su destino, el cual se trataba de abrir las puertas del final y causar el ocaso de los dioses. Eso lo había vuelto un poco loco, pero ¿cómo no estarlo? Prácticamente le quitaron el sentido de su vida, eso lo tenía furioso y asustado. Nadie vive sin un propósito, ni siquiera seres de gran poder como los dioses, pues estos son los que le dan sentido a la vida de todos. Dejarlos sin ellos, era como despojarlos de la vida mismo. Dejándolos todos vacíos por dentro y un mar de sentimientos negativos.
Pero ahora Loki estaba cambiando de opinión, no era por cobardía o algo repentino. Esto ya estaba llevando su tiempo.
—¿Acaso lo dioses deben de sufrir por la muerte? —se preguntaba mientras observaba su mano con seriedad—si, pero sólo aquellos falsos que tienen la osadía de llamarse así mismo dioses. Blasfemos—apretaba su mano en un puño de ira casi incontenida—ese poder que tienes, por más grande que sea, no te vuelve un dios. Sólo eres un mortal con un poder que no mereces.
Obviamente, estaba hablando de Trunks. El era un mortal, no era nada más y lo sabía al ser el único ser inteligente para considerar analizar su esencia. Mientras que los demás sólo sentían su irreal poder, el fue mucho más allá. Estudio y analizó su esencia y a pesar de saber que era un hibrido humano con lo que sea que sea su otra mitad, ambas partes eran mortales. No había nada divino proponiendo de el, pero aún así, admitía que era poderoso, con un límite que no puede ver. Aunque eso no significaría que fuera invencible, como menciono antes, sólo es un mortal. No importa cuanto poder tenga, un ser inferior, nunca superara a un dios. Solo debía obtener la fuente se sus poderes y perdería aquello que lo hacía especial frente a los ojos de todos. No era nada más que un mortal con demasiado poder.
Camino hasta un sitio algo apartado, de un estante sacó una bolsita negra que abrió. De ahí sacó los anillos de oro que aquel enano desfalleciente le forjo, admitía que lo odiaba por haberlo engañado, Además de humillado. El, quien se vanagloriaba de ser el dios de las mentiras, fue estafado, quería matarlo por tal osadía y que su hija lo castigará en Hel. Pero no había nada que pudiera hacer.
Debía obtener la espada Z, pues pudo encontrar algo que podría arruinar sus planes. Estos aros a pesar de haber sido fabricados con una esencia divina, no son infalibles. Pueden ser destruidos por un dios de gran poder o un arma similar.
Eso dejaba tres opciones:
El poderoso mjorli de Thor, cuyo poder puede pulverizar la tierra entera de un solo golpe. El Gungnir, la lanza sagrada del poderoso padre de todos, Odín. Además de tener un poder irreal, capaz de hacer temer a TODAS las facciones de la tierra, tenía unas habilidad especial. Con su filo encantado, podía romper cualquier sello o eliminar cualquier maldición. Eran armas muy peligrosas para cualquiera que intente tomarla, aún si era un dios de gran poder o un súper demonio como Sirzech Lucifer o Ajuka Belcebú. Incluso ellos podría morir si tuviera la osadía de tomar alguna de ellas.
Ahora a la lista se sumaba otra arma, una ajena a este panteón. La (a su vista) infame espada Z.
Chisto la boca en molestia al recordar los rumores que escucho de aquella arma, una que pulveriza incluso las estrellas de un solo corte. Exageraciones, era la única opinión que compartía con Trunks. El tampoco creía aquellas palabras, pues nunca la había visto en acción. No debía pasar de sólo rumores o cuentos, todo lo que decían de ella. Era sólo una espada ante su vista.
Pero tampoco era que no tomará precauciones, personas como el, eran víctimas fáciles de la paranoia. Por lo que tomaría sus precauciones, debería deshacerse de la espada y su dueño. La pregunta sería ¿Cómo?
Ni el sabía como lograr tal hazaña.
—Tal vez deba adelantar mis planes—consideraba seriamente observando los anillos en sus manos, pero luego cerró sus ojos y mano. Lo había considerado mejor—no, aún no es el momento. Pero ya falta poco.
¡Boooom!
No se asustó cuando escucho una explosión que hizo temblar hasta donde estaba parado. Aunque se le hizo algo curioso, cuando observó por la enorme ventana de su salón, vio como de una torre cercana, salía humo. Ya se hacía una idea de lo que había pasado al conocer quienes estaban ahí alojados por ahora.
Hasta un demonio tiene corazón, aún cuando este sea podrido y feo. Eso nadie lo puede negar.
…
Estaba molesto, no, aún peor ¡furioso!
Quería salir de una vez y lanzarse contra las facciones bíblicas de una vez, quería venganza. Quería matarlos a todos y terminar con todo esto de una maldita vez.
El sitio estaba destrozado, pues una fuerte onda de poder expansiva fue liberada momentos antes, siendo el aquel responsable al no poder aplacar su ira. Era demasiado grande su odio como para contenerlo, la sangre le hervía por la ira y su mente le exigía venganza. Apenas y podía controlarse para no destruirlo todo a su alrededor.
Pero no estaba solo, ahí junto a el, estaba otro sujeto, calmado y sentado en un sofá pequeño. Observaba el arranque de ira por parte de su compañero, si debía decir algo, era "patético" y eso se quedaba corto según su opinión. Ese no era el comportamiento de un señor demonio, pero no iba a reclamar o discutir con el en este momento. Sabía que no lograría nada si llegará a hacerlo, sólo agravaría aún más la situación. Así que sólo se quedaba ahí sentado sin perturbarse, observando tranquilo su arrebato infantil. No había nada que pudiera hacer para calmarla y tampoco es que tuviera las ganas de rebajarse a aquello.
—¿Ya te calmarte, Creusserey? —preguntaba sin interés a su compañero.
El antiguo heredero de Belcebú, le preguntaba al antiguo heredero de Asmodeus. Este último estaba Iracundo, furioso, rabioso como animal salvaje. Su poder estaba escapando sin control de su cuerpo.
Eso era un rotundo "no" para su pregunta.
—¡¿Cómo quieres que este calmado, Shalba?! —preguntaba furioso a su compañero demonio—¡esos bastardos de la alianza de facciones se atrevieron a matar a Katerea! ¡deberíamos matarlos a todos en venganza! ¡¿cómo diablos puedes estar tan tranquilo sabiendo eso?!
—Por que era tu amante, no la mía. Esa es mi razón—respondía calmado, ganándose una mirada furiosa de Creusserey. Aunque no le importo—estamos en una guerra, deberías tener la mente fría. Todos mueren en una guerra y eso deberías saberlo.
—¡¿Qué estas….?!
—Ya cállate y piensa las cosas con calma—ahora hablaba más serio y hasta algo enojado— sabes que las bajas son inevitable en las guerras, ella fue desafortunada en su destino. Acéptalo de una vez y razona.
Creusserey estaba que se lo llevaba el (ironías de la vida) mismo demonio, la furia que tenía era inmensa, pero sabía que Shalba tenía razón. Además de sentirse apenado y avergonzado, el era un descendiente directo de un antiguo rey demonio, no debía comportarse de ese modo. Así que mejor se calmo y respiro hondo.
Era cierto, las bajas eran algo que no podrían evitar. Katerea fue imprudente y demasiado confiada, eso le costó la vida. Ahora debía hacer mejor las cosas para no terminar como ella.
—¿Al menos sabemos quien fue aquel que la mato? —preguntaba un poco más calmado, pues quería una respuesta concreta. Quien fue el bastardo que eliminó a su amante.
—Trunks Brief.
Ante esa voz, ambos voltearon su mirada hasta donde había venido. Era Loki aquel que llegaba a paso calmado, sin importarle el estado de este salón. Eso era lo de menos, pues era un dios y podría conseguir algo mucho mejor. Ambos demonios lo veían con severidad, aun no confiaban en el dios para nada por obvias razones. Y hacían bien en hacerlo.
—¿Qué dijiste? —pregunto confundido el descendiente de Belcebú.
—El asesino de Katerea, fue el. Trunks Brief— respondió el dios llegando junto a ellos sin temor—tsk, vaya desastre que causante aquí. Deberías controlarte más.
—¿Quién es ese tipo? —preguntaba furioso Asmodeus.
Loki solo sonrió ligeramente y alzo una mano, en ella salió una esfera de energía verde que se elevo al cielo ante sus miradas. Formándose una inmensa especie de pantalla holográfica.
Y ahí, aparecía Trunks, demostrando su poder, como asesino a Kokabiel sin piedad, algo que admitían un poco sorprendente, pues era un cadre a fin de cuentas. Además como apaleo al Hakuryuuku con bastante facilidad, eso los sorprendió más, pues siendo del mismo bando, conocían el poder de Vali, era uno de los seres mas fuertes del mundo y Trunks lo derroto como si nada. Hasta vieron algo que no creerían posible alguna vez, un evento imposible. Algo que demostraba el poder del chico con cabello azul.
Fue capaz de hacer retroceder a Ophis.
Eso si que fue sorprendente, no sabían que además de Gran Rojo, alguien más tenia el poder suficiente como para hacer dar marcha atrás a la dragona del infinito, eso era sorprendente. Hasta que vieron algo que avivo la furia de Creusserey.
Una Katerea muy lastimada, peleando hasta lo último, hasta que aquel chico de cabello azul apareció tras ella. Usando la espada de dragón, la partió el dos, para luego hacerla pedazos con veloces cortes. Estos fueron vaporizados por una ráfaga de energía que lanzo de sus manos, no había dejado nada de ella, ni las cenizas, pues el viento se las llevo. Le había hecho lo mismo que a Kokabiel.
—¡E-Ese bastardo…..!—el antiguo heredero de Asmodeus, apenas podía controlar su ira. Ni pronunciar bien podía—¡lo matare! ¡lo matare con mis propias manos! ¡lo hare sufrir un dolor inimaginable hasta morir!
—Oh, interesante. Ahora dinos ¿Cómo piensas hacerlo? —preguntaba Shalba con mucho sarcasmo—recordando que es lo suficientemente poderoso como para hacer retroceder a la misma Ophis Uroboros.
Creusserey apretaba los dientes en ira al no saber que contestar, pues era cierto. Claramente su poder no haría nada contra alguien como el. Si la misma diosa del infinito no podía con el ¿Qué esperaba lograr el?
Una esquirla de roca vs un planeta entero, así se sentía el antiguo heredero Asmodeus. Pero su ira era tanta, que no pensaba con claridad. Solo quería hacerlo sufrir lo más que pueda, vengar a su compañera y amante caída en sus manos. Una ofensa así, no se la perdonaría incluso a dioses. Pero no sabía como hacer para hacerlo pagar por su atrevimiento.
Loki observaba al demonio y sin que nadie lo notara, sonreía de forma ligera. Claramente eso no fue lo que ocurrió, Katerea seguía viva y era prisionera de los demonios. Solo uso su vasto poder divino para manipular lo que habían visto, no era el dios del engaño por nada. Ahora que estaba tan furioso, Creusserey era muy fácil de manipular. Algo que le convenía bastante a sus planes, esperaba que la verdad no saliera pronto a la luz, pues usaría su ira como una poderosa arma contra todo aquel que venga en su contra. Aunque consideraba que ya era hora de actuar.
—Paciencia Asmodeus—era lo que aconsejaba el dios nórdico caminando con calma por el salón—tu venganza vendrá, pero deberás controlarte hasta ese momento. No servirá de nada si te lanzas a atacar ahora tu solo, solo tendrás una muerte prematura. Así que mejor cálmate.
Bufo molesto y se cruzo de brazos el antiguo demonios, Shalba suspiro al ver que su compañero entro en razón, Loki supo leerlo completamente bien. Creusserey al estar sumergido en tanto rencor, pudo haber ocasionado algo terrible e irreversible. Por suerte Loki lo acababa de detener.
—Es mejor que sigamos con nuestros asuntos hasta que nos toque actuar—mencionaba Shalba llamando la atención de ambos—no podemos simplemente quedarnos así sin hacer nada.
Cuando dijo eso, el junto a Creusserey se marcharon en círculos de magia. Dejaron a Loki solo en esa sala.
—Los demonios pueden llegar a ser muy molestos—era lo que murmuraba calmado el dios de las mentiras—lo bueno es que de vez en cuando, pueden servir de algo. Admito que son seres algo interesantes.
Cuando estaba solo, saco uno de los anillos y se lo coloco en el dedo índice derecho. Cuando apunto a un esqueleto que materializo, le apunto con este. El cuerpo empezó a brillar de color lila oscuro y sus vacías cuencas en dos puntos rojo brillante.
Empezaba a agitarse, hasta que dejo escapar un rugido gutural, una sorpresa aterradora si recordamos que era solo un esqueleto. Su boca se abrió tanto, que su mandíbula estaba por caerse, con movimientos bruscos y tontos, el esqueleto viviente trataba de moverse y pararse, cosa que no podía hacer por razones obvias. Todo el horrible y mórbido espectáculo, era observado por un calmado e imperturbable Loki. Aunque luego suspiro en decepción, pues no salió como quería. Así que apago el encantamiento del anillo y el esqueleto se desarmo.
—Aun no puedo crear einherjer de forma perfecta— era lo que mencionaba observando el anillo en su dedo—una cosa es invocarlos, otra muy distinta es crearlos. Es muy difícil de hacerlo hasta para un dios.
Un einherjer es un guerrero caído en batalla, donde su alma es devuelta a su cuerpo y junto a este, las valkyrias lo llevan al gran salón en el valhalla. Estos son la armada de los dioses, aquellos que lucharan junto a Asgard en el ragnarok. Eran seres tan complejos y difíciles de crear, solo podían ser invocados desde el salón donde resguardan su momento. La creación directa de uno, eso era algo aun más complicado de realizar. Algo que solo el padre y madre de todos, podrían realizar gracias a sus poderes irreales. Un don que incluso las deidades tienen difícil de conseguir.
Talvez sea por eso que Hades, el dios del inframundo griego, lo detesta tanto. El siendo un dios de la muerte, no soportaba el hecho de que Odín y Frigg sean capaces de devolver vidas, aun de forma temporal. No era algo que a el le agradara aun cuando son de panteones diferentes.
Talvez pueda usar eso a su favor en el futuro.
Pero eso no era importante ahora, sus einherjer eran imperfectos e inestables. No podían tener cinco segundos de vida, porque morían. Sus cuerpos no soportaban el nivel de descomposición, además de que sus almas volvían a Hel de forma inmediata. Por suerte su hija, la reina del Helheim, Hela, no se había dado cuenta de las acciones de su padre con las almas de su reino. Se armaría un tremendo problema por ello, pues su hija era demasiado protectora y territorial con los habitantes de su reino. Y no tenia tiempo ni humor para soportar otro de sus berrinches.
Por lo que ahora solo quedaba usar las últimas opciones, los anillos nibelungos. Aquellos que tenía en sus manos.
—El ocaso de los dioses se acerca padre—mencionaba Loki observando sus anillos—pronto mi destino va a hacerse realidad.
…..
Espada de Ygdrassil.
—¡Hmmm….!
Mai se levantaba alterada de su cama, pues un fuerte escalofrió sacudió su cuerpo de sorpresa. No sabía que pasaba, pero no era nada bueno. No con ese violento estremecimiento que la golpeo.
—¿No puedes dormir? —pregunto una chica a un lado suyo.
—Perdón por molestarte, Rossweisse—se disculpaba la morena sobándose la nuca preocupada—es solo que tuve un mal sueño.
Rossweisse, la nieta de la antigua y poderosa valkyria retirada, era compañera de Mai. No era una alumna, era una maestra. Pero al no tener una habitación preparada para ella, pues fue llamada de improvisto, tenía que compartir habitación con alguien de forma temporal. Siendo Mai la afortunada.
No era una mala chica a su opinión, pero si demasiado estricta y exigente para su edad. Pero una muy buena instructora.
—Bueno, es mejor que vuelvas a descansar. Seria lo apropiado—la valkyria volvió a acostarse y arroparse con sus sabanas—mañana será un día aun más pesado y no pienso tener piedad con ustedes.
Mai vio con una gota de sudor, como la peliplata tenía una gran facilidad par dormir. Solo le basto un segundo para caer en los brazos de Morfeo, eso era algo impresionante. Pero luego la imito, pues era verdad lo que dijo, el día siguiente seria muy pesado y debía aprovechar el descansar toda la noche. Aunque el mal augurio nunca se fue de su cuerpo.
Sentía que algo malo iba a pasar, no sabía que era, tampoco cuando ocurriría, pero pasaría. Tenia ese mal presentimiento.
Solo esperaba que salieran bien de esta.
…
En algún lugar de asgard, una de las tantas sacerdotisas völva estaba sentada en su lugar ceremonial, preparándose para dormir. Un ritual que siempre debían hacer antes de cerrar sus ojos y caer en el sueño habitual.
Pero de pronto, sus ojos brillaron de blanco, se quejaba aterrada por lo que veían. Gritaba aterrada y era escuchada por toda la torre.
—¡Ya viene! ¡ya vienen! —se sostenía la cabeza desesperada y aterrada— ¡mando esta cambiando! ¡fuego y cenizas para todos! —lloraba por lo aterrada que estaba— ¡se esta acercando! ¡la hueste final se esta liberando! ¡el ocaso de los dioses palidecerá ante este horror que caerá sobre todos! ¡es el fin!
Y al ya no poder soportar todo lo que veía, la sacerdotisa cayo desmayada. Siendo vista por quienes entraron a verla porque fue escuchada por todo asgard.
Algo muy malo se avecinaba y nadie sabía que era.
