-¡Juliana!-gritó Cass con desesperación, en dirección aquella casa que mantenía sus puertas cerradas-¡Por favor, habla conmigo! ¡Por favor!
Había sido una locura. El último año había sido una auténtica pesadilla desde que había ocurrido el incidente.
Su equipo Pokémon había sido requisado por las autoridades de la Liga Pokémon de Teselia, y su licencia como entrenador había sido revocada por los siguientes dos años, incluso había sido expulsado por la Academia hasta el próximo curso. Tal como dijo Levi que pasaría, pero como también predijo, las consecuencias, dentro de lo posible, no habían sido tan terribles para el futuro de Cass, primero por su edad, segundo porque Juliana había sobrevivido a la operación y tercero, en la investigación se determinó que si bien Cass era responsable por no haberse detenido, Juliana también fue parte responsable porque se involucró en una pelea entre Pokémon. Era una de las reglas básicas que todo entrenador debe cumplir: No involucrarse nunca en medio de una batalla entre dos Pokémon por mas fea que se vea la situación, porque un Pokémon siempre resistirá mejor cualquier golpe de otro Pokémon mientras que para un humano eso podría significar la muerte.
Pero, a pesar de todo, Cass lo sufrió mas de lo que hubiera pensado. Por mas que los hubiera usado como medio para un fin, sentir que le arrebataban a sus Pokémon, que con tanto esfuerzo había estado entrenado y preparando, fue como si le arrancaran parte de si mismo, en especial cuando le arrebataron a Ryujin, su Hydrapple.
¡Maldita sea! Había criado a ese Pokémon desde que era un pequeño Applin y lo encontró deambulando por la Colina Manzanar, el único compañero que conservó luego de su marcha de Noroteo para regresar a la Academia Arándano. Todo el viaje y esfuerzo lo hizo con él a su lado, pero Ryujin fue el que causó que Juliana resultara herida y por tanto, mas que cualquier otro, era el que debía permanecer lejos de Cass. Algo que para Cass fue difícil de encajar, al perder a su querido amigo y compañero, sin saber si algún día podría recuperarlo.
La vida de Cass había sido arruinada en todos sentidos, su reputación por los suelos, su expediente manchado, la pérdida de sus Pokémon, la decepción que tuvo que enfrentar de sus abuelos, sus padres y su hermana, su expulsión de la Academia Arándano...
Y todo eso se sumó al hecho de que no pudo ver a Juliana, ni una sola vez desde ése fatídico día. Y eso lo atormentaba mas que cualquier otra cosa.
Solo se enteró de su estado cuando el abogado de su familia le informó que no habría cargos de homicidio en su expediente debido a que Juliana había sobrevivido y más aun cuando su familia había decido no presentar cargos contra él. Aquel hecho lo marcó, Juliana había decidido no demandarlo a pesar de que casi moría por su culpa pero lo que mas...¡ella estaba viva!
Preguntó por ella, pero no quisieron informarle de nada, salvo la recomendación que se mantuviera alejado de ella. Pero Cass, tan joven y estúpido que era, hizo caso omiso ¡necesitaba ver a Juliana! ¡Necesitaba pedirle perdón! Y fue corriendo al hospital de Ciudad Porcelana, encontrándose solo con Jabari custodiando la puerta de la habitación. Ese día, Cass pudo experimentar lo que era ser arrojado por una ventana por el Psíquico de un Gardevoir, quién, al menos, tuvo la suficiente compasión por él para hacerle aterrizar sano y salvo a pesar de la caída libre. Cass nunca supo si fue realmente compasión o si simplemente Jabari no quería hacerle estar en el mismo hospital en donde estaba su dueña.
Y así fueron todos sus intentos de visitarla, siendo echado una y otra vez, si no era por uno de los Pokémon de Juliana, fue por sus padres, algo que Cass encontró aun mas aterrador que los Pokémon en si, y al final tuvo que desistir cuando amenazaron con involucrar a la policía sin importar los ruegos de Cass y sus incontables disculpas, Corín fue la que tuvo que ir a llevárselo a la fuerza de hospital ante su negativa de irse, y mantenerle retenido en casa, en Villa Versui.
Pero luego de que Juliana fue dada de alta en el hospital, Cass perdió todo rastro de ella...
Lo único que pudo encontrar de ella fue que se había tomado un descanso de la Academia Naranja y de las competiciones de todo tipo, además de no haber sido activa en ninguna de sus redes sociales. Fue como si literalmente hubiera desaparecido de la faz de la Tierra y Cass pudo comprobar con horror que no era capaz de encontrarla porque no sabía dónde vivía, nunca le preguntó al respecto, ni nadie tenía su número de teléfono para que él pudiera contactarla o no se lo quisieron dar.
Y fue un año entero sin saber absolutamente nada de ella, en donde él sufría de retorcidas pesadillas, de lo que pudo haber ocurrido, de su necesidad de pedirle perdón a la cara, de querer compensarla, perdió la cuenta de cuantas veces Corín tuvo que correr a despertarlo por estar gritando hasta dejarse la garganta ¡maldita sea, solo quería volver a verla!
Hasta que un día, Nerina le mandó un enlace...
Dicho enlace le llevó a una fotografía de la cuenta de la campeona Mencía, en donde podía ver a Juliana en una silla de ruedas, rodeada de sus padres y de varias personas que no conocía. El titulo de la publicación citaba "Primer día de rehabilitación: éxito rotundo!" junto a la casa de la chica.
Cass perdió la cabeza al ver aquella foto y ver a Juliana sentada en aquella silla ¡y en maldita rehabilitación! ¡¿Por qué nadie le dijo nada?!, y cometió la locura de su vida hasta ese momento. Tomar un avión él solo y hacer un viaje de 8 horas hasta Paldea, concretamente a Pueblo Cáhiz, para ir a ver a Juliana.
Y ahí estaba, tercer día que se presentaba en la puerta de su casa, rogando como un Growlithe abandonado para que ella le hablara. Pero ella nunca salió de la casa, él sabía que estaba ahí dentro, podía ver su silueta en la ventana de lo que supuso que era su habitación.
-Juliana...por favor...-rogó, exhausto de tanto gritar, apoyándose en sus rodillas con su respiración entrecortada.-Necesito decirte que lo siento...necesito que me perdones...necesito verte...necesito que tu...
Entonces escuchó un ruido proveniente de la puerta y alzó la cabeza, esperanzado, pero inmediatamente decepcionado al ver que figura que salía de la casa no era Juliana, sino de Lukka, su madre, seguida muy de cerca por Jabari.
-Creí haberte dicho que dejaras a mi hija en paz, Cass.-dijo la mujer una vez estuvo a unos pasos de distancia.
-Señora, yo...yo necesito hablar con Juliana...tengo que...
-Si, ya me lo has dicho, que necesitas hablar con ella pero ella no quiere hablar contigo, no es algo difícil de aceptar.-dijo con dureza, haciendo que Cass se encogiera de hombros, como si aquello hubiera sido un golpe directo pero sin querer rendirse, con la imagen fresca de ella en aquella fotografía en su silla de ruedas, insistió.
-Pero quiero ayudarla ¡se lo debo! Señora, solo quiero enmendar lo que hice. Juliana es importante para mi y...
-No se hace daño a la gente que te importa, Cass.-siseó con furia la mujer, callando al niño.-Mi hija casi muere por tu culpa, casi muere por alguien que ella llamaba su amigo. Casi pierdo a mi preciosa niña por ti, tuve muchas veces la preocupación de que un Pokémon se saliera de control y pudiera hacerle daño pero ¡nunca se me pasó por la cabeza que quién casi me la arrebata fuera un amigo suyo! Y ahora, mi niña está atrapada en una silla de ruedas, puede que nunca pueda volver a caminar, puede que nunca pueda volver a viajar como siempre le ha gustado hacer ¡le quitaste su vida!
Cass se mantuvo en silencio, con la mandíbula temblando, incapaz de encajar los golpes de aquella furiosa y angustiada madre, que lo miraba a los ojos con tanto odio por lo que pudo haber ocurrido. Pero se quedó ahí, aguantando porque era lo menos que se merecía.
-Vuelve a casa, y deja de molestarla. Si tienes un mínimo de respeto por ella, entonces te irás y la dejarás en paz. No eres su amigo, Cass, y sinceramente, dudo que lo hayas sido en algún momento.-sentenció la mujer, dándole la espalda para volver a su casa.
Cass no dijo nada, quedándose quieto en el sitio, en una silenciosa resistencia a marcharse, por mas que las palabras de Lukka, le hubieran vuelto a romper el corazón.
Pero él simplemente se negaba a rendirse, se negaba a aceptar que su vinculo con Juliana se había perdido. Mientras hubiera un resquicio de que su amistad seguía ahí, él quería aferrarse a ello con todas sus fuerzas. Él estaba determinado a recuperarla, hasta que fuera la propia Juliana la que destruyera por completo esa esperanza. Pero mientras se pudiera, él lo intentaría, todas las veces que hiciera falta.
La mujer echo un ojo al chico a través de la apertura de la cortina de su ventana, dando un suspiro resignado al ver que el chico se sentaba en el suelo, con las piernas cruzadas, y se quedaba viendo hacia donde estaba la habitación de su hija. Ese niño testarudo...
Cuando miró hacia las escaleras, justo vio a Jabari teletransportarse cuando ella se dispuso a subir los escalones.
Llegó en silencio al cuarto de Juliana, a oscuras, con las cortinas obstruyendo la luz del sol, como si de esa manera se estuviera protegiendo, pero pronto sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, encontrando primero la vacía silla de ruedas y la siguiente escena le oprimió el corazón.
Su pobre pequeña se encontraba en el suelo, recostada en el lomo de Koraidon, con Askari recostado frente a ella tomando su mano; Haiba, el enorme Arcanine de Hisui, tenia su cabeza apoyada sobre la espalda de Koraidon, con su hocico tocando la cabeza de Juliana; Genzaidon, el Cyclizar tenia la cabeza y una de sus patas en las piernas de Juliana intentando darle calor a su roto corazón; y para terminar Ogerpon, que se encontraba recostada cerca del pecho de Juliana, esperando su cuerpo hecho de plantas pudiera darle confort con sus propiedades relajantes. Todo su equipo rodeándola para trasmitirle su compañía y calor, siendo Jabari el último en unirse al recostarse detrás de ella y abrazarla por la espalda. Todos apretados por lo estrecho que era el cuarto en comparación a los tamaños de Koraidon, Genzaidon y Haiba, pero nada de eso parecía importar, ellos solo querían mantener abrigada y acompañada a su querida entrenadora.
Juliana tenía la mirada perdida en algún punto, insensible a todo pero al momento de sentir a Jabari abrazarla y tener el calor conjunto de su equipo a su alrededor, algo en ella se rompió, encogiéndose en si misma y empezando a sollozar, mientras en su mente retumbaba la voz rota de Cass, gritando su nombre.
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-¿Terapagos...?-preguntó Cass arqueando una ceja mientras alzaba la cabeza de un libro que leía al escuchar las palabras de Brie.
-Si, eso es lo que vamos a buscar en el Área Cero, al Pokémon legendario Terapagos-dijo con entusiasmo la profesora, sacando el libro de su ancestro.-Mi investigación va dirigido hacia el fenómeno de la teracristalización, y según los escritos dejados por mi ancestro, Eriad, muestra que se llegó a topar con un Pokémon cuyo cuerpo se compone casi por completo por los cristales que causan la teracristalización. Por lo que tiene sentido pensar que el origen del fenómeno de la teracristalización lo esté causando este Pokémon, Terapagos.
Cass parpadeó curioso ante esto.
-En realidad, tiene sentido.-susurró para si mismo aunque Brie llegó a escucharlo.
-No pareces muy sorprendido de esto.
-Creo que casi todos los fenómenos que hay en nuestro mundo son causados por Pokémon Legendarios.-señaló Cass mostrándole a Brie el libro que estaba leyendo.
-¿Qué es esto...?-preguntó Brie tomando el libro, viendo las diferentes ilustraciones y descripciones que había en este.
-Estaba buscando fenómenos que pudieran parecerse a la teracristalización, como tal no hay gran cosa, sin embargo, otros fenómenos que ocurren en otras regiones tienen algo en común; señalan el vinculo entre el Pokémon y su entrenador para poder ser realizado, y también casi todos tienen a un Pokémon legendario como principal causante de dicho fenómeno. Las megapiedras que hacen que algunos Pokémon tomar una forma mas avanzada de evolución de manera temporal, llamado megaevolución, producido por las energías de Yvelta y Xerneas en la región de Kalos. El fenómeno del Dinamax o Gigamax que hay en la región de Galar, que provoca que los Pokémon se vuelvan gigantes por la influencia del Pokémon legendario Eternatus. O los Cristales del fenómeno llamado Movimientos Z que hay en la región de Alola...
-Vale, vale, lo he entendido.-cortó Brie, un poco dolida de la falta de entusiasmo de Cass ante su descubrimiento ¡dichoso niño sabelotodo!.-Vale, todos los fenómenos del mundo están causados por un Pokémon Legendario nunca antes visto o registrado, pero ahora mismo nos centramos en Terapagos y en encontrarlo. Capturarlo podría resultar un paso gigante para desentrañar los misterios de la teracristalización.
-No sé hasta qué punto es sabio capturarlo-negó Cass con la cabeza mientras Brie le devolvía el libro.-Si Terapagos es el que está produciendo el fenómeno de la teracristalización, el capturarlo puede hacer que dicho fenómeno desaparezca.
-Los cristales han estado creciendo desde el interior del Área Cero desde hace mucho tiempo hasta empezar a aparecer en la superficie, y estos parecen ejercer el fenómeno sin que sea Terapagos el que dé la orden. Tal vez una vez creados, funcionen de manera independiente a su creador.
Cass no estaba seguro de ese razonamiento, por lógica si Terapagos era el que producía los cristales y estos cristales se estaban expandiendo significaba que se mantenían conectados a la voluntad de Terapagos. Y a Cass se le ocurrían miles de ejemplos que demostraban que era una mala idea el capturar a un Pokémon Legendario, de hecho, habían datos documentados en libros de los posibles desastres para el mundo si un Pokemon Legendario era capturado. Sin ir mas lejos, la sacudida que hubo en el mundo hace casi 20 años porque a un grupo de locos se le ocurrió la brillante idea de intentar expandir la tierra usando a Groudon, en la región de Hoenn.
Pero el caso de Terapagos quizá podía quedar bajo duda, debido a que, realmente, la teracristalización no parecía estar vinculado a los ciclos naturales como otros Legendarios, los otros fenómenos que Cass había mencionado tampoco estaban ligados al funcionamiento de la naturaleza.
Le daba un poco de miedo no saber a lo que podrían enfrentarse si capturaban a Terapagos o a las consecuencias que podrían darse si los cristales perdieran la conexión con su creador.
-Vale, entonces ¿Qué hacemos a continuación? Es decir, el Área Cero es enorme, encontrar a Terapagos no puede ser fácil cuando ya hubo gente de la Liga Pokémon que bajó allí y no lo encontraron.
-Los investigadores de la Liga Pokémon estaba mas pendiente de investigar a los Pokémon Paradox que a encontrar la causa de la Teracristalización. Nosotros tendremos que hacer varias expediciones ahí abajo para encontrar la guarida de Terapagos.
-¿De verdad piensas que seguirá ahí abajo luego de tanto tiempo?
-Absolutamente, está claro que debe tener su casa en algún lugar del Área Cero, debido a que es el lugar donde mas se producen los cristales.-señaló Brie.-Pero desde luego tiene que estar muy escondido...tendremos que entrevistar a las Campeonas Mencía y Noa, ellas estuvieron en el Área Cero, quizá algo de lo que vieron ahí abajo pudiera sernos de utilidad.
Cass reprimió un gemido de dolor ante la mención de aquellas dos mujeres que serían sus guardaespaldas en las expediciones. La Campeona Noa que estaba seguro que lo odiaba con cada fibra de su ser, aunque Cass no tuviera claro el motivo, y por otro lado...La Campeona Mencía, estaba loca de remate, sus Pokémon aun temblaban ante su mención, creo que todos tuvieron pesadillas con ella. Ambas eran fuertes, y por lo que sabe ambas estuvieron en el Área Cero al menos una vez, aunque no sabía qué era lo que llevaría a esas dos ir a un sitio que se supone que estaba prohibido todo acceso.
En especial porque los informes decían que si bien Mencía fue cuando ya llevaba mucho tiempo con el titulo, Noa era otra historia. Ella bajó al Área Cero cuando no era mas que una estudiante ¿para qué iría allí? De hecho...ahora que lo pensaba, ambas fueron a la vez ¿fueron juntas? ¿Por qué un par de adolescente irían solas ahí abajo? ¿Juliana tuvo algo que ver con ello...?
Entonces, el recuerdo de la anterior noche vino a su mente. La imagen de la mujer de impresionantes ojos rojos y cabello azul se hizo presente y Cass no pudo evitar apretar las tapas del libro que tenía entre manos ¿Quién sería ella?
"Ella era bastante guapa." pensó Cass con un ligero rubor en las mejillas.
-¿Pasa algo, Cass?-preguntó Brie al ver de repente al chico sumido en sus pensamientos y con cara de tonto.
-Oh, nada importante, estaba pensando cuando sería la primera expedición al Área Cero.
-Todavía tengo que arreglar el papeleo con el director Clavel antes de ponernos a ellos ¿Por que no aprovechas para ir a buscar a las chicas y pasas el rato con ellas? Sois de edades parecidas, seguro que os podréis llevar bien y eso sería fundamental para cuando estemos todos ahí abajo.
Cass apretó los labios y sospechaba que simplemente Brie estaba buscando echarlo a las fauces de las chicas, sea por el motivo que sea, pero ella quería que él se encontrara con ellas, lo intuía por esa extraña sonrisa que le estaba dando. Y francamente, no le apetecía nada pero viendo que no es que tuviera mucha elección, se levantó de su silla y salió de la biblioteca para encaminarse al Área Recreativa, no sabía dónde podría encontrar a Noa, pero sabía que si una loca de los combates como Mencía tenía que estar en algún lugar, sería allí, al acecho de su próxima victima. Arceus se apiade de la pobre alma desdichada que ella elija como presa.
Su teoría no tardó en confirmarse cuando vio algunos alumnos correr emocionados hacia la arena de combate del Área Recreativa, todos mencionando que un combate increíble estaba teniendo lugar. Uh ¿alguien estaba dándole batalla a Mencía? Con un poco de suerte sería Noa, y así las encontraría a las dos.
La luz del sol le cejó por unos segundos, luego de haber estado tanto rato en el interior de la biblioteca con la nariz metida entre libros, y cuando creyó que se estaba acostumbrando, se escuchó un estruendo y una nube de polvo se le echo encima.
Cass tuvo que cubrirse la cara y tardó unos segundos en atreverse a mirar lo que estaba ocurriendo.
Muchos alumnos animaban y daban gritos, haciendo aspavientos con las manos, totalmente extasiados por el combate como si estuviera teniendo lugar alguna importante competencia.
Cass se acercó, ahora movido por la curiosidad, abriéndose paso entre la gente para poder mirar de mas de cerca mientras sus oídos captaban los sonidos de colisión de los Pokémon que estaban luchando. Hasta que al fin pudo lograr llegar a la primera fila.
Sus ojos se abrieron y brillaron con intensidad.
En el lado del contrincante la vio, ese corto cabello azul ondeando entre el viento provocado por la última colisión, era algo que Cass ya había visto antes ¡era la chica de la noche pasada! No lo había soñado ¡ella era real!
-¡No me vas a vencer, no esta vez!-se escuchó el grito de Mencía, haciendo que Cass se diera cuenta, con asombro, que parecía estar contra las cuerdas ¿Alguien le estaba dando problemas a Mencía?
En la arena de combate se encontraba un Pawmot del lado de Mencía, y un Cyclizar por el lado de la misteriosa mujer, y al parecer el Cyclizar tenía la ventaja pues el pobre Pawmot estaba apoyándose en el suelo con una de sus patas mientras jadeaba.
-Aun no hemos terminado ¡no hemos dicho nuestra última palabra! ¡Brant! ¡Puño hielo!-indicó Mencía a su Pawmot, el cual, haciendo uso de su fuerza de voluntad, se incorporó del suelo y fue corriendo en dirección hacia el Cyclizar mientras una energía de hielo envolvía su puño.
La contrincante sonrió.
-¡Genzaidon! ¡Vasto Impacto!
¿Eh...?
Obediente, el Cyclizar se acercó a toda velocidad hacia el Pawmot, tan rápido que el pobre luchador eléctrico no fue capaz de verlo acercarse a tiempo para reaccionar y acabar recibiendo de lleno el impacto en medio de su cuerpo, causó que acabara siendo arrojado fuera de la arena de combate.
-¡Brant!-exclamó Mencía corriendo a ver el estado de su Pawmot, el cual se encontraba desmayado, dando por concluido el combate.
La chica vencedora, chocó esos cinco con la cola de su Cyclizar, antes de ponerse acariciarle la parte baja de la mandíbula. El Cyclizar parecía derretirse del gusto ante los mimos de su entrenadora. Cass no podía quitarle los ojos de encima mientras tragaba saliva, sintiéndose ansioso, escuchando los latidos de su desbocado corazón.
Genzaidon...
El nombre de ese Cyclizar es Genzaidon, y Cass conocía a la única persona en este mundo que usaría ese nombre para su Cyclizar...
Entonces, Mencía dio un enorme chillido que resonó tan fuerte como la última colisión dada entre los Pokémon, se dio la vuelta y corrió como una loca hacia su contrincante, cruzando a toda velocidad todo el campo de batalla. La mujer, con una sonrisa resignada, solo abrió los brazos y permitió que Mencía la embistiera como si de un Tauros se tratara.
Mencía, mas alta que la otra, abrazó con fuerza la cintura de la chica, riendo como una loca y dando vuelta sobre ella misma. La otra mujer también se reía, alegando que se estaba mareando con tantas vueltas. Mencía se detuvo, solo para comenzar a llenar de besos la mejilla de la chica, que no podía parar de reír y empujarla intentando que le diera algo de espacio. Genzaidon por otro lado, recogió al ya reanimado Brant con su cola, y ambos sonreían al ver a sus humanas tan contentas.
Cass, con una gota de sudor recorriendo su frente, dio un paso al frente con la mirada fija en la chica que estaba atrapada entre los brazos de Mencía, fue suficiente para que la campeona detuviera su sesión de besos y se percatara de su presencia.
-¡Ahí estás!-exclamó de repente con un tono de absoluta alegría, antes de tomar a la chica de la mano y tirar de ella para ir juntas hacia donde estaba Cass, quién sintió un escalofrío recorrerle la columna en cuento vio aquellos ojos rojos clavarse en él.-¡¿Dónde te metiste anoche?! ¡Desapareciste justo cuando estábamos por tener otro combate!
-No...yo...-balbuceó Cass apenas pudiendo apartar la mirada de la chica de cabello azul.
-¡Por todos los...! Te busqué por todas partes porque quería darte una sorpresa ¡algo que estaba segura de que te encantaría!-exclamó Mencía emocionada.-¿Te acuerdas que nos interrumpió una llamada? ¡Bien pues, fue esta preciosidad la que me llamó para nada mas y nada menos decirme que había vuelto!
Entonces Mencía dio un tirón a la chica, plantándola frente a Cass. Oro y escarlata hicieron contacto y ambos quedaron con la boca abierta contemplando al otro como si acabaran de ver a un fantasma.
-¡Juliana, te presento a Cass, es el estudiante de la Academia Arándano que vino con la profesora Brie! ¡El Campeón ni mas ni menos! ¡Es uno de tus más grandes fans y se moría por conocerte! ¡¿A que es genial, Cass?! ¡Has podido conocer a Juliana antes de lo esperado!
Cass solo pudo sentir que toda la sangre se le iba hacia los pies al escuchar el nombre de la chica, confirmándose lo que estaba sospechando pero ¿era real? ¿ella era Juliana? Volvió a mirar aquellos ojos rojos, tan diferentes a los ojos castaños que estaban en sus recuerdos, sin embargo, ése brillo era inconfundible para Cass y, sobre todo, el ver que aquellos ojos le decían que también le reconocían, empezando a tornarse tensos.
Cass no pudo evitar sentir que una cálida dicha se instalaba en su pecho, sintiéndose de nuevo como aquel inocente niño del Festival de Máscaras en Noroteo. Es ella ¡de verdad es ella! ¡Es Juliana! Erguida sobre sus dos piernas, fuerte y sana. Tuvo de repente la necesidad de tantas cosas, quería lanzarse abrazarla con todas sus fuerzas y nunca volver a dejarla ir, quería reír de alegría por haberla encontrado y verla tan bien, quería preguntarle dónde había estado, qué hizo todos esos años, qué estaba estudiando, quería acariciarle la cara y comprobar que era real, que no era otro de sus sueños, quería llorar de puro alivio de ver que podía caminar...quería, quería, quería, quería tantas cosas...
Tanto caos se había desatado dentro de Cass que no fue capaz de articular ni una sola palabra, una temblorosa sonrisa empezó asomar por su rostro y fue alzando la mano para dirigirla hacia ella, deseando tocarla...
-Juliana...-susurró con un tono bañado en pura emoción.
Juliana pareció reaccionar al escucharlo, pero no precisamente por él porque Cass vio que ella se distraía mirando por el rabillo del ojo...antes de ponerse en alerta.
-¡CUIDADO!-gritó ella dándole un fuerte empujón, justo a tiempo para que Cass pudiera ver que entre ellos pasaba a toda velocidad lo que parecía ser una Bola Sombra.
Cass cayó sobre su trasero, totalmente desconcertado por lo que acababa de pasar viendo la abolladura que el movimiento había causado en el muro que se encontraba a lo lejos ¡¿Pero qué demonios...?!
-¡Noa! ¡Por todos los...! ¿En qué estabas pensando?-escuchó a Juliana gritar, y cuando Cass fue a mirar hacia donde ella lo hacía, pudo ver la figura de Noa parada a unos metros con un Umbreon justo a su lado.
-Lo siento, lo siento, ha sido un accidente.-se disculpó ella mientras se acercaba a ellos, mas su tono de voz evidenciaba que no estaba en absoluto arrepentida.-Estaba practicando un movimiento con Galán, y me temo que el pobre no apuntó donde debía.-dijo esto último lanzándole una mirada de muerte hacia Cass.
"Esta mujer me odia con todas sus fuerzas." pensó Cass con un escalofrío recorriendo su espalda.
-¡Caray, Noa! Ten mas cuidado ¡podrías haber hecho daño a alguien!-protestó Mencía, ganándose una mirada por parte de todos, apenas pudiendo creer que de verdad se hubiera creído eso.
-Hey ¿estás bien? ¿Puedes levantarte?-preguntó entonces Juliana, ofreciendo su mano a Cass para ayudarlo a levantarse.
Cass la miró volviendo a sentir ese pequeño vuelco en el corazón cuando sus ojos conectaron una vez mas. Tímidamente tomó su mano, apenas cuando sus dedos rozaron con los de ella sintió una corriente eléctrica recorriéndole por todo el cuerpo y sus ojos le picaron, como si volviera a ser aquel niño de trece años que solo quería llorar de alegría de volver a ver a su amiga.
De un tirón, Juliana le hizo levantarse del suelo, sin perder el contacto visual, pero una vez hecho, sus manos no se separaron, al menos Cass no quiso dejarla ir pero justo cuando iba a saludarla, ella se le adelantó.
-Oye, niño ¿Qué estás mirando?
Cass sintió en ese momento que el corazón se oprimió.
CONTINUARÁ.
