Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es JonesnInDaHood, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to JonesnInDaHood. I'm only translating with their permission.


Capítulo 27

~BPOV~

Estoy volando alto.

Literal y figuradamente.

Bean está acurrucado contra mí en primera clase, girando un mechón de mi cabello entre sus dedos con una pequeña sonrisa pícara en su rostro. Me siento transparente bajo su mirada. Él me ve de verdad.

Quizás no. Probablemente sea el vodka que pedí, entregada por una asistente de vuelo amigable con una sonrisa luminosa y blanca y un cabello perfectamente recogido.

Eso o el Xanax que mi doctor me prescribió una vez que le expliqué el terror que le tengo a volar.

Ingerí la píldora blanca y amarga después de llegar al aeropuerto. No estoy segura de por qué no quise que Bean supiera de mis nervios asociados a volar, pero estoy segura que tiene que ver con el hecho que odio parecer débil frente a las personas. Las huidas constantes a todas sus insinuaciones eran la peor señal de fragilidad.

El Xanax ayuda. Me ayudó a evitar que saliera corriendo con miedo del aeropuerto. Me ayudó a abordar el avión. Y ahora se ha infiltrado aún más en mi sistema, arrancando de raíz algunas confesiones que ya no están tan ocultas.

—Eres tan increíble.

Bean sonríe ante mis palabras, y entonces besa la esquina de mi boca. Sonrío contra su beso, inhalando su aliento a menta y chocolate. No le toma mucho tiempo a Bean descifrarme.

—Estás completamente drogada.

—Quizás… pero siempre me siento ligera y libre cuando estás cerca.

Mis confesiones se escapan de mis labios sin mi permiso. Son absorbidas por su respiración acelerada y entonces soltadas con una suave risita. Esas palabras dan vueltas en el aire filtrado, y alrededor nuestro. Bean me encuentra graciosa, aprovecha esta oportunidad para hacerme preguntas, aprovechando las respuestas que normalmente mantendría guardadas dentro de mí.

—¿Qué es lo primero que quieres hacer cuando lleguemos a Nueva York, Sunny?

¿La primera cosa que quiero hacer? Hay solo una cosa que quiero hacer, más que nada. Es algo con lo que he fantaseado, anhelado, y ansiado desde esa noche que fuimos atrapados desnudos en la playa.

—A ti. Te quiero a ti, Bean.

Bean jala mi cabello, girándolo alrededor de su dedo. Sus ojos color verde espuma de mar brillan al mirarme, y Bean es como un niño que acaba de aprender a montar una bicicleta sin ruedas de apoyo.

—¿Eso es lo que realmente quieres, Sunny? Es todo en lo que he pensado —confiesa, calentando mi cuerpo con su mirada ardiente—. Esa noche en la playa… Lo hermosa que estabas. Todo lo que deseaba estar contigo.

—No habrá guardias de seguridad que te detengan una vez que lleguemos al hotel.

—Es verdad —susurra, y entonces me da una sonrisa diabólica—. ¿Eso quiere decir que no podemos usar esposas?

~G~

La ciudad de Nueva York es increíble.

Hay una infinidad de restaurantes, luces y personas. Tantas personas. La ciudad está viva con el repiqueteo de suelas golpeteando contra las aceras, las bocinas que suenan en las intersecciones, y el tintineo de las campanillas de las bicicletas que pasan a nuestro lado. El ajetreo y el bullicio me recuerda un poco a Los Ángeles, pero solo un poco. Las personas aquí parecen más decididas en sus pasos mientras se amontonan en las aceras.

Lo asimilo todo al lado de Bean en el asiento trasero de la SUV que nos recogió del aeropuerto. Sus manos raramente han abandonado la curva de mi cuello, mi cabello, mi cintura, o cualquier parte inocente de mí desde que aterrizamos.

La corriente de sus dedos al rozar cerca de mi clavícula es un adelanto de lo que vendrá una vez que lleguemos al cuarto. Mentiría si dijera que no estaba emocionada y nerviosa. Esto no es algo improvisado. Todo nuestro viaje aquí fue planeado, a kilómetros y kilómetros sobre la Tierra.

«Dudo que siquiera lleguemos a la cama», susurró en un momento.

«¿Dónde lo haríamos si no? ¿Si no es en la cama?», había preguntado, mi susurro lleno de risitas seguido por jadeos de emoción.

«Contra la pared, la ventana, el suelo», había respondido él, enterrando las palabras al capturar mis labios.

Soy sacada de mis pensamientos sucios por el tenor profundo de la voz del chófer.

—¿Se encuentra aquí de vacaciones, Sr. Masen? —pregunta, observándome por el espejo retrovisor—. Ha pasado un tiempo. La ciudad lo ha extrañado.

—Estoy aquí por negocios, pero espero terminar rápidamente así puedo pasar tiempo con Sunny mientras estamos aquí.

—Soy Sunny.

Me presento a mí misma innecesariamente, devolviéndole la sonrisa que me da en el reflejo del espejo. Em debe conducir rutinariamente a Bean mientras se encuentra en Nueva York. Han tenido una conducta despreocupada durante nuestro viaje, riéndose mientras intercambian viejas historias de las veces que habían salido juntos de fiesta en el pasado. El amigo de pelo rizado y con hoyuelos profundos me da la sensación, de que Bean ha estado fuera de la escena de las fiestas durante bastante tiempo.

—Soy Emmett. Viejo chófer de Edward 'Bean' Masen, y hemos sido amigos por incluso más tiempo que eso.

—Edward ¿eh? —Pincho el costado de Bean—. Se ha develado el secreto.

La sonrisa de Bean se vuelve tímida. Ya sabía su nombre por sus divagaciones fuera de mi casa en Cali, pero él no lo sabe. El brazo que casualmente había estado relajado detrás de mi reposacabezas de repente desaparece de mis hombros mientras él mueve su cuerpo para mirarme. Vuelve en un instante, esa mano suya, abriéndose paso entre mi cabello oscuro.

—¿Es un nombre tonto, no?

—¿Qué? ¿Bean?

—No, Edward. —Se ríe de mi error fácil, y entonces niega con la cabeza. Me encanta su risa, tan despreocupada. Echa su cabeza hacia atrás un poco cuando se ríe, y entonces la baja, casi tímidamente, como si estuviera avergonzado por el sonido de su propia felicidad desenfrenada. Puede que él sea Edward o Sr. Masen para todos los demás, pero para mí… él es Bean.

—Edward… no, Edward no es tonto —le digo, mi voz suena considerada y reafirmante—. Es un nombre fuerte y noble con muchos hombres maravillosos asociados a él.

Pero, aún me gusta más Bean.

—¿Fuerte y noble, eh? ¿Cómo quién? —pregunta, su voz rebosante de diversión y curiosidad.

—Eh, bueno. Edward Rochester para comenzar.

—Edward Manos de Tijeras —comenta, pinchándome en las costillas y moviendo los dedos.

Al ser extremadamente cosquillosa, me desmorono a su lado, teniendo un ataque de risa. Esta se desvanece una vez que se detiene y me jala hacia él. Sus labios cálidos reciben los míos y ya no me desmorono. Me derrito contra él, separando mis labios para su lengua expectante. Mi vientre se contrae una vez que ha ingresado, y él sabe tan bien. Gimo con cada caricia de su lengua, mi voz incoherente suavemente admite lo buen besador que él es una vez que se aparta. Deja un camino de besos, deteniéndose bajo mi oreja. Mi piel estalla en llamas cuando me susurra al oído.

—Voy a besarte en todas partes. ¿Quieres saber cuándo?

—¿Cuándo? —cuestiono, mis mejillas ardiendo al recordar que Em se encuentra al volante. Finge estar ocupado estacionando el coche. Es entonces cuando me doy cuenta que hemos llegado al hotel. Mis palmas de repente comienzan a sudar por los nervios y la anticipación. El Xanax ya se ha esfumado, pero noto que no necesito de nada para calmarme. No quiero calmarme.

Estoy hambrienta.

Muerta de hambre.

—Muy pronto, Sunny. Muy pronto.


Xanax: nombre comercial para el alprazolam.


Subi un OS ayer llamado I Want You To por si quieren leerlo :)

¡Hasta el próximo!